Libera tu sombra y tu poder interior - María Mikhailova - E-Book

Libera tu sombra y tu poder interior E-Book

María Mikhailova

0,0

Beschreibung

En este libro se muestra que el cambio es posible, incluso si te han hecho creer lo contrario o la vida parece que se haya ensañado contigo... María Mikhailova, hoy una prestigiosa coach, nos cuento su impresionante historia de superación personal desde su infancia como expatriada armenia de Rusia. En este manual eminentemente práctico la autora ha reunido las mejores herramientas de coaching estratégico, PNL, Inteligencia Emocional, etc. para que no sólo te inspire su historia, sino que puedas experimentar en ti esos cambios reales, reinventándote por dentro y por fuera.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 296

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Título original: Libera tu sombra y tu poder interior. El camino de la autoestima, el merecimiento y la valentía para desbloquearte y conectar con tu luz.

Primera edición: Mayo 2023

© 2023 Editorial Kolima, Madrid

www.editorialkolima.com

Autora: María Mikhailova

Dirección editorial: Marta Prieto Asirón

Maquetación de cubierta: Valeria Hernández

Maquetación: Carolina Hernández Alarcón

ISBN: 978-84-19495-54-9

Producción del ePub: booqlab

No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares de propiedad intelectual.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45).

A mi marido, Carlos, que ha sido la primera persona en creer en mí.

A mis dos hijas, Ariadne y Selene, para que siempre recuerden lo maravillosas que son y se amen incondicionalmente.

Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados.

Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límite.

Es nuestra luz, no la oscuridad lo que más nos asusta. Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso? En realidad, ¿quién eres tú para no serlo?

Eres hijo del Universo.

El hecho de jugar a ser pequeño no sirve al mundo.

No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras.

Nacemos para hacer manifiesto la gloria del universo que está dentro de nosotros.

No solamente algunos de nosotros: está dentro de todos y cada uno.

Y mientras dejamos lucir nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo.

Y al liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia, automáticamente, libera a los demás.

MARIANNE WILLIAMSON

Índice

INTRODUCCIÓN

PARTE I. LOS GRANDES MITOS QUE TE HAS CREÍDO

1.     ¿En qué momento dejaste de creer en ti mismo?

2.     Te has creído una gran mentira: «no soy quien para brillar»

3.     El síndrome de buena persona

4.     ¿No sabes cuál es tu sueño? ¡Bienvenido al club!

5.     Por qué cuesta tanto conectar con la propia luz

6.     Tu pasado no te define

7.     Regálate una gran pregunta.

8.     Las ventajas de tener una baja autoestima

9.     Por qué seguridad y confianza no son lo mismo

10.   Los beneficios ocultos de sentirse inferior.

11.   Huyendo hacia delante.

PARTE II DESBLOQUEANDO TUS CREENCIAS

1.     La falsa creencia del «no merezco»

2.     La lealtad a tu clan familiar

3.     La creencia inconsciente de que «el éxito es una carga»

4.     La creencia de «si brillo, eclipso a los demás»

PARTE III LIBERANDO TU SOMBRA: TRASCIENDE TUS EMOCIONES INCÓMODAS

1.     La culpa tóxica

2.     El rechazo como camino de integración.113

3.     La envidia, maestra de autoestima

4.     La falta de merecimiento y los contratos emocionales.

5.     El poder transformador de la ira.

6.     Cómo desbloquear la emoción de la ira141

7.     Sanando el rencor hacia tus padres

8.     La vergüenza y tu identidad principal

9.     El nacimiento de tu nueva identidad

PARTE IV EL DESPERTAR ACTIVANDO TU CAMBIO

1.     ¡Bendita crisis!

2.     La incertidumbre como maestra de vida

3.     La magia de equivocarte

4.     Reescribir tu historia

5.     La luz en ti que no ves

6.     Aceptarte y reconocerte

7.     Valorarte (autoestima y merecimiento)

8.     ¿Eres león o gacela?

9.     Conecta con tus valores

10.    Ábrete al éxito

11.    El estado emocional óptimo

12.    Descubre la abundancia que hay en ti

13.    Conecta con tus sueños

14.    Ponte en marcha. Cinco pasos para brillar

EPÍLOGO

Introducción¿Por qué deberías leer este libro?

En esto del crecimiento personal o espiritual parece que ya está todo dicho. Se repiten frases, ideas, libros... Parece que no hay nada nuevo que añadir, que todo está creado. Y sin embargo, todos queremos escribir un libro, dejar un legado...

