Libertad religiosa - Timothy Samuel Shah - E-Book

Libertad religiosa E-Book

Timothy Samuel Shah

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Beschreibung

Un nutrido grupo de expertos se reúnen en América para buscar soluciones capaces de curar el fundamentalismo. Algunos son cristianos, otros judíos, o musulmanes. Les une el deseo de investigar si hay motivos razonables para defender la libertad religiosa de los crecientes ataques que recibe en todo el planeta, y qué relación guarda esa falta de libertad con el aumento de los fundamentalismos. La exposición es de una claridad sorprendente, al mostrar que el ataque se lleva a cabo no solo en la persecución abierta y con frecuencia sangrienta, sino en los textos académicos y legislativos.

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Veröffentlichungsjahr: 2013

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TIMOTHY SHAH (ed.)

LIBERTAD RELIGIOSA

Una urgencia global

EDICIONES RIALP, S.A.

MADRID

Título original: Religious Freedom: Why Now? Defending an Embattled Human Right

© 2012 by The Witherspoon Institute, Inc. Princeton, N.J.

©2013 de la versión española, realizada por CRISTINA SÁNCHEZ, by EDICIONES RIALP, S.A.

Alcalá, 290 - 28027 Madrid (www.rialp.com)

Fotografía de cubierta: © 123rf

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

ISBN: 978-84-321-4285-7

Realización ePub: produccioneditorial.com

ÍNDICE

PORTADA

PORTADA INTERIOR

CRÉDITOS

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN

PRIMERA PARTE - LA BASE DE UNA LIBERTAD RELIGIOSA

1. ¿QUÉ ES LA RELIGIÓN? LA BASE ANTROPOLÓGICA DE LA LIBERTAD RELIGIOSA

DEFINICIÓN DE RELIGIÓN

LA NATURALIDAD DE LA RELIGIÓN

DEFINICIÓN DE LIBERTAD RELIGIOSA

LO QUE LA LIBERTAD RELIGIOSA NO ES

2. EL ARGUMENTO POLÍTICO

LA LIBERTAD RELIGIOSA ESTÁ ESTRECHAMENTE LIGADA A OTRAS LIBERTADES

LA LIBERTAD RELIGIOSA FRENA LOS CÍRCULOS VICIOSOS DE ALIENACIÓN, REPRESIÓN Y VIOLENCIA

3. EL ARGUMENTO MORAL

NO ES «CULTURAL», SINO UNIVERSAL

LA DIGNIDAD Y LA INTEGRIDAD DE LA PERSONA

UN DERECHO A EXPLORAR LA VERDAD SOBRE UN ORDEN INVISIBLE

UN DERECHO A ABRAZAR LA VERDAD SOBRE EL ORDEN INVISIBLE

UN DERECHO A EXPRESAR LA VERDAD SOBRE UN ORDEN INVISIBLE

4. EL ARGUMENTO RELIGIOSO

LA NATURALEZA DE LA RELIGIÓN COMO UN BIEN VALIOSO Y ESPECIAL EXIGE RESPETO A LA LIBERTAD RELIGIOSA

EL ARGUMENTO JUDÍO DE LA LIBERTAD RELIGIOSA, POR DAVID NOVAK

EL ARGUMENTO CRISTIANO DE LA LIBERTAD RELIGIOSA, POR NICHOLAS WOLTERSTORFF

EL ARGUMENTO ISLÁMICO DE LA LIBERTAD RELIGIOSA, POR ABDULLAH SAEED

5. EL ARGUMENTO JURÍDICO

RECONOCIMIENTO GLOBAL DE LA RELIGIÓN COMO ALGO DISTINTIVO

DERECHO Y REALIDAD

SEGUNDA PARTE - LA LIBERTAD RELIGIOSA Y LOS ASUNTOS INTERNACIONALES

6. EL ARGUMENTO ESTRATÉGICO

ARGUMENTOS ESTRATÉGICOS PARA LA LIBERTAD RELIGIOSA

DEFINICIÓN DE LOS INTERESES ESTRATÉGICOS Y LAS GRANDES AMENAZAS A ESTOS INTERESES

EL RESURGIMIENTO GENERALIZADO DE LA RELIGIÓN

REPRESIÓN GENERALIZADA DE LA RELIGIÓN

LOS EFECTOS DE LA REPRESIÓN RELIGIOSA

LA LIBERTAD RELIGIOSA PLENA APOYA LA DEMOCRACIA Y DEBILITA EL TERRORISMO

REFLEXIÓN FINAL

7. LA DIMENSIÓN ESTRATÉGICA: IMPLICACIONES POLÍTICAS

CONCLUSIÓN

UNA CONCLUSIÓN OCCIDENTAL

GRUPO DE TRABAJO SOBRE LIBERTAD RELIGIOSA INTERNACIONAL DEL INSTITUTO WITHERSPOON

PRÓLOGO

La libertad religiosa se encuentra hoy en día bajo una constante presión en todo el mundo, y en algunos lugares está incluso sitiada. Este libro es una respuesta a ese hecho tan evidente. Aunque los gobiernos, el mundo académico o los medios de comunicación prestan poca atención a este tema, el alcance de esta crisis —porque aquí sostenemos que se trata de una crisis— es bastante serio. La erosión a nivel mundial de la libertad religiosa está provocando un sufrimiento humano a gran escala, así como graves injusticias y amenazas significativas a la paz y seguridad internacionales.

