4,99 €
Olga Nicolasa Rodriguez es directora de escuelas secundaria y profesora de matemática. Nació en General Alvear Mendoza el 28/08/1967; desde el 2004 vive junto a su esposo e hijos en Necochea provincia de Bs As. En el año 2015 le descubren cáncer de mama, después de una mastectomía su deseo de sanación la llevo a realizar todos los tratamientos adecuados para dicha enfermedad; para enfrentar las quimioterapias se respaldó en un tratamiento no convencional la Decodificación Emocional, desde ese enfoque comenzó una tarea de auto conocimiento Para la terapia alternativa realizó una investigación sobre los hechos y sucesos familiares y entabló una relación del pasado con el presente encontrando datos totalmente sorprendentes. Los sucesos del ayer juegan con la realidad mezclándose y cambiando el presente de la familia, en la toma de conciencia surge la sanación del alma, paso importante e indispensable para sanar el cuerpo. Este libro formo parte de su sanación lo socializa para que llegue a otras personas que padecen diferentes enfermedades traumáticas y puedan encontrar en estas letras la motivación necesaria para darle un objetivo distinto a sus vidas para seguir luchando y haciendo que cada día valga la pena.
Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:
Seitenzahl: 88
Veröffentlichungsjahr: 2018
Rodriguez, Olga Nicolasa
Mi alma como una libélula / Olga Nicolasa Rodriguez. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2018.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-761-661-3
1. Memoria Autobiográfica. 2. Autoayuda. I. Título.
CDD A863
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Dedicado a los seres que me dieron la vida
y aprendieron a ser padres en el mientras tanto.
A la memoria de mis padres Vicenta y Lázaro.
AGRADECIMIENTOS
Le agradezco a Dios que me ubicó en esta familia, para poder evolucionar.Le agradezco al universo que a través de este cachetazo me hizo reaccionar y poder cambiar la perspectiva de los eventos que se presentaron, necesarios para seguir creciendo y evolucionar emocionalmente. Agradezco porque creo que es importante y fundamental reconocer que los obstáculos que aparecen nos hacen florecer las fortalezas que poseemos y no perder el objetivo que debemos tener presente en esta vida. Ese objetivo que a veces se nos pierde o creemos que nunca encontraremos, el objetivo más importante de todo ser humano SER FELICES.Le agradezco a mi esposo Rubén y mis hijos Luciana y Augusto que me acompañaron en este proceso y maduraron junto a mí.Agradezco a mis hermano/as por estar siempre presentes y apoyando emocionalmente, algo tan necesario en estas circunstancias.A mis cuñados/as que permitieron que mis hermanos/as no me dejaran sola.Con infinito respeto por la labor humana y profesional le agradezco a mis médicos y enfermeros que nunca dejaron que claudicara.Y agradezco a alguien especial que no lo nombro por respeto a él quien ayudo especialmente a que este libro se pudiera imprimir.PRÓLOGO
“Solo el amor, convierte en milagro el barro”
Silvio Rodriguez
—Este es mi libro, me gustaría que escribieras unas líneas en el prólogo— estas fueron las palabras de Olga, (Coquita como me gusta llamarla).
Primero me invadió el asombro, luego un sentimiento de felicidad que se manifestó a través de mis lágrimas.
Desde lo profundo de mi corazón sé que la sanación siempre es posible y que una persona como ella es una gran creadora, su fortaleza e idoneidad está demostrado en esta maravillosa creación escrita llena de MOVICIERTOS (como dice una anciana sabia a la que no le gusta los “mientos” y decidió cambiar la palabra)
Coquita, es un ser especial, me ha enseñado que realmente somos un Fractal de Multiversos con infinitas probabilidades en que se manifiesta nuestra existencia, a través de múltiples universos; un fractal del Uno, un fractal de la Vida.
