Las brujas no se quejan - Jean Shinoda Bolen - E-Book

Las brujas no se quejan E-Book

Jean Shinoda Bolen

0,0

Beschreibung

La innovadora obra de Jean Shinoda Bolen que precede a este libro (en especial Las diosas de cada mujer) contribuyó a que una generación entera de mujeres tomara conciencia de su potencial y valía. En este nuevo texto, Las brujas no se quejan, el jocoso sentido del humor y la agudísima introspección de la doctora Bolen se alían para ofrecer a las mujeres trece cualidades que cultivar. Si nos comprometemos a llevar a cabo estos pequeños ejercicios, seremos más felices y, asimismo, aportaremos nuestro granito de arena para lograr que este mundo sea un lugar mejor. "Estas cualidades no se cultivan de la noche a la mañana", escribe Bolen. La etapa de la vejez es una época de "maduración" en la que las mujeres pueden consagrar su tiempo, energía y creatividad a lo que en realidad les importa. Jean Bolen nos obsequia con su proyecto: las brujas no se quejan. Al contrario, las ancianas son atrevidas y confían en sus propios instintos. No imploran; en cambio, sí meditan. Eligen su camino con el corazón. Poseen la fiereza del que defiende lo que más le importa. Dicen la verdad con compasión. Escuchan su cuerpo, se reinventan a sí mismas en función de sus necesidades y saborean la parte positiva de sus vidas. No deje usted de recurrir a estos trece capítulos breves, en los buenos y en los malos momentos, sola o con otras personas... porque "las brujas juntas pueden cambiar el mundo".

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 91

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Título original: CRONES DON’T WHINE

© 2003 by Jean Shinoda Bolen, M.D.All rights reserved© de la edición en castellano:2004 by Editorial Kairós, S.A.

Primera edición: Octubre 2004Primera edición digital: Mayo 2011

ISBN-10: 84-7245-579-3ISBN-13: 978-84-7245-579-5ISBN-epub: 978-84-9988-016-7

Composición: Replika Press Pvt Ltd. India

Todos los derechos reservados.Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación públicao transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares,salvo excepción prevista por la ley.Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org)si necesita algún fragmento de esta obra.

SUMARIO

I. Una nueva manera de enfocar la palabra “anciana”

II. Las trece cualidades

1. Las ancianas no se quejan

2. Las ancianas son atrevidas

3. Las ancianas tienen mano para las plantas

4. Las ancianas confían en los presentimientos

5. Las ancianas meditan a su manera

6. Las ancianas defienden con fiereza lo que más les importa

7. Las ancianas deciden su camino con el corazón

8. Las ancianas dicen la verdad con compassión

9. Las ancianas escuchan su cuerpo

10. Las ancianas improvisan

11. Las ancianas no imploran

12. Las ancianas se ríen juntas

13. Las ancianas saborean lo positivo de la vida

III. Posibilidades y pensamientos

1. Los hombres excepcionales pueden ser ancianos

2. Las ancianas unidas pueden cambiar el mundo

3. Reflexiones

El tercer aspecto de la antigua Triple Diosaera la Anciana.La tercera fase de la vida de una mujer se iniciatras la menopausia.

Aspirar a ser ancianaes desear el crecimiento psicológico y espiritualque ella simboliza.

La anciana es un arquetipo,un potencial interior que cultivamoshasta convertirnos en él.

