La magia del wifi emocional - Pablo Latapí - E-Book

La magia del wifi emocional E-Book

Pablo Latapí

0,0

Beschreibung

Las pequeñas buenas acciones son contagiosas y generan una energía que impacta en el bienestar emocional de las personas que nos rodean. En estas páginas sabrás más acerca del wifi emocional, una poderosa y divertida herramienta inspirada en principios de la psicología humanista y positiva, así como de la neurociencia. Este libro resume años de conferencias y talleres, mostrando cómo esta energía ha incidido en diversos grupos de personas. Anímate a desbloquear tu propio wifi emocional y abre nuevas puertas hacia realidades inexploradas.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 56

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Prólogo

Facundo

Buena suerte, mala suerte

Empecemos

La ligera ventaja

El método SIB

El silencio

La bondad

Las neuronas espejo

Wifi emocional

SIRA

El tenedor

El agradecimiento

Epílogo. ¿Qué sigue?

Referencias

Por supuesto que existe la magia.

Es algo que hacemos todos,

todos los días, sin darnos cuenta.

Merlín, al joven Arturo

Prólogo

El wifi emocional nace desde la experiencia…

Nace de lo que viví como periodista en la guerra en Irak, en las ciudades más violentas de México y entrevistando a malandros y criminales. Ya después vino la documentación y la validación por parte de médicos, psiquiatras y psicólogos.

Cuando fui desterrado profesionalmente de Ciudad de México y me exilié en Tijuana, la ciudad fronteriza vivía su época más violenta; día a día se registraban ejecuciones y crímenes y el miedo se había apoderado de la ciudad.

Era la disputa feroz por la plaza entre distintos cárteles de la droga.

Al bajar el sol, las calles se vaciaban, ya no había cenas ni comidas en restaurantes, se cancelaron las fiestas y las reuniones sociales, se cerraron bares y antros, y quien pudo se fue a vivir del otro lado de la frontera, a la ciudad de San Diego. Lo que también golpeaba a la situación económica.

Es muy impresionante vivir en una ciudad en la que gobierna y manda el miedo.

En medio de esa zozobra conocí a un grupo de tijuanenses, hombres y mujeres que no estaban dispuestos a perder su ciudad a manos de los malos y por la ausencia de autoridad.

Se propusieron rescatar a la Tijuana dinámica y prometedora e iniciaron jornadas de acercamiento con otros habitantes para invitarles a perder el miedo y recuperar calles, restaurantes y lugares de reuniones.

Acostumbraban a salir a caminar principalmente por la famosa calle Revolución, ahora con bares y antros cerrados, y que en alguna época fue la calle más animada y fiestera del mundo por la vecindad con la base de la Marina de Estados Unidos en San Diego; los soldados cruzaban la frontera a pie y encontraban una calle donde casi todo estaba permitido.

Para darme a entender, la calle Revolución de Tijuana era más animada que la famosa Borbon Street de Nueva Orleans, pero la violencia también había acabado con eso.

Aquellos tijuanenses que querían rescatar su ciudad caminaban, saludaban y platicaban con la gente e iban cambiando el ánimo de la ciudad.

Me sumé de inmediato a sus caminatas, conocí a personas extraordinarias y, parafraseando a Facundo Cabral, transmitíamos un mensaje de que los buenos somos más, somos mayoría, y por mucho que los malandros hicieran de las suyas, jamás podrían superar con unos balazos lo que día a día se construye con miles de abrazos, afecto y sonrisas.

Empezamos a dar conferencias en empresas, escuelas, sindicatos… se sumó más gente entre profesores, empresarios, pastores religiosos y la ciudad empezó a cambiar.

Don José Gallicot, empresario ilustre y ejemplo de bonhomía, organizó una gran exposición con todo lo que se producía en Tijuana y los habitantes quedaron asombrados al ver la fortaleza económica que tiene esa frontera, su ciudad.

Se creó una energía que devolvió la vida; abrieron nuevamente restaurantes, bares, antros, el equipo de futbol de los Xolos ascendió a la primera división y fue campeón, quienes se habían ido a San Diego regresaron…

Aquello parecía magia.

Y efectivamente lo era, pero explicable a la luz de la psicología aplicada y la neurociencia, que proponen precisamente que, cuando personas coinciden alrededor de acciones positivas, se conectan y crean una energía, a la que nosotros hemos llamado wifi emocional, que es capaz de cambiar entornos.

Y vaya que cambió Tijuana.

Así nació el wifi emocional y la idea de darlo a conocer.

Durante años hemos impartido conferencias y talleres y vemos cómo realmente se están modificando las empresas, escuelas y organizaciones. Funciona.

Y finalmente llegó el momento de preparar un texto, este que tienes en tus manos.

Es un resumen de lo que hemos aprendido en esta aventura de desarrollar relaciones a partir del wifi emocional.

En estas páginas descubrirás que, de alguna forma y en distintos momentos de nuestra vida, todos hemos sido generadores naturales de wifi emocional, y si entendemos que practicarlo puede ser un hábito fantástico y poderoso, empezarás a descubrir caminos nuevos, estarás tocando a las puertas de la realidad cuántica.

Pero esa es otra historia.

Anécdota

Cuando este texto acerca del wifi emocional estaba listo, a punto de ser enviado a edición y producción, mi padre, don Juan Latapí, entró en los días finales de su vida. Después de 96 férreos e intensos años, se acercaba su fin y lo sabíamos. Fue entonces que subí el texto a una tablet, fui a su casa y le pedí que fuera él quien enviara el texto.

Con entusiasmo, a pesar de su deterioro, fue él quien oprimió send para que viajara La magia del wifi emocional a su encuentro contigo.

A los pocos días nos dejó. Abandonó el mundo de los sentidos.

Sobra decir que en estas páginas don Juan está presente y no hace falta dedicarle el texto, porque él está aquí.

Enero de 2023.

Facundo

El bien es mayoría, pero es silencioso…

Facundo Cabral

Dice la tradición budista que el maestro no es aquel que viene a ti para enseñarte, sino aquel que tú encuentras para aprender.

Facundo Cabral, sin proponérselo, fue para mí un gran maestro. Desde muy jóvenes oíamos sus canciones, sus monólogos e incluso, alguna vez, lo fuimos a escuchar en vivo al Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México. Sus ideas, sus letras y su filosofía personal fueron formando en nosotros una manera de ser y de pensar. También, en más de una ocasión, plagiamos arteramente varias de sus letras para romancear con algún intento de novia en nuestra juventud.

Era un éxito recitarles bajito aquello de “prefiero el peligro de quererte a esperar de rodillas a la suerte; si después de la vida se renace, aún me queda la esperanza de la muerte…”.

Eso y más era para varios de nosotros Facundo Cabral, a quien habíamos escuchado por primera vez en la década de los setenta como “cantante de protesta” cuando en realidad se trataba de uno de los más grandes filósofos pacifistas del siglo XX, profundo admirador, por ejemplo, de San Francisco de Asís y de la Madre Teresa de Calcuta.

Para nosotros, de una u otra forma, siempre estuvo presente en nuestras vidas. Y un día conocí personalmente a Facundo.