La hija del aire - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

La hija del aire E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

La hija del aire es una de las tragedias teatrales de Pedro Calderón de la Barca. Suele emplear en ellos auspicios y profecías iniciales que desvían la atención del público, con componentes mitológicos, rasgos deudores de la obra de Lope de Vega y centrados en temas clásicos de la época como la religión, el amor y el honor.

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Seitenzahl: 96

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Pedro Calderón de la Barca

La hija del aire

Primera parte

Saga

La hija del aireCover image: Shutterstock Copyright © 1650, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726497496

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

MENÓN. LISÍAS. TIRESIAS, viejo.NINO, rey.ARSIDAS. FLORO. CHATO. SEMÍRAMIS. IRENE. SILVIA. SIRENE. LIBIO. MÚSICOS. ACOMPAÑAMIENTO.

Jornada I

Dice MENÓN dentro los versos siguientes.

 

MENÓN Haced alto en esta parte,

y, en uno y otro escuadrón

divididos, saludad

con salva al Rey mi señor.

 

(Tocan cajas, y dice LISÍAS a la otra parte.)

 

LISÍAS Cantad aquí, mientras llega 5

el Rey a estos montes hoy,

y a aquellas salvas de Marte

sucedan las del Amor.

MÚSICOS Coronado de laureles,

lleno de fama y de honor, 10

vuelva el valeroso Nino

a los montes de Ascalón.

 

(Ha de haber una puerta de una gruta al lado izquierdo, y dentro den golpes, ydice SEMÍRAMIS dentro.)

 

SEMÍRAMIS Tiresias, abre esta puerta,

o, a manos de mi furor,

muerte me dará el verdugo 15

de mi desesperación.

 

(Sale TIRESIAS, viejo, vestido de pieles largas, como sacerdote antiguo y dice los versossiguientes, con admiración.)

 

TIRESIAS Allí trompetas y cajas,

de Marte bélico horror,

y allí voces e instrumentos,

dulces lisonjas de amor, 20

escucho; y cuando, informado

de tan desconforme unión

de músicas, a admirarme

en las causas de ella voy,

estos golpes que a esta puerta 25

se dan, y en mi corazón

a un tiempo, me han detenido.

Confuso y medroso estoy.

MENÓN (Dentro.)

Haced salva; que ya el Rey

desde aquí se descubrió. 30

 

(Cajas.)

 

LISÍAS (Dentro.)

Vuelva la música a dar

al aire su dulce voz.

MÚSICOS (Dentro.)

A tanta admiración,

suspenso queda en su carrera el Sol.

 

(En la gruta, SEMÍRAMIS, y golpes.)

 

SEMÍRAMIS Tiresias, si hoy no dispensas 35

las leyes de esta prisión

donde sepultada vivo,

la muerte me daré hoy.

TIRESIAS Del acero de mi vida

ya tres los imanes son; 40

éste llama con más fuerza,

a responder a éste voy.

¿Qué das voces?

 

(Abre la puerta y sale SEMÍRAMIS, vestida de pieles.)

 

SEMÍRAMIS Dos acentos,

que a un tiempo el aire veloz

pronuncia, dando a mi oído 45

los dos equivocación,

por no haberlos escuchado

jamás -que jamás llegó

a mi noticia el ruidoso

aparato de su voz- 50

la cárcel romper intentan

donde aprisionada estoy

desde que nací, porque

confusamente los dos

me elevan y me arrebatan: 55

éste que dulce sonó,

con dulces halagos, hijos

de su misma suspensión;

éste que, horrible, con fieros

impulsos, tras quien me voy, 60

sin saber dónde, y que iguales

me arrancan del corazón

blandura y fiereza, agrado,

ira, lisonja y horror;

cuándo un estruendo a esta parte, 65

cuándo a ésta una admiración;

ésta adormece el sentido,

ésta despierta el valor,

repitiéndome los ecos

del bronce y de la canción... 70

 

(Todo junto, música y cajas.)

 

MÚSICOS A tanta admiración,

suspenso queda en su carrera el Sol.

TIRESIAS No en vano yo me recelo

que fuese despertador

del letargo de tu vida 75

ese confuso reloj

de los vientos, que hoy ha hecho

desacertado el rumor.

Hablarte quise, porque

esas novedades dos 80

temí siempre que engendrasen

en tu altiva condición

nuevos deseos de ver

a quien las ocasionó.

Y así, quiero prevenirte 85

de lo que es, para que no

te desespere tu vida

y el influjo superior,

que, a voluntad de los dioses,

te tiene en esta prisión, 90

la facilite, sin que

baste a embarazarlo yo.

