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Donar es compadecer con otro. Donar es empatizar con otro. Donar es conmoverse con otro. Donar es acercarse a un otro con una acción concreta. Donar es comprender el sufrimiento de otro. Donar es saber que lo necesitan y saberse alguna vez necesitado. Donar es dar de uno para darle a un otro aliento para seguir viviendo. Donar es entregar posibilidad y sueños. Donar es brindar de lo fundamental de uno, de lo primordial de la vida; en vez de entregar lo superfluo, lo que en ella sobra. Donar es un espejo de nuestro compromiso, de nuestra sensibilidad y de nuestra profunda humildad. Donar es un acto de despojo. Y por lo tanto un acto de amor. Donar es en definitiva, tender una mano, hacer un puente para que un otro se salve. Cuando la vida se contempla no transcurre como ajena, sino como protagonista. Ninguna causa es totalmente conocida, controlada y dirigida. Porque de ser así dejaríamos de ser hombres.
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Seitenzahl: 81
Veröffentlichungsjahr: 2024
Joaquín N. Eusebio
Eusebio, Joaquín N. Los andenes de la vida, una parada diferente / Joaquín N. Eusebio. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-4861-0
1. Ensayo. I. Título. CDD A864
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
PRÓLOGO
Agradecimientos
Capítulo 1 Discernimiento
Capítulo 2 Fidelidad
Capítulo 3 Confianza
Capítulo 4 La fuerza interior
Capítulo 5 Silencio
Capítulo 6 Vacío
Capítulo 7 El valor
Capítulo 8 Respeto
Capítulo 9 Orden
Capítulo 10 Paciencia
Capítulo 11 Contemplación
Capítulo 12 Certeza
Capítulo 13 Causa y efecto
ESENCIA Y FINALIDAD Fundamento del orden de los capítulos
Referencia bibliográfica
Los seres humanos somos únicos e irrepetibles, pero eso no nos hace imprescindibles.
Este libro no es apto para personas escépticas.
Este libro no es apto para personas débiles.
Este libro no es apto para personas cobardes.
Este libro no es apto para personas condescendientes.
Este libro no es apto para personas acomodaticias.
Este libro no es apto para personas egoístas.
Este libro no es apto para personas insensibles.
Este libro no es apto para personas hipócritas.
Este libro no es apto para personas negacionistas.
Este libro no es apto para personas superficiales.
Este libro no es apto para personas que carecen de imaginación.
Este libro no es apto para personas prejuiciosas.
Este libro no es apto para personas intolerantes.
Este libro no es apto para personas irreflexivas.
Este libro no es apto para personas precipitadas.
Este libro no es apto para personas ingratas.
Este libro no es apto para personas irresponsables.
Este libro no es apto para personas orgullosas.
Este libro no es apto para personas soberbias.
Este libro no es apto para personas que se niegan a conocerse a sí mismas.
Este libro no es apto para personas cómodas.
Este libro no es apto para personas que desprecian lo que no logran comprender.
Este libro no es apto para personas frustradas.
Este libro no es apto para personas impotentes.
Este libro no es apto para personas resignadas.
Este libro no es apto para personas conformistas.
Este libro no es apto para personas desconfiadas.
Este libro no es apto para personas perfeccionistas.
Este libro no es apto para personas prepotentes.
Este libro no es apto para personas rencorosas.
Este libro no es apto para personas mezquinas.
Este libro no es apto para personas necias.
Este libro no es apto para personas desanimadas.
Este libro no es apto para personas estancadas.
Este libro no es apto para personas temerosas.
Este libro no es apto para personas que destratan a los demás.
Este libro no es apto para personas que alardean.
Este libro no es apto para personas para quienes la vida es mera transacción.
Este libro no es apto para personas triviales.
Este libro no es apto para personas dadas a habladuría insensata y/o maliciosa.
Este libro no es apto para personas incapaces de amarse a sí mismas, y por ello, incapaces de amar a sus semejantes.
Y a la vez, y sin contradicción, este libro es, no sólo apto, sino necesario para la humanidad toda. Porque todos sin distinción, de algún modo alguna vez, les hemos puesto cuerpo y sensibilidad a las actitudes perniciosas mencionadas aquí. Ha sucedido en algún punto de la maravillosa y enigmática experiencia del vivir. De otro modo… ¿Cómo aprenderíamos a distinguir claramente la paja del trigo, como enseña la Escritura?
Joaquín ha hecho para el mayor bien de su alma, la sagrada tarea de la Alquimia que enseñaban los sabios antiguos. Ha transformado el plomo del destrato debido a su condición, en el oro de la aceptación, tomando el camino difícil de transformar la herida en luz y fortaleza. Honro su camino y agradezco infinitamente haber podido acompañar este precioso proceso.
Eda Nicola
En primer lugar, doy las gracias a: Dios, a mi familia y amigos.
En segundo lugar, agradezco a: Eda Nicola, Edit Tobares de Vignati y a Tomás Ignacio López.
Por último, pero no menos importante, agradezco a toda persona de buena voluntad que leerá este libro y a todos aquellos que en lo cotidiano pasan tendiendo una mano para que se concreten sueños, se faciliten realidades, se alivien sufrimientos, generando así, que todo momento a pesar “de”... sea feliz, porque con las manos de todos, la felicidad no se escapa y pasa a ser un estado.
Que Dios los bendiga.
