Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Mejor está que estaba es una de las comedias teatrales de Pedro Calderón de la Barca, uno de los géneros dramáticos que más cultivó el autor, por detrás de los autos sacramentales. En ellas se suelen mezclar los enredos amorosos y familiares con los equívocos y las situaciones humorísticas.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 85
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Pedro Calderón de la Barca
Saga
Mejor está que estabaCover image: Shutterstock Copyright © 1650, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726499926
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
___________
SalenFlora , quitándose el manto y poniéndose otro vestido, ySilvia .
Flor. Dame presto otro vestido;
Quítame este trage presto.
Silv. Qué traes, señora? qué es esto?
Qué tienes? qué ha sucedido?
Flor. Pierdo en pensarlo el sentido;
Mira, en decirlo, qué haré?
Silv. La ropa está aqui.
Flor. Aun no sé,
Si estoy segura.
Silv. Señora,
En tu casa estás.
Flor. Ahora
Lo que ha pasado diré.
Ya sabes las grandes fiestas,
Que Alemania, agradecida
De su gloria á la fortuna,
Como al cielo de sus dichas,
Previno al recibimiento
De la gallarda María,
Feliz Infanta de España
Y Reina feliz de Ungría.
Ya sabes, que mas que todas
Esta famosa provincia
De Bohemia se mostró,
Como noble y como rica,
Á cuyo aplauso la fama,
Con voces mil repetidas,
Convidó al mayor teatro,
Que vió el sol, en cuantos gira
Círculos de vidrio y nieve,
Desde que el alba le riza
La crespa melena de oro,
Hasta que la noche fria
Se la desmaraña, siendo
Fenix de la edad de un dia,
Desde el oriente al ocaso,
Lecho y mármol, cuna y pira.
Esta tarde, que el Danubio
Era el circo, donde habia
De ser un torneo de agua
La fiesta, porque de envidia
De la tierra no muriese,
Viendo, que ella merecia
Siempre en su esfera á su sol,
Madama Laura, mi amiga
Y mi vecina, con quien
Esos jardines confinan,
Me envió con un criado
Á decir, que, si queria
Ir á hallarme disfrazada
En las fiestas prevenidas,
Pues, por ser las fiestas de agua,
Lugar ni balcon habia
Donde verlas, que saliese
Á la española vestida;
Y de rebozo las dos
Podríamos divertidas
Pasar la tarde, gozando
La fiesta desde la orilla.
Yo pues, (que, con decir yo,
No es necesario que diga
Mas, pues diciendo muger,
La consecuencia es precisa)
Sin prevenir los sucesos,
Que resultarme podrian
De que alguien me conociese,
Con Laura fui, donde habia
Sobre la encrespada selva,
Sobre la campaña riza,
Abriles fingiendo, una
Primavera fugitiva;
Porque de enramados barcos
Y de toldadas barquillas
Portátil monte de rosas
Arada estaba una isla.
En una galera hermosa,
Que desde el tope á la quilla
Era ascua de oro, á pesar
De tantos cristales, viva,
En el rio entró la Reina;
Á cuya agradable vista
Hicieron salva las ondas,
Siendo con dulce harmonía
Ruiseñores de metal
Cañones y chirimías.
El mantenedor...... ¿ Mas dónde
Voy? Pues no es bien, que repita
Gustos, quien siente pesares,
Fiestas, quien llora desdichas.
Dejemos á los gozosos
Las fiestas; ellos las digan;
Y no hablemos de sus glorias,
Adonde hay desgracias mias.
Estábamos desde lejos
Las dos; pero no fingidas
Tanto, que la novedad
No despertase la envidia.
De los que mas nos siguieron
Fue uno Arnaldo, con quien iba
Licio, mi primo y mi amante,
Con quien mi padre porfia
Que me case á mi disgusto.
(¡Que imprudente tiranía!)
