La protestación de la fe - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

La protestación de la fe E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

La protestación de la fe es un auto sacramental de Pedro Calderón de la Barca. La obra (1656) dramatiza la conversión al catolicismo de la reina Cristina de Suecia, quien abjuró el protestantismo en Roma en diciembre de 1655. La protestación de la fe consta de tres etapas clave, que recalcan los tres momentos de la celebración alegórica de una cena universal. La primera etapa se sitúa a nivel exclusivamente alegórico. Enfrenta en Roma a la figura de la Herejía con Sabiduría, quien manda a sus damas (Religión, Fe, Oración y Penitencia) que conviden al banquete universal a los cuatro continentes. La segunda etapa se plasma primero a un nivel histórico, escenificando al personaje de Cristina de Suecia en su corte. La tercera y última etapa de La protestación de la fe sigue mezclando estos dos niveles. Representar la abjuración pública de la reina en Roma como un acto preliminar a la gran cena eucarística, cuya celebración clausura el drama.

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Pedro Calderón de la Barca

La protestación de la Fe

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: La protestación de la Fe.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN tapa dura: 978-84-1126-001-5.

ISBN rústica: 978-84-9816-460-2.

ISBN ebook: 978-84-9953-247-9.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

Personajes 8

Auto sacramental 9

Libros a la carta 75

Brevísima presentación

La vida

Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-Madrid, 1681). España.

Su padre era noble y escribano en el consejo de hacienda del rey. Se educó en el colegio imperial de los jesuitas y más tarde entró en las universidades de Alcalá y Salamanca, aunque no se sabe si llegó a graduarse.

Tuvo una juventud turbulenta. Incluso se le acusa de la muerte de algunos de sus enemigos. En 1621 se negó a ser sacerdote, y poco después, en 1623, empezó a escribir y estrenar obras de teatro. Escribió más de ciento veinte, otra docena larga en colaboración y alrededor de setenta autos sacramentales. Sus primeros estrenos fueron en corrales.

Entre 1635 y 1637, Calderón de la Barca fue nombrado caballero de la Orden de Santiago. Por entonces publicó veinticuatro comedias en dos volúmenes y La vida es sueño (1636), su obra más célebre. En la década siguiente vivió en Cataluña y, entre 1640 y 1642, combatió con las tropas castellanas. Sin embargo, su salud se quebrantó y abandonó la vida militar. Entre 1647 y 1649 la muerte de la reina y después la del príncipe heredero provocaron el cierre de los teatros, por lo que Calderón tuvo que limitarse a escribir autos sacramentales.

Calderón murió mientras trabajaba en una comedia dedicada a la reina María Luisa, mujer de Carlos II el Hechizado. Su hermano José, hombre pendenciero, fue uno de sus editores más fieles.

Personajes

La Herejía

Brazo Seglar

Brazo Eclesiástico

Un Etíope

San Felipe

La Sabiduría

La Religión

La Fe

La Penitencia

La Oración

La Reina Cristina

Soldados

Músicos

Auto sacramental

Suena dentro la música, y sale oyéndola la Herejía vestido de marinero, con un pedazo de remo en la mano.

Músicos Venid, venid a la fiesta

que hace la Iglesia este día,

que ya la Sabiduría

os tiene la mesa puesta.

Herejía ¿Qué cláusulas son suaves 5

las que en ritmos diFerentes

al prado entonan las fuentes,

al aire trinan las aves,

que ya dulces y ya graves

convidan con la alegría 10

de su métrica armonía,

diciendo por la floresta:

Músicos Venid, venid a la fiesta

que hace la Iglesia este día.

Herejía Porque aunque llego a escuchar 15

que es a la fiesta que hace

la Iglesia, no satisface

a mi razón de dudar,

si paso a considerar,

que con la media respuesta 20

se queda el eco, pues resta

saber por qué añadiría...

Músicos Que ya la Sabiduría

os tiene la mesa puesta.

Herejía Dulce misterioso acento, 25

ya que disuenes veloz,

no des al viento la voz,

o dale el sentido al viento.

Sepa, pues, mi pensamiento,

qué fiesta y qué mesa es ésta. 30

Músicos Venid, venid a la fiesta

que hace la Iglesia este día,

que ya la Sabiduría

os tiene la mesa puesta.

Herejía Aun no bien me responde; 35

la voz permite y el misterio esconde.

Pero, ¿qué es lo que veo

de un deseo pasando a otro deseo?

Ya de la vista ha sido

la duda, que antes era del oído. 40

¿Qué fábrica es aquélla

que en los dorados campos del oriente

empina al orbe de zafir la frente,

y altivamente bella,

desde esa cima a la mayor estrella 45

tanto piramidal aguja sube,

que empieza monte y se remata nube,

de la inFerior y superior esFera

los extremos tocando, de manera

que la más perspicaz vista no atiende 50

si desciende del Sol, o al Sol asciende?

Y es verdad, pues a un viso

las señas me parece que diviso

de la nueva Sión, cuyo modelo

vio el águila de Juan bajar del cielo. 55

Díganlo doce puertas,

a doce vientos todas doce abiertas,

cuyas láminas bellas,

no sin luciente emulación de estrellas,

de rubíes adornan sus espacios, 60

crisólitos, diamantes y topacios;

bien como allá, costosamente hermosa,

a ver su Amante descendió la Esposa.

Y a otro viso, que veo me parece

la no nueva Sión, que al mundo ofrece, 65

para vivir sin noche, eterno el día

en los Proverbios la Sabiduría.

O dígalo también, que en sí elevada,

sobre siete colunas fabricada,

es sola una coluna, 70

en quien estriba el orbe de la Luna.

¡Oh tú, ya seas la Sión triunfante,

o ya la militante

Roma, que haces en estos horizontes

siete colunas de tus siete montes!, 75

merezca un peregrino

(que a robar del Ofir la flota vino

desde la oscura Corte

que ven sin rey los piélagos del Norte,

cuya angélica turba, amotinada, 80

ánglica se apellida, sincopada

la voz, conque un sentido,

angélica, o ánglica han tenido);

merezca, pues, un argonauta isleño

(que del mar derrotado 85

a tus sacros umbrales ha llegado),

saber quién es de tu edificio dueño.

Mas, ¡ay! como el empeño

no dudo, y atrevido,

oso decir quien soy, habiendo oído 90

cuán sonoramente pía

dice en su primer propuesta:

Músicos Venid, venid a la fiesta

que hace la Iglesia este día.

Herejía Pero en vano es la duda, 95

pues la ruina del mar mi intento ayuda.

Y así, llegar no temo,

que de pirata me desmiente el remo

bordón, que en estos páramos me ha dado

señas de peregrino y de forzado, 100

sin que descubra la derrota mía,

que soy la Religión de la Herejía,

apóstata primero

de aquel gran Sol de quien nací lucero.

¡Ah de este nuevo templo de la fama! 105

Sabiduría Abrid, abrid las puertas a quien llama,