Manifiesto de un feminismo para el 99% - Cinzia Arruzza - E-Book

Manifiesto de un feminismo para el 99% E-Book

Cinzia Arruzza

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Vivimos hoy una crisis de la sociedad en su conjunto. El capitalismo, más allá de sus problemas económicos, también alberga contradicciones y desequilibrios de tipo ecológico, político, social y reproductivo: viviendas inasequibles, violencia policial, imperialismo, salarios insuficientes, etc.   Sin embargo, estos temas son obviados por las políticas del feminismo actual, que difunde una versión elitista y corporativa para proyectar una apariencia emancipadora sobre un programa oligárquico y depredador: un feminismo solo apto para la poderosa minoría acomodada. Este manifiesto tiene un propósito: llevar a cabo una operación de rescate y corrección de rumbo para reorientar las luchas feministas hacia el resto de la población, y proponer con ella una reorganización total de la sociedad. El feminismo no debería detenerse con ver a las mujeres representadas en la cima de la sociedad, sino que debe involucrarse en las perturbaciones políticas, la precariedad económica y el agotamiento socio-reproductivo. Para resolver la crisis actual, que es una crisis social total, hace falta otro feminismo, un feminismo para el 99 por ciento.

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Cinzia ArruzzaTithi BhattacharyaNancy Fraser

Manifiesto de un feminismo para el 99 %

Edición a cargo deCLARA RAMAS SAN MIGUELTraducción de ANTONI MARTÍNEZ RIU

Herder

Título original: Feminism for the 99 Percent. A Manifesto

Edición: Clara Ramas San Miguel

Traducción: Antoni Martínez Riu

Diseño de la cubierta: Ferran Fernández

Edición digital: José Toribio Barba

© 2019, Gius. Laterza & Figli, Roma-Bari

© 2019, Herder Editorial, S. L., Barcelona

ISBN digital: 978-84-254-4287-2

1.ª edición digital, 2019

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com).

Herder

www.herdereditorial.com

Para el Colectivo Combahee River, que imaginó el camino en etapas tempranas, y para las luchadoras feministas polacas y argentinas, que abren hoy otros nuevos.

Índice

PREFACIO

El camino se bifurca

TESIS

Tesis 1

Una nueva ola feminista reinventa la huelga

Tesis 2

El feminismo liberal está en bancarrota. Es hora de superarlo

Tesis 3

Necesitamos un feminismo anticapitalista, un feminismo para el 99 %

Tesis 4

Lo que estamos viviendo es una crisis de la sociedad en su conjunto, y su causa primordial es el capitalismo

Tesis 5

La opresión de género en las sociedades capitalistas arraiga en la subordinación de la reproducción social a la producción para la obtención de beneficios. Queremos darle la vuelta a la situación

Tesis 6

La violencia de género adopta muchas formas, todas ellas ligadas a las relaciones sociales capitalistas. Nos conjuramos para combatirlas todas

Tesis 7

El capitalismo trata de regular la sexualidad. Nosotras queremos liberarla

Tesis 8

El capitalismo nació de la violencia racista y colonial. El feminismo para el 99 % es antirracista y antiimperialista

Tesis 9

Porque lucha por revertir la destrucción de la Tierra por el capital, el feminismo para el 99 % es ecosocialista

Tesis 10

El capitalismo es incompatible con la democracia real y con la paz. Nuestra respuesta es internacionalismo feminista

Tesis 11

El feminismo para el 99 % llama a todos los movimientos radicales a unirse en una insurrección común anticapitalista

EPÍLOGO

Entrando in medias res

Reconceptualizando el capitalismo y sus crisis

¿Qué es reproducción social?

Crisis de la reproducción social

La política del feminismo para el 99 %

PREFACIO

El camino se bifurca

En la primavera de 2018, Sheryl Sandberg, directora de operaciones de Facebook, anunció al mundo que «estaríamos mucho mejor si la mitad de todos los países y compañías estuvieran dirigidas por mujeres y la mitad de todos los hogares estuvieran gobernados por hombres», y que «no deberíamos estar satisfechas mientras no alcancemos ese objetivo». Sandberg, destacada exponente del feminismo corporativo, ya se había ganado un nombre (y también su dinero) instando a las mujeres con cargos ejecutivos a lo que ella denominaba lean in1 en la sala de juntas de la compañía. Como antigua jefa de personal del secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Larry Summers (el hombre que liberalizó Wall Street), no tuvo ningún reparo en aconsejar a las mujeres inculcándoles que el éxito que se obtiene resistiendo en el duro mundo de los negocios era la vía regia hacia la igualdad de género.

