Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Sería desacertado catalogar No hay cosa como callar de Calderón de la Barca como una comedia de capa y espada. Abordar temas como el silencio de la víctima y el secreto, la pérdida del honor y el desenlace final, la sitúan más cerca de la tragedia que del mundo de la comedia. No hay cosa como callar escenifica la frustración y desolación de Leonor, una mujer violada y casada contra su voluntad con el cínico e infame Don Juan.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 102
Veröffentlichungsjahr: 2010
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Pedro Calderón de la Barca
No hay cosa como el callar
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Título original: No hay cosa como el callar.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN tapa dura: 978-84-1126-320-7.
ISBN rústica: 978-84-9953-357-5.
ISBN ebook: 978-84-9953-356-8.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.
Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Jornada primera 9
Jornada segunda 59
Jornada tercera 107
Libros a la carta 161
Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-Madrid, 1681). España.
Su padre era noble y escribano en el consejo de hacienda del rey. Se educó en el colegio imperial de los jesuitas y más tarde entró en las universidades de Alcalá y Salamanca, aunque no se sabe si llegó a graduarse.
Tuvo una juventud turbulenta. Incluso se le acusa de la muerte de algunos de sus enemigos. En 1621 se negó a ser sacerdote, y poco después, en 1623, empezó a escribir y estrenar obras de teatro. Escribió más de ciento veinte, otra docena larga en colaboración y alrededor de setenta autos sacramentales. Sus primeros estrenos fueron en corrales.
Entre 1635 y 1637, Calderón de la Barca fue nombrado caballero de la Orden de Santiago. Por entonces publicó veinticuatro comedias en dos volúmenes y La vida es sueño (1636), su obra más célebre. En la década siguiente vivió en Cataluña y, entre 1640 y 1642, combatió con las tropas castellanas. Sin embargo, su salud se quebrantó y abandonó la vida militar. Entre 1647 y 1649 la muerte de la reina y después la del príncipe heredero provocaron el cierre de los teatros, por lo que Calderón tuvo que limitarse a escribir autos sacramentales.
Calderón murió mientras trabajaba en una comedia dedicada a la reina María Luisa, mujer de Carlos II el Hechizado. Su hermano José, hombre pendenciero, fue uno de sus editores más fieles.
Don Juan.
Álvarez, escudero.
Barzoque, gracioso.
Don Pedro.
Doña Marcela.
Don Diego.
Inés, criada.
Enrique, criado.
Doña Leonor.
Don Luis.
Juana, criada.
Celio, criado.
Acompañamiento.
La escena, en Madrid y en un camino.
[Calle.]
Salen Don Juan, con hábito de Santiago, en la capa y con venera, vestido de negro, y Barzoque de camino.
Barzoque Señor, ¿qué melancolía
o qué suspensión es esta
con que te hallo? ¿Tú tienes
sentimientos, ni tristezas?
¿Tú suspiras? Ahora digo 5
que hace bien el que se ausenta,
que halla muchas novedades
en pocos días de ausencia.
¿Qué es esto, señor?
Don Juan No sé,
y la causa de mi pena 10
es no saber quién la causa.
Barzoque ¿Pues cómo?
Don Juan Desta manera.
Después que fuiste, Barzoque,
a hacer unas diligencias,
a que te envió mi padre, 15
de cobranzas de su hacienda,
tan troncado me hallaras,
que de toda la soberbia
con que de Venus y Amor
traté los rayos y flechas, 20
aun las ruinas no han quedado;
porque postrada y deshecha,
de una y otra tiranía
solo en mí quedó por seña
el padrón, que dice: «Así 25
Amor y Venus se vengan.»
Oyendo en San Jorge misa
el pasado día de fiesta,
vi una mujer... Dije mal,
vi una deidad lisonjera, 30
tan hermosa, que no hizo
cosa la Naturaleza
en tantos estudios docta,
sabia en tantas experiencias,
con más perfección; parece 35
que quiso esmerarse en ella
su inmenso poder, sacando
del ejemplar de su idea
logrado todo el concepto,
como en desengaño o muestra 40
de que ella mesma tal vez
sabe excederse a sí mesma.
Todas cuantas hermosuras,
o nuestra vista celebra,
o nuestro gusto apetece, 45
fueron borradores désta
porque así como un ingenio
cuidadoso se desvela,
cuando a públicas censuras
dar algún estudio piensa, 50
que hecho fiscal de sí mismo,
un pliego rasga, otro quema,
y mal contento de todo,
esto borra, aquello enmienda,
hasta que ya satisfecho 55
del cuidado que le cuesta,
da el borrador al traslado,
y da el traslado a la imprenta;
la Naturaleza así,
viendo las varias bellezas 60
que hasta entonces hizo, todas
las enmendó sabia y diestra,
borrando désta el defecto,
y la imperfeción de aquélla,
hasta que en limpio sacó 65
una hermosura tan bella,
que más que todas divina
y más que todas perfecta,
fue una impresión sin errata
y un traslado sin enmienda. 70
Barzoque Bastante hipérbole ha sido;
pero aunque más la encarezcas,
hasta ahora no me has dado
ninguna gana de verla.