Por esto, con total entusiasmo y ternura hacia ella, le escribo que solo puedo sentir gratitud y cuando esta te invade el Ser, el Alma o a esta “libélula” como dice Coquita aparecen: la escucha, el silencio y las palabras para encontrarnos con nuestro ser interior y evolucionar, crecer. Como una libélula demuestra madurez emocional, equilibrio y profundidad de carácter.
Le agradezco el permitirme ser parte de este decir tan especial, y a las diferentes maneras de sanar el alma a través de la decodificación biológica que nos mostró la apertura a un mundo de infinitas posibilidades.
Es una obra para sentir, un “sentilibro”. La felicito y sé que este será el primero de muchos.
Con amor.
Marisa Liarte
Mi vida
Tengo CANCER, que terrible y ahora qué hago?
Jueves 23 de setiembre 2015 comencé un “tratamiento” no convencional Decodificación biológica para mí algo totalmente desconocido pero que me dio vuelta la cabeza, nunca creí en tantas causalidades, no las veía pero estaban allí gritando para que les prestara atención.
Cuantas cosas que uno cree que son reales y no lo son, cuantas cosas que uno no las consideran y realmente existen, que loco nada es lo que parece ser y todo lo que no vemos existe recién cuando les prestamos atención.
La decodificación biológica es un proceso de aprendizaje que nos ayuda a comprender nuestras emociones que se manifiestan a través de dolores, malestares y enfermedades en nuestro cuerpo, es un método de consulta para realizar un cambio de conciencia para percibir el mundo de una forma global, nos ayuda a considerar que la solución de los problemas parte de nuestro ser de nuestra mente y nuestro entorno es el recurso que nos ayudará a la sanación siempre partiendo de nuestro interior.
Mi tratamiento comenzó con una sesión en donde tuve un espacio para contar toda mi historia a Marisa, quien se transformó en mi maestra. Luego de esa charla mis neuronas, mis células realizaron una sanación, cambio de información, renovación. La sesión fue a las 15,30 (otra vez el 15) duró alrededor de dos horas y medias. Llegué a casa con una mirada distinta, lo que era importante hace tres horas ya no lo era, mi pelo se cae pero crecerá no lo estoy perdiendo, lo estoy renovando.
Marisa me dijo: –Por la renovación de las células vas a tener algunos síntomas, ligereza de vientre, llagas en la boca, cansancio, granos y otros que solo vos te darás cuenta. No te preocupes es normal y solo durará un momento, porque el inconsciente está tirando toda la información que estas soltando dolores, angustias, sufrimiento tuyo o de tus ancestros.
¡Qué loco! después de dos horas comencé con colitis y granos en mi rostro. Yo que me considero tan incrédula, que siempre le busco la parte científica a todo, esto me descolocó.
Cuando dije otra vez el 15 me refería a que ese número se repite en varios hechos importantes relacionados con esta enfermedad que hoy declaro no tener.
Mi maestra me hizo dar cuenta de que el 15 de mayo del 2015 descubrí el cáncer en mi cuerpo, el 15/7 /15 me operaron y lo sacaron y el 15/9 comencé con la quimioterapia ¡otra causalidad!
El 15 ¿qué tiene que ver?
—¿Que ocurrió en tu vida a los 15 años? –me preguntó
—No recuerdo nada importante –contesté.
—¿Tuviste tu fiesta de 15?
—No.
—¿Por qué?
—Mi padre estaba enfermo y la familia no estaba bien económicamente.
—¿De qué se enfermó tu papá?
¡Dios! Ahí me di cuenta, mi papá se enfermó de Cáncer de próstata.
