La depresión postparto - Nathalie Nanzer - E-Book

La depresión postparto E-Book

Nathalie Nanzer

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Beschreibung

Convertirse en madre es un acontecimiento fascinante en la vida de una mujer. Sin embargo, las numerosas conmociones que lo acompañan sumen a veces a la madre, que está particularmente sensible y emotiva, en un estado de desesperación y angustia y la dejan desamparada frente a su nuevo rol. Cuando la felicidad tan esperada no llega, la culpabilidad y la vergüenza la invaden y la encierran en el silencio y la soledad. Una de cada ocho mujeres sufre un estado depresivo real en el año que sigue al nacimiento: La depresión postparto. -¿Cómo puede este "feliz acontecimiento" transformarse en depresión? -¿Cuáles son las mujeres con mayor predisposición? -¿Cómo se manifiesta La depresión postparto y cómo diferenciarla de la emotividad natural de este período o del baby blues? -¿Los padres pueden también ser víctimas de esta depresión? -¿A quién hay que consultar y qué terapias existen? -¿Por qué esta enfermedad es tan poco conocida? Todas estas preguntas se abordan en este libro con un lenguaje accesible, sin eludir una rica documentación clínica y científica. Está dirigido a las madres o futuras madres, a su pareja, a los padres, a las personas cercanas a ellos, y a los profesionales de la salud, que encontrarán informaciones y pistas para comprender, ayudar y orientar mejor a sus pacientes.

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Colección Con vivencias

42. La depresión postparto

Título original: La dépression postnatale. Sortir du silence. 2009, Éditions Favre, Lausanne

Traducción de Antonia Llairó y Anna Llairó

Primera edición impresa: mayo de 2015

Primera edición: octubre de 2015

© De la edición original en lengua francesa: 2009, Éditions Favre, SA, Lausanne, Suiza

© De esta edición:

Ediciones OCTAEDRO, S.L.

Bailén, 5, pral. — 08010 Barcelona

Tel.: 93 246 40 02 — Fax: 93 231 18 68

www.octaedro.com — [email protected]

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, <www.cedro.org>) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

ISBN: 978-84-9921-742-0

Fotografía de la cubierta: Ingimage

Diseño de la cubierta: Tomàs Capdevila

Realización y digitalización: Editorial Octaedro

A mis abuelos Irma y Georges

A mis padres Lilian y Jean Claude

PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA

Es para mí una gran satisfacción escribir el prólogo a la edición española para este valioso libro, que trata de la depresión postparto, problema que afecta a un tanto por ciento elevado de la población, pero que, como dice la doctora Nanzer, detectado y tratado a tiempo suele tener una evolución satisfactoria. Sin embargo, a menudo pasa desapercibido y por lo tanto sin diagnosticar ni tratar. En este caso tiene tendencia a permanecer, empeorar y, en la medida en que afecta las relaciones interpersonales, altera la evolución del hijo.

Desde las primeras páginas del libro notamos que el objetivo de la autora es dar a conocer este problema a fondo, de manera que no pase desapercibido, sino que, por el contrario, sea detectado, diagnosticado y tratado a tiempo. Así se puede evitar el sufrimiento del paciente, las consecuencias en el hijo, en la pareja y en el entorno de la persona que los sufre.

La autora describe, como núcleo central del problema depresivo, un conjunto de sentimientos que suelen darse especialmente en relación al primer hijo. Se trata de inseguridad, dudas, temores, sentimientos de culpa y vergüenza, que hacen sentir a la madre poco capaz, desacertada e incluso «mala madre». Estos sentimientos corresponden a una imagen negativa de ella misma, que la empuja a aislarse, cerrarse en el silencio y esconder su malestar. Este estado de ánimo dificulta, además, que la madre se decida a consultar.

Es emocionante la determinación con que la doctora Nanzer estudia los orígenes de estos sentimientos de vergüenza y de culpa, y transmite formas de ayudar a la madre a colocarlos en su justo lugar. Afirma que la depresión postparto es una enfermedad real y que es importante que la madre tenga claro que ella no es culpable del trastorno, de la misma forma que tampoco lo sería de cualquier otra enfermedad que pudiese contraer. Superar los sentimientos de culpabilidad y de vergüenza ayuda a la madre a atreverse a expresar su malestar, sus dudas y sus temores, y en esta forma «salir del silencio». Considera que este es el primer paso para llegar a la detección precoz y consecuentemente al tratamiento.