Más allá de Occidente, decenas de millones de seres humanos se hallan sometidos a violentas persecuciones a causa de sus creencias religiosas o las de aquellos que les persiguen, y millones más se encuentran en una situación en la que su libertad religiosa está gravemente limitada.

En Occidente mismo, la libertad religiosa también está sometida a distintas presiones. Pese a que tanto líderes políticos como intelectuales tratan la libertad religiosa con escepticismo o indiferencia, es fácil encontrar amenazas y restricciones al derecho de conciencia y al testimonio público de personas, comunidades e instituciones religiosas, al mismo tiempo que nos cuesta percibir la gran importancia de la libertad religiosa en nuestras relaciones con el resto del mundo.

En los últimos tres años, el Grupo de Trabajo sobre Libertad Religiosa del Instituto Witherspoon ha examinado las distintas dimensiones del desafío al que se enfrenta la libertad religiosa, y ha reflexionado, además, acerca de las medidas políticas más efectivas que pueden tomar algunos gobiernos. En mayo de 2011 el Instituto Witherspoon convocó un encuentro interdisciplinario sin precedentes en Princeton, Nueva Jersey, al que acudieron más de treinta expertos en la materia, pertenecientes al campo de la psi­cología, la sociología, el derecho, la filosofía, la teología, la politología y las relaciones internacionales. Entre ellos había académicos, analistas políticos y periodistas, así como defensores y fieles de diversas tradiciones religiosas. El resultado fue una discusión de dos días centrada en las bases de la libertad religiosa, su situación actual y sus posibilidades de futuro.

Este volumen es la declaración que hace el Grupo de Trabajo sobre estos asuntos. Redactado por Timothy Samuel Shah, con la colaboración de Thomas F. Farr, presidente del Grupo de Trabajo, Matthew J. Franck, del Instituto Witherspoon, y de los demás miembros, este libro refleja las ideas de todas estas disciplinas académicas y tradiciones religiosas. En las páginas siguientes, el lector se irá encontrando con los siguientes argumentos:

— La religión es el esfuerzo de los individuos y las comunidades por entender, expresar y buscar la armonía con una realidad trascendente de tal importancia, que les hace sentirse obligados a organizar su vida en torno a su comprensión de ella, a guiarse por ella en su conducta moral, y a comunicar su devoción a los demás.

— La prueba de investigaciones psicológicas y antropológicas recientes sugieren que la capacidad de albergar una creencia religiosa es innata; que dicha creencia aparece con facilidad y de una manera temprana en la vida de los individuos; que apareció como tal en los albores de la civilización humana; y que, por tanto, la supresión de la creencia religiosa, su expresión y su práctica, va en contra de la naturaleza y la experiencia humanas.

— La libertad religiosa «en su totalidad», como la llamaremos más adelante, posee una variedad de dimensiones entrelazadas: intelectual y espiritual; personal, moral y práctica; expresiva y social; y legal y política. Si bien ninguna persona o comunidad religiosa tiene el derecho legítimo a una libertad «absoluta» desligada de las responsabilidades de las organizaciones políticas en las que se encuentran, todos los seres humanos tienen derecho a no ser obligados a abandonar sus propias convicciones religiosas o a adoptar las de los demás.

— La libertad de fe y de práctica religiosa es una parte vital de otra serie de libertades y de otros bienes sociales, económicos y políticos que, juntos, aseguran y posibilitan la existencia de sociedades estables, justas y libres. La protección de la libertad religiosa, por tanto, está significativa y positivamente correlacionada con la libertad de expresión y de prensa, las libertades civiles en general, la igualdad de las mujeres y la libertad económica.

