Las firmezas de Isabela - Luis de Góngora - E-Book

Las firmezas de Isabela E-Book

Luis De Góngora

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Beschreibung

Las firmezas de Isabela es la primera obra teatral de Luis de Góngora, una comedia en tres actos, con acción que transcurre en un solo día, aunque la información se presenta desordenada al lector y trufada de varias analepsis.

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Seitenzahl: 100

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Luis de Góngora

Las firmezas de Isabela

 

Saga

Las firmezas de Isabela

 

Copyright © 1613, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726551488

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

[Nota preliminar: Edición digital a partir del Manuscrito Chacón: Obras, vol III, Biblioteca Nacional (España), Res. 46, pp. 1-120. Ed. facsímil: Málaga, Caja de Ahorros de Ronda, 1991, 3 vols., Biblioteca de los Clásicos y cotejada con la edición crítica de Laura Dolfi en Teatro completo (Madrid, Cátedra, 1993, pp. 59-232). Recomendamos la consulta de esta edición, que cuenta con un documentado y abundante aparato crítico, para la correcta apreciación del texto de Góngora. En el mismo y con respecto a la fijación realizada por Laura Dolfi, hemos introducido variantes que afectan a 41 versos. Todas ellas son de escasa importancia].

PERSONAJES

OCTAVIO, viejo mercader de Toledo. ISABELA, hija de OCTAVIO . LAURETA, criada de ISABELA . FABIO, mercader de Toledo. VIOLANTE, hermana de FABIO . TADEO, criado de FABIO . GALEAZO, viejo mercader de Sevilla. LELIO, por otro nombre CAMILO , hijo de GALEAZO . EMILIO, viejo mercader de Granada.MARCELO, hijo de EMILIO . DONATO, criado de EMILIO . DOS CRIADOS.

Acto I

Entra MARCELO, solo.

MARCELO ¿De qué seno infernal, oh pensamiento,

o por dónde has venido,

si de tus alas torpes huye el viento?

De plumas no, de ingratitud vestido,

y dos veces vendado, 5

ciego dos veces para mí es Cupido.

Sin luz procede el más despabilado,

y al amor más despierto

sombras viste de sueño su cuidado.

Si tinieblas no pisa con pie incierto, 10

entre escollos y arenas,

con leño frágil solicita el puerto.

Descansa, publicando al fin sus penas;

yo solo, mudo amante,

los hierros callaré de mis cadenas. 15

¡Oh paredes, con quien el fuerte Atlante,

que ya sostuvo estrellas,

sus espaldas trocara de diamante!

Vosotras incluís dos luces bellas,

tales, que abrevia el cielo 20

sus faroles clarísimos en ellas.

Octava maravilla sois del suelo;

nido de un fénix raro,

que argenta el aire con su dulce vuelo.

¡Oh bella hermana de mi amigo caro! 25

¿Qué dices? Lo que digo.

¿Negóme el sol? ¿Turbóse el aire claro?

Bien podías temer ese castigo,

y otro mayor podías,

pues la fe adulteraste de un amigo. 30

Culpas tan graves, y más culpas mías,

infamen el lenguaje:

no privilegie amor alevosías.

Ofenda las orejas este ultraje,

pues hoy tan violada 35

llora su religión el hospedaje.

En esta casa, para ti sagrada,

¿deseó tu deseo

o de amistad o de lisonja nada?

En los palacios de un señor no creo 40

que sirven su persona

con mayor ceremonia o más aseo.

A diligencia alguna no perdona,

leyes haciendo el gusto,

tirano con imperio y sin corona. 45

No por tantas delicias lo robusto

trocó el griego mancebo,

que en vez de clava el huso torció injusto.

El tierno francolín, el faisán nuevo,

los generosos vinos, 50

en plata como y en cristales bebo.

No ya el flamenco los tapices finos,

el turco vio, ni el moro,

ricas telas, brocados peregrinos,

con más puntualidad, con más decoro, 55

vestir blancas paredes,

ilustrar lechos en columnas de oro;

que yo, subjeto vil de estas mercedes,

huésped traidor de Fabio,

de Busiris lo fuera, o de Diomedes, 60

si a tanta merced paga tanto agravio.

 

(Entra FABIO.)

FABIO Marcelo amigo, ¿qué es eso?

¿qué andas pagando perdido

hospedajes de escondido

con melancolías de preso? 65

¿Son ya memorias de Libia

las que te tienen de esa arte,

o en servirte y regalarte

hallas a Violante tibia?

Que me diera mil enojos 70

y no fuéramos hermanos,

si remitiera a las manos

el servirte con los ojos.

