La magia de lo real - Eduardo Lurueña - E-Book

La magia de lo real E-Book

Eduardo Lurueña

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Beschreibung

La magia de lo real es un libro de aventuras, biográfico y de crecimiento personal en el que encontraras ejemplos de superación para todos los gustos, entre ellos las victorias sobre la enfermedad y el dolor. Batallas que Eduardo Lurueña afronta con la fuerza mental como la mejor de sus armas: arma que le sirvió para que se impusiera al dolor de su mano rota, la cual tenía que utilizar para seguir golpeando un saco de boxeo durante cinco días, y para recuperarse de una hernia discal que amenazaba sus ilusiones de viajar al espacio… Sin nadie que le pudiera ayudar, decidió asumir los riesgos de aplicarse él mismo un tratamiento de electro-acupuntura, y se clavó agujas en la médula con el fin de recuperarse a tiempo para continuar con las exigentes y decisivas pruebas físicas en Estados Unidos. El autor controló la mente, como se explica en este libro mágico, y consiguió vencer a su rival con los ojos vendados en un torneo mundial. Este libro es tan mágico como real. Descubre la magia que hay en ti.EL AUTOREduardo Lurueña, nacido en Talavera de la Reina (Toledo), es doctor en acupuntura por la ECAN, diplomado en Trabajo Social y auxiliar de Psiquiatría, maestro en la enseñanza del taichi, de la meditación, del control mental y de las técnicas de relajación, además de una de las leyendas en el mundo del Kung-fu y de las artes marciales.Su sencillo método de superación personal, basado en la concentración mental, le está llevando a realizar auténticos prodigios, como el de la conquista del Campeonato Internacional de Artes Marciales, en el que venció a su rival con los ojos y los oídos tapados, haciendo el pino sobre el dedo índice y soportando el empuje de cuarenta personas. Es el primer astronauta civil español elegido por el astronauta norteamericano Buzz Aldrin.Su imparable capacidad de superación asombra al mundo.

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Dedicado a quienes han estado a mi lado en todo momento, para inspirarme y para ayudarme a llegar más lejos. Os quiero.

Si sueñas y luchas por algo grande, al final, consigues cosas grandes.

Son las personas que no se rinden y que se levantan después de cada caída con nuevos bríos quienes cambian el mundo para siempre.

Prólogo 1

Si hay algo en lo que siempre he creído es en el potencial de superación del ser humano y en el poder de la mente.

Eduardo Lurueña ha superado retos realmente sorprendentes gracias al poder de la mente. Él es una prueba viviente de lo que siempre he enseñado: si controlamos nuestra mente controlamos nuestro destino, y ninguna barrera es lo bastante fuerte para detener nuestro avance. Usted, lector, tiene en sus manos un maravilloso testimonio de superación personal y del poder de la mente, relatado por una persona que lo ha experimentado. Déjese llevar y disfrute de este relato vivencial y de sus consejos, así como del ejemplo e inspiración de Eduardo Lurueña.

No olvide la importancia de la meditación y, en particular, del entrenamiento de la concentración mental. Una mente concentrada es una mente clara, tranquila y preparada para afrontar los más sorprendentes desafíos.

Me ha alegrado encontrar plasmada en la obra la esencia de algo en lo que insisto de forma constante: el crecimiento personal no sólo estriba en adquirir hábitos positivos, sino en abandonar los negativos. En otras palabras, nos preocupamos, sobre todo, de transformarnos cada vez más positivamente, pero nos olvidamos de algo esencial: transformarnos cada vez menos negativamente. Y ahí reside lo que llamamos «resistencias mentales». Cuando no logramos una meta tendemos a buscar explicaciones fuera de nosotros mismos. A veces, pensamos que hemos hecho mal lo que teníamos que hacer; otras veces culpamos a otra persona, hecho, situación… Sin embargo, en realidad, la mayor parte del problema no está en el exterior, sino en nosotros. Ahí dentro tiene su morada un auténtico monstruo, representado por las resistencias mentales, las cuales oponen mucha fuerza para boicotear nuestro avance hacia el éxito. Cuando nos olvidamos de esas resistencias interiores somos como un coche con un motor de gran potencia, pero con el freno de mano puesto. Por mucho que aceleremos, y por muy poderoso que sea el motor, no avanzamos. No sólo se trata de acelerar. Sobre todo hemos de quitar el freno de mano, y eso equivale a vencer la acción de ese monstruo interior.

