La erosión democrática y el contrato constitucional - Ricardo Alejandro Terrile Sierra - E-Book

La erosión democrática y el contrato constitucional E-Book

Ricardo Alejandro Terrile Sierra

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Beschreibung

En los últimos ciento setenta años (1851/2021) los argentinos hemos concertado tan solo dos contratos constitucionales. El primero en 1860, después de Pavón; el segundo en 1994. Todas y cada una de las experiencias que hemos transitado desde Caseros (1853) estuvieron signadas por encontrados proyectos de clase a los que se sumó la presencia militar de clara conducta dictatorial. La democracia representativa y republicana nació en 1916 con Hipólito Yrigoyen y paulatinamente la corporación política y el ejército, colaboraron con su erosión. Insoportables desencuentros en los que el populismo de derecha e izquierda, la crisis del sistema partidocrático, la conducta complaciente de la justicia, la inexistencia de la independencia de los poderes del Estado, la inequidad y la consiguiente crisis de los Estados-Nación, posibilitaron reflexiones de Steven Levitsky, Tom Ginsburg, Aziz Huq, Adam Przerworski, David Van Reybrouck, Bauman, Ferrajoli, Guy Peters, Agustin Squella, Claudio Fuentes en torno a la fatiga democrática, su erosión o el intento de explicitar ¿Por qué mueren las democracias? El texto ensaya las diferentes posturas doctrinarias más relevantes e intenta superar el rol de espectador pasivo preguntándose ¿Qué hacer? ¿Cómo reconstruimos los cimientos? ¿Cómo nos capacitamos? ¿Cuál es la tarea que tememos por delante ante un constitucionalismo planetario? Impulsar un proceso tendiente al consenso constitucional sobre cuestiones abarcativas razonables que concluya en un nuevo contrato constitucional sería la alternativa. Una lectura imprescindible post pandemia. Rosario, Santa Fe, Febrero de 2021.

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Seitenzahl: 283

Veröffentlichungsjahr: 2021

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RICARDO ALEJANDRO TERRILE SIERRA

La erosión democrática y el contrato constituciónal 

Terrile Sierra, Ricardo Alejandro

La erosión democrática y el contrato constitucional / Ricardo Alejandro Terrile Sierra.

- 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2021.

120 p. ; 21 x 15 cm.

ISBN 978-987-87-1451-6

1. Ensayo Político. I. Título.

CDD 320.01

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: [email protected]

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

A las familias Terrile y Sierra 

que me educaron en los valores y principios de la republica y la democracia

“El hombre libre nada piensa menos que en su muerte y todas sus reflexiones son sobre la vida” 

—Baruch Spinoza, “Ética”

Prefacio

El presente libro es un resumen de nuestra comprensión colectiva, entendiendo como tal, las diferencias en puntos de vistas y creencias.

Si bien me apoyo especialmente en mi propia investigación, incorporo y hago nuestro, todo aquello que nos es ajeno y preexistente, como los idiomas, los métodos de trabajos, los textos que nos fueron marcando en nuestra educación y formación, los programas y buscadores electrónicos, las fuentes periodísticas, las enseñanzas familiares y docentes y los aprendizajes que nos brindan los hijos, alumnos, mis compañeras de vida y colegas. Todos ellos forman parte de la propiedad intelectual colectiva y global del presente ensayo. La intención primordial es que resulte accesible a los estudiantes; por ello, no sigo la convención académica de mencionar la fuente de cada idea y cada hecho. Decidí mencionar la procedencia de las citas directas, pero no indicar las referencias de otras fuentes de inspiración. Por ende, les debo disculpas a aquellos colegas que se reconocerán como autores de ideas que se presentan aquí sin hacer constar sus nombres

Los insoportables desencuentros

Pertenezco a una generación que nació durante el segundo gobierno de Perón, marcado por el despido laboral de mi padre por negarse a usar duelo por Evita; de mi madre maestra por criticar “La Razón de mi vida”; de mis abuelos por apoyar a los aliados en la segunda guerra. Recuerdo la llamada “Revolución Libertadora” y mi padre con un fusil. Desencuentros.

A mis seis años, tres militares, protagonistas de un golpe de Estado, se arrogaron el poder constituyente, abrogaron la constitución de 1949, reinstalaron una constitución histórica y liberal que tenía ciento cuatro años de antigüedad, convocaron a una convención y con la proscripción del peronismo, los convencionales sintetizaron los contenidos sociales que impregnaban la constitución de 1949 en un solo articulo (el “14 bis”). De todo ello no me enteré sino mucho tiempo después. Desencuentros.

