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La Unión de Suboficiales Castrense Argentinos (USCA) desea acercar a todos los compatriotas una serie de reflexiones, que entendemos son preocupantes para toda la población. Estas reflexiones son algunos de los resultados de sucesivos encuentros y reuniones llevadas a cabo por suboficiales retirados del servicio activo y en actividad, preocupados no solo por su propia situación y la de sus familias sino también, por su responsabilidad ciudadana frente a los acontecimientos mundiales y nacionales. Recuperar el amor a la Patria es nuestro desafío y para eso aspiramos a aportar nuestro granito de arena a partir de recuperar y revalorizar la figura del Suboficial de las Fuerzas Armadas Argentinas. Este camino que no es nuevo, tuvo un sinfín de altibajos a lo largo de la historia, sobre todo por la dificultad persistente para lograr la profesionalización de los suboficiales y lo que esa profesionalización implicaría. Que, en términos generales, sería de gran contribución para la Nación Argentina. La peligrosidad de la situación mundial demanda de los Suboficiales que sean pensadores críticos, creativos, armados con las habilidades científicas, técnicas, tácticas, estratégicas, administrativas y logísticas necesarias para servir con éxito en su capacidad de supervisores de primera línea.
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Seitenzahl: 197
Veröffentlichungsjahr: 2022
GERARDO ANDRIAN
Andrian, Gerardo Los Suboficiales de las Fuerzas Armadas en el espíritu de Lucha y Dignidad del Pueblo Argentino / Gerardo Andrian. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-3320-3
1. Reflexiones. I. Título. CDD 355.0092
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
Agradecimientos
Introducción
Primera Parte
Segunda Parte
Tercera parte:
Cuarte Parte
Quinta Parte
Sexta Parte
Séptima Parte
Datos del Autor
Bibliografía
En orden de aparición, nuestro especial agradecimiento a las personas que colaboraron con nosotros para esta edición:
Al Doctor Néstor Roberto Forero. Que tan generosamente se ofreció desde un principio a acompañarnos en esta iniciativa brindándonos toda su experiencia como profesional de las Ciencias Económicas, como hombre probo que no se amedrenta frente a los obstáculos y amenazas de la vida pero, por sobre todas las cosas, por defender tan valientemente el Patrimonio Nacional y su constante preocupación por el futuro de los argentinos. Su desempeño como único profesional independiente en la Causa Judicial “Olmos s/ Denuncia”, sobre la ilegitimidad de la Deuda Externa Argentina, así lo demuestra.
A la Licenciada Cristina Amalia López. Investigadora, docente universitaria y mujer de empresa y del mundo del trabajo; de las comunicaciones y el diseño por su excelente artículo que preparó para esta publicación: ‘Diseños para una vida plena involucrando al adulto mayor’. Aportándonos material, ideas y propuestas para tener en cuenta a la hora de elevar la calidad de vida de aquellos adultos mayores que entregaron su vida a la Patria prestando servicios en alguna de las Fuerzas Armadas de la Nación Argentina.
También a fray Juan Pablo Corsiglia, de la Orden de Predicadores de Santo Domingo de Guzmán. Por permitirnos publicar uno de sus excelentes y sobresalientes trabajos históricos sobre los cuales, nos honra tener como jalón en la tarea que nos propusimos comenzar, la de brindar algunos modestos, pero valiosos aportes que sirvan para reflotar los valores que alguna vez nos hicieron grandes como nación y que, tenemos la esperanza de volver a recuperar.
Igualmente agradecemos a fray Javier María Pose, Regente de Estudios de la Orden de Predicadores y Vicerrector de Formación de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, por brindarnos una síntesis sobre el culto y su historia de “Nuestra Señora del Rosario - 100 años de la coronación pontificia”. Al igual que del histórico convento. Donde se dice, allí aprendieron las primeras letras el Creador de la Bandera y el Héroe de los Andes y Libertado de América teniendo por maestros a los Hijos de Santo Domingo. No extraña entones, la grandeza de éstos próceres a tenor de la sólida base humanista que recibieron en su más tierna infancia, de éstos frailes dominicos.