Querido lector, deseo que disfrute de la lectura tanto como lo ha hecho un servidor, al tiempo que le transmito mis mejores deseos de éxito y felicidad. Recuerde que se puede tener mucho éxito y no ser feliz —basta encender el televisor para encontrar infinidad de ejemplos—. Sin embargo, se puede tener éxito y ser feliz al mismo tiempo, si contamos con un claro sentido de nuestra visión y nuestra misión en la vida y estamos dispuestos a trabajar duramente para superar los obstáculos exteriores y, sobre todo, interiores.

Para conseguir esto último tiene en sus manos un material extraordinario, estimulante, que le recomiendo vivamente para disfrutar y trasladar a su vida cotidiana.

Félix Torán

Escritor, conferenciante e ingeniero, autor deAtrévete a ser un líder

Prólogo 2

Debo reconocer que cuando me hablaron por primera vez de Eduardo y fui indagando en sus «hazañas» llegué a dudar de que fuera cierto todo cuanto se decía de él. En mi estrecha mente mundana y condicionada por las películas de Supermán (pura ciencia ficción) no cabía como real la imagen de alguien partiendo ladrillos con un dedo, ganando un combate de artes marciales con los ojos vendados, aguantando la fuerza de 20 personas que empujaban sin moverse… y demás proezas poco verosímiles para el ciudadano común. Me sonaba a fuegos artificiales, a trucos de magia que escondían una realidad oculta detrás de una cortina de humo. Sin embargo, decidí aventurarme en el descubrimiento de un personaje tan singular. Y hablé con él. Sentía curiosidad e intriga. Intenté aparcar mis erróneos e injustificados prejuicios y acercarme a una «nueva dimensión» para mí. Eduardo me sorprendió. En algún momento llegué a pensar que sería un tipo arrogante que presumiría de sus hitos como si fueran medallas colgadas en el uniforme de un general, pero volví a equivocarme. Me encontré con un chico sencillo, pausado y muy centrado. Me asombró su tranquilidad y su filosofía vital.

La primera vez que le vi en persona y que pude charlar con él durante más tiempo me desveló su gran secreto: el poder de la mente. Su forma de entender la vida, su trabajo diario desde pequeño, sus métodos de entrenamiento y la fuerza mental convirtieron a un chico tímido de Talavera en un prodigio de fortaleza, concentración y convicción. Si te lo propones y te aplicas con toda tu energía, cualquier muro puede caer por muy imposible que parezca. Esos son los cimientos de la montaña que fue creciendo día a día en su interior.

La magia de lo real es una lección de vida, de cómo encarar los objetivos que cada uno se propone y de cómo conseguir fuerza para superar los obstáculos que nos encontramos en el camino. Y desde luego, en esta tarea, pocos maestros son tan convincentes como Eduardo.

David Alonso Cadena SER

Prólogo 3

La magia de lo real es, como su autor, tan mágico como real. Su lectura atrapará al lector por su frescura, por la ausencia de artificio y por la naturalidad con la que Eduardo describe su vida, su método y sus retos.

Hace unos meses conocí a Eduardo, después de leer un artículo publicado sobre él en un periódico de ámbito estatal. En dicho artículo se narraban las hazañas, a cual más inverosímil y espectacular, de un joven maestro en artes marciales que buscaba la superación constante enfrentándose a retos físicos y mentales que parecían estar fuera del alcance del ser humano. Sin embargo, lo que más me llamó la atención no fueron sus increíbles hazañas, sino la profundidad y la generosidad de su mensaje.

