No hay cosa como callar - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

No hay cosa como callar E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

No hay cosa como callar es una de las comedias teatrales de Pedro Calderón de la Barca, uno de los géneros dramáticos que más cultivó el autor, por detrás de los autos sacramentales. En ellas se suelen mezclar los enredos amorosos y familiares con los equívocos y las situaciones humorísticas.

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Seitenzahl: 95

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Pedro Calderón de la Barca

No hay cosa como callar

LA GRAN COMEDIA.

Saga

No hay cosa como callarOriginal titleNo hay cosa como callarCover image: Shutterstock Copyright © 1650, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726497052

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 2.0

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS QUE HABLAN EN ELLA.

Don Juan, galàn. Leonor, Dama.

Don Diego, galàn. Marcela, Dama.

Don Luis, galàn. Inès, criada.

Don Pedro viejo. Juana, criada.

Enrique, criado. Alvarez, efcudero.

Barzoque, gracioso. Celio, criado.

JORNADA PRIMERA.

Salen Don Juan con Abito de Santiago en la capa, y con venera, vestido de negro, y Barzoque de color.

Barz. SEñor, qué melancolía,

ó qué suspension es esta

con que te hallo? tù tienes

sentimientos, ni tristezas?

tù suspiras? Aora digo,

que hace bien el que le ausenta,

que halla muchas novedades

en pocos dias de ausencia;

què es esto, señor?

d.Juan. No sè,

y la causa de mi pena

es no saber quien la causa,

Barz. Pues còmo?

d. Juan. Desta manera:

Deípues que suiste, Barzoque,

à hacer unas diligencias,

à que te embiò mi padre,

de cobranzas de su hacienda:

tan trocado me hallaràs,

que de toda la sobervia

con que de Venus, y Amor

traté los rayos, y flechas,

aun las ruìnas no han quedado,

porque postrada, y deshecha,

de una, y otra tyranìa

solo en mì quedò por seña

el padron que dice, assi

Amor, y Venus se vengan.

Oyendo en San Jorge Missa

el passado dia de fiesta,

vì una muger; dixe mal,

vì una Deidad lifongera,

tan hermosa, que no hizo

cosa la naturaleza

en tantos eftudios docta,

sabia en tantas experiencias,

con mas perfeccion: parece

que quiso esmerarse en ella

su inmenso poder, sacando

del exemplar de su idéa

logrado todo el concepto,

como en desengaño, ò muestra

de que ella mesma tal vez

sabe excederse á sí mesma.

Todas quantas hermosuras,

ò nuestra vista celebra,

ò nuestro gusto apetece,

fueron borradores desta;

porque assi como un ingenio

cuidadoso se desvela,

cuando a pùblicas censuras

dar algun estudio piensa,

que hecho Fiscal de sì mismo,

un pliego rasga, otro quema;

y mal contento de todo,

esto borra, aquello enmienda,

hasta que yà satisfecho

del cuidado que le cuesta,

dà el borrador al traslado,

y dà el traslado à la Imprenta:

la naturaleza assi,

viendo las varias bellezas

que hasta entonces hizo, todas

las enmendò sabia, y diestra,

borrando desta el defecto,

y la imperfeccion de aquella,

hasta que en limpio sacò

una hermosura tan bella,

que mas que todas, divina,

y mas que todas, perfecta,

fue una impression sin errata,

y un traslado sin enmienda.

Barz. Bastante hyperbole ha sido;

pero aunque mas la encarezcas,

hasta aora no me has dado

ninguna gana de verla.

d. Juan.Por què?

Barz. Porque tù conmigo

tienes en esta materia

perdido el credito. d.Juan.Còmo?

Barz. Como en siendo cara nueva,

siempre es superior, que en tì

la mejor es la postrera.

d. Juan. Yo te confiesso, que he sido

tan señor de mis potencias,

de mi alvedrio tan dueño,

que no ay muger, que me deb

cuidado de quatro dias,

porque burlandome dellas,

la que à mi me dura mas,

es la que menos me cuesta:

pero no ay regla, Barzoque,

tan general, que no tenga

excepcion; y esta muger

que digo, temo que sea

desta regla la excepcion.

Barz. Dime yà quien es.

d. Juan. Aquessa

es mi pena, que no pude

saberlo. Barz. No la figuieras:

no estaba yo aqui, que à sé,

que al instante te traxera

sabido, no solo el nombre,

la calidad, y la hacienda,

pero la Fè del Bautismo.

d. Juan. No quedó por diligencia.

