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Puente Mágico Chamanismo es una iniciativa espiritual que tiene como objetivo difundir los conocimientos ancestrales del chamanismo para que sus técnicas de sanación puedan servir a todos en tiempos de profunda búsqueda espiritual del ser humano. Esta iniciativa se suma a otras que, de un tiempo a esta parte, intentan rescatar del olvido la información y el conocimiento que los chamanes desarrollaron durante miles de años. La sanación de las fracturas del alma es uno de los conocimientos ancestrales del chamanismo sobre los que se hace hincapié en este libro. En esta tercera edición se incorpora la técnica de sanación a distancia, iniciada en la pandemia de coronavirus, y que ha mostrado resultados importantes en la sanación del alma de las personas.
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Seitenzahl: 341
Veröffentlichungsjahr: 2022
Martín Armando
Martín Armando La sanación de las fracturas del alma : medicina espiritual de la Madre Tierra / Martín Armando. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-2557-4
1. Autoayuda. I. Título. CDD 158.125
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
Nota del autorLa pandemia de coronavirus
Agradecimiento especial
Sobre el chamanismo y el chamán
Capítulo I: La fractura del alma y su sanación
La depresión y las fracturas del alma
La muerte de un ser querido
El machismo y las fracturas del alma
Las separaciones
El dolor y el olvido
La sensación de desolación
Capítulo 2: Sanación a distancia
El covid-19 y su energía
Una nueva época
La sanación a distancia de Rosa
La sanación a distancia de Jorge
La combinación de la sanación a distancia y la sanación presencial
Capítulo 3: Conectados a la energía de la Tierra
Capítulo 4: El alma en la cueva de los niños perdidos
La niña triste de Laura
La niña enojada
El bullying y el alma de Aimé
Capítulo 5: El abuso y las fracturas del alma
Mariela, un alma abusada
Los abusos físicos
Capítulo 6: La semilla de un alma íntegra
Capítulo 7: El robo de alma
Te robo para cuidarte
Capítulo 8: Ceder una parte del alma
Te cedo el alma para protegerte
Te doy el alma porque te necesito
Capítulo 9: El Espíritu del mar y su ayuda en la sanación
La sanación de Pilar en Miami Beach
Capítulo 10: Instrumentos chamánicos
El tambor chamánico
La maraca o sonajero
Capítulo 11: La integridad del alma y el camino espiritual
Pablo y su camino espiritual
Capítulo 12: El alma en la isla de la soledad
La sensación de soledad, un vacío existencial
Capítulo 13: El alma, el karma y las fracturas del alma
Capítulo 14: Las heridas espirituales
La herida de Juana
El karma de Mara
Capítulo 15: El alma en el mundo de los muertos de abajo
La pérdida de Julieta
Capítulo 16: El alma en el mundo de los muertos de arriba
Capítulo 17: El animal de poder y su ayuda en la sanación
Un salmón como animal de poder
Capítulo 18: El Espíritu de la Tierra
Capítulo 19: Con el alma íntegra
La fe de Rafael
La alegría del chamán con el alma íntegra
Formación en chamanismo
Bibliografía
Como todos recordamos, a principios del año 2020 se desató en el mundo una pandemia por el contagio masivo del virus de covid-19. No hace falta aquí describir lo que los seres humanos hemos sufrido durante 2020 y 2021 debido a las cuarentenas, los contagios, las muertes, entre otros problemas que trajo este virus a nuestras vidas.
En Argentina, los contagios comenzaron a fines de febrero debido a las personas que trajeron el virus desde Europa y Estados Unidos por avión. Una cuarentena estricta se implementó el 20 de marzo y duró muchos meses, lo que generó mucho sufrimiento entre los argentinos, aunque el sufrimiento fue mundial.
El trabajo chamánico que se venía desarrollando en Argentina se detuvo completamente ya que no se podía asistir a los consultorios para realizar sesiones. Las actividades presenciales de cursos y sesiones en España y Uruguay también se suspendieron. Todo quedó en suspenso, todos quedamos atrapados por un virus invisible y por cuarentenas que, muchas veces, no tenían sentido.
Hasta ese momento, el chamanismo se desarrollaba exclusivamente en forma presencial en todos lados, desde las sesiones hasta los cursos de formación. Yo era muy reacio a realizar sesiones a distancia, excepto en algunos casos especiales y sólo después de haber hecho alguna sesión presencial. Antes de la pandemia, dictar un curso de chamanismo a distancia ni se me pasaba por la cabeza.
Pero la presencia del coronavirus había frenado todo, tanto las actividades chamánicas como mi forma de pensar. Recuerdo haber estado tres semanas como detenido, sin saber bien qué hacer. En esos primeros días de abril de 2020 me preguntaba qué iba a suceder con el mundo y con las actividades chamánicas. No tenía ninguna respuesta más que la esperanza de que todo finalizara pronto.