El partido radical se dividió. Dos entrañables amigos (Ricardo Balbin y Arturo Frondizi) se separaron para toda la vida. Mi familia tomó partido por Balbín y la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP) y condenó a la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), argumentando que Arturo Frondizi había traicionado al radicalismo en su alianza con el “tirano prófugo” Juan Domingo Perón, previo a las elecciones de 1958. Desencuentros.

Arturo Frondizi fue electo Presidente de la Republica para el período 1958/1964. Condicionado por el enfrentamiento militar de “azules” y “colorados” y la intransigencia de la dirigencia sindical en aceptar la flexibilidad laboral de un país que pretendía abandonar la política agro-exportadora para transformarse en industrial, fue destituido, detenido y trasladado a la Isla Martín Garcia como consecuencia de un nuevo golpe cívico militar. Más desencuentros.

En 1963, el gobierno cívico militar mantuvo la proscripción del peronismo y convocó a elecciones. El binomio Illía/Perete, propuestos por la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), gana las elecciones con un 23% del electorado. La constitución histórica de 1853/1860, establecía la elección indirecta, es decir, por medio de electores que conformaban los colegios electorales para la designación del Presidente de la Nación, requiriendo consensos que superaran el 50%. Los electores ratifican el resultado de las urnas y designan a Arturo Umberto Illia Presidente de la Nación. Su mandato se limitó a escasos tres años. Un gobierno honesto que condenó toda proscripción del peronismo. Un nuevo golpe militar en Junio de 1966, protagonizado por las tres fuerzas armadas, desplazó la Constitución, una vez más, a un tercer indecoroso lugar por “Actas y Estatutos Para el Proceso de Reorganización Nacional”, conforme rezaba el artículo 14 de la mencionada Acta. Insoportables desencuentros. 

Los Tenientes Generales Juan Carlos Ongania; posteriormente Levingston y finalmente Agustin Lanusse asumieron la presidencia de facto del país. Sus designaciones fueron propuestas unilaterales e inapelables de un triunviro de las tres fuerzas armadas que conformaba la Junta Militar. El proceso militar se extendió hasta 1973 con la complicidad de civiles, la Iglesia Católica y tradicionales dirigentes sindicales. Francia conmueve con su movilización popular en 1968. En nuestro país, fuimos protagonistas del “Cordobazo”(1969) y un año después, el “Rosariazo”(1970). Combativos gremios como “SITRAC/SITRAM” y dirigentes sindicales clasistas (Tosco, Salamanca) toman distancia de la claudicante CGT; obreros, empleados, profesores, maestros, profesionales, estudiantes universitarios y secundarios se transformaron en protagonistas de dichas manifestaciones, alentado por la influencia del Mayo Francés. La Matanza de Trelew en Agosto de 1972, delató a los componentes más extremistas de la dictadura militar, los cuales se resistían en abrir el juego electoral, salvo que se condicionara al futuro gobierno por imperio de un Estatuto (1972) que procura modificar la constitución suspendida (El gobierno constituciónal 1973/1976 nunca lo ratificó). Alejandro Agustín Lanusse expone e impulsa el Gran Acuerdo Nacional con la proscripción de Perón como candidato, exilado en Madrid. Desencuentros.

En el mes de Marzo de 1973, la formula Cámpora/Solano Lima, triunfa holgadamente en las elecciones. La juventud peronista impulsa la consigna Cámpora al Gobierno, Perón al Poder. El 25 de Mayo de 1973, en la asunción del nuevo Presidente, los presos políticos son liberados. Se abren las cárceles y cientos de detenidos sin proceso ni sentencia ganan su libertad. Los Montoneros se dirigen al encuentro de sus familias y afectos; los militantes del Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP), que definen al peronismo como populistas y el proyecto impulsado por Perón como una estrategia de la burguesía Nacional, buscan refugio en la selva tucumana o ingresan en la clandestinidad. 

En junio de ese año, Perón regresa de su exilio. Una muchedumbre acudimos al Aeropuerto de Ezeiza. La invitación provino de un dirigente de la Juventud Peronista, integrante de las Juventudes Políticas Argentinas en la que nos habíamos auto-convocados dirigentes de diferentes partidos políticos. Era Junio. Hacia frío. Acampamos en los jardines de la facultad de Agronomía de la UBA. Puiggros, esa noche, nos habló de la revolución en America Latina. A la mañana nos dirigimos a Ezeiza. Las dos fracciones del peronismo (La Juventud Sindical expresaba el populismo de derecha y la Juventud Trabajadora Peronista, expresión mayoritaria de Los Montoneros), previo al aterrizaje de Perón, se enfrentan en la necesidad de ganar espacios cerca del enorme escenario donde Leonardo Fabio, en su función de locutor, manifestaba que el General Perón estaba próximo a su arribo. La “Matanza de Ezeiza” se oculta y distorsióna. Crece el enfrentamiento entre los extremos del péndulo Peronista. Más desencuentros.