Aunque su entrenamiento mental y físico ha jugado un papel primordial para poder superar los retos que se ha ido imponiendo, creo que lo que ha marcado su diferencia es la profundidad con la que él siente esta necesidad de superación. La búsqueda incansable del PORQUÉ es el motor que lo ha guiado hacia metas impensables.

El lector tiene en sus manos un libro cargado de emoción que, sin duda alguna, no le dejará indiferente. En él descubrirá la vida de un maestro precoz, que tiene más preguntas que respuestas. Pero que de cada pregunta es capaz de extraer un aprendizaje que compartir; de cada reto, una provocación para los incrédulos e inmovilistas, y de cada idea, una inspiración para los que buscamos superar nuestros propios límites.

La magia de lo real narra la experiencia vital de su autor, así como los fundamentos de su método de entrenamiento y su filosofía de vida. Es fantástico comprobar cómo consigue explicar, con asombrosa claridad y sentido práctico, el papel que juega la meditación en la generación de energía y de paz mental. Asimismo, es capaz de sumirnos, de forma vertiginosa, en el relato de un sinfín de retos vitales.

La magia de lo real es un inicio, una invitación a la superación del ser humano. Una propuesta para disfrutar, pensar, sentir, aprender… y emprender un viaje hacia nuestros sueños.

Josep Alcaraz Echarri

Médico y emprendedor

Prólogo 4

Me llamo Jesús Sancho. Soy periodista de La Vanguardia.com. Un día, un compañero de trabajo me comentó que había visto cómo un maestro en artes marciales había combatido con los ojos vendados y había ganado a su contrincante. No me lo podía creer. Luego añadió que también había roto ladrillos con la punta del dedo índice. Mi cara todavía mostró más incredulidad. También había hecho flexiones con la punta del dedo índice, apostilló. Unas semanas después tuve la oportunidad de entrevistar y conocer en persona a Eduardo Lurueña, campeón mundial de kung-fu.

Desde el primer momento su presencia no pasó inadvertida; como suele decirse, está hecho de otra pasta. Casi sin darme cuenta empezó a realizar, sin inmutarse y con una facilidad pasmosa, cuanto me había explicado mi compañero de trabajo. Verlo en directo fue impresionante, pero lo que más me asombró fue su actitud y su confianza, cómo se transformaba internamente para afrontar los retos más irrealizables.

Tal y como asegura el propio Eduardo, si se enfoca la mente se logran hasta los sueños más locos. Y ahora tenemos la fortuna de vivir su sueño «loco» en La magia de lo real. Un viaje fascinante de uno de los campeones de artes marciales más importantes de los últimos tiempos. Con ejemplos concretos, y a través de su experiencia, da claves para un desarrollo personal a partir del poder de la mente, con el objetivo de superar cualquier límite y lograr, así, el sueño más quimérico.

Desde el principio, desde su propio nacimiento, ya se podía intuir que Eduardo ha sido llamado para hacer algo grande. Ahora, y gracias a la edición de este libro, los lectores pueden saber de sus aventuras por el mundo y de sus sorprendentes habilidades. Más allá de sus valiosos triunfos deportivos y de un palmarés repleto de campeonatos mundiales, uno de los mejores golpes que ha dado este maestro de las artes marciales ha sido el de perseverar en su lucha por un mundo mejor. A mi modesto entender, esa es una de las claves de La magia de lo real.

Jesús Sancho

Periodista de La Vanguardia.com

El lenguaje del Universo

Varias preguntas golpeaban mi mente: ¿Qué misterio hay en nuestra creación? ¿Cómo podemos utilizar el conocimiento del universo y de la vida en nuestra existencia cotidiana? Las respuestas estaban delante de mí, y también se hallan delante de vosotros. Mucha gente me llama campeón; otros, mago. Otros dicen que me rodeo de una gran parafernalia y que soy excéntrico, pero nadie me llama farsante, porque he logrado lo que pocos han hecho. Ahora quiero que esto cambie y que todos logren hacer lo que yo puedo. Deseo sacar lo mejor de todos nosotros, porque podemos hacer de esta vida algo milagroso, mágico y esperanzador…

¿Te atreves a dar el paso?