Pero algo comenzó a pasar y a mí me costó unos días darme cuenta de qué era lo que se estaba viniendo.
El 10 de abril de 2020 una alumna de la Patagonia Argentina me envió un mensaje en el que me preguntaba por qué no hacía alguna actividad on-line. Yo le respondí que no lo creía necesario, que la pandemia ya iba a terminar y que pronto volveríamos a nuestras actividades cotidianas. Esa fue mi primera equivocación.
Al otro día, una amiga con la que estaba conversando por teléfono, al oír que no estaba haciendo nada, que sólo esperaba a que la pandemia terminara, me dice categóricamente - y eso fue lo que me sorprendió - que yo debía atender a distancia, que no perdiera el tiempo esperando sin hacer nada. Su mensaje me sorprendió mucho porque ella no estaba en el tema del chamanismo, pero lo dijo como si realmente conociera el paño. Yo le respondí que ni loco empezaba a atender a distancia, que iba a esperar a que todo se terminara. Evidentemente por segunda vez volvía a estar muy equivocado. A veces, me cuesta escuchar al Espíritu cuando se manifiesta a través de otras personas.
Sin embargo, la madrugada del 14 de abril de 2020 tuve un sueño. Vi a una persona parada en una playa de Uruguay. Me miraba y me decía algo, pero yo no le entendía. Más tarde esa misma mañana, entendí perfectamente a qué se refería el sueño. Cada vez que soñaba con algo de Uruguay (que está al este de Argentina) el tema se relacionaba con algo de España, que también está al este de Argentina. Ya me había pasado algo así con anterioridad. Una hora después de levantarme, me llega un mensaje al celular de un número desconocido con característica de España que decía: “Hola, soy Ruth de Madrid y quisiera hacer una sesión contigo.” Mi sorpresa fue enorme. Recuerdo haber salido al balcón de mi casa con el celular en la mano, sentarme en una silla que había allí y mirar hacia el cielo. A los segundos veo venir en dirección a mí una bandada de loros verdes gritando muy fuerte. Me volví a sorprender, pero inmediatamente me di cuenta de que esa bandada de pájaros venía desde la dirección este. Lo sentí en el corazón como un mensaje. En ese momento entendí con claridad que había que hacer algo con la sanación a distancia, que claramente había que iniciar un proceso nuevo. Ese 20 de abril de 2020 fue un día histórico para mí.
Sin embargo, primero quería estar seguro antes de avanzar. Entonces esa misma mañana, realicé un viaje al mundo superior y fui a ver a mi Maestro para preguntarle si era adecuado hacer sesiones a distancia. Mi Maestro me dijo enfáticamente que sí. Mi sorpresa ante su respuesta fue enorme. Yo esperaba recibir una información diferente. En ese momento del viaje y estando con mi Maestro me surgió preguntarle cómo se podían devolver fracturas del alma a distancia. Resolver esta cuestión era central para el tema de la sanación chamánica. Mi Maestro, con su serenidad habitual, me mostró la forma con una imagen y me dio algo muy concreto para hacerlo. Además, muy serenamente me mostró parte del protocolo a seguir en este tipo de sesiones. En ese momento yo seguía muy sorprendido y hasta me sentía estúpido por haberme negado tantas veces a hacer algo así. Sin embargo, me relajé y traté de recibir la información lo mejor posible. No quería que nada se me escapara. Después de que él me diera toda la información sobre la técnica a distancia, le agradecí y salí del mundo superior.
Al volver a mi manta chamánica y abrir los ojos, me di cuenta de que estaba emocionado: el corazón me latía fuerte y estaba un poco sudado. Tuve que dar un gran suspiro para poder descargar un poco todas esas emociones del momento. Mi pensamiento racional estaba un poco detenido. Sin embargo, me calmé durante un buen rato y me puse a pensar fríamente sobre la situación en la que estaba. Me di cuenta en ese momento de que lo que decidiera iba a tener un impacto en mis alumnos de chamanismo, quienes estaban todos en la misma situación que yo: detenidos por la pandemia.
Traté de sentir profundamente para saber si hacer este tipo de sanaciones era un camino con corazón, si era algo que iba a mostrarnos a todos un poco de luz en medio de una oscuridad horrenda por el coronavirus. Después de un buen rato sentí realmente que sí era algo bueno. Además, mi Maestro me había dicho que había que hacerlas y el sueño de la noche anterior me había marcado el camino. Decidí avanzar.
Tomé el celular y le contesté a la persona de Madrid que sí íbamos a hacer una sesión y que sería a distancia. Y ahí empezó todo, de una nueva forma, en una nueva época para todos los que estamos en Puente Mágico Chamanismo y para los miles de personas que pudieron acceder a una sanación del alma a través de la sanación a distancia.