De Arnaldo y Licio en efecto
Seguidas y perseguidas,
Á mi pesar, no de Laura,
Fuimos; porque entretenida
Me dió á entender, que gustaba,
Sea ó no sea malicia,
De que Arnaldo la siguiese.
Suerte injusta! pena esquiva!
Licio, que á su amigo ya
Bien entretenido mira,
Envidioso ó cortesano,
(Todo es una cosa misma)
Quiso darme á mí conmigo
Zelos; que en la corte, Silvia,
Hay muchos hombres, que aman
Por solo hacer companía.
Yo, que ví, que ya conmigo
La plática disponia,
Por no responderle, y ser
En el habla conocida,
Volví al descuido la espalda;
Y viendo, que me seguia,
(¡O cuanto yerra el temor!)
Á un forastero, que iba
Con un criado......
DentroArnaldo yCblio .
Arn. Matadle!
Cel. Muera!
Flor. ¿Qué voces, qué grita
Es esta?
SaleCárlos con la espada desnuda.
Carl. Si en la hermosura
Hay piedad, y hoy no se implican
Piedad y hermosura, puesto
Que siempre son enemigas,
Vuestro sagrado le valga,
O señoras, á una vida,
Contra quien hoy de los hados
Se han conjurado las iras.
Arn. [dent.] Entrad. No importa, que sea
Esta casa......
Flor. No prosigas;
Que á mí me toca ampararte.
Cúbrete desta cortina.
Carl. Paren ya desdichas, cielos,
Si saben parar desdichas. [Escóndese.
SalenArnaldo, Cblio y gente, yDinero
con ellos.
Flor. ¿Qué es esto, señor Arnaldo?
Arn. Aunque la cólera mia
Debiera, divina Flora,
Suspenderse, cuando os mira,
Perdonadme, que esta vez
Rompe el enojo y la ira
El respeto á la hermosura,
La ley á la cortesía.
Fuera de que como vos
Tambien estais ofendida
En esta parte, es forzoso
Que dispenseis con vos misma.
Siguiendo vengo á un traidor,
Que deja (o suerte enemiga!)
Á vuestro primo y mi amigo
Muerto......
Flor. Ay cielos!
Arn. De una herida.
Como forastero en fin
Á la cárcel se retira;
Pues se ha entrado en vuestra casa,
De quien guardarse debia
Dos veces; siendo, como es,
De la parte y la justicia,
Pues sois la prima del muerto,
Y del Potestad sois hija,
Á cuyo gobierno está
Toda aquesta monarquía.
Decid pues, donde se esconde,
Porque de una vez consiga
Este acero dos venganzas,
Una vuestra y otra mia.
Carl. ¡Á muy buen puerto he llegado! [al paño.
Flor. Fuerza es, ay de mí! que os diga,
Pues, como decis, yo soy
La parte mas ofendida,
La verdad. Aquese hombre
Entró hasta aqui......
Carl. Ha suerte impía!
Qué espero?
Flor. Huyendo;......
Carl. ¡Mal haya
Quien de una muger se fia!
Flor. Pero apenas escuchó
Las voces, que le seguian,
Cuando por esa ventana,
Que da á esos jardines vista,
Se arrojó. Seguidle pues,
Y con noble bizarría
Le dad muerte; que venganzas
Tan generosas son hijas
De vuestro valor.
Arn. Al cielo
Juro, si no se retira
Á él mismo, de darle muerte.
Tras él iré; no me siga
Nadie para esta venganza;
Que yo basto. [Vase fingiendo arrojarse.
Din. Yo malilla.
Cel. Quién sois vos?
Din. Desta baraja
Soy, si él basto se apellida,
Malilla yo, y voy tras él,
Porque, si fue la espadilla
El hombre que busca, y hoy
Contra el hombre triunfa, sirva
Yo de sentarle una baza;
Que en la polla desde dia
Todos somos matadores.
Cel. Qué locuras!