Una de las preguntas que realizo como coach de reinvención profesional a mis clientes y alumnos es esta: si pudieras escribir un único libro y supieras que iba a ser un bestseller, ¿de qué trataría, cómo se titularía?

Esa pregunta a menudo nos hace sorprendernos, sonreír maravillados ante la posibilidad de algo que ni siquiera nos habíamos permitido imaginar.

¿Un libro? «¡Wow!», diría yo. Sería algo grande, algo transformador... algo que cambiaría las vidas de otros en algún sentido…

Sí, es verdad, ya todo está escrito, apenas podemos inventar nada nuevo... Pero sí hay algo que cada uno podemos aportar: nuestra propia experiencia, nuestra historia de vida, porque es algo único. Algo que nos ha transformado, nos ha hecho crecer, que nos ha dolido lo suficiente como para tener que decir basta, romper con viejas creencias, con nuestro pasado y empezar de nuevo, empezar hoy.

Si pudiera escribir un gran libro, probablemente sería uno como el que tienes entre las manos. Donde voy a permitirte asomarte a mi historia personal de superación y resiliencia para que la misma te permita conectar a ti también con lo que de verdad deseas vivir, experimentar, descubrir.

Y no solo eso. Como coach llevo más de 3.000 horas de trabajo con clientes, alumnos, personas como tú que acuden a mí buscando su verdad, deseando cambiar a mejor sus vidas, descubrir su propósito, vencer resistencias, miedos, creencias que los limitan para comenzar a llevar una vida que se merecen, a brillar y dar lo mejor de sí mismas al mundo.

A algunas les cuesta más que a otras hacer este cambio de mentalidad. A mí me costó muchos, demasiados años.

La buena noticia es que para encontrarte lo primero que debes hacer es perderte...

Este es un libro para buscadores como yo, exploradores de su destino, personas curiosas, inquietas, de mente abierta, espíritus libres que quieren volar y encontrar su camino.

Personas corrientes como tú y como yo que un buen día se dieron cuenta de que la vida podía ser de otra manera. Lo sospechaste, lo intuiste, lo imaginaste... mientras paseabas por tu ciudad o volabas en un avión como lo estoy haciendo yo mientras escribo estas líneas.

Miraste por la ventanilla y viste nubes, viste un azul inmenso, sentiste el sol en tu cara y te dijiste: «Hay otra manera de vivir la vida». Quizá más consciente, tal vez más auténtica o más grande. Simplemente lo viste, lo oíste o lo sentiste.

Puede que experimentaras esas turbulencias (como yo en estos momentos: el piloto acaba de anunciar que nos abrochemos el cinturón, estamos pasando una zona inestable) y pasaras miedo, esa incertidumbre, ese no saber qué hacer...

¡Bienvenido!

Me gusta que te quedes por aquí. Más que gustarme, ¡me encanta! Porque creo que es lo mejor que te ha podido pasar. Porque es tu momento y es ahora: no ayer, no mañana. Hoy. Ahora.

Un nuevo viaje acaba de empezar. Nuevas experiencias, nuevas aventuras, nuevos descubrimientos... Y también mucho miedo. Lo sé. Pero, ¿quién no ha sentido miedo alguna vez? ¡Que levante la mano!

Comparto contigo una pequeña anécdota:

El otro día estaba dando una ponencia sobre el miedo. Contaba cómo me enamoré de todos mis miedos: mis amigos, mis aliados, mis verdugos, mis maestros. No estaba sola en aquel escenario (que por otro lado ni siquiera era tan grande); me acompañaba mi fiel amigo: el miedo al rechazo. Junto a él, la culpa inconsciente, esa silueta delgada y triste, cual anciana amargada, mirándome de reojo.

Me acompañan, vaya a donde vaya. Son mi sombra, mi motor, mi crecimiento y parte de mi vida. No suelo invitarlos a mis fiestas, pero me siguen a muchas partes. Me susurran al oído que no soy suficiente, que no tendré éxito, que el éxito que tengo es momentáneo, que me lo van a quitar porque no lo merezco. Porque ¿quién soy yo para hacer todo esto?

Me murmuran que brillar no es para mí, que soy una ratita gris que debe vivir en segundo plano, sin molestar a nadie, sin que nadie se perturbe por su opinión, sus deseos, ni siquiera su voz...

Pero te cuento un secreto: ¡he aprendido a convivir con ellos! Y, sobre todo, he logrado dejar de hacerles caso.

En este libro quiero mostrarte que el cambio es posible, incluso si te han hecho creer lo contrario o la vida parece que se ha ensañado contigo... Si ha sido así, ¡enhorabuena! Por favor, no me tomes a mal; no es mi intención reírme de tus miedos o dificultades, pero si aprendieras a hacerlo tú mismo sería posible que vieras tu vida desde otro ángulo y todo te parecería menos serio.

