Numerología - Jay Tatsay - E-Book

Numerología E-Book

Jay Tatsay

0,0

Beschreibung

La Numerología es una ciencia esotérica, como la astrología y la quiromancia, que establece una relación sacra entre los seres humanos y la vibración de las cifras, con lo que es capaz de señalar el comportamiento, el carácter y el destino de las personas. Madre de las matemáticas, la Numerología tiene mucho que ofrecernos de la mano de Jay Tatsay, quien entre otras de sus muchas virtudes está graduado en Literatura, Sociología e Ingeniería Industrial, y es un amante de los números y las matemáticas. "Los Números", nos dice Jay Tatsay, "son un estupendo sendero de ascenso mental, físico, emocional y espiritual, ya que curan la ignorancia y ennoblecen a la razón. Descubre el tuyo y encuentra el camino correcto de la elevación espiritual".

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 163

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



© Plutón Ediciones X, s. l., 2022

Diseño de cubierta y maquetación: Saul Rojas

Edita: Plutón Ediciones X, s. l.,

E-mail: [email protected]

http://www.plutonediciones.com

Impreso en España / Printed in Spain

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

I.S.B.N: 978-84-19087-67-6

A mi hermana espiritual

y numérica,

María Antonieta,

señora de números

y cuentas.

Breve prólogo: ¿Qué es la numerología?

Antes de que existieran las matemáticas como las conocemos hoy en día, e incluso antes de que existieran las matemáticas hindús, árabes y griegas, ya existía la numerología, es decir, el estudio o conocimiento de los números, tanto para contar como en su relación con los seres humanos y la naturaleza, y tanto en su aspecto físico como en su aspecto mágico o secreto.

Antes de que existieran los escribas y las letras propiamente dichas, ya existían los números con curiosas propiedades que incidían sobre el comportamiento de los seres y las cosas, los ciclos terrenales y las estrellas en los cielos.

Las primeras emanaciones de la mente abstracta humana están relacionadas con los números, pues parecen estar en todas partes con significados y símbolos que van desde la siembra hasta el conteo de los días y el paso del tiempo de una noche a otra, de un amanecer a un atardecer.

Como el uso del fuego, que hace doscientos cincuenta mil años ya dominaban los seres humanos de todo el planeta sin tener relación directa entre ellos, la capacidad de contar y de ponerlo gráficamente sobre una piedra, una madera o sobre la arena, se pierde en la lejanía de los tiempos representados por un punto, una raya, una cuadrícula o un enrejado, como aparecen en las pinturas rupestres de hace veinte o treinta mil años.

Números egipcios

Los números mayas y los números egipcios se parecen mucho gráficamente en las primeras cifras, a pesar de la distancia en cronología y espacio, y si bien es cierto que los números maya parecen más sofisticados y abstractos en un principio, además de contemplar el cero, a partir de las grandes cifras, los egipcios se muestran más simbólicos y abstractos, pero en ambos casos la esencia y la base es la misma: reflejar gráficamente el arte de contar y establecer una relación sagrada entre los números y las divinidades, porque, como el fuego, los números habían sido una dádiva de los dioses a los hombres.

Números mayas

El cero y el punto son las diferencias básicas entre los números mayas y los números egipcios, así como la verticalidad y la horizontalidad de las rayas, que también nos recuerdan a los números romanos, donde la novedad son la X y las letras de los números mayores:

Números romanos

La representación gráfica y simbólica de los números, con un cinco “V” que es la mitad de “X”, hace una clara referencia a que el hombre, como número cinco de la creación, es la mitad de diez, o la mitad de Dios, con lo que los primitivos números romanos no servían solo para hacer cuentas y detallar ciclos, sino que además contenían un significado esotérico y secreto que se mantuvo bien guardado hasta que el italiano Pietro Bongo en el 1591, publica Numerorum mysteria (El misterio de los números), en donde establece las relaciones numéricas con el hombre y los ciclos de la naturaleza, gracias a las vibraciones ocultas que se encuentran presentes en la sacralidad de las cifras.

Para resumir, la numerología es una ciencia esotérica, como la astrología y la quiromancia, que establece una relación sacra entre los seres humanos y la vibración de las cifras, con lo que es capaz de señalar el comportamiento, el carácter y el destino de las personas.

Madre de las matemáticas, la numerología tiene mucho que ofrecernos de la mano de Jay Tatsay, quien entre otras de sus muchas virtudes está graduado en Ingeniería Industrial, y es un amante de los números y las matemáticas.

