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Amor, poder y sabiduría son las cualidades divinas del ser humano. Alcanzar y desarrollar semejante potencial es una apasionante tarea, minuciosa, comprometida, sutil y profunda; es similar a caminar por un laberinto, cuyo recorrido requiere de toda nuestra concentración y, al mismo tiempo, de una escasa expectativa de conquistar resultados inmediatos. Para conectar con estas cualidades divinas es necesario despertar la conciencia. Es posible comenzar la búsqueda de un camino diferente, con otra dirección, donde podamos comprender mejor los sucesos, descubrir distintos patrones, tener una mirada benevolente y más abarcadora. Una experiencia que invita a elegir con libertad otras posibilidades. Aceptar, respetar y tomar la vida tal como se presenta es un gran desafío de coraje, es un intenso aprendizaje. Concentrar la atención en el aquí y ahora, en el cómo somos y en lo que sentimos, abre un nuevo espacio de verdad y confianza que ofrece una visión novedosa de la vida. La metodología propone percibir el flujo de energía, disminuir las tensiones, abandonar la ilusión y soltar las preocupaciones y vivir la libertad al sentir que somos uno con el universo.
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Seitenzahl: 214
Veröffentlichungsjahr: 2016
NÉLIDA BEATRÍZ LÓPEZ
MOVIMIENTO ES VIDA
Editorial Autores de Argentina
Apellido autor, Nombre
Título obra. - 1a ed. - Buenos Aires : Autores de Argentina, 201A.
136 p. ; 20x14 cm.
ISBN 978-987-1791-10-1
1. Narrativa Argentina . 2. Novela. I. Título.
CDD A863
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail:[email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini
© 2015 Nélida Beatriz López
e-mail:[email protected]
Índice
Prólogo
Agradecimientos
Capítulo 1Kinesiologia, la ciencia del movimiento
Capítulo 2La búsqueda
Capítulo 3El trabajo corporal
Capítulo 4La postura
Capítulo 5Concentracion-visualizacion
Capítulo 6La base
Capítulo 7Enraizamiento
Capítulo 8El movimiento
Capítulo 9La respiración
Capítulo 10El diafragma
Capítulo 11El ego
Capítulo 12Centros de energía
Capítulo 13Ejercicios
Capítulo 14Filosofía de movimiento es vida
Capítulo 15Constelaciones familiares
Capítulo 16Metodología
Capítulo 17La alimentación
Capítulo 18Algunas reflexiones sobre la medicina convencional
Capítulo 19Sobre la muerte
Capítulo 20Los climas y la terapia
Capítulo 21El arte como terapia
Palabras finales
Bibliografía
Prólogo
Amor, poder y sabiduríason las cualidades divinas del ser humano. Alcanzar y desarrollar semejante potencial es una apasionante tarea, minuciosa, comprometida, sutil y profunda; es similar a caminar por un laberinto, cuyo recorrido requiere de toda nuestra concentración y, al mismo tiempo, de una escasísima expectativa de conquistar resultados inmediatos.
Para conectar con estas cualidades divinas es necesario observar las dificultades e incomodidades que padecemos en la vida. Tanto el dolor y el sufrimiento como los errores cometidos en el pasado, la inmadurez y la ignorancia, son elementos imprescindibles para despertar la conciencia. Es posible comenzar la búsqueda de un camino diferente, con otra dirección, donde podamos comprender mejor los sucesos, al igual que descubrir distintos patrones y tener una mirada benevolente y más abarcadora. Una experiencia que invita a elegir con libertad otras posibilidades.
Aceptar, respetar y tomar la vida tal como se presenta es un gran desafío de coraje, es un intenso aprendizaje. La oportunidad de crecer aparece al considerar y valorar las circunstancias conflictivas, porqueson las que nos permiten reconocer lo que sentimos y bucear profundamente en lo interno, en lo oculto y desconocido. Esta vivencia facilita sacar a la luz emociones y patrones repetitivos que generalmente rechazamos, y que sistemáticamente queremos evitar.
