Ojo - Katherine Álvare - E-Book

Ojo E-Book

Katherine Álvare

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Beschreibung

El objetivo de este libro es ofrecer un espacio de reflexión y posibles respuestas a fenómenos relacionados con la convergencia entre el Ojo y la medicina. Lo anterior se realiza mediante el diálogo entre estudiantes y profesionales con diferentes campos y niveles de formación, con el objeto de lograr un saber transdisciplinar del Ojo, un órgano dotado de variedad de metáforas, significados y funcionalidades. El presente texto recopila a manera de working papers y apuntes de sesión el resultado de un viaje por el Ojo humano, un viaje que atraviesa el arte, la medicina, la literatura y la espiritualidad. Esperamos lo disfrute y que tenga la luminosidad precisa para el asombro.

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Ojo

Ojo

Una mirada transdisciplinar

Wilson Andrés Parra Chico

–Editor académico–

14

Ojo: Una mirada transdisciplinar / Wilson Andrés Parra Chico (editor académico). -- Chía: Universidad de La Sabana, 2021

184 páginas ; cm. (Colección Compilaciones 14)

Incluye bibliografía

ISBN: 978-958-12-0589-9

DOI: 10.5294/978-958-12-0589-9

e-ISBN: 978-958-12-0590-5

1. Ojo 2. Vista 3. Ojo en el arte 4. Visión artificial I. Parra Chico, Wilson Andrés. II.Universidad de La Sabana (Colombia). III. Tit.

CDD 362.1977

CO-ChULS

Reservados todos los derechos

© Universidad de La Sabana

Facultad de Medicina

© Katherine Álvarez Medina

© Andrea Bravo

© Zoilo Cuéllar Sáenz

© Euclides Eslava

© Valentina Franco Bustos

© Jhair Alexis Gaitán Villamil

© Oskar Mauricio Gaviria

© Ángela María Giraldo Millán

© Andrea Valentina Gómez

© Leonardo Gómez Duarte

© Álvaro Hernández

© María José Juvinao

© Mariana Michelsen

© Santiago Monsalve

© Ingrid Valentina Mora Velasco

© Wilson Andrés Parra Chico

© Jorge Alberto Restrepo Escobar

© Daniel Santiago Rincón Sierra

© Valeri Sáenz

© Duiny Zarey Torres Rodríguez

© André Emilio Viñán Garcés

Primera edición: septiembre de 2021

ISBN: 978-958-12-0589-9

e-ISBN: 978-958-12-0590-5

DOI: 10.5294/978-958-12-0589-9

1000 ejemplares

Impreso y hecho en Colombia

Edición

Dirección de Publicaciones

Campus del Puente del Común

Km 7 Autopista Norte de Bogotá

Chía, Cundinamarca, Colombia

Tels.: 861 5555 – 861 6666, ext. 45101

www.unisabana.edu.co

https://publicaciones.unisabana.edu.co

[email protected]

Diagramación y diseño de cubierta

Angélica Ramos

Impresión

Xpress Estudio Gráfico y Digital S.A.S.

Conversión a e-pub

Kilka Diseño Gráfico

Hecho el depósito que exige la ley

Queda prohibida la reproducción parcial o total de este libro, sin la autorización de los titulares del copyright, por cualquier medio, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático. Esta edición y sus características gráficas son propiedad de la Universidad de La Sabana.

Contenido

Introducción: el ojo observado

Wilson Andrés Parra Chico

Ojo: temas sobre la morfofisiología, patología y terapéutica del ojo

El ojo humano: una mirada a su anatomía

Andrea Bravo

Los ojos son la ventana del diagnóstico

Santiago Monsalve

Ver la vida a través del objetivo de 100X

Valeri Sáenz

Un par de cristales, sinónimo de felicidad

Jhair Alexis Gaitán Villamil

Ojo al texto: taller de escritura

Estudiantes Medicina Narrativa

La mirada: temas relacionados con la conducta y el ámbito social mediados por el ojo

La mirada del arquitecto

Álvaro Hernández

Ojos de gatos, ojos de hombres

Leonardo Gómez Duarte

Van Gogh: una mirada a través del arte

Mariana Michelsen

La mirada y el ojo en la ópera

Jorge Alberto Restrepo Escobar

La percepción visual, el ojo y la cultura

Katherine Álvarez Medina

La visión: temas de carácter metafísico y espiritual relacionados con las visiones del mundo