Sabrás, pues, que Nino, Rey

de Siria, ya vencedor

de las bárbaras naciones 95

del Oriente, vuelve hoy

a Nínive, Corte suya;

por aquí pasa, y al son

de sus cajas y trompetas,

lenguas del sangriento dios, 100

los rústicos moradores

de los montes de Ascalón

le aclaman. Y pues que ya

sabes toda la ocasión

del militar aparato 105

y la dulce elevación,

sosiégate, y vuelve, vuelve

a la estancia que te dio

por cuna y sepulcro el Cielo;

que me está dando temor 110

pensar que el Sol te ve, y que

sabe enamorarse el Sol.

SEMÍRAMIS En vano, Tiresias, quieres

que ya te obedezca, que hoy

la margen de tus preceptos 115

ha de romper mi ambición.

Yo no he de volver a él

si tu sañudo furor

me hiciese dos mil pedazos.

TIRESIAS Mira...

SEMÍRAMIS Suelta.

TIRESIAS ¿Ya olvidó 120

tu memoria cuán infausto

fue tu nacimiento?

SEMÍRAMIS No;

bien lo sé de ti, que fuiste

segundo padre, a quien yo

debí la vida.

TIRESIAS Pues ¿cómo 125

no me obedece tu amor?

SEMÍRAMIS Como mi obediencia ya

la última línea tocó

del sufrimiento, alentado

del discurso y la razón. 130

TIRESIAS ¿Te acordarás que te dije?...

SEMÍRAMIS Sí, que Venus te anunció,

atenta al provecho mío,

que había de ser horror

del mundo, y que por mí habría, 135

en cuanto ilumina el Sol,

tragedias, muertes, insultos,

ira, llanto y confusión.

TIRESIAS ¿No te dije más?

SEMÍRAMIS Que a un Rey

glorioso te haría mi amor 140

tirano, y que al fin vendría

a darle la muerte yo.

TIRESIAS Pues si eso sabes de ti,

y el fin que el hado antevió

a tu vida, ¿por qué quieres 145

buscarle?

SEMÍRAMIS Porque es error

temerle; dudarle basta.

¿Qué importa que mi ambición

digan que ha de despeñarme

del lugar más superior, 150

si para vencerla a ella

tengo entendimiento yo?

Y si ya me mata el verme

de esta suerte, ¿no es mejor

que me mate la verdad, 155

que no la imaginación?

Sí; que es dos veces cobarde

el que por vivir murió;

pues no pudiera hacer más

el contrario más atroz, 160

que matarle, y eso mismo

hizo su mismo temor.

Y así, yo no he de volver

a esa lóbrega mansión;

que quiero morir del rayo, 165

y de sólo el trueno no.

TIRESIAS Pues antes que te resuelvas

a tan temeraria acción

como darte a conocer,

sabré embarazarlo yo. 170

 

(Cajas y música juntos.)

 

SEMÍRAMIS ¿De qué suerte, si ya vuelven

a alentar mi presunción

esas voces?

TIRESIAS De esta suerte.

¡Guardas del monte!

 

(Salen soldados.)

 

UNO Señor...

TIRESIAS Pues vosotros sois a quien 175

este prodigio fió

mi confianza, sin que

el rostro viese a los dos,

esa fiera racional

reducid a su prisión. 180

SEMÍRAMIS Tened, no lleguéis, villanos;

que no quiere mi valor

darse a partido; y así,

para que no quedes hoy

vano de haberme vencido, 185

tengo de vencerme yo.

Mira, Tiresias, a cuánto

se extiende mi presunción;

pues, porque nadie me fuerce,

voluntariamente voy 190

a sepultarme yo misma

en esta oscura estación

de mi vida..., de mi muerte

tumba, dijera mejor.

(Vase.)

TIRESIAS Cerraré la puerta. Grande 195

Júpiter, dame favor

para que embarace tanto

asombro como antevió

Venus, prevenido en este

raro prodigio de amor. 200

 

(Las cajas y soldados por una puerta; NINO, REY, y MENÓN, GENERAL, e IRENE conespada y plumas; MÚSICOS vestidos de villanos; LISÍAS, CHATO y SIRENE.)

 

LISÍAS Vuelvas felizmente,

de laureles ceñida la alta frente,

a ver, de tan extraños horizontes,

hoy, gran señor, aquestos patrios montes

que ausente te han tenido edades tantas. 205

CHATO Y a todos su merced nos dé las plantas,

pues de creer es que para tales fines

todos los reyes traigan escarpines;

y déselas también aquí a Sirene,

mi mujer, que a besárselas hoy viene 210

y se las besará con alegría,

por besar una cosa que no es mía.

