La Fábrica de Genios - Miguel Ángel Cuentas Aguirre - E-Book

La Fábrica de Genios E-Book

Miguel Ángel Cuentas Aguirre

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Beschreibung

¿Y si las pirámides de Egipto no eran tumbas? ¿Qué tal que los genios no nazcan, sino que se puedan crear a voluntad? Esta obra plantea una nueva teoría del conocimiento, en donde los genios se pueden fabricar en las aulas de clase.

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Miguel Ángel Cuentas Aguirre

LA FÁBRICA DE GENIOS

Cuentas Aguirre, Miguel Ángel La fábrica de genios / Miguel Ángel Cuentas Aguirre. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-2838-4

1. Ensayo. I. Título. CDD A864

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Contacto con el autor: [email protected]

Tabla de contenidos

INTRODUCCIÓN

CAPITULO 1 “Sabiduría Ancestral”

CAPÍTULO 2“Grandes pensadores”

CAPÍTULO 3“El Cerebro”

CAPÍTULO 4“El aislamiento, extraordinarias posibilidades”

SITIOS CONSULTADOS

Dedico el presente trabajo, en primer lugar, a mi familia, que son el motor y la ayuda idónea.También a todas las personas que buscan ser mejores seres humanos, que sueñan con cambiar el mundo con ideas y pensamientos.

INTRODUCCIÓN

En aquellas épocas, antes de la conquista, existió un pueblo al que llamaremos Tijiqui. Los Tijiquis eran un pueblo nómada andino, los cuales, con el paso del tiempo, decidieron asentarse en un valle rodeado por montañas escalpadas con grandes cascadas de aguas claras y cristalinas, cubierto por un manto de vegetación sinigual.

Años después, el pueblo se convirtió en una civilización; desarrollaron los primeros acueductos para transportar agua de las cascadas a sus riegos, aprendieron a domesticar animales salvajes para que les ayudaran a cuidar la aldea, labraron y cultivaron la tierra para obtener su propio alimento.

Pero la historia de los Tijiquis comienza mucho antes y, para entenderla mejor debemos empezar contando la historia de Chyquy. En medio de la selva, desterrados y asustados se encontraban dos individuos llamados Mongua y Zipazgo, quienes huyendo del frio de sus tribus, de la noche y de las especies que los asechaban, encontraron una cueva oculta en la parte baja del piedemonte andino y decidieron pasar la noche allí, hasta encontrar un lugar más seguro para ellos, ya que Mongua se encontraba esperando a su primer hijo.

Durante el día, Zipazgo salía a buscar alimentos y a recorrer la montaña buscando un mejor lugar para su familia, pero después unos días en dicha faena, pudo darse cuenta de que la cueva era el único lugar seguro en la selva.

Con el paso del tiempo les nació un niño, al que llamaron Chyquy. Los primeros años de vida del infante transcurrieron con normalidad, pero cuando Chyquy cumplió seis años ocurrió lo impensable, uno de los animales salvajes del lugar encontró la cueva y, aunque Zipazgo hizo todo lo posible, no pudo escapar de la fuerza del animal.

Mongua, desesperada, ordenó a su hijo que corriera hasta el fondo de la cueva y que se cubriera con barro para que el animal no percibiera su olor, mientras ella distraía al animal arrojándole piedras y palos. Chyquy hizo lo que su madre le había dicho y permaneció oculto durante tres días y tres noches.

Cuando salió de su escondite se dio cuenta que sus padres ya no estaban. Entonces Chyquy comprendió que estaría solo de ahí en adelante, y decidió proteger la cueva haciendo unas barreras improvisadas con trozos de nogales, arrayanes, piedras y barro, para que los animales no pudieran olerlo, ni entrar.

Los días, los meses y los años de Chyquy transcurrieron en esa cueva. El muchacho aprendió a alimentarse con algunos frutos que caían dentro de su caverna y con los insectos que a menudo le invadían. Chyquy pasaba la mayoría del tiempo rezándole a los dioses, pidiéndoles sabiduría como le había enseñado su padre. Con el pasar de los años, el niño creció y logró agudizar sus sentidos dentro de la cueva; aprendió a observar el comportamiento de ciertos animales, vigilando qué frutos comían, qué efectos les causaban y dónde encontraban agua, esto le proveyó gran sabiduría para su supervivencia.

Un día, en medio de sus rezos, los dioses le manifestaron:

“Próxima está la venida del gigante que yacía dormido, durante varios ciclos lunares será apagada la luz que te guiará, hasta encontrar el camino que te guiará a ella de nuevo”

Chyquy se estremeció y corrió a reforzar la cueva, tratando de cerrarla para protegerla del gigante.

Un día, Chyquy vio como a la cueva entró un raro animal volando, su cuerpo era pequeño y sus alas muy grandes, con varios colores que él nunca había visto; se quedó perplejo y, al escuchar su canto, quedó extasiado. Quería correr detrás de él, ver su comportamiento y ver si había más de estos extraños animales. Sin darse cuenta, el correr detrás del ave le llevó más lejos de lo que esperaba y cuando se percató decidió volver para estar a salvo, pero en ese momento escuchó el crujido de la tierra, vio más animales voladores huir del lugar y observó muchas especies corriendo.

Él nunca había visto nada igual, intentó correr más rápido, pero en ese instante la tierra se estremeció y vio a lo lejos cómo, de las montañas, caían grandes rocas y algunos árboles, las aguas de los ríos se estremecieron.

En ese momento sintió en su corazón que la profecía se había cumplido; sin embargo, fue a buscar su cueva, pero cuando llegó, los árboles, la tierra y rocas que se desprendieron de la montaña habían cubierto por completo la entrada, Chyquy hizo lo posible por intentar abrir nuevamente el paso a la cueva, pero sus esfuerzos fueron en vano.