En muchas ocasiones el entorno, no solamente no estimula a la madre a buscar ayuda, sino que incluso puede ser un factor que desanime la intención de realizar esta consulta. Esto sucede cuando, creyendo favorable tranquilizar a la madre, se quita importancia a su problema, se banaliza, se descarta la necesidad de consultar y se mantiene la situación estancada. La doctora Nanzer subraya la gravedad de la banalización, tendencia que entorpece una atención correcta al problema y que puede tener consecuencias graves.

Un capítulo que me parece muy importante de este libro es el de la depresión del padre en relación al embarazo de la pareja o al nacimiento de un hijo. Este cambio tan importante en la vida de un hombre, como sucede también en la vida de la mujer, obliga a una reorganización personal y de la identidad que incluye el desarrollo de nuevas capacidades y de nuevas formas de relación interpersonal; el fracaso en estos reajustes puede desembocar en un estado depresivo.

La depresión del padre ha sido frecuentemente desconocida o negada. Incluso, la fachada defensiva del problema, que puede cobrar tintes maníacos, puede confundirse con bienestar y alegría. La doctora Nanzer describe en forma muy clara el círculo vicioso que a menudo es el núcleo central de la depresión del padre: la madre está absorbida por su bebé con lo que el padre puede hallarse –y no solamente sentirse– excluido, solo, poco válido, relativamente innecesario, deprimido. Y esto, si no consigue participar en la relación entre su esposa y su hijo, lo puede conducir a aislarse, a hacer la vida por su cuenta, lo cual puede entenderse como desinterés. La doctora Nanzer presenta este tema también en forma muy completa, describiendo toda la trayectoria, desde las vicisitudes de la evolución, los factores que predisponen a la depresión, hasta las gestiones terapéuticas necesarias para salir de ella.

Cada capítulo de este completo libro aporta nuevos conocimientos en el área correspondiente. Así, el capítulo sobre tratamientos es realmente una amplia orientación sobre posibilidades terapéuticas muy variadas según las características del cuadro clínico. Describe las posibilidades que ofrecen las distintas medicaciones, el amplio abanico de los enfoques psicoterapéuticos, así como también las diversas formas de hospitalización. No falta, además, el importante apartado de las limitaciones y de las contraindicaciones de las herramientas terapéuticas.

Me parece muy importante y creativo el estudio que nos ofrece la doctora Nanzer sobre aportaciones terapéuticas no específicamente profesionales, pero que pueden ser muy valiosas, es decir, elementos terapéuticos que pueden hallarse al alcance de la persona afectada, en su entorno familiar o social, pero más allá de la atención profesional.

Valoro también mucho los otros capítulos del libro, a los que no me referiré separadamente, todos ellos con aportaciones muy válidas, difícilmente halladas en la literatura correspondiente.

Lo que nos ofrece la autora en este libro no es solamente ampliar conocimientos sobre este problema, sino que estimula una forma distinta de escuchar, una atención y una acción que son terapéuticas. Esto convierte el libro en una obra magistral.

Resulta evidente que la doctora Nanzer escribe desde su propia y amplia experiencia clínica e investigadora. El libro es agradable de leer, escrito en un estilo claro, matizado, didáctico. Trata cada área en una forma muy completa, comenzando por las experiencias vividas en la infancia por la persona susceptible de contraer la enfermedad, hasta el momento actual, la maternidad. Como introducción a lo que es el núcleo central del libro, describe las sucesivas etapas en la evolución, que significan cambio y reorganización en la vida de la mujer –y del hombre– y la influencia de esta reorganización sobre las etapas posteriores, por ejemplo, generando predisposición a la depresión o predisponiendo a mayor tolerancia ante las dificultades vitales.

A lo largo del texto encontramos viñetas clínicas muy claramente relatadas, frescas, ilustrativas de lo que va explicando y que facilitan reconocer estas situaciones en el entorno social de cada persona. Hallamos también cuadros sinópticos que esquematizan y organizan los temas. También son útiles los listados que reúnen en un recuadro todos los datos de un determinado campo.

El libro va dirigido a madres y padres, profesionales de distintas especialidades y personas en general interesadas en el problema. Interesará a las madres y a los padres en cualquier punto en que se encuentren en relación a la maternidad/paternidad, tanto si han tenido alguna experiencia personal en relación a la depresión, como si han tenido la suerte de no verse afectados por el problema. Es evidente que saber más de él y poder reconocerlo es de utilidad para ellos y también para su entorno familiar y social.