Din. Como mias.
Cel. Pues soy su amigo y alcaide
Del fuerte, bien este dia,
Por su amistad y mi oficio,
Es fuerza que á Arnaldo siga. [Vase con los demas.
Din. Criado de Cárlos soy;
Y asi he de andar á la mira,
Por ver lo que le sucede;
Que á esto la lealtad obliga. [Vase.
Flor. Fuéronse?
Silv. Sí; ya se fueron.
Flor. Pues cierra esas puertas, Silvia.
SaleCárlos .
Carl. Hay tal valor! ¡O bien haya
Quien de una muger se fia!
Flor. Ya habeis visto, caballero,
Cuan á costa del dolor,
De la sangre y del amor
Daros libertad espero;
Pues generosa y constante
En vuestro favor me hallais,
Siendo el que muerto dejais
Mi primo (ay Dios!) y mi amante;
Y siendo vuestra malicia
Tan ciega, que os ha obligado
Á que tomeis por sagrado
La casa de la justicia.
Mas aunque todo esto aqui
Esté contra vos, está
De vuestra parte el que ya
Os amparásteis de mí.
Ya lo empecé, y pues en tal
Delito soy delincuente,
Pues quien le hace y le consiente
Tienen pena por igual,
Librarme á mí solicito,
Con libraros, por temer,
Que debo yo de tener
Gran parte en vuestro delito.
Carl. Como responderos dudo;
Que, como jamas traté
Dichas, hablarlas no sé;
Y asi estoy con ellas mudo.
Que, como siempre desdichas
En mi pecho he aposentado,
Nunca, señora, he estudiado
El idioma de las dichas.
Yo no sé de qué manera
Halladas conmigo esten;
Que nadie recibe bien
Los huéspedes, (que no espera.
Dicha fuera no ofenderos,
Desdicha fuera no hallaros;
Dicha fuera no enojaros,
Desdicha fuera no veros.
Y asi entre uno y otro extremo
Oid la disculpa mia;
Quizá la verdad podria
Tener las dichas, que temo,
Si de la razon movida
Templais rigores severos;
Que será gran dicha veros,
Y no veros ofendida.
Yo salí al rio esta tarde,
Por ver, si acaso podia,
Entre placeres del dia,
Hacer á un pesar cobarde.
Aqui estaba pues, señora,
Una gallarda tapada,
Bien como suele embozada
Entre nubes el aurora.
Esta, á quien el trage ufano,
De que vestida venia,
Encubria y descubria,
Sacando una blanca mano,
Mariposa de cristal
De las luces de sus ojos,
Me llamó. Yo, que entre enojos
Dudaba ventura igual,
Viendo, que la deidad era
De flores blancas y rojas,
Y oyendo de aves y hojas
La música lisonjera,
Creí, que acciones tan graves
No eran, que á mí me llamaba,
Sino compas, que llevaba
Á las flores y á las aves.
Como forastero en fin
Tanta ventura dudé;
Bien que villano llegué
Atrevido al Serafin.
Apenas pues pronunció:
Aqui me importa que esteis,
Y que llegar estorbeis
Aquel hombre; cuando yo
Ví, que uno, que la seguia,
Y antes me pareció acaso,
Apresuró mas el paso
Á estorbar la suerte mia.
Llegó diciendo: el lugar,
Señor, que habeis ocupado,
Esa dama me ha negado;
Y pues no puedo vengar
El desaire en ella, en vos,
Instrumento suyo, sí.
No sé qué le respondí;
Y ya empeñados los dos,
Saqué la espada impaciente,
Ó colérico ó furioso,
Cuando él valiente y zeloso,
Que es ser dos veces valiente,
Sacó la suya. Los cielos
Saben, que mi brazo fuerte
Tausende von E-Books und Hörbücher
Ihre Zahl wächst ständig und Sie haben eine Fixpreisgarantie.
Sie haben über uns geschrieben: