La niña de Gómez Arias - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

La niña de Gómez Arias E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

La niña de Gómez Arias es uno de los dramas teatrales de Pedro Calderón de la Barca. Suele emplear en ellos auspicios y profecías iniciales que desvían la atención del público, con componentes mitológicos, rasgos deudores de la obra de Lope de Vega y centrados en temas clásicos de la época como la religión, el amor y el honor.

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Seitenzahl: 88

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Pedro Calderón de la Barca

La niña de Gómez Arias

 

Saga

La niña de Gómez AriasCover image: Shutterstock Copyright © 1660, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726510140

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS.

Gomez Arias galanes. Don Felix galanes. Don Juan Iñiguez galanes. Don Diego viejos.Don Luis viejos.Gines , criado de Gomez.Fabio , criado de D. FelixFloro , criado de D. Juan.Cañeri , Moro.La Reina Doña Isabel. Dorotea damas. Beatriz damas.Juana , criada de Dorotea.Celia , criada de Beatriz.Damas de la Reina.Un Escudero.Dos Moros.Músicos.Acompañamiento.

JORNADA I.

Salen Don Felix con banda, como herido, y Fabio, criado.

 

Fab. Adónde vas?

Fel. De mi estrella

Siguiendo el hado inclemente,

Voy á ver á Beatriz bella.

Fab. ¿Apenas convaleciente

De la herida, que por ella

Te dieron, vuelves, señor,

Á ese amor?

Fel. Tú mismo, Fabio,

Has respondido á tu error;

Que si has dicho amor, ¿qué agravio

Podré hallar, que no sea amor?

Mira si á la reja está;

Que, como merezca vella,

Eso solo bastará

Á desquitar cuanto ya

He padecido por ella.

Fab. No está á la reja, señor,

Y antes creo, que ahora viene

De fuera á su casa.

Fel. Amor,

Si el que es infelice tiene

Algun derecho al favor,

Yo, pues infelice he sido,

De justicia te le pido.

Aumenta tanto mis daños,

Que de muchos desengaños

Componer pueda un olvido.

 

Salen Doña Beatriz y Celia con manto, y el Escudero delante.

 

Fab. Habiéndome hallado aqui,

Ni yo excusarme podré

De iros sirviendo, (ay de mí!)

Ni vos, señora, de que

La vida, que no perdí,

De nuevo vuelva á ofreceros.

Beat. Mucho me espanto, señor

Don Felix, de que poneros

Oseis donde mi rigor

Pueda escucharos, ni veros;

Que aquel que ha puesto en engaños

Mi opinion en opiniones,

Y al cabo de tantos años

Se vale de sus traiciones

Mas, que de mis desengaños;

Que el que falso y alevoso,

Con licencia de zeloso,

En mi misma casa entró,

Donde á un tiempo aventuró

Fama, honor, dicha y esposo;

Y el que fingió finalmente

Su muerte en mi calle, al ver

Su contrario mas valiente,

Por librarse, ó por hacer

Que de Granada se ausente:

Bien excusado pudiera

Tener ponerse jamas

Donde su persona viera,

Ni aun su sombra, cuanto mas

Donde le hablara, ni oyera.

Fel. Siempre juzgué, que ofendida

Habia de hallaros, y airada;

Pero no entendí en mi vida

Hallaros mal informada,

Por no decir, entendida.

Gomez Arias, con quien yo

Reñí, aunque es tan animoso,

Temor ninguno me dió;

Hirióme por mas dichoso,

Mas por mas valiente no.

Y puesto que mi valor

Quien me hirió no ha declarado,

Presumir fuera mejor,

Que el que de mí se ha ausentado,

Se ha ausentado de temor;

Y aunque en mi vida pensé

Buscarle para vengarme,

Por no haber, Beatriz, de qué,

Que herirme no es agraviarme,

Desde este instante lo haré,

Para daros á entender

Cuanto siento ese desprecio,

Y cuantos yerros á hacer

Obliga al mas cuerdo el necio

Discurso de una muger. [Vanse los dos.

Cel. ¡Qué mal, señora, has andado

En haber ocasionado

Nuevos empeños!

Beat. No estuve

En lo que dije, ni hube

La voz apenas formado,

Cuando en alla reparé.

