Noviazgo cristiano - Thomas Gregory Morrow - E-Book

Noviazgo cristiano E-Book

Thomas Gregory Morrow

0,0
4,99 €

oder
-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

El itinerario entre la primera amistad y el día de la boda tiene mucho de inolvidable, pero también de accidentado. Para los jóvenes católicos que apuestan por un compromiso fiel, el noviazgo requiere conocimientos específicos sobre la moral, los matices del amor, las conductas en los momentos de diversión, la relación castidad-felicidad, el modo de afrontar futuras crisis de pareja, etc. Esta guía, entretenida y con solidez teológica, ha resultado de gran ayuda para numerosas parejas católicas que buscan un camino mejor, más firme y también más feliz.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



T. G. MORROW

NOVIAZGO CRISTIANO EN UN MUNDO SUPER-SEXUALIZADO

Una guía para católicos

Quinta edición

EDICIONES RIALP

MADRID

Título original: Christian Courtship in an Oversexed World

© 2008 by T. G. MORROW

© 2022 de la versión española realizada por MERCEDES VILLAR,

by EDICIONES RIALP, S. A.,

Manuel Uribe 13-15, 28033 Madrid

(www.rialp.com)

Primera edición, en col. Bolsillo, septiembre 2008

Quinta edición, noviembre de 2022

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita repro- ducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Realización ePub: produccioneditorial.com

ISBN (edición impresa): 978-84-321-6283-1

ISBN (edición digital): 978-84-321-6284-8

AGRADECIMIENTOS

Deseo dar las más expresivas gracias a todos los que me han ayudado en este intento. En primer lugar, a Barbara Meng, que tan afectuosamente leyó cada palabra y me hizo innumerables correcciones; y a mi mentor teológico, Dr. William Mayo, por leer los dos capítulos sobre el matrimonio y sugerirme las mejoras; y a Mike Aquilina, por publicar tan amablemente mi columna sobre el noviazgo en la revista New Covenant, y sugerirme que escribiera un libro sobre el tema. Mi sincero agradecimiento también a Pete y Barbara DiGioia y a su familia por permitirme usar su casa de la playa para redactar mucho de lo que hay escrito aquí; y a Susan Bucheit, Maribeth Harper, Susan Gray, Dori Belmont y Christine Creech, por revisar varios capítulos y hacerme recomendaciones. También estoy agradecido a Luis Brown y Carolyn Pierce por su cooperación, y a Susan Mea.

Nota: Con objeto de proteger la intimidad de las personas implicadas, he cambiado los nombres y algunas circunstancias de las historias reales que aparecen aquí.

ÍNDICE

PORTADA

PORTADA INTERIOR

CRÉDITOS

AGRADECIMIENTOS

INTRODUCCIÓN

EL NOVIAZGO: LA BÚSQUEDA DE UNA PROFUNDA AMISTAD COMO PREPARACIÓN DE UN POSIBLE MATRIMONIO

¿UN CURA HABLANDO DEL NOVIAZGO?

I. ELEGIR AL CÓNYUGE PERFECTO

PIENSA EN TU SALVACIÓN

EL DESEO DE HIJOS

EVALUAR LA COMUNICACIÓN

LUCES ROJAS Y SEÑALES DE ALARMA

LIBERTAD PARA CONTRAER MATRIMONIO

RELACIONES CÁLIDAS Y FRÍAS

CASARTE CON TU MEJOR AMIGO

LA QUÍMICA TIENE SU IMPORTANCIA

¿SEGURO QUE LA APARIENCIA IMPORTA?

LA INDEPENDENCIA DE LOS PADRES

¿SE ATRAEN LOS OPUESTOS?

EL DESEO DE MEJORAR

CONSEGUID LA INTIMIDAD

LA CUESTIÓN MONETARIA

OBSÉRVALE/LA

REZA MUCHO, PERO USA LA CABEZA

¡PREPARADOS! ¡LISTOS! ¡YA!

RESUMEN

II ENTENDER EL AMOR

«AGAPE» (AMOR DIVINO)

AMOR CONYUGAL O AMOR DE ELECCIÓN (UNA ESPECIE DE «AGAPE»)

«PHILIA» (AMISTAD)

«STORGE» (AFECTO)

LIBERTAD EN LA MODERACIÓN

¿RETRASAR LOS BESOS HASTA EL MATRIMONIO?