Un enorme gesto institucional: El presidente de la UCR, Don Ricardo Balbín, histórico adversario de Perón, desaforado y perseguido por el propio peronismo, concurre a la residencia de Perón en Vicente Lopez para conciliarse. Una pausa a los desencuentros y un serio intento para cerrar heridas que no habían cicatrizado. La expectativa se desvanece rapidamente.

Con Perón en el país y Cámpora administrando el mandato de Perón, el entorno fuerza la renuncia de Cámpora y la convocatoria a nuevas elecciones. Perón propone como su candidata a Vice Presidente, a su esposa Estela Martinez (a) Isabelita. Se perfila una vez más, una característica del movimiento: la tendencia al nepotismo. La fórmula Perón/Perón obtiene el 64% de los votos. No hay necesidad de colegio Electoral. Imprevistamente, Perón fallece el 1º de Julio de 1974. Balbin despide a “su amigo”. Estela Martinez asume la presidencia de la Nación. Junto a ella, un Ministro de triste fama: José Lopez Rega. La interna peronista se expone en el ámbito de todos los espacios del Estado. Surge la tristemente celebre “Triple A” atribuyéndose atentados y asesinatos de militantes de izquierda y centro izquierda. Fatales Desencuentros.

Previo al mes de marzo de 1976 el peronismo rechaza la posibilidad de un juicio político a la Presidente, impulsado por fuerzas democráticas. El General Videla, el Almirante Massera y el Brigadier Agosti impulsan el 24 de Marzo, el golpe de Estado cívico militar más criminal y trágico de nuestra historia. Incomprensibles, irracionales y criminales desencuentros

El período de la dictadura militar 1976/1983, implicó la suspensión de toda actividad partidaria, el cierre de toda expresión legislativa, la planificación y asignación de las provincias a cada una de las fuerzas armadas (A la provincia de Santa Fe le correspondió la marina; a Córdoba la aeronáutica, a Buenos Aires el ejercito). Desapariciones, torturas, violaciones, centros clandestinos, verdaderos genocidios, delitos de lesa humanidad a pocas cuadras del estadio de Futbol en el que se jugó la final del mundial en 1978. La tiranía en su expresión más cruel.

En 1982, la presión internacional denunciando la violación sistemática de los derechos humanos sumada a la exigencia de los organismos financieros al pago de una deuda externa impagable, provocó en la Junta Militar y su presidente designado el ex General Galtieri, la planificación de un desembarco en las Islas Malvinas, subestimando la reacción de la OTAN y del propio Reino Unido cuya Primer Ministro era Tacher. Perdimos la guerra. La dignidad la habíamos perdido un 24 de Marzo de 1976. Más desencuentros. 

El 30 de Octubre de 1983, sin proscripciones, la Unión Cívica Radical (UCR) gana las elecciones y por primera vez al peronismo. Raul Alfonsín es nuestro nuevo Presidente. Recuperamos el Estado de Derecho; el parlamento, las Legislaturas provinciales, los Concejos Municipales y Comunales, el respeto internacional. Juzgamos a las Juntas Militares por tribunales independientes reconociendo el derecho de defensa de los genocidas; se impulsa en el ámbito nacional y en algunas provincias la “CONADEP”; se publica “El Nunca Más”. 

El Presidente Alfonsín convoca a sus funcionarios y legisladores. Les impone que el proceso democrático que permitió la recuperación del Estado de Derecho no se asemeja a un “proceso de revolución triunfante”. “El pueblo, nos dice, no ha derrotado a los militares. Estos se han replegado como consecuencia de los condicionamientos internacionales, la guerra perdida, la deuda externa. La Argentina no es la Nicaragua de Somoza; ni Cuba el día que Castro ingresa en La Habana. Los militares replegados, tienen sus fuerzas intactas. El campo popular cuenta con treinta mil desaparecidos. Es necesario “poner una cuña en el espíritu corporativo del ejercito…” y repite los tres grados de responsabilidad que ha expuesto en la campaña electoral: Los que dan la orden son responsables; los que se han limitado a cumplirlas, han actuado por obediencia debida y los que cumpliendo las ordenes, se han excedido secuestrando criaturas, robando bienes, etc., son igualmente responsables. Dice más: “vamos a derogar toda la legislación represiva, enjuiciar a los responsables y exponerlos ante la opinión publica con el informe de la CONADEP pero necesito arrancar, consolidar el Estado de Derecho y terminar de una vez y para siempre con el ciclo de Estados de derechos breves y golpes de Estado crueles y extensos. Nos exhorta, en consecuencia, a impulsar todas las denuncias posibles sobre la violación de los derechos humanos pero fijar un plazo razonable, concluido el cual, hay que trazar un punto final y comenzar a reconstruir los cimientos democráticos como han hecho los países europeos después de la guerra…”

Se impulsan las leyes de obediencia debida y punto final; el Congreso Pedagógico Nacional. Se fracasa en el plano económico. La deuda externa y el mercado internacional son vallas infranqueables. La hiperinflación se torna insoportable frente a tanta ilusión. La dirigencia sindical identificada con el peronismo impulsa huelgas y paros nacionales contra el gobierno democrático. Insoportables desencuentros que nos conducen a Menem y especialmente a Cavallo.