Esta tercera edición del libro trata más profundamente sobre la sanación del alma, incluyendo la sanación a distancia que se inició en la pandemia del coronavirus.
Espero que les sea útil a todos.
Nelly de Almenara fue mi Maestra durante 20 años. Ella dejó este mundo el 2 de julio de 2021 a los 93 años. Nelly me enseñó las bases sobre el chamanismo que conozco, pero también me hizo entender que la sanación es lo más importante que una persona puede buscar si es que de verdad quiere tener una vida espiritual. Al principio no la entendí, pero a medida que pasaron los años y cuando me dediqué de lleno a la sanación, comprendí sus palabras al pie de la letra. Para tener una vida espiritual hay que sanarse.
No tengo palabras que pueden entrar en este libro para agradecerle a ella por haberme dado la oportunidad real de conocer el chamanismo y la sanación. Como dice Carlos Castaneda en uno de sus libros: “…al ser humano a veces el Espíritu le presenta oportunidades únicas para salir de la esclavitud y de la estupidez, y generalmente sucede que esa oportunidad es evidenciada por un Maestro que le da una oportunidad al ser humano de buscar la libertad real”. Yo tuve esa suerte con Nelly. Sin su toque amoroso y pedagógico hoy sería más tonto de lo que soy y no podría entender lo que es la sanación en el fondo.
El día que Nelly murió yo estaba en Miami. La tarde del 2 de julio de 2021 estaba con Santiago, mi alumno, en una playa de North Beach sentado mirando al mar y tres señales sucedieron alrededor de mí, una detrás de la otra. Todas las señales venían del sur y eran blancas (un barco, un perro y una paloma). Yo no entendí en ese momento qué significaban, pero me di cuenta de que algo pasaba. Santiago tampoco entendía qué pasaba. Unas horas más tarde, me llega la noticia de la muerte de Nelly. En ese momento me acordé de los tres símbolos blancos y me quedé tranquilo. Me di cuenta de que Nelly estaba en la luz blanca, como a ella tanto le gustaba.
Mi Maestra Nelly me enseñó a hacer viajes chamánicos y a devolver fracturas del alma, entre otras cosas. Estos conocimientos no tienen precio desde la perspectiva de la sanación espiritual, y esas herramientas me cambiaron la percepción de mí mismo, del ser humano y del mundo. Todo lo que aprendí después fue en base a lo que ella me enseñó. Por ello estoy infinitamente agradecido. Se lo he dicho varias veces antes de su muerte.
Quizás, más adelante, en otra vida, tenga la buena suerte de reencontrar su alma y de agradecerle otra vez.
¡¡¡Bendiciones Nelly!!!
Antes de abordar el tema de la sanación de las fracturas del alma conviene realizar una breve descripción sobre lo que es el chamanismo y lo que es un chamán para que se comprenda en qué marco de conocimientos se realizan las sanaciones chamánicas.
El chamanismo es un sistema de sanación espiritual que la humanidad ha desarrollado desde hace aproximadamente 10.000 años, y se ha hecho en contacto con la energía de la Naturaleza. Muchas culturas por todo el planeta han desarrollado prácticas chamánicas. Algunas de ellas han sido más avanzadas que otras, sin embargo muchos pueblos han explorado la sanación del alma y del cuerpo mediante prácticas chamánicas. La antropología ha descripto en numerosos textos las prácticas chamánicas.
La palabra chamanismo es un sufijo de la palabra chamán o shaman, y esta palabra tiene su origen en el idioma tungues, del pueblo Tungus de Siberia. La palabra chamán se hizo conocida en el mundo occidental por el antropólogo húngaro Mircea Eliade a través de su más famoso libro “El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis”, publicado por primera vez en 1951. Sin embargo, cada cultura alrededor del mundo nombró al chaman de una manera particular; por ejemplo en la cultura Mbya Guaraní de Argentina, Paraguay y Brasil, al chamán se lo conoce como karaí. Entre los Mapuches de Chile y Argentina se lo denomina machi, y entre los Wichis del río Pilcomayo de Argentina se lo denomina jayawú. Si bien la palabra chamán es actualmente la más conocida en el mundo, cada cultura ha tenido y tiene su propio nombre para nombrar a la persona de la comunidad que entra en contacto con los espíritus.
Por otro lado, el concepto de chamán no se remite a un género específico; si bien la energía de la palabra chamán parece tener un contenido masculino, no hay una determinación fija sobre su género a nivel planetario. En algunas culturas el chamán es hombre y en otras es mujer; depende mucho de las creencias y tradiciones de cada pueblo. Actualmente en la cultura occidental hay chamanes hombres y mujeres.