«EROS» (ENAMORAMIENTO)

RESUMEN

III. UN RETO IMPORTANTE: UN NOVIAZGO CASTO

SAGRADA ESCRITURA

LA IGLESIA

¿CÓMO DE LEJOS ES DEMASIADO LEJOS?

UNA NOTA SOBRE LA PORNOGRAFÍA

APLICACIONES PRÁCTICAS

RESUMEN

IV. ¿POR QUÉ UN NOVIAZGO CASTO, UN NOVIAZGO CRISTIANO?

APLICÁNDOLO A LOS CUATRO AMORES

EL PENSAMIENTO DE JUAN PABLO II

DIGNIDAD DE LA MUJER

LOS HOMBRES Y LA CASTIDAD

EL SEXO PREMATRIMONIAL Y EL DIVORCIO

¿ESTÁN LOS CRISTIANOS REALMENTE OBSESIONADOS POR EL SEXO?

RESUMEN

V. VIVIR UN NOVIAZGO CRISTIANO

CÓMO VIVIR CASTAMENTE

EL CONVENCIMIENTO PROPIO

DOMESTICAR LOS SENTIDOS Y DOMINAR LA IMAGINACIÓN

LOS VALORES DE LA CASTIDAD

EL AUTOCONTROL COMO «PADRE»

TRATANDO CON EL MUNDO

¿BASTA ESTAR DE ACUERDO?

¿ES POSIBLE LA REFORMA?

LA GRACIA

SIN TRANSIGENCIAS

IDEAS PRÁCTICAS

RESUMEN

VI. UNA LLAMADA AL PUDOR

¿QUÉ ES LO IMPÚDICO EN LA ACTUALIDAD?

¿QUÉ DEBE HACER UNA CHICA?

LA FUERZA DEL PUDOR

EL PELIGRO DE LA BELLEZA

LOS HOMBRES ENFRENTADOS AL IMPUDOR FEMENINO

RESUMEN

VII. EL MODELO BÍBLICO DE NOVIAZGO

MARCIANOS Y VENUSIANOS

LAS REGLAS

EL NOVIAZGO SIN SEXO FORTALECE EL RESPETO

RESPETO Y AUTO-CONFIANZA

RESUMEN

VIII ESTRATEGIAS EN EL NOVIAZGO CRISTIANO

¿ESTÁIS PREPARADOS PARA EL NOVIAZGO?

EVITAR EL EXCESO EN LAS SALIDAS

¿Y SI NO ES SATISFACTORIO?

VESTIGIOS DEL HEDONISMO

¿HASTA QUÉ PUNTO COMPROMETERSE, ESTANDO PROMETIDOS?

¿CUÁL ES LA MEJOR EDAD PARA EL MATRIMONIO?

¡CONSIGUE UN TRABAJO!

ESTAR AHÍ, HACERLO

SENTENCIAS DE NULIDAD

RESUMEN

IX. ENCONTRAR AL PRÍNCIPE AZUL

PLAN DE ACCIÓN

CUÍDATE

ACTITUD POSITIVA

PROGRAMA TU VIDA

SÉ EDUCADA

PONER FIN A LAS RELACIONES COMPLICADAS

SOLTEROS CATÓLICOS ON LINE

LAS CENAS

OTROS LUGARES SEMEJANTES

¿ES RELIGIOSO ESTE CHICO?

CONFIAR EN EL SEÑOR

RESUMEN

X. BUSCANDO A LA MUJER SOÑADA

EL HOMBRE CRISTIANO

¿DÓNDE BUSCAR?

PEDIRLE SALIR

LO ROMÁNTICO

RESUMEN

XI. LA COMUNICACIÓN

LO QUE PUEDE HACER MORTIMER

HAZ DE ELLA LA NÚMERO UNO

DEMUÉSTRALE ALGO MÁS QUE CIERTO RESPETO

MANIFIESTA TU ENFADO RACIONALMENTE Y CON AMABILIDAD

LO QUE PUEDE HACER ESMERALDA

ENFADOS SIMPÁTICOS

DEJA DE CRITICAR Y NO MANIPULES

SEÑOR, ¿POR QUÉ NOS HICISTE TAN DISTINTOS?

