Liderazgo Campeador - María López-Herranz - E-Book

Liderazgo Campeador E-Book

María López-Herranz

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Beschreibung

¿Cómo es posible que un autor anónimo del siglo XIII pudiera escribir un relato que contenga las claves de liderazgo que se enseñan hoy en día en las escuelas de negocios de todo el mundo? Esta es la pregunta que se hizo la autora de este libro tras volver a leer el Cantar de Mio Cid con una mirada de directiva y descubrir en él las claves del liderazgo actual. La respuesta a esta pregunta es fascinante y reveladora: la naturaleza humana no ha cambiado en milenios. Las personas seguimos teniendo las mismas necesidades emocionales ahora que entonces. Por ello el verdadero liderazgo ha sido, es y será un asunto eminentemente emocional y humano, como se explica magníficamente y de forma eminentemente práctica en este libro.

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liderazgo

Campeador

 

Lo que NOS ENSEÑA el Cid para liderar en tiempos inciertos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

María López-Herranz

Categoría: Directivos y líderes

Colección: Liderazgo con valores

 

Título original: Liderazgo Campeador

 

Primera edición: Abril 2021

© 2021 Editorial Kolima, Madrid

www.editorialkolima.com

 

Autora: María López-Herranz

Dirección editorial: Marta Prieto Asirón

Maquetación de cubierta: Sergio Santos Palmero

Maquetación: Carolina Hernández Alarcón

Fotografía de portada: @Shutterstock

Fotografía de la autora: Olga Vallejo

 

ISBN: 978-84-18263-97-2

Impreso en España

 

No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares de propiedad intelectual.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45).

Nota:

 

Las afirmaciones y conclusiones sobre el estilo de liderazgo del Cid Campeador que se exponen en este libro no están basadas en hechos históricos de su vida, sino exclusivamente en la interpretación que la autora hace sobre el relato del Cantar de Mio Cid y en el conocimiento que posee sobre el liderazgo y sus modelos actuales.

A todos los líderes con los que he tenido la suerte de colaborar a lo largo de mi vida, porque de ellos aprendí mucho de lo que sé sobre liderazgo. Gracias por haber visto en mí lo que ni yo misma fui capaz de ver.

 

 

A todas las personas que han influido positivamente en mi vida, en especial a Steve, a Riky, a mis padres y a mi hermano. Todos ellos son mis verdaderos líderes.

Presentación de la obra

 

 

«El arte de la guerra, de Sun Tzu, por favor». Hasta hace poco, esta frase solo se escuchaba en algún mostrador de biblioteca, en boca de alguien que imaginaremos enigmático, de singular apariencia y vida solitaria, con la única compañía de sus libros. Tal sería la estampa de quien solicitaba un manual de filosofía de guerra escrito en China sobre el siglo V a. J. C. Sin embargo, los tiempos cambian, y aquella frase propia de ratones de biblioteca es ahora una suerte de mantra habitual en librerías de todo el mundo, donde el maestro Sun compite en ventas con bestsellers de última generación. El motivo de ese cambio de tendencia es tan sorprendente como sencillo: alguien se percató de que los diversos planteamientos y enfoques de El arte de la guerra funcionarían en los negocios. Por supuesto, las claves no eran visibles a ojos de cualquiera, sino que se hallaban solo al alcance de quienes supiesen leer entre líneas y trasladar las enseñanzas de un tratado de guerra al no menos belicoso mundo de los negocios.

María López-Herranz, autora de Liderazgo Campeador, comparte la mirada incisiva de quien, por primera vez, vio en Sun Tzu un experto en business management. De hecho, bien puede afirmarse que ha descubierto en el anónimo poeta del Cantar de Mio Cid al Sun Tzu castellano, con el mérito añadido de que no se ha enfrentado a una obra casi desconocida, sino nada menos que al cantar de gesta español por antonomasia. Este poema épico es el astro rey de una auténtica pléyade de títulos que comprende centenares de ediciones y miles de estudios, lo que dificulta encontrar enfoques novedosos, pues parece que todo ha sido estudiado ya, y que todo se ha agotado... incluso la esperanza. Este apunte no quiere aportar un tono dramático, sino abordar un problema casi irresoluble al que Liderazgo Campeador ha dado respuesta.