Cuando es tiempo de transformación podemos colocar intencional-mente luz sobre la sombra y mirar con buenos ojos que la negatividad muestra el beneficio. Así podemos distinguir y contemplar la perfección humana, que sólo es posible cuando aceptamos y abrazamos la densa oscuridad del dolor; y cuando alcanzamos a percibir la sanación y a reconocerla como purificación.
Concentrar la atención en el aquí y ahora, en el cómo somos y en lo que sentimos, abre un nuevo espacio de verdad y confianza que ofrece una visión novedosa de la vida.
El gran aprendizaje en este camino es desdramatizar, mirar de frente nuestros apegos, incluir y abrazar el dolor y aprender con él y de él. La aversión y el rechazo por lo que no deseamos es lo que genera el sufrimiento. Es necesario detener la marcha, respirar profundamente y crear un espacio de silencio para manifestar la creatividad. Para comprometerse con este aprendizaje es necesario salir de la repetición y explorar otros recorridos con la posibilidad de obtener resultados altamente significativos.
Una de las principales herramientas con las que contamos para evolucionar en este proceso es la percepción, que nos permite conectarnos con nuestras cualidades divinas, con nuestros talentos, dones y virtudes. Descubrirlos implica explorar e investigar nuestra asombrosa vida interior. Para sentir la infinita fuerza interior necesitamos conocernos, reconocernos tal como somos, adueñarnos de nuestras vivencias para luego decidir qué hacer con ellas.
La metodología propone conocer y habitar los diferentes cuerpos: el físico, el mental, el emocional y el espiritual, para disfrutar de la saludable presencia en el aquí y ahora y sentir el placer, la vibración y la fuerza del enraizamiento. Al percibir el flujo de energía, disminuir las tensiones, abandonar la ilusión y soltar las preocupaciones, es posible vivir la libertad al sentir que somos uno con el universo.
Los logros son mediatos e inmediatos. La concentración, la disciplina y la perseverancia nos permitirán sentar las bases para una mejor calidad de vida. Sentirnos completos, felices y en completa paz depende de nuestra presencia en el aquí y ahora, y de considerarnos como parte de un todo para vivir en unidad.
AGRADECIMIENTOS
A mis padres, que me dieron la vida, la posibilidad de estudiar, la oportunidady el privilegio de elegir lo que me gusta.
A mis hermanos, que me enseñaron a compartir y consensuar en la vida.
Al destino, que señaló mi camino.
A las dificultades y obstáculos de la vida, que hicieron posible la elección de este maravilloso y original recorrido.
A mis amados esposo e hijos, que colaboraron, me dieron protección, me apoyaron para desarrollar mi potencial y permitir fluir mi evolución.
A mi hijo Diego, que con su enfermedad y temprana partida se transformó en mi principal maestro sobre la vida, y fundamentalmente, sobre la muerte. El arduo aprendizaje con tan profundo dolor me permitió despertar, sentir y sacar a la luz lo mejor de mí.
A todos mis maestros, profesores, facilitadores, coordinadores y terapeutas, que me asistieron, ayudaron, me enseñaron a ver, concienti-zar, reconocer y despertar valores, recursos y talentos que había dentro de mí. Consiguieron que obtuviera paz en el corazón, con una mirada abarcadora y más amplia sobre la vida.
A todos los colegas, colaboradores, amigos del alma, cómplices, compañeros de ruta, que me acompañaron y con quienes compartimos tramos de este laberíntico recorrido; ellos fueron fundamentales para capitalizar el aprendizaje con cada experiencia.
A mis pacientes y alumnos, que despertaron la pasión de investigar el cuerpo, el impacto de las emociones, lo inconsciente, los niveles ocultos e inexplorados.
A Laura, que motivó la inquietud de escribir este libro, para legar y donar parte de lo que recibí.
A la medicina convencional, a su vasto conocimiento y también gracias a su impotencia ante síntomas o enfermedades incurables, que despertaron mi asombrosa avidez y curiosidad para descubrir otros caminos, complementarios y alternativos, que ayudan a sostener y contener la emocionalidad ante realidades y circunstancias dramáticas y adversas, difíciles y dolor osas.
A Nora, que me acompañó en este proyecto; ella fue una gran inspiración.