— La libertad religiosa contribuye a un orden político estable, a la paz social y la reducción de la violencia y a la firmeza de las instituciones democráticas. Mientras que la introducción de protecciones para la libertad religiosa en lugares donde no existía previamente puede ser «desestabilizadora» a corto plazo, a largo plazo existen auténticas recompensas para la libertad «y el orden». Sin embargo, es prácticamente seguro que la represión de la libertad religiosa produce inestabilidad política, impide el crecimiento de una sociedad civil sana y frena el desarrollo democrático.

— La libertad religiosa no es solo el legado de una cultura o culturas en particular, occidental o de otro tipo. Es más bien un principio universal de justicia referido a la experiencia humana como tal. La libertad religiosa es esencial para la dignidad y la integridad humanas, una reflexión del deber de todos los seres humanos de formar su conciencia rectamente, de acuerdo con su mejor juicio acerca de las verdades últimas. Para cada uno de nosotros es fundamental vivir justamente, esto es, haciendo justicia a la verdad, a nosotros mismos, a los demás seres humanos y a nuestras comunidades.

— La libertad de religión tiene dimensiones tanto privadas como públicas. Es la libertad de rezar, de adorar, de comunicarse con compañeros que sientan y piensen de modo similar en la práctica privada de la fe. Pero también es la libertad de dar testimonio público de nuestras creencias y compromisos, de ser visiblemente religioso en la vida pública, de asociarse libremente sobre la base de la religión y de tener un encuentro pacífico y en condiciones de igualdad con personas de ideas diferentes. Es la libertad de organizarse y actuar políticamente, de votar, de tener argumentos sobre las políticas públicas y de legislar basándose en las propias creencias religiosas, en coherencia con los principios de justicia universal hacia los demás.

— La libertad religiosa no es solamente el consejo de la razón secular. Algunos de los que sostienen esta opinión argumentan como si el derecho a creer en y a actuar según unos principios religiosos solo encontrara apoyo desde un punto de vista independiente de la religión, o incluso completamente escéptico. Al contrario, nosotros sostenemos que la religión puede aportar, y de hecho aporta, su propio caldo de cultivo para la «libertad» de religión. Es un principio muy cercano al corazón de muchas tradiciones religiosas, el hecho de que la creencia y la práctica no son auténticas si quienes las llevan a cabo libremente no son personas libres.

— En particular, argumentamos que las tres grandes tradiciones abrahámicas (el judaísmo, el cristianismo y el islam) contienen recursos internos que argumentan a favor de la libertad religiosa, para que todos los seres humanos puedan adherirse a una fe o a ninguna. Estudiosos relevantes de estas tres tradiciones contribuyen con breves declaraciones en las siguientes páginas y defienden la libertad religiosa desde el punto de vista judío, cristiano y musulmán.

— La centralidad de la creencia y la práctica religiosa en la experiencia común de los seres humanos a lo largo de la historia, y la justicia de la causa de la libertad religiosa, dan cuenta del lugar prominente que se ha otorgado a la libertad religiosa en las tradiciones legales, los estatutos, las constituciones y los pactos internacionales de la época moderna. En particular, es el sello de calidad de la democracia constitucional libre el hecho de otorgar a la libertad religiosa la posición de «primera libertad» en orden de importancia. De ahí también su relevancia como principio vital en el derecho internacional, tal y como se vio en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) y en otros pactos. Es un patrimonio de las principales democracias del mundo, y también la aspiración de los pueblos de países en desarrollo.

— Sin embargo, el establecimiento de un lugar para la libertad religiosa en los códigos legales, constituciones y tratados es una mera «barrera legal» para la opresión. La sociedad civil en sí misma, al igual que los gobiernos y las organizaciones internacionales, deben tener un interés activo en la defensa y el avance de este derecho universal. Ningún país y ningún pueblo puede dar por hecha la seguridad permanente de la libertad religiosa basándose exclusivamente en unos principios jurídicos establecidos.

— Occidente y el mundo en general tienen un interés particular en que la libertad religiosa avance en forma de norma universal. La libertad religiosa es justa en sí misma, y produce además otros bienes: la paz y el orden; unas relaciones internacionales estables y el combate del terrorismo y del extremismo; el desarrollo democrático, y otros bienes propios de una sociedad igualitaria. Liderar, por tanto, las relaciones internacionales reconociendo estos principios es un movimiento inteligente.

— El desafío del avance de la libertad religiosa a nivel internacional tiene, además, una importancia vital por otros dos motivos. El primero es el resurgimiento que ha experimentado la religión a nivel mundial en los últimos años, dando al traste con la «tesis de la secularización», que en su momento divulgó la opinión de que la creencia y la práctica religiosa irían disipándose con el auge de la modernidad. El segundo es la amplia experiencia de la supresión de la libertad religiosa por parte de gobiernos tanto seculares como teocráticos. De un modo u otro, hay cientos de millones de seres humanos que están siendo víctimas de tal represión.