La poesía como tema, el ojo como excusa

Oskar Mauricio Gaviria

Dibujando el ojo

André Emilio Viñán Garcés

El hilar del ojo

Ángela María Giraldo Millán

La vida en seis centímetros cúbicos

Zoilo Cuéllar Sáenz

Dos relatos bíblicos alrededor del ojo

Euclides Eslava

Semblanzas de los autores, sinopsis de las sesiones y fotografías de los participantes

Introducción: el ojo observado

Wilson Andrés Parra Chico

Profesor Facultad de Medicina

Universidad de La Sabana

[email protected]

La comprensión del mundo y la consecuente generación de conocimiento pasan obligatoriamente por la capacidad de asombro, palabra muy pertinente para el tema de la visión, ya que como raíz etimológica tiene la palabra sombra, asociada con el oscurantismo o la ignorancia; por el contrario, ver la luz es ver la verdad. Parece insuficiente el asombro para la comprensión y producción del conocimiento, tanto así que es constante una tensión entre formas y discursos que se banalizan entre metodologías cuantitativas, “duras” y cualitativas. Digo banalizan porque desde el punto de vista filosófico no hay un método más elaborado que otro y estos no desembocan necesariamente en forma de adquisición de información, sino en una disposición para adquirir el conocimiento en el cual habrá epistemología de primer orden, entendida como aquella con la que el sujeto investigador observa el objeto y de él saca conclusiones, y epistemología de segundo orden, en la cual las premisas tienen como punto de partida el objeto, que es el que le “muestra” algo al sujeto que ya no necesa- riamente es observador.

Esta sencilla forma de entender cómo los seres humanos se han acercado a los objetos y a los fenómenos es necesaria para entender la ya no tensión (superada por la disposición al conocimiento), sino la distancia (metodológica) que hay entre las ciencias positivas y las humanidades, lo cual se ve reflejado en sus prácticas. Concretamente en la medicina, una actividad que es —como pocas— de una rica humanidad, se ha visto de qué manera, a partir del siglo xviii, se generó un creciente desbalance entre lo que románticamente se consideraba el arte médico y la tecnociencia. Las consecuencias de esto son múltiples y no es objeto de este texto estudiarlas, pero se ha generado un cambio en la praxis médica, y esta se ha convertido en un acto más técnico y dependiente de guías y algoritmos de manejo, y con ella el consecuente deterioro de la relación médico-paciente. Quiero citar otro efecto de la tecnomedicina, muy pertinente para esta introducción: los cambios en la educación médica que observa al sujeto enfermo predominan- temente confiado en una epistemología de primer orden, lo que genera una idea de lo humano más cercana a una bioingeniería del cuerpo que está a disposición de una terapéutica; además, se han dejado los aspectos “humanos” ligados a lo sano y a la conducta para cursos electivos y vocacionales o se han convertido en temas tratados por la bioética. En conclusión, carecemos de una forma amplia, natural, gozosa y no dilemática de disfrutar el asombro que nos generan los fenómenos alrededor de lo vivo; así, es necesaria una vía de tercer orden que medie o termine la distancia entre objeto y sujeto, y de esta manera permitir correlaciones, generación de discursos compartidos y una aproximación a la verdad. El observador se observa y es punto de partida y sujeto mismo de investigación. El caso que nos concierne para este estudio es: el ojo observado. Con esto en mente, intentemos semejanzas, comprensiones que vayan más allá de las explicaciones lineales, causales y determinísticas; intentemos hacer un ascenso en la forma de abordar el conocimiento y los problemas que estén basados en redes, emergencias, fluctuaciones y azares que expliquen de manera más natural el significado de ciertos procesos y fenómenos de la vida: bienvenidos al libro Ojo, una mirada transdisciplinar.

