Muchos sueños y algunas pesadillas - Patricia Sisto - E-Book

Muchos sueños y algunas pesadillas E-Book

Patricia Sisto

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Beschreibung

Lo que pensás, lo que sentís, es lo que vendrá. El Secreto. Cuando conocí El Secreto de Rhonda Byrne magnífica obra que habla de la Ley de Atracción, y de la importancia de mantener una actitud positiva hacia la vida. Comprendí el enorme significado de las palabras "cada uno crea su propia realidad". Este libro contiene historias reales, en las que se puede observar la precisión casi increíble cómo la ley de atracción toma la forma de "casualidad", para plasmarse en la realidad de cada persona, algunas veces de manera maravillosa, y en otras, de manera trágica. De ahí el nombre, Muchos sueños y algunas pesadillas.

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Sisto, Patricia

Muchos sueños y algunas pesadillas : historias reales : ley de atracción / Patricia Sisto. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2019.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-761-750-4

1. Crónicas. I. Título.

CDD A863

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: [email protected]

Diseño de portada: Justo Echeverría

A mi pareja de baile,

a mi más ferviente admirador,

a mi compañero de vida,

al amor de mi vida.

Tu puedes crear

castillos o prisiones,

riquezas o escasez.

No esperes ver para creer,

es el tiempo de creer para ver.

Tu mente posee un poder

el cual no utilizas,

con el que puedes

transformar el universo

Adam Quirós

Cada uno vive en el universo

que es capaz de imaginar.

El universo no es rígido,

tú mente lo es.

Enrique Barrios

Lo que pensás,

lo que sentís,

es lo que vendrá.

El Secreto –Rhonda Byrne

Este libro está dirigido a todas aquellas personas que conociendo la Ley de Atracción, no creen o no entienden el enorme poder que existe dentro de cada una de ellas.

Cuando conocí El Secreto de Rhonda Byrne, magnífica obra que habla de la Ley de Atracción y de la importancia de mantener una actitud positiva hacia la vida. Comprendí el enorme significado de las palabras “cada uno crea su propia realidad”.

Pude ver y comprender muchos acontecimientos en mi vida y en la vida de otras personas, que por ignorancia había creído casualidad, buena o mala suerte, o simplemente destino.

Este libro contiene historias reales en las que se puede observar la precisión casi increíble cómo la ley de atracción toma la forma de casualidad para plasmarse en la realidad de cada persona, algunas veces de manera maravillosa, y en otras, de manera trágica. De ahí el nombre, Muchos Sueños y Algunas Pesadillas.

No soy escritora, soy taxista espero que esto no menoscabe la apreciación del libro, ya que ha sido esta actividad la que me ha permitido conocer a algunos de los protagonistas de las historias.

Si en algún momento se dudara de la veracidad de los testimonios, recordar que la realidad siempre supera a la ficción. Además, “lo que cada uno cree, es cierto”.

Lejanas y exóticas ciudades del mundo

Esta es la historia de un pasajero que subió a mi taxi, un hombre encantador de aproximadamente 40 años que conocía y creía en la Ley de Atracción y me dijo porque.

Bruno era un niño muy humilde que soñaba con viajar y conocer lejanas y exóticas ciudades del mundo.

Desde muy chico trabajó en una verdulería y entre varias de las tareas que hacía envolvía huevos, a veces en papel de diario y otras en revistas viejas. Fue en estas revistas que comenzó a ver el mundo.

Así es que, cuando encontraba la imagen de alguna ciudad que le llamaba la atención, la recortaba y luego la pegaba en un álbum.

Los otros chicos de su edad coleccionaban figuritas, él imágenes de ciudades del mundo.

Pasó el tiempo y el álbum se llenó cada vez más de imágenes, las que siempre miraba como si se tratara de fotos familiares.

Bruno creció, termino la escuela y como hacemos muchos eligió una profesión de rápida salida laboral, aprendió peluquería, le gustó mucho. Por supuesto que allí conoció a otros aprendices peluqueros. Compañeros de oficio.

Cuando por fin terminó su corta carrera, como no contaba con los recursos necesarios para instalar una peluquería en un salón, se inició cortando el pelo y peinando a domicilio.

Algún tiempo después lo llamó por teléfono un antiguo compañero de la escuela de peluqueros ofreciéndole un trabajo. Éste le dijo que hacía un tiempo había presentado su currículum solicitando un empleo, del cual nunca lo habían llamado, y que ante la falta de respuesta, había conseguido otro trabajo.