CAPÍTULO 1
KINESIOLOGÍA, LA CIENCIA DEL MOVIMIENTO
“¿Quién puede permanecer quieto mientras las aguas turbias se calman? ¿Quién puede permanecer inmóvil hasta que llegue el momento de pasar a la acción?”.
Lao Tsé
La kinesiología es el estudio científico del movimiento humano.
Desde niña fui una apasionada del movimiento, me hacía feliz todo lo que tuviera que ver con el cuerpo, como la gimnasia, el deporte y la recreación; más específicamente, me maravillaba lo blando, lo plástico,lo armónico y lo creativo. No me atraían los deportes como competencia; mi pasión siempre fue el placer en el cuerpo, el disfrute de la flexibilidad, la vivencia de la anatomía funcional y del aprendizaje.
Me recibí de kinesiólogay ejercí muy intensamente durante 10 años. Fue muy gratificante, aprendí y fue una gran experiencia; entre otras cosas, me sorprendía cómo diferentes personas con la misma enfermedad presentaban evoluciones completamente diferentes. Sin intención de generalizar, me inquietaba saber cómo la medicina convencional se aplicaba en los pacientes de una manera tan uniforme, repetitiva y sistemática.
Frecuentemente me cuestionaba qué ocurría en cada individuo, qué le había sucedido para que en un cuerpo saludable se despertara una enfermedad; o, por el contrario, cómo se sentía esa persona soportando por tantos años una enfermedad que en muchos casos no se curaba, aun cuando se ocupaba y cumplía prolijamente con los tratamientos convencionales.
Hombres y mujeres de cualquier edad, cada uno tiene una historia diferente. El sistema médico convencional generalmente enfoca la enfermedad y el síntoma localizado, así como elige los tratamientos habituales para eliminarla.
Felizmente, muchos kinesiólogos hemos aprendido el arte de acompañar y entrenamos en él. Estamos presentes junto al paciente de manera cotidiana, percibiendo su estado de ánimo y respetando su emociona-lidad. También consideramos que tanto el paciente como su particular proceso de enfermedad, asícomo sus reacciones y su respuesta, son cuestiones únicas e irrepetibles. Y la evolución de cada uno depende de varios factores: su personalidad, su temperamento, pero fundamentalmente, de su espíritu.
En numerosas ocasiones he observado pacientes con enfermedades en apariencia muy simples de rehabilitar y que, sin embargo, llevan adelante evoluciones muy largas, frustrantes, confusas y desgastantes; por el contrario, también vi increíbles ejemplos de vida, de verdadera fuerza por la supervivencia, movimientos sorprendentes e inimaginables, muchas veces considerados milagrosos, lo que me permite pensar que esto sucede gracias a la conexión particular que individuos mantienen con la poderosa fuerza de vida.
Es importante destacar que gran parte del éxito en una rehabilitación depende también de la relación terapeuta-paciente. Considero necesario que se logre establecer una relación profunda, basada en el amor y el respeto, en una clara comunicación, en la compasión y la entregade ambas partes. Realmente fue esta empatia la que tantas veces me ha hecho sentir tan plena y gratificada. Más allá del trabajo, de la complejidad de la enfermedad y su evolución, de las técnicas o de la elección del tratamiento, están la conexión del consultante con el terapeuta, la fe y la confianza en el proyecto de recuperación y, sobre todo, en el profundo deseo de sanación.
Habitualmente, los profesionales de la medicina se encargan de aplicar sus nuevos aportes y conocimientos a la atención de los pacientes. Según mi experiencia personal, es necesario también acompañar a las personas en su emocionalidad, ya que perder la salud es muy doloroso y desesperanzador.