ES DURO, POR SUPUESTO

RESUMEN

XII. PECADOS ANTERIORES Y NUEVOS COMIENZOS

PECADOS SEXUALES

ENFERMEDADES VENÉREAS

ABORTO

HOMOSEXUALIDAD Y PEDOFILIA

OTRAS COSAS DEL PASADO

PECADOS SEXUALES RECIENTES

LA MISERICORDIA DE DIOS

PECADORES REFORMADOS

RESUMEN

XIII. DISFRUTAR DE LA SOLTERÍA

BUSCAD PRIMERO EL REINO

LEER A LOS SANTOS

ENCUENTRA APOYO EN LA FE

CONCRETAR METAS DE TRABAJO

APRENDER A VIVIR SENCILLAMENTE

SUPRIME EL EXCESO DE TELEVISIÓN

RESUMEN

XIV. EL MATRIMONIO CRISTIANO (I) EL AMOR: LA FORMA DEL MATRIMONIO

EL SACRAMENTO-COMPROMISO

RESPETA A TU CÓNYUGE

DA A CONOCER TU INSATISFACCIÓN DIPLOMÁTICAMENTE

FIDELIDAD

LO QUE UN MARIDO PUEDE HACER POR SU MUJER

PROPORCIONA A TU MUJER ALGO DE VARIEDAD

LO QUE PUEDE HACER TODA MUJER

LO QUE AMBOS PUEDEN HACER

¿CÓMO SABER SI NECESITAS ASESORAMIENTO?

RESUMEN

XV. EL MATRIMONIO CRISTIANO (II) LOS HIJOS: EL FRUTO DEL MATRIMONIO

¿EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA?

«VAMOS A ESPERAR UN POCO»

LA ANTICONCEPCIÓN Y LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR NATURAL

¿CUÁNTOS HIJOS?

LA MADRE EN EL HOGAR

LA SENCILLEZ CRISTIANA

LA EDUCACIÓN

¿Y SOBRE LA ESCOLARIZACIÓN EN EL HOGAR?

RESUMEN

XVI. EL COMPROMISO CRISTIANO

HABLAR CON EL PADRE

EL NOVIAZGO CON COMPROMISO

HABLAR CON UN SACERDOTE

LOS CURSOS PREMATRIMONIALES

DESPEDIDA DE SOLTEROS

LA ÚLTIMA SEMANA

RESUMEN

XVII. UNA BODA CATÓLICA

VESTIDOS DISCRETOS

EL SACERDOTE

LA MISA NUPCIAL

LAS LECTURAS DE LA MISA Y OTRAS

PROMESAS

MÚSICA

FORMATO TRADICIONAL DE LA BODA

IRREVERENCIAS QUE HAY QUE EVITAR

ESTAD PREPARADOS PARA LOS FALLOS

NO OS COMPLIQUÉIS

RESUMEN

AUTOR

INTRODUCCIÓN

EL NOVIAZGO: LA BÚSQUEDA DE UNA PROFUNDA AMISTAD COMO PREPARACIÓN DE UN POSIBLE MATRIMONIO

Para una pareja estadounidense, el clásico guión consiste en «salir» seriamente dos o tres veces por semana o más, acostarse juntos después de la tercera cita y contraer matrimonio al cabo de aproximadamente año y medio. La consecuencia es un 50% de divorcios, a menos que vivan juntos antes del matrimonio, en cuyo caso las posibilidades de divorcio llegan al 74%. Y esto, sin mencionar la elevada cifra de enfermedades venéreas (según los Centros de Prevención y Control de la Enfermedad, 65 millones de personas en USA padecen una enfermedad incurable de transmisión sexual), así como el maltrato a la mujer antes y durante el matrimonio.

Si quedas satisfecho con lo anterior, no creo que te guste este libro. Pero si crees que las cosas han ido mal durante los últimos cuarenta años, que el panorama de las «salidas» resulta un poco raro, y que necesitamos iniciar un nuevo sistema de noviazgo, este libro puede ser exactamente el que estás buscando.

Si crees que puedes encontrar algún remedio para la penosa situación que te hemos descrito, léelo pensando en Jesucristo y en su Iglesia. Sin embargo, he de advertirte que todo lo que encontrarás en él es un poco radical, tan radical como el Evangelio mismo. Es un libro destinado a los que quieren hacer las cosas como las haría Cristo, lo que es algo realmente radical (y siempre lo ha sido). No obstante, estoy seguro de que si llevas a cabo lo que está escrito aquí, serás feliz en esta vida y en la otra.

