5,99 €
-"¡Doctor, es urgente!, ¿puede dejar lo que está haciendo y venir, por favor? Es la Marielita Borgo, que otra vez intentó suicidarse. Gracias. Lo espero".La enfermera telefoneaba desde la guardia a mi médico, mientras yo me iba despertando de un prolongado sueño. No tenía voz, sí el esófago y el estómago quemados. Recuerdo que me asusté y lloré por seguir viva, pero a la vez me juré que, si sobrevivía, ya nunca más buscaría quitarme la vida. Hallaría la ayuda que fuera necesaria, ya que, evidentemente, tenía que vivir. El trastorno bipolar, también conocido como trastorno afectivo bipolar (TAB) y antiguamente como psicosis maníaco-depresiva (PMD), es un conjunto de trastornos del ánimo que se caracteriza por fluctuaciones notorias en el humor, el pensamiento, el comportamiento, la energía y la capacidad de realizar actividades de la vida diaria. La persona afectada por este trastorno alterna su estado de ánimo entre la manía o hipomanía —fase de alegría, exaltación, euforia y grandiosidad— y la depresión —con tristeza, inhibición e ideas de muerte—. Mariela Andrea Borgo es Licenciada en Comunicación Social y se ha dedicado a la docencia en su ciudad natal, Monte Caseros, Corrientes. En esta obra sincera, cruda y amena, destinada a personas afectadas por esta enfermedad mental —y a aquellas que las aman—, cuenta su experiencia como paciente de trastorno bipolar. Revela a través de las vicisitudes emocionales de su vida cómo, con el tratamiento médico y psicológico interdisciplinario adecuado, sumado a un entorno social favorable, es posible para un bipolar vivir con alegría y estabilidad.
Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:
Seitenzahl: 77
Veröffentlichungsjahr: 2018
Borgo, Mariela Andrea
Manual para entender a Mariela : vicisitudes de una chica bipolar / Mariela Andrea Borgo. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2018.
100 p. ; 20 x 14 cm.
ISBN 978-987-761-660-6
1. Autoayuda. I. Título.
CDD 158.1
EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINA
www.autoresdeargentina.com
Mail: [email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Email del autor: [email protected]
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Gracias a mis hermanos Miguel y Gladys,
a mis sobrinos y sobrinos nietos,
a mi mamá y a mis amigos
por haber aprendido, pacientemente,
a correrme para el lado que disparo.
“Estás roto. Muy roto. Y lo lamento. Pero no se trata de eso, sino de lo que tú haces con ello. Porque he visto quienes lo han vuelto música, poesía, literatura. Y déjame decirte que las mejores cosas se hacen con el alma hecha trocitos. Así que vamos, no te despidas de la vida. Toma tu dolor y conviértelo en arte”.
(De un meme de Facebook que me impulsó a escribir)
Prólogo 1
Considero una gran responsabilidad y un gran honor que Mariela me haya encomendado escribir unas palabras para presentar su libro. Y a decir verdad, también siento mucho orgullo por su crecimiento. Porque la acompañé en muchos momentos de su vida y porque además, ella tiene ese gran don de hacerte sentir parte de sus logros.
Aplaudo su iniciativa de dejar plasmadas sus experiencias de vida porque tratados científicos y biologicistas sobre el trastorno bipolar los puede escribir cualquiera que estudie sobre el mismo, pero realmente escribir sobre lo que representa atravesarlo... eso... sólo los valientes se atreven a hacerlo.
Mariela ya lo ha hecho antes: ¡me revolucionó la consulta con un poema que puso a todos mis pacientes a escribir para empapelar las paredes del hospital donde atendía! Todos los días algún poeta improvisado intentaba explicar también, a los todavía indecisos en consultar, los beneficios de la terapia a tiempo. ¡Ni los más dedicados estudiosos de la psiquiatría y de la salud mental habrían logrado tal catarata de intervenciones y participación ciudadana desde el ámbito de la salud!
Seguramente a Mariela le ha tocado pasar por muchos terapeutas y también habrá tenido que soportar en su propia piel los cambios de paradigmas bajo los cuales se diseñaron las aproximaciones terapéuticas que el trastorno tuvo a lo largo de estos últimos años: pasó de «psicosis maníaco–depresiva» de la psiquiatría más clásica (con un rol pasivo del paciente, un pronóstico reservado y alta tendencia a la institucionalización) al abordaje actual interdisciplinario desde la visión de un trastorno con múltiples matices desplegando todo un espectro de manifestaciones que se abordan buscando la participación activa de quien lo padece y su desarrollo pleno desde lo social y laboral.
No habrá sido fácil enfrentar prejuicios y rótulos: no habrá sido fácil tener que soportarnos a los terapeutas y nuestros cambios de paradigma... no habrá sido fácil sentarse en mi sala de espera la primera vez que vino a verme. Y nada fácil seguir viniendo en momentos de desesperanza. Pero me alegra que lo haya hecho. Y me alegra que hoy se llene de coraje para contarles a otros lo que atravesó y que se anime a contarles qué se siente. No me interesa, y creo que no debería interesarle a nadie, que no se den especificaciones demasiado cientificistas de los neurotransmisores que se alteran en el trastorno o de las drogas que deban usarse para controlar ciertos síntomas. Me parece que lo más valioso de este libro es el ejemplo de quien atravesando tempestades, ha enfrentado sus fantasmas para buscarse a sí misma y ha decidido ser feliz a pesar de todo.