Cuando el enfoque apunta a entrenar al terapeuta para que abra la mente, para ampliar su percepción y para estar abierto y disponible para observar y respetar los fenómenos que le suceden a cada persona, que son únicos e irrepetibles, los avances son más notorios. Es imprescindible, para lograrlo, que el terapeuta entrene la atención flotante, el silencio, la percepción y la escucha activa. Esto ayuda a profundizar y enriquecer la relación del consultante con el terapeuta; el entrenamiento del terapeuta para crear el espacio de silencio y para abandonar las propias creencias y prejuicios facilita que el campo de energía que se conforma entre uno y otro optimice la conexión con lo que el individuo está sintiendo. Es fundamental transitar un camino de crecimiento interior y de un continuo aprender sobre sí mismo; estar disponibles para acompañar, ser más objetivos y dejar de proyectar nuestros miedos e inseguridades en los demás. Un terapeuta anclado en el ser, tendrá una mirada más amorosa y abarcadora con las personas que lo consultan; su mejor herramienta es la compasión. El gran conocimiento y sabiduría son el soporte para acompañar en el proceso de aprendizaje en las personas interesadas en conectar con su ser esencial y su verdadera fuerza interior.
Mi objetivo ha sido siempre ser mejor persona para ser mejor terapeuta. La experiencia me ha enseñado que conocerse uno mismo es esencial para sanear la relación con los demás y para conseguir que ésta sea auténtica, más sana y transparente. Es imprescindible que el terapeuta reconozca en su interior sus propias negatividades para evitar proyectarlas en sus consultantes, porque de esta forma podría crearse una relación terapeuta-paciente de apego y tóxica.
Esta mirada diferente me ha hecho transitar por caminos insospechados: tomé numerosos cursos y talleres vivenciales con el objetivo de reconocer experiencias negativas y destructivas de mi historia personal. Mi gran aprendizaje ha sido aceptar aquellas vivencias y encontrar el beneficio para avanzar con la transformación. Así logré encontrar los recursos de mi potencial, que luego capitalicécon el fin de enseñar y comunicar una metodología que ayuda a iniciar el camino de sanación, y a despertar la conciencia. Para que el aprendizaje sea completo, la clave es corporizar la conciencia. Que cada persona logre tener contacto consigo misma, pueda reconocerse, habitar el cuerpo de manera confortable, liberarse, y encontrar su propio camino. Esta conciencia en el cuerpo busca la concentración, la transformación, la autoestima y el desarrollo personal.
Como terapeuta, es posible tener una mirada ampliada con un abordaje diferente. Es necesario facilitar un acercamiento más cálido y sensible con las personas que buscan ayuda. Al estar en contacto con la impotencia, la angustia y la frustración, el ser humano puede despertar la ambición espiritual necesaria para comprender acerca del verdadero sentido de lidiar con el sufrimiento humano: ¿para qué tanto dolor?, ¿qué beneficio otorga, qué nos permite aprender, qué ayuda realmente a explorar y sentir?
La filosofía oriental me ayudó a comprender que la enfermedad es una puerta que, al abrirse, invita a transitar el camino de sanación.
Cuando se presenta una enfermedad, los síntomas actúan como un llamado de atención y nos sitúan en lugares hasta el momento no considerados. La nueva y aguda situación, muchas veces caótica y dramática, nos propone detenernos y revisar qué ocurre en nuestra vida. Es momento de pedir ayuda, y comenzar a prestar atención a las emociones, a los sentimientos, a los pensamientos, y de explorar los hechos sucedidos con anterioridad. Investigar sobre actitudes internas, reacciones, acciones y elecciones, y reconocer patrones de relación con el otro.
Es así que podemos encontrar un panorama más amplio, y ubicaren qué lugar nos hallamos. Es similar a ver en un mapa en qué lugar nos encontramos y cuál es el camino a seguir.
Qué privilegio y, a la vez, qué formidable responsabilidad implica para los terapeutas acompañar a las personas en estos procesos. Considero mucho más trascendental y creativo ser terapeuta del ser. Estimula la práctica de la percepción y conciencia de todas las dimensiones presentes en el ser humano: la física, la psíquica, la emocional y la espiritual. A partir de esta percepción, la persona puede despertar los diferentes niveles de conciencia y entrar en contacto con memorias corporales, mentales, emocionales, sociales y espirituales de su historia personal y familiar. Reconocer sus cualidades esenciales y expresar sus dones y talentos. Habitualmente, las terapias convencionales ponen el acento en diluir y eliminar síntomas, en luchar contra las enfermedades, cuando en realidad éstas han sido creadas inconscientemente por el ser quelas padece. Es el alma, en definitiva, la que “elige” estas experiencias, porque existe en ellas la profunda intención de descubrir sus verdaderas necesidades. La enfermedad existe para que salga a la luz la verdad que no podemos o no queremos ver. En muchas ocasiones, cuando esto ocurre, la enfermedad se retira.