¿UN CURA HABLANDO DEL NOVIAZGO?

Salíamos juntos durante casi un año, en realidad desde que nos conocimos. Tenía el pelo negro azulado, oscuros ojos irlandeses y era alegre y piadosa, de una personalidad chispeante. Llamémosla Judy McIntyre. Hablábamos con frecuencia de la posibilidad de casarnos, así que lo que le dije aquel día debió sorprenderla.

«Judy —le dije—, no tiene sentido que continuemos nuestra relación».

«¿Por qué?» —respondió decepcionada.

«Porque voy a ser sacerdote».

Así, a la edad de seis años, terminó mi primer gran romance. Estaba seguro de que Dios me llamaba al sacerdocio. Judy y yo estábamos en primaria, en la Escuela de San Gabriel de Riverdale, New York, y, mirando hacia atrás, creo que éramos bastante precoces.

Mantuve este propósito a lo largo de los nueve años siguientes, optando por estudiar latín en los dos primeros años de escuela secundaria, con objeto de prepararme para el sacerdocio. Entonces, descubrí las chicas. Jugueteé con la idea de casarme y convertirme en sacerdote de rito oriental pero, por fin, abandoné definitivamente el sacerdocio.

Así, aunque en secundaria y en el instituto salía con chicas de vez en cuando, en segundo empecé a hacerlo con mayor frecuencia, con la perspectiva del matrimonio en el fondo de la mente. Tuve mi primer gran amor en el colegio (o el segundo, con el debido respeto a Judy). Se trataba de una californiana rubia, con una personalidad deliciosa, y católica, aunque sólo marginalmente. Después de salir juntos durante varios meses, se enamoró de otro estudiante con el que terminó casándose.

Luego apareció Sally en Los Ángeles, donde yo había ido a trabajar como ingeniero después de la universidad. Otra rubia, que contaba con el atractivo añadido de ser una católica practicante. Las cosas iban a las mil maravillas hasta que, unos meses después, prefirió a un amigo por correspondencia que había regresado de su destino en el ejército y que la conquistó plenamente.

Por último, está Mary, de Belmont, Massachussets, a la que conocí cuando trabajaba en las afueras de Boston. Procedía de una encantadora y piadosa familia católica y también ella lo era. Contestó a mi proposición con un «probablemente» que me llenó de grandes esperanzas, porque mi madre había respondido así a mi padre cuando le preguntó lo mismo. Sin embargo, el «probablemente» de Mary no era tan seguro como el de mi madre. Muy a mi pesar, se casó finalmente con un novio anterior.

Desde los 18 años hasta los 33 procuré vivir castamente, y aunque salía con católicas, me citaba frecuentemente con no-católicas con la insensata esperanza de resolver nuestras diferencias religiosas antes del matrimonio. En aquella época, me entristecía el hecho de que hubiera en la Iglesia muy pocos grupos donde conocer a una católica alegre y buena. Me propuse aprovechar la primera oportunidad para ayudar a los católicos solteros a vivir castamente y a conocer a otros con el mismo ideal.

A los 31 años empecé a rezar fervorosamente por mi vocación. En lugar de rezar un rosario diario, como hacía desde los 14 años, empecé a rezar dos. Continuaba preguntándome lo que el Señor deseaba hacer con mi vida, dispuesto a todo. A los 33 años, justamente un año después de cortar con Mary, sentí una fuerte llamada al sacerdocio. Todos mis planes de matrimonio se desvanecieron y me invadió una felicidad enorme.

En 1977 entré en el Seminario de San Carlos, de Filadelfia, y en 1982 fui ordenado para la Archidiócesis de Washington. En mis destinos en distintas parroquias me convertí en el capellán de grupos de jóvenes, pero mi esfuerzo resultaba inútil. En 1991 me trasladé a la catedral de San Mateo y allí me encontré con un grupo parecido de jóvenes: un grupo reducido y callado.

Una tarde, estudiando posibles iniciativas, les propuse un taller sobre «relaciones cristianas en un mundo super-sexualizado». Yo había observado que muchos jóvenes venían a rezar y a confesar en la Misa del domingo y también a diario. Era probable que, con un buen programa, el proyecto interesara a un buen grupo de gente joven. Los ocho que me escuchaban respondieron con gran entusiasmo.