En este libro te cuento mi historia personal de superación: cómo una chica insegura, con baja autoestima, desarraigada, temerosa, que durante toda su vida se ha sentido inferior, desubicada, perdida, desaprovechada... logró brillar con luz propia, reinventándose en lo personal y profesional, crear su propio negocio, dar conferencias en público, liderar su vida y su trabajo. De la inseguridad a la seguridad. De relaciones tóxicas a relaciones sanas. Del miedo a la confianza. De la necesidad de control a abrazar la incertidumbre. Del confort a la aventura. De las excusas a la acción.

Pero no quiero hablarte solo de mí. Quiero que este libro te resulte sumamente práctico. Por eso cada capítulo te llevará a desbloquear poco a poco tu esencia, tus miedos, creencias arraigadas, tu potencial.

En este libro he reunido las mejores herramientas del coaching estratégico, la PNL, la inteligencia emocional, etc., para que no solo te inspire mi historia, sino que puedas experimentar en ti esos cambios reales, reinventándote por dentro y por fuera.

No voy a decirte que si crees que puedes podrás. Internet y muchos libros de autoayuda están plagados de consejos simplones que no funcionan.

Por eso quiero ponerme en primera persona, como he hecho hasta ahora en mi blog, para mostrarte un camino realista, honesto, sin guardarme nada... Para inspirarte y guiarte a través de este libro en tu proceso de viajar de la oscuridad a la luz.

Me llamo María, aunque también puedes llamarme Masha (mi diminutivo en ruso), tengo 43 años y a los 30 pasé por una importante crisis vital, también llamada crisis de identidad, en la que empecé a cuestionarme qué sería de mi vida si no hacía cambios de ningún tipo.

Mi etapa de los 20 años la viví con parejas tóxicas que no me respetaban y acababan abandonándome, con la autoestima por los suelos, con un trabajo administrativo y rutinario, mal pagado, muy por debajo de mis estudios y capacidades, sin posibilidad de ahorrar, de progresar profesionalmente, viendo cómo otros lograban mejorar su posición, formaban familias, eran felices... y yo me estaba quedando estancada.

Quiero que al leer este libro te des cuenta de que todo está en ti y que tienes todos los recursos necesarios para brillar. Aunque no te diré que es fácil ni que te volverás millonaria de la noche a la mañana. Que con visualizar todo llegará a tu vida. Porque esto es un proceso y sí, tienes que cambiar, y mucho.

En realidad es un camino, un viaje, donde el primer paso comienza por aceptarte y empezar a dar pasos reales, pequeños, firmes, junto con el miedo, junto con la vergüenza, la inseguridad, el vértigo, la sensación de no controlar para nada tu vida.

En este libro quiero hacer un ejercicio de honestidad. Quiero que no te inspire un gurú, alguien que parece haber alcanzado la cima de su realización, que está ganando mucho dinero, es reconocido y famoso... No. Quiero hacerte ver que incluso si no crees en ti y te sientes perdido, si te sientes menos que el resto, estás viviendo una gran mentira. Estás etiquetándote injustamente y quiero romper con esos pensamientos falsos acerca de ti para que te conviertas en quien de verdad eres, encuentres tu luz propia y brilles.

La historia de una chica que dejó de conformarse con la vida que le había tocado

Tal vez resulte curioso que empiece a escribir mi primer libro desde un avión. Pero sinceramente nada es casual en mi vida, ni en la de nadie. O al menos eso aprendí desde que era niña.

No es solo que me guste volar, desplazarme, cambiar de ciudad, de país, de continente... Es que esta ha sido la tónica de mi vida. Y no solo la mía. También la de mis antepasados. Mis bisabuelos paternos huían de la revolución bolchevique, escapando de su ciudad natal, San Petersburgo, y aventurándose en la vida de expatriados, dirigiéndose a Europa o América por el sur de Rusia, pasando por China.

Sin embargo, por alguna razón se quedaron esperando a que la revolución amainara en una de las colonias rusas de principios del siglo pasado, Azerbaiyán. La Revolución rusa dio paso a un nuevo país llamado URSS y a un nuevo sistema, el comunismo. Las fronteras fueron cerradas y mis antepasados se quedaron durante varias generaciones en Bakú, la capital azerbaiyana, ciudad en la que a finales del siglo pasado nací yo.