Recién ahora había obtenido respuesta, tarde ya que se había casado y su esposa estaba embarazada, razón por la cual no podía aceptar.

Por este motivo los empleadores le pidieron por favor si podía recomendar a alguien más para cubrir la vacante, ya que necesitaban con urgencia un peluquero y no había tiempo para otra selección.

Así es que se le ocurrió que tal vez a Bruno le podía interesar presentarse en su lugar. Bruno preguntó cuál era el trabajo, el amigo respondió peluquero en un crucero.

Bruno asombrado y feliz aceptó de inmediato.

Así fue como un niño muy humilde que trabajaba en una verdulería, ya adulto, viajó durante más de 10 años y conoció lejanas y exóticas ciudades del mundo.

Me encanta esta historia, parece un cuento de hadas.

La ley de atracción toma el tiempo y la forma necesaria para manifestarse, tiene el sello de la casualidad, y a veces, cuándo se presenta ya casi nos habíamos olvidado de nuestros sueños.

Una exquisita fragancia

Esta es la historia de Marta, una mujer que trabajaba por horas limpiando casas de familia.

En una de esas casas había en el baño varios perfumes, todos de marcas reconocidas.

Marta un día vio un elegante frasco que llamó su atención, lo destapó, lo olió y quedó fascinada con la exquisita fragancia. Inmediatamente lo cerró, ni siquiera se animó a ponerse un poco detrás de las orejas, ya que sabía que la dueña notaría enseguida ese delicioso perfume.

De ahí en más, cada vez que le tocaba trabajar en esa casa y limpiar el baño, Marta olía el perfume y se extasiaba con el aroma, lo disfrutaba muchísimo.

Así durante varios meses. Un día cuando se iba, la dueña de casa le pagó su jornada y le dijo que tenía algo que no usaba para regalarle.

Entonces extendió la mano y ahí estaba el elegante frasco con la fragancia que Marta había estado disfrutandodurante tantos meses. El perfume ahora era suyo.

Soñar después de los 50

Susana, una mujer de más de 50 años después de un largo y pésimo matrimonio, sin motivo aparente, su esposo decidió dejarla.

Este caso es bastante común, las parejas que se separan cuando los hijos están grandes. Es como que ya no soportan estar solos, se encuentran que los últimos 20 años estuvieron juntos sólo por la obligación de criar, educar y mantener a los hijos.

Susana después del desconcierto y la desolación de estar completamente sola, decidió buscar trabajo. Consiguió uno después de pocos meses.

En este trabajo conoció a un hombre atractivo un poco más joven que ella, llamado Juan.

Enseguida nació una amistad, como consecuencia principalmente de que tenían que compartir muchas horas de trabajo. La química fue mutua, se divertían y reían mucho.

Ella después de estar tantos años en un matrimonio monótono y aburrido, se sintió rejuvenecida. Se veía sexy y atractiva. Tenía mariposas en el estómago. Sonreía sin motivo. Era feliz.

Pronto se dio cuenta de que no podía seguir adelante con esta amistad ni permitirse un romance con Juan, ya que él era casado y tenía hijos adolescentes todavía.

Intentó mantenerse alejada de él, pero no era fácil, ya que el trabajo los acercaba constantemente.

De improviso, Susana comenzó a cometer error tras error, por lo que fue despedida.

Su atractivo compañero le dijo que la extrañaría mucho, pero ella se dio cuenta que esto era lo mejor para los dos, de esta manera ya no se verían más.

Otra vez en cero. Sin trabajo y sola. Sin nadie que la llame ni le pregunte cómo pasó su día. De vez en cuando alguno de sus hijos le hacía una visita rápida o alguna llamada perdida. Las amigas todas ocupadas con sus propias vidas, siempre la invitaban a cenar los fines de semana. Pero todos los días al despertar no había nadie, ni tenía nada que hacer, más que deambular por la casa en bata y con pantuflas.

No quería ser una carga para nadie y además, no quería que sus hijos supieran lo que ella estaba sufriendo.

Un día desolada y llorando en su cama clamó a Dios,

“¡¡Dios, yo quiero un Juan!!”.

No dijo yo quiero a Juan, dijo “un Juan”. Lo que ella pedía era un amor, un hombre sólo para ella, sin compromisos, sin esposa e hijos.