La constitución histórica vigente desde 1853/1860 requería procesos electorales extensos consecuencia de la dilata geografía de nuestro país. En aquellas lejanas fechas, el Congreso concluía sus sesiones ordinarias en Septiembre y los legisladores no retornaban hasta Mayo del año siguiente. Debían transitar a caballo o en carreta hasta Jujuy, Salta, La Rioja, Misiones, etc. Evidentemente no era la situación en 1989. El mundo había cambiado y la comunicación no justificaba plazos tan extensos en los procesos de transición democrática. Ello va a ser enmendado con la reforma constituciónal de 1994.

La convocatoria electoral de 1989, la elección de Carlos Menem y su asunción en Diciembre de ese año, implicaba un extenso proceso de transición. Menem, después de haber mantenido una reunión en Olivos con Alfonsín, adujo estar preparado para asumir seis meses antes de la fecha constituciónalmente establecida. Alfonsín, a partir de esa manifestación pública, perdió el poder que le quedaba. Los sindicatos presionaron para que se adelante la asunción del nuevo presidente. La alternativa más sensata, se dijo Alfonsin, “es mi renuncia”.

Menem, a poco de asumir, abandonó la doctrina de la justicia social y en el marco de una economía internacional globalizada, consecuencia directa de la caída del Muro de Berlín y las nuevas comunicaciones, se alió con los grandes capitales. En su mandato de diez años, sepultó las empresas del Estado y generó una enorme crisis aumentando el número de miembros de la Corte Suprema de Justicia, con ministros adictos. Más desencuentros. 

El radicalismo intenta por primera vez un frente electoral con un sector del peronismo. Gana las elecciones: Fernando De la Rúa es el nuevo Presidente. “Chacho” Alvarez, que proviene del peronismo, es el vice presidente. Un sector duro del peronismo vuelve a la oposición. La confrontación se torna cada vez más agresiva. La renuncia vuelve a ser inevitable.Los sindicatos protagonistas.

Después de la Jornada de “Los tres presidentes” y la transición de Duhalde, es la oportunidad electoral para Nestor Kirchner (2003/2007) quien asume la presidencia de la Nación durante cuatro años conforme lo dispone la Constitución Nacional reformada. El ajuste lo había realizado Duhalde. Procura reconstruir a un peronismo dividido en sus lealtades y adopta conductas que colaboran con la reconstrucción del “tercer movimiento histórico” que alguna vez Alfonsín había bosquejado y que la intolerancia de radicales y peronistas bloquearon, con la incorporación de radicales conocido como “radicales K”. Sin embargo, vuelve a reiterar la clásica postura peronista en favor del “nepotismo”: Propone la candidatura de su esposa Cristina Fernandez. El fallecimiento de Nestor Kirchner nos tomó a todos por sorpresa. Sin duda fue absolutamente inoportuna. La administración de Cristina Fernandez, acentuó la naturaleza de un populismo de izquierda que había iniciado su antecesor, entregando ocho años después, un país aislado internacionalmente, sin índices de ningún tipo, con una formidable inflación y una enorme y fantástica grieta que separa a la población entre kichnerístas y antikichnerístas. Otros desencuentros.

Los partidos políticos se mimetizan en frentes electorales. El Jefe de la ciudad de Buenos Aires Mauricio Macri, imagina que gobernar un país es idéntico a una ciudad y se equivoca. Carece de la tradición militante de Alfonsín, Duhalde, Kirchner, Fernandez e incluso el propio De la Rúa. No percibe desde su atalaya, la heterogeneidad de las regiones del país. Improvisa, desplaza a su aliado a espacios menores y fomenta la grieta. El peronismo, por su parte, se debate entre concepciones diferentes. Los kirchnerístas, los peronistas no kirchneristas, los sindicalistas de la CGT; los sindicalistas enfrentados con la CGT, los “gobernadores” peronistas. Unos y otros se culpan de los índices de inflación, del “riesgo país” y de la deuda externa. Inevitables desencuentros.