En la investigación de Mircea Eliade, éste llamó al chamanismo “la técnica del éxtasis”. Según él, el chamán domina los estados alterados de la conciencia. Por ejemplo, el karaí de los Guaraníes canta a los Espíritus y fuma su tabaco, entrando en un estado alterado de conciencia desde donde puede recibir los mensajes para su comunidad. En otro ejemplo, los chamanes urbanos de hoy tocan su tambor, su maraca, cantan sus canciones y bailan como paso previo a acostarse en sus mantas y hacer un viaje chamánico. Las formas del “éxtasis de la conciencia” varían según aspectos culturales pero el fin es el mismo: contactar a los espíritus ayudadores y recibir la información o la sanación necesaria.
El chamán es “uno que ve en la oscuridad”, como lo define Sandra Ingerman en su libro Recuperación del Alma. También, algunos diccionarios definen al chamán como “persona sabia” o “aquel que sabe”, pero más exactamente definido sería “aquél que conoce otras realidades”. En lo personal, y muy humildemente, me gusta definir al chamán como aquél individuo –hombre o mujer- que entra en un estado de conciencia acrecentada y se conecta con espíritus y almas más allá de sí mismo. Esta definición está sustentada en la experiencia de los chamanes de hoy en día.
El chamán, en sus viajes chamánicos, sale de su cuerpo. Su alma viajera sale del cuerpo físico y se adentra en otras realidades. Esta capacidad del chamán algunos la denominan desdoblamiento. Mientras el alma del chamán viaja su cuerpo se mantiene relajado.
Esta habilidad de salir del cuerpo en estado relajado es diferente a la que sucede cuando el chamán ingiere algún psicotrópico y su cuerpo entero se conecta con los Espíritus; en estos casos podemos ver al chamán moverse, contorsionarse en el suelo, saltar y gritar o hablar simplemente. Son dos métodos diferentes de conexión de los chamanes. En algunas culturas se da fuertemente esta segunda forma. Actualmente en el chamanismo urbano se da la primera forma.
En el pasado, el chamán ha actuado como sanador y vidente, ha cumplido funciones sacerdotales y pedagógicas, ha sido también guardián de la cosmovisión de un pueblo.
En la actualidad, el chamán se orienta más por la sanación; ésta es quizás la función que la sociedad más necesita. Sin embargo, un buen chamán contemporáneo también puede adivinar el pasado y el futuro a través de sus técnicas, puede realizar rituales con los espíritus de la Naturaleza para ayudar a una comunidad, puede enseñar y guiar a las personas en su búsqueda espiritual.
Otra definición de chamán sería, “el que camina entre los mundos”. Para el chamanismo hay mundos o realidades que coexisten con el mundo físico, lo impregnan pero no son perceptibles ni física ni sensorialmente por los sentidos físicos; esto es así porque existen en otras dimensiones, en distintos niveles y distintas longitudes de onda en lo relativo a la existencia.
En términos generales, la cosmovisión chamánica define tres mundos diferentes: el mundo inferior, el mundo del medio y el mundo superior. En cada mundo existen energías, seres de diferente vibración y partes del alma del ser humano. El chamán debe recorrer esos mundos para encontrar lo que está buscando. Cada mundo es completamente diferente al otro y no hay una valoración moral sobre si el mundo superior es mejor que el mundo inferior. No cabe en esta percepción de la realidad la distinción religiosa entre cielo e infierno. El mundo superior no es el cielo ni el mundo inferior es el infierno. Nada tiene que ver con eso. Los chamanes describieron estos tres mundos miles de años antes de que el catolicismo definiera el cielo y el infierno.
En el mundo inferior están los animales de poder, algunos seres de alta vibración que ayudan con la sanación de las personas. También hay muchos lugares en donde se encuentran partes del alma de las personas.
En el mundo del medio, el cual los seres humanos compartimos con otros seres, existen espíritus de la naturaleza, seres del bajo astral, partes del alma de las personas, almas de personas que ya han fallecido, entre millares de otros seres.
En el mundo superior se encuentran diversos maestros, otros seres de luz y partes del alma de muchas personas.
Cada mundo tiene su propia vibración, su razón de existir. El descubrimiento de estos diferentes mundos se le debe a los chamanes de diversas culturas, quiénes pudieron recorrer estos lugares y describirlos con claridad.
Si bien cada cultura alrededor del planeta le ha puesto un nombre diferente a cada uno de estos mundos, la mayoría de los chamanes han visto y ven características muy similares en cada mundo.
El chamán cuando está en un estado de conciencia acrecentada o realiza sus viajes siempre está consciente de su estado; su actitud es siempre activa; se interna voluntariamente en otras realidades y en ellas opera hasta que encuentra lo que busca. Cuando el chamán viaja por los diferentes mundos siente que lo hace con todo el cuerpo, pero lo hace con su alma viajera. Esta habilidad del chamán es diferente del espiritismo, en donde el médium o canalizador tiene que ceder todo o alguna de sus facultades para obtener la información que se busca, adoptando, así, una actitud pasiva. Cualquier interferencia de una energía externa al chamán es considerada una quita de la libertad, por eso los chamanes no son médiums.