Hace unos años, mientras asistía a un congreso de literatura medieval, escuché una ponencia que rompía con lo habitual en ese tipo de eventos. El conferenciante no iba a revelar que la cuaderna vía de los Milagros de Gonzalo de Berceo era, en realidad, verso goliárdico, o que un hemistiquio del Libro de Buen Amor registraba alguna anomalía en su rima, ni ningún otro asunto de cariz puramente filológico. Aquella ponencia era una protesta, incluso una queja ante la desconexión entre la alta investigación y el gran público. «¿De qué sirve lo que hacemos –se lamentaba el ponente–, si nuestros estudios no salen del aula? ¿De qué sirve, si solo nos interesa a nosotros? ¿Cómo podemos hacer que nuestro trabajo llegue a la gente?».

Huelga decir que ninguno de los presentes supo qué decir, pero Liderazgo Campeador sí tiene, por fin, una respuesta: a los clásicos hay que darles una aplicación práctica para que el público comprenda que no son reliquias del pasado, sino que sus lecciones siguen vigentes en el mundo actual. Por eso, en medio de la crisis económica que vivimos, Liderazgo Campeador ha sacudido la capa de años que cubre al Cantar en el momento oportuno para mostrarlo como un auténtico manual de emprendedores del siglo XXI. Si, en los estudios dedicados a Rodrigo Díaz de Vivar, siempre se habla del Cid histórico y el legendario, Liderazgo Campeador presenta a un tercer tipo: el empresario, el líder, el hombre de negocios adelantado a su tiempo. Ahí radica la dificultad de una obra como esta, tan alejada del análisis filológico, donde su autora ha alcanzado una lectura que trasciende el verso, la rima, incluso el texto medieval en sí, para ahondar en un terreno tan subjetivo y escabroso como el carisma y la visión emprendedora de Ruy Díaz.

Ciertamente, la extraordinaria trayectoria profesional que respalda a María López-Herranz como líder, autoridad y referente del coaching empresarial la convertía en la persona idónea para acometer semejante empresa, pues, al igual que hay ilustres militares que admiran al Cid porque comprenden mejor que nadie sus geniales estrategias bélicas, María comparte su visión emprendedora. Si alguien podía vislumbrar los propósitos del Cid para afianzar alianzas, infundir ánimo o establecer unas metas, sin duda era ella la persona idónea, salvo por un factor en contra: no es medievalista, y el Cantar de Mio Cid no es un texto al que cualquiera pueda acercarse alegremente. Yo sí soy especialista en el Cid, pero no coach, ni daría un ardite por mis conocimientos empresariales; somos, en resumen, polos opuestos en el ámbito profesional. Por eso me sorprendió, al leer esta obra, descubrir que nuestros enfoques tenían un punto en común, crucial.

Si algo destila Liderazgo Campeador es el respeto con que la autora ha leído y escuchado al anónimo poeta del Cantar; atenta, con la humildad de quien se sabe ante un maestro de maestros. Se trata de la misma actitud que todo medievalista debe adoptar ante los testimonios que, pese a su antigüedad, nos sorprenden todavía hoy a quienes los estudiamos con cada nuevo hallazgo, tras cada nuevo matiz que aflora. Y entonces lo vi claro: si este profano del coaching empresarial era capaz de leer y comprender Liderazgo Campeador, María podía entender perfectamente el Cantar porque ambos compartimos el mismo respeto y fascinación por el texto, aunque sea desde perspectivas distintas. Y, conforme la lectura avanzaba, ratifiqué mis impresiones al advertir que María había interpretado las palabras del poeta con tal precisión que lograba transmitir sus enseñanzas en un volumen que salvaba un salto de casi mil años, algo solo al alcance de unos conocimientos equiparables al más ágil Babieca.

Para el filólogo o historiador amante del Cid, para todo «cidaísta», como solemos llamarnos, esta obra supone una oportunidad sin precedentes de acercar al Cid a un público nuevo, el mismo que, en el futuro, abrirá el Cantar para disfrutar con su lectura de las enseñanzas que María ya les habrá desvelado, del mismo modo que muchos se acercan a las librerías y adquieren El arte de la guerra de aquel genio que fue el maestro Sun. Con su Liderazgo Campeador, María ha demostrado que también aquí tenemos nuestro propio Arte de la guerra, y estoy convencido de que enfoques similares serían aplicables a otras grandes figuras de nuestras letras, como Cervantes o Fernando de Rojas. Sus especialistas, ahora, deberán tomar Liderazgo Campeador como modelo e imitarlo para dar una utilidad práctica a obras tan excepcionales como El Quijote o La Celestina, que, estoy convencido, todavía no han dicho su última palabra. De todos modos, no me competerá a mí hablar de ellas, pues esa misión corresponderá a profesionales de la talla de María. En lo que a mí respecta, siempre podré decir que tuve el honor de presentar la obra pionera de todas ellas.

