La Palma - Cristina Bauzá de Mirabó - E-Book

La Palma E-Book

Cristina Bauzá de Mirabó

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Beschreibung

Una nueva propuesta sostenible para descubrir la isla bonita de de manera responsable. La Palma es un destino ideal para el viajero que busca inmiscuirse en sus paisajes verdes y montañosos, de especies endémicas e increíble orografía. Simply Travellers apuesta a que el viajero y lector sostenible se impregne de la cultura palmera, de sus gentes y tradiciones, de sus paisajes y arquitectura. La isla de La Palma, la más noroccidental del archipiélago canario, con una superficie de 708 km2, tiene el 35 % de su superficie protegida. En la denominada «isla Bonita» llaman la atención el verdor a veces exuberante del paisaje, tapizado por la poderosa laurisilva, los barrancos y despeñaderos, la dulzura tranquila de los palmeros, cuya existencia se ha visto trastocada por la erupción, el 19 de septiembre de 2021, del volcán de Cumbre Vieja, y la Caldera de Taburiente, un peculiar parque nacional formado por un enorme cráter de ocho kilómetros de diámetro y 1500 metros de profundidad.

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La Palma

Simplemente viajeros

Sostenibilidad

El objetivo de Simply Travellers es la creación de un espacio de intercambio de experiencias de ocio responsable.

La colección va dirigida a viajeros comprometidos social y éticamente y a locales que deseen conocer mejor su ciudad, isla o país.

Vegetación. @ Dragon Tree-VP68

Estructura

Las guías Simply Travellers llegan donde el resto no se atreve. Además de los espacios usuales, trata de descubrir nuevos barrios, otras ciudades y regiones, rincones y parajes naturales. Además, intenta buscar Joyas escondidas, apenas conocidas por los locales y que dan otra visión del destino.

Caldera de Taburiente. © Cristina Bauzá de Mirabo

ODS

Alhenamedia apuesta por que la palabra «sostenibilidad» no acabe convirtiéndose en un concepto hueco. Para ello indaga en los valores de cada establecimiento y valora su nivel de compromiso con los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Así, en sus guías Simply Travellers incluye un recuadro con los establecimientos y entidades + sostenibles.

© Flavio Vallenari - Shutterstock

La Palmaxx

Del conjunto formado por las siete islas Afortunadas, La Palma ha recibido siempre el acertado epíteto de isla Bonita; razones haylas. En 2002, la Unesco la declaró Reserva Mundial de la Biosfera, lo que significa que es un territorio equilibrado y sostenible, en observación permanente y con acciones de voluntariado que controlan la transparencia verde de la isla. La Palma también fue declarada reserva Starlight; es decir, un espacio protegido en el que se garantiza la calidad del cielo nocturno. Entre septiembre y diciembre de 2021 se produjo una importante erupción volcánica en el paraje Cabeza de Vaca cercano a la localidad de El Paraíso (Parque Natural Cumbre Vieja), que puso a La Palma en los informativos de todo el mundo. Las coladas lávicas recientes de dicha erupción han creado un nuevo paisaje, un atractivo más para visitar la isla.

Isla Bonita, desde luego, con calas pequeñas, playas de arena negra y un clima cálido. La dulcificación de las temperaturas en La Palma es producto de dos factores que actúan al alimón: la corriente fría de Canarias, que atempera las aguas marinas superficiales poniéndolas en su punto adecuado para el bañista, y los vientos alisios que arrastran los mares de nubes que en las islas occidentales se quedan varados en las cumbres provocando la lluvia horizontal; es decir, un chispeo neblinoso que resulta muy fértil para la vegetación, especialmente para los pinares y para los frondosos bosques de laurisilva. Precisamente por eso, por su verdor, La Palma es la isla Bonita.

En definitiva, vamos a visitar una isla con un horizonte muy abrupto que oscila entre el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, con un cono que baja hasta los 1500 metros para luego subir hasta los 2426 del Roque de los Muchachos, más dos montañas que sobrepasan con creces los dos mil metros, el pico del Cedro y el pico de las Nieves. Son infinidad las excursiones y trekkings que se pueden emprender, desde recorrer las lavas recientes del Teneguía y las del parque natural de Cumbre Vieja, hasta la aventura de poder internarse en los barrancos o en los frondosos bosques de pinos o de laurisilva. Hay mucha oferta de turismo activo (buceo, parapente, etc.). Además, las balconadas y la arquitectura típica canaria, las calles adoquinadas de Santa Cruz con sus casas de los siglos XVII y XVIII, el folclore, los vinos y la gastronomía tan propia del archipiélago, con muchos platos de cuchara, más el arte flamenco y la cultura aborigen, la alfarería, los pañuelos de seda, los puros artesanales: todo junto completa un mosaico de joyas escondidas que bien merece una larga escapada.