El planeta Tierra y su Espíritu forman una parte de los mundos que los chamanes contactan y ponen en práctica cada vez que realizan una ceremonia, ya sea de sanación o de inspiración. Para el chamán todo está vivo en el universo, desde una gota de agua hasta un delfín, desde un grano de arena en una inmensa playa hasta la estrella más lejana de la Tierra, desde un átomo hasta el viento; “todo tiene vida, todo tiene consciencia”. Y no es esto una cuestión poética sino una verdad que los chamanes han declarado durante miles de años.
El chamán también ha tenido por miles de años la función de “psicopompo”, es decir, un ser que guía a las almas de un mundo a otro, a las almas de los fallecidos. Actualmente esta función de psicopompo del chamán ha reaparecido en muchas partes del mundo en vista de la necesidad que existe actualmente. Pueden leer sobre esta función en el libro El chamán Psicopompo, de este mismo autor.
El chamán es, también, un servidor social para su comunidad. Históricamente, ha sido el sanador que conoce las herramientas necesarias para trabajar con los sufrimientos del alma y sanarlos. Hoy, los chamanes responden a lo que necesita la gente de hoy, a su problemática cotidiana, y cada vez más se evidencia una necesidad de sanación.
Por otro lado, los chamanes de todos los tiempos han sostenido que el ser humano es, en esencia, un ser libre que busca constantemente su libertad, la alegría, pero que el ser humano sufre dolencias y enfermedades espirituales que no le permiten lograr esa libertad y esa expansión en forma completa. Los chamanes entienden esa enfermedad como la pérdida de partes de su alma. Esta situación al ser humano le impide alcanzar ese estado de libertad tan ansiado. Al mismo tiempo, las fracturas del alma son, para algunos chamanes, parte del karma que el ser humano debe resolver para lograr su evolución espiritual.
Desde hace unas décadas, el chamanismo, como forma de sanación y camino espiritual ha renacido en muchas partes del mundo. Los libros de Carlos Castaneda y de Michael Harner, por nombrar sólo algunos, han permitido que miles de personas se conecten con los conocimientos del chamanismo, sus técnicas y prácticas.
En Argentina, el trabajo de investigación de Mario Califato y María Cristina Dasso en el hermoso libro “El chamán wichí” del año 1999 ha permitido rescatar información valiosa sobre cómo los chamanes de la zona del Chaco y Formosa realizaban sus prácticas. También existen muchos trabajos de investigación sobre los mapuches, los tobas, entre otros pueblos originarios de Argentina y Chile. Todos estos trabajos e investigaciones han aportado lo suyo para que el chamanismo resurja con mucha fuerza en los últimos tiempos.
Gracias al trabajo de todos estos autores, mucha información y conocimientos sobre la sanación chamánica en diferentes culturas y pueblos originarios han comenzado a rescatarse y a salvarse de quedar perdidos por el simple paso del tiempo. Actualmente hay muchas iniciativas para lograr que el rico conocimiento de los chamanes permanezca activo entre los seres humanos. En Puente Mágico Chamanismo trabajamos con la cultura Mbya Guaraní para ayudarlos a preservar sus conocimientos espirituales. También se han realizado investigaciones con el pueblo Yámana de Tierra del Fuego, Argentina, ya desaparecido. Para dar un ejemplo concreto sobre este, se ha encontrado luego de mucha búsqueda la información de que los chamanes de este pueblo del sur del planeta utilizaban diferentes herramientas para realizar sus sanaciones y una que se ha detectado es la de un hueso de ave hueco con forma de sorbete por donde el chamán absorbía la energía, extrayendo los malos espíritus del cuerpo del enfermo. El descubrimiento de esta herramienta como uso para sanación ha abierto una puerta inmensa para el uso actual de la misma y poder así acrecentar los conocimientos de sanación. Así como ha aparecido algo de información sobre las sanaciones de los Yámanas, en los últimos tiempos están apareciendo más y más técnicas milenarias sobre sanación.
En la época actual, el chamanismo está creciendo muy fuertemente en las ciudades y ha tomado una forma de “chamanismo urbano”. La mayoría de los chamanes occidentales viven en las ciudades. Pero en muchos lugares no urbanizados, como son las selvas o las zonas montañosas, hay muchos chamanes que aún usan los conocimientos ancestrales de plantas y rituales en sus comunidades. Esperamos que esto siga así y que cada comunidad originaria mantenga sus conocimientos ancestrales de sanación espiritual.
