Las hijas de Blossom street - Sylvia Plath - E-Book

Las hijas de Blossom street E-Book

Sylvia Plath

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Beschreibung

Reconocida por su obra poética, Sylvia Plath fue también una brillante escritora de prosa. Las hijas de Blossom Street forma parte de la colección de cuentos, ensayos y fragmentos de sus diarios, que destacan por su feroz concentración en el arte, la vitalidad de su inteligencia y los anhelos de su imaginación. En estos escritos se aprecia la temprana preocupación de Plath por los problemas derivados de las enfermedades mentales; los complejos procesos de la creatividad y, de manera destacada, una diversidad de temas que tienen la feminidad como eje central.

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Seitenzahl: 40

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Sylvia Plath

Las hijas de Blossom street

LAS HIJAS DE BLOSSOM STREET

(Relato, 1959)

Resulta que no necesito que los avisos de huracán del «boletín de noticias y tiempo meteorológico» de las siete de la mañana me digan que hoy hace malo. Nada más bajar del pasillo del tercer piso del Centro de Especialidades, para abrir la oficina, me encuentro una pila de registros de pacientes esperándome justo delante de la puerta, puntual como el periódico de la mañana. Pero es una pila escasa, y tan seguro como que los jueves tenemos jaleo, sé que voy a tener que pasarme media hora larga llamando a cada puesto del Archivo para localizar los registros que faltan. Tan temprano, y mi camisa blanca bordada ya se está quedando sin almidón, y noto un trocito húmedo que se extiende debajo de cada brazo. Fuera, el cielo está bajo, espeso y amarillo como salsa holandesa. Abro de un empujón la única ventana de la oficina para renovar el aire; no pasa nada. Todo cuelga inmóvil, más pesado que la colada mojada en un sótano. Luego, corto la cuerda que rodea las carpetas de los registros y, mirándome desde la tapa del de arriba, veo estampado en tinta roja: MUERTO. MUERTO. MUERTO.

Intento que las letras digan TUERTO, sólo que no funciona. No es que sea supersticiosa. Aunque la tinta está manchada y se ha quedado oxidada como la sangre en la tapa del registro, sólo quiere decir que Lillian Ulmer ha Muerto, y el Número Nueve-uno-siete-cero está cancelado en la carpeta activa del Archivo. Billy el Triste del Puesto Nueve ha vuelto a confundirse de número, sin mala intención. Con todo, con el cielo así de oscuro, y el huracán retumbando por la costa, más cerca cada vez que me doy la vuelta, tengo la sensación de que Lillian Ulmer, que en paz descanse, me ha hecho empezar el día con el pie izquierdo.

Cuando llega mi jefa, la señorita Taylor, pregunto por qué no queman los registros de la gente que ha ido a Blossom Street para ahorrar espacio en las carpetas. Pero dice que muchas veces guardan los registros una temporada si la enfermedad es interesante, por si luego se hace un estudio estadístico de los pacientes que la han tenido.

Fue mi amiga Dotty Berrigan de la Unidad de Alcoholismo la que me habló de Blossom Street. Dotty se encargó de enseñarme el hospital, cuando entré de secretaria en Psiquiatría de Adultos, dado que ella estaba en el mismo pasillo que yo, y llevábamos muchos casos juntas.

—Aquí debéis de tener un montón de muertos todos los días —dije.

—Ya te digo —afirmó—. Y todos los accidentes y las palizas que quieras que llegan a Urgencias desde South End tan constantes como los impuestos.

—Bueno, ¿y dónde guardan a los muertos?

No quería entrar de pronto por error en una habitación llena de cadáveres preparados o cortados, y en aquel momento me parecía demasiado fácil perderme en los innumerables niveles de pasillos del mayor hospital general del mundo.

—En una habitación de Blossom Street, ya te enseñaré dónde. Los médicos nunca dicen que alguien ha muerto con esas palabras, ¿sabes?, para que los pacientes no se pongan morbosos. Dicen: «¿Cuántos de los tuyos han ido a Blossom Street esta semana?». Y el otro tipo dice: «Dos» o «Cinco». O los que sean. Porque los cuerpos se envían a las funerarias desde la salida de Blossom Street, para que los preparen para el entierro.

Dotty es insuperable. Es una auténtica mina de información, porque tiene que ir de un lado a otro, buscando alcohólicos en Urgencias, y comparando notas con los médicos de guardia del ala de Psiquiatría, por no mencionar que ha salido con varios miembros del personal del hospital, incluso con un cirujano en una ocasión, y en otra ocasión con un residente persa. Dotty es irlandesa; más o menos baja y un poco gordita, pero se viste de forma que la favorece: siempre algo azul, azul celeste para que le haga juego con los ojos, y unos jerséis negros ceñidos que cose ella misma con patrones de Vogue, y zapatos altos con esos tacones finos de acero.