Ella no quería a aquel Juan porque sabía que nada bueno podía resultar de una relación con él.

Además también pensaba en sus propios hijos, qué pensarían si su mamá se involucraba con un hombre casado. Así es que nunca más se vieron con Juan. Ni mensajes, ni llamadas, silencio total.

Ella siguió sola y sin trabajo.

Después de sentirse deprimida un tiempo decidió que no podía seguir así. Tenía que salir adelante. Así es que empezó a buscar trabajo.

Entonces, todos los días cuando se levantaba, no muy temprano, se bañaba, se vestía, se peinaba, se ponía los zapatos, se preparaba un café y se sentaba ante la computadora a buscar trabajo.

Éste era su nuevo trabajo, buscar trabajo. Porque quedándose en bata y en pantuflas dentro de su casa, no sentía que estaba trabajando, al contrario se deprimía aún más.

Buscando en internet consiguió un trabajo como cajera. El dinero era suficiente y estaba ocupada. Tenía algo que hacer todos los días, que no era poco.

Pasaron algunos meses, estaba entusiasmada con su nuevo empleo, era sencillo y aprendió rápido, además la gente era muy amable.

Hasta su caja llegaban parejas de todas las edades, pero ella reparaba en las parejas de más de 50, las miraba, les sonreía y pensaba que bien se veían juntos.

Entonces pensó que tal vez en internet podría conocer a alguien interesante y no sólo conseguir trabajo.

Así es que se inscribió en una de esas páginas para conocer gente.

Creo que todos tenemos una idea más o menos de cómo son esos sitios web.

De más está decir que se contactó con varios prospectos, pero antes de llegar a una cita todos daban muestras de tener conflictos o bien familiares, o bien económicos.

De todas maneras ella seguía en su más que disponible tiempo libre visualizando fotografías de hombres en la página web.

Un día vio la fotografía de un hombre que la hizo detenerse en seco. ¡Ahí estaba! La mirada, la sonrisa, toda la imagen le resultaba familiar, como si lo conociera desde hacía ya mucho tiempo. Lo contacto de inmediato.

Él en un principio se mostró reticente, y le pidió que subiera a la página una foto suya. Susana no era muy versada con la tecnología y le explicó que no sabía cómo subir fotos. Este caballero a partir de ahí suspendió todo contacto con ella.

Susana no entendía qué tan importante podía ser la foto, así es que le envío un par de mensajes más, él no respondió. Entonces decidió enviarle un ultimátum. Le dijo que si él estaba en una página donde se buscaba conocer a alguien, bien podía darle la oportunidad de conocerla, ya que lo único que perdería sería una hora en tomar un café, y que si ella no le gustaba, entonces ella misma pagaría los cafés.

“Cuando la intuición es fuerte, actúa” El Secreto.

Ante lo inédito de la invitación, él acepto enseguida.

Lo citó para dos días después. Le dio su dirección y le dijo que pasara a buscarla a las 19.00hs.

A la hora señalada, como en las películas de vaqueros, se detuvo un auto ante su puerta, Susana ya estaba lista y salió. Cuando abrió la puerta se le escapó el gato, ella lo volvió a meter en la casa.

Un hombre sencillo y atractivo le tendió la mano y se presentó, Diego dijo. Ella respondió el saludo y con una sonrisa dijo Susana.

Entonces él preguntó por el gato, ella le dijo que se llamaba Lito, y que le gustaban mucho los gatos, a lo que él respondió que también le gustaban mucho y que tenía una gata llamada Sasha.

Esto facilitó muchísimo el encuentro, y el diálogo fluyó rápidamente.

Diego era para su sorpresa, soltero y sin hijos, y con una posición económica holgada. La atracción entre ellos fue inmediata, pronto entablaron una amistad que enseguida se convirtió en amor.

Se hicieron inseparables.

Ella otra vez sonreía sin motivos y tenía mariposas en el estómago.

Algunos meses después de iniciar esta relación, Susana sin saber muy bien porqué le preguntó a Diego cuál era su segundo nombre, a lo que él respondió que era Juan.

Sin saberlo, Susana había encontrado a un Juan sólo para ella.

Pide y se te dará – El Malcriado

Esta historia se remonta a mí no tan lejana infancia.

Era un tiempo en que no conocíamos el televisor y los chicos salíamos cuando queríamos, simplemente al grito de, “mami, me voy a la plaza”. Rara vez salíamos del barrio, ya que todo estaba “cerquita”.