— Esos dos hechos —el resurgimiento de la religión y la represión generalizada— están íntimamente ligados a la experiencia del mundo en cuanto a conflicto religioso, violencia y terrorismo en los últimos años. En concreto, el terrorismo islamista —de extrema preocupación en los asuntos internacionales actuales— es producto de una ideología religiosa radical que se ha gestado fundamentalmente en sociedades musulmanas que no eran libres. Sin embargo, allí donde la libertad religiosa echa raíces, la democracia encuentra un apoyo y las ideologías terroristas pierden fuerza.

— Por lo tanto, deberían tomarse medidas deliberadas en la formación y ejecución de una política exterior que persiga la libertad religiosa a nivel mundial. En Estados Unidos, la centralidad estratégica de la libertad religiosa se reconoció en la Ley Internacional de Libertad Religiosa de 1998. En las siguientes páginas damos unas recomendaciones concretas a los encargados de elaborar las políticas americanas, a los líderes de otros países y de organizaciones internacionales y a las sociedades civiles en todo lo referido a la búsqueda intencionada y concienzuda de la libertad religiosa como un principio universal de justicia, que debe ennoblecerse en todos los países y en todas las negociaciones internacionales.

La libertad religiosa es un tema amplio y este es un libro breve, pero nuestro esfuerzo aquí es destilar la esencia y, al mismo tiempo, hacer justicia a los argumentos que se han esbozado en los puntos anteriores. La primera parte, que contiene cinco breves capítulos sobre «los fundamentos de la libertad religiosa», se remite a fuentes tan antiguas como la misma fe y la filosofía, y tan nuevas como los últimos hallazgos en psicología, sociología y politología. La segunda parte, que contiene dos capítulos acerca de la «libertad religiosa y asuntos internacionales», vuelve directamente a los problemas políticos y estratégicos prácticos a los que se enfrentan aquellos que diseñan las políticas y que buscan proteger y avanzar en la libertad de la creencia y la práctica religiosas. Los lectores que estén seguros de estar «a favor de la libertad religiosa» pueden acudir directamente a esta segunda parte y empezar a sacar provecho del libro solo con ella. Pero el argumento general del libro es un todo único, de modo que acabarán —¡o eso esperamos!— queriendo retroceder a la primera parte para explorar los motivos por los que la libertad religiosa se considera la primera de las libertades humanas.

Esperamos también que nuestros lectores lleguen a creer, igual que los que han contribuido a esta monografía, que los ataques a la libertad religiosa constituyen un asalto firme y serio a la persona humana, a las comunidades políticas, a los bienes sociales y a la seguridad mundial. Esperamos que se unan a nosotros para sostener que defender la libertad religiosa es avanzar en dos causas que van de la mano: la dignidad humana y la paz internacional.

Hombres y mujeres de muchos países están luchando por remplazar la tiranía por un gobierno autónomo y estable. La libertad religiosa es un eje de libertades que limita los poderes del estado, planta raíces firmes para la democracia y permite que esta persevere. Por nuestro propio interés nacional, debemos fomentar la aceptación de la libertad religiosa como herramienta fundamental contra el rechazo y, en última instancia, de la lucha contra el azote del extremismo religioso y el terrorismo. Además, trabaja claramente en interés de los movimientos (especialmente en los de base religiosa) que quieren liberarse de la historia autoritaria de su país, el hecho de ver que el éxito de su propio futuro gira en torno a su disposición a reconocer la aspiración universal de todos los seres humanos a la libertad religiosa.

Recae también sobre todos los ciudadanos de países con una historia de respeto a la libertad religiosa la desconfianza en que esta no sufra amenazas en su propio terreno. Lamentablemente, poseemos gran capacidad de generar nuestras propias formas de reprimir este derecho universal a creer, practicar y dar testimonio libremente de nuestra fe. Igual que miramos al exterior para analizar la dirección que toma la libertad en el mundo, también debemos tener en cuenta lo que pasa en nuestro propio país y procurar mantener el orden en nuestra propia casa. Nos lo debemos a nosotros mismos, a nuestros antepasados que trabajaron tan duramente para dejarnos es­ta herencia y a la posteridad, que se merece que dicha herencia llegue intacta. La cautela en nombre de la libertad religiosa en nuestro propio país, donde tenemos nuestro deber más cerca, y fuera, dondequiera que podamos alentarla, es una respuesta justa a aquello que es superior y más noble que la experiencia humana: la relación de la humanidad con algo más grande y más noble que ella misma.