Ficha técnica

Observatorio astronómico. © Marisa Estivill - Shutterstock

La isla: La Palma, junto con La Gomera, El Hierro y Tenerife, forma parte de la provincia de Santa Cruz de Tenerife. La capital isleña es Santa Cruz de La Palma.

Superficie:708,32 km2.

Gobierno: Cabildo Insular de La Palma, presidido por Mariano Hernández (Partido Popular). Como todos los cabildos de Canarias, se formó a partir de una ley de 1912. Los cabildos tienen principalmente dos funciones: ejercer las competencias propias que les da la Comunidad Autónoma y gobernar la isla que les corresponde.

Bandera: aprobada el 26 de enero de 1990, está formada por dos franjas verticales de igual tamaño, una de color azul y la otra blanca. En el centro muestra el escudo de la isla, otorgado el 23 de marzo de 1510.

Clima: subtropical oceánico, templado y soleado en la costa la mayor parte del año. Lluvias en otoño e invierno. Clima fresco y húmedo en el interior.

Moneda: euro.

PIB: 1580 millones de euros (2018).

Renta per cápita: 24 840 euros (Santa Cruz de La Palma).

Principales sectores económicos: agricultura y turismo.

Huso horario: UTC/GMT +0. Una hora menos respecto al resto de España. El cambio de hora de invierno y de verano se efectúa en las mismas fechas que en la Península.

Electricidad: enchufes de entrada europea (2 clavijas redondas). Voltaje: 230 v.

Religiones: mayoritariamente católica, como en el resto del país, aunque una parte importante de los habitantes de la isla —principalmente jóvenes— se considera no practicante.

Idea de presupuesto: se puede visitar la isla a partir de setenta euros diarios, si se duerme en hostales, se toma un menú y el desplazamiento se lleva a cabo en la red insular de autobuses. Si decide hospedarse en un pequeño hotel o ir a comer a la carta en un restaurante y alquilar un coche, el coste oscila en torno a unos 130 euros diarios.

Transporte: La Palma es una isla no muy grande y se puede recorrer fácilmente en transporte público. Los núcleos de las ciudades son pequeños y se pueden visitar a pie sin cansarse. Alquilar una bicicleta en Los Llanos o en Los Cancajos cuesta unos doce euros al día. Un trayecto en autobús de más de veinte kilómetros vale unos 2,60 euros.

Alojamiento: a partir de 35 euros en hostales y pensiones, aunque no hay muchas. Habrá que valorar las diferentes propuestas de alojamientos sostenibles y responsables según presupuesto. En La Palma, se puede encontrar alojamiento en casas rurales perdidas en medio del campo, a menudo viejas casas agrícolas rehabilitadas, en las que disfrutar de la tranquilidad y de un entorno único.

Estacionalidad: la temporada alta turística coincide con el verano, de mayo a octubre, aunque el mejor momento para visitarla es, sin lugar a dudas, de noviembre a abril, cuando comienza el invierno en el continente, y los habitantes de las islas aprovechan el sol. Durante el verano, hasta finales de otoño, Canarias es un paraíso: el sol está en su momento álgido, los vientos marinos frescos y la temperatura del agua no baja de los 20 °C.

La Palma en 10 palabras

Artesanía

Cada isla canaria luce una historia distinta. La cultura aborigen guanche en Tenerife difiere de la de los majos en Fuerteventura y Lanzarote, o de la de los bimbaches en El Hierro o la de los canarii en Gran Canaria, o de los auaritas —también llamados benahoritas— en La Palma; bien es verdad que hay un nexo común entre todos los habitantes prehispánicos de las islas Afortunadas (sociedades anteriores al siglo XV y la conquista española), sus ancestros eran tribus bereberes que vinieron de África, tal vez transportadas por los romanos desde Mauritania. ¿Qué queda de todo esto en La Palma?: varios yacimientos arqueológicos, siendo el más importante la cueva de Belmaco; petroglifos o inscripciones labradas en las piedras en buena parte de la isla, sobre todo en la Caldera de Taburiente, y una cerámica que, desde la década de los 1970, se inspira e interpreta la alfarería aborigen (ganigós), la de los benahoritas, que eran, tal vez, los habitantes de Canarias que mejor moldeaban el barro. Estos llegaron a crear cientos de tipologías; muchas de ellas se han podido recuperar gracias al trabajo de arqueólogos y de los artesanos que han recreado los modelos expuestos en las vitrinas de los museos.