Don Juan ¿Por qué?
Barzoque Porque tú conmigo 75
tienes en esta materia
perdido el crédito.
Don Juan ¿Cómo?
Barzoque Como en siendo cara nueva,
siempre es superior; que en ti
la mejor es la postrera. 80
Don Juan Yo te confieso que he sido
tan señor de mis potencias,
de mi albedrío tan dueño,
que no hay mujer que me deba
cuidado de cuatro días; 85
porque burlándome dellas,
la que a mí me dura más,
es la que menos me cuesta.
Pero no hay regla, Barzoque,
tan general, que no tenga 90
excepción; y esta mujer
que digo, temo que sea
desta regla la excepción.
Barzoque Dime ya quién es.
Don Juan Aquesa
es mi pena, que no pude 95
saberlo.
Barzoque ¿No la siguieras?
No estaba yo aquí, que a fe
que al instante te trajera
sabido, no solo el nombre,
la calidad y la hacienda, 100
pero la fe del bautismo.
Don Juan No quedó por diligencia.
Barzoque Pues ¿por qué?
Don Juan Por un acaso.
Barzoque ¿Y qué fue?
Don Juan Yendo tras ella,
con deseo de saber 105
su casa, al tomar la vuelta
que hace la calle del Prado,
vi trabada una pendencia.
Eran tres hombres a uno,
que con brío y con destreza 110
de los tres se defendía,
Si para tres hay defensa.
No dudo que le mataran,
aunque tan valiente era
si yo, cumpliendo animoso 115
de mi obligación la deuda,
no me pusiera a su lado.
Viose socorrido apenas,
cuando con mayor esfuerzo
los embistió de manera, 120
que dio con uno en el suelo.
Llegó gente, fuele fuerza
retirarse, y yo con él,
hasta dejarle en la iglesia;
de suerte que, por dar vida 125
a otro, quedé yo sin ella,
pues no seguí a la mujer.
Barzoque Y el caballero, ¿quién era?
Don Juan Tampoco le conocí;
que aunque dello me dio muestras 130
de agradecido, al instante
hice de la calle ausencia,
por no hacerme yo en la herida
cómplice.
Barzoque ¡Prevención cuerda! 135
Y volviendo a la mujer,
me he holgado saber que sea
principio de amor tan tibio
la causa de tu tristeza.
Don Juan ¿Por qué?
Barzoque Porque tú sabrás
divertirla, pues apenas 140
habrás visto otra mañana,
cuando no te acuerdes désa.
Don Juan Podrá ser; pero yo dudo
que haya cosa que divierta
afecto tan poderoso, 145
tan rigurosa violencia,
como ahora siento en el alma.
Barzoque ¿Solo una vez que se deja
ver una hermosura, puede
enamorar con tal fuerza? 150
Don Juan La muerte da un basilisco
de sola una vez que vea;
la víbora da la muerte
de una sola vez que muerda;
la espada quita la vida 155
de sola una vez que hiera,
y de una vez sola el rayo
mata aun antes que se sienta.
Luego, siendo basilisco
amor, víbora sangrienta, 160
blanca espada y vivo rayo,
bien puede dar muerte fiera
de una sola vez que mire,
de una vez que haga la presa,
de una vez que se desnude 165
y de una vez que se encienda.
Barzoque Y Marcela, a todo esto,
¿qué dice, señor?
Don Juan Marcela
es dama de cada día:
ni entra ni sale en la cuenta. 170
Todo ocioso cortesano,
dice un adagio, que tenga
una dama de respeto,
que sin estorbar, divierta;
y ésta se llama la fija, 175
por que a todas horas sea
quien de las otras errantes
pague las impertinencias.
Barzoque ¡Bueno es esto, para estar
ella tan vana, que piensa 180
que no hay hombre hoy en el mundo
más enamorado!
Don Juan Esa
la maña es, que ella lo piense,
y que a mí no me acontezca.
Y por que mejor lo digas, 185
sabe que, como me es fuerza,
por haber sido Soldado
(pues con el Duque de Lerma
a Italia pasé y a Flandes),
ir a esta jornada, ella, 190
muy dama, por hacer todas
las caravanas de ausencia,
esta venera me ha dado
para que memoria tenga
y dentro un retrato suyo. 195
Barzoque Dame para reír licencia.