Esa misma primavera, una huelga militante feminista paró España. Junto a más de cinco millones de manifestantes, las organizadoras de la huelga feminista2 de veinticuatro horas reivindicaban «una sociedad libre de opresiones, de explotación y violencias machistas» y llamaban «a la rebeldía y a la lucha contra la alianza entre el patriarcado y el capitalismo, que nos quiere obedientes, sumisas y calladas». Mientras el sol se ponía sobre Madrid y Barcelona, las feministas en huelga anunciaban al mundo: «El 8 de marzo nos cruzaremos de brazos e interrumpiremos toda actividad productiva y reproductiva», y declaraban que no iban a «aceptar peores condiciones de trabajo ni recibir menos salario que los hombres por igual trabajo».

Estas dos voces representan dos caminos opuestos en el movimiento feminista. Por un lado, Sandberg y las de su índole ven el feminismo como una criada del capitalismo. Quieren un mundo donde la tarea de gestionar la explotación en el lugar de trabajo y la opresión en el conjunto social sea compartida por igual entre los hombres y las mujeres de la clase dominante. Se trata de una notable visión de la dominación de la igualdad de oportunidades, una visión que pide a la gente común, en nombre del feminismo, agradecer que sea una mujer, y no un hombre, quien reviente su sindicato, ordene a un misil matar a sus padres o encierre a su hijo en una jaula en la frontera. En definido contraste con el feminismo liberal de Sandberg, las organizadoras de la huelga feminista3 insisten en acabar con el capitalismo: el sistema que genera jefes, produce fronteras nacionales y fabrica los misiles que las defienden.

Ante estas dos visiones del feminismo, nos encontramos como en una bifurcación en el camino, y nuestra elección acarrea consecuencias extraordinarias para la humanidad. Un camino lleva a un planeta chamuscado en el que la vida humana se ha degradado hasta el punto de ser irreconocible, si es que acaso tal vida sigue siendo posible. El otro apunta a la clase de mundo que ha sido siempre el centro de los sueños más elevados de la humanidad: un mundo justo, cuya riqueza y cuyos recursos naturales sean compartidos por todos, en el que la igualdad y la libertad sean condiciones de vida reales, no solo aspiraciones.

El contraste no podría ser más absoluto. Pero lo que hace que la elección sea ahora urgente es la ausencia de cualquier camino intermedio. Debemos esa escasez de alternativas al neoliberalismo: esa forma excepcionalmente depredadora y financiarizada de capitalismo que ha prevalecido en todo el globo durante los últimos cuarenta años. Tras envenenar la atmósfera, mofarse de cualquier pretensión de gobierno democrático, tensar nuestras capacidades sociales hasta un punto de ruptura y empeorar las condiciones de vida en general para la gran mayoría, esa reiteración del capitalismo ha elevado el nivel de riesgo de las luchas sociales, convirtiendo serenos esfuerzos por ganar modestas reformas en batallas campales por la supervivencia. En esas condiciones, el tiempo de ver las cosas desde la barrera ya ha pasado y las feministas debemos tomar posición: ¿continuaremos persiguiendo la «dominación de la igualdad de oportunidades» mientras el planeta arde? ¿O reimaginaremos la justicia de género de una forma anticapitalista, una forma que lleve, más allá de la crisis actual, a una nueva sociedad?

Este Manifiesto es un alegato a favor del segundo camino, un rumbo que juzgamos a la vez necesario y practicable. Hoy podemos pensar en un feminismo anticapitalista, en parte porque la credibilidad de las élites políticas colapsa en todo el mundo. Entre las bajas causadas por ello se cuentan no solo los partidos de centro izquierda y centro derecha que promovieron el neoliberalismo —ahora despreciables restos de lo que fueron en su origen—, sino también sus aliadas feministas corporativas al estilo Sandberg, cuyo barniz «progresista» ha ido perdiendo brillo. El feminismo liberal tuvo su Waterloo en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, cuando la muy promocionada candidatura de Hillary Clinton no logró entusiasmar a las mujeres votantes. Y por una buena razón: Clinton personificaba la profunda desconexión existente entre la ascensión de las mujeres de la élite a altos cargos y el mejoramiento de la vida de la inmensa mayoría.

La derrota de Clinton es nuestra llamada de alerta. Al poner de manifiesto la bancarrota del feminismo liberal abrió una brecha para desafiarlo desde la izquierda. En el vacío producido por el declive del liberalismo, tenemos la oportunidad de construir otro feminismo: un feminismo con una definición diferente de lo que se entiende por cuestión feminista, una orientación de clase distinta y un ethos distinto: un ethos radical y transformador.