Estas vasijas y recipientes se elaboran mezclando barro negro del norte de la isla (denominado masapé), que se amalgama con arena negra. La forma de la pieza se consigue utilizando la técnica de hundido por churro, sin torno; luego se deja a merced del viento varios días. Cuando la pieza está seca, se bruñe con piedras de río mojadas y se le realizan unas incisiones (meandros, espirales y curvas) parecidas a las que hacían los antiguos canarios. Finalmente se hornea la pieza durante catorce horas, primero a 700 grados de temperatura, que va bajando poco a poco, consiguiendo un color negro muy bonito y ancestral. Los resultados son ganigós decorativos que mantienen la fuerza y el alma interna (diría un escultor) del mundo aborigen canario.

Balconadas

Una de las postales más famosas de La Palma, y de todas las islas Canarias, son las balconadas que escoltan la avenida Marítima de Santa Cruz y que están orientadas hacia los vientos alisios. Pintadas y dibujadas por infinidad de artistas, componen el mejor y más importante conjunto de saledizos de las islas. Esta arquitectura tradicional se puede apreciar también en otros puntos de la capital palmera, como en la calle Pérez Brito o en la adoquinada y señorial O’Daly, en la que tampoco faltan celosías. Son balcones dobles cuyos antecedentes históricos provienen de las balconadas lusitanas y, yendo más atrás, de los ajimeces árabes. Su función es la de facilitar la ventilación de los caserones. No son construcciones antiguas porque muchas de las que vemos actualmente datan de la década de los años cuarenta del siglo pasado. Además de las balconadas, en el centro histórico de Santa Cruz de La Palma observará una arquitectura encantadora y pintoresca, mucha de ella de los siglos XV al XVIII.

Caldera

El vulcanismo en Canarias ha originado grandes calderas, como la de Tejeda en Gran Canaria, la gigantesca del Teide en Tenerife y la impresionante caldera de Taburiente en La Palma, convertida en Parque Nacional (4695 hectáreas) desde 1954. Es la atracción turística más importante la isla; no en vano es un escenario orográfico sin parangón por ser uno de los cráteres emergidos más grandes del mundo, cuyos escarpes suben hasta los 2426 metros del Roque de los Muchachos.

Cráter de la Caldera de Taburiente. © Flavio Vallenari

La Caldera de Taburiente es una enorme depresión —de las más grandes del mundo— cortada por fuertes desniveles de casi 2000 metros, con un diámetro circular de 8,5 kilómetros. La teoría de su formación mantiene que esta se originó debido al fuerte empuje que el magma profundo ejerció sobre las coladas superficiales, levantándolas y fracturándolas. Al cesar este empuje, la zona central se colapsaría dejando un enorme hueco. La Palma llegó a tener picos de 4000-6000 metros de altura, pero ese enorme edificio se vino precisamente abajo y en última instancia produjo la Caldera de Taburiente. Esta es una de las hipótesis, que convive con otras más actuales.

El soporte del suelo de la Caldera oscila, o asciende, entre los 430 y los 900 metros sobre el nivel del mar. Se originó hace unos dos millones de años, cuando un edificio volcánico de 4000 metros, que ocupaba el centro de La Palma, se hundió, provocando un enorme cataclismo. Una de las singularidades de esta caldera, y que la diferencia de las otras del archipiélago canario, es que rebosa de riachuelos, manantiales y aguas subterráneas, con hermosas cascadas como el salto de la Desfondada, donde el agua se despeña desde 150 metros.

Asimismo, en la Caldera se pueden ver numerosos restos de la cultura aborigen, benahorita, previa a la llegada de los primeros conquistadores en 1493. Entre dichos restos arqueológicos se encuentran petroglifos, aras empleadas para sacrificios, restos de cabañas, material lítico… cuyo estudio científico podría darnos datos fehacientes sobre el origen de la vida en el Planeta.

Este Parque Nacional cuenta con una intrincada red de senderos señalizados, por lo que puede recorrerse a pie o en coche por una carretera de montaña que sube a la cumbre del Roque de los Muchachos pasando por el pico de la Cruz, al otro lado de la Caldera. Por último, recordar que en julio de 2009 grandes incendios destruyeron miles de hectáreas de pinares en los alrededores de Fuencaliente. Como, repetimos, el pino canario tiene la capacidad de volver a crecer rápidamente de las cenizas, hoy, las cicatrices de estos incendios van desapareciendo...

El pino canario

El pino canario (Pinus canariensis), que suele estar acompañado de tomillos, escobones y jaras, con ejemplares muy robustos y altos, es el gran habitante de la Caldera. Se desarrolla entre los 800 y los 1500 metros sobre el nivel del mar, crece con lentitud y seguridad, y tarda unos quince años en definirse y unos cien años en afirmarse rotundamente. Algunos ejemplares pueden alcanzar los cuatrocientos años; ello es posible por tres razones: apenas necesitan agua y pueden crecer en el escaso suelo de las escarpaduras; el fuego, producto de los frecuentes incendios y de las erupciones volcánicas, no les afecta, pues quema la corteza sin alcanzar el tronco y, además, tiene la capacidad de regenerarse muy rápido de sus cenizas.