El ojo como tema

El ojo, portador de luz según Platón (1992), es un ejemplo perfecto para la fisiología de la ciencia; además, permite entender cómo la cultura ha determinado un sinnúmero de significados, prácticas y dispositivos sociales que giran alrededor de este par de órganos que, junto con el corazón y el cerebro, conforman el podio de los órganos con mayor significancia vital. Es fascinante imaginar la reflexión griega alrededor de la luz, las primeras disecciones en animales, posteriormente un hombre abriendo un ojo humano, ¿qué esperaba encontrar? Con los años no nos valemos de la imaginación, sino de los textos de Goethe y Newton sobre la teoría de la luz, las consecuencias de los lentes y la microscopía inventada por Leeuwenhoek. En fin, un sinnúmero de historias y personajes que arman un corpus conceptual y académico para responder a la pregunta: ¿cómo vemos?, ¿cómo funciona la visión? La fisiología es una narración de lo vivo que involucra diferentes disciplinas del conocimiento; por lo tanto, teniendo como punto de partida la estructura, se habla de la física ocular y se involucra el tema de la óptica; luego, se llega al conocimiento microscópico de la retina, que de por sí ya es un tema lo suficientemente complejo para comprender un fenómeno como ver, después de incontables conexiones, inhibiciones y transmisiones se arma un quiasma óptico y, posteriormente, “allá” en ese mar de neuronas, casi como por arte de magia, emerge una imagen. De esta manera, se “explica” la definición de lo que llamamos ver. Un ejercicio serio sobre los procesos, las adaptaciones y los controles del tema de la visión podría ser un semestre, una semana o dos horas en algunas facultades de Medicina. Lo sustancial aquí es que la comprensión del mecanismo funcional poco explica la mirada del recién nacido, el amor a primera vista, la fe, la ceguera social y muchos más fenómenos vinculados a este órgano que, como pocos, engendra la noción del Yo y del Otro.

Si algo es claro es que para entender la visión hemos sido muy oculocentristas, de ahí la necesidad de abrirnos a otras estructuras y apartados del conocimiento. De hecho, para producir visión hemos de dedicarnos a los actos de mirar y ver, y esas acciones necesitan de otras estructuras del cuerpo. Otro vacío que a mi parecer deja la comprensión de la fisiología de la visión es el pensar que la imagen es el punto de llegada y conclusión de todo el proceso visual; por el contrario, resultaría poco lógico pensar en tamaña empresa para producir una imagen asilada. Son los sentimientos y las valoraciones positivas y negativas de las imágenes procesadas las realmente importantes, ya que por dicha razón se da por sentado que la visión es un sentido fundamental para determinar nuestro comportamiento y afecto. Finalmente, la suma de sentimientos generados por una imagen, además mediados por la memoria, el lenguaje y el aprendizaje, ha generado herramientas culturales que nos permiten incluso hablar de “visión” de empresa o de gobernar. En definitiva, la comprensión de la estructura y la función en este caso son muy cortas para la importancia del ojo en los organismos vivos. El propio proceso de la conciencia, entendido como la relación sensorial con el medio externo, se basa en imágenes que permiten que los organismos vivos actúen con precisión. Las imágenes son el símbolo universal de la mente, el pensamiento y la acción (Damasio, 2018).

Por esta razón, el presente libro pretende no la comprensión del proceso de visión, sino el ascenso conceptual alrededor del ojo como órgano y se plantea de la si- guiente manera.

Ojo: temas que versan alrededor de la morfofisiología, la patología y la terapéutica del ojo. Es esta una oportunidad para ampliar el conocimiento previo acerca de un órgano sobre el cual hay muchísima información de forma poco integrada o tratada de manera hiperespecializada. El objetivo es hacer énfasis en los mecanismos de procesamiento visual.

La mirada: temas relacionados con la conducta y el ámbito social mediados por el ojo. Es esta una oportunidad para reforzar la idea de reconocer al Otro en la mirada, una oportunidad para la otredad.

La visión: temas de carácter metafísico y espiritual relacionados con las visiones del mundo. Las metáforas de las religiones monoteístas, los modelos económicos, la noción de progreso y la trascendencia, entre múltiples temas que parecen desligados del ojo, tienen cabida.

El tema como excusa

En este caso, dejo entrever tensiones alrededor de la práctica médica con el advenimiento de la medicina tecnocientífica: la configuración de una nueva praxis médica mediada por los nuevos recursos tecnológicos, el deterioro de la relación médico- paciente y los cambios en la educación médica. Estos tres temas serán la excusa para plantear en este libro objetivos del curso.