Es interesante que los profesionales de la salud meditemos sobre el compromiso, la verdad y la coherencia en la sagrada tarea de acompañar personas que padecen sufrimientos. Es beneficioso para todos plantearnos qué se enseña, de qué manera y desde quélugar. Debemos aportar humildad y grandeza, recursos imprescindibles para ayudar y facilitar esta tarea.
La ambición por esta búsqueda y la avidez para optimizar resultados me han guiado por nuevos caminos y a investigar diferentes recorridos y abordajes, los que me sorprendieron con excelentes resultados. Así desarrollé una metodología que, a su vez, evolucionó junto con mi experiencia al tratar diferentes enfermedades.
La intención como terapeuta es entrenarnos para acompañar a las personas, lograr una visión holística e integradora, multidimensional y de autoconocimiento, que promueve el real empoderamiento del individuo. Necesitamos sabiduría para corporizar la conciencia y reconocer cuál es la tarea del alma en esta vida; es lo que nos ayudará a alcanzar la plenitud para vivir cada vez mejor.
El gran entrenamiento comienza con el cuerpo físico, porque el cuerpo no miente, expresa y comunica todas nuestras experiencias. Cuando comenzamos a moverlo, la atención se concentra y la energía se mueve y fluye por él y a través de él, y la mente entonces se aquieta, se calma y se armoniza. Este estado nos facilita la percepción yel reconocimiento de nuestras emociones, tanto como de los sentimientos y pensamientos. Es importante examinar no sólo las creencias -resultado de nuestra historia- sino también las experiencias que dejaron huella y conformaron la herida de la infancia, con sus patrones defensivos posteriores. Para liberarnos del sufrimiento que responde a las construcciones del pasado, es esencial vivir en el presente, sentir el poder de crear vida en el presente.
Este trabajo requiere, tanto para ser leído como para ser comprendido en su totalidad, de la voluntad de la mente, de la intención del espíritu, de una gran observación del aquí y el ahora, y de perseverancia y disciplina para sostener este camino.
Las herramientas principales para comenzar con esta labor son el movimiento y la respiración consciente. Es posible modificar la cualidad de nuestra energía y ampliar la conciencia; al cambiar la vibración, cambia lo que atraemos, y ser conscientes de una mejor elección en el aquí y ahora hará posible que nuestra existencia sea más ligera.
Lo que comenzó como kinesiología, sumado a mi interés por la ciencia del movimiento, se transformó en la continua búsqueda y en la profunda necesidad de iniciar un camino espiritual. Esto implicó, además, poder reconocer el movimiento interno y de las emociones, apreciar los pensamientos y los sentimientos y sentir con pasión el privilegio de conectarse con la paz que promueve el movimiento del alma.
CAPÍTULO 2
LA BÚSQUEDA
“La materia es energía. La energía es la luz. Todos somos seres de luz”.
Albert Einstein
El caos es imprescindible para la búsqueda de un nuevo orden.
En momentos de crisis, la situación caótica nos lleva a sentir enorme incomodidad. Aparecen la tensión y la confusión, diversas reacciones y síntomas; a veces, somatizaciones. Reinan el desequilibrio, la inquietud mental y la desarmonía.
La palabra caos deriva del griego, de la raíz ghn o gen “hueco”, “muy abierto” “espacio que se abre”, “hendidura”. En formas derivadas significa “bostezar”, “abrirse una herida’” o “abrirse de una caverna”. Debido a variaciones lingüísticas, el significado de la palabra se desplazó a desorden y habitualmente se refiere a lo impredecible.