Con la madera que se encuentra tras la corteza del pino, llamada tea, se construyen las famosas balconadas palmeras, las celosías y ventanas, los patios y las bellas estructuras típicas de la arquitectura canaria. Su mayor enemigo siempre ha sido el hombre. Así, tras la conquista castellana de la isla, el pino sufrió grandes talas para aprovechar su resina y el pez en la construcción naval.

Clima

Uno de los principales atractivos turísticos de La Palma es la suavidad de su clima durante todo el año. Gracias a su cercanía al trópico de Cáncer, la temperatura media anual de la isla es de 14,4 °C y las precipitaciones alcanzan los 546 mm. El litoral tiene una media de 20 ºC y el clima se atempera hacia el sur. No es raro que amanezcan nevadas las cumbres de la Caldera de Taburiente.

Estrellas

En un momento de cambio climático, La Palma ofrece un regalo impagable, su cielo prístino, que fue declarado, en abril de 2007, Reserva y Destino Turístico Starlight durante la Conferencia Internacional de Defensa de la Calidad del Cielo Nocturno y Derecho a Observar las Estrellas; es decir, la isla es un espacio protegido en el que se garantiza la calidad del cielo nocturno. Por otra parte, la Ley del Cielo de Canarias regula que las instalaciones de alumbrado público cumplan con una serie de normas que permitan preservar la oscuridad de la noche y disfrutar del paisaje estrellado.

En efecto, el horizonte palmero, salpicado de plataneras y otros cultivos tropicales, más grandes extensiones de pinares, confluye con un cielo impoluto, multiestrellado, sin contaminación (ni siquiera lumínica) y que tiene uno de los mejores observatorios astronómicos del mundo a una altura de 2400 metros, en el Roque de los Muchachos; una ventana al firmamento con telescopios de última generación, incluido el mayor telescopio óptico-infrarrojo del mundo. Por otra parte, la isla dispone de varios miradores astronómicos como el de los Llanos del Jable (El Paso) o el mirador de la Muralla (Tijarafe).

Laurisilva

Contadísimos espacios del planeta tienen un bosque de laurisilva, por lo que en este aspecto, La Palma es también especial para el visitante. La laurisilva es una enorme vegetación subtropical que crece en reducidas zonas de Brasil, Uruguay y en los tres archipiélagos macaronésicos (Azores, Madera y Canarias), y, desde luego, en varias áreas de La Palma. Este bosque hidrófilo, reliquia fósil viva del periodo Terciario, que se puede disfrutar en pocos espacios, se desarrolla gracias a su enraizamiento en suelos profundos y a dos variables esenciales: una fuerte humedad y condensación (lluvia fina horizontal, mar de nubes), y cierta calidez ambiental; es decir, no crece en espacios fríos, lo hace entre los 500 y los 1600 metros de altura.

En el caso de Canarias los bosques de laurisilva están conformados por unas veinte especies arbóreas, frente a las más de cien que se concentran en algunos retazos de laurisilva de la selva americana. Cuatros son los puntos canarios donde sale adelante esta refrescante y densa mancha forestal: las cumbres de la sierra de Anaga (Cruz del Carmen) en Tenerife, el impresionante bosque del Parque Nacional de Garajonay en La Gomera y, en La Palma, la laurisilva se da en Cubo de La Galga y en Los Tiles (declarado Reserva Mundial de la Biosfera en 1983).

Bosque de laurisilva de Los Tiles. © Maridav

Sus árboles más representativos son el madroñero, el tilo, el mocán, el viñátigo, el laurel, más los barbusanos de tronco rojizo, las fayas, brezos, acebiños, palo blanco, peralillos… Todos juntos se estiran sobre los helechos gigantes, entre manantiales sobrevolados por las palomas turqué y rabiche, componiendo un patrimonio natural único y de gran valor. A lo anterior hay que añadir unas setecientas especies florales endémicas (bejegues, tajinastes poleos) y un número indeterminado de invertebrados. Como curiosidad, caminar entre la laurisilva es todo un goce para los sentidos, no hay ningún animal peligroso en este medio y el silencio lo anega todo. Una experiencia única, casi paradisíaca. Hay que dotarse de unas buenas botas y de un impermeable, y también tener cuidado al pisar, porque además de cascadas, hay zonas abruptas y resbaladizas por el musgo y el agua. Algunas de las áreas de Los Tiles y La Galga no tienen cobertura para el móvil.

Naturaleza

La posibilidad y opciones para practicar turismo activo en La Palma, en un medio natural feraz y sin contaminación, son innumerables. De entrada, cuenta con una magnífica red de senderos que recorren casi toda la isla, más allá de los espacios naturales protegidos. Varias empresas alquilan bicicletas o equipos de buceo; organizan vuelos en parapente y visitas para conocer cómo se cultivan los plátanos o cómo se elabora la refinada artesanía palmera (alfarería, tejedoras de seda, labores de puros artesanales, bodegas), etc. También programan salidas en barcos de recreo para avistar cetáceos (los científicos han identificado hasta la fecha cerca de 29 especies diferentes de cetáceos, de las cerca de ochenta conocidas en el mundo, lo que supone un 34 % de la diversidad mundial). Si prefiere desplazarse sobre ruedas, hay numerosas pistas forestales adaptadas para que transiten por las mismas buggies, quads y otros vehículos. Una forma, digamos, más tranquila de turismo activo es, sencillamente, ir a la playa o emprender pequeñas excursiones para bajar a las calas y piscinas naturales.

Palmeros

El palmero, de vida tranquila, es muy amable. No está maleado, ni por el yo, ni por sus circunstancias. La vida no les apabulla y eso lo aprecia muy bien el visitante. Hablan un castellano que a veces se cruza históricamente con el portugués: habla dulce, agradable de oír por su cadencia y registro perdido, con muchas palabras que se han desvanecido en la Península, palabras de nuestros abuelos y tatarabuelos, que volveremos a oír en La Palma. Es un buen destino para escuchar y aprender. Acudir al mercado de Santa Cruz o de Los Llanos, con sus puestos de frutas tropicales, es una maravilla cromática, sumada al placer de encontrarse con los comerciantes locales, que son educados y atentos. Si se está unos días en La Palma, los bares son centros de reuniones muy agradables; a ellos suele ir habitualmente la misma parroquia a tomar barraquitos (café muy concentrado con leche condensada). Eternas conversaciones baladíes; la vida lenta y agradable que diría Josep Pla.

En los pueblos, llama mucho la atención la belleza de las plantas y los maceteros colocados por las abuelas frente a sus casas, formando jardincillos en los que no faltan piedras de lava retorcida: son unas de las microimágenes más zen y bonitas de la isla. Un paisaje lleno de detalles que saltan a la vista y que todo viajero debería buscar.

Endemismos palmeros

Además de los bosques de laurisilva, La Palma acumula una gran riqueza botánica en la zona noreste gracias a su aislamiento geográfico y a sus microclimas, con numerosos endemismos como las variedades de tajinastes, especialmente la Echium pininana. El fayal-brezal crece en las laderas medias del norte y oriente, y los pinos en la Caldera de Taburiente y Cumbre Vieja; es decir, en el centro y norte de la isla. En los tramos costeros y acantilados, se desarrollan formaciones de cardonales, tabaibales (con especies como el cardoncillo, la vinagreta o el verode), y entre los 300 y los 700 metros, los bosquetes de sabinas de tronco pálido y ramas prietas, cedros, dragos y las palmeras canarias. Dos especies litorales muy propias de la isla son la siempreviva de mar (Limonium pectinatum) y la lechuga de mar (Astydamia latifolia); ambas aguantan muy bien las radiaciones solares.

Los líquenes, por su parte, suelen colonizar rápido los malpaíses volcánicos del sur, en la zona de Fuencaliente. El retamón y la retama aguantan bien a 2000 metros; la representante más vistosa de esta variedad vegetal es la denominada violeta o pensamiento de cumbre (Viola palmensis).

Entre los endemismos que proliferan en los terrenos anejos a la Caldera de Taburiente destacan algunos híbridos del género Aeonium (bejeques) y dos especies de margaritas, junto con variedades y subespecies del género Cheirolophus, Echium pininana, Echium brevirame y otros tajinastes. De otro lado, las especies introducidas por el hombre que mejor se han adaptado a las condiciones insulares son el haragán y la tunera. En cuanto a la fauna, son endémicas de La Palma la paloma rabiche, la graja y el pinzón palmero, multitud de escarabajos y un ciempiés venenoso que no suele molestar a nadie.

Puros

El tabaco en La Palma no es un cultivo antiguo, como si lo fue la caña que se cultivaba en ingenios controlados desde el siglo XV por hacendados y mercaderes flamencos. Tanto los cafetales como las plantaciones de tabaco comienzan a proliferar en el siglo XVIII. El Paso, Velhoco, y sobre todo Las Breñas, son las zonas tradicionales de cultivo de tabaco. Aquí las labores artesanales consiguen unos puros de gran calidad, nada caros y con bastante reconocimiento internacional (como la plantación de los Vargas), además de ser degustados con fruición por estadistas como Winston Churchill. El mejor tabaquero, o cigar maker, es José Julio Cabrera Rodríguez, quien selecciona minuciosamente las hojas de tabaco de Breña Alta para liarlas manualmente, con parsimonia, según las enseñanzas de la tradición familiar, dedicada a esta actividad desde finales de los años 1950. También son de gran calidad los Puros Cruz (tienen tienda en Breña Baja) y los de la marca Kolumbus. Recordemos que esta pericia para enrollar los puros artesanales, la aprendieron los emigrantes palmeros en Cuba y la pusieron en práctica en su isla a mediados del siglo XIX. En 1862, el palmero Esteban Abreu obtuvo medalla de plata en una exposición regional en Las Palmas.