* La tendencia a aceptar solamente lo homogéneo, lo igual o similar.
* El afuera, la comparación con los demás.
* El pseudoperfeccionismo:
–¿Por qué no te has enojado con tu condición?
–Porque yo me conocí así. ¿Por qué la respuesta tiene que ser el enojo?
* La importancia y la necesidad de la diferencia porque ahí se encuentra la riqueza. Resistencia a romper las estructuras rígidas, a salir del lugar de confort y costumbre. ¿Los temores son reales, verdaderos? ¿O excusas para no salir de la zona conocida?
El discernimiento es un proceso continuo que dura toda la vida, ya que el ser humano, siempre se ve inmerso en el dilema de la decisión. Un dilema que madura junto con el paso de la vida.
El discernimiento tiene momentos álgidos, que se asemejan a una encrucijada, tomando por momentos, pareciera un tinte negativo; por la complejidad en la cual embreta a nuestra humanidad. Pero ello, es tan sólo para poder descubrir lo más preciado, valioso, trascendente, que se halla en el interior y así cada persona transparenta el verdadero propósito por el cual se encuentra en este mundo. Así todo recobra sentido, pudiendo en consecuencia brindarse a un semejante. Para alcanzar dicha profundidad, que por cierto nunca es el punto culmen, se experimenta el desnudamiento como el que transcurre una cebolla, al ir retirando cada una de las catáfilas, que nos conducirá al centro, al corazón, a la esencia.
Cuando se logra ir desandando esa esencia, se requiere de los semejantes: apoyo, crédito y aprobación para poder ejecutarla, poniendo la misma al servicio de los demás. Esto es necesariamente así, ya que nos encontramos integrados a una comunidad, nos desarrollamos con ella y para ella, necesitando por lo tanto reciprocidad, que permita un crecimiento mancomunado en los verdaderos aspectos de la vida.
Si bien el raciocinio debe ser el analista del discernimiento, este camino de decisión debe ser guiado por el sentir del corazón.
El proceso de discernimiento implica un binomio que comienza y se centra en el interior, complementándose con el mundo exterior, para poder así ir madurando en este mar de decisiones, que requiere de renunciamientos y aceptación, de los dos extremos de este binomio interior–exterior.
En este camino de decisión ¿cuánto influye el mundo exterior? ¿Cuán necesario es lo externo, en contraposición a lo interior? ¿Qué papel cumple el silencio en este proceso? ¿Y qué relevancia se le da verdaderamente?
En esta toma de decisiones, que se habla de la interacción de un binomio, ¿cómo se para la sociedad, lo externo, al momento de apoyar, avalar y valorar a una persona con discapacidad, con respecto a aquella que porta los estándares esperados?
La vida es una permanente concatenación de decisiones, porque viene dada por la propia naturaleza del ser humano. Donde la vida se va abriendo paso, por un continuo de elecciones, que como si fuesen caras de una misma moneda, va avanzando entre la selección y el descarte.
Seleccionar lo bueno, descartar lo malo.
Seleccionar lo profundo, descartar lo superfluo.
Seleccionar lo duradero, dejar ir lo pasajero.
Seleccionar los amigos, dejar ir los transeúntes.
Seleccionar el diálogo, descartar el conflicto.
Seleccionar la alegría como estilo de vida, descartar el ser triste.
Seleccionar el caminar, descartar el correr.
Seleccionar corregir con amor, descartar murmurar.
Seleccionar a los demás por su valor intrínseco y descartar las apariencias como único y principal norte en la selección.
Seleccionar lo trascendente, descartar lo intrascendente.
Seleccionar ser protagonista, descartar ser espectador. En otras palabras, subirse al tren y no quedarse mirando desde el andén.
Seleccionar en definitiva, es vivir la vida y no sólo descartarla como un manojo de momentos que tan sólo transitamos.
En este camino permanente de decisiones que es la vida, ¿en qué lugar se posiciona el yo? Porque si bien, la propia persona ocupa un lugar prioritario, debido a que para dicho proceso de discernimiento, es necesario tener presente el interés intrínseco que nace del propio yo. Pero la primera persona del singular, no debería ocupar estrictamente el centro; de aquello que en su momento fue prioritario, para transformarse en egocentrismo y así pasar a ser este último, el motor de la decisión.
Porque de ser así, se priva de ser cautivado y cautivar, de cosechar apoyo y apoyar, de que se te brinden y de brindarse, de ser valorado y valorar, de ser escuchado y escuchar, de ser maestro y aprendiz, de ser humilde para saber de dónde viene, a dónde va y en consecuencia evitar humillar. Porque toda decisión o vocación, encuentra el verdadero sentido cuando se puede proyectar hacia afuera, hacia quien se halla al lado; encontrando de esa manera el verdadero sentido del servicio. De manera que la vocación se agigante cada vez más, al ser brindada e integrada a la comunidad y no sólo haber optado por ella, cuidando los propios intereses.
En el momento de darle crédito a la vocación de una persona que la vida te cruzó. ¿Se piensa y siente verdaderamente, que quien tengo enfrente es una persona como yo? ¿Se tiene sincera empatía? ¿Se piensa y se sabe que realmente en algún momento la vida te puede poner del otro lado?
Sucede a veces el limbo, en relación con no jugarse.
Sucede a veces el cinismo de buenos modales, para justificarse.