La frustración y la tristeza lo rodearon. Chyquy empezó a rezar día y noche, clamando a los dioses por una respuesta sobre qué debía hacer, pero estos no le respondieron; asustado, con hambre y con frio emprendió la búsqueda de “la luz”, como se lo habían advertido los dioses.

Chyquy caminó por varios ciclos lunares en búsqueda de la luz; intentó en las copas de los nogales y arrayanes más altos, cerca de embalses y lagunas, en valles y montañas, pero nada parecía tener resultado.

Un día, en su búsqueda de la luz, observó un grupo de individuos buscando frutos en el bosque. Chyquy los veía desde una distancia prudente, escondido entre los matorrales, tratando de entender su comportamiento como lo hacía en la cueva con los animales, pronto se dio cuenta que estos individuos no sabían diferenciar los frutos venenosos de los comestibles, ni encontrar agua o construir refugio.

En eso, la menor de los individuos se encontró con un arbusto que tenía unos frutos pequeños de color rojo intenso y se acercó con intenciones de comer uno de estos frutos, Chyquy recordó que aquel fruto fue comido una vez por una de las especies del bosque y tiempo después de que el animal se alimentara de este fruto cayó al piso y empezó a temblar sin control hasta morir, por tanto, sin pensar en las consecuencias, de un salto salió de su escondite y alejó a la pequeña del arbusto; sus familiares se asustaron con la presencia de Chyquy, hasta que él les relató lo que había observado de aquellos frutos rojos, perplejos ante la convicción de las palabras de Chyquy, a los padres de la pequeña no les quedó la menor duda que él sabía de lo que hablaba.

Agradecidos por prevenir la tragedia en su familia, decidieron seguir a Chyquy en su búsqueda por la luz, convirtiéndose en sus aprendices, mientras él les compartía sus conocimientos sobre el bosque, ellos descubrían cosas nuevas y experimentaban nuevas sensaciones.

En el decimosexto ciclo lunar, después del “despertar del gigante”, Chyquy se dio cuenta de que la única forma de escuchar nuevamente a los dioses sería encontrando un lugar donde pudiera estar en completa conexión y alejado de todo, por esto, decidió expresar a sus aprendices, que seguían en aumento, la necesidad de construir un nuevo lugar donde pudiera recibir otra vez la sabiduría de los dioses.

Sin más demoras, Chyquy y sus aprendices empezaron la construcción de lo que sería un nuevo espacio para el intercambio de saberes con los dioses. Recorrieron durante varios días las montañas en busca del lugar perfecto, hasta que un día encontraron una pequeña apertura en una de las montañas, al ver en su interior se dieron cuenta que cumplía con las descripciones del sitio que Chyquy necesitaba. Así que, sin pensarlo, consiguieron troncos, piedras y demás objetos contundentes que pudieran servir para ampliar la apertura. Pasaron varios ciclos lunares antes de que la apertura alcanzara abrirse al tamaño de que una persona pudiese entrar, pero lo lograron, la felicidad en ese momento invadió a sus seguidores, que ya habían aumentado en un número considerable, y sobre todo a Chyquy.

Al ingresar, en medio de la nueva cueva, había un árbol al que no le prestaron mucha atención, ya que la idea principal era comunicarse con los dioses. Chyquy recibió la noticia de que todo estuvo planeado por los dioses, que ellos guiaron a Chyquy al pueblo y acompañaron los procesos y decisiones que tomaron en el camino.

Además, mencionaron que el árbol que se encontraba ahí recibía el nombre de Tijiqui, el cual tenía propiedades de sanación y concedía poderes especiales de conexión espiritual.

Finalmente, hicieron dos recomendaciones a Chyquy, la primera: sus aprendices ahora serían su pueblo, se llamarían como aquel árbol sagrado y serían bendecidos eternamente por su obediencia, y la segunda, Chyquy debería mantenerse puro de corazón y sus sucesores deberían ser barones del pueblo.

El desenlace de esta historia ya lo conocemos a través de la historia de los Muiscas, pero todo lo anterior, es solamente el prefacio de una teoría que se refuerza a partir de la historia de Chyquy, historia que, aunque parece ficticia, no lo es del todo.

En este libro se pretende resolver las siguientes interrogantes: ¿De dónde viene nuestra creatividad y sabiduría?, ¿qué influenció a nuestros antepasados a pensar?, ¿cómo funciona nuestro cerebro en diversos escenarios?, ¿fueron las cuevas las claves del desarrollo de nuestra inteligencia?, sí es así, ¿cómo deberían ser las aulas de enseñanza del futuro?, ¿cuál fue el verdadero propósito de la construcción de las pirámides y Zigurats, no solo en Egipto, sino en otros lugares del mundo?, ¿se podrán fabricar personas con grandes intelectos (genios)?

CAPITULO 1 “Sabiduría Ancestral”

Aunque la historia de Chyquy parece sacada de un libro de mitos y leyendas, esta historia, está basada en hechos que relatan los indígenas Muiscas, como lo cuenta “la leyenda del dorado”.

Esta leyenda relata que el Chyquy o “Jeque” era la autoridad, el sabio del pueblo, el encargado de las ceremonias religiosas por su cercanía a los dioses; era la persona más respetada de la comunidad. Sin embargo, el proceso de formación del sucesor del Chyquy es lo realmente interesante y la razón del por qué este libro empieza con esa historia.

Relatan los historiadores que el sucesor del sacerdote era su sobrino o familiar, varón de primer rango de consanguinidad, al cual, cuando cumplía los 6 años de edad se le apartaba de la familia y se le internaba en un recinto sagrado llamado cococa, cuca u opaguen,