Los tres mayores prodigios - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

Los tres mayores prodigios E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

Los tres mayores prodigios es uno de los dramas teatrales de Pedro Calderón de la Barca. Suele emplear en ellos auspicios y profecías iniciales que desvían la atención del público, con componentes mitológicos, rasgos deudores de la obra de Lope de Vega y centrados en temas clásicos de la época como la religión, el amor y el honor.

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Seitenzahl: 123

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Pedro Calderón de la Barca

Los tres mayores prodigios

LOA.

Saga

Los tres mayores prodigiosCover image: Shutterstock Copyright © 1650, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726497229

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS.

Pales Ninfas.Flora Ninfas.LaNoche . Jason . Teseo . Hércules .

–––––––––––––

Ha de haber tres teatros divididos uno de otro; en el de mano derecha saldrá la Ninfa Pales ; en el de mano izquierda la Ninfa Flora , dejando desocupado el de enmedio.

Pal. Noche hermosa, que con solo

Un lucero resplandeces

Mas, que el dia con el sol,......

Flor. Noche apacible y alegre,

Luciente honor del ocaso,

Noble injuria del oriente,......

Pal. Á cuyos soplos suaves,......

Flor. Á cuyos suspiros leves,......

Pal. Rejuvenecen los montes:......

Flor. Los valles rejuvenecen:......

Pal. Tú, que eres alba nocturna,......

Flor. Tú, que obscura aurora eres,......

Pal. Pues alumbras con las sombras;......

Flor. Pues sin el sol amaneces;......

Pal. Tú, á quien aquesta alquería,......

Flor. Tú, á quien este campo fértil,......

Pal. Hoy toca solemnizar,......

Flor. Hoy celebrar pertenece,......

Pal. Escucha mis dulces voces,......

Flor. Á mis acentos atiende,......

Pal. Por amorosos,......

Flor. Por tiernos,......

Pal. Por amantes.

Flor. Por corteses.

 

En el teatro de enmedio por lo alto sale la Noche .

 

Noch. ¿Qué quieres, hermosa Pales?

Hermosa Flora, qué quieres?

Que á las voces de las dos

Salgo, dejando mi albergue,

Donde de cuantas deidades

Estos jardines contienen,

Asistida estaba, dando

Á la luna de mi frente

Bellas guirnaldas de flores,

Porque en mí mas resplandecen,

Que los luceros y estrellas,

Las rosas y los claveles.

Pal. Yo, que te llamé primero,

Es bien que primero llegue

Á informarte de un enojo,

Que á darte voces se atreve.

Palea soy, deidad á cuyo

Rústico estudio concede

Júpiter el patrocinio,

Amparo y favor silvestre

De todas las alquerías,

Quintas, casas de placeres,

Y apartadas poblaciones,

Que de la campaña fértil

Son adorno; cuanto es

Retiro, á mí me compete,

Que bucólica Talía

Canta en mí rústicamente.

Viendo que es casa de campo,

Aunque es palacio eminente

Esta fábrica, y que á mí

Sus festejos pertenecen,

Viendo hoy en su hermosa esfera,

Para tantos soles breve,

Á pesar de su estacion,

La magestad de mis Reyes,

Corrida vengo á buscarte,

Por ver, cuan poco te debe

Esta dicha, que no has hecho

Prevenciones excelentes,

Con que su vista saludes,

Con que su deidad festejes,

Con que tu ventura aplaudas,

Y su venida celebres.

Flor. Yo, que soy Flora, á quien toca

El hermoso imperio alegre

De estanques y de jardines,

Patria de flores y fuentes;

Yo, cuya cultura el cielo

Mismo envidió tantas veces,

Cuantas mis varios dibujos

Siempre en laberintos verdes

Excedieron los azules

Suyos, siendo al oponerse

El jardin un verde cielo,

Y el cielo un jardin celeste:

Con el mismo intento vine

Á reñirte dignamente

El poco cuidado, pues

Fiesta ninguna previenes

En tu espacio, que divierta

Á quien mis jardines viene

Á enriquecer de matices

Y colores diferentes.

¿Cómo tú, Noche, en tu lecho

Perezosamente duermes,

Sin que de aqueste cuidado

El empeño te despierte?

Pues siendo la mas festiva

Á las mas remotas gentes,

Para la mayor accion

La menos festiva eres.