“Los números —nos dice Jay Tatsay— son un estupendo sendero de ascenso mental, físico, emocional y espiritual, ya que curan la ignorancia y ennoblecen a la razón”.

Dr. Javier Tapia

0: El cero, la ausencia presente

A menudo quien no tiene nada

resulta ser poderoso,

porque al partir de la nada

puede tenerlo todo.

El mundo actual es Roma casi en todo, porque en Roma ya había restaurantes, ocio, espectáculos, cantantes y deportistas famosos, libros, poetas, caminos, comercio más o menos libre, vías marítimas, carreteras, transporte, viajes, vacaciones, la tienda de la esquina, publicidad, diversidad cultural, magos, charlatanes y religiones.

Solo les faltaba la tecnología que hay hoy en día, y el cero.

Sí, tenían idea del vacío, de la nada y del caos, pero nunca supieron expresarlo numéricamente.

El cero era una ausencia presente, pero no se contabilizaba.

¿Cómo contabilizar la nada?

Los matemáticos hindúes sabían hacerlo desde un par de milenios antes, y aunque no era del todo un secreto, tardaron en pasar el concepto a los matemáticos árabes, y nadie sabe cómo ni cuándo llegó ese mismo concepto a los matemáticos mayas, y hasta el siglo XVII no llegaron a Occidente conceptos como el del cero absoluto, que es más una abstracción matemática en un modelo posible, y hasta quizá probable, pero que no se puede demostrar física y factualmente.

El cero como abstracción

Cuando vemos un objeto, podemos decir y comprobar que es uno.

Pero cuando hablamos de objetos que no vemos ni podemos tocar directa y físicamente, tenemos que recurrir a una especie de imaginación que llamamos abstracción, incluso si hablamos de uno o de más objetos.

Decir cuatro sin tener cuatro cosas presentes, es toda una abstracción, una capacidad del pensamiento de contar lo que no hay físicamente, pero sí en nuestra mente. Magia mental pura que nos permite calcular sin tener los objetos que contamos enfrente de nosotros.

El cero en sí es una abstracción del pensamiento, que no hay, pero que puede servirnos para disminuir o aumentar una cifra, o para desaparecerla del todo.

El cero puede ser un agujero negro de las matemáticas que se lo traga todo, o una forma de incidir en la abundancia.

El cero puede ser incluso el caos, donde no hay forma ni estructura, solo vacío, algo abominable para Aristóteles.

Para los árabes el cero es una cifra, por eso se llama así, con toda la barba y funcionalidad algebraica, que cuenta, descuenta e iguala y equilibra.

Para los hindúes, el cero estaba presente espiritualmente desde que se fundó la civilización india en el Valle de Harappa, para unos hace 17 000 años, y para otros hace solo seis u ocho mil años, cuando mucho, pero su utilización en los cálculos no se realizó popularmente hasta el siglo VII antes de nuestra era, es decir, hace casi tres mil años, cuando la India era una potencia minera mundial y requería de ciertos cálculos matemáticos.

No falta quien proponga que el cero y su utilización tardaron en aparecer por cuestiones divinas o mágicas, ya que la nada o el vacío eran cosa de los demonios o de los dioses, y solo podía llegar a los hombres por medio de la iluminación, es decir, por voluntad e inspiración de esos mismos demonios o dioses, como la musa Urania, que, si bien inspiró a Pitágoras en sus descubrimientos numéricos y matemáticos, no le reveló jamás las maravillas mágicas del cero.

Ya en el siglo XIII de nuestra época, el matemático italiano Leonardo de Pisa, más conocido como Fibonacci, parte del cero para su famosa progresión, pero no le llama al cero “número”, sino “marca” o punto de inicio, para no incurrir en el error romano llamado “la regla del judío”, que se come la distancia física o numérica que va de la nada a la primera manifestación, es decir, del cero al uno, con lo que muchos sastres, y tratantes de telas, durante siglos vendieron tela de 99 centímetros como si fuera un metro sin maldad alguna.

Leonardo de Pisa, Fibonacci

Hoy nos puede parecer algo lógico que del cero al uno haya una distancia, una cantidad que se va acumulando hasta alcanzar a uno, pero, durante milenios, la humanidad, incluidos muchos sabios y sesudos matemáticos, no lo tomaron en cuenta a pesar de los errores en los que caían en su búsqueda por encontrar numéricamente la perfección de la naturaleza.

Espiral formada por la progresión de Fibonacci

Fibonacci entiende que del cero al uno hay una progresión numérica:

0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89…