Una vida llena de magia

Todo cuanto expondré a continuación es totalmente real. Quienes me han visto hacer lo que hago son testigos de ello, por eso invito a los lectores a conocerme y, con este libro, a que se conozcan ellos, y comprobar que, con esfuerzo, todo es posible.

No quisiera parecer arrogante en la narración de cuanto he logrado en mi camino. Lo que cuento es lo que ha ocurrido tal cual, y mi objetivo no es otro que ayudarte a mejorar tu vida.

Soy seis veces campeón de España de kung-fu; dos veces, campeón del mundo de kung-fu; dos veces, campeón del mundo de artes marciales; campeón del US OPEN de artes marciales; ganador en dos ocasiones del Open Internacional de Artes Marciales; ganador de tres medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Artes Marciales. La última de estas medallas la obtuve por pelear en el combate final con los ojos vendados, sin poder ver a mi adversario, en un duelo sin protecciones y en el que valía prácticamente todo tipo de golpes. Él podía verme, pero yo —como explicaré más adelante— era capaz de sentir sus pensamientos, de anticiparme a sus movimientos, gracias al desarrollo del sexto sentido y a la «apertura» del tercer ojo… Y así fue como pude vencer.

Además, he conseguido batir el récord de k. o. más rápido en el mundial de kung-fu, de 2005: 6 segundos; y el de pelear en peso pesado (yo pesaba 67 kg y mi adversario, más de 108 kg): 13 segundos.

Solo con el dedo índice, soy capaz de hacer el pino, realizar flexiones y romper ladrillos. Soporto el empuje de una veintena de personas. Puedo, asimismo, unir dos dedos y que 50 personas no puedan separarlos, sanar lesiones con las manos, aplicando la concentración mental. También soy capaz de invertir la polaridad de mi cuerpo: puedo lograr que la gente me levante fácilmente y que, por el contrario, les resulte imposible hacerlo…, así como otras muchas cosas.

Tengo como uno de mis mayores logros el hecho de haber ayudado a otras personas a vencer depresiones y a superar sus límites físicos para llegar al éxito. Un ejemplo es el de un alumno con ceguera total en un ojo, y con un 85 % de discapacidad en el otro: combatió y lo hizo de manera increíble ante otro luchador profesional sin discapacidad. Además, he conseguido aumentar el rendimiento de corredores de maratones, golfistas, atletas…

Por último, he pasado en España las pruebas de la Axe Apollo Space Academy (AASA) entre 17.035 personas, y he superado los posteriores y durísimos retos, en el ámbito mundial, frente a más de un millón de aspirantes, para convertirme en el primer astronauta civil de España, y en uno de los pionereos del mundo, que viajará al cosmos con la agencia Space Expedition Corporation.

Con La magia de lo real os doy la oportunidad de conocerme para ser testigo de ello en primera persona.

Nacer solo

Cuando nací, hace ya unos cuantos años, no había ecografías, así que tanto mi madre como el resto de mi familia y médicos ignoraban que llegábamos a este mundo dos hermanos gemelos.

Mi madre recuerda que, tras dar a luz a mi hermano, algo empezaba a moverse dentro de su cuerpo. De pronto, vio una cabeza salir sola, por su propio impulso. Ella gritó, y su último recuerdo, antes de caer desfallecida, fue el de ver agacharse al doctor para recogerme del suelo.

Con mis hermanos, Ana y Fernando, gocé de una infancia llena de experiencias mágicas e increíbles. Vimos cosas que parecerían imposibles y, sin embargo, fueron muy reales… Esas vivencias, por sí solas, darían pie a la escritura de otro libro.