En aquella época llegaban a los barrios parques de diversiones, con juegos mecánicos y de azar.

¡Estos parques eran mágicos! Eran fabulosos, tenían calesitas con luces y música y además giraban solas, no teníamos que empujarla y luego subirnos corriendo para aprovechar el impulso.

Todos los chicos del barrio estábamos ahí, todos los días.

Si no teníamos plata para subir a los juegos, no importaba, podíamos ver gratis subir a los otros chicos. Era genial.

Una vez llegó un “parquesito” que traía un juego muy especial, se llamaba “La mamá del mal criado”. Era un juego de azar que consistía en conseguirle una mamá a un hermosísimo muñeco de loza, la cabeza, porque el resto del cuerpo era de trapo.

Para ser la mamá del malcriado y así conseguir el muñeco, había que comprar el nombre de la mamá. En lugar de números, se vendían nombres.

Cuando vi los muñecos todos sentados uno al lado del otro, con sus caras brillantes, quedé fascinada. Quería uno.

Corrí a casa y le conté a mamá, prometí que nunca, jamás en la vida le volvería a pedir dinero para nada más, la convencí y me dio el dinero para el número, nombre.

Fui con mi hermana Lara al “parquesito”, mi mamá también le tuvo que dar dinero a ella, claro.

Elegí el nombre Beatriz, ¿por qué? ni idea. En aquella época cualquier nombre era más lindo que el mío.

Lara y yo tuvimos que esperar hasta que se vendieran todos los nombres. Fue una espera maravillosa, porque así tenía más tiempo para pedirle a Dios que saliera el nombre Beatriz.

Esta fue según recuerdo, la primera vez en la vida que le pedí algo a Dios.

Antes nunca había querido nada, creía que tenía todo.

Esperamos en silencio, yo miraba el cielo, no quería que nadie supiera que estaba pidiéndole a Dios, ni siquiera mi hermana.

Al fin llegó el momento del sorteo. Un hombre puso todos los nombres dentro de una lata, los mezcló y pidió a las nenas que estábamos esperando que una sacara un nombre. Yo no me ofrecí, estaba demasiado concentrada pensando, “Beatriz”, “Beatriz”, “Beatriz”, “Beatriz”.

Una nena sacó un papelito y se lo dio al hombre, mi corazón se detuvo, él lo miró, levantó la vista y dijo, “la mamá del mal criado se llama ¡¡¡Beatriz”!!!

Si no tenés nada bueno que decir, no digas nada

Mi marido y yo trabajamos en la calle, teníamos y tenemos todavía, un puesto de venta de panchos y hamburguesas llamado “Kaskote”.

Tanto mi marido como yo siempre fuimos fumadores.

Claudio un vecino que pasaba todas las noches por allí, al vernos fumar nos daba un sermón acerca del peligro que acarrea el cigarrillo, ya que es la principal causa de cáncer de pulmón.

Durante varios años, una y otra vez invariablemente pasaba por ahí y volvía a advertirnos una y otra vez acerca del peligro del cigarrillo y del cáncer de pulmón.

Llegó a ser tan pesado y reiterativo con el tema, que cuando lo veíamos venir apagábamos los cigarrillos, ocultándonos de él como si fuera nuestro padre, para evitarnos tener que escuchar por enésima vez hablar de lo dañino que es el cigarrillo y que causa cáncer de pulmón.

Una vez por curiosidad le pregunté,

–¿usted nunca fumó?

Me respondió escandalizado:

–No. ¡¡¡Nunca jamás en la vida!!!

Y siguió,

–ni en mi casa, ni en mi taller, ni mi esposa, ni mi hija, ni nunca nadie en mi familia, porque el cigarrillo causa cáncer de pulmón.

Y siguió,

–yo he leído mucho acerca del cáncer de pulmón, sé mucho de ese tema, cuando los médicos descubren el cáncer de pulmón siempre es tarde, ya no hay nada que hacer, es fulminante…..etc.etc. etc.

Se apasionaba con el tema. Aburría.

Pasaron varios meses y ya no apagábamos los cigarrillos, Claudio ya no pasaba. Un día preguntamos por él a otro vecino. Éste nos respondió que Claudio había fallecido hacía dos meses. ¿Murió? ¿Cuándo murió? ¿De qué murió? Adiviná…