El ciclo productivo comienza con la preparación del semillero, le sigue su plantación y termina con la fermentación de los pilones de hojas. La elaboración del puro se compone de tres elementos: (1) la tripa, el contenido del puro, lleva hojas de tabaco seleccionadas; (2) el capote, hojas que envuelven la tripa, y (3) la capa, hoja exterior que envuelve el conjunto. Estas mezclas deben conseguir el denominado cigarro de quemado circular, que exhala un humo blanco. El aroma es otra de las características que marca la calidad del puro. Hay, especialmente en Breña Alta, varios centros y museos en los que se puede ver cómo se elaboran los puros. Los cigarros ya forman parte del patrimonio cultural canario, desde el cigarrillo a la doble corona. El 50 % de toda la producción tabaquera canaria es palmera. Se dice, tal vez sea una leyenda urbana, que Fidel Castro admitió que los puros de La Palma eran de tanta calidad como los cubanos…

Confección artesanal de puros. © Acongar - Shutterstock.com

Vulcanismo

La erupción en vivo y en directo del volcán Cumbre Vieja (zona de Cabeza de Vaca, Paraíso, El Paso), que duró 85 días de 2021, ha supuesto otro revulsivo más para visitar La Palma. Comprobar cómo queda el territorio tras una erupción reciente también se puede hacer junto a Fuencaliente, donde los volcanes San Antonio y Teneguía lanzaron toneladas de lava en 1949 y 1971; esta erupción es interesante para apreciar como en pocos años la vegetación y los pinares se regeneran de forma envidiable y embellecen un paisaje que pronto deja de ser lunar.

Recordemos que La Palma, como el resto de las Canarias, es una isla volcánica que fue surgiendo del fondo marino a causa de un vulcanismo lento, incomprensible a escala temporal humana. Es la tercera isla más alta del mundo si tenemos en cuenta el área que ocupa en proporción a la altitud sobre el nivel del mar.

Apenas tenemos noticias de las muchas erupciones que han tenido lugar en Canarias en el tiempo geológico. Lógicamente, no hay registros documentales hasta la llegada de los cronistas europeos. Es muy posible que los primeros occidentales que vieran volcanes canarios en erupción fueran los normandos de Bethencourt (siglo XIV), los evangelizadores mallorquines y, posteriormente, Cristóbal Colón en Tenerife. En el caso de La Palma, sabemos que hubo una fuerte erupción en 1585 en el volcán Tacande (Los Llanos) y en 1646 en el volcán San Miguel (Tigalate), además de las que se produjeron en 1677-78 en el volcán San Antonio. En el mismo, según los cronistas de entonces, se abrieron dieciocho bocas con un fuerte olor a azufre. La erupción de El Charco (El Paso) fue en 1712 y en junio y agosto de 1949 las lavas brotaron del Nambroque. Recientemente se produjo la ya mencionada en el volcán Cumbre Vieja que, además, como los ríos de lava del Teneguía, amplió la superficie palmera.

Las coladas lávicas se convierten con el paso de los años en fértiles suelos donde crecen las plataneras (La Palma produce 143000 toneladas de plátano anualmente). Desde el punto de vista de la cultura popular, las erupciones históricas venían seguidas de rogativas a Nuestra Señora de las Nieves, patrona de la isla, que está en el santuario del mismo nombre. La imagen de la Virgen es una talla gótica que, probablemente, trajeron los evangelizadores mallorquines en el siglo XIV.

Y es que, recordemos, las islas Canarias son edificios volcánicos que siguen creciendo a día de hoy en las tres ínsulas occidentales, donde se incluye La Palma, y disminuyendo en las orientales. La idea del vulcanismo constructor y destructor de las islas Afortunadas viene del mundo grecolatino; de hecho, algunos autores las consideraron como restos emergentes tras el cataclismo de la Atlántida, lo que serían los picos más altos de un subcontinente hundido. Dice la mitología que los atlantes eran gente muy soberbia y que Zeus decidió destruirlos con maremotos y erupciones en solo una noche.

Qué hacer / Qué no hacer

Qué hacer

Conocer a los palmeros

Deténgase en un bar local para tomar un café o compartir algunos momentos con los lugareños; aproveche para charlar con los parroquianos y escuchar su cadenciosa forma de hablar. Estos momentos formarán parte de su memoria para siempre.

Caminar por el campo

Durante su estancia, aproveche la red de transporte público, que le puede dejar junto a muchas sendas, para caminar un par de horas y regresar en el autobús siguiente.