La organización militar de un país es el reflejo de las condiciones y circunstancias políticasinternas y exteriores en que le toca desenvolverse; que ambos están entrelazados. Lo cual explicará las razones del origen de las fuerzas armadas y los móviles que obligan a introducir cambios en su constitución y en sus métodos
(Beverina, 1992, p. 9)
“Para quien todo esto no tenga importancia, o no debe admitir absolutamente ninguna consideración teórica, o no habrán hecho todavía impresión dolorosa en su entendimiento esas ideas que nadan en vacías vulgaridades, ya triviales, ya fantásticas, que no llevan a resultado satisfactorio nunca, que no se apoyan en segura base, embrolladas y complicadas siempre, que sobre la dirección de la Guerra oímos y leemos, porque hasta hoy rara vez ha descansado sobre esta cuestión un espíritu de verdadera investigación científica” (Clausewitz, 1968, p. 156-157).
En filosofía de la guerra, De la guerra publicado por primera vez en 1831,sigue teniendo vigencia porque los principios descriptos allí son permanentes. Por eso son principios. Su autor, entre otras, dejó bien claro que la falta de interés en lo que respecta al ámbito militar, es producto de la ignorancia supina que demuestran quienes sólo la desmerecen, niegan los postulados teóricos, técnicos y científicos que rigen su naturaleza propia o pretenden rebajarlo a un simple montón de personas armadas. Lo que, en el mejor de los casos no sería más que una banda1 armada.
En continuidad con esta idea pero, ya en la primera mitad del siglo XX, el coronel Beverina reactualizó esta afirmación dándole una vuelta para describir la importancia del ámbito militar en el contexto de la nación argentina y, de ésta en el contexto de las demás naciones. El presente copete, dice que La organización militar de un país es el reflejo de las condiciones y circunstancias políticas internas y exteriores en que le toca desenvolverse. Guste o no, las Fuerzas Armadas son el reflejo de esa realidad.
Sin temor a equivocarnos, podemos asegurar que no hay un solo país que haya alcanzado un nivel importante de desarrollo industrial y económico que no tenga sus fuerzas armadas altamente sofisticadas y en permanente reequipamiento y alto nivel de profesionalismo. Y esto no se presta a discusión, si a los resultados nos atenemos.
La evidencia diaria refleja que la capacidad militar todavía reviste una importancia capital a la hora de determinar el poder de un Estado. Desde el ejercicio de la disuasión —la primera misión de las Fuerzas Armadas—, pasando por el respaldo a la acción diplomática y negociadora, hasta llegar al extremo del empleo decidido y manifiesto del Ejército, el medio militar sigue siendo uno de los pilares esenciales en los que se sustenta un país (Baños, 2018, p. 13-14).
Entonces, las condiciones y circunstancias políticas internas y exteriores en que le toca desenvolverse a las Fuerzas Armadas, no sólo las determinan sino que, también, serán la clave del potencial bien aprovechado o explícitamente anulado. Eso determinará la situación en que nos encontremos como Nación frente a las amenazas, que rivalizan con las tradicionales en cuanto a la capacidad de generar daño y desestabilizar las sociedades, y que adoptan formas tan variadas como las pandemias, el crimen organizado trasnacional, los radicalismos violentos, los desastres naturales, el cambio climático y la degradación medioambiental (Baños, 2018, p. 13).
La Unión de Suboficiales Castrense Argentinos (USCA) desea acercar a todos los compatriotas una serie de reflexiones que, entendemos son preocupantes para toda la población. Estas reflexiones son algunos de los resultados de sucesivos encuentros y reuniones llevadas a cabo por suboficiales retirados del servicio activo y en actividad, preocupados no solo por su propia situación y la de sus familias sino también, por su responsabilidad ciudadana frente a los acontecimientos que trastocan los valores fundacionales de nuestra querida Nación.
En nuestro caso, la falta de cobertura de salud en muchos puntos del país y la falta de respuestas ante los diversos reclamos al Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas (IOSFA) (sabido es que a una acción corresponde una reacción) ha sido el detonante de éstos reclamos. Nuestro anhelo es reivindicar nuestra Obra Social al igual que nuestro derecho, como ciudadanos de la Nación Argentina, a ser parte integrante de su Directorio, al igual que participar en el Directorio del Instituto de Ayuda Financiera para el Pago de Retiros y Pensiones Militares. Ya que, históricamente conformamos una importante masa de aportantes y por el futuro de éstas instituciones a las que nunca, los suboficiales hemos tenido participación directa ni en su administración, ni en la toma de decisiones, ni en un pormenorizado acceso a la información sobre la composición y evolución de su patrimonio.