 

 

Dr. Alfonso Boix JovaníMedievalista especializado en el Cid

Prólogo

 

 

Reconozco que cuando nuestra autora, María López-Herranz, me invitó a prologar su Liderazgo Campeador tuve la sensación contradictoria tanto del agradecimiento inesperado por ser la persona sugerida para hacerlo como del vértigo por el desafío de lo que la autora me solicitaba.

He podido trabajar con María y aprender, observándola escuchar, a extraer conclusiones certeras a situaciones complejas con pocas palabras –qué difícil es hacerlo como lo hace ella, pues denota que entiende de lo que habla y aconseja, y de ahí su madera de líder–, y tengo la oportunidad de que colabore con nosotros en algunas de nuestras iniciativas, por lo que, desde hace tiempo, he podido contar con su visión y consejo.

Reconozco que me ha gustado, en estos días de preparación y reflexión para poder escribir estas palabras, tener la oportunidad de leer su libro, poder meditarlo, subrayarlo y que mi prólogo pueda servir como un arranque a la obra que nuestro lector va a tener en sus manos, cuyo contenido, bien armado por María, estoy seguro de que les resultara tan útil y ameno como a mí.

En Liderazgo Campeador el lector tiene ante sí no solo una magnífica guía bien conducida, y aun mejor documentada, para profundizar sobre estos temas con un hilo argumental consecuente, sino que se volverá necesariamente una referencia imprescindible de consulta y que se debe tener cerca para cualquier persona que necesite, en un momento dado, un punto de reflexión respecto a su evolución, su desempeño como líder con sus equipos, o una actualización –que todos deberíamos hacer con alguna frecuencia– y refresco profesional. Podría ver a María dando curso, con respuestas bien formuladas y mejor elaboradas, a las observaciones o preguntas que pudiesen hacerle terceros, totalmente alineada en su quehacer profesional con la obra que aquí nos presenta.

Haber ligado conceptos que, en algunos casos, nos podían resultar familiares con la propia evolución de nuestro conocido Ruy Díaz de Vivar –el Cid Campeador– es una inteligente herramienta para que todos estos conceptos fluyan como relato en la creación de un manual que construye el arquetipo de un conjunto de valores de los que, quienes tenemos la oportunidad de poder liderar equipos, deberíamos concienciarnos con humildad a aplicar, escuchando y haciendo crecer a los demás, para que, lo que fluye de vuelta, nos ayude a ser mejores personas, mejores líderes, mejores profesionales.

Comparto con nuestra autora la importancia de la comunicación y su relato coherente en la construcción de la estrategia que cualquier líder en cualquier campo deba articular. Cualquier plan debe partir de un propósito y sobre todo de un porqué como visión de inspiración y solución que incorpore el cómo para aglutinar y no excluir, y que conduzca, en esa suma de porqué, cómo y qué a una realidad que una en un objetivo común. Porqué –a dónde vamos y qué es lo que nos proponemos–, cómo –de qué manera lo conseguiremos, cómo lo haremos–, y, por último, el qué, solo descartando el qué como primera opción de arranque del proyecto, habremos dedicado tiempo suficiente con el porqué a profundizar y contar con pocas palabras algo que puede ser tan abstracto, difícil y laborioso como definir nuestro proyecto, qué pretende conseguir y cómo nosotros como líderes conduciremos nuestros recursos y esfuerzos.

En este Liderazgo Campeador, la obra se construye de forma casi artesanal como el tiempo en que vivió el Cid Campeador, con conceptos bien estructurados, la marca personal, la capacidad de liderazgo, la fuerza de la motivación –ilusión, tesón, disciplina, foco, esfuerzo–, la importancia de construir alianzas y la no menos importante necesidad de recompensar, que no debemos confundir y llevar únicamente al terreno del materialismo puro, para aterrizar como conclusión en la importancia de lo que la autora nos quiere decir con el porqué, el cómo y el qué.

La obra confluye en la parte que, a mi modesto parecer, pone en mayor valor la palabra Liderazgo con mayúsculas, cuando la autora –como es constante en su obra de forma bien documentada y mejor contada– nos desgrana como «re-capitulación» algunos modelos de liderazgo y lo lleva a su máximo con «el liderazgo del círculo de oro».