Desde pequeño he sentido una viva inquietud dentro de mí. Con sólo dos o tres años me preguntaba por el origen de la vida: de dónde venimos, adónde vamos… Esa búsqueda me ha llevado a descubrir cosas que ya existían en mi interior y que, tras dominar el arte de la meditación, ha desembocado en el hallazgo de algunas respuestas.

Mi padre me instó a practicar karate en mi colegio, pero no sería en este campo en el que hallaría las respuestas; con 14 años conocí el kung-fu, y entonces sí, algo dentro de mí saltó y me di cuenta de que aquí encontraría lo que buscaba.

Mi maestro era discípulo de un antiguo monje del linaje shaolin que, tras la última destrucción del templo, huyó a varios países y acabó en Alemania; allí transmitiría los conocimientos que llegaron a mí.

Él era muy duro. Sufrí penurias sin cuento: humillaciones, rotura de huesos, ejercicios que podían costarme la vida. Pero yo estaba seguro de que superaría todas las pruebas.

Me entrenaba siete horas por día, de domingo a domingo… Y tanto sacrificio tendría, al fin, su recompensa: conseguí ser superior, psíquica y físicamente, a todos mis rivales.

Los años me enseñaron que no es preciso llegar al límite de las propias fuerzas: lo más necesario es la confianza en uno mismo, práctica y paciencia. De mis primeros entrenamientos recuerdo que corríamos persiguiéndonos entre compañeros. Particularmente, viene ahora a mi memoria una mañana de sábado: éramos cinco veteranos, los únicos que logramos soportar los rigores del entrenamiento durante 10 años. El primero del grupo era mi hermano Fernando, un prodigio de fuerza bruta que, a la hora de entrenar y competir, es todo corazón. El segundo, Julio, agilidad en estado puro, ¡capaz de saltar 1,80 metros y caer de pie con extremada suavidad! Es, además, una persona muy graciosa. El tercero, Roberto, es un tipo muy serio, muy fino, mezcla extraordinaria de técnica y fuerza. El cuarto, Javier, pura voluntad, la prueba palpable de que una persona puede vencer sus limitaciones físicas con tesón y esfuerzo; no era un portento físico, pero sí muy capaz de superar casi cualquier obstáculo. Y el quinto… El quinto, naturalmente, era yo.

Cuando corríamos persiguiéndonos los unos a los otros —un ejercicio muy completo de resistencia y velocidad—, ocurrió que esprinté demasiado para tratar de pasar entre uno de mis compañeros y una columna. No medí bien, mi mano se quedó atrás y me la rompí. Se trataba de una nueva experiencia para mí; me retorcía de dolor en el suelo, e incluso entré en shock, pues empecé a sufrir temblores y escalofríos. Yo le gritaba a mi maestro que me había roto la mano, pidiéndole ayuda, pues sólo era un adolescente; pero él, implacable, me dijo: «Ponte en pie y sigue entrenándote». Su tono resultó fulminante. Sentía hacia él una mezcla de temor y respeto, así que iba a demostrarle que no me rendiría; mi orgullo, mi voluntad, me dieron fuerzas de flaqueza, me puse en pie y seguí entrenando.

La mano se hinchó y el dolor era ya insoportable, pero no me rendía. El sudor frío recorría mi cuerpo y el tiempo se hacía eterno. Cuando acabó el entrenamiento el dolor había disminuido; digamos que mi mente y mi cuerpo se habían acostumbrado. Centrarse en el dolor sólo causa más dolor.

La hinchazón era tal que no sabía cómo tendría el hueso, pero como el dolor se había ido aguanté como pude las molestias derivadas de los golpes de la mano; sólo sé que no tenía fuerza alguna en ella.

Esto que cuento ocurrió un sábado. El lunes, vino la televisión para grabar un anuncio dedicado a nuestra escuela. A pesar de tener la mano como un melón, tuve que darlo todo. En el spot