Cuando mencionamos al conjunto de la población o el pueblo, nos referimos a todas las personas de bien que no están contaminadas por la ambición desmedida que, sin escrúpulos de ninguna clase conduce a todo tipo de latrocinio, corrupción, al sin sentido de las cosas, a la pérdida de los valores y atropello en todas sus formas.
Recuperar el tejido social es urgente. Al igual que evitar que el aeropuerto de Ezeiza sea la única salida para nuestros jóvenes que están en búsqueda de su propio proyecto de futuro. Que ellos tengan la posibilidad de desarrollarse en la tierra que los vió nacer, es una responsabilidad ineludible de los adultos que estamos en el atardecer de nuestras vidas. Para los que tenemos menos de futuro que de pasado, este debe ser uno de nuestros postulados.
Promover el amor a la Patria es nuestro desafío y para eso aspiramos a aportar nuestro granito de arena a partir de recuperar y revalorizar la figura del Suboficial de las Fuerzas Armadas Argentinas. Este camino que no es nuevo, tuvo un sinfín de altibajos a lo largo de la historia, sobre todo por la dificultad persistente para lograr la auténtica profesionalización de los suboficiales y lo que esa profesionalización implicaría. Que, en términos generales, sería de gran contribución para la Nación Argentina.
El Suboficial debe ser un Profesional indispensable en la evolución de las Fuerzas Armadas. En esta primera publicación de USCA, no profundizaremos en ninguna clase de diatribas que tengan que ver con conceptos etimológicos y sus devenires de lo que es o no es ‘profesionalización’. Pero sí nos comprometemos, Dios mediante, a iniciar una suerte de estudios pertinentes que de a poco se vayan constituyendo en insumos para la construcción de un cuerpo de conocimientos que propenda a este cometido.
La realidad mundial impone un constante avance en todos los aspectos de la vida entre ellos, la actualización de conceptos que pudieron servir –y sirvieron – en un momento pero, que hoy necesitan ser revisados y actualizados. Como por ejemplo, el hecho de que los suboficiales “Serán los auxiliares directos de los oficiales”2. Transitando ya la tercera década del siglo XXI, no parece tener mucho sentido continuar con algunos paradigmas que pudieron ser útiles a mediados del siglo pasado. Pero que ahora, impelidos por el contexto global, es forzoso revisar.
Y, en un mundo tan complejo y exigente, en donde el conocimiento, el tiempo y la velocidad de la información se han convertido en factores de producción secundarios pero tan importantes como los son los factores de producción primarios –tierra, trabajo y capital–, esta delimitación puede limitar el despliegue de todas las dimensiones de la persona humana en cuanto a su desarrollo individual y profesional.
En este sentido, pretender que los suboficiales sean los auxiliares directos de los oficiales, implica su razón de ser3. Y en rigor de verdad, un Suboficial es mucho más que eso. Y para que esto sea empíricamente demostrable la legislación y la normativa pertinente deberían darle la posibilidad de realización; y no acotarlo a una lógica de mínima. La peligrosidad de la situación mundial demanda de los Suboficiales que sean pensadores críticos, creativos, armados con las habilidades científicas, técnicas, tácticas, estratégicas, administrativas y logísticas necesarias para servir con éxito en su capacidad de supervisores de primera línea.
El posibilitar la apertura de las dimensiones de la persona para su realización personal en el ámbito donde se desempeña, implica una maximización de recursos humanos para el conjunto social.
La razón de ser de los suboficiales en principio es la Patria y su Defensa. En segundo lugar, el despliegue de todo su potencial de «ser» persona racional e intelectual en el ejercicio específico de su rol en la fuerza armada a la que pertenece. En tercer lugar, como custodio y responsable de los bienes que el Estado pone bajo su responsabilidad, a través de la fuerza armada respectiva; es el que mejor conoce todo el material de dotación: su adquisición, su transporte, su distribución, su almacenamiento, su funcionamiento, su mantenimiento y su empleo. Quedará para trabajos posteriores visibilizar las consecuencias que sobre la salud4, dejan en los suboficiales los años de servicio y su expectativa y calidad promedio de vida una vez retirado con respecto a otros universos.