Tienen ante ustedes, apreciados lectores, una obra que no solo les construirá un relato coherente con buenos cimientos y bien estructurada de principio a fin, sino que tendrán siempre cerca como manual de referencia y de actualización y consulta.

Espero disfruten de la obra.

 

 

Juan José NietoPresidente de NK5

Introducción

 

 

“El rey envió decir al Cid por una carta que saliese del reino. El Cid, leída la carta, aunque lleno de pesar, no quiso dilatar la obediencia, que solo se le dejaba un plazo de nueve días para ausentarse del reino”

 

 

El Cantar de Mio Cid fue compuesto en el siglo XII por un autor anónimo y copiado en un manuscrito aproximadamente en 1207. Más allá de su altísimo valor literario, reconocido en todo el mundo, el Cantar de Mio Cid, leído con una mirada nueva, esconde un valor añadido completamente inesperado: la plena vigencia en el siglo XXI de las técnicas de liderazgo y estrategia empresarial descritas en la obra. Parece realmente sorprendente leer un clásico de la literatura universal escrito hace casi diez siglos y descubrir en el relato que nos brindan sus páginas, estrategias, competencias, recursos y habilidades de gestión y emprendimiento imprescindibles en el mundo empresarial de nuestros días.

No se trata ahora de entrar en si Ruy Díaz de Vivar fue realmente la figura histórica que describe el Cantar o si fue simplemente un gran guerrero cuya peripecia vital se fue engrandeciendo a lo largo de los años mediante exageradas leyendas. Debatir sobre la exactitud histórica de lo descrito en la obra no es el objetivo de este libro. El objetivo, y lo que desde mi punto de vista se revela realmente interesante, lo que encuentro sorprendente y en cierto modo perturbador por las preguntas que suscita sobre la naturaleza humana, es el hecho cierto de que hace casi mil años alguien decidiera escribir un poema épico, un cantar de gesta sobre un personaje histórico y que, sin saberlo, en su relato describiera algunas de las claves estratégicas, de gestión y emprendimiento que se impulsan, se fomentan y se utilizan hoy en día para alcanzar el éxito en cualquier proyecto empresarial y de liderazgo. Claves que incluso se enseñan actualmente en las mejores escuelas de negocios del mundo, y que ahora, como entonces, solo aquellos que son verdaderos líderes saben poner en práctica con éxito. La validez de estas claves escritas hace casi diez siglos es tal que, desde la perspectiva empresarial y de liderazgo del siglo XXI, el Cantar de Mio Cid podría también considerarse un libro de cabecera imprescindible para profundizar en algunos de los aspectos esenciales del liderazgo. Y que el hombre cuyas hazañas retrata el Cantar, Ruy Díaz de Vivar, el Cid Campeador, fue un exitoso emprendedor, un líder admirado y un empresario modelo que supo gestionar sus recursos, muchas veces escasos, en un entorno hostil y venciendo a la adversidad con valor, determinación, visión y una capacidad de liderazgo incontestable.

Su gesta vital, estratégica y empresarial, conocida y admirada en todo el mundo, comenzó sin recursos, ya que cuando fue desterrado por el rey Alfonso VI de Castilla, y como era costumbre en la época, fue también despojado de todos sus bienes, así como apartado de su familia y de sus amigos. Por si eso no bastase, fue además decretada pena de muerte para cualquiera que se atreviera a ayudarle, acompañarlo o unirse a él dentro de los límites de las tierras castellanas. Por ello, el Cid inició su destierro sin apoyos, sin fortuna y aparentemente sin mucho futuro, como comienzan muchos de los emprendedores de nuestros días. Partió arruinado, calumniado y humillado hacia un destino cruel e incierto, pero con un objetivo claro en mente: limpiar su nombre, demostrar su valor e inteligencia y dejar claros el error, la manipulación y las envidias de aquellos que fueron sus detractores, así como la injusticia cometida por su señor, el rey Alfonso VI. Dicho de otro modo: el Cid quería que la ofensa fuera reparada, sabiendo que para ello tendría que emplearse a fondo. Esa era la visión y la motivación que le guió durante todo el tiempo que necesitó para iniciar una vida diferente, emprender su nuevo proyecto, liderarlo con éxito y demostrar que era viable y además altamente rentable.