Noch. Bella Pales, bella Flora,

Hermosuras, á quien debe

La florida edad del año

La luz de sus doce meses,

No asi de mí desconfies,

No asi tú de mí te quejes;

Que no ha sido mi descuido

Tan grande como parece.

Que, aunque humilde fiesta sea,

(No humilde por quien pretende

Hacerla, sino por quien

Con poco ingenio la emprende)

Una tengo prevenida,

Que divierta, aunque no alegre,

Mi noche. ¡O quieran los cielos,

Que á salir con ella acierte!

Pal. ¿Prevenida hay fiesta?

Noch. Sí.

Flor. Y qué fiesta es?

Noch. La que siempre,

Una Comedia.

Pal. ¿Hala escrito

Algun ingenio excelente?

Noch. No, sino pobre y humilde.

Flor. Poco importará, si tiene

Algun teatro, que haga

Evidencia lo aparente.

Noch. Tampoco tiene apariencias.

Pal. Pues buena fiesta previenes.

Flor. ¿Sin ingenio y sin adorno?

¿Yo fuera mejor no hacerse?

Noch. No tan presto, antes de verla,

Á las dos os deconsuele.

Pal. Refiérenos de qué trata.

Flor. Repítenos qué contiene.

Noch. Escuchad, que el argumento

Os quiero poner presente

De toda la fiesta, á ver

Lo que la fiesta os parece;

Que esto hizo la antigüedad

En sus fiestas muchas veces.

Escuchad pues su argumento,

Antes que se represente.

 

Salen en el teatro de enmedio Jason y Teseo , deteniendo á Hércules .

 

Herc. Dejadme dar la muerte.

Jas. Repara!

Tes. Considera!

Jas. Mira!

Tes. Advierte!

Herc. Dejad, que mi despecho,

En ira, en rabia y en furor deshecho,

Con los dientes, las manos y los brazos,

El corazon sacándome á pedazos,

Hoy la vida me quite,

Ó que al mar desde aqui me precipite,

Porque á tanta estatura

Solo el mar es bastante sepultura.

Tes. Hércules valeroso,

¿Tú, que siempre soberbio y animoso,

Con heróicas victorias,

Tu fama has ilustrado de memorias,

Hablas tan impaciente,

Rendido á ningun trágico accidente?

Jas. ¿Tú, que tantas fatigas padeciste,

Con que eternos aplausos conseguiste,

Cuyo nombre jamas será escondido

De las borradas señas del olvido,

Hoy te muestras sin seso,

Rendido á ningun trágico suceso?

Tes. ¿La muerte quieres darte?

No debes, no, sin duda, de acordarte,

Que en leyes de valor y bizarría

La desesperacion no es valentía;

Pues la mayor, mas grande y la mas fuerte

Es esperar, mas no buscar la muerte.

Jas. Si tú á tu misma rabia te condenas,

Aqueso es permitirles á las penas,

Que salgan con su intento;

Y aquel varon magnánimo, que atento

Vive á hacer sus trofeos inmortales,

Ha de vivir á costa de sus males.

Herc. Es engaño; que un hombre

No puede mayor fama, mayor nombre

Adquirir, que mostrando desta suerte,

Que se puso de parte de su muerte,

Para que ella á matarle se atreviera;

Que á mí sin mí mi muerte me temiera.

Jas. La grande causa dudo,

Que á ese despecho avasallarte pudo.

Tes. Que hay ocasion, no creo,

Para tanto furor.

Herc. ¡Ay gran Teseo,

Ay gran Jason, cuyos valientes brios

Bien acredita el ser amigos mios,

Ay amigos leales,

Hoy se ha llenado el número á mis males!

Si la causa supiérades, que tengo,

La desesperacion, á que prevengo

Mi valor y mi vida,

De los dos no estorbada, persuadida

Fuera.

Jas. Ya que has llamado

Amigos á los dos, de tu cuidado

Haz á los dos testigos.

Herc. Es tal, que aun embarazan los amigos.

Mas pues los tres en tantas ocasiones

Tres almas, vidas tres, tres corazones

En solo uno fundimos,

Y con uno no mas los tres vivimos,

Atentos escuchad mis sentimientos;

Mas no los escucheis, ni esteis atentos.

Ya sabeis, que soy aquel

Racional monstruo valiente,

Que ha coronado á su fama

De plumas y de laureles;

Tan hecho siempre á vencer,

Y á matar tan hecho siempre,

Que apenas supe mi vida,

Cuando supieron su muerte.