Cuando yo en tu casa malo

a lo último llegué, 75

milagros hizo tu fe

y finezas tu regalo;

y así mi vida se allana,

que la debo por mitad

a la fe de tu amistad 80

y al regalo de tu hermana.

Aliéntate, que confío,

cual yo con devoto ejemplo

di la mortaja a tu templo,

darás tu cadena al mío. 85

MARCELO Creía que en la gloria

no había, Fabio, penas;

y que en la libertad no había cadenas.

Glorioso ya y penado,

libre y aprisionado, 90

al desengaño acude la memoria:

no ya de Livia ausente

que, como Libia ardiente,

engendradora fuera

de toda cosa ponzoñosa y fiera. 95

Del artesón dorado,

que ilustra el edificio,

no perdona el gusano al artificio:

de púrpura y de nieve

flores al áspid breve 100

le arman pabellones en el prado:

yo en los gustos me aflijo

de ser huésped prolijo;

y esto me roe y muerde

en la gran sala y en el jardín verde. 105

FABIO Muy flaco, Marcelo, os siento

en confiar este día,

de la voluntad mía,

de mi agradecimiento.

Sed mi huésped años ciento, 110

que en los cien años que os pido

seréis siempre bien servido;

porque a mis hombros, Marcelo,

ni aun la máquina del cielo

les hará dar un gemido. 115

MARCELO ¡Oh Hércules toledano!

y aún más fuerte, pues no hay duda

que Hércules pidió ayuda

al que hoy es monte africano:

las estrellas cuenta en vano 120

quien tus grandezas alaba.

Sospecha tengo, pues, brava

de ser (con igual asombro)

cuando no esfera a tu hombro,

segundo Caco a tu clava. 125

FABIO ¿Qué vacas, di, por la cola,

en tu cueva has escondido?

MARCELO Las vacas que te he comido,

si no te hurto una sola;

la mejor vaca española, 130

que al Tajo y a su espesura

debe cristal y verdura:

porque en destierros tan largos,

vigilantes ojos de Argos

no tendrán vaca segura. 135

(Aparte.)

Loco estoy en cuanto digo:

un yerro añado a otro yerro.

FABIO Melancólico el destierro

os tiene, Marcelo amigo.

Ya que no podéis conmigo 140

pasear hoy a Toledo,

voyme, aunque con vos me quedo.

Tadeo, ven al instante,

y vos entraos con Violante.

 

(Entra TADEO.)

TADEO (Aparte.)

Entrará a quitalla el miedo. 145

MARCELO ¿Adónde vais?

FABIO A buscar

a Camilo.

MARCELO ¿Para qué?

FABIO Diréoslo, si la fe

me dais antes de callar.

 

(Hablan en secreto FABIO y MARCELO.)

TADEO (Aparte.)

Nunca yo entrara a servir, 150

porque no entrara a aprender

a escuchar para saber

y a saber para decir.

No ha menester, si es discreto,

para llamarme mi amo 155

más campanilla o reclamo

que hablar con otro en secreto;

pues partiré como un potro

a introducirme, importuno,

entre la boca del uno 160

y entre la oreja del otro.

Este correr tan sin freno

siguiendo mi desvarío,

no es para provecho mío,

sino para daño ajeno; 165

pues con propiedad no poca

imito a la comadreja,

que se empreña por la oreja

para parir por la boca.

Y de la arte que embaraza 170

doblón al que ha de gastalle,

que sale luego a trocalle

en menudos a la plaza,

tal yo, inclinado y sujeto

a lo que al cielo le plugo, 175

pregonero y aun verdugo,

hago cuartos un secreto.

Esta inclinación cruel

condición es natural

del criado más leal, 180

de la dueña más fïel.

Los más fïeles callaron

menos, instinto ruin,

fidelium omnium, al fin

famulorum famularum. 185

No penséis que hablo de vicio,

que será el día final

un criado de metal

la trompeta del juicio.

MARCELO ¿Tan resuelto estáis en ello? 190

FABIO Tanto, mas con condición,

que ni una imaginación

alcance Violante de ello:

que tendré a grande mohína

que ella lo venga a saber, 195

porque en el darme mujer

por otro rumbo camina.

Desea que se concluya

lo que anda tratando ella

con cierta noble doncella, 200

grandísima amiga suya;

y yo lo deseo, porque

es Policena muy noble,

y afirmar quiero a lo doble

en dos estribos el pie. 205

Y así os tomo la palabra

de que me tengáis secreto.

MARCELO Que le guardaré os prometo

en el pecho, aunque ella le abra.