I. UNA NUEVA MANERA DE ENFOCAR LA PALABRA “ANCIANA”

La palabra “anciana” posee reminiscencias medievales, e incluso un matiz malicioso si sugerimos que una mujer puede aspirar a convertirse en una de ellas. No es a lo que alguna de nosotras aspiró a ser durante su juventud, pero aquello ocurría cuando las mujeres mayores jamás decían su verdadera edad, y antes de que éstas se manifestaran como personas de pleno derecho, o vivieran tantos años como nosotras en la actualidad. Nosotras, las de la generación del Movimiento para la Liberación de la Mujer o las beneficiarias de éste, seguimos disfrutando de oportunidades que jamás tuvieron las generaciones que nos precedieron (y que se remontan a la antigua Grecia). Hemos ido reinventándonos en cada etapa de la vida. Ahora, en cambio, sugiero que ha llegado el momento de rescatar y redefinir el término “anciana” entre el montón de palabras despectivas que se utilizan para denominar a las mujeres maduras, y conseguir que la acción de convertirse en “bruja” sea un supremo logro interior característico de la tercera fase de la vida.

Convertirse en anciana tiene que ver con el desarrollo interior, y no con la apariencia externa. Una anciana es una mujer que posee sabiduría, compasión, humor, valentía y vitalidad. Es consciente de ser verdaderamente ella misma, sabe expresar lo que sabe y lo que siente, y emprender una acción determinada cuando es necesario. No aparta los ojos de la realidad, ni permite que se le nuble la mente. Puede ver los defectos y las imperfecciones en ella misma y en los demás, pero la luz con la que los ve no es severa ni enjuiciatoria. Ha aprendido a confiar en sí misma hasta saber lo que ya sabe.

Las cualidades de la anciana no se adquieren de la noche a la mañana. Una persona no se convierte en una anciana hecha y derecha automáticamente después de la menopausia, así como tampoco por el mero hecho de volverse vieja una se vuelve más sabia. Sin embargo, hay unas décadas tras la menopausia en las cuales podemos crecer psicológica y espiritualmente.

“Las brujas no se quejan” es una identificación fundamental. Es una “norma” básica que describe la conducta impropia de una anciana. Quejarse es una actitud que bloquea el desarrollo espiritual y psicológico. Lamentarse impide la comunicación genuina y arranca por la fuerza lo que luego ya no puede otorgarse con libertad. Sorprenderse a una misma quejándose es un momento de “¡ajá!”, esta percepción puede significar el comienzo de la sabiduría para una quejica con la capacidad de observarse a sí misma y el deseo de cambiar.

Mientras que un espejo normal y corriente refleja la apariencia superficial, las palabras descriptivas pueden ser espejos en los cuales veamos reflejadas unas cualidades intangibles que tienen que ver con el alma. Cada uno de los trece capítulos que siguen a continuación se centra en estas cualidades, sobre todo en aquellas que son características de las mujeres experimentadas y sabias. Al cultivar estas cualidades, el tercer estadio de la vida deviene una época de culminación para la belleza interior y la sabiduría. Es la perspectiva lo que convierte los mejores años de esta etapa de la vida en una época especialmente fecunda para disfrutar de quienes somos, de lo que tenemos y de lo que hacemos. Es una época en que la sabiduría nos insta a que empleemos bien nuestro tiempo y nuestra energía y vitalidad. Es una oportunidad para disfrutar de un mayor número de posibilidades, para experimentar distintos roles y para desarrollar talentos e intereses. Puede ser una época para jugar y expresar los sentimientos, o una época de creatividad o sensualidad, o una época para la meditación o la terapia, o una época para la familia o, al contrario, una época para dejar nuestra huella en el mundo.

Las brujas poseen la capacidad de alterar las cosas. Lo que digamos y hagamos podrá cambiar un modelo familiar disfuncional. Con nuestro consejo podemos animar y facilitar que otras personas crezcan y florezcan. Podemos ser una influencia curativa determinante. Incluso podemos crear un efecto ola a lo largo de las generaciones venideras o en las instituciones y comunidades. Con visión e intención, y dada su presencia numerosa e influyente, las brujas, todas juntas, pueden cambiar el mundo.

A pesar de que concebí este texto pensando en las mujeres que están viviendo los mejores años de la postmenopausia, si esta lectura te aporta algo a pesar de no encontrarte todavía en este momento de la vida, ¡tanto mejor! ¡Ojo al dato, preancianas! Asimismo, aunque los hombres sufren el impedimento de la socialización y la fisiología, algunos son excepcionales y pueden llegar a poseer las cualidades de la anciana.