SIRENE ¿Que luego, hubiese, Chato,

de ver el Rey que sois un mentecato?

NINO Alzad todos del suelo. 215

Yo, Lisías, os estimo el noble celo

con que Ascalón recibe mi persona.

LISÍAS Vuestra Grandeza mi humildad abona;

que, aunque es verdad que yo le he gobernado,

este amor no se debe a mi cuidado, 220

sino a su gran lealtad. Y vos, señora,

de tanto humano Sol divina Aurora,

a todos dad la mano.

CHATO Sino a Sirene, mi mujer; que es llano

que si llega en sus labios a ponella, 225

de asco en un mes no comeréis con ella.

SIRENE ¡Para ésta, picarote!,

que, los huéspedes idos, haya escote.

NINO Puesto que ya mi gente

las fértiles Provincias del Oriente 230

discurrió numerosa

con tan grandes conquistas victoriosa,

pues a sus armas yace la Fenicia,

la Bitinia, la Siria, la Cilicia,

la Propóntida, Lidia, Egipto y Caria, 235

donde apenas quedó nación contraria

que no me obedeciese

desde el Tanais al Nilo, cese, cese

el militar acento

de estremecer al Sol, herir al viento, 240

turbar el mar y fatigar la tierra,

hoy a la blanda paz ceda la guerra.

Desde hoy vivir en ella determino

en la ciudad que, de mi nombre, Nino,

Nínive se ha llamado, 245

a quien por grandeza he edificado.

Tú, Menón, que valiente

los sagrados laureles de mi frente

tanto has facilitado,

que a ti el mirarme de ellos coronado 250

confesaré que debo,

si bien bien a pagártelos me atrevo,

hoy con la gente en Ascalón te queda,

donde, a tu orden, disponer se pueda

ese despojo todo; 255

y en su distribución dispón el modo,

de suerte que el más mísero soldado

no vuelva sin que vuelva coronado

con trofeos marciales

a pisar de su casa los umbrales. 260

Y porque a dar hoy enseñado vivas,

quiero que antes recibas;

porque no sabe cuánto es lisonjero

el dar, el que primero

no supo cuánto fue, Menón, penoso 265

que liberal no fuera un poderoso;

quiero que en este punto

el dar y el recibir lo aprendas junto.

Esa Provincia bella,

con cuanto en sí contiene, hinche y es de ella, 270

es tuya; de Ascalón eres ya dueño,

aunque triunfo pequeño

a tus grandes servicios.

Pero estos no son premios, sino indicios

de mi amor. No te ofrezcas 275

a mis pies, ni eso poco me agradezcas.

Toma la posesión, paga la gente,

y todo esto sea brevemente;

porque tu aviso creo

que te le está notando mi deseo; 280

que yo con la divina y soberana

beldad de Irene, mi gallarda hermana,

a quien, la Palas siendo de este Marte,

mis aplausos debieron tanta parte,

ir a Nínive quiero; 285

en ella, pues, te espero,

para partir contigo

mi cetro y mi corona. El Sol testigo

será de una privanza

a quien nunca se siga la mudanza. 290

MENÓN Invictísimo joven, cuya frente

no sólo de los rayos del Oriente

inmortal se corona,

pero de zona trascendiendo en zona,

de hemisferio pasando en hemisferio, 295

hasta el ocaso extenderá su imperio.

Yo estoy de ti premiado

sólo con ver, señor, que hayas llegado

a dejarte pagar de mis deseos;

que nadie es acreedor de tus trofeos, 300

sino tu aliento sólo,

Marte en la guerra y en la paz Apolo.

NINO Dame, Menón, tus brazos,

y cree que aquestos lazos

nudo serán tan fuerte 305

que sólo le desate...

MENÓN ¿Quién?

NINO La muerte.

(Vase.)

IRENE De mil contentos llena,

no a dar, a recibir la norabuena

me ofrezco yo, Menón, porque a ninguna

persona toca más vuestra fortuna. 310

MENÓN En eso no hacéis nada,

que sois en ella muy interesada;

pues cuanto yo valiere

no es más que un corto don que darme quiere

el Cielo, porque tenga 315

un sacrificio más que te prevenga

llegar con mudo ejemplo

al no piadoso umbral de vuestro templo.

Dadme a besar la mano,

si merezco favor tan soberano 320

en esta despedida.