Preparamos entre todos un programa basado en la Sagrada Escritura, la Declaración de la Ética Sexual de la Iglesia del año 1975, Los Cuatro amores, de C.S. Lewis y Amor y Responsabilidad de Juan Pablo II. Hicimos algunos folletos en cuya portada aparecía una pareja de aspecto feliz y los llevamos a todas las parroquias que se nos ocurrieron. El programa se desarrollaría durante tres viernes consecutivos, inmediatamente después del trabajo, y con pizza en el intermedio.

Continuamos el otoño siguiente con una charla mensual sobre la fe, y repetimos las reuniones en un local más grande que atrajo la participación de 115 personas por semana. Mantuvimos el mismo seminario durante años, con un rendimiento parecido.

Aquellos jóvenes estaban encantados de que alguien les hablara de castidad y deseaban conocer a otros con ideas similares. Mencioné la posibilidad de crear grupos de solteros de un solo sexo. Les comenté que, cuando era un joven bachiller en Los Ángeles, fui invitado a una cita a ciegas en un baile de «solteronas». Aquellas mujeres, que eran todo menos solteronas, habían organizado su propio grupo para crear un estilo personal de vida social.

Nadie mostró entusiasmo ante esta última sugerencia. Sin embargo, varios meses después mencioné la idea a dos mujeres jóvenes que acudieron solicitando dirección espiritual, y decidieron poner en práctica esta iniciativa pocas semanas después. Yo abordaba a toda joven piadosa que veía en Misa o en las charlas mensuales, invitándola a unirse a nuestro grupo. Con el tiempo, se celebró el primer encuentro al que asistieron unas diez jóvenes. Nos reuníamos mensualmente para rezar el rosario, charlar y discutir sobre temas religiosos.

Tres años después, los jóvenes crearon la contrapartida, con la callada esperanza de mezclarse socialmente de vez en cuando con el grupo de mujeres.

Dos de ellas se mostraban preocupadas por mi insistencia en incluir el tema de la castidad como parte del programa. Estaban seguras de que no funcionaría, pues veían difícil encontrar hombres que se interesaran por la cuestión.

Un año después me recordaban esta conversación, riéndose de su propio escepticismo. Había funcionado. De hecho, si no hubiéramos hablado de castidad el proyecto habría fracasado. Más tarde, una de ellas me dijo: «Padre, yo siempre he querido vivir así, pero no sabía cómo. Esta es la época más feliz de mi vida».

Pero vuelvo a la pregunta inicial: ¿Qué hace un cura hablando de castidad?

En primer lugar, tengo una cierta experiencia personal. Por otra parte, muchos me han pedido que escriba sobre unos seminarios que dirigí en Washington. En tercer lugar, al haber trabajado estrechamente con jóvenes desde 1992, tengo la certeza de que un noviazgo cristiano es posible. Me entusiasma ver a tantos católicos maravillosos —muchos han llegado a ser amigos queridos— que han triunfado viviendo su fe y casándose bien. Por fin, decidí escribir mis conclusiones, con el fin de ayudar a jóvenes católicos a sobrevivir alegremente en medio de la revolución postsexual.

Aquí las tienes.

I. ELEGIR AL CÓNYUGE PERFECTO

LA MAYOR PARTE DE LOS JÓVENES BUSCAN a alguien que les atraiga, con quien iniciar una relación. Y si no se producen grandes crisis a lo largo del camino, o aunque se produzcan, llegar al matrimonio. Una vez casados, sólo queda esperar a que aquello funcione.

Hay un camino mejor: decidir bien lo que estás buscando y luego ponerte en marcha.

PIENSA EN TU SALVACIÓN

¿Me ayudará está persona a alcanzar el Reino de Dios? Esta es la primera consideración antes de elegir esposa. Para cualquier católico, la propia salvación debería ser el punto de mira al iniciar cualquier tarea.

¿Qué clase de persona te ayudará a salvarte? Por lo que yo he observado, la mejor elección en estos días es, por supuesto, la de una firme católica practicante. ¿Por qué? Por nuestra actual crisis moral. Mira con objetividad a qué obstáculos se enfrentan actualmente las parejas, entre las que pronto te encontrarás tú: clima proclive a la relación sexual durante el noviazgo; aborto y anticoncepción (muchos anticonceptivos son abortivos); número de hijos (los buenos católicos tienden a superar la cifra media); culto dominical; bautismo de los hijos y educación en la fe; escolarización, que incluye la elección de la escuela católica, laica o familiar, etc. La lista parece crecer día tras día.