Macri se autoimpone la reelección. Pierde. Alberto Fernandez, ex Jefe de Gabinete de Nestor y Cristina Fernandez de Kirchner viuda de Nestor Kirchner, son elegidos Presidente y Vice Presidente de la Nación aglutinando a todo el peronismo en sus diversas vertientes. Lo atípico de la situación institucional esta dado en el hecho que la elección de su compañero de fórmula es de la candidata a Vice Presidente y no del propuesto como Presidente; asumiendo que el desgaste de haber gobernado ocho años no la favorece en las encuestas practicadas casi con devoción. 

La composición del gobierno de Fernandez/Fernandez arroja otra muestra de nepotismo: Cristina Fernandez de Kirchner preside el Senado y el bloque mayoritario del peronismo en la Cámara de Diputados de la Nación, su hijo Maximo Kirchner, quien tampoco se le reconoce militancia activa hasta el fallecimiento de su padre. 

Las presentes reflexiones las comencé a escribir durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio en Marzo de 2020. Repase los desencuentros, las confrontaciones y los hechos que forzaron y desconocieron la constitución, erosiónando súbitamente en algunos casos; paulatinamente en otros, el sistema democrático y sobre todo los principios republicanos.Planifiqué una obra que describe en la primera parte de las reflexiones, el deterioro, la fatiga, el desmoronamiento democrático y los principios republicanos durante generaciones de argentinos desde 1853; seguidamente me interrogué en torno a ¿Qué Hacer? y fui elaborando e individualizando los vicios que son necesarios combatir para volver o en todo caso iniciar, una profunda intropección para educarnos en la tolerancia y en la íntima comprensión que no existe ninguna posibilidad de superar la presente coyuntura si no es juntos. Para ello, es imperioso un nuevo contrato constitucional que nos comprometa a todos y al menos por las próximas tres generaciones a Acuerdos de Gobernabilidad. Atravesamos el aislamiento social desde Marzo de 2020 y los desencuentros se han pronunciado; la grieta se ensancha y las posturas más extremas de cada lado de la grieta, se expresan con creciente agresividad.

Arrastramos los desencuentros desde el cabildo abierto de 1810 en el que confrontaron tres posturas diferentes detrás de la llamada “Mascara de Fernando VII”. Se repitieron durante las diferentes coyunturas que atravesamos en la guerra por nuestra independencia. La mantuvimos con Unitarios y Federales, con Rivadavia; Rosas, Urquiza en Caseros.

Todos y cada uno de los desencuentros han minado la democracia, la tolerancia, el disentir responsable. En suma: el desencanto.

A lo largo de de los últimos doscientos años de historia argentina, hubo dos únicos hechos que configuraron lo que denominamos “contratos de convivencia” y que Rawls denomina Contrato Constitucional: 1860 (después de Pavón) y 1994 (El “Acuerdo de Olivos”): En el primero, los elementos del Estado (Territorio, población y gobierno) se definen, completan e integran después de Pavón (1860), con la incorporación de Buenos Aires. Recordemos que la región más poblada y rica del país estuvo ausente en la Constitución de 1853. 

La segunda experiencia se produjo en 1994, con el llamado “Pacto de Olivos”. La obsesión de Menem por su reelección impulsó un consenso, resistido e imperfecto, que derivó en un contrato constitucional que los propios protagonistas se encargaron de distorsionar.

Rosario, Febrero 2021

1. El populismo, enfermedad infantil del peronismo

El populismo afecta la política de los siglos XX y XXI en nuestro país. La justicia social como factor superador de las libertades públicas impregnó el marco ideológico después de Yrigoyen. 

La inmigración constituyó el origen de la clase obrera en la República Argentina; trajo consigo concepciones vinculadas al socialismo, anarquismo, comunismo, en tanto, muchos de los inmigrantes, efecto residual de la revolución industrial europea, habían sido influidos (1848), la “Comuna de París (1875), los intentos insurreccionales contra el “zarísmo” en 1905 y posteriormente la “Revolución Bolchevique” de 1917 en Rusia. El incipiente industrialismo de la posguerra (1914/1918) se caracterizó como una apremiante expectativa social y una participación más activa de un sector de la sociedad vinculado a lo más postergado social y económicamente del campo y a ciudad y la ciudad, mientras otros sectores se limitaban a observarlos como un fenómeno social de coyuntura.

La sociología traza el retrato de un mundo social y cultural que presenta características objetivas comunes: personas que viven en barrios periféricos, en zonas industriales o afectadas por su incipiente decadencia, con ingresos inferiores a la media, estudios relativamente incompletos, sometidos al empleador sin contratos ni obras sociales o derechos provisionales. Un conjunto social, despreciado y reducidas a la invisibilidad. En el campo, subsisten posturas feudales en las grandes extensiones que ahogan a pequeños productores que se rebelan en el llamado “Grito de Alcorta”.

