La semilla y la cizaña - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

La semilla y la cizaña E-Book

Pedro Calderón de la Barca

0,0

Beschreibung

La semilla y la cizaña es un auto sacramental de Pedro Calderón de la Barca, género en el que llegó a alcanzar la plenitud, al combinar a la perfección con su talento natural, amante de la pintura y de las sutilezas y complejidades teológicas.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 56

Veröffentlichungsjahr: 2020

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Pedro Calderón de la Barca

La semilla y la cizaña

 

Saga

La semilla y la cizañaCover image: Shutterstock Copyright © 1651, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726499551

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

AUTO SACRAMENTAL ALEGÓRICO INTITULADO

PERSONAS

El sembrador la cizaña la inocencia el paganismo la gentilidad el asia el áfrica la américa y La europa La ira El cierzo La idolatría El judaísmo La niebla El lucero Músicos y acompañamiento

Tócase una caja de guerra y sale del primercarro la Cizaña, vestida de demonio, con bengalay espada

 

Cizaña Abra horrible la boca

el báratro en los labios de esta roca

y arrójeme violento

el humoso bostezo de su aliento

a acaudillar valiente 5

las numerosas huestes de mi gente

para aquella gran lid, cuyo trofeo

Lucas lo diga, dígalo Mateo,

cuando uno y otro digan cuán extraña

al mundo fue la lid de la Cizaña. 10

¡Oh tú que en las obscuras

bóvedas tristes de esas peñas duras

tus cóleras reprimes,

y preso bramas y encerrado gimes,

por abortar tus sañas 15

el caduco verdor de esas campañas

donde son tus horrores

tala de mieses, árboles y flores,

Cierzo abrasado y ciego,

monstruoso embrión de aire y de fuego, 20

pues por adonde pasas

no se sabe si hielas o si abrasas!

Rompe a mi voz la estrecha

prisión que tiene Dios a tu ira hecha,

pues forajido esclavo suyo eres. 25

 

Sale del segundo carro el Cierzo, vestido de demonio, con plumas y bengala

 

Cierzo Aquesas son mis señas, ¿qué me quieres?

Cizaña Que te vengas conmigo.

Cierzo Ya sabes que veloz tus pasos sigo

siempre que contra el sol en la campaña

se conjuran el Cierzo y la Cizaña 30

a hacerle tú sus frutos infelices

y yo a arrancarle todas sus raíces,

pues soplando impaciente

las ráfagas que vienen del Poniente

de las cóleras mías, 35

el espíritu dijo de Isaías

—que de mí solo esto entenderse puede—

que todo el mal del Aquilón procede.

¿Pero dónde me llevas?

Cizaña A hacer de ti tan nunca vistas pruebas 40

que aun la voz que las dice las ignora.

Yo... mas luego lo oirás, atiende ahora.

Ira de Dios, que dentro

del abismo encerrada, pues tu centro

vio Juan cuando arrojada 45

la piedra que cayó precipitada

del alto monte, entre su impulso mismo

trajo tras sí las llaves del abismo,

sus monstruos abortando entre humo y llamas…

 

Sale del tercer carro la Ira, armada y con alas

 

Ira Esas mis señas son, ¿a qué me llamas?, 50

que yo cuando vio Juan abrirse el pozo,

lumbrera de este oscuro calabozo,

la Ira fui, en quien también vio que salían

en numerosas tropas, que cubrían

al sol, bien que de cárcel tan angosta, 55

armados escuadrones de langosta,

siendo con el rumor de lides graves

del monte fieras y del viento aves,

y pues el monstruo soy que es ave y fiera,

¿qué me quieres?

Cizaña Después lo oirás, espera. 60

Caliginoso espanto,

que al sol la luz apagas con el llanto,

pavorosa tiniebla,

noche intrusa del día, parda Niebla,

quien sus estragos hizo 65

batería las balas del granizo,

siempre que en tristes pálidos desmayos

les borras los abriles y los mayos

y vaga entre él y el mundo siempre andas…

 

Sale del cuarto carro la Niebla, con manto negro

 

Niebla Aquesas son mis señas, ¿qué me mandas?, 70

que obediente a tus voces

rompo la densidad de estos veloces

aires, que entupecidos

fueron de Job lamentos y gemidos

cuando dijo que era 75

la humana vida nave que ligera

al día sus ornatos deslucía,

pues a pesar del día,

viendo el vapor que su verdor destruye,

como flor nace y como sombra huye. 80

Ya que juntos nos tienes,

dinos contra qué fértil mies previenes

tanta lid, que has juntado

a los tres hoy aquí, que ya asustado

de uno en otro horizonte, 85

el orbe tiembla desde el valle al monte,

viendo al Cierzo en campaña,

la Langosta, la Niebla y la Cizaña.

Las Dos ¿Cuáles son tus intentos?

Cizaña Yo, si basto, les diré, oíd atentos. 90

Tanto Dios enamorado

el barro del hombre estima

que, como amante, anda siempre

usando embozos y cifras.

Olvidado (permitid 95

que en este estilo lo diga,

que aunque no se olvida Dios

basta mostrar que se olvida)

aquel primero delito

en que, fingiendo mi envidia 100

en la voz de la serpiente

cariñosa la malicia,

sembró la primer cizaña,

cuyo nombre me eterniza

por los siglos, en memoria 105

de mi aplauso y de su ruina…

Este es lugar muy común;

y así, aparte sus noticias,

de mi primero concepto

a correr vuelvo la línea. 110

Tanto Dios enamorado

el barro del hombre estima

que ronda a su amor usando

de disfraces y de enigmas.

Divinas y humanas letras 115

en varios textos lo digan,

de cuyas autoridades

ociosas están las citas,

pues no ignoráis que le llaman,

ya humanas y ya divinas 120

letras, una y muchas veces,

en voz activa y pasiva,

el sacerdote y el ara,

la hostia y quien la sacrifica,

redentor y redención, 125

legislador y ley misma,

quien da la luz y la luz,

la vida y quien da la vida,

la nube y la lluvia de ella,

el rocío y quien le envía, 130

puerta y quien la puerta abre,

el médico y medicina,

la cïencia y quien la lee,

el camino y quien le guía,

el cordero y el pastor, 135

el jüez y la justicia,

sin otros muchos lugares

de cuya suma infinita

ninguno me asombra tanto,

me asusta y me atemoriza 140

como aquel que, como dije,

en pasiva voz y activa,

bien como esotros le llaman…

Las Tres ¿Qué?

Cizaña Sembrador y semilla,

porque no sé qué misterio 145

en sí guarda, incluye y cifra

ser semilla y sembrador,

que siempre que es de mí oída

esta parábola, el pecho

se me estremece, la vista 150

se me turba, titubea

el labio, la voz delira,

la lengua se me entorpece,

el cabello se me eriza,

el discurso se me pasma, 155

el sentido se me quita

y el corazón, rey de todos,

tanto del uso se priva

que cuando se abrasa más

late con alas más tibias. 160

En fin, aqueste atributo,

que sembrador le apellida

y semilla juntamente,

el asunto es de mis iras,

para cuya inteligencia 165

es bien que primero diga

la parábola a la letra,

para que después de oída

sepáis para lo que os llama