Manual de puericultura - Laura Krochik - E-Book

Manual de puericultura E-Book

Laura Krochik

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Beschreibung

El amamantar, simple y complejo a la vez, se construye esencialmente de a dos: un niño que necesita alimentarse para sobrevivir y una madre que necesita y desea ofrecer su leche. Ambos conforman una relación de mutuo requerimiento en la que el beneficio es doble y que está condicionada por factores biológicos, psicológicos y socioculturales. Es también un camino de mutuo aprendizaje; a través de la lactancia materna, el dar y recibir se fusionan en un vínculo único e irremplazable. Este manual, al desarrollar distintos aspectos implicados en el acto de amamantar, se constituye en una guía tanto para quienes deseen capacitarse en la tarea de puericultura como para los agentes de salud, quienes cumplen un rol fundamental en el asesoramiento y acompañamiento en esta etapa tan significativa de la vida de una mujer.

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Seitenzahl: 108

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Laura Krochik

Andrea Talner

Manual de puericultura

Krochik, Laura

Manual de puericultura / Laura Krochik y Andrea Talner. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Libros del Zorzal, 2014.

E-Book.

ISBN 978-987-599-357-0

1. Puericultura. I. Talner, Andrea II. Título

CDD 649

©Libros del Zorzal, 2009

Buenos Aires, Argentina

Printed in Argentina

Hecho el depósito que previene la ley 11.723

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<[email protected]>

Asimismo, puede consultar nuestra página web:

<www.delzorzal.com.ar>

Índice

Introducción

Un acercamiento a la lactancia | 5

Unidad 1

La lactancia materna y la supervivencia infantil | 7

Unidad 2

Promoción de la lactancia natural durante el embarazo | 18

Unidad 3

Cómo pasa la leche del pecho al niño | 22

Unidad 4

Cómo iniciar el amamantamiento | 28

Unidad 5

Evaluación del amamantamiento | 33

Unidad 6

Bebés que “rechazan el pecho” | 40

Unidad 7

Baja producción de leche | 47

Unidad 8

Afecciones tempranas de las mamas | 53

Unidad 9

Afecciones tardías de las mamas | 60

Unidad 10

Niños que necesitan atención especial | 65

Unidad 11

Extracción manual y alimentación | 74

Unidad 12

Cómo dar apoyo constante a las madres que amamantan | 82

Unidad 13

Cómo hacer a su comunidad amiga de la madre y el niño | 91

Glosario de términos | 101

Bibliografía | 105

Introducción

Un acercamiento a la lactancia

El amamantar es un acto individual condicionado por un sinnúmero de variables socioculturales. Para los humanos es un arte capaz de ser aprendido. Hay quienes eligen la lactancia como método de alimentación por un período breve para sus bebes, quienes lo hacen por un período prolongado y quienes no la eligen en absoluto.

Ante las dificultades que la lactancia presenta algunos deciden abandonar y otros buscan ayuda y salen adelante.

La superioridad de la leche de mujer en la alimentación del recién nacido humano es irrevocable.

Hay razones históricas: hace 150 millones de años aparecieron los mamíferos sobre el planeta y hace un millón que lo hizo el hombre y la supervivencia de unos y otros se debe irrefutablemente a la idoneidad de la leche materna.

La composición de la leche de cada especie es diferente y está adaptada a las necesidades de sus crías. Así por ejemplo la leche de los mamíferos de crecimiento rápido es más rica en proteínas y la de los animales de zonas frías, más rica en grasa que la humana. Sin embargo, ésta tiene mayor contenido de hidratos de carbono, necesarios para un desarrollo cerebral superior.

Es decir, la leche materna es específica de la especie humana y el alimento más completo y seguro para el lactante.

La lactancia materna es un fenomeno biocultural, simbiosis de instinto y cultura. Es el aspecto cultural el que le confiere una especial vulnerabilidad: avances científicos, cambios sociológicos, desinterés de sanitarios y presiones comerciales han estado a punto de hacerla desaparecer en el último siglo.

Hasta hace unos cien años, todos los niños eran amamantados pero no siempre por sus madres. En muchas civilizaciones los niños de clases altas eran criados por nodrizas. La mortalidad de estos niños era muy superior a la de los alimentados por sus madres.

Los intentos, conocidos desde antiguo, de alimentar recién nacidos y lactantes con leches de animales o modificaciones de las mismas se saldaban hasta los albores de 1900 con una mortalidad cercana al 100 por ciento.

Desde la prehistoria la duración media recomendada y practicada de la lactancia en las diversas culturas se ha mantenido estable entre los dos y cuatro años.

Gracias a la intervención de grupos de mujeres, grupos de presión, organismos internacionales y asociaciones de profesionales en las últimas décadas muchos países estan empezando a remontar sus índices de lactancia. Se precisará un esfuerzo conjunto y mantenido para acercarse a lo ideal: 100% de lactancia materna exclusiva a los seis meses de edad.