Supongo que ser hija de expatriados de varias generaciones de alguna manera marcó mi destino. La falta de raíces, de identidad, de no pertenecer a un lugar, de no saber cuál era mi sitio en el mundo... todo esto hizo que no dejara de buscarme a lo largo de mi vida, sintiéndome rara, perdida, inadecuada con respecto a los cánones de la sociedad.

El desarraigo que viví también tenía que ver con mis circunstancias familiares. Mis padres, de 19 y 24 años respectivamente, eran estudiantes cuando yo nací, y me dejaron a cargo de mis abuelos en cuanto cumplí los 9 meses de vida.

A los 9 años, la república en la que vivía toda mi familia en aquel entonces y en la que mis padres y mi hermana habíamos nacido se enfrentó a una guerra y vivimos un genocidio, siendo expulsados de nuestras casas, ciudad y país, por ser mi madre y abuelo de la etnia armenia. Tras pasar semanas escondidos en casas de vecinos, amigos, profesores de música, y hasta algún enemigo encubierto, abandonamos Bakú, nuestra ciudad natal, dejando todas nuestras pertenencias atrás y nos marchamos para siempre. A día de hoy no puedo volver a Azerbaiyán, incluso teniendo la nacionalidad española desde hace muchos años, pues mi segundo apellido es claramente armenio.

A los 11 años llegué con mis padres y hermanas a España en calidad de refugiada política. Estudié en 4 colegios, 3 institutos y a lo largo de toda mi vida pasé por más de 25 casas diferentes en distintos países: Azerbaiyán, Rusia, España, Alemania y Holanda.

Mi infancia se vio marcada por el abandono, el desarraigo, la falta de referencia, la sensación de ser poco valiosa, baja autoestima, inseguridad constante, miedo a no encajar, a ser rechazada, a no ser como otras personas...

¿Quién soy yo? ¿De dónde soy realmente? A menudo me cuesta decir de dónde procedo, pues me siento ciudadana del mundo. No he tenido una vida sencilla pero siempre he sonreído incluso en los peores momentos. Me he levantado con fuerzas de situaciones duras, he aprendido a superar el dolor, la separación, el abandono, y sobre todo, valoro todo lo que me ha pasado y he vivido porque gracias a ello soy quien soy. Sin esta historia hoy probablemente no estaría escribiendo un libro. Aunque no es el primero, sí es el más profundo y real, el que quiero escribir para enseñarte a encontrar tu luz, esa luz que llevas dentro y no te atreves a ver. Porque sé lo doloroso que es sentirse menos que los demás y no saber hacia dónde te está llevando la vida.

PARTE I

LOS GRANDES MITOSQUE TE HAS CREÍDO

1. ¿En qué momento dejaste de creer en ti mismo?

No sabría decir cuándo fue. Solo que sucedió. Tal vez cuando mis padres me llamaron para irme a vivir con ellos a Moscú. La verdad es que no tengo mucha idea. También me vienen recuerdos de la adolescencia. Yo con 12 años en Valencia, en el mes de marzo, en medio de aquellas fiestas (Las Fallas) que no entendía con qué tenían que ver. Asustada y adolescente. Con mis primeros granos.

Dejé de creer que podía ser todo aquello que siempre soñé. Me resigné a una imagen melancólica en el espejo. Una figura delgada, deforme, casi anoréxica. Una vez vi mi foto a los 13 años de aquel viaje que hicimos de pocos días a Santander, coincidiendo con la gira de la orquesta de mi padre.

Me vi tan delgada, alta y horrible que pensé (o eso creo que pensé entonces): «Una chica así no puede ser feliz. Es demasiado alta, delgada y fea».

Puede que ese no fuera el único momento de ese tipo. Puede que –seguramente– momentos así se repitieran en el futuro. Ese chico que no contesta a tu carta. Una familia en la que parece que no encajas. Sentirte extraña en el colegio o instituto. Esa soledad de adolescente primero, y la incomprensión de adulta después.

¿Por qué dejamos de creer en nosotros? ¿Qué nos hace sentirnos menos? ¿Quién tiene la culpa, si es que alguien la tiene?

Si estás leyendo este libro es posible que te encuentres buscando tu lugar en la vida. Que te encuentres perdido. ¿Y sabes qué? No tienes nada de lo que avergonzarte. Yo antes me avergonzaba muchísimo de no ser como los demás. Me sentía rara y diferente. La oveja negra.

Escondía mis fracasos, mis derrotas. Creía que si nadie se enteraba de mis miedos, estos no saldrían a la luz. Pero al final siempre acababan saliendo. No podía evitarlo.

Si nacemos perfectos... Si de pequeños somos esos tesoros llenos de vida... ¿Qué nos pasa en la adolescencia y la juventud que no nos permitimos ser nosotros mismos?