Practicar turismo activo

La Palma ofrece un medio natural sostenible y sin contaminación donde practicar casi cualquier actividad: espeleología, barranquismo, buceo, ala delta, parapente (materiales y agencias para practicarlo en Fuencaliente, San Andrés y Sauces, Puerto Naos y Santa Cruz), ciclismo de montaña, etc. Cada año, el Cabildo Insular de La Palma organiza importantes competiciones internacionales relacionadas con estas modalidades de turismo activo.

Disfrutar de espacios naturales únicos

Hay una docena de espacios realmente imprescindibles: caminar por el bosque de Los Tiles o por el Cubo de la Galga o junto a las rosadas salinas de Fuencaliente; ver los roques de Garafía, Los Llanos desde el mirador del Time, los dragos de Buracas, el mirador del Llano del Jable y el paisaje entero desde La Cumbrecita; o recorrer algún tramo de la ruta de los volcanes disfrutando a su vez la transparencia de un cielo sin contaminación lumínica.

Bajar a las playas y calas

La Palma no tiene grandes playas, pero sí muchas pequeñas; además de calas hermosas. Aunque a veces cueste llegar a ellas, vale la pena el paseo para bañarse en las aguas transparentes del Charco Azul o en las piscinas de La Fajana, por ejemplo.

Playas, calas y piscinas naturales

La Palma cuenta con playas de fina arena negra, no muy largas pero muy cuidadas, así como numerosas calas y, sobre todo, media docena de piscinas naturales que son una delicia y que permiten disfrutar de un baño en escenarios marinos verdaderamente sorprendentes. Las principales playas son la de Puerto Naos, cerca de Los Llanos de Aridane, la del Puerto (Tazacorte), la de Echentive (Fuencaliente) y la de Los Cancajos, a cinco kilómetros de Santa Cruz, que es la más turística. Vale la pena bañarse en dos piscinas naturales, la de la Fajana, en Barlovento, y la del Charco Azul, en el municipio de San Andrés y Sauces. Santa Cruz cuenta con una larga playa urbana artificial de fina arena negra, junto a la avenida Marítima, y otra más pequeña, la de Bajamar, a unos 600 metros del centro.

Invitación a fumarse un buen puro. © Carine KREB

Fumarse un buen puro

Aunque el tabaco no esté bien visto, seguro que tiene un amigo que no ha podido dejarlo. Entre en alguna de las tabaquerías de Santa Cruz, Los Llanos o Las Breñas y compre una caja de puros; es un placer para los fumadores exquisitos y un estupendo regalo. Churchill estuvo en 1959 en La Palma; llegó en el yate de Onassis. Un purero, Roque Concepción, lo esperó en el muelle y le regaló unos puros liados por él mismo, elaborados con hojas de tabaco de Las Breñas y la Caldera, marca La Troya, para muchos son las mejores hojas pureras del mundo…

Visitar las bodegas de vino

En la isla se reparten una docena de bodegas en las que se elabora un vino de excelente calidad. La mayoría se concentra en torno a Fuencaliente, Hoya de Mazo y Las Manchas.

Entrar en una pastelería

En La Palma se cultiva la caña de azúcar desde el siglo XV, de modo que el azúcar ha sido un ingrediente abundante y ha forjado una repostería propia muy variada y rica que no se puede degustar en ningún otro lugar.

Ver las estrellas

El mayor telescopio óptico del mundo, el denominado Grantecan (Gran Telescopio de Canarias), en el observatorio del Roque de los Muchachos, está suministrando constantemente información sobre las estrellas, las galaxias y los agujeros negros. Se puede ver su bóveda plateada desde fuera, pero para visitarlo por dentro no queda otra que coincidir con un día de puertas abiertas.

Comer fruta tropical en recovas y mercadillos

En los mercados (recovas) de Los Llanos y de Santa Cruz hay numerosos puestos en los que venden fruta fresca tropical que se cultiva en la isla: mangos, aguacates, plátanos, etc. En La Palma, los frutos de las plataneras, regadas por goteo, maduran en cuatro o seis meses. Cada tronco produce entre 15 y 50 kilos de plátanos. De la flor abierta brotan los dedos, que generan unos 240 plátanos en total. Se vuelven muy dulces cuando afloran pecas marrones, entonces se dice que el plátano está puntón.

Los mercadillos de los pueblos son ideales para mezclarse entre la gente local y conocer sus productos y modo de vida. El domingo se celebra el de Los Llanos, y los sábados por la tarde y los domingos por la mañana el de Villa de Mazo. El mercadillo de Puntallana, a dos kilómetros del pueblo, sobresale por sus productos ecológicos. Este dispone de una zona recreativa al lado, El Fayal, con mesas para hacer un pícnic en plena naturaleza.