Perón visualizó ese fenómeno al frente de la Secretaria de Trabajo. 

La Ley Saenz Peña (1912) catapultó a Yrigoyen al gobierno, en los períodos 1916/22 y posteriormente a un segundo mandato en 1928. Por su parte, los beneficios de la posguerra 1914/1918 fueron recogidos por Alvear entre 1922/28. El radicalismo interpretó a un importante sector social, mayoritariamente agricola y otro sector urbano que anhelaba participar y ser protagonista electoral en una sociedad que estaba cambiando como consecuencia de una incipiente globalización que se caracterizó por la aparición de las primeras empresas monopólicas y oligopólicas que transformaron los esquemas geopolíticos. Los conservadores, aferrados en sus tradiciones europeas, conscientes que la ley electoral los dejaba en minoría, apelaron al golpe de Estado Cívico/Militar en 1930 y posteriormente al fraude en la llamada “década infame”.

Perón, educado en la tradición prusiana del ejercito argentino, simpatizó al comienzo de la segunda guerra con los países del eje; sin embargo, alentó la neutralidad hasta pocos días previos a la finalización de la segunda guerra y ello le permitió, frente a una Europa devastada, transformase en un enorme “silo alimenticio”, consolidando las exportaciones y mejorando la condición social de una creciente y enorme población urbana que emigraba del campo a las grandes ciudades.

Pierre Rosanvallon (“La Contrademocracia”, Editorial Manantial-2015), expone en torno a la anatomía del populismo que la conforman cinco elementos. Refiere que la conforman cinco elementos constitutivos de la cultura política populista: a) una concepción del pueblo,; b) una teoría de la democracia; c) una modalidad de la representación; d) una política filosofica de la economía y e) un régimen de pasiones y emociones. 

El populismo se construyó como una forma de respuesta a los conflictos contemporáneos e interpretó e interpreta que la democracia es, por naturaleza intrínseca, un régimen inestable. 

El peronismo, desde sus orígenes, se ha constituido como un movimiento populista y como tal, tiene en común con otros populismos, el hecho de considerar al pueblo como figura central de la democracia. Es una definición imprecisa por lo genérica. No sabemos si hace referencia al cuerpo cívico, sintetizado en el padrón electoral; al cuerpo social integrado por un conjunto de matices que el marxismo engloba las capas, el proletariado, los humildes como los llamaba Evita, a los sectores periféricos de las ciudades En el que el conurbano bonaerense es su mejor referencia.

El proyecto populista se sostiene en la sincera convicción que representa al pueblo; sin embargo, su “idea de pueblo” es abstracta en su amorfa estructura pero real en su concepción, en tanto fisicamente se expone, moviliza y propone un conjunto de demandas heterogéneas que ya no pueden formularse simplemente en términos de intereses ligados a categorías sociales determinadas.Ello ha implicado un desafío para la ciencia política en tanto abandona el análisis del mundo social en términos de clases.

Precisamente, el mismo Pierre Rosanvallon, en otra obra contemporánea a la anterior, que denominó “El Siglo del Populismo”(Ed.Manantial 2020), cita a Laclau, quien concibe al populismo como una “lógica horizontal de equivalencia” que reúne el conjunto de las demandas sociales, individualiza un enemigo común y traza la línea divisoria entre “ellos” y “nosotros”. “Ellos” son los enemigos al que califican de casta, oligarquía, elite, sistema, sosteniendo contra “ellos” su desprecio.

El populismo es esencialmente un “movimiento”; una parte del mismo se exhibe como partido político al solo efecto de cumplir con las imposiciones del régimen partidocrático dentro del marco de legalidad democrático; por lo tanto, no requiere la estructura de una organización política que funcionen sobre la base de la democracia interna; invita más bien a una actitud de adhesión a una verticalidad de nuevo tipo, en torno de un significante hegemónico que corporiza efectivamente la vida y las demandas de los representados.

El desencanto democrático contribuye a una mayor personalización de la política, donde una presencia física inmediata parece más atractiva que un programa distante. 

Las decisiones del líder son inapelables por cuanto no hay nada por encima de él y ello, evidentemente, no colabora con la horizontalidad que presume el sistema democrático. 

La visión populista de la democracia conduce paradójicamente a una concepción absolutista sobre su legitimación por las urnas. El partido y el movimiento que sustenta su base social no visualizan que en todo proceso electoral existe una minoría que no se siente representada por el ganador y que, en el complejo arte de gobernar y administrar, debe dirigir sus acciones al todo y no a una parcialidad, en tanto, el ejercicio democrático requiere una institución al servicio de los habitantes, independientmente de cualquier interés particular. La presente reflexión que surge de las definiciones trazadas en nuestra historia política constituciónal desde 1955 a la fecha, confirma dicha tesis.