FABIO Tadeo.

TADEO (Aparte.)

Temblando estoy. 210

FABIO Tu patriota Camilo,

¿qué hombre es?

TADEO ¿Qué hombre?

FABIO Dilo.

TADEO De los que se usan hoy.

Miento, que no se usa ya

la bondad que en él se ve. 215

FABIO ¿Es bien nacido?

TADEO No sé.

La comadre lo dirá.

FABIO Para las veras que trato

muy de burlas, Tadeo, estás.

TADEO Estos donaires y más 220

merece bien tu recato.

¿Tal soy yo que se me niega

la causa de tus preguntas,

y te andas haciendo puntas

como halcón de Noruega? 225

Dímela sin más fatigas,

que no cairás por mí en mengua.

(Aparte.)

Dios ponga tiento en tu lengua

para que no me la digas;

porque en menos granos vi 230

el azogue dividido,

que en novelas esparcido

lo que me dicen a mí.

Secreto que da en Tadeo,

en muy buena esquina ha dado: 235

pegadlo con pan mascado

y decid que es jubileo.

FABIO No hay más causa, por tu vida,

que desear saber yo

quién es este mozo.

MARCELO No 240

juega pelota perdida,

ni es Fabio hombre de cautelas.

TADEO Camilo, señor, Camilo...

FABIO ¿Qué dices? ¡Galante estilo!

¡Retórica de dos suelas! 245

TADEO (Aparte.)

¿No es esto cosa pesada

que no sepa yo otro modo,

si no es decillo todo

o no saber decir nada?

Ahora bien, Dios sea conmigo. 250

(Vuélvese a FABIO.)

Fabio, lo que te he callado

de aqueste mi amigo honrado,

que es honrado y es mi amigo,

es por guardarle el decoro

a su calidad y hacienda, 255

que él no quiere que se entienda

más que forzarle a ser moro.

Es hijo de un mercader,

que valen bien sus salvados

veinte o treinta mil ducados: 260

la artesa quisiera ser.

Ha venido a esta ciudad

a hacer cierta experiencia,

que yo llamo impertinencia

y él llama curiosidad. 265

Sirve a Octavio de cajero,

presuponiendo que Octavio

no tuviera por agravio

tener al mozo por nuero.

(Aparte.)

Harto he dicho y harto callo, 270

que para mí es cosa nueva;

quiero que Lelio me deba

lo que padezco en negallo.

FABIO ¿Tan rico Camilo es?

MARCELO (Aparte.)

Ay de mí, que si es tan rico, 275

las paces hoy certifico

del amor y el interés.

TADEO Más hay, que es único hijo

de su padre de años lleno.

FABIO ¿Que es hijo único? Bueno. 280

MARCELO (Aparte.)

Mil cosas de aquí colijo.

Si él iba a ofrecerle antes

su alma y su corazón,

después de esta información

le ofrecerá cien Violantes. 285

 

(Entra VIOLANTE.)

VIOLANTE (Aparte.)

Huésped troyano has sido,

si no eres para mí caballo griego,

oh mancebo escondido,

armas tus ojos y tu lengua fuego:

con mi daño no se oya 290

y callen con mi estrago

la sangre de Cartago,

las cenizas de Troya,

que la bebió la arena,

el viento las llevó, y dura mi pena. 295

FABIO ¡Oh Violante!

TADEO ¡Oh vihuela

de las más cuerdas que vi!

MARCELO ¿Vihuela la llamas?

TADEO Sí,

porque su armonía consuela;

violín no, que es gran mohína 300

que suene más un violín

con las cerdas de un rocín,

que de un Duque de Medina.

MARCELO Muy bien has dicho.

VIOLANTE Oh señores,

¿en qué se hablaba ahora? 305

TADEO No en armas, dulce señora,

sino en damas y en amores.

FABIO ¿En damas? Miente Tadeo.

MARCELO ¿En amores? Tadeo miente.

TADEO (Aparte.)

Alterada está la gente. 310

VIOLANTE Ambas a dos cosas creo.

FABIO Dulce hermana, yo me voy.

Marcelo, un punto en la boca.

MARCELO Fabio, si mi fe es tan poca,

en vano la fe te doy. 315

Lleva con ella la mano.

 

(Vuelven a hablar en secreto MARCELO y FABIO.)

VIOLANTE Tadeo, hijo, ¿qué es esto?

TADEO Yo te lo diré bien presto,

mas no lo sepa tu hermano.

(Aparte.)

No tiene alcalde más Bravo 320

en su casa y corte Amor