1 El Diccionario de la Real Academia Española, en su segunda acepción: Grupo de gente armada. Parcialidad o número de gente que favorece y sigue el partido de alguien. Bandada, manada. Pandilla juvenil con tendencia al comportamiento agresivo.
2 Punto 3.001 del Reglamento para el Ejército Argentino RFP - 70 – 01 Servicio Interno y en Guarnición. Disponible en https://docer.com.ar/doc/s0nc500.
3 Aunque es un hecho casi imposible de determinar por ser un hecho contrafactico, desde el punto de vista de la ciencia histórica se podrían plantear algunos interrogantes como: ¿Qué hubiese pasado en la larga historia de golpes militares en Argentina, si la razón de ser de los suboficiales hubiese sido otra?
4 En el Preámbulo de la Constitución de la OMS (dada por la Conferencia Sanitaria Internacional, Nueva York, 19/06-22/7/1946, firmada el 22/07/1946 por los representantes de 61 Estados, y que entró en vigor el 07/04/1948), después de señalarse que “Los Estados partes en esta Constitución declaran, en conformidad con la carta de las Naciones Unidas, que los siguientes principios son básicos para la felicidad, las relaciones armoniosas y la seguridad de todos los pueblos”, como primer enunciado, se dice que “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Principio –tal como surge del texto que lo precede– que no ha sido modificado desde 1948 (el resaltado es nuestro) (extraído en https://salud.gob.ar/dels/entradas/la-salud-en-la-constitucion-de-la-organizacion-mundial-de-la-salud-oms).
Las Fuerzas Armadas en el siglo XXI enfrentan y enfrentarán grandes desafíos de supervivencia y permanencia que pondrán a prueba su profesionalismo y su resistencia. Su razón de ser demandará de sus integrantes una buena cuota de capacidad de persuasión no sólo en lo específico de su tarea sino también en lo diplomático5, en lo comunicacional e informativo, en lo social, en lo educativo y en lo político.
En su obra ‘La Diplomacia’6, Henry Kissinger comienza asegurando que casi como por efecto de alguna ley natural, en cada siglo parece surgir un país con el poderío, la voluntad y el ímpetu intelectual y moral necesarios para modificar todo el sistema internacional, de acuerdo con sus propios valores. Si bien Kissinger obvia por completo todos los efectos que proceden de enfrentamientos, acuerdos, desacuerdo y tratados que sostienen diferentes equilibrios de poder, lo cierto es que existe lo que se llama ‘poder’ y quienes lo detentan hacen y harán lo posible por mantenerlo.
En este sentido, las Fuerzas Armadas de la Nación si no están a la altura de las circunstancias no podrán acompañar debidamente la actividad diplomática que el país necesite o pretenda desarrollar. La diplomacia se encarga de las relaciones y los intereses de unas naciones con otras. También es la referencia al uso en que los Estados manejan sus relaciones internacionales. Son las negociaciones que se llevan a cabo entre las naciones e implica la búsqueda de acuerdos y presupone la existencia de buena voluntad entre las partes. Siempre y cuando, las partes intervinientes ostenten un poder de real disuasión ante amenazas externas que intenten afectar intereses nacionales vitales.
Ese poder real de disuasión son sus Fuerzas Armadas junto a las demás instituciones. País que no lo entienda así, será un país altamente coptado por la corrupción sistémica internacional y local. El desempleo, el empobrecimiento y la falta de proyectos de desarrollo en algún punto, podrían ser la contracara. No existe un solo país desarrollado que no tenga a sus Fuerzas Armadas como un reaseguro de todas sus inversiones a corto, mediano y largo plazo. Sólo a modo de ejemplo, tomando datos del Banco Mundial año 2020, Estados Unidos invierte 3,7% de su PBI, Alemania el 1,4%, Canadá 1,4%, Israel 5,6%, Italia 1,6%, Reino Unido de Gran Bretaña 2,2%, Argentina 0,8% (pero en la práctica se podría demostrar que este guarismo se reduce a la mitad pero, no es tema del presente trabajo) (obtenido en: https://datos.bancomundial.org/indicador/ms.mil.xpnd.gd.zs?locations=AR).