Barz. Pues por què?

d.Juan. Por un acaso.

Barz. Y què fue?

d. Juan.Yendo tras ella

con deseo de saber

su casa, al tomar la vuelta

que hace la calle del Prado,

vì travada una pendencia.

Eran tres hombres à uno,

que con brio, y con destreza,

de los tres se defendia;

(si para tres ay defensa)

no dudo que le mataran,

aunque tan valiente era,

si yo cumpliendo animoso

de mi obligacion la deuda,

no me pusiera à su lado:

viòse socorrido apenas,

quando con mayor esfuerzo

los embistiò de manera,

que diò con uno en el suelo:

llegò gente, fuele fuerza

retirarte, y yo con èl,

hasta dexarle en la Iglesia;

de suerte, que por dàr vida

à otro , quede yo sin ella,

pues no seguì à la muger.

Banz.Y el Cavallero, quièn era?

d. Juan. Tampoco le conocì,

que aunque dello me diò muestras

de agradecido, al instante

hice de la calle ausencia,

por no hacerme yo en la herida

complice.

Barz. Prevencion cuerda;

y bolviendo à la muger,

me he holgado saber que sea

principio de amor tan tibio

la causa de tu tristeza.

d. Juan. Por què?

Barz. Porque tù sabràs

divertirla; pues apenas

avràs visto otra, mañana,

quando no te acuerdes de essa.

d. Juan. Podrà ser; pero yo dudo

que aya cosa que divierta

afecto tan poderoso,

tan rigurosa violencia,

como aora siento en el alma.

Barz. Sola una vez que se dexa

vèr una hermosura, puede

enamorar con tal fuerza?

d.Juan. La muerte dà un basilisco

de sola una vez que vea;

la vivora dà la muerte

de sola una vez que muerda;

la espada quira la vida

de sola una vez que hiera,

y de una vez sola, el rayo

mata, aun antes que se sienta.

Luego siendo basilisco

Amor, vivora sangrienta,

blanca espada, y vivo rayo,

bien puede dar muerte fiera

de sola una vez que mire,

de una vez que haga la presa,

de una vez que se desnude,

y de una vez que se encienda.

Barz. Y Marcela, á todo esto

què dice, señor? d.Juan.Marcela

es Dama de cada dia,

ni entra, ni sale en la cuenta.

Todo ocioso Cortesano,

dice un adagio, que tenga

una Dama de respeto,

que sin estorvar, diviertas,

y esta se llame la fixa,

porque à todas horas sea

quien de las otras errantes

pague las impertinencias.

Barz. Bueno es esso, para estár

ella tan vana, que piensa

que no ay hombre oy en el Mundo

mas enamorado. d. Juan. Essa

la maña es,que ella lo pinse,

y que à mi no me acontezca:

y porque mejor lo digas,

sabe, que como me es fuerza,

por aver sido Soldado,

pues con el Duque de Lerma

a Italia passè, y á Flandes,

ir à esta jornada, ella

muy Dama, por hacer todas

las caravanas de ausencia,

esta venera me ha dado

para que memoria tenga,

y dentro un retrato suyo.

Barz. Dame para reir licencia.

d. Juan. Pues de què te has de reir?

Barz. De que las Marcelas tengan

vanidad de retratadas:

qué dexa, señor, què dexa

à una Infanta de Catay,

tratada casar en Persia?

Mas dònde vamos aora?

d. Juan. A hacer una diligencia

perdida, por vèr si puedo

saber quien la Dama sea.

Barz. Qual es?

d. Juan.Ir al puesto mismo

donde la vì la primera

vez, por si por dicha oy,

que tambien es dia de fiesta,

buelve à èl, que yo no dudo,

que vive por aqui cerca.

Barz. De què lo infieres?

d. Juan. De que

una muger como aquella,

á pie no fuera muy lexos.

Barz. Si en este barrio viviera

donde vivimos nosotros,

no era fuerza conocerla?

d.Jua.No,que puede aver muy poco

que à èl se aya mudado, fuera

de que aqui nada se sabe.

Barz. Dices bien, si consideras

que en Madrid Partos, y Medos

viven una casa mesma,

sin saber unos de otros.

Salen al pano por la puerta de mano izquierda Marcela, y Inès.

Marc. Tapate, porque no pueda

conocernos. Inès. No podrà,

aunque nos hable, y nos vea.