Para terminar me queda solamente el deseo de que los lectores de este libro lo disfruten tanto como yo lo he disfrutado.

Eulàlia Torras de Beà

Barcelona, 5 de febrero 2015

AGRADECIMIENTOS

Me gustaría dar las gracias a todas las personas que directa o indirectamente han participado en la concepción, embarazo y parto de este libro.

Paco Palacio: un padre. Todos estos años de colaboración y tu pasión por la docencia han contribuido ciertamente a mi deseo de transmitir. Tus ideas y teorías me han acompañado a lo largo de este embarazo. ¡No podía desear un padre más generoso para este recién nacido en el que, creo, te podrás reconocer un poco!

Bertrand Cramer: un abuelo. Sus clases y sus libros me han hecho descubrir y amar la psiquiatría infantil. Usted me abrió la puerta de la Guidance Infantile y ¡ya no he vuelto a salir de ella! Los «escenarios» que dan lugar a las fantasías siguen transmitiéndose a través de las generaciones…

François Ansermet. Tu confianza y tu apoyo como jefe de servicio me han permitido lanzarme en este ambicioso proyecto. Tu interés en la perinatalidad me ha ayudado a proseguir este período… sin demasiado «estrés».

Karim Mouzoune. Tu colaboración en la redacción, tu coaching y tu ternura han sido valiosos. Me has sostenido a lo largo del embarazo y del parto sin soltarme nunca la mano.

Mis pacientes, los padres de mis pequeños pacientes, las mujeres que han participado en el estudio. Vuestras emociones y vuestra confianza me han enriquecido y han inspirado este libro.

Sonia Cagnazzo. Tu ayuda y tu implicación en nuestras investigaciones sobre la depresión perinatal han sido y continúan siendo valiosísimas.

Mis colegas y amigos que han tenido la paciencia de releer y la franqueza de criticar este trabajo.

Y todos los demás que no puedo citar aquí pero a quien no olvido.

La autora y el editor agradecen a Sandra Weber-Bruner, periodista, haberles permitido conocerse y realizar este libro conjuntamente.

PRÓLOGO

Es para mí un gran honor y un enorme placer escribir el prólogo de este libro. Nathalie desarrolla en él de forma magistral, con estilo claro, preciso y profundo, un tema de importancia fundamental: la depresión postparto. Esta enfermedad concierne tanto a los profesionales de la salud como al conjunto de la población. Con la finura y la sutileza que le caracterizan, Nathalie Nanzer muestra igualmente cómo este problema afecta también a los hombres en el momento en que se convierten en padres y expone las características clínicas especiales de la depresión postparto en los hombres.

Sin duda, la depresión es un tema crucial y no solo para la salud mental. Según los estudios de la Organización Mundial de la Salud, el 50 % de las personas que consultan al psiquiatra y al psicólogo presentan alguna forma de depresión. Entre el 10 y el 15 por ciento de los pacientes deprimidos desarrollan síntomas funcionales y frecuentan regularmente las consultas de los médicos de familia. Contrariamente a lo que los psiquiatras han pensado durante largo tiempo, la depresión afecta también a los niños y ello desde su más tierna infancia. En los bebés, está a veces relacionada con la depresión materna.

Más allá de la enfermedad, la «depresividad» es parte integrante de la condición humana. Tiene tendencia a manifestarse con más fuerza en las etapas clave del desarrollo que se suceden desde que uno es bebé hasta que es mayor. Respecto a esto, tiendo a decir que aquel que no siente las manifestaciones de esta depresividad en ciertos momentos de su existencia presenta sin duda problemas de personalidad o de carácter aún más graves, que implican un sufrimiento no solo para él mismo sino también para su entorno. La doctora Nathalie Nanzer muestra ampliamente en su libro que ni la depresividad ni la depresión son motivo de verguenza y que se trata de «sacarlas del silencio», tal como lo subraya el título de su libro.

Psiquiatra de adultos pero sobre todo psiquiatra de niños, la doctora Nanzer, con quien he tenido el placer de trabajar durante largos años, señala en el primer capítulo que se trata de un incidente frecuente (del 13 al 15 % de los partos) en el proceso de desarrollo de la identidad parental.