Vas a compartir íntimamente la vida con la persona con la que te cases. Nadie de la tierra estará más cerca de ti, ni tu padre ni tu madre (Gen 2, 24). ¿Deseas realmente pasar gran parte del tiempo de tu matrimonio discutiendo sobre la anticoncepción o la asistencia a la Misa dominical? ¿No preferirás contar con alguien que te apoye en vez de enfrentarse contigo? ¡Ya es bastante difícil la salvación como para arrastrar a un cónyuge descontento detrás de ti!

¿Existe alguna posibilidad de relación con una persona no-católica? Quizá; pero si esos temas morales pueden ser difíciles entre católicos, no hablemos entre los no-católicos. La cuestión estriba en preguntarte si quien buscas está abierto a tus criterios morales. Hay posibilidades: podría tratarse de una persona piadosa de religión protestante que entienda la bondad de tu fe católica.

¿Qué pasa si te encuentras con una persona católica no practicante o con una atea que parece encantadora? Mi opinión ha sido siempre la misma: si durante los seis primeros meses de noviazgo tales personas no se hacen más religiosas, es probable que nunca acepten a Cristo o a la Iglesia.

Pero, ¿no es cada uno el responsable? Ciertamente. Sin embargo, ¿acaso no deseas sumar probabilidades de éxito cuando quieres ganar un partido de béisbol o firmar un contrato? ¿Por qué atarte una mano a la espalda cuando persigues tu meta definitiva, la vida eterna?

Ahora, alguien podría decirme: «Bueno, padre, eso es fácil decirlo para Vd., pero si ya es difícil encontrar a alguien que te guste, ¡añadiendo más condiciones, será casi imposible!».

Estoy de acuerdo en que el campo es realmente reducido. Pero recuerda, Dios no dice, «te he llamado a la vocación del matrimonio. Ahora, busca a alguien por tu cuenta». Dios está ahí para ayudar. Si dices, «Señor, busco a alguien que te ame, y así podremos alimentarnos uno a otro con ese amor», ¿crees que Dios dirá, «que tengas suerte?». Yo creo que, más bien, dirá, «magnífico, te ayudaré a encontrar a alguien».

Existen otros muchos factores en la elección de pareja para el matrimonio, pero si no eliges a la adecuada, podrás encontrarte con graves problemas durante toda tu vida.

¿Cómo saber que alguien es buen católico? Lo que no tienes que hacer es preguntar. En realidad, todo el mundo cree que él/ella es un buen católico aunque no haya rezado ni pisado una iglesia durante años. Observa: ¿va a Misa los domingos? ¿Se confiesa? ¿Desea vivir la castidad no por ti, sino por Cristo? ¿Reza con regularidad? ¿Desea rezar contigo? ¿Habla de esos temas? Suele ocurrir que, si alguien se niega a hablar sobre su propia vida espiritual, es porque carece de ella. Si estás pensando en casarte con él/ella, tienes derecho a saber cómo se relaciona con tu mejor amigo, Dios. ¿Desea conocer mejor la fe a través de lecturas, etc.? ¿Comprende que seguir a Cristo y amar al prójimo es duro y exige un auténtico sacrificio? (Y este es grande).

No necesitas llevar a cabo un interrogatorio durante la primera cita, pero mientras se desarrolla la relación, podrías manifestarle algunos aspectos de tu vida espiritual y ver cómo responde. Si nunca obtienes respuesta, podrías ser algo más directo: «¿Quieres que recemos juntos alguna vez?». Si responde que se trata de una cuestión demasiado personal, podrías contestarle que estás buscando precisamente una relación personal. Al fin y al cabo, ¿hay algo más personal que el matrimonio?

No os vendáis barato. He tratado con muchos jóvenes, católicos solteros que encontraron cónyuges católicos con quien compartir sus valores. No transijas en ese sentido ni te rindas antes de empezar, como hacen muchos. Encontrar a un compañero así exige esfuerzo, pero es completamente posible.

