La gran duda - Boshan - E-Book

La gran duda E-Book

Boshan

0,0
10,99 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

Boshan fue un relevante maestro zen de la dinastía Ming en China. En sus Exhortaciones se centra en la importancia e inevitabilidad de La gran duda, considerándola fundamental en la práctica zen. En su texto, da consejos útiles a los practicantes, señalando errores comunes, a la vez que orientaciones claras sobre cómo evitarlos. El maestro escribe con un estilo directo y anima al lector a profundizar en su práctica , que realizada de manera genuina, hará surgir la duda y, a través de ella, logrará el gran despertar. Jeff Shore enriquece el texto de Boshan con comentarios que arrojan luz a sus escritos, contextualizándolos y demostrando que la esencia de la tradición zen sigue viva. La gran duda es el núcleo de la tradición zen y este libro será de gran utilidad para practicantes de todas las escuelas.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 90

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Boshan

La gran duda

La práctica zen en el mundo

Editado y comentado por JEFF SHORE

Traducción de BORIS GUILLERMO STILSTEIN

Título original: Great Doubt: Practicing zen in the world

Traducción: Boris Guillermo Stilstein

Con colaboración de: Sergio Negrete, Pablo Catalán, Adriana Vicente, Pablo Altube y María Antonia Rodríguez

Diseño de la cubierta: Stefano Vuga

Edición digital: Martín Molinero

© 2022, Wisdom Publications, Somerville

© 2023, Herder Editorial, S. L., Barcelona

ISBN: 978-84-254-4969-7

1.ª edición digital, 2023

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com).

Índice

Prólogo, de Ana María Schlüter

Introducción, de Jeff Shore

Exhortaciones de Boshan

Exhortaciones para quienes no hacen surgir la duda

Exhortaciones para quienes hacen surgir la duda

Comentarios, de Jeff Shore

Comentarios a las Exhortaciones para quienes no hacen surgir la duda

Comentarios a las Exhortaciones para quienes hacen surgir la duda

Agradecimientos

Bibliografía

Notas

Información adicional

Prólogo

Con la autoridad que le confiere su sólida formación en el zen, tanto por su larga práctica en la línea rinzai como por sus conocimientos de la milenaria tradición zen, Jeff Shore ofrece en este libro dos pequeñas pero enjundiosas obras del maestro zen chino Boshan.

Este libro es muy oportuno para nuestro tiempo, en que se propaga una espiritualidad difusa, se adaptan elementos sueltos del zen y se llama «zen» a cualquier cosa. Sentarse en el suelo con las piernas cruzadas sobre un cojín e identificarlo con el zen equivale a confundir un reclinatorio con la fe cristiana. Hacen falta faros que orienten bien. Boshan lo es sin ninguna duda.

En China, a finales de la Dinastía Ming (1368-1644), ante un zen decadente y marginal, Boshan trató de orientar hacia el zen auténtico. En la actualidad no nos encontramos en una decadencia del zen después de un asombroso florecimiento, sino en los inicios de asumir la práctica zen. Sin embargo, surgen características parecidas: tendencia al sincretismo, a cultivar un zen light, a rebajarlo a aspirina espiritual para estar bien sin ir a la raíz. «Sin la gran duda, nuestra práctica se convierte en una huida hacia estados de la mente apacibles», dice Jeff Shore, y «la práctica zen se hunde en una especie de condición enfermiza».1

La fuerza de una práctica zen reside en un triple motor: la «gran fe», es decir, una confianza firme en que existe una realidad que ni los sentidos ni el entendimiento pueden percibir y en que todos los seres están dotados de sabiduría y virtud; la «gran duda» surge al ver un mundo que, con sus guerras, parece justo lo contrario. Cuanto más arraigada la fe y más aguda la duda, más firme podrá ser la «gran determinación» de seguir practicando. Boshan incide en esa gran duda.