En continuidad con el primer «duelo de desarrollo» de la adolescencia y de la renuncia a una identidad de niño, el «duelo de desarrollo» que genera el acceso a la parentalidad implica vivencias de pérdida y perturbaciones aún más importantes de la autoestima. Empujado por la presencia concreta del bebé, el sujeto debe ahora renunciar al lugar de niño que ocupaba en relación a sus propios padres. El adulto es propulsado hacia un nuevo rol, el de padre. La identificación con las funciones parentales, y especialmente con aquellas del progenitor del mismo sexo, implica para la madre el reconocimiento de los aspectos positivos de su propia madre: nutricia, cuidadora, protectora, etc. Pero por otra parte, se reactivan todas las reivindicaciones o reproches enmascarados en relación a esta misma madre, así como la culpabilidad generada por estas críticas. Estas problemáticas son, en grados diversos, muy frecuentes en el desarrollo de los padres jóvenes; el 15 % de ellos serán fuente de una verdadera depresión clínica, pre o post parto. Hemos podido observar que entre el 60 y el 70 % de las madres que consultan por trastornos funcionales de su bebé de cero a tres años (problemas de sueño, de alimentación, de control de esfínteres, etcétera) presentan, en la escala de Beck, una depresión de ligera a media. Esta tasa alcanza casi un 80 % cuando los bebés presentan trastornos del comportamiento tales como agresividad, rabietas, oposición, etc.

La doctora Nanzer describe con una gran claridad clínica las tres formas de trastorno que sobrevienen en el postparto: el «baby blues», la depresión y la psicosis. Las características de esta última son más cercanas a la manía psicótica que a la psicosis esquizofrénica. A pesar de la presencia de ideas delirantes con temas grandiosos o megalomaníacos, la existencia de pensamientos de infanticidio y/o de suicidio pone en evidencia la base depresivo-melancólica de la psicosis del postparto.

Con un lenguaje sutil y transparente, Nathalie Nanzer detalla las características de la depresión postparto. Nos ofrece ilustraciones clínicas ricas y vívidas. Me gustaría, en este sentido, destacar la gran empatía y sensibilidad de la autora, que muestra a todas luces su identidad de terapeuta y más particularmente de psicoterapeuta y psicoanalista.

Revela también su lado paidopsiquiatra cuando evoca las consecuencias de los trastornos relacionales, engendrados por la depresión, sobre la salud y el desarrollo de los niños. En ciertos casos, el bebé no consigue vincularse a su madre y puede desarrollar, él también, una depresión o retraso en su desarrollo (lenguaje o capacidades cognitivas, por ejemplo). Afortunadamente las consecuencias se limitan muy a menudo a trastornos funcionales (problemas de alimentación, de sueño, llanto excesivo, etcétera) que permiten detectar y tratar el problema relacional subyacente, así como la depresión materna.

Un capítulo particularmente interesante, especialmente porque es poco conocido, es aquel en el que se describen las características de la depresión postparto en el padre. Este tiene más bien tendencia a activar mecanismos de defensa que le permiten negar el sufrimiento, saliendo con amigos o comprando un coche deportivo, por ejemplo. A partir de una viñeta clínica detallada y muy ilustrativa, se ponen de relieve los aspectos clínicos de la depresión postparto en los padres y las consecuencias de la misma para la pareja y para el niño.

Pero el libro resulta particularmente apasionante cuando llegamos al capítulo sobre la terapéutica y la prevención, donde la autora subraya ante todo la vergüenza y la dificultad de buscar ayuda. Dado el conflicto con el ideal de madre perfecta y colmada que la joven mujer quisiera ser, las manifestaciones y los síntomas que ella experimenta son fuente de autorrecriminaciones, incluso autorreproches que no harán más que reforzar el trastorno de autoestima y la problemática depresiva.

A partir de su gran experiencia terapéutica, la doctora Nanzer precisa cuándo y a quién consultar. Explica con detalle las intervenciones psicoterapéuticas, en particular las psicoterapias breves, que ella conoce bien. Describe también las terapias con medicamentos o con hospitalización, útiles en casos más severos.

La prevención de la depresión postparto es un objetivo social primordial y la autora estudia varias estrategias políticas regionales y nacionales. Tiene así mismo experiencia al haber participado y posteriormente ser responsable de un programa de investigación sobre la psicoterapia preventiva durante el embarazo y el principio del postparto, en el cual yo colaboro todavía. A la luz de estas experiencias, la autora subraya cómo a menudo es fácil prevenir y tratar la depresión postparto, mientras que dejar que se instale y se cronifique en silencio puede tener consecuencias perniciosas.

