Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
No siempre lo peor es cierto es una de las comedias teatrales de Pedro Calderón de la Barca, uno de los géneros dramáticos que más cultivó el autor, por detrás de los autos sacramentales. En ellas se suelen mezclar los enredos amorosos y familiares con los equívocos y las situaciones humorísticas.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 80
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Pedro Calderón de la Barca
Saga
No hay burlas con el amorCover image: Shutterstock Copyright © 1650, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726499896
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
––––––––––––
SalenDon Alonso De Luna y Moscatel muy triste.
Alon. Válgate el diablo! ¿Qué tienes,
Que andas todos estos dias
Con mil necias fantasías?
Ni á tiempo á servirme vienes,
Ni á propósito respondes;
Y por errarlo dos veces,
Si no te llamo, pareces,
Y si te llamo, te escondes.
Qué es esto? Dilo.
Mosc. Ay de mí!
Suspiros, que el alma debe.
Alon. ¿Pues un pícaro se atreve
Á suspirar hoy asi?
Mosc. ¿Los pícaros no tenemos
Alma?
Alon. Sí, para sentir,
Y con rudeza decir
De su pena los extremos;
Mas no para suspirar;
Que suspirar es accion
Digna de noble pasion.
Mosc. ¿Y quién me puede quitar
La noble pasion á mí?
Alon. Qué locuras!
Mosc. ¿Hay, señor,
Mas noble pasion, que amor?
Alon. Pudiera decir que sí;
Mas para ahorrar la cuestion,
Que no, digo.
Mosc. Qué no? Luego
Si yo á tener amor llego,
Noble será mi pasion.
Alon. Tú amor?
Mosc. Yo amor.
Alon. Bien podia,
Si aqui tu locura empieza,
Reirme hoy de tu tristeza
Mas, que ayer de tu alegría.
Mosc. Como tú nunca has sabido,
Que es estar enamorado,
Como siempre has estimado
La libertad que has tenido,
Tanto, que los dulces nombres
De amor, fueron tus placeres,
Burlarte de las mugeres,
Y reirte de los hombres,
De mí te ries, que estoy
De veras enamorado.
Alon. Pues yo no quiero criado
Tan afectuoso. Hoy
De casa te has de ir.
Mosc. Advierte.......
Alon. No hay ahora que advertir.
Mosc. Mira......
Alon. Qué querrás decir?
Mosc. Que se ha trocado la suerte
Al paso; pues siempre dió
El teatro enamorado
Al amo, y libre al criado.
No tengo la culpa yo
Desta mudanza; y asi
Deja, que hoy el mundo vea
Esta novedad, y sea
Yo el galan, tú el libre.
Alon. Aqui
Hoy no has de quedar.
Mosc. ¿Tan presto,
Que aun de buscar no me das
Otro amo tiempo?
Alon. No hay mas
De irte al instante.
Sale Don Juan .
Juan. Qué es esto?
Alon. Es un pícaro, que ha hecho
La mayor bellaquería,
Bajeza y alevosía,
Que cupo en humano pecho,
La mas enorme traicion,
Que haber pudo imaginado.
Juan. Qué ha sido?
Alon. Hase enamorado.
Mirad, si tengo razon
De darle tan bajo nombre;
Pues no hace alevosía,
Traicion, ni bellaquería,
Como enamorarse un hombre.
Juan. Amor es quien da valor,
Y hace al hombre liberal,
Cuerdo y galan.
Alon. Pese á tal,
De los milagros de amor
La comedia me habeis hecho,
Que fue un engaño culpable;
Pues nadie hizo miserable
De avaro y cobarde pecho
Al hombre, sino el amor.
Juan. Qué es lo que decis?
Alon. Oid,
Y este discurso advertid,
Vereis cual prueba mejor.
El hombre, que enamorado
Está, todo cuanto adquiere,
Para su dama lo quiere,
Sin que á amigo, ni á criado
Acuda, por acudir
Á su gusto: luego es
Miserable amando, pues
No es, ni se puede decir
Virtud, la que no es igual;
Y miserable no ha habido
Mayor, que el que solo ha sido
Con su gusto liberal.
Juan. Á vuestra sofistería
Nada quiero responder,
Don Alonso, por no hacer
Agravio á la pena mia
Del amor; y si en su historia
Discurro, temo quedar
Vencido, y no quiero dar
Yo contra mí la victoria.
Á buscaros he venido,
Para consultar con vos
Un pesar; mas viendo, (ay Dios!)
Que de mi amor ha nacido,
Le callaré; porque quien
Da á un criado tal castigo,
Mal escuchará á un amigo.
Alon. No escuchará, sino bien;
Que no es todo uno, Don Juan,
Ser vos el enamorado,
Ó el bergante de un criado;
Que vos sois noble, galan,
Rico, discreto, y en fin
Vuestro es amar y querer.
¿Mas por qué ha de encarecer
El amor la gente ruin?
Y porque sepais de mí,
Que trato de un mismo modo
Burlas y veras, á todo
Me teneis, Don Juan, aqui. —
Salte allá fuera, [á Moscatel.
Juan. Dejad
Que me oiga Moscatel;
Que á vos os busco, y á él.
Alon. Pues proseguid.