En un mundo en el que se multiplican los lobbies y los intentos de privatización de los bienes públicos, esa imparcialidad encarna una dimensión sustancial del ideal democrático de un poder colectivo, constituida por el hecho de que nadie puede disfrutar de una ventaja o de un privilegio.

El peronismo en la Argentina, en todas sus administraciones y especialmente desde 1973 en adelante, ha insistido con la configuración clásica del populismo sin percibir que la globalización ha transformado su composición social. 

Efectivamente: El capitalismo de organización, fundado en la explotación de la fuerza general de trabajo ha dado lugar a un nuevo tipo de capitalismo calificado como “capitalismo de innovación”,que se apoya en el valor de uso para la empresa y la masa que le sirve de sustento ha extendido su proletarización abarcando a sectores de la clase media que conforman el generico concepto “pueblo”, muchos de los cuales no tienen ni comparten las posturas sociales de los sectores más carenciados. Matices sociales que requebrajan ideologicamente el bloque de sustento.

Rosanvallon afirma que “...la entrada en una sociedad donde el nivel intelectual y cultural de la población ha aumentado, generó una mayor expectativa individual de reconocimiento y desarrollo personal. En la actualidad, la perspectiva de una igualdad-singularidad se impone como figura positiva del lazo social. Al mismo tiempo, con estas mutaciones generan nuevas líneas de fractura en la sociedad...”

A partir de la década de 1990, los economistas y sociólogos referían que las desigualdades ya no dividían a la población en función de las diversas categorías socio-profesionales, sino también por las diferencias de remuneración entre las empresas tanto como entre los sujetos asalariados, generando nuevas formas de pobreza.

El populismo potencia la radicalización de las divisiones políticas; incentiva la reelección (Insfran, Menem, Zamora) y el nepotismo (Perón/Evita; Perón/ Isabel Martinez; Nestor Kirchner/ Cristina Fernandez de Kirchner). En el parlamento argentino vigente en el 2021, el bloque oficialista lo dirige Máximo Kirchner y su madre, Cristina Fernandez de Kirchner, preside el Senado en su condición de Vice Presidente. La constante postura de impulsar la reelección , aún a contramano del principio de legalidad, encuentra justificación en el populismo, nos recuerda Rosanvallon, en el hecho que siempre en primer plano la preeminencia que debía otorgarse a la “voluntad del pueblo” y en los “antidemocrático” que implicaría impedir que el pueblo decida. 

En la década de 1980 con el repliegue o derrota de las dictaduras en Argentina, Brasil, Chile y Paraguay -para mencionar solo los casos mas notorios- la recuperación del Estado de Derecho, llevo a incluir en la mayoría de las Constituciónes, la imposibilidad de reelección inmediata de los presidentes. La medida se introdujo para conjurar los espectros del pasado y para consolidar las democracias renacientes en países que habían vivido todas las formas del autoritarismo y del poder personal. Ahora bien, esa tendencia comenzó a invertirse desde mediados de la década de 1990: Fernando Henrique Cardoso se postuló exitosamente en Brasil para un segundo mandato tras obtener la necesaria modificación de la Constitución. Bolivia, Venezuela, Ecuador y Nicaragua imitaron dicho proceder. En Argentina, se redujo de seis a cuatro años el mandato presidencial con la posibilidad de un solo período de reelección inmediata; sin embargo, no se copió el modelo americano. Se admite en la actual constitución argentina, que el titular del Poder Ejecutivo con cuatro años de mandato, pueda ser reelecto por otros cuatro en forma consecutiva e incluso presentarse como candidato para un tercer período, si hace la pausa de un mandato presidencial al finalizar el segundo. Por su parte, los gobiernos de provincia, en Argentina, en sus respectivas constituciónes, mantienen prohibiciones a la reelección de su gobernador, como en Santa Fe o la admiten indefinidamente como en Formosa. 

Los populistas de izquierda y populistas de derecha coinciden que la Constitución es la simple expresión momentánea de una relación de fuerzas en la que todo es político. 

En nuestra interpretación, la reelección indefinida es otro factor del deterioro democrático y republicano, propio de la monarquía.

Existe otro factor de deterioro o desgaste democrático: El populismo, de derecha y de izquierda procura sistemáticamente la domesticación de las cortes constituciónales, destinada a suprimir los diferentes contrapesos al poder omnímodo del ejecutivo y en tal sentido, la decisión de ampliar el número de miembros de la Corte Suprema, designando Ministros que favorecen las políticas de Estado vinculados a la privatización de las empresas del Estado, la legitimación de los decretos de necesidad y urgencia, los procesos de reelección en los ámbitos provinciales.