Unidad 1

La lactancia materna y la supervivencia infantil

Introducción

Los bebés no saben la hora ni tienen horarios rígidos para alimentarse. Le leche materna se digiere rápidamente pues está hecha especialmente para ellos. Una vez que el estómago está vacío, el bebé puede pedir más en cualquier momento. Sobre todo en los primeros dos meses de vida, es común que quieran mamar cada hora y media o dos horas; esto es absolutamente normal y representa un total de entre 12 y 16 mamadas por día. Por lo tanto, cada vez que el bebé lo solicita hay que darle el pecho. Esto no implica que se haya quedado con hambre la vez anterior, sino que ha vuelto a tener hambre, lo cual es lógico. Los bebés que toman mamadera, por su parte, piden cada tres o cuatro horas, pues la leche que toman es más difícil de digerir. El bebé que es atendido de inmediato en sus necesidades, crece más seguro de sí mismo y, por lo tanto, se maneja de modo más independiente.

Aspectos socioculturales de la lactancia materna

El hombre no llegó a la tierra con herramientas, trabajando, hablando. Antes bien, desde un estado animal pasó a ser lo que es hoy en día: un ser social. Este bagaje y esa experiencia es la historia de la humanidad y está contenida en cada uno de nosotros; constituye nuestra herencia social. Las cualidades típicamente humanas han sido adquiridas y se transmiten a través de la herencia social. La cultura ha tendido a cubrir las falencias que la naturaleza le ha impuesto como ser biológico (por ejemplo, volar) y así, utilizando la inteligencia (que le brindó la naturaleza) ha sido capaz de creaciones con las cuales se coloca en oposición a la creación, poniendo su existencia al borde de la destrucción.

El cuidado y la alimentación de los niños fue adquiriendo distintas particularidades, según los conceptos predominantes de cada momento histórico sobre la infancia, la mujer, el hombre, la maternidad, la familia y los roles de cada uno dentro de la sociedad, insertos en un también cambiante sistema de producción. Haciendo un análisis filogenético, el ser humano llega a ser tal, estando junto a sus semejantes; así puede construir su humanidad, transformando la naturaleza para satisfacer sus necesidades; y en este proceso, él también se transforma.

Una de las condiciones con las que el ser humano arribó a la Tierra fue el ser un mamífero, característica que mantuvo a través de su evolución. Pero en algún momento reciente ésta estuvo a punto perderse. Desde este enfoque, es posible referirse al “mamífero humano” como una especie que llegó al borde mismo de su extinción.

En esta sociedad donde los cambios suceden a un ritmo vertiginoso que se impone al hombre y donde se está hablando no ya “del homo sapiens (producto de la cultura escrita) sino del homo videns, para el cual la palabra ha sido destronada por la imagen y en todo ello la TV cumple un papel determinante” (Giovanni Sartori), donde las contradicciones desde el sentir, pensar, decir y hacer están a la “vista”, se habla acerca de derechos del hombre, de libertades individuales, pero al mismo tiempo se sufren guerras entre hermanos y muertes por hambre, entre otras miserias.

En esta sociedad donde lo valorado es la juventud, junto con sus efímeros atributos, y donde sin embargo no hay espacios para que los jóvenes cumplan sus sueños, la lactancia materna se halla fuertemente condicionada y determinada por aspectos culturales.

La urbanización creciente ha desplazado a cientos de miles de familias desde sus lugares de origen, obligándolos a dejar de lado su cultura, sus creencias, su red familiar, y enfrentándolos a una realidad hostil. Para sobrevivir en ella deben mimetizarse adoptando las costumbres de los paradigmas que se les ofrecen. En otro orden de cosas, la organización familiar ha cambiado drásticamente con la irrupción violenta de la posmodernidad. Los abuelos suelen vivir ahora lejos; los hogares son a menudo pequeños, incapaces de cobijar a nadie que no pertenezca al núcleo familiar básico. A la falta de apoyo que antaño proveían las familias extendidas, se suma el que una enorme porción de las madres de hoy en día no ha tenido posibilidad de amamantar, por lo que han perdido la posibilidad de ser depositarias de esa rica experiencia que se transmitía de generación en generación.

Por otro lado, cada vez existen más hogares en los que la mujer es el principal (o único) sostén económico; y a la vez, cada vez más se advierte la discriminación que obliga a una mujer a ocultar su embarazo y a no amamantar para conseguir o mantener un empleo.

La atracción del hombre por lo tecnológico, aquello que desafía a la naturaleza es parte de su propio ser. Así, un envase vistoso con una larga lista de componentes nutricionales hace sentir a una madre mayor seguridad en cuanto a su efecto que su propia leche. Las empresas de alimentos infantiles refuerzan esta sensación y logran su cometido: miles de millones de dólares se gastan cada año, en todo el mundo, en leches artificiales.