El caos nos impulsa a centrar la atención en el “aquí y ahora”, lo que permite desacelerar el ritmo de vida que llevamos. La situación de caos nos invita a sentir, a reflexionar y a enfocarnos en nuestras verdaderas necesidades. Buscando el equilibrio es que cambia la dirección de cualquier movimiento. Tanta desorganización nos desvía, a veces bruscamente, de la rutina; esto nos obliga a ir adaptándonos y acomodándonos en diferentes espacios de mayor tranquilidad.
El caos forma parte del todo, y aunque enocasiones parece que nos hace perder el control de las situaciones, cumple un papel protagónico en nuestra evolución, y también podemos considerarlo como una señal trascendental.
Puede que esta búsqueda sea un recorrido arduo, complejo y laberíntico; la dificultad es imprescindible para hallar un lugar más confortable que el que ocupábamos en aquel desorden inicial del que partimos.
Aunque la incertidumbre sea tan incómoda y angustiante, es, a la vez, efectiva para presionar y para obligarnos a tomar nuevas decisiones, muchas veces impensadas, originales y creativas.
Habitualmente creemos que el desorden es negativo y que pertenece al entorno y a las circunstancias que nos rodean. Gracias a esas experiencias es que reflexionamos al respecto; en este proceso podemos apreciar penosos sentimientos y emociones perturbadoras. Así, el cuerpo se activa, el sistema nervioso reacciona con tensión, expresa síntomas y los comunica con algún malestar.
Las sensaciones corporales y las emociones, al igual que los pensamientos y sentimientos, son el principal foco en nuestra vida. Toda la información que necesitamos está allí. Estar enfocados en estos movimientos internos es esencial para establecer una verdadera conexión con la propia sabiduría del ser verdadero.
Es en nuestro interior donde están todos los recursos. Sólo gracias a ellos encontraremos cambios y otras elecciones, que nos llevarán por el rumbo adecuado a optimizar nuestro camino para concretar un nuevo estilo de vida.
En mi experiencia personal, el novedoso recorrido comienza al investigar el propio cuerpo, cuando se experimenta con el movimiento. Por otra parte, profundizar la respiración y la percepción permite obtener notables beneficios, como por ejemplo, una mayor vitalidad, al aquietar la mente, relajar el cuerpo y ampliar la conciencia.
Esta búsqueda es un viaje interno apasionante que brinda mucho placer y nos entrena para alcanzar la plenitud. La posibilidad concreta que surge es la de sentir la presencia del cuerpo y de habitarlo plenamente. Conocer la naturaleza del espacio de silencio interior, del vacío y la quietud en el cuerpo nos permite recuperar la confianza que nosda el enraizamiento. Estar anclado en esta vida es esencial para realizar la tarea de explorar y vivenciar nuestra verdadera fuerza interna y paz interior.
Exploré numerosos estilos de terapias convencionales y también las alternativas. Cursos de control mental, donde descubrí la técnica de la concentración y rápidamente tuve efectos positivos en la vida cotidiana; con gimnasia rítmica expresiva descubrí el impacto de la música en el cuerpo y el fluir de las emociones. Con Shao-Lin, Tai-Chi-Chuan, I Chuan Chi-Kung, Meditación Vipassana Kum Nye y bioenergética, descubrí lo infinito de la historia retenida, sus marcas en el cuerpo y la mente, la poderosa y sanadora fuerza interior. Las formaciones de Dinámica Energética del Psiquismo, Path-work,Constelaciones Familiares, Terapia del Canto, me brindaron una sólida estructura con su filosofía y vivencias corporizadas, de resolución de conflictos y de gran liberación; poder tener miradas más abarcaduras y amorosas. El Reiki, la gemote-rapia, la aromaterapia y la terapia con flores de Bach complementaron mi accionar en el consultorio, puesto que me permitieron lograr un ambiente especial y un espacio armónico.
Los cursos de entrenamiento de parto domiciliario, natural y respetado, lactancia materna y grupos de crianza, alimentación natural y cocina macrobiótica acompañaron mi evolución como mujer completa, y también pude volcar todo este aprendizaje en el consultorio, lo que me dio enormes gratificaciones.