En lo que se refiere a lo comunicacional e informativo acordamos en que
“Durante mucho tiempo, la idea de un mundo “totalmente vigilado” ha parecido un delirio utópico o paranoico, fruto de la imaginación más o menos alucinada de los obsesionados por los complots. Sin embargo, hay que rendirse a la evidencia: aquí ahora vivimos bajo el control de una especie de Imperio de la vigilancia. Sin que nos demos cuenta, estamos cada vez más siendo observados, espiados, vigilados, controlados, fichados. Cada día se perfeccionan nuevas tecnologías para el rastreo de nuestras huellas. Empresas comerciales y agencias publicitarias investigan nuestras vidas. Con el pretexto de luchar contra el terrorismo y otras plagas7, los gobiernos, incluso los más democráticos se erigen en Big Brother, y no dudan en infringir sus propias leyes para poder espiarnos mejor. En secreto, los nuevos Estados orwelianos intentan, muchas veces con la ayuda de los gigantes de la Red, elaborar exhaustivos archivos de nuestros datos personales y de nuestros contactos8, extraídos de diferentes soportes electrónicos (Ramonet, 2016, p. 11).
Sobre esta realidad mundial se suman entre otras, las llamadas amenazas híbridas. Algunos especialistas sugieren distinguir amenazas híbridas de guerras híbridas9. Aunque ambas tienen mucho en común.
En una de las presentaciones hechas en el XXVII Curso Internacional de Defensa, que se llevó a cabo en Jaca (España), del 30 de septiembre al 4 de octubre de 2019 y cuyo título era Amenaza híbrida. La guerra imprevisible, se definió a la amenaza híbrida como «Aquella que emplea todo tipo de instrumentos de poder, procedimientos convencionales, junto a tácticas irregulares y a actividades terroristas, crimen organizado, nuevas tecnologías, ataques en el ciberespacio, presión política y múltiples tipos de herramientas de información y desinformación incluyendo las noticias falsas y la mentira en sí misma».
Para la Unión Europea, la «guerra híbrida» implica la utilización de armas como la desinformación o los ciberataques, usar el chantaje económico o energético, recurrir a la provocación en las calles e incluso al terrorismo para alentar, por ejemplo, un conflicto latente. Por ello insiste en aumentar la conciencia de que estas amenazas son reales y en que debemos de mejorar la resiliencia, incluso en las circunstancias más difíciles»(Santamaría Villascuerna, en XXVII Curo Internacional…, 2019, p.13).
En cuanto a la comunicación, vital para las relaciones humanas, es importante no perder de vista que los seres humanos vivimos en un mundo de sentidos en donde todo adquiere un significado. A ese mundo bien se lo puede llamar cultura. Ese universo de sentidos que está en el ámbito de la cultura, es el que permite que se produzca el conocimiento, la comprensión y la actuación de las personas según el concepto de semiosfera10 (Lotman, 2019, p.10). El ser humano existe en tanto que ente significante y significado en la semiosfera al igual que existe en tanto que ente biológico en la biósfera.
El problema surge cuando se distorsionan estos conceptos acomodándolos a las expectativas de objetivos oscuros o por lo menos difusos, de quienes manejan las vías de comunicación altamente complejizadas y sofisticadas en un mundo de hiperconectividad con el solo propósito de hacer propaganda (en el mejor de los caso), transmitir falsa información o tergiversada, confundir, manipular o direccionar el punto de vista de la gente. Por eso
“La conducta simbólica ocupa un papel central en el ámbito de las acciones humanas. La conducta simbólica es el modo dominante en que tiene lugar la comunicación humana. La comunicación, a su vez, es el ingrediente fundamental en las dos dimensiones constitutivas del ser humano: la identidad individual y la sociedad. .- No es posible, pues, entender el yo y lo social sin recurrir a la idea de comunicación, pero tampoco es posible entender la comunicación humana sin recurrir a la idea de símbolo. Hemos visto que conducta simbólica es toda conducta que utiliza símbolos para describir, comprender e intervenir en el mundo (incluyéndonos, por supuesto, a nosotros mismos) (Aguado, 2004, p. 88).
