Nuevas castellanas - José María Gabriel y Galán - E-Book

Nuevas castellanas E-Book

José María Gabriel Y Galán

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Beschreibung

Nuevas Castellanas es un poemario de José María Gabriel y Galán en el que se aprecia su gusto por el costumbrismo, la tradición, el talante conservador y el apego a lo rural.

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Seitenzahl: 31

Veröffentlichungsjahr: 2020

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José María Gabriel y Galán

Nuevas castellanas

 

Saga

Nuevas castellanas José María Gabriel y GalánCover image: Shutterstock Copyright © 1905, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726551310

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Las repúblicas

- I -

He admirado el hormiguero

cuando henchían su granero

las innúmeras hormigas.

He observado su tarea

bajo el fuego que caldea

la estación de las espigas.

Esquivando cien alturas,

y salvando cien honduras,

las conduce hasta las eras

un sendero largo y hondo

que labraron desde el fondo

de las lóbregas paneras.

Y en hileras numerosas,

paralelas, tortuosas,

van y vienen las hormigas...

La vereda es dura y larga,

pesadísima la carga

y asfixiantes las fatigas;

mas la activa muchedumbre,

sobre el hálito de lumbre

que la tierra reverbera,

senda arriba y senda abajo,

se embriaga en el trabajo

que le colma la panera.

Son comunes los quehaceres,

son iguales los deberes,

los derechos son iguales,

armoniosa la energía,

generosa la porfía,

los amores fraternales.

Si rendida alguna obrera

por avara no subiera

con la carga la alta loma,

la hermanita más cercana,

con amor de buena hermana,

la mitad del peso toma.

Nadie huelga ni vocea,

nadie injuria ni guerrea,

nadie manda ni obedece,

nadie asalta el gran tesoro

nadie enceta el grano de oro

que al tesoro pertenece...

He observado el hervidero

del innúmero hormiguero

en sus horas de fatigas...

Si en los ocios invernales

sus costumbres son iguales,

¡son muy sabias las hormigas!

- II -

He observado la colmena

al mediar una serena

tarde plácida de mayo.

La volante, la sonora

muchedumbre zumbadora

laboraba sin desmayo.

¡Qué magnífica opulencia

la de aquella florescencia

de los campos amarillos!

Madreselvas y rosales,

agavanzos y zarzales,

mejoranas y tomillos...

Todo vivo, todo hermoso,

todo ardiente y oloroso,

todo abierto y fecundado:

los perales del plantío,

los cantuesos del baldío,

las campánulas del prado...

Y en corolas hechiceras,

y en pletóricas anteras,

y en estilos diminutos,

y en finísimos estambres,

van buscando los enjambres

las esencias de los frutos.

Y los finos aguijones

en robadas libaciones

van llevando a los talleres

lo mejor de la riqueza

que vertió Naturaleza

por los términos de Ceres.

Zumba el himno rumoroso

del trabajo fructuoso

con monótona dulzura:

las obreras impacientes

salen y entran diligentes

por la estrecha puerta oscura.

Las que dentro descargaron

las esencias que libaron,

palpitantes aparecen,

vuelo toman oscilante

y en la atmósfera radiante

volteando desparecen.

Las que toman presurosas

con sus cargas deliciosas

de ambrosías y colores,

no parecen volanderas

juiciosísimas obreras,

sino aladas lindas flores.

No se estorban ni detienen

las que ricas de oro vienen,

las que en busca van de oro...

Unas liban y acarrean,

otras labran y moldean,

¡todas hinchen el tesoro!

Y hacinados en los cienos,

expulsados de los senos

del alcázar del trabajo,

los cadáveres viscosos

de los zánganos ociosos

se corrompen allá abajo...

- III -

Cosas buenas he aprendido

contemplando embebecido

resbalar por la hondonada

la sonora algarabía

de la alegre pastoría

que despunta la otoñada.

¡Qué bien suenan sobre fondo

de quietudes, dulce y hondo,

el latir de roncos perros,

el vibrar de los silbidos,

el clamor de los balidos

y el runrún de los cencerros!

Y cayendo sobre el coro

como lágrimas de oro

de la vida natural,

¡qué amorosas complacencias

desparraman las cadencias

de la gaita del zagal!

Blandamente resbalando

las ovejas van pasando;

paz y hierba van paciendo;