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La primer flor del Carmelo es un auto sacramental, un género teatral religioso muy popular durante el Siglo de Oro en España, escrito por el famoso dramaturgo Pedro Calderón de la Barca. La obra se centra en una interpretación alegórica de la historia de Abigaíl, una figura bíblica que aparece en el Antiguo Testamento, más precisamente en el primer libro de Samuel, capítulo 25. En la Biblia, Abigaíl es una mujer sabia y hermosa casada con un rico pero desagradable hombre llamado Nabal. Cuando Nabal rechaza brindar hospitalidad a David y sus hombres, Abigaíl intercede para evitar un conflicto violento, llevándoles alimentos y pidiendo perdón en nombre de su esposo. Tras la muerte de Nabal, Abigaíl se convierte en la esposa de David. En La primer flor del Carmelo, Calderón de la Barca utiliza la historia de Abigaíl como una alegoría de la intercesión de la Virgen María, reflejando la interpretación teológica de la época que consideraba a María como intercesora entre la humanidad y Dios. Este auto sacramental, que presenta elementos de drama y misticismo, utiliza el recurso literario de la alegoría para presentar la narrativa bíblica de una manera que enfatiza sus significados espirituales y teológicos más profundos. Los autos sacramentales, como La primer flor del Carmelo, eran representaciones teatrales que formaban parte de las celebraciones del Corpus Christi y que buscaban enseñar y reforzar las verdades de la fe católica. A través de la creatividad y la habilidad dramática de Calderón de la Barca, esta obra particular logra presentar la historia de Abigaíl de una manera nueva y significativa, enriqueciendo la comprensión del público sobre los temas de la intercesión y la gracia divina.
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Seitenzahl: 50
Veröffentlichungsjahr: 2013
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Pedro Calderón de la Barca
La primer flor del Carmelo
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Créditos
Título original: La primer flor del Carmelo.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN tapa dura: 978-84-1126-022-0.
ISBN rústica: 978-84-9816-433-6.
ISBN ebook: 978-84-9953-246-2.
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Sumario
Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Acto único 9
Libros a la carta 79
Brevísima presentación
La vida
Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-Madrid, 1681). España.
Su padre era noble y escribano en el consejo de hacienda del rey. Se educó en el colegio imperial de los jesuitas y más tarde entró en las universidades de Alcalá y Salamanca, aunque no se sabe si llegó a graduarse.
Tuvo una juventud turbulenta. Incluso se le acusa de la muerte de algunos de sus enemigos. En 1621 se negó a ser sacerdote, y poco después, en 1623, empezó a escribir y estrenar obras de teatro. Escribió más de ciento veinte, otra docena larga en colaboración y alrededor de setenta autos sacramentales. Sus primeros estrenos fueron en corrales.
Lope de Vega elogió sus obras, pero en 1629 dejaron de ser amigos tras un extraño incidente: un hermano de Calderón fue agredido y, éste al perseguir al atacante, entró en un convento donde vivía como monja la hija de Lope. Nadie sabe qué pasó.
Entre 1635 y 1637, Calderón de la Barca fue nombrado caballero de la Orden de Santiago. Por entonces publicó veinticuatro comedias en dos volúmenes y La vida es sueño (1636), su obra más célebre. En la década siguiente vivió en Cataluña y, entre 1640 y 1642, combatió con las tropas castellanas. Sin embargo, su salud se quebrantó y abandonó la vida militar. Entre 1647 y 1649 la muerte de la reina y después la del príncipe heredero provocaron el cierre de los teatros, por lo que Calderón tuvo que limitarse a escribir autos sacramentales.
Calderón murió mientras trabajaba en una comedia dedicada a la reina María Luisa, mujer de Carlos II el Hechizado. Su hermano José, hombre pendenciero, fue uno de sus editores más fieles.
Personajes
Abigail
Lascivia
David
Liberalidad
Luzbel
Castidad
Simplicio
Goliat
Saúl
Nabal
Jorán
Música
Avaricia
Acto único
(Salen Luzbel, trayendo asidas de las manos a la Avaricia y la Lascivia, como por fuerza.)
Avaricia ¿Dónde me llevas, Luzbel?
Lascivia ¿Dónde, bárbaro, me llevas?
Luzbel Venid conmigo las dos.