Es posible que pienses ahora en tu infancia, tu juventud, te acuerdes o incluso culpes a esas personas de tu familia, amigos, profesores, maestros... que no supieron darte amor, que no supieron estar a la altura.

No se trata de eso. Como coach que soy –creo que ya era coach antes de saber lo que esa palabra significa– siempre busco soluciones.

Si te pido mirar atrás, como yo lo estoy haciendo ahora (y créeme, no es muy agradable), es porque quiero que detectes ese momento de tu juventud, de tu infancia incluso. Que mires a los ojos a esa niña o a ese niño abandonado, solitario, perdido... y que lo hagas con amor.

No busques nada en concreto. Simplemente mira. Observa. ¿A quién ves?

Todos tenemos un yo herido, todos traemos nuestros traumas y dolores del pasado. Más adelante te contaré cómo puedes reescribir tu pasado. Ahora simplemente te invito a escucharte. A mirarte.

Puedes cerrar los ojos si lo prefieres. Se empezará a dibujar una silueta ante ti. Tu yo niño, tu yo adolescente te mira con ojos llenos de miedo, tristeza, o puede que de rabia.

¿Te imaginas que pudieras volver atrás? ¿Que pudieras tener una conversación contigo mismo y decirle todo aquello que sientes? ¿Decirle que lo sientes y que le quieres? Y abrazarlo. Y decirle que lo amas con todo tu ser. Que todo estará bien. Que no tenga miedo. Que lo vas a proteger toda tu vida. Y que su vida es digna de ser vivida.

Tienes la posibilidad de hacerlo ahora. Ya sé: esto ha empezado fuerte. Vamos a ir a la raíz desde el principio. Pero si llevas años buscándote sin encontrarte, ¿no crees que ahora ha llegado el momento?

Puedes visualizarte haciendo todo esto. O puedes escribirle una carta a ese tú del pasado. Ese que de forma automática viene a tu mente cuando piensas en ti en aquellos tiempos. El tú que dejó de creer en sí mismo. Y lo hizo sin darse cuenta.

Puede que pasara algo. Un pensamiento, un hecho, la simple evolución, el crecimiento. Es hora de recuperarlo, ¿no crees?

Háblale mirándote al espejo, o cerrando los ojos, o simplemente escríbele una carta.

Aquí te pongo un ejemplo mío, por si te inspira:

¡Querida yo!

Te escribo esta carta para decirte que estoy aquí a tu lado. Es más, nunca me fui, nunca me iré de tu lado. Siempre –te guste o no–, siempre estaré aquí. Así que no sé de qué puedes tener miedo.

Eres fuerte, mucho más fuerte de lo que crees. Eres poderosa, grande, bella, mágica, llena de pasión y determinación. Puede que estés pasando por un momento difícil ahora, pero siempre lo has superado todo. Y sé que esta vez será igual.

Quiero decirte que todos tus errores, todos tus miedos... son perfectos. Sí, son perfectos, porque tú ya eres perfecta. Y si te has equivocado es porque en realidad solo buscabas amor. ¿Acaso es malo eso? Al contrario. Buscar amor es la cosa más grande, más bella, más poderosa que existe.

Quiero decirte que no tienes nada que temer. Porque las cosas siempre acaban solucionándose. Solo necesitas una cosa: amarte, creer en ti... Porque si no lo haces tú, los demás tampoco podrán hacerlo.

Y ¿sabes qué? No hay nadie como tú. Eres única. Eres poderosa. Eres una bella mujer llena de numerosos dones, y eres joven en esencia. Tu espíritu es siempre joven. Estás llena de vida, de fuerza, de poder. Te han engañado cuando te han hecho creer lo contrario.

Te quiero y siempre estaré a tu lado.

Cuando trabajo el niño interior y la autoestima con mis clientes de coaching a menudo les pido que imaginen que esa niña abandonada o esa joven herida es su propia hija. Les pido que me digan cómo la tratarían por sus errores. Si, por ejemplo, llega tu hija y te dice que es mala, fea, que no tiene nada de especial, que es una basura.

¿Aceptarías todo esto de una niña que fuera o es tu hija? Estoy segura de que no. ¿Qué harías si la vieras actuar así? Seguramente la abrazarías, le susurrarías al oído que la quieres, que no tenga miedo, que es perfecta tal como es.

Ya está. Tan simple como esto.

En este primer capítulo quiero romper con todos los mitos que te han dicho sobre ti, mitos y mentiras que te has creído. Porque en este libro no te diré otra cosa que no sea esta: eres mucho más poderoso de lo que crees.