En varias partes del mundo ese conocimiento ancestral de las comunidades se está revalorando día a día, y está pasando lentamente a las ciudades hacia las personas que se dedican al chamanismo. Por ejemplo, el uso de la ayaguasca es un caso de ese tipo. La ayaguasca es una bebida obtenida de una planta del Amazonas y cocida por muchas horas que se ingiere líquida para que la persona entre en un estado alterado de conciencia y permita que el espíritu de la planta lo sane. Sin embargo el uso irresponsable de esta herramienta de sanación por personas que “no saben lo que hacen” pone en peligro a las personas que la utilizan y genera un concepto equivocado del chamanismo para las personas que desconocen sus virtudes.
Otro ejemplo sobre el traspaso de las técnicas ancestrales hacia los chamanes de las ciudades es la técnica de la devolución de las fracturas del alma. Debemos a Michael Harner la generosidad de haber compartido una parte de su investigación antropológica con la humanidad y que hoy sea una de las técnicas de sanación más difundidas.
En muchos países occidentales la energía que se está creando con el regreso del chamanismo parece ser un viento fresco y puro en medio de una cultura mundial obsesionada por el consumo y por ideas materialistas que ponen en riesgo la supervivencia de millones de especies animales, vegetales y del propio ser humano. La energía del chamanismo es ecológica porque respeta la vida en todas sus formas y, la diversidad biológica del planeta. Ante la necesidad imperiosa de cuidar la vida y la diversidad del planeta el chamanismo se muestra como una opción más que aconsejable. La espiritualidad del siglo XXI está ligada a la Naturaleza, y el chamanismo es quizás la forma más concreta de esa espiritualidad.
Más allá del contexto actual, el chamanismo en sus diferentes formas –en la ciudad o en zonas no urbanas- parece haber conservado un pilar primordial: la conexión del chamán con las fuerzas espirituales de la tierra y del universo para sanarse e intentar sanar el alma de otros. Esta fuerte conexión espiritual que logran las personas que se dedican al chamanismo es, quizás, la que ha permitido a los chamanes que viven hoy en las ciudades poder continuar con la sanación de las dolencias espirituales del ser humano. Y en ese sentido, la técnica de la devolución de la fractura del alma es una de las sanaciones espirituales ancestrales que los chamanes ofrecen a la humanidad desde hace miles de años. En este libro se podrán observar muchos casos de personas que han mejorado su vida y se han reencontrado con su camino al recuperar las partes de su alma.
Existen dos grandes conjuntos de conocimientos en el chamanismo. Uno de ellos es el conocimiento chamánico sobre la autosuperación del chamán, que se concentra en el manejo de la percepción y la búsqueda de la amplitud de la consciencia y su libertad. Ésta se da principalmente en el contacto con las fuerzas espirituales de amor y poder que existen en el universo, con las cuales el chamán se comunica en sus viajes. Las experiencias que describe Carlos Castaneda en sus libros sobre Don Juan son un claro ejemplo de cómo el chamán busca su libertad.
El otro conocimiento chamánico importante es el que se centra en la sanación del alma del ser humano. Este conocimiento es el que trabaja sobre las dolencias del cuerpo, el desequilibrio de las emociones, los trastornos de la mente y el olvido del espíritu. La
dolencia espiritual más profunda que el chamanismo reconoce es la pérdida del alma.
Los chamanes muchas veces están al servicio de las demás personas para ayudarlas en su sanación. Pero en algunos casos suelen concentrarse en su propia sanación.
Sin embargo, ambas conjuntos del conocimiento chamánico están ligados. Muchas veces los chamanes buscan su libertad ayudando a otras personas, ayudando a sanar el alma.
Una de las técnicas de sanación chamánica más poderosos es la devolución de las fracturas del alma. La difusión de esta técnica fue perfectamente llevada a cabo por Sandra Ingerman en su libro “Soul Retrieval, Mending the Fragmented Self”. Ella fue la primera en difundir en Occidente casos reales de recuperación de las fracturas del alma mediante la técnica milenaria del chamanismo. Debemos a ésta chamán la generosidad de difundir mediante un libro la técnica de devolución de las fracturas del alma.
El presente libro tiene la humilde intención de seguir difundiendo entre el público qué es la fractura del alma, por qué se produce, cuáles son sus consecuencias espirituales y cómo se cura. En esa dirección, este texto desarrolla casos de diferentes personas que, al recuperar las fracturas de su alma, volvieron a encontrarle sentido a su vida, a sentirse alegres, a sonreír, a disfrutar de estar vivos y a recuperar su camino original.
El presente libro describe casos de recuperación de las fracturas del alma en forma presencial y también con la nueva técnica de sanación a distancia.
Espero que las experiencias de estas personas sirvan como ejemplo y evidencia de que, al recuperar la integridad del alma, es posible recuperar la felicidad y volver a estar alegres como cuando sonreíamos en nuestra niñez.