Díganlo á voces las fieras,

La fama, el tiempo lo cuente,

La memoria lo repita,

Pues en el primer albergue

De mi cuna, á dos sedientas,

Dos tiranas, dos aleves

Víboras, que de mi sangre

Se alimentaban crueles,

Eché las manos, sintiendo,

Que en el corazon me muerden;

Y sin instinto, y con rabia

Las apreté de tal suerte,

Que rebentaron. ¿Qué mucho,

Que alli mis manos venciesen,

Si eran diez áspides, y ellas

Dos víboras solamente?

Crecí prodigio, crecí

Asombro á la humana gente,

Tan destinado á fatigas,

Á desaires y á desdenes

De la fortuna, que toda

Su saña junta parece

Que contra mí amotinada

Ó se conjura, ó se mueve;

Pero en vano; pues no hubo

Fiera, que me redimiese,

Ni por lo veloz su piel,

Ni su testa por lo fuerte,

Aquella para vestirme

Al arbitrio de sus pieles,

Y esta para que de adorno

Á mis umbrales sirviese;

Que, como rey destos montes,

En sus frisos y linteles

Tengo guarda de animales

Para cuando salga y entre.

El rey de todos lo diga,

Dígalo el signo rugiente

De Julio, á cuyo bramido

Todo el Flegra se estremece;

Pues tal vez que para mí

Vino, erizando la frente,

Escarapelando el cuello

La melena, que dél pende,

Rugando el ceño, y sacando

De las vainas donde tiene

Sus corvos alfanges, yo

Con las manos solamente

Hice la presa en su boca,

Donde no pudo saberse

De sus dientes, ó mis dedos,

Ó cuales los dedos fuesen,

Ó cuales los dientes; pues

Competidos igualmente,

Yo le mordí con las manos,

Y él me tocó con los dientes,

Sin saber uno de otro

Quien es quien toca, ó quien muerde,

Hasta que desencajados

Los dos dentados arneses,

Abrió de una vez la boca,

Haciéndole que se diese

Con esta parte en el lomo,

Y con estotra en el vientre.

El espin lo diga, pues

Aunque de sus flechas juegue,

No le bastó para mí

El ser aljaba viviente.

Aqueloo en las formas varias,

De hombre, de toro y de sierpe,

Cuyo trofeo es la copia,

Que Flora abundante vierte;

Gerion, con tres semblantes

De tres rostros diferentes,

Siendo trofeo á mis plantas,

Cuando de mis manos……

Jos. Tente!

Que, para saber tus hechos,

No importa que los acuerdes.

Mas si para desahogarte

Quiere el dolor, que los cuentes,

No repitas los menores,

Cuando los mayores puedes.

Di, que al trifauce feroz

Cérbero, que á cargo tiene

El infierno, siendo guarda

De todo el Cocito, prendes;

Di, que sus gargantas tres,

Á solo un yugo obedientes,

Domeñaron las cervices

Hasta aquel punto rebeldes,

Cuya saliva, escupida

Con las bascas de la muerte,

Fueron tósigo en las yerbas,

Que él escupe, y ellas beben;

Di, que á las fieras Harpías

De Fineo, aves crueles,

Que con rostro humano y plumas,

Monstruos de entrambas especies,

Desterraste; que á la Hidra,

Cuerpo de gargantas siete,

Venciste, atajando que una

Otras tantas acreciente;

Di......

Tes. ¿Para qué le embarazas,

Que él lo diga, si tú emprendes,

Para atajar sus discursos,

Alargar los tuyos? Cesen

Unos y otros con decir,

Porque sus fatigas lleguen

Á su número, que Atlante,

Monte africano, eminente

Coluna, en que todo el cielo

Descansa, llegando á verse

Con el peso fatigado

Desa fábrica celeste,

Le pidió socorro; y él,

Poniendo el hombro y la frente

Al ya desquiciado rumbo,

Que, trastornándose débil,

Hizo titubear sus polos,

Hizo rechinar sus ejes,

Le aseguró dando espacio,

Para que Atlante se aliente,

En tanto que él sostenia

Toda esa luz, todo ese

Pavimento, que, en la estancia

De once globos transparentes,

Son estrados de las diosas,

Y de los dioses doseles;

Que no es justo, no, que tú

Hoy sus victorias renueves,

Cuando de sus sentimientos

Estamos los dos pendientes.

