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La piel de Gedeón es un auto sacramental de Pedro Calderón de la Barca, género en el que llegó a alcanzar la plenitud, al combinar a la perfección con su talento natural, amante de la pintura y de las sutilezas y complejidades teológicas.
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Seitenzahl: 53
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Pedro Calderón de la Barca
Auto sacramental historial y alegórico
Saga
La piel de GedeónCover image: Shutterstock Copyright © 1650, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726496871
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Suenan en un carro cajas y trompetas y en otro instrumentos de música, y dicen a
una parte MADIÁN y a otra AMALEC sus versos representados, a tiempo que latropa responde con los suyos cantando.
MADIÁN ¡Muera esta infame canalla
ingrata a su Dios, y injusta!
MÚSICA ¡Misericordia, Señor!,
de ella con nosotros usa.
AMALEC ¡Mueran estos viles!
TODOS ¡Mueran! 5
MÚSICA ¡Vivan las clemencias tuyas!
TODOS ¡Arma, arma!
MÚSICA ¡Piedad, piedad!
MADIÁN Y sin valerles la fuga...
MÚSICA Y sin faltarnos tu amor...
TODOS ...¡mata, y hiere!
MÚSICA ...¡vive, y triunfa! 10
TODOS ¡Arma, arma!
MÚSICA ¡Piedad, piedad!
LOS DOS ¡Mata, y hiere!
MÚSICA ¡Vive, y triunfa!
(A esta última repetición, sale un ÁNGEL trayendo como arrastrando ala IDOLATRÍA, vestida de mujer, con alguna alusión de demonio en el mantootocado, con banda, espada, bengala y plumas.)
ÁNGEL ¡Sal de este pueblo!
IDOLATRÍA ¿Por qué
desalojarme procuras
de lo que es posesión mía? 15
ÁNGEL Porque no es posesión tuya
el pueblo de Dios.
IDOLATRÍA Si sabes,
cuando cláusulas escuchas,
allí de marciales ecos,
aquí de voces confusas, 20
que es la causa por haber
idolatrado, su culpa,
pues hoy de los madianitas
sacrílegos ritos usa,
tanto que a Baal ofrece, 25
en esa aspereza inculta,
víctimas que el aire abrasan,
inciensos que el sol ahúman,
por cuyo delito, Dios
los castiga, pues desnuda, 30
en Madián y Amalec
el estoque de su furia,
obligándolos a que
dejen el poblado y huyan
a aquestas montañas, donde, 35
temiendo las iras suyas,
fieras racionales viven
las entrañas de las grutas
¿cómo puede no ser mía
la posesión absoluta, 40
siendo yo (que no lo ignoras),
aquella deidad impura
de la Idolatría, que siendo
alma de Luzbel segunda,
inspira en el bronce estatuas, 45
que con mi aliento articulan
los oráculos, que dan
respuestas a sus preguntas?
Pues, si es castigo de Dios,
¿cómo tú, cómo repugnas 50
su ejecución? Deja, deja,
que el aire su voz confunda.
MADIÁN ¡Muera esta infame canalla,
ingrata a su Dios, y injusta!
ÁNGEL Como ya de ese error, muchos, 55
reducidos a la justa
voz de un profeta, pretenden
que con sus piedades sumas
los perdone, siempre que
el pueblo a su Dios acuda, 60
que responderá benigno,
compadecido a su angustia;
y así, si marciales ecos
la esfera allí el aire turban,
aquí míseros gemidos 65
también al cielo pronuncian.
MÚSICA ¡Misericordia, Señor!,
de ella con nosotros usa.
IDOLATRÍA ¿Hasta cuándo la paciencia
de Dios, a prueba de injurias, 70
ha de sufrir este pueblo?;
¿cuándo ha de acabarla?
ÁNGEL Nunca,
porque como Dios le tiene
dada la palabra suya
de que en él ha de tomar 75
humana carne en tan pura
madre que no ha de tocarla
ni aun la sombra de tu culpa,
de cuya encarnación, cuyo
parto virginal y cuya 80
muerte ha de seguirse aquel
sacramento que en figuras
y sombras vio tantas veces,
es fuerza que se la cumpla.
Y así...
IDOLATRÍA No prosigas, calla, 85
calla, que esa voz me turba
tanto al oírla, que ciega
la vista, la lengua muda,
torpe el labio, helado el pecho,
me estremecen y me angustian 90
de suerte que, dentro de él,
el corazón en menudas
partes quebrado, parece
que más se arranca que pulsa.
Vuelvan, porque no lo oiga 95
Amalec, las voces tuyas.
AMALEC ¡Mueran estos viles!
TODOS ¡Mueran!
ÁNGEL Cuando esta voz interrumpa
la mía, estotra la alienta.
MÚSICA ¡Vivan las clemencias tuyas! 100
TODOS ¡Arma, arma!
MÚSICA ¡Piedad, piedad!
IDOLATRÍA Si unos con otros se ofuscan
aparatos y lamentos,
de otra manera te arguya:
¿qué figuras, ni qué sombras 105
son estas, de quien tú juzgas
inferirse tan extraña
encarnación, que la duda
mi saber, con la substancia
tan capaz como la tuya, 110
pues que no perdí la ciencia,
con la gracia y la hermosura?
¿Qué figuras son, qué sombras,
digo otra vez, las que anuncian
ese grande sacramento, 115
que tanto me asombra?
ÁNGEL Muchas;
y aunque pudiera acordarte
aquella escala que junta
el cielo y la tierra, donde
ángeles bajen y suban, 120
aquel blanco, aquel hermoso
rocío, que en blanda lluvia,
el llanto del alba cuaja
y el rayo del sol enjuga,
que son las dos a quien más 125
ambos misterios se ajustan,
hoy, por darte mayor pena,
no ha de valerse mi industria
de las que ya acontecidas
parece que no te asustan, 130
porque se les pierde el miedo
a penas que se acostumbran,
sino, para más asombro,
he de valerme de algunas
que aún no acontecidas, hagan 135
novedad a tus angustias.
¿Qué ves por esa campaña?
IDOLATRÍA Montes que al cielo se encumbran,
siendo, de ese azul alcázar,
sus cimas verdes columnas, 140
en quien la fábrica estriba
del palacio de la luna.
ÁNGEL ¿Y qué ves sobre esos montes?
IDOLATRÍA Tupidas nubes, que obscuras,
como preñadas, parece 145
que las agobian las puntas,
siendo a sus altas cervices
enmarañadas coyundas.
ÁNGEL ¿Qué ves en su falda?
IDOLATRÍA Allí
van los corderos que usurpan 150
su adorno al prado paciendo
la verde esmeralda bruta,
cuyo salpicado aljófar,
si cuando el alba madruga
pareció que le bebían 155
parece ahora que le sudan.
ÁNGEL ¿Y allí?
IDOLATRÍA Sazonadas mieses,
cuyas espigas fecundas,
los fatigados hebreos
para su sustento buscan 160
con tal miedo del contrario
que, siendo las parvas suyas,
aun cuando las benefician
les parece que las hurtan.
ÁNGEL Pues esas nubes, pues esos 165
montes, que su esfera ocupan,
esos corderos y mieses,
no contienen parte alguna,
que ya en su vaga impresión,
ya en su fábrica robusta, 170
ya en sus cándidos vellones,
y ya en sus espigas rubias,
de esa encarnación y de ese
sacramento en sí no incluya