Nathalie Nanzer desarrolla los diferentes aspectos del delicado problema de la depresión postparto con tacto y utilizando un lenguaje claro. La riqueza de los datos sobre desarrollo, clínicos y terapéuticos hacen de este libro un texto de referencia sobre el tema.

Francisco Palacio-Espasa

INTRODUCCIÓN

A través este libro me gustaría contribuir a prevenir o disminuir el sufrimiento y la soledad de numerosas mujeres que, no sabiendo que sufren de depresión postparto, no se atreven a hablar de lo que sienten ni a buscar ayuda.

Cuántas veces en mi consulta he oído a las madres suspirar: «Si hubiera sabido que sufría depresión postparto…», «… ¡me habría sentido menos culpable!», «… ¡habría podido pedir ayuda!», «… ¡mi marido quizás no se hubiera ido!», «… ¡mi hijo no hubiera tenido que pagar este precio!». Un día una mujer de 60 años se puso en contacto conmigo para decirme que, 30 años después de haber dado a luz a su hija, por fin se había dado cuenta de que había sufrido depresión postparto y que realmente nunca se había recuperado completamente. Habiendo oído hablar de mis investigaciones y de la existencia de terapias, me preguntaba si no era demasiado tarde para seguir una ayuda terapéutica… Otras madres consultan por trastornos relacionales con su hijo y se dan cuenta, en el curso de la terapia, de que estas dificultades están vinculadas a una depresión postparto que a veces dura desde hace varios años. Entonces todo se aclara súbitamente: lo que ellas tomaban por falta de voluntad, incompetencia o falta de amor, no era más que el reflejo de una enfermedad bien real, documentada y que tiene tratamiento. ¡Qué alivio saber que una no es mala madre y que puede ser ayudada!

La depresión postparto es un tema aún poco conocido y sobre todo poco reconocido. Un 13 % de las mujeres lo padecen, a menudo en silencio, perdiendo totalmente la confianza en ellas mismas y también los primeros momentos tan valiosos con su pequeño bebé. Dar vida es una de las mejores aventuras de la existencia, pero no es para nada tranquila… ¡Dar vida es también cambiar la propia vida convirtiéndose en padre o madre! Contrariamente a una creencia aún muy extendida, uno no se convierte en padre o madre «espontáneamente» «instintivamente». Se trata de un proceso que empieza desde el embarazo, que toma tiempo y energía, que necesita replanteamientos. A veces, cuando la fatiga predomina, cuando las dificultades se acumulan y el pasado sale a la superficie, la joven madre se encierra en una soledad que le abruma y se hunde insidiosamente en la enfermedad, con el desconocimiento de todos y a menudo también de ella misma.

En mi experiencia profesional como psiquiatra y psicoterapeuta de niños, rápidamente me he visto confrontada a las consecuencias de esta patología sorda en mis pequeños pacientes. ¿Cuántas veces habré constatado, varios años más tarde, los estragos de esta enfermedad en el niño, en la madre y en su relación? La frecuencia de las depresiones postparto en las madres de niños que consultan es alarmante; ello debe incitar a buscar medios de ayuda para estas madres antes de que su hijo tenga que sufrir por ello.

Este libro está destinado a todas las madres o futuras madres, a los padres, a las parejas, los parientes y los amigos cercanos que desean conocer mejor esta enfermedad enigmática que es la depresión postparto. Los profesionales de la salud encontrarán igualmente informaciones y pistas para comprender mejor, ayudar y orientar a los pacientes en riesgo o en sufrimiento.