2. Te has creído una gran mentira: «No soy quien para brillar»

¿Alguna vez alguien ha puesto en duda tu valía? ¿Has permitido que esto pasara? ¿Has dejado que una persona, o varias, o quizás muchas, te dijesen lo que puedes y lo que no puedes hacer, en lo que eres bueno o malo?

Por desgracia a muchos nos ha pasado. Nos han hecho creer que no valíamos lo suficiente, que éramos poca cosa, que lo nuestro era estar siempre en un segundo, tercer o décimo plano.

Pero ¿sabes qué? Todos ellos estaban equivocados. Todos ellos.

Nadie puede decidir por ti. Nadie es capaz de vivir o sentir lo que tú vives o sientes.

Te invito a viajar conmigo al pasado. Te contaré mi historia, una de muchas que irás descubriendo a lo largo de este libro. Pero lo cuento para que tú también descubras la tuya.

¿Quién decidió que no eras brillante? ¿Quién dijo que no podías ser grande? ¿Quién dudó de ti y te hizo dudar de ti mismo?

Cuando somos niños, aunque traemos de serie la base de nuestra personalidad en realidad somos un lienzo en blanco. Somos esponjas. Oímos lo que nos dicen, percibimos emociones que ocultan nuestros mayores, dejamos salir nuestra creatividad y personalidad sin medirlas, sin juzgarlas... Pero con los años la mayoría olvidamos todo esto y nos convertimos en lo que los demás creen que debemos ser.

De pequeña mis padres decidieron que sería músico, que tocaría el piano. Dos años después, mi hermana pequeña comenzaría con el violín. Aunque yo (según me cuentan mis padres) era buena en el piano, no era tan brillante como mi hermana o no me esforzaba tanto como ella. El caso es que ahí se produjo un primer impacto: «No soy lo suficientemente buena».

Después me esforcé en sacar las mejores notas en el colegio pero... ¡No era tan buena en matemáticas! Me costaba, y mucho.

Más adelante llegó el cambio de vida: una guerra entre las repúblicas Armenia y Azerbaiyán, convertirme en refugiada política, dejarlo todo atrás, pasar dos noches en un tren a Moscú escapando del que había sido mi hogar durante casi 10 años. Llegar a Moscú para dormir en un centro de refugiados sentada en una silla. Irme con mis abuelos a la fría Penza, ciudad rusa situada a unos 700 km de Moscú, a la que los trágicos acontecimientos los impulsaron a emigrar. Ahí me vi fuera de lugar. Ahí decidí (o lo decidió la vida misma) que abandonaría la música y me dejaría llevar por las inciertas circunstancias del destino.

Siempre me sentí rara en todas partes. No pertenecía. Ni en Bakú (porque no era azerbaiyana) ni en Rusia (porque nací en un país musulmán), ni siquiera en España, donde pasé gran parte de mi vida, por ser de origen ruso.

Desubicada y sin un destino claro. No siendo músico como todos los miembros de mi familia. ¿Qué iba a hacer con mi vida?

A los 14 años decidí ponerme a escribir. Me aburría y la lectura me salvaba de alguna manera. Plasmaba las historias de fantasía que revivía en mi mente de adolescente sin rumbo. Conversaciones con personajes imaginarios, una vida excitante, detectives, asesinatos, descubrimientos, tórridos romances, decepciones y pérdidas, y sobre todo reconciliación conmigo misma...

Pero estaba sola. No había nadie a mi lado para decirme que era buena.

Una de mis primeras clientes de coaching, Sofía, vivió algo parecido con respecto a la escritura. Un día oyó a su madre comentarle a su padre que había leído uno de los cuadernos que guardaba y en el que escribía a escondidas. Su madre decía que había visto lo mal que escribía, que no tenía talento, que no valía para eso...

Sofía recuerda lo mucho que le dolió. No entendía por qué su madre comentaba aquello. Es posible que la madre estuviera preocupada por su futuro, ya que a los 16 años ella aún no tenía claro a qué iba a dedicar su vida. O tal vez simplemente expresaba lo que de verdad sentía. Probablemente su manera de escribir era más bien simple, de poca calidad literaria. El caso es que a Sofía aquel episodio le resultó muy doloroso pues una de las personas más importantes de su vida, por no decir la que más, expresaba que no valía para algo que para ella era tremendamente importante. Algo que podía constituir incluso su misión de vida.

Desde entonces dejó de escribir y no volvió a ello nunca más, sintiéndose inferior y en parte traicionada por sus padres.