La desvalorización de lo tradicional juega también un rol importante. Amamantar pareciera ser algo antiguo, anacrónico. Esta imagen se refuerza muchas veces en las mismas campañas supuestamente a favor de la lactancia materna en las que se muestran inexorablemente imágenes de niños pobres (mejor aún si son africanos), siendo amamantados. ¿Quién querría copiar ese modelo? También hay que considerar, cuando se realizan campañas que demuestran que “amamantar es más barato”, que mucha gente reacciona sintiendo que “si es más barato no es mejor”.

Los medios masivos de comunicación fomentan “la sociedad de consumo”. Desde esta perspectiva, la calidad de la persona está relacionada con lo que consume. Recibimos un incesante bombardeo publicitario que nos hace sentir el fracaso de la naturaleza: los alimentos poseen ahora componentes esenciales para la vida… ¡que antes no contenían! A todo esto, principalmente la televisión promueve un modelo de mujer donde la mama es vista solamente como un órgano erótico y no nutricio.

Todos estos aspectos se van dando dentro del momento social e histórico que nos toca vivir; unos y otros se entrecruzan en la realidad, actúan simultáneamente, cambian y se recombinan de manera permanente.

El hombre es un animal

En el año 1752, el naturalista Karl Von Linneo reunió los animales llamados hasta ese entonces “cuadrúpedos” con todos los otros vertebrados con pelo, vivíparos, de sangre caliente reubicándolos como mamíferos por poseer sus hembras glándulas secretoras que les permiten alimentar a sus crías transformando cualquier tipo de alimento disponible y de diversa calidad en un producto de altísimo valor biológico que se dio en llamar “oro blanco”: la leche materna.

El protagonismo de los mamíferos comienza con la Era Terciaria. Toda evolución es una especialización y el gran logro de esa clasificación zoológica es que da cuenta de que el hombre es un mamífero placentario, es decir, posee placenta, hecho que le da una protección total al feto hasta el final del crecimiento. Gracias al intercambio materno-fetal, éste lleva a término la edificación de complicados mecanismos de nuestro cuerpo y cerebro.

Esta nomenclatura coloca a la hembra humana en el papel de proveedora de alimento para sus hijos como una simple, sencilla e instintiva función. Esto es cierto en los animales donde el amor a las crías nace de manera instintiva. Nosotros, los humanos, tenemos que aprender que esa fuerza puede ser despertada y es necesaria para sustentar en ella la infinita tarea de criar a nuestros hijos, de forma de poder elevarnos por sobre lo puramente animal.

¿Qué adaptaciones y modificaciones nos hicieron seres superiores en la escala evolutiva?

Para contestar esta pregunta deberíamos echar mano de la antropología zoológica o la anatomía comparada. Si bien ése no es el objetivo de este libro, de todas formas es interesante conocer algunos cambios que sufrimos en el transcurso del tiempo, que nos han hecho tal como somos, desde el punto de vista anatómico. He aquí algunos ejemplos: diferente número de cavidades del corazón, diferente forma y tamaño mandibular, el hecho de ser homeotermos, poseer miembros pares, una diferente estructura del oído medio, desarrollo de la pared craneana. Hay un largo camino recorrido de progresiva jerarquización y ascensión estructural que nos permitió adquirir características de una fantástica complejidad.

Recomendaciones sobre lactancia

Los estudios demuestran que la mayoría de los niños que se alimentan exclusivamente con leche materna en los primeros seis meses de vida crecen bien y se mantienen sanos. Es importante que los integrantes de todo equipo de salud conozcan la forma y frecuencia con que las madres dan de mamar a sus hijos, para poder ayudarlas a comprender la importancia de alimentarlos con lactancia exclusiva en los primeros seis meses de vida.

Recomendaciones sobre la lactancia

Los recién nacidos deben alimentarse exclusivamente con leche materna hasta los seis meses. “Lactancia exclusiva” significa que no debe darse al niño ningún alimento o bebida que no sea la leche materna. La mayoría de los recién nacidos que reciben lactancia exclusiva se alimentan por lo menos 8 a 12 veces cada 24 horas, incluidas las noches.

Entre los factores que pueden interferir en la lactancia exclusiva se cuentan:

• Dar al niño bebidas o alimentos distintos de la leche materna.

• Dar al niño un biberón o chupete.

• Limitar el número de mamadas.

• Limitar el tiempo de succión o la duración de la mamada.

Es importante notar que no se debe dar a los recién nacidos preparaciones para lactantes ni otra leche que no sea la de su madre. Por otra parte, se los debe continuar amamantando hasta los dos años o más, aumentando la cantidad de alimentos complementarios y líquidos administrados con taza.