En el primer capítulo descubriremos el largo y complejo proceso que lleva a la mujer a convertirse en madre. Veremos cómo su historia, en particular sus primeros años de vida, contribuyen a modelar su nueva identidad de madre y a veces a provocar una depresión.El segundo capítulo describirá los tres grandes trastornos psíquicos del período postparto: el «baby blues», la depresión y la psicosis.Entraremos luego en el meollo del tema abordando la definición y las distintas particularidades de la depresión postparto; un ejemplo clínico ilustrará este propósito.Examinaremos entonces diferentes hipótesis acerca de las causas de estas depresiones y los factores que pueden favorecer su advenimiento.El capítulo siguiente estará dedicado a las consecuencias a menudo dolorosas de esta patología en la mujer, en la pareja y sobre todo en el niño.La mayor parte de este libro evoca la depresión postparto materna; sin embargo, numerosos aspectos tratados, en particular cuando se trata de vivencias psíquicas, son también válidos para los hombres. Los padres son a menudo olvidados o relegados en un segundo plano durante el período perinatal. Un capítulo está dedicado a ellos y muestra que el acceso a la paternidad puede, para ellos también, desencadenar conmociones emocionales que conducen a una depresión. Un padre da su testimonio.Luego se abordarán las diferentes aproximaciones terapéuticas, así como las dificultades de acceso a los cuidados terapéuticos.Terminaré argumentando la importancia de detectar mejor la depresión en las madres jóvenes y la necesidad de desarrollar una política de prevención y de información.

PREÁMBULO

Algunas definiciones y puntos de referencia temporales

La depresión puede sobrevenir:

durante el embarazo; se habla entonces de depresión preparto o prenatal;después del parto; se habla entonces de depresión postparto o depresión posnatal.

La depresión perinatal se refiere a una depresión que aparece durante el período perinatal, es decir, indistintamente en el pre o el postparto. Las depresiones pre y postnatales tienen numerosas características comunes, en particular, la problemática de la parentalidad. Por ello, el término depresión perinatal aparecerá regularmente en este texto.

1. Ser padres: ¡qué aventura!

¡Ser madre no es fácil! Traer un hijo al mundo comporta importantes cambios para la mujer, replantea la cuestión de su identidad, de la niña que ha sido, de la imagen que tiene de sus propios padres.

Este primer capítulo examina diferentes facetas de este camino complejo que recorre la mujer para construir su identidad de madre. Veremos que este proceso empieza desde la más tierna infancia y se elabora, durante el embarazo y el primer año posterior al nacimiento del hijo o la hija, a través de un intenso trabajo psíquico.

Como cualquier etapa de la vida, y a semejanza de la etapa adolescente, el acceso a la parentalidad constituye una crisis existencial. Cuando las condiciones son favorables y ningún problema mayor aparece, esta crisis se revela constructiva y favorece un pleno desarrollo. Pero, más a menudo de lo que pensamos, se manifiesta con ansiedad, angustia, tristeza, una pérdida de confianza en sí misma, un sentimiento de desánimo que conduce a veces a una depresión. También se replantea el equilibrio de la pareja, que no sale siempre indemne de este acontecimiento.

Sabemos que el carácter y la apariencia física del bebé influyen sobre la madre y la ayudan a sentirse más o menos competente en su nuevo rol. Actualmente se reconoce que la forma en que la madre vive su maternidad influye en sus interacciones con el bebé y actúa sobre el desarrollo de este. Ilustraré esta dinámica recíproca con la ayuda de ejemplos clínicos.

Algunas etapas clave en la vida de la mujer

La bebé: «Existo a través de la mirada y los gestos de mi mamá»

Desde su nacimiento, la niña percibe las emociones de su madre, el placer de ocuparse de ella, esa bebé que se convertirá a su vez un día en madre. Es pues desde la primera infancia que la niña recibe, de su madre, los fundamentos y las bases sobre los cuales ella construirá progresivamente su futura identidad de madre, con sus certezas y sus dudas.

La niña pequeña: «Quiero ser como mamá»

El deseo de tener un bebé aparece muy pronto en la niña pequeña. Hacia la edad de 4 años, cuando ya ha comprendido que no se casará con papá porque forma una pareja con mamá, desvía parcialmente la atención de su padre para interesarse por su madre; esta madre que, en tanto que mujer, consigue seducir al padre. Es en ese momento cuando empieza a identificarse con los atributos femeninos de su madre, a querer imitarlos. El «cuando sea mayor me casaré con papá» se transforma en «cuando sea mayor, seré como mamá». Es la edad en que la niña se prueba los vestidos y los zapatos de mamá, quiere maquillarse y sobre todo tener bebés como ella. Ha podido asistir a menudo a un nuevo embarazo de la madre o de otras mujeres cercanas. Si un hermanito o una hermanita nace durante este período, ella puede superar una parte de sus celos identificándose con su madre y adoptando el rol de una pequeña mamá que vela por el recién nacido. Esta identificación con una imagen materna positiva, feliz de dar vida y de cuidar de un bebé va a tener un papel muy importante en el momento en que ella se convierta en madre a su vez.