En la importante serie de koan Shoyoroku, publicada en 1224, en el caso undécimo el maestro zen Yünmen (en japonés: Ummon) habla de cuatro enfermedades zen. Boshan, para salvaguardar el zen auténtico y guiar en un camino sano, en sus Exhortaciones para quienes no hacen surgir la duda, señala diez enfermedades, entre ellas la del intelecto, la quietista, la del vacío, la de los espíritus, la de darse aires de grandeza.

Continúa con las Exhortaciones para quienes hacen surgir la duda, diciendo hacia el final:

Incluso si uno experimenta la unidad de realidad y apariencia, y el mundo entero parece estar en armonía por el momento, esto no es lo último. Aquí es donde los ignorantes, […] convencidos de que han franqueado el umbral del satori, se apresuran a soltar su duda y a no seguir adelante. […]. Están enfermos hasta la médula. Esto no es zen.

Gracias a la edición y a los comentarios de Jeff Shore y a esta traducción al español, los lectores hispanohablantes podrán acceder a las Exhortaciones de Boshan. Su lectura es muy recomendable no solo para quienes teorizan sobre el zen, sino también, y especialmente, para quienes desean practicar zen en serio y para quienes orientan en esta práctica. Una de las últimas recomendaciones de Boshan es: «Nunca te apresures a salvar a otros mientras el orgullo y la vanidad sigan presentes».

Gracias Jeff, colega en el Dharma, por «presentar y comentar las Exhortaciones de Boshan como palabras vivas con relevancia para nosotros hoy en día».

Ana María Schlüter Rodés, Kiun An

Zendo Betania, Brihuega

Introducción

La duda en la tradición del zen

Al igual que otras religiones, el budismo zen fomenta la fe o la confianza, pero también la duda. Existen, sin embargo, dos clases de duda: la duda escéptica y la gran duda. La primera es de poco valor. De hecho, junto con la codicia, el odio, la ignorancia y el orgullo, la duda escéptica generalmente se considera una contaminación, un obstáculo o un veneno. Ese tipo de duda da lugar a una actitud vacilante que evita que uno entre en el camino. La gran duda, el tipo de duda que el zen valora, es algo completamente diferente. Hay buenas razones por las que se le denomina de ese modo.

La gran duda es intenso asombro, una poderosa curiosidad que nos abre. No está en oposición a la confianza en el camino. De hecho, la gran duda solo puede nacer de una gran confianza, la cual nos sirve de plataforma y de apoyo; la gran duda nos mantiene en el sendero y nos guía a lo largo del camino. La gran confianza es la convicción, basada en la experiencia, de que el camino está ahí; la gran duda es el combustible que nos permite recorrerlo. Según recoge la antología de Zhuhong Látigos para atravesar la barrera del zen,1 Zhen, maestro zen chino del siglo XIV, lo resume así al inicio de una charla sobre el Dharma: «Confía plenamente y dudarás plenamente; duda plenamente y despertarás plenamente».2

Consideremos la vida del Buda: su gran renuncia y su abandono del hogar, su lucha y su despertar. A lo largo de todo este proceso, su afán por resolver la gran duda es inequívoco. Semejante duda requiere nuestra atención urgente.

En este pequeño libro exploraremos dos textos breves sobre la gran duda escritos por Boshan (1575-1630), uno de los principales maestros chinos de la dinastía Ming.

Llevan por título Exhortaciones para quienes no hacen surgir la duda y Exhortaciones para quienes hacen surgir la duda. Boshan (o monte Bo) es el nombre de la montaña donde este maestro estuvo activo; como muchos otros maestros, fue así como obtuvo su nombre. También se le conoce como Wuyi Yuanlai y Dayi.