Las dos ¿Dónde vamos?
Luzbel (Suéltalas.) A estas selvas.
Avaricia ¿De cuándo acá a la Avaricia 5
de los poblados alejas
y la sacas a los montes?
Lascivia ¿De cuándo acá, con la mesma
duda, a la Lascivia tú
de las ciudades ausentas 10
y a los desiertos la sacas?
Avaricia De mi saña la sedienta
hidropesía ¿no está
mejor en las opulencias
de las cortes y palacios, 15
donde en humanas grandezas
cebada su ardiente sed,
si no se apaga, se templa?
Lascivia De mi incentivo la llama
¿no se enciende y se alimenta 20
mejor entre los comercios
de la gran naturaleza,
de quien familiar veneno
es, pues dentro de sus puertas
nace, vive, arde y consume 25
siempre viva y nunca muerta?
Avaricia Pues ¿cómo, siendo el que rige...
Lascivia ¿Cómo, siendo el que gobierna...
Avaricia ...de aquel escamado monstruo...
Lascivia ...de quella sañuda bestia... 30
Avaricia ...la cerviz de siete cuellos...
Lascivia ...la hidra de siete cabezas...
Avaricia ...hoy a los dos nos divides
de nuestro cuerpo?
Lascivia ...hoy intentas
que por fuerza destroncadas 35
te sigamos?
Luzbel Porque es fuerza
que hoy os haya menester
en esta inculta maleza
más que en cortes y ciudades.
Las dos ¿Cómo?
Luzbel De aquesta manera: 40
¿qué veis por estas campañas?
Las dos Montes a esta parte y esta,
que elevados hasta el cielo,
son basas que le sustentan.
Luzbel A la falda de esos montes, 45
¿qué veis luego?
Avaricia Armadas tiendas
de campo, vaga ciudad
o república, que lleva
donde quiere y como quiere
sus edificios a cuestas. 50
(Tocan cajas.)
Luzbel En este ejécito armado,
¿qué escucháis?
Lascivia Voces diversas
de aparatos militares.
(Dentro.) ¡Arma, arma! ¡Guerra, guerra!
Luzbel ¿Y qué veis?
Avaricia Que de aquel monte 55
otro monte se despeña,
de tan disforme estatura,
que ya el ser no es excelencia
el hombre pequeño mundo.
Luzbel Pues escuchad sus blasfemias. 60
(Baja Goliat, despeñándose de la tienda del sacrificio.)
Goliat ¡Oh pese a los cielos, pese
a las deidades supremas
que adoré, pues contra mí
más se irritan que se alientan!
El filistín, que a su cargo 65
tuvo la sacra defensa
de Baal y Belial,
contra esa vil, esa hebrea
canalla, que solo un Dios
sigue, adora y reverencia, 70
infamemente vencido
de un joven pastor, con piedra,
cobarde arma de villano,
bañado en su sangre mesma
yace! Oh si ya que la vierte, 75
escupírsela pudiera
al cielo, porque manchara
de Sol, de Luna, de estrellas
la luz y muriendo yo,
el día conmigo muriera, 80
porque no durara nadie
en quien durara mi afrenta!
¡Caigan sobre mí los montes,
abra sus senos la tierra,
sepúltenme los abismos, 85
pues tan poco me aprovecha,
con ser de Luzbel el grande
espíritu de soberbia!
(Vase, cayendo y levantando.)
Avaricia ¿A qué propósito quieres
que esto oiga?
Lascivia ¿A qué fin intentas 90
que esto mire?
Luzbel No aquí para
mi dolor; vuelve a esa tienda
rica los ojos; ¿qué vees?
(Sale por lo alto Saúl con una lanza, como furioso.)
Lascivia ¿Qué? Salir furioso della
a Saúl, con el horrible 95
espíritu que atormenta
sus sentidos.
Avaricia Y blandiendo
una asta su mano diestra,
no sé contra quién la vibra.
Luzbel Eso lo dirá su lengua. 100
Saúl Aunque venza a Goliat
David, a mí no me venza
la ira que contra él
mi pecho encendido engendra.
¡La gala le dan las hijas 105
de Sión, cantando en ella
que él venció a diez mil, y yo
a mil! ¡Lo menos se cuenta
para mí de la vitoria!