Juan. Escuchad:
Ya, Don Alonso, sabeis,
Cuan rendido prisionero
De la coyunda de amor,
El carro tiré de Vénus;
Tan fácil victoria suya,
Que no sé cual fue primero,
Querer vencer, ó vencerme;
Que un tiempo sobró á otro tiempo.
Ya sabeis, que la disculpa
De tan noble rendimiento
Fue la beldad soberana,
Fue el soberano sugeto
De Doña Leonor Enriques,
Hija del noble Don Pedro
Enriquez, de quien mi padre
Amigo fue muy estrecho.
Este pues milagro hermoso,
Este pues prodigio bello,
Es la dicha, que conquisto,
Es la gloria, que deseo.
No os digo, que venturoso
Amante (ay de mí!) merezco
Favores suyos; que fuera
Descortes atrevimiento,
Que los merezco, decir;
Que, aunque es verdad que los tengo,
Tenerlos es una cosa,
Y otra cosa merecerlos.
Y asi, que los tengo, digo;
Que los merezco, no puedo;
Que es conseguir lo imposible
Dicha, y no merecimiento.
Con este engaño, llevado
En las alas del deseo,
Lisonjeado de la noche,
Aplaudido del silencio,
Festejado de las sombras,
Á quien mas favores debo,
Que al sol, que á la luz, que al dia,
Vivo de saber, que muero,
Hasta que mas declarado
Pueda, á rostro descubierto,
Pedirla á su noble padre,
De quien no dudo, ni temo,
Que me la dé; porque iguales
Haciendas y nacimientos,
No hay que esperar, donde amor
Tiene hechos los conciertos.
La causa de no pedirla
Y casarme desde luego
Con ella, es (aqui entra ahora
La pension deste contento,
El subsidio desta dicha,
Y el azar de aqueste encuentro)
Tener Leonor una hermana
Mayor; y como no es cuerdo
Discurso querer que case
Á la segunda primero,
No me declaro con él;
Porque, si á pedirle llego
Alguna de sus dos hijas,
Que claro está, que no tengo
De decir á la que adoro,
Por ser la mayor, es cierto,
Que me ha de dar á Beatriz;
Y si digo, que no quiero,
Sino á Leonor, es hacer
Sospechoso mi deseo,
Despertando la malicia,
Que hoy yace en profundo sueño,
Y quizá perder la entrada,
Que ahora en su casa tengo;
Sino es ya que está perdida
Con el mas triste suceso
De amor, que me pasó anoche;
Pues la pena con que vengo
Buscándoos, oidme, que aqui
Os he menester atento.
Beatriz, de Leonor hermana,
Es el mas raro sugeto,
Que vió Madrid; porque en él,
Siendo bellísima, y siendo
Entendida, estan echados
Á perder, por los extremos
De una extraña condicion,
Belleza y entendimiento.
Es Doña Beatriz tan vana
De su persona, que creo,
Que jamas á ningun hombre
Miró á la cara, teniendo
Por cierto, que alli no hay mas
De verle ella, y caerse muerto.
De su ingenio es tan amante,
Que, por galantear su ingenio,
Estudió latinidad,
Y hizo castellanos versos;
Tan afectada en vestirse,
Que en todos los usos nuevos
Entra, y de ninguno sale.
Cada dia por lo menos
Se riza dos ó tres veces,
Y ninguna á su contento.
Los melindres de Belisa,
Que fingió con tanto acierto
Lope de Vega, con ella
Son melindres muy pequeños;
Y con ser tan enfadosa
En estas cosas, no es esto
Lo peor, sino el hablar
Con tan estudiado afecto,
Que, crítica impertinente,
Varios poetas leyendo,
No habla palabra jamas
Sin frases y sin rodeos;
Tanto, que ninguno puede
Entenderla sin comento.
La lisonja y el aplauso
Que la dan algunos necios,
Tan soberbia, tan ufana
La tienen, que en un desprecio
De la deidad del amor
Comunera es de su imperio.
Esta tema á todas horas,
Este enfado á todos tiempos
Aborrecible la hacen,
Tanto, que no hay dos opuestos
Tan contrarios, como son
Las dos hermanas, haciendo
Por instantes el estrado
La campaña de su duelo.
Ha dado pues (yo no sé
Si es necia envidia, ó si zelo)
En asistir á Leonor
De suerte, que no hay momento,
Que no ande en alcance suyo,
Sus acciones inquiriendo,
Tanto, que al sol de sus ojos
Es la sombra de su cuerpo.
Anoche pues en su calle
Entré embozado y secreto;
Y haciendo al balcon la seña,
Donde hablar con Leonor suelo,
La ventana abrió Leonor,
Y yo, á la ocasion atento,
Llegué á hablarla; pero apenas
La voz explicó el concepto,
Que estudiado y no sabido
No me cabia en el pecho,
Cuando tras ella Beatriz
Salió, y con notable estruendo
La quitó de la ventana,
Dos mil locuras diciendo,
Que, si yo entendí el estilo
Con que las dijo, sospecho,
Que fueron, que ella á su padre
Diria el atrevimiento.
No sé si me conoció;
Y asi cuidadoso temo
El saber ó no saber
En qué ha parado el suceso;
Por cuya causa no voy