Mi papá era un hombre tan fuerte y vital con sus bigotes tupidos de pelo negro y tez blanca, con hermosos ojos verdes muy pícaros, tenía cáncer. Una enfermedad que lo hizo sufrir mucho, al igual que a toda la familia. Pasó por muchas operaciones, internaciones mucho tiempo de estar en cama. En su última operación le realizaron un ano contra natura ya que había hecho metástasis en sus intestinos, estaba muy delgado, muy pequeño ya no era ese hombre fuerte a quien yo miraba como mi héroe, pero era mi padre amado y me necesitaba. En todo momento estuve al lado suyo, claro no era la única también estaba mi madre y mis hermanas, pero yo como la más chica de la familia era muy metida y me permitían quedarme cada vez que lo curaban o lo inyectaban.
Una noche sus dolores comenzaron muy abruptamente, su cara mostraba todo su padecer no sabía qué hacer, cómo ayudarlo, mi madre nos mandó a mi hermana y a mí a buscar la enfermera que vivía a pocas cuadras de casa… No estaba, regresamos con mucho pesar ya que no habíamos encontrado la ayuda que mi padre necesitaba. Entramos en la habitación sus ojos brillaban de tanto dolor, su cara estaba dura mi madre con su rostro angustiado, todo era una situación de preocupación. Al recibir la noticia que la enfermera estaba de guardia en el hospital mi padre me mira y me dice
—Hija, colócame la inyección vos
—¿Yo, papá? Nunca lo hice, no sé cómo hacerlo
—Si sabes, vos podés, siempre podés. –Esas eran sus palabras mágicas para mí, yo siempre podía y lo hice
Prepare la jeringa que teníamos de mi hermana Mary que había sido enfermera, la hice hervir para desinfectarla, prepare el algodón con alcohol corte la cabeza de la ampolla y llené la jeringa con el líquido. La habitación se hacía más pequeña a medida que realizaba mis pasos, y yo cada vez más grande, me sentía otra persona. Le pedí que se recostara sobre su pecho, me miró y con sus hermosos ojos me dijo —tranquila, confío en vos.
Esa fue la primera vez que le coloque una inyección luego vinieron muchas, ya que no llamamos más a la enfermera él confiaba en mí, decía que no sentía ningún dolor cuando yo se la aplicaba y yo le creía.
Sus últimos meses fueron muy duros no se podía mantener en pie por lo que nosotras teníamos que higienizarlo, colocábamos un banco de plástico en la pileta y de esa manera estando sentado lo bañábamos, yo sentía que para él esto era muy duro. Era un hombre que tenía 60 años y su cuerpo era de un hombre de 90 sin fuerzas. Nuevamente otra internación estaba mi hermano Fran quien vino de la ciudad de Mendoza para ayudarnos, esa noche le tocaba cuidarlo en la clínica pero mi papá quiso que yo también me quedara, con mi hermano nos turnábamos para dormir de a ratos en la cama de al lado, en la mañana llegó mi mamá para reemplazarnos, mi padre nuevamente no quiso que yo me fuera y así lo hice, me quedé hasta la tarde cuando mi mamá lo convenció de dejarme ir a descansar un rato. A la madrugada del día siguiente,16 de agosto 1985, golpean la puerta, se levanta mi madre y nos despierta a Edith, Rosa y a mí. Mi padre había fallecido, debíamos ir a la clínica. Nos preparamos en unos minutos y salimos, yo manejé el Citroën 13 B color celeste. Al llegar a la clínica mis hermanas se lanzaron del auto desesperadas, también mi madre, con tranquilidad estacioné el auto y bajé. Al llegar al pasillo veo a Edith con un ataque de nervios insultando a la enfermera, Rosa callada sentada, mi madre y Fran al lado de mi padre. Me arrimé y me despedí, que dolor el alma se me quebraba, no entendía por qué se había ido, yo tenía 17 años, no comprendía que debíamos dejarlo ir para que descansara, ya había sufrido demasiado, había pagado con creces todos sus pecados en vida. El espíritu de un hombre en el cuerpo de un niño ya no respiraba, solo era su historia la que quedaba guardada en las emociones de sus seres queridos, sus vivencias contadas a sus hijos y sus dolores compartidos con mi madre.