¿Cuál es el cuerpo del paciente? ¿El que imagino? ¿Un conjunto de células, carbono y enlaces covalentes? ¿Es la imagen metastásica de seno que veo en la radiografía la que requiere un tratamiento? ¿Las hormonas, los receptores, los segundos mensajes que no veo, pero que intervengo, son el sustrato de mi trabajo? ¿El paciente está anestesiado, no está acá porque no me ve? Un sinnúmero de ejemplos sobre la práctica médica actual están relacionados con la noción de visión, la telemedicina, los procedimientos quirúrgicos mediados por robots, la nanotecnología, la inteligencia artificial, por citar algunas nuevas tecnologías, y estas han convertido el cuerpo en algo no visto y, por lo tanto, con un nuevo significado en lo que es la medicina y ser médico (Pera, 2003).

¿Qué es lo que vemos cuando estamos frente a un paciente? ¿El monitor del computador, su cara, sus ojos, su cuerpo? Intuimos algo acerca de su mirada, los ojos gachos, sentimos que mira nuestra bata, busca certezas en nuestra formas y ademanes. ¿El paciente sentirá que lo miramos como un enfermo, como carne? ¿Hay una visión médica? ¿Compartimos pacientes y médicos la mirada sobre la vida y la salud? ¿El paciente ve en la medicina alopática un milagro? Para tener una adecuada relación médico-paciente se requiere trascender de lo físico a lo humano. Cualquier enfoque puramente medicinal o médico debe tener como complemento un enfoque existencial. De ahí la importancia de herramientas que favorezcan en la educación médica las prácticas que movilicen a los médicos a partir de los predicamentos de los otros y no solo de su propio parecer (Charon, 2001).

¿Qué detalles son sujetos de observación en la educación médica? ¿El signo o el síntoma? ¿Qué células son las que se están viendo en el microscopio? ¿Qué se encontró en la muestra patológica del paciente? ¿A qué violencias hemos decidido cegarnos en los hospitales en el trascurso de la formación médica? ¿Qué miradas toleramos y cómo aprendemos a mirar? La relación médico-paciente es resultado de la relación docente-estudiante; por lo tanto, hay réplica en preguntas y problemáticas alrededor de las miradas y visiones en la formación de médicos.

El objetivo de este libro es ofrecer un espacio de reflexión y posibles respuestas a fenómenos relacionados con la convergencia entre el ojo y la medicina. Lo anterior se pretende realizar mediante el diálogo de estudiantes y profesionales con diferentes campos y niveles de formación, con el objeto de lograr un saber transdisciplinar del ojo, un órgano dotado de variedad de metáforas, significados y funcionalidades.

La excusa como metodología

Si la excusa es la ausencia de una tercera vía para la comprensión de un fenómeno complejo como la visión, la transdisciplinariedad es la pedagogía y la medicina narrativa, la didáctica.

A la transdisciplinariedad le concierne, como el prefijo “trans” lo indica, lo que está a la vez entre las disciplinas, a través de las diferentes disciplinas y más allá de toda disciplina (Nicolescu, 2009). Esta definición plantea como carácter distintivo de las otras el hecho de superar el límite disciplinar y transgredirlo.

El enfoque de la complejidad, la bioética global, el holismo ambientalista, entre otros, son ejemplos de la transdisciplina (Delgado, 2008). Aquí el componente distintivo dentro de la definición es la trascendencia, que nos acerca a los primeros apartados de este texto, donde lo normativo y lo metodológico se superan por el asombro del sujeto frente al conocimiento.

Epistemología de la transdisciplinariedad

La transdisciplinariedad se sustenta en tres pilares fundamentales, a saber: 1) niveles de realidad; 2) el principio del “tercio incluido”, y 3) la complejidad.

Por nivel de realidad se entiende un conjunto de sistemas que son invariantes ante la acción de ciertas leyes generales. En concreto, vale la pena resaltar las leyes de la física clásica, ya que son el pilar sobre el cual reposa la epistemología de la gran mayoría de ciencias llamadas “duras”, en las cuales podría entrar la fisiología.

Se entiende por realidad aquello que resiste nuestras experiencias, representaciones, descripciones, imágenes o formalizaciones matemáticas; por lo tanto, no es abordable desde el paradigma cientificista clásico. Esto marca un acento ineludible desde el punto de vista de la reflexión y aplicación científica, ya que los problemas que se consideraban resueltos o controlables porque obedecían a la causalidad o resultaban provechosos bajo modelos determinísticos no son totalmente ciertos y replicables, pues son ciegos a otro nivel de realidad.