Este Manifiesto es nuestra iniciativa para impulsar ese «otro» feminismo. No escribimos para esbozar una utopía imaginada, sino para señalar el camino que hay que andar para llegar a una sociedad justa. Nuestro objetivo es explicar por qué las feministas debemos elegir el camino de las huelgas feministas, por qué debemos unirnos con otros movimientos anticapitalistas y antisistema, por qué nuestro movimiento debe convertirse en un feminismo para el 99 %. Solo de esta manera, conectando con los activistas antirracistas, con los ecologistas4 y con los activistas de los derechos de los trabajadores y de los emigrantes, puede el feminismo estar a la altura del desafío de nuestros tiempos. Al rechazar de manera decidida el dogma del lean in y el feminismo del 1 %, nuestro feminismo puede convertirse en un faro de esperanza para todos.

Lo que nos anima a embarcarnos ahora en este proyecto es la nueva ola de un activismo feminista militante. No se trata del feminismo corporativo que tan desastroso ha demostrado ser para las mujeres trabajadoras y que ahora pierde credibilidad a toda marcha; ni tampoco el «feminismo del microcrédito» que afirma «empoderar» a las mujeres del Sur global prestándoles pequeñas sumas de dinero. Más bien, lo que nos da esperanza es el feminismo internacional y las huelgas de mujeres de 2017 y 2018. Son estas huelgas, y los movimientos cada vez más coordinados que se desarrollan en torno a ellas, lo que en un principio inspiró, y ahora encarna, el feminismo del 99 %.

1Lean in (en inglés: inclinarse [como movimiento corporal] o atreverse [como metáfora por atreverse, arriesgarse]) es un término acuñado por Sheryl Sandberg en su libro Lean In: Women, Work and the Will to Lead, traducido al castellano como Vayamos adelante (lean in): las mujeres, el trabajo y la voluntad de liderar, trad. de Eva Cañada Valero, Barcelona, Conecta, 2013. (N. del T.)

2 En castellano en el original. (N. de la E.)

3 En castellano en el original. (N. de la E.)

4 El término que utilizan las autoras es environmentalist: en el entorno anglosajón, environmentalist significa «activista», mientras que ecologist se refiere a la ciencia o teoría de la ecología. En castellano, en cambio, la diferencia entre «ambientalista» y «ecologista» remite a si se considera que los problemas ambientales pueden ser resueltos dentro de la racionalidad económica del mercado o no. La postura ambientalista propone correcciones de mercado, mientras que la eco­logista sostiene que son necesarios cambios estructurales en la racio­nalidad económica capitalista para afrontar el desafío ambiental. Por ser la primera postura la que mantienen las autoras, además de uso común en el castellano para referirse al activismo, hemos vertido el término como «ecologista». (N. de la E.)

TESIS

Tesis 1Una nueva ola feminista reinventa la huelga

El reciente movimiento huelguista comenzó en Polonia en octubre de 2016, cuando más de 100 000 mujeres organizaron paros en el trabajo y marchas para oponerse a la prohibición del aborto en ese país. A finales de ese mismo mes, una marejada de rechazo radical ya había cruzado el océano hasta Argentina, donde mujeres en huelga se enfrentaban al atroz asesinato de Lucía Pérez con el grito militante «Ni una menos». Pronto se extendió a Italia, España, Brasil, Turquía, Perú, Estados Unidos, México y Chile y docenas de otros países. Empezó en las calles, pero explosionó luego en los lugares de trabajo y en las escuelas, envolviendo finalmente los mundos de altos vuelos de los negocios del espectáculo, los medios y la política. En los dos últimos años, sus lemas han resonado poderosamente por el mundo: #NosotrasParamos, #WeStrike, #VivasNosQueremos, #NiUnaMenos, #TimesUp, #Feminism­4the99%. Al principio una onda y luego una ola, se ha convertido en una marea enorme: un nuevo movimiento feminista mundial que puede alcanzar fuerza suficiente para romper las alianzas existentes y redibujar el mapa político.

Lo que comenzó como una serie de acciones de ámbito nacional se convirtió en un movimiento transnacional el 8 de marzo de 2017, cuando organizadoras de todas las partes del mundo decidieron atacar juntas. Con ese golpe audaz, dieron un nuevo sentido político al Día Internacional de la Mujer. Dejando atrás las fruslerías de mal gusto y despolitizadas —los brunches