La fractura del alma es una dolencia espiritual que se produce como consecuencia de haber experimentado algún hecho traumático o de gran sufrimiento. El hecho traumático genera un impacto energético en el alma y ésta se fractura, en una o varias partes. La fractura del alma se siente como una sensación de vacío, tristeza, como que nos faltara algo, como si hubiéramos perdido una parte nuestra, como una angustia permanente. Muchas personas sienten las fracturas del alma como una sensación de angustia en el pecho. Muchas personas tienen muchas ganas de llorar como consecuencia de la fractura del alma.
Las fracturas del alma se pueden producir por hechos como por la muerte de un ser querido, una mudanza traumática, un gran susto, por haberse perdido cuando se era niño. También, puede ser a causa de un accidente importante, una separación traumática, un divorcio, una enfermedad, un asalto. En general, para que el alma se fracture tiene que suceder un acontecimiento que nos impacte e influya fuertemente. El alma se parte por hechos concretos. El alma es muy sensible a los hechos traumáticos que nos suceden.
El alma es la energía vital que tenemos y que traemos desde nuestro nacimiento. El alma se distribuye por todo el cuerpo físico, emocional, mental y espiritual de una persona. El alma tiene la misma forma del cuerpo físico.
Existe un antiquísimo lema entre los chamanes que dice: “Cuando alguien se siente vacío y triste, es seguro que sufre de una fractura del alma”. También se dice entre los chamanes que a quien tenga los ojos apagados le falta una parte de su alma. Durante miles de años, los chamanes han tenido la función de restaurar la integridad del alma, de viajar a los diferentes mundos y rescatar esas partes de nuestra integridad para traerlas a esta realidad.
Los chamanes devuelven las fracturas del alma mediante un soplido en el corazón y en la cabeza. Una vez que las partes del alma han reingresado al cuerpo energético de una persona, la fusión e integración del alma comienzan a producirse.
Cuando el alma vuelve a estar íntegra, regresa la alegría y el bienestar a nuestro ser, simplemente porque lo que regresa es la energía vital y la salud espiritual.
Además, las fracturas del alma pueden ser la evidencia de que existe una herida espiritual en una persona. Las heridas espirituales pueden deberse a diferentes causas, pero la más importante es la existencia de varias fracturas del alma. Muchas veces, una herida espiritual contiene varias fracturas del alma. Otras veces, una sola fractura del alma es directamente la herida espiritual más importante de una persona.
Para la visión chamánica, la fractura del alma provoca un agujero en la psiquis, en los cuerpos sutiles y en el cuerpo físico de las personas que, generalmente, se terminan llenando de energías perversas y de conductas que retrasan el desarrollo de la personalidad y afectan el carácter.
Cuando alguna parte del alma se va, los ojos de una persona se ven y se sienten como apagados y sin brillo, como si les faltara algo de la esencia vital. El chamán mira con detenimiento en la parte inferior de las pupilas para saber si se nota esa falta de brillantez en los ojos. Los ojos no pueden ocultar el sufrimiento del alma y, por lo tanto, el chamán busca incesantemente ese dolor para intentar sanarlo. Según sostiene el dicho popular: “Los ojos son el espejo del alma”, es precisamente allí donde se encuentra el reflejo de lo que sucede en el interior de una persona, no sólo en su personalidad sino también en uno de sus estados espirituales.
Al mismo tiempo, las fracturas del alma se evidencian en las facciones de la cara que suele verse cargada de amargura y tristeza. Es la incompletitud de la subjetividad que se siente en el rostro. Según una vieja teoría andina, las emociones y el pasado se marcan en la cara, las arrugas hablan de historias pasadas que dejaron sus marcas en la piel. Estas arrugas son hechos emocionales concretos.
El alma también se refleja en el pulso. Muchos chamanes detectan las fracturas del alma y los hechos que las provocaron tomándole el pulso a la persona. De alguna manera es como si el corazón y el alma hablaran a través del pulso.
A los consultorios chamánicos asisten cientos de personas cada año. Cada una de ellas trae sus dolores del alma, cada dolor individual es muy diferente al de los demás. Los dolores muchas veces son muy intensos y profundos, y muchas personas creen que de esos sentimientos no pueden salir, que están atrapados en sensaciones muy negativas. En esa dirección, la tarea del chamán es ayudar a que esos dolores se reduzcan, terminen, que se sanen las heridas del alma y que la persona vuelva a retomar su camino, que regrese la luz en el horizonte y que reaparezcan sentimientos positivos hacia sí mismo y hacia el mundo.
La depresión es una de las razones por las cuales las personas asisten a un consultorio chamánico. En términos generales está definida como un trastorno mental que se caracteriza por una profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de interés por todo y disminución de las funciones psíquicas. Desde la perspectiva chamánica, la depresión es la consecuencia de tener varias fracturas del alma. La depresión es la enfermedad más extendida en América en la actualidad, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud.