Boshan provenía de Shucheng, actual provincia de Anhui, al oeste de Nanjing. Dejó su hogar en plena adolescencia, comenzó a estudiar y practicar budismo, incluidos cinco años de disciplina meditativa sostenida, y recibió la ordenación completa. Más tarde practicó bajo el maestro de tradición caodong (japonés: sōtō) Wuming Huijing (1548-1618), severo guía que, en un inicio, rechazó repetidas veces las intuiciones presentadas por Boshan. Un día, mientras meditaba intensamente, sentado sobre una roca, Boshan tuvo una súbita realización al escuchar caer con estrépito una estatua cercana. Al año siguiente, antes de cumplir los 30 años, tuvo un gran despertar al ver a una persona trepar un árbol. Boshan recibió los preceptos del bodhisattva para, posteriormente, enseñar en varios monasterios; finalmente, se instaló en el monte Bo, en la actual provincia de Jiangxi, al sur de Anhui. Fue uno de los cuatro herederos del Dharma de Wuming Huijing, y él mismo dejó varios herederos y discípulos laicos. Falleció en 1630.

Uno de sus discípulos laicos escribió el prefacio, fechado en 1611 (Boshan tendría alrededor de 36 años en ese momento), a la obra principal de la que estas exhortaciones forman parte. Allí dice que es «un auténtico bote salvavidas en esta época degenerada, un camino directo para la mente del principiante. Beneficioso sin duda en la actualidad, será de gran ayuda en el futuro también».

Desde entonces se han publicado ediciones en chino, coreano y japonés. Boshan fue prolífico; en su propia introducción a la obra principal, que incluye los presentes escritos, enfatiza la importancia de esta gran duda:

En la práctica del zen, el punto esencial es hacer surgir la duda. ¿Qué es esta duda? Cuando naces, por ejemplo, ¿de dónde vienes? No puedes evitar permanecer en duda ante esto. Cuando mueres, ¿a dónde vas? De nuevo, no puedes evitar permanecer en duda. Como no logras atravesar esta barrera de vida y muerte, de repente la duda se amalgama ante tus ojos. Intentas soltarla, no puedes; intentas alejarla, no puedes. Con el tiempo atravesarás este bloque de duda y te darás cuenta de lo inane de esta noción de vida y muerte, ¡ja! Como decían los venerables ancestros: «A gran duda, gran despertar; a mínima duda, mínimo despertar; ninguna duda, ningún despertar».

Si pudiera evitarse la duda, la fe sola sería suficiente. Confiar plenamente es un camino pleno y completo. Para la mayoría de nosotros, sin embargo, la duda es inevitable. Nuestro mismo yo está escindido, por dentro y por fuera. En pocas palabras, esta escisión somos nosotros mismos. El yo nace escindido: por un lado, la fe; por el otro, la duda.

Tian, practicante laico del zen chino de fines del siglo XIII, también alude a la relación entre fe y duda, como aparece citado en Látigos para atravesar la barrera del zen:

Si la fe es sólida, la duda será sólida; una vez que esta se afirma, el letargo y la dispersión mental desaparecen por sí solos.3

La gran fe y la gran duda son la base de la práctica del zen y constituyen su carácter distintivo. Boshan lo expresa de manera muy directa: «En la práctica del zen, el punto esencial es hacer surgir la duda». La forma de proceder del budismo zen es: «¿Así que dudas? Entonces, adelante, ¡duda! ¡Lleva esa duda hasta el final!». Practicar la gran duda de esta manera es la función consumada de la gran fe.

Hakuin, maestro zen japonés del periodo Edo, lo expresa claramente:

En resumidas cuentas, la práctica del zen tiene como tarea central la resolución del bloque de duda. Por eso se dice: «En el fondo de la gran duda yace el gran despertar. Si tu duda es completa, tu despertar será completo».4

Sin embargo, esa gran duda no puede ser forzada. Debe surgir naturalmente, a partir de un reconocimiento claro del gran asunto de la vida y la muerte. Véase por ejemplo el siguiente intercambio entre Bankei, maestro zen japonés del siglo XVII, y uno de sus discípulos:

Monje: Los maestros zen de antaño han dicho que un gran despertar procede de una gran duda. No usas esta gran duda en tu enseñanza. ¿Por qué?