La danza clásica y contemporánea, la colocación y estiramiento, yoga, eutonía, la gimnasia de centros de energía, la reeducación postural global y la esferodinamia han sido mi entrenamiento físico permanente. Y la homeopatía, la antroposofía, la osteopatía, la digitopuntura y la reflexología, sumadas a variadas técnicas de masaje, son mis pilares fundamentales de medicina preventiva.
Agradezco profundamente haber investigado y vivido todas esas técnicas, que pasaron por mi cuerpo y dejaron huellas y experiencias imborrables. Sus respectivos maestros, profesionales, facilitadores, profesores y formadores acompañaron, apoyaron y guiaron el camino de mi crecimiento interior, de autoconocimiento y desarrollo espiritual. Iniciar este recorrido me nutrió para gozar de una buena salud y aprender sobre la conexión con mi verdadera fuerza interior. Descubríel privilegio de confiar en el poder de la naturaleza.
Profundicé algunas técnicas orientales que me resultaron prácticas y llamaron poderosamente mi atención. Encontré, por ejemplo, en el Tai-Chi-Chuan, la integración de muchas técnicas kinésicas que había estudiado en la facultad. Lo aprendí, lo investigué, y lo enseñé a con pacientes de manera individual y más tarde lo desarrollé con alumnos en un trabajo de “terapia corporal y grupal”.
Según la Organización Mundial de la Salud, “Salud” es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. En Oriente, el concepto de salud es mucho más amplio: es la manera de vivir en armonía con las leyes de la naturaleza. La búsqueda de la longevidad conlleva a la salud, el bienestar, la felicidad y la paz, lo que constituye un todo integrador.
La medicina oriental considera el nivel de energía y la actitud interna; desarrolla el magnetismo personal, busca descubrir la humildad. También trabaja con la postura, lo que favorece la actitud en la vida. Dentro de este paradigma, es esencial conciliar el sueño, tener buena digestión, ser resistente tanto al frío como al calor y fortificar el sistema inmunológico. También ocupa un lugar fundamental el entrenamiento de la intuición, para conocernos y conectar con nuestro ser esencial.
La concentración nos permite permanecer relajados y libres de preocupaciones. Es importante mantener la mente lúcida y calmada con el objetivo de lidiar y transformar las emociones perturbadoras para lograr la armonía. Los logros fundamentales son la aceptación y el respeto por uno mismo; reconocer lo que somos para establecer relaciones sanas. Sólo cuando valoramos nuestra cualidad divina, podemos verla y también encontrarla en todos los seres que nos rodean.
Con la práctica de algunas técnicas orientales descubrí un mundo sorprendente. Quedé atrapada al apreciar la humildad del maestro, la grandeza de su actitud interna, y su profundidad para relacionarse conlos discípulos. El sistema de enseñanza en la medicina china implica entrega y generosidad con una mirada amplia. El maestro es una persona sabia, entrenada, con conocimientos milenarios, fundamentalmente de filosofía y de la práctica de técnicas y herramientas para enseñar a preservar la salud.
Nuestra cultura considera a los enfermos como “pacientes que tenemos que curar”; en Oriente, son alumnos que aprenden a preservar la salud y la recuperan cuando encuentran su propio equilibrio. El poderde sanación está en la naturaleza, y a cada ser le corresponde la responsabilidad de alcanzar y recuperar el merecido potencial. Este ancestral enfoque nos permite sentir y ejercer nuestra tarea con mayor respeto y humildad. Es imprescindible la confianza con uno mismo para así tenerla también con el otro. Este novedoso enfoque muestra cómo facilitar, guiar y acompañar en el proceso natural de recuperar el orden, que siempre formó parte de la naturaleza y esencia del individuo.
Las respuestas aparecen con la búsqueda de ayuda; siempre que hay un problema existe la solución. Es imprescindible el compromiso y la intención de alcanzar el equilibrio. La sutil tarea es encontrar el camino que nos muestra cómo mover y dar dirección a la propia fuerza de vida. El terapeuta dispone de la maestría al estar presente y dar soporte a su consultante amorosamente durante este proceso. El trabajo terapéutico se transforma en servicio, y la tarea se torna mucho más placentera y liviana, creativa y muy gratificante.