La adolescente: «Yo seré distinta a mamá»

La adolescencia constituye también una etapa importante que condiciona la forma en que la mujer abordará luego la maternidad. La pubertad y la aparición de los caracteres sexuales corporales la confrontan brutalmente al hecho de que todo es posible. Mientras que antes podía tranquilamente «soñar» en convertirse en su madre, aun siendo una niña pequeña dependiente de sus padres protectores, se encuentra ahora en una posición de joven mujer que se parece cada vez más a esta madre de la que deseaba tomar su lugar. Como adulta, actualmente tiene todas las bazas para seducir realmente. ¿Cómo asumir entonces la fantasía edípica de sustituir a su madre en su relación con el padre?

La adolescente debe afrontar dos movimientos opuestos dentro de ella: por un lado, debe tomar distancia de sus padres, diferenciarse de su madre para convertirse en una mujer adulta completa, lo cual comporta inevitables crisis y movimientos de rechazo. Por otro lado, no es todavía adulta y tiene necesidad de sus padres, no puede permitirse rechazarlos completamente. Para convertirse en madre a su vez, es importante que pueda guardar dentro de ella una imagen positiva de su propia madre y de sus relaciones.

Estas contradicciones son complicadas de gestionar y es difícil encontrar un equilibrio relativo. Si los movimientos de rechazo son demasiado violentos y sobre todo si persisten, la mujer vivirá la obsesión de parecerse a su madre a quien ha manifestado tantos reproches. En el momento de convertirse en madre este temor despertará con intensidad y podrá provocar interferencias en su propia identidad de madre y en su relación con el bebé. Si, por el contrario, la joven mujer permanece demasiado cercana a su madre y no consigue diferenciarse suficientemente, se presentarán otras dificultades en su acceso a la maternidad: tendrá tendencia a quedarse en una posición infantil, a no desear tomar un papel materno y a sentir envidia de su bebé. También podrá tener la impresión de usurpar el lugar a su propia madre y de traicionarla. Una toma de conciencia de este vínculo de dependencia la ayudará a salir de la confusión y a luchar contra el riesgo de reproducir el mismo tipo de relación con su bebé.

La adulta: elegir

En la edad adulta, otros imperativos pueden aún complicar el acceso a la maternidad. El lugar de la mujer en la sociedad ha evolucionado mucho en estos últimos años. La mujer de ayer se sentía satisfecha cuando conseguía casarse y tener hijos. Hoy las exigencias personales y las expectativas de la sociedad son más numerosas y más complejas. Ya no basta con tener hijos hermosos y numerosos, estos deben también recibir la mejor educación posible y corresponder con ciertas normas, sin lo cual los padres se sentirán decepcionados o percibidos como incompetentes.

A los nuevos padres les faltan puntos de referencia. Se encuentran poco valorados y faltos de confianza en sí mismos, por lo que van en busca de modelos identificatorios y de apoyo. La sociedad los critica y edita recetas llamadas «milagro» que no responden a su inquietud de fondo, sino que más bien los refuerzan en la idea de que no son capaces, ya que a ellos no les funcionan. Se dirigen numerosos mensajes contradictorios a los progenitores; los libros y las emisiones promulgan consejos y «métodos». Sin embargo, los contenidos son contradictorios y desconciertan a los jóvenes padres, a quienes se quisiera hacer creer que un niño se educa como se monta un mueble prefabricado, siguiendo unas instrucciones de uso. Así, por ejemplo, frente a un niño que se opone, los padres sienten que, por un lado, se les dice que hay que dejar al niño expresarse, escucharlo y luego explicarle; cuando, por otro lado, leen que un niño tiene necesidad de límites claros y no discutibles. ¿Qué madre no se ha encontrado alguna vez en un supermercado con su pequeño llorando de forma desesperada o vociferando su malestar por no recibir un juguete codiciado? Qué madre no ha pensado: «Si le riño, van a pensar que soy un verdugo de niños, pero si cedo, pierdo toda credibilidad y creerán que le concedo todos los caprichos.» A menudo, los juicios y recomendaciones exteriores se sobrevaloran en detrimento del sentimiento, la vivencia y el sentido común personal de los padres, que olvidan que son ellos los que están en la mejor posición para saber lo que le conviene a su hijo.