Como tantos empresarios, emprendedores y líderes de hoy en día, tuvo que aprender a adaptarse a los cambios que marcaba su nueva situación con la máxima agilidad y rapidez posibles, así como prepararse para iniciar su proyecto sin ningún capital económico. Sin embargo, contaba con un capital mucho más valioso: su reputación de gran guerrero y hombre justo y valiente, una poderosa marca personal que le proporcionó el apoyo de un puñado de hombres leales, un equipo entregado que le siguió en el destierro. Porque todos ellos estaban convencidos de la inocencia del Cid, respetaban su autoridad, admiraban su liderazgo moral y estratégico, y confiaban en él plenamente. Por eso apoyaron su nuevo proyecto uniéndose a él, un proyecto que ni si quiera el mismo Cid sabía cómo iba a iniciar, y mucho menos cómo iba a acabar.

El tiempo dio la razón al Campeador y su fama, su fortuna y su posición social multiplicaron hasta el infinito las que tenía antes de ser expulsado de Castilla. Para lograrlo superó numerosísimos y dolorosos obstáculos ayudado por su instinto, su inteligencia y un equipo de auténticos profesionales orgullosos de formar parte de su nueva aventura vital. Y así, quizá sin darse cuenta de la trascendencia de lo que estaba haciendo, puso en marcha una estrategia tan eficaz que aún en nuestros días, casi un milenio después, mantiene su vigencia como base del éxito del liderazgo y de cualquier proyecto empresarial

Desde el punto de vista actual, aplicando una perspectiva de gestión de empresas, equipos y personas, la estrategia puesta en marcha por el Cid para lograr su principal objetivo podría resumirse en cinco poderosas claves que también hoy en día influyen directamente en el éxito o el fracaso de un proyecto. Estas claves son:

La marca personalLa capacidad de liderazgoLa motivaciónLa construcción de alianzasSaber recompensar

 

Vamos a analizarlas, a revisar cómo se aplican en el entorno organizacional actual, y sobre todo a comprender por qué todas estas claves tienen un elemento común: la comunicación, que, como veremos más adelante, es la base de todo lo que hacemos. Y descubriremos por qué el Cid Campeador, que durante su vida ya fue reverenciado como líder único e irrepetible, hoy sería considerado, además, un auténtico emprendedor de éxito y un experto en gestión empresarial.

 

 

La marca personal, el más valioso patrimonio

 

 

“Y desde entonces apellidaron a Ruy Díaz de Vivar el Cid Campeador, para recordar su bravura en las batallas”

 

Cuando el Cid partió hacia el destierro ya era un caballero de reconocido prestigio en Castilla y en los demás reinos que entonces conformaban lo que hoy conocemos como Península Ibérica. Su fama era la de un guerrero valiente, fiel a su señor, justo con sus vasallos y compasivo con los enemigos, a los que respetaba. En aquella época, estos valores diferenciaban al auténtico profesional del que no lo era, dentro de lo que entonces era el sector empresarial más importante: la batalla, la lucha en las guerras al servicio de los diferentes reyes, caudillos y señores. Los grandes caballeros se ganaban la vida guerreando y solo alcanzaban el éxito y la fama aquellos que demostraban su valor, su inteligencia y su gallardía en campaña sin perder jamás su sentido del honor, de la lealtad, la justicia y la compasión.

Tal y como sucede ahora con muchos profesionales y empresas en cualquier sector, sus actos previos fueron construyendo su reputación e influyendo positivamente en su marca personal, entendiendo por reputación, como veremos después con mayor detalle, lo que los demás pensaban (y pensamos) de él, y no la imagen que quizá el Cid habría querido dar de sí mismo, que sería lo que hoy entendemos por marca personal. Hay que diferenciar ambas, porque una depende de lo que a cada uno le gustaría transmitir, lo consiga o no, y la otra depende de lo que los demás piensan de eso que se transmite. Y lo cierto es que casi nunca lo que se transmite coincide con lo que los demás perciben. Pero cuando se logra esa coincidencia; cuando la marca personal y la reputación van de la mano, se genera una fuerza colosal de resultados poderosísimos. Ruy Díaz de Vivar es el perfecto ejemplo de esa rara coincidencia; no en vano le apodaron Campeador, sobrenombre que parece proceder del neologismo culto «campidoctor», es decir, doctor en el campo de batalla, experto en batallas campales, batallador, luchador. Y esta marca personal sigue vigente en nuestros días en todo el mundo. Está por ver si dentro de un milenio alguna de las que consideramos en la actualidad grandes marcas habrá conseguido una hazaña de marketing semejante.