Episodios como el de Sofía también los viví yo a lo largo de gran parte de mi vida. Siempre cuento que elegí mi carrera universitaria (publicidad y relaciones públicas) guiándome por consejos bienintencionados de conocidos que no tenían claro tampoco qué era eso de la vocación, misión o pasión. Fui una buena alumna, destaqué en asignaturas literarias y artísticas, pero sentía que no tenía suficiente talento para ello.

Es más, ni siquiera me atreví a hacer prácticas no remuneradas en alguna agencia de publicidad, pues mi relación familiar era complicada y, con 23 años, necesitaba nada más terminar la carrera ponerme a trabajar enseguida con la idea de marcharme de casa cuanto antes.

Llegaron a mí trabajos mal pagados pero cómodos y en los que no había que demostrar nada. Podía realizarlos casi en modo automático mientras escribía mis novelas (al igual que Sofía, a escondidas), mientras soñaba con mundos más bellos y me buscaba en el amor de pareja.

Nunca olvidaré a aquel chico cubano al que conocí por Internet y al que vi un par de veces en mi vida. No me acuerdo de su nombre pero sí recuerdo la ropa que llevaba yo el día que lo conocí. Una falda granate con flores y un top cortito. Tenía 23 años. Había conseguido mi primer trabajo de recepcionista por el que cobraba 750 euros al mes. Por fin tenía algo de dinero y hasta me sentía orgullosa de ello.

Recuerdo nuestra primera conversación. El chico me dijo que por mi forma de ser los trabajos que me convenían eran de poca responsabilidad (estoy casi segura de que lo dijo con su mejor intención), puesto que era callada y tímida. Estábamos sentados en el McDonald’s de la Plaza de los Cubos tomando un helado. Era a finales de verano, tal vez septiembre. Recuerdo cuando su mirada se posó en una de las camareras y me dijo que un trabajo de ese tipo sería perfecto para mí.

No tengo nada en contra de los camareros del McDonald’s, pero ¿camarera después de cinco años de carrera? ¿De verdad? Me sentí profundamente decepcionada y no supe qué contestarle. Por dentro trataba de asimilar aquella información. A lo mejor tenía razón, pensaba. «Tal vez los únicos trabajos para los que sirvo sean de este tipo: dejarme mandar, acatar órdenes, llevar platos...».

Han pasado muchos años de aquello. Pero si echo la mirada atrás veo que mi vida ha estado plagada de señales (todas falsas, por supuesto) de que lo mío no era brillar sino todo lo contrario: lo mío era un destino de ratita gris. Tímida, encorvada, avergonzada por no ser como todos, desubicada, falta de identidad, buscando amor de forma desesperada en hombres que me rechazaban o no podían dármelo porque siempre había alguien más... Confirmando a cada instante lo poco que valía, lo insegura que era y resignándome a una vida sin aspiraciones, dejándome llevar por la corriente.

Ahora veo que todo era mentira. Ninguna de esas personas de mi pasado tenía razón. Nadie tiene el derecho de decirte si eres suficiente o no para ser alguien. Si sientes que tu vida te duele, te incomoda, si crees que mereces otra vida mejor... estás en lo cierto.

Cierra los ojos ahora mismo y pronuncia por dentro la palabra «brillar». Imagina lo que surge ahora mismo cuando pronuncias esa palabra. Quédate ahí unos segundos… o algo más.

¿Lo has hecho? Si no, hazlo ahora. No sigas leyendo.

El tema de brillar a menudo se ha asociado socialmente con egoísmo, egocentrismo, soberbia, creerte superior a los demás, sentirte mejor que el resto…

Y si te vas al polo opuesto te encuentras con la falsa creencia de que no eres quién para brillar. Que es algo reservado para otros, los especiales, los elegidos, los fuertes, los ambiciosos, los seguros, los líderes...

Ahora volvamos a ti. Al momento en el que cerraste los ojos y conectaste con la palabra «brillar».

¿Qué sentiste, qué viste, qué pensamientos surgieron en ese momento? ¿Te sentiste cómodo o no tanto? ¿Viste a otra personas o te viste brillando?

A menudo sucede que son los otros los que nos dicen lo que está bien o lo que está mal.

Cuando el niño nace y crece, los primeros años de vida cree que el mundo gira a su alrededor. Es totalmente normal. Es la etapa del ego, del Yo. Necesita ser visto para que lo atiendan, le den de comer, le proporcionen caricias… Si no es visto puede llegar a morir, pues no será atendido y no puede atenderse él mismo.

Está claro que a todos nos han atendido de alguna forma, pues si no fuera así no estaríamos aquí.