La mujer que lee las trece cualidades y le divierte advertir que se identifica con ellas, con la idea de ser o convertirse en una anciana, y lo ve bajo un prisma positivo, es una mujer sabia. La mujer que ve en alguna o en varias de estas cualidades lo que desea desarrollar en sí misma y encuentra la fuerza para realizarlo en estas palabras, es una mujer que evoluciona.

La vida entera es el material con el que todas tenemos que trabajar. Hasta que este período no haya concluido, todas seguimos estando “en el proceso”, involucradas en una historia inacabada. Lo que hacemos con la vida es nuestra opera magna o gran obra de creatividad personal. Si adoptamos el punto de vista de una anciana, nos veremos a nosotras mismas y veremos a los demás desde el ámbito del alma en lugar de desde el ego. Envejecer bien es un objetivo que vale la pena desear.

Unas palabras sobre el empleo de la palabra

En las páginas siguientes, a menudo califico a las mujeres como “ancianas”, o bien hablo de una anciana interior o de un arquetipo de anciana. En ocasiones utilizo anciana y sabia como sinónimos. Tanto en la psique femenina como en mis palabras, se percibe una cierta ambigüedad, un punto en el que las distinciones se difuminan. A veces, en ciertas ocasiones, una mujer es una anciana sabia y, en el momento siguiente, ha dejado de serlo.

A veces, arquetipo y mujer se confunden en una misma unidad. Otras, la sabiduría de la anciana nos viene a la mente de un modo fugaz y la ignoramos. Y ello es así porque la anciana interior o arquetípica es una presencia latente en la psique de todo el mundo, en los hombres e incluso los en niños y las niñas. La anciana no grita para imponerse frente al alboroto que arman las distintas partes de la personalidad al competir entre sí. La anciana es un potencial, más parecido a un talento inherente, que precisa ser reconocido y llevado a la práctica para desarrollarse. Esta presencia sabia de la psique madurará cuando confiemos en la existencia de una bruja en nuestro interior y comencemos a escucharla. Es entonces, en el silencio de nuestra propia mente, cuando debemos prestar atención a sus percepciones e intuiciones y actuar en este sentido.

Las cualidades de la bruja son los rasgos distintivos a través de los que una anciana se distingue (como mujer o como arquetipo).

II. LAS TRECE CUALIDADES

1. LAS ANCIANAS NO SE QUEJAN

Para ser una anciana necesitas librarte de los “hubiera o hubiese”. Es preciso silenciar las quejas mentales que no tardarán en escapar por tu boca en cuanto encuentren la ocasión. Lamentándonos no somos capaces de vivir el presente, y tampoco somos una compañía grata (ni siquiera para nosotras mismas). Las quejicas dan por sentado que merecían, y todavía merecen, una vida diferente de la que poseen, y no comprenden que a todos nos ha tocado en suerte nuestra parcela de desgracias, como le ocurre al más común de los mortales. Incapaces de mostrar gratitud por lo que ya poseen, las quejicas no saben disfrutar del presente.

Regla número 1 de las mujeres maduras y atrevidas: Las ancianas no se quejan

«Lo que fue, fue. Lo que es, en cambio, es.» Tal como suena. Quizá pensaste que te casarías y viviríais felices y comeríais perdices, tendrías los hijos ideales y (a partir del Movimiento para la Liberación de la Mujer) ejercerías también la profesión soñada. ¡Ya ves! Y, mira por dónde, pasara lo que pasara, o no pasara, en nuestra juventud, todo eso es “lo que fue”; y no podemos prescindir de ello. El pasado es el pasado. La menopausia marca el fin de los años de procreación. Este hecho, junto con otros acontecimientos también reales, es “lo que es”.