Cel. ¡O, cuántas veces, señora,

Un acaso causa fue

De mil desdichas!

Beat. No ahora

Me aflijas. Si confesé,

Que hice mal, qué he de decir?

No me des mas que sentir,

Pesar juntando á pesar,

Que harto tengo que llorar,

Que padecer y sufrir;

Pues Gomez Arias ausente,

Y con razon ofendido,

Aunque razon aparente,

Mi amor ha puesto en olvido,

Tanto, que aun no me consiente,

Que sepa dél, para que

Satisfacciones le dé;

Y amante, que en sus pasiones

Huye las satisfacciones,

No arguye segura fe.

Toma este manto, (ay de mí!)

Celia. — ¡Cuán sin culpa mia

Esposo y gusto perdí!

[Quítanse las dos los mantos.

 

Sale Don Diego.

 

Dieg. Á solas, Beatriz, querria

Hablarte. — Salios de aqui. — [Vase Celia.

Ya sabes, como despues

Que Isabel y Don Fernando,

Nuestros católicos Reyes,

Que vivan felices años,

Ganaron esta ciudad,

Los Moros, que se quedaron

Con sus casas y familias,

Viviendo en ella debajo

De las capitulaciones

Que hicieron, bien como cuando

En la pérdida de España

Se quedaron los Cristianos

Con los Árabes, de donde

Mozárabes se llamaron,

Las han cumplido tan mal,

Que rebeldes á los pactos

Piadosos, con que los Reyes

Los admitieron vasallos,

En toda Sierra Nevada,

Bandidos y revelados,

Tienen á la Andalucía

Llena de ruinas y estragos,

Siendo el Cañerí, un adusto

Monstruo Etíope Africano,

Cabeza de sus motines,

Y caudillo de sus bandos.

Pues hoy la ciudad, habiendo

Tenido aviso, que en dando

Abril la primer librea

De verde esmeralda al campo,

Isabel vendrá á Granada,

Previene para el asalto

De Benamegí, que es

La corte de sus peñascos,

Militares prevenciones

Y bélicos aparatos.

Capitan de la milicia

De la ciudad me han nombrado;

Y asi desde luego es fuerza

Disponerme para el cargo.

Sola una dificultad

En el aceptarle hallo,

Que eres tú, porque tú sola

Ocasionas mis cuidados.

Algunos, Beatriz, me cuestas,

Que hasta ahora no me he dado

Por entendido, ni es justo

Decirlos sin castigarlos.

Yo me he de ausentar, Beatriz,

Y tú en mi ausencia, está claro,

Que no quedas bien sin mí,

Sin marido y sin estado.

Y asi dártcle he dispuesto;

Don Juan lñiguez de Haro,

En Guadix, señor ilustre

De un antiguo mayorazgo,

Tu esposo ha de ser, sus deudos,

Y yo lo habernos tratado;

Y si tu altiva soberbia

Intenta oponerse acaso

Á mi obediencia, un convento

Te habrá de tener, en tanto

Que te resuelves. Escoge,

Ó el matrimonio, ó el claustro. [Vase.

Beat. ¿Otra desdicha, fortuna?

Otro ahogo? ¿Pero cuándo

Te quedaste en una sola,

Si de tí dijo aquel sabio

Filósofo, que tenerte

Por Diosa era necio engaño,

Porque los Dioses no son

Cobardes, y lo eres tanto

Tú, que, en haciendo un pesar

Al hombre mas desdichado,

De miedo de que se vengue,

Le persigues, hasta tanto,

Que á puros agravios muere,

Porque no vengue un agravio?

Qué he de hacer? Válgame el cielo!

Á Gomez Arias los astros,

Poderosamente doctos

Y blandamente tiranos,

Rindieron mi libertad;

Él huye de mí, pensando,

Y no con poca ocasion,

Que pude ofenderle; cuando

Mas fina en su ausencia estoy,

Ocasiono á su contrario;

Cuando mas confusa vivo,

Por instantes esperando

Que de mentidas sospechas

Le lleguen los desengaños,

Mi padre (ay de mí infelice!)

Darme á mi disgusto estado

Dispone. Qué he de haoer? ¿Pero

Qué me aflijo? qué me espanto?

¿El tiempo no ha de decirlo?