Marc. Es tal su divertimiento

estos dias, que me fuerza

à seguirle, por saberle

donde sale, y donde entra.

Inès. A la puerta de San Jorge

se ha parado. Marc.Pues en esta

de este portal nos entremos

nosotras. d.Juan.Barzoque,espera,

no entres en la Iglesia.Barz.Estoy,

yo excomulgado?

Inès. El se acerca:

si nos conoció? Marc. No sè:

ponte detràs desta puerta,

por si nos viò.

d. Juan. A este umbral

nos paremos.

Barz. Pues què intentas?

d.Juan. He visto, si no me engañan

los delirios de mi idèa,

todo el Sol cifrado à un rayo,

y todo el Cielo á una esfera:

aquella que sale (ay Cielos!)

del Templo aora, es la mesma

que vì; repetido el daño,

no es possible que me mienta

y para que no repare

alguien que vamos tras ella,

dexandola antes passar,

es mejor que no nos vea.

Marc. Inès, oistelo? Inès, Si.

Marc. No fue vana mi sospecha.

Salen Leanor, dama, Juana, criala. y Alvarez efcudero.

Leon. Alvarez?

Alv. Señora? Leon.Haced

trae la silla. Alv. Voy por ella.

Juan. Para ir àcasa, has mandado,

señora, estando tan cerca,

traer silla? Leon. No voy à casa,

Juana, aora, que aunque sea

contra el gusto de mi hermano

tomarme aquesta licencia,

à verle à su retraimiento

voy, tu dà à casa la buelta.

Alv. Yá esta aqui la silla.

Leon. Abridla.

Barz. En una silla se entra.

Leon. Amor, y honor, què quereis?

dexadme, que yà estoy muertas

pues de mi amante, y mi hermano

Iloro à un tiempo dos ausencias.

Sale Don Juan al tablado,y las dos se von, y salen tràs èl Marcela, y Inès.

d.Ju. NO es, Barzoque,mas hermosa,

que yo supe encarecerla?

Barz. Las cosas que no me tañen,

nunca me detengo en verlas;

dexame vèr la criada:

vaya, ni es mala, ni buena,

mediocre es.

d.Ju. Dicha he tenido.

Barz.Què aguardas? Vamos tràs ella,

no aya otra pendencia antes

de saber su casa. d.Ju.Es ¡fuerza,

que imàn de rayos, tràs sí

arrebatado me lleva,

gitasol de su hermosura.

Al irse à entrar, le detiene Marcela.

Marc. Pues vuessarced se detenga,

que el girafol con la vista

sola sigue la belleza

del Sol, pero no se mueve.

d.Ju. Vive el Cielo, que es Marcela.

Barz. No lo dixe yo? Peor

es esto, que la pendencia.

d.Juan. Marcela, pues qué yenida

por estos barrios es esta?

Marc. Es venir à averiguar

la causa de las tristezas

de estos dias, y hela hallado,

a precio de una experiencia.

d.Ju. Huelgome, porque hasta ahora

yo no he sabido qual sea,

y diciendomela tu,

serà mas facil vencerla.

Marc. Pues si no lo sabes, es,

Don Juan, para que lo sepas,

avec visto el Sol cifrado

à un rayo, el Cielo à una esfera.

Barz. Muertos somos, si oyò aquello

del retraro, y la venera.

d.Juan. Barzoque, mira si dixe

yo bien; qué seas tan necia,

que no eches de vèr, que avia

conocidote , y que à esta

puerta me puse á hablar esso,

en venganza de que vengas

siguiendo en aquesse trage

mis passos?

Barz.Y por mas señas

del averos conocido,

desde que entrasteis en esta

calle, venisteis andando

hasta aqui.

Marc. Ay tal desverguenza!

pues tù, picaro, tambien

te burlas de mi? d.Juan. No seas

terrible, que por tu vida:::

Mar. Di la tuya.d.Ju.No es la mesma?

que te avia conocido.

Mar. No està mala la desecha.

d.Juan. En tanto, Barzoque, que

yo desenojo à Marcela,

vé à ver si hallas aquel hombre

que ha de acetar està letra.

Barz. Yo voy.

Marc. No quiero que vayas.

‛d.Juan. Importa la diligencia.

Marc, No le dexes ir, Inès.

Inès. Yo le tendrè: infame, espera,

y aquello de la mediocre,