La solución inicial desde la medicina alopática es recetar medicamentos antidepresivos para que se restablezca el equilibrio químico en el cerebro; pero no hay una solución definitiva. Luego de ingerir los antidepresivos se recomienda iniciar un proceso con un psicólogo o seguir con el psiquiatra.
Desde el chamanismo, la depresión es un problema espiritual y, desde esa perspectiva, la solución a este problema es recuperar las partes del alma, al mismo tiempo que se siguen las indicaciones del psiquiatra o del psicólogo. A medida que regresan las partes del alma y se curan las fracturas, el alma va reestableciendo el equilibrio emocional en la persona y el equilibrio químico del cerebro vuelve a reestablecerse. La intención del chamán es encontrar la causa de la depresión y sanarla, y no sólo suprimir los síntomas a lo que muchas veces apuntan los medicamentos antidepresivos. Sin embargo, ambas medicinas pueden funcionar al mismo tiempo.
Una persona con depresión tiene los ojos apagados, la cara entristecida; se nota su cuerpo como cansado, agotado. La depresión genera un aura pesada alrededor de la persona que la sufre. La angustia provocada por la depresión agota las energías del ser humano.
La pandemia del coronavirus y las interminables cuarentenas aplicadas en muchos lugares del mundo generaron claramente un fenómeno masivo de depresión en miles de personas. A muchas personas el encierro les pegó muy mal y, así, afloraron problemas emocionales y espirituales anteriores. Realmente para mucha gente la cuarentena fue un cóctel explosivo que detonó a los pocos meses del encierro.
A muchas personas se les partió el alma simplemente por el hecho de haber perdido la libertad, de estar encerrados. A muchas más se les partió el alma por el miedo que se sintió al principio de la pandemia por los contagios. Y a muchos miles más se les partió el alma al enterarse de la muerte de algún ser querido o de algún amigo. Tengamos en cuenta que por el virus han muerto millones de personas.
En vista de eso, la depresión se presentó en muchas personas para la mitad del año 2020 y se fue incrementando hasta la mitad de 2021, cuando los contagios, los ingresos y las muertes comenzaron a disminuir.
En julio de 2020 reabrí el consultorio de Buenos Aires para atender en forma presencial. Si bien la cuarentena casi no lo permitía, decidí hacerlo por la cantidad de personas que solicitaban sesiones presenciales. Aplicando un protocolo claro y concreto para prevenir el contagio dentro del consultorio, se pudo reiniciar la atención chamánica presencial.
A mitad de julio de ese año, llegó al consultorio un joven llamado Andrés. Al verlo la primera vez, me di cuenta de que estaba en un estado de depresión bien profundo. Su tristeza se sentía al mero contacto, sus ojos estaban apagados y sus labios inclinados hacia abajo en señal de mucha tristeza.
Al iniciar la sesión le pregunté cuál era el motivo de su consulta y él sin mediar otras palabras me dijo: “Estoy súper deprimido, lloro mucho, estoy muy angustiado”. Le consulté si había ido a un psicólogo y me dijo que sí, que éste lo había derivado a un psiquiatra y que lo habían medicado. Me comentó que todo había sido on-line porque los médicos no estaban atendiendo en forma presencial. Le pregunté si algo en los últimos meses le había sucedido y me dijo que no, pero me comentó que el estar encerrado en su departamento los últimos tres meses por la cuarentena lo habían bajoneado mucho, que lo había llevado a experimentar los pensamientos y sentimientos más oscuros que se hubiera imaginado. Además, me comentó que se sentía perdido, sin rumbo en la vida. Le dije que iría a investigar si había fracturas del alma en algún lugar y, en ese caso, recuperarlas, traerlas y devolvérselas. Le pedí que se acostara en la manta chamánica. Le comenté que yo iba a encender un equipo con el sonido de unos tambores, que me iba a acostar al lado suyo y que luego de un rato me iba a sentar y le iba a soplarlo en el corazón y en la cabeza. Él me dijo: “Hace lo que sea para sacarme esta angustia”.
Inicié el viaje chamánico yendo hacia el mundo superior. La intención del viaje era encontrar fracturas del alma de Andrés relacionadas con su estado de depresión. Al llegar al mundo superior comencé a llamarlo por su nombre. Muy rápidamente pude ver una parte de su alma a cierta distancia. Me acerqué y lo vi casi idéntico físicamente a como estaba en la actualidad. Me di cuenta de que debía ser una fractura del alma muy reciente. Me acerqué más y le pregunté qué edad tenía, me respondió que 27 años. Le pregunté por qué estaba ahí, qué le pasaba. El alma de Andrés me respondió que se sentía desolado y realmente la sensación que emanaba esa parte del alma era eso: una desolación total. Le pregunté por qué se sentía así y me transmitió una imagen en la cual el mundo se desmoronaba. Le dije que ya no era así, que podía regresar porque las cosas habían cambiado, lo tomé de las manos y lo saqué de allí.