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Una mordaz crítica social disfrazada de juguete teatral en tono cómico de Rafael de Santa Ana. En ella, el autor nos relata paso a paso y a través de numerosas situaciones de enredo el revuelo que se produce en una familia en apariencia decente a raíz del nombramiento de su patriarca como ministro de gobernación.
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Seitenzahl: 46
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Rafael de Santa Ana
CAPRICHO CÓMICO
en un acto y en prosa ORIGINAL DE Estrenado en el TEATRO LARA el día 21 de Marzo de 1907
Saga
La cabeza del ministro
Copyright © 1907, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726686401
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
www.sagaegmont.com
Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
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La escena en Madrid.—Época actual
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Las indicaciones del lado del actor
La escena representa gabinete despacho del secretario del ministro don Abdón de León. Una puerta en cada primer término. Balcón al foro derecha. Estantería y mesa-ministra á la izquierda. Aparato telefónico y de tímbres encima de dicha mesa, escribanía, carpeta, libros, períódicos, etc. Al lado del balcón, velador y encima una bandeja con botella, con agua y copas. Sofá, sillería tapizada. Alfombra Aparato de luz eléctrica. A la derecha en el segundo término deben hallarse enelavadas unas poleas higiénicas y encima de una banqueta unas pesas pequeñas.
blasa y saturo limpían el polvo
Blasa ¡Vaya una idea que ha tenido el señor de traer estos aparatos al despacho de su secretario!
Sat . Es que desde que es ministro, le gusta hacer gimnasia aquí mientras despacha. ¡Sí que hemos tenido suerte con que nombren ministro al señor!
Blasa ¿No lo había sido ya?
Sat . Nunca.
Blas ¡No te das tú poca importancia!
Sat . ¡Já, já, já! ¡Chiquilla, mira que hemos tenido suerte conque nos hagan ministros!
Blasa ¡La mar!
Sat . Por todas partes nos llueven las propinas.
Blasa Y las recomendaciones…
Sat . Remuneradas.
Blasa Yo he colocado á mi padre de portero del Ministerio.
Sat . Y yo á mi hermano en Hacienda, con seis mil.
Blasa ¡Qué barbaridad! ¿Qué has colocado á seis mil?
Sat . ¡Tonta! Con seis mil reales.
Blasa ¡Ah!
Sat . ¡Nada, que como esto dure, hacemos el caldo gordo! ¿Eh? Alguien viene.
Blasa ¡Ay, debe ser el señorito Roberto!
Sat . Parece que te alegra.
Blasa ¡Qué malicioso eres!
Sat . ¡No, que me chupo el dedo!
dichos y españa que traerá una abultada cartera de á folio
Esp . ¡Hola, señores!
Sat . ¡Buenos días, señorito! Muy abultada trae usted hoy la cartera.
Esp . Como que á don Abdón se le ha abierto de pronto la válvula y dicta más disposiciones que el Tostado. ¡Adiós, Blasilla! ¿Te has quedado muda?
Blasa Es que hay veces que vale más no hablar.
Esp . (Acercándose. ) ¡Vamos, tontilla!
Sat . ¡Ejem, ejem! (España y Blasa se separan con afectada indiferencia. )
Esp . ¿Y el jefe? (Se sienta ante la mesa. )
Sat . Aún no ha llamado.
Blasa ¡Como se acuesta tan tarde!
Esp . ¡La maldita política!
Blasa Pero, oiga usted, don Roberto, ¿quién inventó la política?
Esp . Pues debió de ser Caín en un momento de aburrimiento, por lo visto.
Sat . ¡Qué cosas tiene el señorito!
Esp ¡Pero, hombre! Aquí me faltan periódicos...(Rebuscandolos. ) El País y España Nueva.
Sat . Es que la señora ha dispuesto que se rompan en cuanto se reciban.
Esp . ¿La señora?
Sat . ¡Qué entienden las señoras de política! (Saca de debajo del chaleco dos periódicos. ) Aquí tiene usted un ejemplar de cada uno que yo escondí...
Blasa ¡Hombre, me gusta!
Sat . Hay que servir á la causa de la libertad, como dice el señor en todos sus discursos.
Esp . Este es un buen liberal.
Blasa Un hereje es lo que es éste.
Esp . ¡Vaya! Déjenme trabajar, que hoy es día de mucha faena. Además, el ministro de Instrucción pública vino conmigo y se entró derecho al cuarto del jefe.
Sat . ¡Caramba! Ya me habrá llamado.
Esp . Y que conviene que esté usted por allí...
Sat . ¡Digo! (Vase por la derecha precipitadamente quitándose el mandíl. )
dichos , menos saturo
Esp . ¿Y las señoritas en la iglesia, como todos los días?
Blasa Por no variar. ¿A que no se ha acordado usted de lo de mi prima la maestra?
Esp . ¿A que sí?
Blasa ¿La recomendó usted?
Esp . Algo más: ya tiene plaza. Conque ya ves si me he acordado de tí: en cambio tú te olvidaste de que te esperaba y me diste un plantón en balde, de unas dos horas.
Blasa ¿De veras?... ¡Ay, me parece que es la señora! (Medio mutis. )
Esp . Pero...
Blasa El domingo no faltaré. (Vase por la derecha y á poco entra de nuevo con doña Socorro y Clemencia. )
doña socorro , clemencia y blasa . españa sentado á la mesa
Esp . ¡Qué chica esta! (