Pues dejemos á su cargo

Mis desdichas, mis rezelos,

Mis penas, mis sobresaltos;

Que él solo decir sabrá

Lo que he de hacer; y hasta tanto

Que llegue el último esfuerzo,

Cielos, dadme vuestro amparo;

Temor, dame tus cautelas;

Honor, dame tus recatos;

Amor, dame tus industrias;

Pesar, dame tus cuidados;

Y para tenerlo todo,

Ojos, dadme vuestro llanto. [Vanse.

____________

salen Gomez Arias de soldado,y Gines su criado.

 

Gom. ¿Habrás en toda tu vida

Hecho una cosa bien hecha?

Gin. Sí, señor.

Gom.Cuál es?

Gin. Tener

Para sufrirte paciencia.

Gom. ¿Pues qué hay que sufrir en mí?

Gin. ¿Preguntas eso de veras?

Gom. Por qué no?

Gin. Porque no hay

Señoril impertinencia

De cuantas tienen los amos,

Que tú solo no la tengas.

Gom. Yo impertinencia?

Gin. Infinitas.

Gom. Dejemos la antigua tema

De que siempre que te llamo,

Tarde, mal ónunca vengas,

Y vamos á cuales son;

Que ya deseo saberlas,

Por si pudiere enmendarlas.

Dime una.

Gin. ¿Dasme licencia,

Y dirélas todas?

Gom. Sí.

Gin. Pues

Vamos haciendo la cuenta.

Primeramente eres pobre.

Gom. ¿Ser pobre es impertinencia?

Gin. ¿Pues qué cosa hay mas imper-

Tinente que la pobreza?

Gom. ¿Fáltate algo en mi servicio?

Gin. No, señor; mas considera

Cuanto aflige el pensar hoy

De donde mañana venga.

Sobre pobre eres soldado.

Gom. ¿Y es mala profesion esa?

Gin. Yo no te digo que es mala;

Mas dígome, que no es buena

En cuauto á mí, que soy hombre,

Que aborrecí una belleza,

Que me adoraba de balde,

Por llamarse Ulana Guerra.

Tahur eres, sobre soldado.

Gom. ¿No quieres que me entretenga?

Gin. Sí quiero; pero no quiero,

Que tan á mi costa sea,

Que no me des cuando ganes,

Y que me des cuando pierdas.

Tu barato para mí

Es caro, pues cosa es cierta

El andar de vuelta yo,

En no andando tú de vuelta.

Sobre tahur eres hombre,

Que de adelantado te precias;

Tanto, que estando acostado,

Á media noche, aunque llueva,

Te volverás á vestir,

Por reñir una pendencia;

Ó dígalo el caballero,

Que herido en Granada dejas,

Gom. Á nadie he de sufrir nada.

Gin. Que no has de sufrirlo, piensa,

Todo; mas todo tampoco

Lo has de reñir.

Gom. No es materia

Esa para tí.

Gin. Pues vamos

Hácia otra que lo sea.

Sobre ser valiente eres,……

Esto solo no quisiera

Decir.

Gom. Por qué?

Gin. Porque aun tengo

Yo de decirlo vergüenza.

Gom. Cómo?

Gin. Como es la mayor

Infamia, mayor bajeza

Y mayor ruindad, que pudo

Caer en hombre de tus prendas.

Gom. ¿Yo tengo tan gran defecto?

Gin. Tú.

Gom. Di, cuál es?

Gin. Si me aprietas,

Mira que lo diré.

Gom. Dilo.

Gin. Hombre eres……

Gom. No te detengas.

Gin. Tan ruin,......

Gom. Qué?

Gin. Que te enamoras,

Que es la última vileza

Que hacen los hombres honrados.

Gom. Qué loco!

Gin. Locura es esta?

Gom. ¿Qué mayor, si contradice

La misma naturaleza?

¿Qué fiera la mas inculta,

Qué ave la mas ligera,

Qué planta la mas silvestre,

No ama? ¿Pues qué mucho tenga

Yo afectos, que no perdonan

La planta, el ave y la fiera?

Gin. Que quiera un hombre, señor,

Á una muger, no te niega

Mi labio, que es natural

Filosofía secreta,

Que hasta los brutos la saben,