Pero cuando de pequeños nos han dicho que estar en el centro es malo, que somos engreídos, egoístas, que no somos tan importantes, que debemos callar y no molestar a los adultos… a veces adoptamos la estrategia de no molestar, de no llamar la atención, de no generar conflictos.

Y así ha sido en mi caso. Fui una niña que buscaba llamar la atención de sus padres de manera desesperada y, al ver que eso no le funcionaba, decidió ponerse en un segundo plano y aceptar que no sería la estrella, que no le correspondía el centro…

Así es como funciona nuestra mente automática. Busca estrategias de supervivencia. Si llamar la atención y no conseguirlo me frustra, y además me han inculcado la creencia de que llamar la atención es malo, egoísta… tal vez adopte la estrategia de comportarme de manera contraria para no frustrarme y no sufrir.

Y también otras personas, ya sean nuestros padres o educadores, profesores, etc. serán las que decidan por nosotros que no valemos para brillar, que no podemos destacar, que no debemos molestar… Pues si brillamos y destacamos, podemos molestar a otras personas.

Y así la creencia se hace más y más potente hasta que la conviertes en una convicción, en una verdad para ti.

PROPUESTA PARA TI

Ahora el trabajo consiste en desmontar esta creencia. En darte cuenta de que no es tuya y que tampoco es verdad.

Te invito de nuevo a cerrar los ojos y conectar con tu verdad, con tu brillo, con tu esencia.

Imagina que eres un sol y estás brillando, que todo tu cuerpo irradia una luz potente, intensa, hermosa… del color que veas.

Cierra los ojos y conecta con esa luz, quedándote ahí unos segundos... o algo más.

Cuando sientas que esa visión conecta con emociones, con sensaciones de tu cuerpo, pregúntate con sinceridad: «¿Dónde puedo brillar, qué me hace brillar, qué hago cuando estoy brillando?».

Surgirán frases o palabras vagas, o alguna visión… No las analices, simplemente obsérvalas, acéptalas y quédate un momento en conexión con ellas. Siéntelas y no las pienses tanto. Y mantén esa emoción, esa sensación positiva.

Si aún no te sale nada o sientes algo incómodo haciendo este ejercicio no pasa nada. Lo podrás repetir más adelante. En este libro iremos viajando a través de ejercicios de este tipo u otros para desbloquearte; estamos al principio del camino.

Si has logrado sentir algo (o no), apúntalo en tu cuaderno. Sensaciones físicas, lo que has visto, la emoción o las emociones que hayas sentido, las palabras o frases que han venido a tu cabeza. Todo cuenta. Apúntalo y de momento no lo analices, salvo que lo veas muy claro y hayas tenido algún momento Ahá, esos instantes de iluminación en los que te has dado cuenta de algo importante que hasta ahora no sabías o no eras capaz de ver.

Y ahora seguimos. Voy a compartir contigo un gran secreto (por supuesto es algo que yo he descubierto, así que si resuena contigo, tómalo; si no, permíteme simplemente expresarlo).

El gran secreto que he logrado descubrir después de trabajar yo misma durante los últimos 12 años y con mis clientes es este: todos, absolutamente todos, tenemos un don, o más bien dones; todos hemos venido a este mundo a brillar, para dar lo mejor de nosotros a este mundo.

Somos luz, somos parte de la energía universal, somos grandes, mucho más de lo que nos han hecho creer.

Nadie es prescindible en esta vida. Si has encarnado en esta dimensión, tu alma pidió llegar hasta aquí y ha querido desarrollar sus cualidades, crecer, evolucionar, compartir amor y regalar luz a otras almas.

Es así como entiendo la vida, nuestro paso por este planeta. No puedo demostrarte que sea verdad o mentira, como nada de lo que nos digan puede en el fondo demostrarse. Incluso la ciencia tiene sus limitaciones.

Yo elijo y siento esta verdad. Es la que me ayuda a crecer y sentirme bien conmigo misma y con los demás.

Y tú, ¿qué eliges pensar, sentir? ¿Es mejor pensar que todos nacemos con un don para evolucionar y crecer, o decirte que no vales mucho, que eres menos que los demás?

Decidir cómo creer, cómo pensar forma parte de nuestra libertad personal. Y todos podemos llegar a creer lo que nos propongamos. Simplemente necesitamos enfocarnos en esa dirección.

Ahí donde pones el foco va tu energía. Puedes alimentar el miedo y la desesperación, o alimentar el amor y el crecimiento. Ahora mismo, hoy mismo, puedes tomar esta decisión, aunque todavía no sepas a dónde vas a llegar.

Te propongo también que lo escribas en tu cuaderno. Yo decido… (y escribes lo que sientas aquí).

Por ejemplo:

«