Como dijimos entonces, ya que las acciones humanas son el ámbito de la conducta simbólica y ésta, el modo dominante en que se produce la comunicación humana, estaremos de acuerdo en que la cultura es el contexto natural de estos hechos. Y el proceso de constitución de un sistema sociocultural es, como puede advertirse, el proceso de formación de una determinada concepción del mundo […], que articula unitaria y armónicamente el orden cosmológico11 con el sociológico, el ético y el religioso o teológico (Choza, 1988, p. 466).
Debido a su extensión, y como no es precisamente el cometido de este trabajo, momentáneamente saltearemos la relación cosmológica con el orden sociológico y ético para detenernos muy sucintamente en el religioso. Y, de acuerdo a las presentes reflexiones, no se puede dejar de lado que en la base de una cultura subyace un sustrato que es religioso. Es sabido que los primeros sistemas de representaciones que el hombre se hizo de sí mismo y del mundo son de origen religioso. No hay religión que no sea una cosmología al mismo tiempo que una especulación sobre lo divino. Si la filosofía y las ciencias nacieron de la religión, la religión misma comenzó por ocupar el lugar de las ciencias y de la filosofía (Durkheim, 2016, p. 26).
Religión es estar religado, agarrado a algo que da sentido al mundo interior en relación con el mundo exterior. Y es justamente aquí en donde lo simbólico entra en escena, de ahí su importancia. Pero ese mundo simbólico (con base religiosa aunque muchos no se den cuenta) va a ser la consecuencia de una escala de valores que surge casi inconscientemente de la antropología que hayamos recibido, heredado o elegido.
Si somos el producto de una antropología que niega lo trascendente y que niega lo cognitivo que permite conocer, por el uso de la razón que hay un orden natural en las cosas, el resultado será una sociedad con una fuerte tendencia a la autodestrucción. Al no haber nada que aglutine y que convoque, en vez de ser una sociedad con una cultura en desarrollo, la descomposición social es el resultado.
Por el contrario, cuando es el orden natural y trascendente la guía de las costumbres de los pueblos, las normas y los cuerpos legales seguramente responderán a esas costumbres haciendo mucho más tolerable y agradable la vida en sociedad. Es decir que, negar la religiosidad del ser humano y no tenerlo en cuenta, es la entrada de las ideologías que son incapaces de sostenerse con argumentos válidos y sólo se sostienen por la imperancia de leyes que responden únicamente al positivismo jurídico que de hecho, es en sí mismo una ideología y de las más nefastas cuando niega el derecho natural o lo reduce a su mínima expresión. Por estas y otras razones, empresas internacionales de distintos rubros (no las vamos a nombrar ahora, incluida la industria bélica) tienen claro que en los presupuestos filosóficos de las campañas de marketing, que conciben la cultura de forma empírica (por ejemplo, estudio de mercado), la teología se enfoca como un proceso evolutivo y se tienen en cuenta su método.
Por ejemplo, la noción empírica de cultura es que es el conjunto de significaciones y valores que informan un determinado modo de vida. Puede permanecer inmutable durante siglos, pero puede también estar sometido a un proceso de lento desarrollo o de rápida desintegración. Entonces, la teología es una mediación entre una determinada matriz cultural y el significado y función de una religión dentro de dicha matriz (Lonergan, 2006, p. 9).
No está demás recordar aquí que la Patrona del ejército argentino es Nuestra Señora de la Merced, la Patrona de la Fuerza Aérea Argentina es Nuestra Señora de Loreto y la Patrona de la Armada Argentina es Nuestra Señora Stella Maris.
En lo social, y teniendo en cuenta lo que la ciencia sociológica12 aporta, las Fuerzas Armadas han tenido mucho que ver positivamente. En nuestro caso, las Fuerzas Armadas son las únicas instituciones comprometidas en el empleo ante catástrofes de todo tipo. A lo largo y ancho del país se las ve socorriendo a víctimas de inundaciones, incendios, erupciones volcánicas, falta de agua potable, alimentando a poblaciones que no lo pueden hacer por sí solas o custodiando las urnas en los comicios. También llevando a cabo tareas como construcción o reparación de caminos, puentes o cruce de hidrovías destruidas por fenómenos atmosféricos13