En las sociedades contemporáneas, los medios de comunicación constituyen un factor de publicidad y critica de los actos de gobierno y muchas veces, de silencio y autocensura durante los gobiernos militares. El cierre del diario La Prensa en la segunda presidencia de Perón; el humor corrosivo contra el Presidente Illia, el enfrentamiento con el diario Clarin durante todo el período kirchnerísta, por citar una pequeña muestra, delata el importante papel y la formidable herramienta que significa un medio periodístico en poder del oficialismo o de la oposición.

El peronismo no se vertebra como partido, sino como movimiento mayoritariamente espontáneo en la que el lider es el gran aglutinador de una masa informe más propia de la psicología social que del racionalismo. El partido es un recurso que habilita la participación en un sistema partidocrático pero no hace a la esencia de su construcción. 

La democracia que se había sustentado en el reconocimiento de las libertades públicas, los partidos políticos como instrumentos de participación y acceso al poder y el sufragio universal, no alcanzaba a consolidarse sin el ejercicio de los derechos sociales. El movimiento peronista, sin lugar a dudas, se constituyó en un protagonista. Nadie puede negar, que ha sido un gran hacedor en la comprensión, alcance y significado de la justicia social. Sin embargo, su naturaleza populista degeneró en una distorsión de principios democráticos en su propio movimiento que se extendió a la organización sindical y una creciente desconfianza a las libertades públicas individuales en el entendimiento que minaban los marcos de legitimidad y del poder que las urnas le habían conferido.

2. La crisis del sistema partidocratico y representativo- la distorsión del sistema republicano 

Los partidos políticos, en la campaña electoral de 1983, canalizaron profundos deseos de participación y protagonismo politico de una generación que desde 1976, había estado silenciada y perseguida. Ello se tradujo en grandes concentraciones populares, comités y unidades básicas se convirtieron en centro de debate, los programas de gobierno se aprobaban en las convenciones o congresos partidarios y los candidatos electorales eran elegidos por la nueva conscripción de afiliados de los respectivos partidos en elecciones internas. Los órganos partidarios suspendidos durante la dictadura, comenzaron a trazar, planificar y organizarse. Los dirigentes que durante el proceso de facto habían mantenido, en la clandestinidad, trozos de la estructura orgánica partidaria, tuvieron una notable ventaja en la planificación de las campañas electorales.

a)Recuperado el Estado de Derecho, paulatinamente, los partidos en la década de 1990, perdieron protagonismo, se burocratizaron para transformarse en un espacio necesario e inevitable para la composición de cargos electorales. Una casta se abroqueló en la estructura de esas organizaciones para prolongar y prorrogar sus mandatos, especulando con tres conceptos diferentes (nativo, domicilio y residencia), utilizando cualquiera de ellos para justificar la jurisdicción territorial que lo legitime como candidato. Senadores y Diputados, nativos de una provincia o distrito electoral que, cumplido su mandato, se postulaban y se postulan por otra jurisdicción territorial en la que mantenían su residencia o domicilio o a la inversa. Especulaban y especulan con las encuestas y en función de ellas, elegían invocar la condición de nativos, domicilio o residencia para legitimarse como candidatos. La conducta republicana que invocan en sus discursos, se diluye en materia de periodicidad de los mandatos, cuando verificamos que en su extensa trayectoria partidaria, han sido intendentes en su ciudad de residencia, diputados por otra provincia en su condición de nativos de la misma, más tarde senadores invocando la residencia en otro distrito, posteriormente gobernadores de la provincia en la que nacieron. A veces, la alteración del principio republicano de la periodicidad de los mandatos no se configura por haber desempeñado diferentes funciones, sino en los mandatos ininterrumpidos de dieciocho y veinticuatro años de senador o dieciséis años de diputado nacional, adoptando sin pudor, en los hechos, mandatos vitalicios, propios de la monarquía.

Los representantes pierden todo contacto con la realidad. Desconocen el valor de las mercaderías que consumimos, el costo de las tarifas de un ómnibus urbano o de media o larga distancia y paulatinamente el divorcio con el pueblo se hace más ostensible. Ello constituye otro factor de deterioro.

b)La financiación de una campaña electoral no reconoce mecanismos de transparencia. A pesar de la legislación vigente, todo lo concerniente a la contribución de fondos es manifiestamente informal. No existe un control adecuado y eficiente. La rendición de cuenta es esencialmente morosa y muchas veces se omite con la complicidad de la autoridad de aplicación. El control estatal, en consecuencia, no es confiable.