Dichos niveles podrían ponerse en el contexto de “mundos”: 1) el mundo que comprende todos los objetos y estados físicos, incluyendo el cerebro; 2) el mundo de las experiencias subjetivas o estados de conciencia, y 3) el mundo cultural producido por el ser humano, incluyendo el lenguaje. O, por el contrario, como plantea el propio Nicolescu en su trabajo —manuscritos de 1942— tres regiones de realidad: la primera es la de la física clásica, la segunda la de la física cuántica, de la biología y de los fenómenos psíquicos, y la tercera la de la experiencia religiosa, filosófica y artística (Nicolescu, 2009). La visión de niveles no es ajena a la fisiología; de hecho, los enfoques sistémicos incluyen niveles de organización, de función y de jerarquía para la comprensión, pero no se deben confundir con los niveles de realidad, que son radicalmente diferentes. En este libro, se plantea un nivel orgánico, otro afectivo y uno cultural, siguiendo las ideas de Antonio Damasio (2018).

La argumentación respecto a el tercero incluido involucra un análisis histórico, semiótico y conceptual que se puede resumir en la transgresión de la dualidad oponiendo los pares binarios: sujeto-objeto, subjetividad-objetividad, materia-conciencia, naturaleza-divinidad, simplicidad-complejidad, reduccionismo-holismo, diversidad- unidad. Esta dualidad está transgredida por la unidad abierta y engloba al universo y al ser humano (Nicolescu, 2009). Lo anterior posibilita la emergencia de un tercero que, si se verbaliza utilizando los términos de los niveles de realidad, vendría siendo un mundo posible, un mundo por explorar, que permanecía opacado por la realidad física imperante.

Ligar, tercer incluido, mundos posibles y complejidad resultan viables desde la postura de Maldonado (2009), que considera la complejidad no como un punto de partida en el sentido preciso de “ver a X en perspectiva compleja”, sino, más adecuadamente, un lugar intermedio en cuyo extremo opuesto se abren numerosos otros riesgos, posibilidades, preguntas, desafíos y horizontes. Esta es una reafirmación de “otras” visiones y posibilidades que soportan tanto el método como la epistemología de la transdisciplina.

Claramente, el estudio paradigmático del ojo está fundamentado en el pensamiento clásico, y sus métodos escasamente alcanzan a ser multidisciplinarios; esto no quiere decir que su ejercicio y aporte al conocimiento se pongan en tela de juicio, sino que, con el ánimo de hacer una crítica epistemológica al discurso disciplinar, apelo a las representaciones cognitivas y culturales que dicho abordaje puramente cientificista y corporal ha generado en la formación médica. En palabras sencillas, la transdisciplinariedad es la manera actual de vivir las humanidades en la formación y práctica médica. Así, emerge la pregunta ¿cómo hacer un curso de transdisciplinariedad en el currículo médico?

Quizá (un poco de forma ingenua) desde hace cinco años en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana se viene gestando un laboratorio de didáctica alrededor de los postulados de Rita Charon y Jhoanna Shapiro, quienes han conceptualizado la medicina narrativa como las prácticas que movilizan a los médicos a través de los predicamentos de los otros. En el punto de vista de definiciones de prácticas, entra por lo menos la multidisciplinariedad, ya que el continuo juego entre la literatura, las artes, la música y demás disciplinas, y la medicina es el que permite el fortalecimiento de competencias narrativas en los médicos en formación, por ejemplo, escribir, hablar, escuchar y hablar. Un curso de medicina narrativa tiene como punto de partida la voz del estudiante, su centro de interés y autonomía, y claramente los fenómenos estudiados emergen de las prácticas que están centradas en la creatividad, la lúdica y el juego.

Para este curso, se invitaron a estudiantes y profesionales de distintas disciplinas para realizar un texto que problematizara el ojo, la visión y la mirada desde su orilla del conocimiento. El texto que redactó cada uno de los invitados a la correspondiente sesión fue leído y nutrido con los comentarios de docentes y estudiantes. Al final del semestre se contó con la participación de una docena de expertos que permitieron una comprensión amplia y compleja de los fenómenos visuales. Los expertos y temas, que hoy aparecen compilados en este libro, se pueden listar de la siguiente manera:

Ojo: temas sobre la morfofisiología, patología y terapéutica del ojo

Así es el ojo: una mirada morfológica. Andrea Bravo, profesora de la Universidad de La Sabana.