EL DESEO DE HIJOS

¿Él/ella quiere tener hijos? ¿Quiere una familia numerosa o desea limitar el número por temor o egoísmo? La Iglesia alaba a los esposos que «de común acuerdo, bien ponderado, aceptan con magnanimidad una prole más numerosa para educarla dignamente»[1].

¿Desea esa persona dedicar tiempo al cuidado de los hijos?

¿Será paciente con ellos? Todo padre o madre ha de ser flexible y saber tirarse por el suelo entre lápices de colores y juguetes desordenados.

¿Es responsable? ¿Puede ser firme y amable al mismo tiempo? Algunas de esas facetas serán difíciles de descubrir, pero si ambos pasáis algún tiempo hablando de los niños —sobrinos, sobrinas o hijos de amigos— podréis conoceros en este aspecto. No es preciso que tu futuro cónyuge sea psicólogo infantil, pero debe interesarse por educar.

EVALUAR LA COMUNICACIÓN

¿Esa persona es buena comunicadora? ¿Sabe darte a conocer diplomáticamente lo que le disgusta de tu comportamiento? Por ejemplo: «oye, tú, patán, has dejado otra vez la ropa en el suelo», no terminará en un matrimonio feliz. Sin embargo, «cariño, ya sabes lo mucho que te quiero y aprecio todo lo que haces por mí. Por favor, ¿podrías poner tu ropa sucia en la cesta?».

La habilidad de halagar al cónyuge cuando intentas corregirle da buenos resultados en el matrimonio. El truco consiste en ser capaz de manifestar tus deseos de forma positiva, sin regañar. Hablaremos más sobre esto en el capítulo de la comunicación.

LUCES ROJAS Y SEÑALES DE ALARMA

¿Tiene él /ella alguna adicción importante, como consumir droga o traficar con ella, ser un alcohólico reformado o un jugador compulsivo? Cualquiera de ellas encendería inmediatamente las luces rojas. Casarse con una persona así equivale a una invitación al desastre. Si sueles sentirte atraído por ese tipo de gente ¡pide ayuda al momento!

Vino a verme una joven para consultarme sobre su novio, que consumía e incluso vendía droga. Le dije, «¡líbrate de él hoy mismo! ¡Es un problema!».

«¡Pero le amo!» insistía ella.

«El amor no vencerá al hábito de la droga. No te hagas una desgraciada durante años y años por unos momentos de placer».

Otra joven me preguntó si debía continuar su noviazgo: «él reza el rosario, y suele ir a Misa durante la semana, pero bueno, intenta practicar conmigo una relación sexual pervertida».

«Escápate al monte», le dije. «ese chico es un tremendo hipócrita». (¿Necesitaba que yo se lo dijera?)

Otro peligro: ¿Tiene él/ella unas cóleras intempestivas? La cólera es un veneno para el matrimonio. Si alguno de ellos se muestra irritado durante gran parte del tiempo, debe solucionarlo antes del matrimonio con una terapia adecuada.

Un marido me contó que su esposa se había enfadado con él y en una ocasión estuvo dos semanas sin hablarle. ¡Qué comportamiento tan infantil! Cuando te enfadas con la persona amada, necesitas algún tiempo para calmarte, pero después has de ser capaz de hablar. Usar el silencio como arma es un completo disparate.

A la persona que dice, «pero yo puedo cambiarle o cambiarla», le digo, «decídete por la vida religiosa. Ahí puedes reformar a la gente sin tener que vivir con ella». Un reformador —decía Ghandi— no puede permitirse tener una gran intimidad con el que trata de reformar.

LIBERTAD PARA CONTRAER MATRIMONIO

Otro aspecto en el que hay que ser muy cuidadoso es la seguridad de que la persona que tratas está libre para contraer matrimonio. Si descubres que esa persona ha estado casada, lo primero que debes preguntarle es si posee una sentencia de nulidad. Si el matrimonio anterior tuvo lugar al margen de la Iglesia siendo ambos o alguno de los cónyuges católico, su matrimonio no fue válido: conseguir la declaración de nulidad es poco más que una formalidad. Sin embargo, si el matrimonio se celebró por la Iglesia, es necesaria una sentencia de nulidad con objeto de ser libre para contraer uno nuevo. (Un nocatólico puede conseguir la sentencia de nulidad en la Iglesia católica si él/ella quiere casarse con un católico).