Visitar las bibliotecas

La cultura canaria es de una enorme riqueza, no solo histórica sino también bibliográfica. Todo un mundo en sí mismo. Es muy buena idea, para intelectuales y curiosos, ir a echarle un vistazo, en Santa Cruz, a los anaqueles de la enorme biblioteca del convento de San Francisco (o de la Inmaculada Concepción) y luego acercarse a La Cosmológica a hojear libros y documentos antiguos y zambullirse en la sociedad y la cultural local del siglo XIX, siempre se descubren cosas. La Palma tuvo una actividad cultural muy activa y seguro que sigue latente…

Disfrutar de la escultura moderna y del muralismo

Una de las peculiaridades de Los Llanos, además del bullicio de sus terrazas y bares, es la colección de esculturas que se reparte por la ciudad, además de los murales pintados por artistas de reconocido prestigio. Un toque de modernidad que contrasta y da vida cultural a esta pequeña urbe.

Qué no hacer

Ruido o gritar

Los palmeros están acostumbrados desde hace siglos a la calma, cualquier ruido y contaminación les sobrecoge; seamos responsables y contribuyamos a que la isla siga siendo lo que es.

Tirar cosas al suelo

Los espacios naturales de La Palma están muy cuidados, no se ve basura en ningún sitio. Los núcleos urbanos y los pueblos son de una pulcritud y blancura absoluta. Evite tirar colillas, papeles, latas y todo lo demás por la ventana del coche o cuando esté paseando. Dejemos los lugares tal y como los encontramos, y, si puede ser, más limpios aún.

Conducir a la ofensiva

La carreteras palmeras tienen muchas curvas y cornisas, por lo que hay que conducir responsablemente, centrándose en el volante porque la sorpresa puede saltar en cualquier momento. Respetemos los límites de velocidad y si quiere disfrutar del paisaje, orille el coche en algún sitio y deguste el mismo sin límites.

Ignorar las indicaciones de las sendas

Y no salirse del camino si así lo indican las señales, no solo porque puede ser peligroso, sino porque hay que preservar el impacto de los turistas sobre el medio.

Recoger lava, piedras, plantas…

Al estar catalogada la isla como Reserva Mundial de la Biosfera, es de obligado cumplimiento respetar el medioambiente: está completamente prohibido recoger rocas o lava en cualquier parte de la isla. Cuando ocurrió la erupción del volcán Cumbre Vieja, un señor vendía por Internet lava de este cono a razón de 20 euros la bolsita; fue localizado por la Guardia Civil…

Isla de La Palma

Geografía y pueblos

La Palma se encuentra a 445 kilómetros de África y a 1100 de la península Ibérica. Es una de las siete islas canarias, conjunto que a su vez, con los archipiélagos de Madeira, Azores, islas Salvajes y Cabo Verde, forman parte de la denominada región macaronésica.

Estos cinco islarios son retazos de la separación continental de euroáfrica con respecto a América; es decir, del hundimiento de una enorme cordillera submarina, la denominada dorsal mesoatlántica. Tienen en común tres factores: su origen volcánico, estar ventilados por los vientos alisios y poseer todos una rica flora con numerosos endemismos, o sea, especies que solo se pueden ver o herborizar en cada uno de estos archipiélagos. Macaronesia es un término que etimológicamente significa «islas benditas».

El vulcanismo, cubierto o no de verdor, marca el paisaje palmero: durante dos millones de años los edificios lávicos y los agentes destructivos (lluvias torrenciales, viento, mar) fueron modelando una naturaleza cálida: mezcolanza de cráteres, calderas, estratos-volcanes, dorsales y macizos antiguos, los famosos roques (elevaciones aisladas de basalto), cárcavas y formas negativas o barrancos originados por la acción erosiva sostenida de las lluvias.

La Palma está marcada orográficamente por la Caldera de Taburiente que tiene, incluso, salida al mar en el puerto de Tazacorte. El norte isleño se vuelca sobre grandes acantilados y una carretera llena de estrecheces y curvas acusadas. Desde el centro al sur se alinean una serie de volcanes que parten desde Cumbre Vieja y terminan en Fuencaliente. Respecto a la agricultura, el monocultivo predominante son las plataneras y lo fue durante muchos siglos la caña de azúcar. Verá áreas con siembras de tabaco, viñas y cada vez con menos almendros. Todavía se mantienen algunas formas agrícolas tradicionales, como el calabazo, un sistema de riego donde el palmero va elevando el agua con un trasvase manual desde las acequias, usando a su favor los desniveles del terreno (se puede ver en Argual, Los Llanos). Las bananeras se introdujeron en el siglo XIX, para acabar convirtiéndose en el monocultivo del siglo XX, aunque en estos últimos tiempos se ha ido diversificando la producción agrícola.