Y que ha decidido contar su historia para que otros se reflejen y, si se sienten identificados, elijan también buscarse a sí mismos y descubrir que con el acompañamiento adecuado siempre se puede (y se debe) intentar ser feliz. A pesar de todo.
Dra. Paula Andrea León – Psiquiatra
Prólogo 2
Bipolaridad: relativo a tener dos extremos, viene del latín: “bis” y del griego polos: “eje, poste”.
Vivir o sobrevivir sobre dos extremos de una personalidad que lleva al ser humano al encuentro con lo peor y, quizás, con lo mejor de sí. Ese es el arduo trabajo al que se enfrentó y sigue enfrentándose a diario Mariela.
Desde los sitios más oscuros y confusos de su mente al encuentro con la claridad casi absoluta, y digo casi, porque siempre hay tiempo para ir arrojando luz al camino.
Mariela es una “caja” de habilidades, de estrategias, de proyectos por cumplir, de tesoros que ni aún ella reconoce que los tiene. Es un transitar constante de ciclos que empiezan con palpable entusiasmo y acaban con la misma sensación. Porque tanto los comienzos como los finales, para ella, denotan un desafío enfrentado con absoluta firmeza.
Y en medio del caos… la resiliencia, su búsqueda constante de salud mental, porque hasta en los momentos más oscuros y dolorosos, esos donde duele hasta la piel, ella logró asomarse, encontrando los recursos necesarios hasta para aprender nuevamente a respirar. Porque incluso en medio de las situaciones más intensas que puede atravesar el ser humano, como es el deseo convincente de morir, ella emerge.
Y sólo el que lo padece, el que lo vive en carme propia, puede describir el sentimiento de existir en medio del dolor más profundo y la sensación de bienestar absoluto, como un subibaja casi imparable, violento y furioso.
El testimonio desde la experiencia más sincera, desde la permanencia de una voluntad que casi nunca claudica, desde el puro sentir que “se puede”, desde la sonrisa y el llanto entremezclados con un humor inteligentemente sarcástico, así transcurren las sesiones con Mariela; sin olvidar que la búsqueda del equilibrio es el Norte constante, por el que lucha a diario, sin pausa, buscando disfrutar siempre del camino que hoy elige transitar.
Así transcurren también las páginas de “Manual para entender a Mariela. Vicisitudes de una chica bipolar”, que con satisfacción profesional dejo en sus manos en este mismísimo momento.
María Celia Oberti – Licenciada en Psicología
Palabras introductorias
Pienso y evalúo que no sé hasta qué punto sea conveniente destapar la olla de la gran escalada de sentimientos que he experimentado durante mis 41 años. Pero me he encontrado con pocas personas a las que respete intelectualmente que no me hayan dicho que lo mío era digno de ser plasmado, si no en un libro, al menos en un cuadernillo o en unas notas, de última, a fin de que otros pudieran beneficiarse. Creo entonces que algo debe tener mi historia de particular, algo que lleve a otros a pensar que tal vez yo pueda hacer una contribución a algún interesado en leerme, ya sea por la singularidad de la patología psiquiátrica que me aqueja desde hace tantos años, y con la que aprendí a convivir, ya sea por simple curiosidad.
Algo de razón deben tener quienes me han impulsado a hacerlo. Por décadas me interesé en el arte de nuestra lengua, décadas que coincidieron claramente con mi lucha por mantenerme viva. Cada día dolía. Cada día costaba. Cada día como sobreviviente me volvía tal, y a la vez me ahogaba. Vivía, sí, pero sin entender cuál era el premio, cuál era el sentido. Muchos años estuve, sin saberlo, muerta en vida. Corriendo detrás de todo lo que corren las personas de los veinte a los cuarenta, con la singularidad de hacerlo sin encontrar sentido absolutamente a nada. Algo para decir debo tener. Y aunque debo confesar que adentrarme en esta aventura emocional e intelectual me seduce, también es con lágrimas en los ojos que lo hago. Realmente no sé por dónde empezar. Pero sé, internamente, que como cada persona tengo un mensaje. Y que este mensaje es bueno para quienes han atravesado por vivencias similares, para quienes la vida ha sido o es una suerte de montaña rusa en la que un día estamos en la cima de la euforia y al otro sólo deseamos ya no existir.
Bueno, así fue mi existencia hasta hace pocos años. Una montaña rusa es la mejor metáfora que he podido hallar, como así también los rostros feliz y triste de Thalía y Melpómene, las musas griegas de la comedia y la tragedia, que he hecho tatuar en mi omóplato izquierdo, al cumplir 40 años, como señal de que felicidad y tristeza sólo tuve hasta ese momento. Que de ahí en más todo sería alegría, ya que, aunque hubiera momentos difíciles, todo se daría para crecer y con la esperanza de que cada día fuera mejor, por lo que las experiencias sólo serían buenas. Ese tatuaje fue, en definitiva, una suerte de pacto conmigo misma.
Muchas lágrimas innecesarias me llevaron a condensar ese sello tan particular que llevo en la espalda, para siempre. No estoy del todo convencida y creo que hasta estoy arrepentida de haberme hecho tatuar. Pero mi alma está marcada a fuego con esas caritas sonriente y apesadumbrada que tanto han desconcertado a quienes me han acompañado en lo que va del camino. Desconcierto que, estoy segura, compartirán los familiares y amigos de personas con mi patología que lleguen a tener estas líneas en sus manos.
Ya son borbotones los que brotan de mi rostro, compungido por recuerdos yvoces