Don Juan Pues ¿de qué te has de reír?
Barzoque De que las Marcelas tengan
vanidad de retratadas.
¿Qué deja, señor, qué deja 200
a una Infanta de Catay,
tratada casar en Persia?
Mas ¿dónde vamos ahora?
Don Juan A hacer una diligencia
perdida, por ver si puedo 205
saber quién la dama sea.
Barzoque ¿Cuál es?
Don Juan Ir al puesto mismo
donde la vi la primera
vez, por si por dicha hoy,
que también es día de fiesta, 210
vuelve a él; que yo no dudo
que vive por aquí cerca.
Barzoque ¿De qué lo infieres?
Don Juan De que
una mujer como aquélla,
a pie no fuera muy lejos. 215
Barzoque Si en este barrio viviera,
donde vivimos nosotros,
¿no era fuerza conocerla?
Don Juan No, que puede haber muy poca
que a él se haya mudado; fuera 220
de que aquí nada se sabe.
Barzoque Dices bien, si consideras
que en Madrid partos y medos
viven una casa mesma,
sin saber unos de otros. 225
(Salen al paño por la puerta de mano izquierda Marcela e Inés.)
\Marcela Tápate, por que no pueda
conocernos.
Inés No podrá,
aunque nos hable y nos vea.
Marcela Es tal su divertimiento
estos días, que me fuerza 230
a seguirle, por saber
dónde sale y dónde entra.
Inés A la puerta de San Jorge
se ha parado.
Marcela Pues en esta
deste portal nos entremos 235
nosotras.
[Éntranse.]
Don Juan Barzoque, espera,
no entres en la iglesia.
Barzoque ¿Estoy
yo excomulgado?
Inés Él se acerca.
¿Si nos conoció?
Marcela No sé.
Ponte detrás desta puerta, 240
por si no nos vio.
Don Juan A este umbral
nos paremos.
Barzoque Pues ¿qué intentas?
Don Juan He visto, si no me engañan
los delirios de mi idea,
todo el Sol cifrado a un rayo, 245
y todo el cielo a una esfera.
Aquella que sale (¡ay cielos!)
del templo ahora, es la mesma
que vi; repetido el daño,
no es posible que me mienta. 250
Y para que no repare
alguien que vamos tras ella,
dejándola antes pasar,
es mejor que no nos vea.
[Éntranse en otro portal Don Juan y Barzoque.]
Marcela Inés, ¿oístelo?
Inés Sí. 255
Marcela No fue vana mi sospecha.
(Salen Leonor, dama; Juana, criada, y Álvarez, escudero.)
Leonor Álvarez.
Álvarez Señora.
Leonor Haced
traer la silla.
Álvarez, Voy por ella.
Juana Para ir a casa, ¿has mandado,
señora, estando tan cerca, 260
traer silla?
Leonor No voy a casa,
Juana, ahora; que aunque sea
contra el gusto de mi hermano
tomarme aquesta licencia,
a verle a su retraimiento
voy; tú da a casa la vuelta. 265
Álvarez Ya está aquí la silla.
Leonor Abridla.
Barzoque [A su amo.] En una silla se entra.
Leonor [Para sí.] Amor y honor ¿qué queréis?
Dejadme, que ya estoy muerta, 270
pues de mi amante y mi hermano
lloro a un tiempo dos ausencias.
[Vanse Leonor, Juana y Álvarez.]
(Sale Don Juan al tablado, y las dos [Marcela e Inés] tras él.)
Don Juan ¿No es, Barzoque, más hermosa
que yo supe encarecerla?
Barzoque Las cosas que no me tañen,
nunca me detengo en verlas. 275
Déjeme ver la criada.
Vaya. ni es mala, ni buena:
mediocre es.
Don Juan Dicha he tenido.
Barzoque ¿Qué aguardas? Vamos tras ella,
no haya otra pendencia antes 280
de saber su casa.
Don Juan Es fuerza
que imán de rayos, tras sí
arrebatado me lleva,
girasol de su hermosura. 285
(Al irse a entrar, le detiene Marcela.)
Marcela Pues vuesarced se detenga;
que el girasol, con la vista
sola sigue la belleza
del Sol; pero no se mueve.
Don Juan (Aparte.) ¡Vive el Cielo, que es Marcela! 290
Barzoque (Aparte.) ¿No lo dije yo? Peor
es esto que la pendencia.
Don Juan Marcela, pues ¿qué venida
por estos barrios es ésta?
Marcela Es venir a averiguar 295
la causa de las tristezas
destos días, y hela hallado