Herc. Pues yo, que tantas fatigas

Vencí, que tan excelentes

Aplausos gané, á una pena

Postrado estoy, y obediente;

Porque quiere una hermosura,

Que á su dolor me sujete,

Que á su violencia me rinda.

¿Pero qué remedio tiene

Rendirme, ni aujetarme,

Si una hermosura lo quiere?

No ya pienses, ay Jason!

Ay Teseo! no ya pienses,

Porque una hermosura dije,

Que hoy mi desdicha procede

De aquel linage, de aquel

Género, de aquella especie

De amor, que otra vez me vió

Á su precepto obediente,

Enamorado de Híole,

Hilando con sus mugeres;

Otra especie, otro linage,

Otro género padece

De amor mi vida; y aun dije

Mal de amor; porque no puede

Ser amor el que es agravio,

Ser lisonja la que es muerte.

Deyanira...... al pronunciarla,

Ó se hiela, ó enmudece

El labio, falta la voz,

Duda el alma, el pecho teme,

Y la lengua titubea,

Tartamuda ó balbuciente;

Porque es mas decir su agravio

Un hombre, que padecerle.

Deyanira, Ninfa bella

De las cristalinas fuentes,

Nayade destos peñascos,

Ninfa de aquestos vergeles,

Driade de aquestos montes,

Á quien la nobleza y plebe

De las flores y cristales

Saludaron tantas veces

Por Vénus de sus amores,

Por Flora de sus claveles,

Por Diana de sus selvas,

Y de sus frutos por Céres;

Deyanira, cuyos ojos,

Si amanece ó no amanece,

Á todas horas del dia

Eran dueños del oriente;

Deyanira, á cuyo pie

Se redujo en cárcel breve

Toda la esfera del fuego

Solo á un átomo de nieve;

Deyanira, esposa mia,

Á quien como al alma quiere

El alma, porque es mi esposa

Y mi dama juntamente,

De mi lecho, de mis brazos,

De mis ojos...... ¡O reviente

El pecho antes que lo diga!

Aunque ya no me parece,

Que habré menester decirlo,

Pues ello mismo se entiende

Con nombrarla y con llorarla,

Pues tierna y rabiosamente

No se llora una hermosura,

Sino el dia, que se pierde.

No imagineis, que murió;

Que ese mal, con ser tan fuerte,

Fuera consuelo. Mirad

Los dos, pues sois tan prudentes,

Cual será mi pena, cuando

Fuera consuelo su muerte.

Un monstruo desos, á quien,

Porque los caballos prenden,

Medio hombres, medio caballos,

Engañado el mundo cree,

Un Centauro, cuyo nombre

Neso ha sido, de mi albergue

La ha robado (ay infelice!).

Ved los dos, cuan dignamente

Quieren los hados, que yo

Me mate y me desespere;

Pues como amante y marido

Lloro esta afrenta dos veces;

Y mas, no habiendo esperanza,

Que mis desdichas remedie,

Que aun la venganza es en vano;

Porque estos Centauros tienen

Por patria el mar y la tierra;

Y si con ella transciende

Los montes, es imposible

Seguirle; si pasar quiere

A esotra parte del mundo

Por esos mares, no puede

Mi furia alcanzarle. Ved,

Ved, si es desdicha bien fuerte,

Pues hay mortal, que me agravie,

Y no hay dioses, que me venguen.

Tes. Hércules, no desconfies

De la venganza, pues eres

Africano honor de Tobas,

Y horror del orbe. Si temes,

Que las malezas incultas

Humano pie no penetre,

Yo me atrevo á entrar por ellas,

Sin que el cansancio me fuerce

Á dejarle de seguir,

Aunque corra velozmente;

Pues, sin ser Centauro, yo

Tengo un caballo, obediente

Á las leyes de la rienda,

Y de la espuela á las leyes;

Equite, el primero que

Domó su cerviz rebelde,

Me le ha presentado. En él

Cuanto está al mar continente

Registraré.

Jas. Pues si tú

El orbe á correr te atreves

Por la tierra, yo me atrevo

Sobre esas espumas leves

Del mar á seguirle; que Árgos,

Docto artífice excelente,

Ha añadido á sus espumas

Un monstruo, que velozmente

Corre por ellas á cuantos

Climas el aire le lleve.

Águila sin plumas es,

Delfin sin escamas este

Prodigio, pues que nadando

Y volando juntamente,

Á un mismo tiempo es monarca

De las aves y los peces.

Herc. Pues si tres los ofendidos