Nalgadas A La Niñera - Nadia Dantes - E-Book

Nalgadas A La Niñera E-Book

Nadia Dantes

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Beschreibung

Nalgadas A La Niñera

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EPUB

Veröffentlichungsjahr: 2016

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Nalgadas a la Niñera

Nadia Dantes

http://www.secondcirclepress.com

––––––––

Traducido por Annie J. Garza 

“Nalgadas a la Niñera”

Escrito por Nadia Dantes

Copyright © 2015 Nadia Dantes

Todos los derechos reservados

Distribuido por Babelcube, Inc.

www.babelcube.com

Traducido por Annie J. Garza

“Babelcube Books” y “Babelcube” son marcas registradas de Babelcube Inc.

Tabla de Contenidos

Página de Titulo

Página de Copyright

Nota del Autor

Nalgadas a la Niñera

Nota del Autor

Este libro es un trabajo de ficción. Los nombres, personajes, lugares, e incidentes son productos de la imaginación del escritor/a  y son usados como ficción. Todos los personajes en este trabajo de ficción tienen 18 años de edad o son mayores de edad.

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Nalgadas a la Niñera

Julia

Oh Dios, ¡realmente lo hice esta vez! ¿Por qué fui tan tonta? ¿Por qué fui tan torpe? ¡El Sr. Andrews me va a matar cuando llegue a su casa!

Yo no tenía intención de hacerlo, lo juro. Siempre he tratado de ser tan cuidadosa en el recibidor del Sr. Andrews. Yo estaba haciendo un poco de limpieza. Él no me había pedido que lo hiciera, pero pensé que sería bueno limpiar un poco. Era un lugar tan bonito. A pesar de contratar criadas dos veces a la semana, él era un padre soltero, y pensé que el lugar podría usar un toque femenino.

Miré a mi trasero y gemí. ¡Maldito sea mi trasero enorme! ¡Siempre metiéndose en el camino de todo! El resto de mí no era tan grande. Tengo caderas delgadas y senos buen formados de talla copa c, que son grandes, pero no excesivamente grandes. Sí, sí, lo sé. Un montón de chicos les gustan los traseros. Cada vez que entro a un cuarto, los chicos se dan la vuelta y me miran fijamente. Se les suelta la baba. Me observan mover como si mi trasero los hipnotizo.

¡Uf! Nadie me toma en serio a causa de mi trasero. Mi mamá siempre me dijo que me iba a meter en problemas, pero hoy mi estúpido trasero iba a matarme.

Me arrodille y empecé a barrer la porcelana rota en el recogedor de basura. ¡El Sr. Andrews iba a llegar en cualquier momento! Me mordí el labio y trabajé más rápido, ignore como la alfombra quemaba mis rodillas. Yo había roto unos jarrones de valor incalculable. Habían estado en la familia por generaciones. Lo supe porque cada vez que lo vi, él siempre hablaba de los jarrones especiales con una lejana, mirada nostálgica en sus ojos.

Justo en ese momento, escuché un coche llegar en el camino de entrada.

Me quedé helada.

La puerta del garaje empezó abrir.

¡Maldición! Me va a matar. Me apresuré, barriendo el resto de la porcelana rota a la basura. Tal vez no se enoje.

Estaba soñando. Él me iba a matar.

Bueno, tal vez él no se daría cuenta. Si hice un buen trabajo de limpieza de todo...

La puerta del coche se cerró de golpe. ¡Mald [...]