Los ojos son las ventanas del diagnóstico. Santiago Monsalve, estudiante de

ix

semestre de la Facultad de Medicina, Universidad de La Sabana.

Ver la vida en 100x: una mirada microbiológica. Valeri Sáenz, profesora de la Facultad de Medicina, Universidad de los Andes.

La ceguera de las neurociencias: la mirada del fisiólogo. Miguel Martínez, profesor Universidad Nacional de Colombia.

Ojo al texto: taller de escritura. J. J Muñoz, profesor Universidad de los Andes.

El ojo en la medicina tradicional china. Nohora Angulo, profesora Universidad de La Sabana.

La mirada: temas relacionados con la conducta y el ámbito social mediados por el ojo

La mirada del arquitecto. Álvaro Hernández, profesor Universidad Itmus.

Ojos de gatos, ojos de hombres: la mirada veterinaria. Leonardo Gómez Duarte, MVz, profesor Universidad Nacional de Colombia.

Van Gogh: una mirada a través del arte. Mariana Michelsen, estudiante de

xiv

semestre de la Facultad de Medicina.

Corporalidades en las fiestas de San Pacho: la mirada antropológica. María José Rojas.

El ojo en la ópera. Jorge Restrepo, profesor Clínica Universidad de La Sabana.

La visión: temas de carácter metafísico y espiritual relacionados con las visiones del mundo

Dibujando el ojo, taller de pintura. Emilio Viñan, estudiante de

x

semestre de la Facultad de Medicina.

La vida en seis centímetros cúbicos: la mirada del oftalmólogo. Zoilo Cuéllar Sáenz, profesor Universidad de Antioquia.

El ciego de Jericó: la mirada religiosa. padre Euclides Eslava, Capellán Universidad de La Sabana.

El presente texto recopila a manera de working papers y apuntes de sesión el resultado de este viaje. Espero que lo disfrute y que tengamos la luminosidad precisa para el asombro.

Referencias

Charon, R. (2001). The patient-physician relationship. Narrative medicine: a model for empathy, reflection, profession, and trust. JAMA, 286(15), 1897-1902.

Damasio, A. (2018). El extraño orden de las cosas. La vida, los sentimientos y la creación de las culturas. Planeta.

Delgado, C. (2008). Hacia un nuevo saber. La bioética en la revolución contemporánea del saber. Universidad El Bosque.

Maldonado, C. (2009). La complejidad es un problema, no una cosmovisión. UCM Revista de Investigación, (13), 42-54.

Nicolescu, B. (2009). La transdisciplinariedad. Manifiesto. Multiversidad Mundo Real Edgar Morin, A.C.

Pera, C. (2003). El cuerpo bajo la mirada médica. Humanitas, Humanidades Médicas, 1(4), 27-36.

Platón. (1992). Diálogos VI. Filebo, Timeo, Critias. Diálogos.

Fuente: Emilio Viñan, carboncillo sobre papel.

Ojo: temas sobre la morfofisiología, patología y terapéutica del ojo

El ojo humano: una mirada a su anatomía

Andrea Bravo

Médica, MsC en Morfología Humana

Resumen

Abordar al ojo humano desde la anatomía implica para el lector una inmersión en un mundo de detalle macroscópico y microscópico, así como la apropiación de nomenclatura especializada. Lo que se conoce coloquialmente como ojo es un concepto muy general que incluye a varias estructuras ubicadas en la región orbitaria, que actúan en conjunto de forma sincrónica y adecuada para proteger y movilizar al globo ocular, el órgano receptor del sentido de la vista. De ahí que el presente capítulo tenga como objetivo hacer una aproximación a las generalidades de la anatomía del ojo y sus anexos, identificar sus componentes y ser un puente con los temas por tratar en este libro.

Palabras clave

Anatomía ocular, ojo humano, estructuras accesorias del ojo.

Apuntes preliminares

El ojo es el órgano de los sentidos encargado de la visión, un proceso que incluye fenómenos tan complejos como ver, mirar y observar el entorno. Al ser de tal importancia, ha sido objeto de estudio desde los tiempos antes de Cristo. Así, pues, los conocimientos anatómicos se fueron adquiriendo a través del tiempo; sin embargo, las restricciones técnicas propias de cada época, las condiciones sociales y los impedimentos religiosos (Güemez-Sandoval y Güemez-Sandoval, 2009) hicieron que hasta el siglo xvii se conociera una imagen aceptable del ojo. A partir de ese momento la anatomía ocular ha avanzado con bastante detalle.

Introducción

El ojo humano es un órgano par conformado por el globo ocular y el nervio óptico. Las órbitas son los espacios óseos que albergan a cada ojo y al conjunto de tejidos blandos que ayudan a su protección y adecuado funcionamiento, denominadas estructuras accesorias del ojo, y comprenden los párpados, las pestañas, la conjuntiva, los músculos, los nervios, los vasos sanguíneos, el aparato lagrimal y la grasa orbitaria, entre otras. Por lo tanto, la región orbitaria es el área de la cara en relación con el ojo y las estructuras mencionadas (figura 1).

Figura 1. Región orbitaria

Fuente: elaboración propia.

Es el globo ocular el que regula la entrada de la luz y se encarga de convertirla en una imagen nítida y enfocada en la retina, donde es transformada en energía eléctrica que luego es conducida a través de los nervios ópticos al encéfalo; ahí la información se dirige a áreas específicas para su interpretación y percepción de las formas, los colores, la tridimensionalidad y los movimientos del exterior. No obstante, esto es posible cuando los componentes del ojo, sus estructuras anexas y las partes del encéfalo involucradas funcionan y se integran adecuadamente; de lo contrario, la alteración repercutirá en la visión de la persona.

El globo ocular

El globo ocular tiene forma de esfera ovoide, levemente aplanada de arriba hacia abajo. Está interrumpido en la parte anterior por una saliente convexa transparente que corresponde a la córnea y en el extremo posterior, por un foramen para el nervio óptico (figura 2). En el momento del nacimiento, mide 15 mm de anterior a posterior y termina su crecimiento alrededor de los 10 y 13 años, cuando adquiere el tamaño adulto de 25 mm (Wright y Strube, 2021), aunque puede ser más pequeño o grande. Es de consistencia firme, aparentemente sólida, característica que se debe a su pared y a los componentes internos (Latarjet y Liard, 2019).

Figura 2. Globo ocular. P: posterior; A: anterior

Fuente: elaboración propia.

Su pared está conformada por tres cubiertas estructurales y cada una de ellas se subdivide (figura 3): la más externa y fibrosa está formada por la esclerótica y la córnea; la media es la vascular y comprende la coroides, el cuerpo ciliar y el iris, y la capa interna está formada por la retina (Moore et al., 2018).

Figura 3. Paredes del globo ocular. a. Capa externa; b. Capa intermedia; c. Capa interna

Fuente: elaboración propia.

En la capa fibrosa, la porción más grande (5/6 de la esfera) corresponde a la esclerótica, es la parte blanca-azulada que se identifica en la superficie, aunque con la edad se pigmenta de amarillo; el 1/6 restante pertenece a la córnea, que es la parte más anterior que protruye, es transparente, avascular y es el principal medio de refracción. El punto de unión entre estas dos partes se llama limbo.

La capa media tiene un segmento posterior que se compone de un tejido rico en vasos sanguíneos llamado la coroides, que sirve como fuente de oxígeno y nutrientes a la retina. Es responsable de los ojos rojos en las fotografías con

flash

por la reflexión de la luz sobre su denso lecho vascular (Moore

et al

., 2018). Hacia adelante, la coroides se continúa con el cuerpo ciliar y el iris. El cuerpo ciliar es un engrosamiento anular encargado de producir una sustancia líquida denominada humor acuoso, que nutre los lentes internos, y también de modificar la forma del lente (anteriormente llamado cristalino) para poder ver de lejos o de cerca. Por su parte, el iris es la porción pigmentada en forma de disco que circunscribe un orificio, la pupila, por donde entran las ondas luminosas, el iris se encarga de regular la cantidad de luz, por eso, en ciertas situaciones la pupila está dilatada y en otras está contraída.