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Operación Carlota, pasajes de una epopeya rememora la campaña solidaria de Cuba en Angola, a través de los relatos de algunos de sus protagonistas. Su autor Milton Díaz Cánter ha considerado adicionarle las circunstancias en que se dieron las vivencias de sus testimoniantes. Valiosa obra, que brinda de primera mano y sencilla las anécdotas de algunos de los participantes en la epopeya, en las que el autor rompe con un hilo conductor porque la secuencia de la narración la da el propio entrevistado.
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Seitenzahl: 140
Veröffentlichungsjahr: 2025
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos,www.cedro.org) o entre la webwww.conlicencia.comEDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España. Este y otros ebook los puede adquirir enhttp://ruthtienda.com
Edición:Olivia Diago Izquierdo
Diseño y realización de cubierta:Martínez-Ríos
Diseño interior y realización:Ariel Feitó Trujillo
Digitalización de imágenes:Martínez-Ríos
Fotos:Archivo de Verde Olivo, de Tomás Oliveros y el autor
Corrección:Catalina Díaz Martínez
Conversión a ebook:Grupo Creativo RUTH Casa Editorial
© Milton Díaz-Cánter, 2006
© Sobre la presente edición:
Casa Editorial Verde Olivo, 2025
ISBN: 9789592248304
Todos los derechos reservados. Esta publicación
no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte,
en ningún soporte sin la autorización por escrito
de la editorial.
Casa Editorial Verde Olivo
Avenida Independencia y San Pedro
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Plaza de la Revolución, La Habana
www.verdeolivo.co.cu
A Fidel, por todos sus años de incansable batallar dentro de las más hermosas causas. Principal inspirador y movilizador de revolucionarios; globalizadorde solidaridad y esperanzador de millones de personas en todo el mundo. Al Comandante en Jefe de siempre.
A las Fuerzas Armadas Revolucionarias por su fecunda existencia. A Raúl, su certero conductor en todos los tiempos.
A los internacionalistas y familiares, por tanto sacrificio en función de pueblos hermanos, especialmente, a los más de dos mil cubanos que desde entonces faltan en sus hogares.
A los que manifestaron su disposición; pero no tuvieron el privilegio de esta gran oportunidad.
A todo nuestro pueblo, artífice por excelencia de estas proezas.
A los que confiaron en este proyecto, mis agradecimientos.
A mis colegas Rosa María, Ernesto y el “loco” Gómez.
De forma particular al colectivo que me ha acompañado en el apasionante tema: a Oliveros, Franco y Javier, los que garantizaron la captura de estos relatos; al persistente e incansable teniente coronel Valido; a Migueles y Rolando, editor y gráfico de la serie en producción, quienes nacieron al comienzo de esta epopeya; pero la conocen y la sienten como los propios protagonistas.
Muy especialmente a Olivia, Marilyn y Diéguez, cuyos esfuerzos decidieron que estos relatos vieran la luz en tiempo récord.
A todos en la Casa Editorial Verde Olivo.
A mis padres que físicamente no están, pero que sus enseñanzas me acompañarán hasta el último aliento.
A mi hermano Rolando, mi primera referencia en la vida.
A María Isabel, mi esposa. Su permanente ayuda, comprensión y resistencia tornaron menos complejo este trabajo.
A Santico, el representante de los pinos nuevos en mi hogar y para quienes intentamos legar estos valores.
A mis amigos, por todo su apoyo.
Escribir sobre lo que se ha dado en llamar en Cuba la epopeya de Angola no es cosa fácil. Y no lo es porque el número de combatientes cubanos que participaron en esa contienda internacionalista fueron cientos de miles. Ellos conocen, de primera mano, los acontecimientos que allí acaecieron, combatieron mano a mano con los angoleños, contra militares de Zaire, mercenarios europeos y tropas regulares sudafricanas en los distintos frentes o participaron en las caravanas que marchaban hacia los remotos lugares donde se resistía, combatía y se rechazaba al enemigo. Ellos saben que su participación y su victoria en esa guerra anticolonialista, antimperialista o antirracista, lograron remontar un escalón en la marcha de la humanidad toda hacia más altas cotas del progreso social.
En su discurso en conmemoración del aniversario treinta de la misión militar cubana en Angola, nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, señaló:
La historia del pillaje y del saqueo imperialista y neocolonial de Europa en África, con pleno apoyo de Estados Unidos y la OTAN, así como la heroica solidaridad de Cuba con los pueblos hermanos, no han sido suficientemente conocidas, aunque solo fuese como merecido estímulo a los cientos de miles de hombres y mujeres que escribieron aquella gloriosa página que, para ejemplo de las presentes y futuras generaciones, no debieran olvidar jamás. Ello no niega la necesidad de continuar divulgándola.
Se afirma, y la tradición misma lo corrobora, que la historia es la visión y la propaganda de los vencedores; por lo que, como dice el propio autor, el tema de la victoria en Angola de nuestras fuerzas internacionalistas, conjuntamente con los soldados de ese pueblo, ha sido expuesto con relativa baja intensidad en la historiografía internacional y en los medios de comunicación globalizados, para que el tiempo se encargue de diluir y borrar acontecimientos que cambiaron rumbos, marcaron pautas en su época y modificaron paisajes geográficos.
Estas motivaciones y su accionar consecuente de la llamada clase dominante, tienen el objetivo de entronizar su enfoque propio de la historia, y de los hechos históricos, como la visión verdadera y única del desarrollo social.
Pero, aparte de dejar consignado este rasgo de la manipulación histórica del pensamiento único que, en la actualidad se ratifica por la acción sistemática de los centros de poder imperial, quiero referirme al hecho de que en esa misión internacionalista en Angola, participó la esencia misma de nuestro pueblo de modo voluntario. Y subrayo la palabra voluntario porque en su significado está el núcleo del pensamiento estratégico de Fidel, Raúl y de otros altos cuadros militares cubanos, referente al tema de la guerra de todo el pueblo, en distintos escenarios bélicos.
Y es que para combatir en lugares lejanos, ausentes de la familia y de la patria, es necesario poseer una alta dosis de nobles ideales, que nos puedan compensar, en parte, el sacrificio de las largas horasen las emboscadas, los muchos días en las caravanas y quizás la renuncia consciente a la propia vida en pos de la libertad de otros pueblos.
Por ello es importante señalar que, tanto en las filas de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, del Ministerio del Interior, de las unidades de la reserva, así como otros sectores de la vida civil, la condiciónsine qua nonde la participación de los hombres y mujeres en las diversas misiones, en otras tierras del mundo, ha sido el de la voluntariedad.
Debo señalar con orgullo que, mientras se desarrollaba la guerra de Angola y, al hacerse conocida la participación de los internacionalistas cubanos en ese hecho, a las distintas instancias del Partido Comunista de Cuba, a las oficinas de los registros militares e, incluso, a las propias ubicaciones de las unidades de las fuerzas armadas y del Minint, acudieron miles decompatriotas a ofrecerse como combatientes voluntarios para defender al pueblo africano, hermano, agredido por el imperialismo.
La misión internacionalista de los cubanos en Angola, cuyo nombre en clave fue operación Carlota,1significó por otra parte un hecho trascendente que modificó el diseño de la geopolítica futura para la región elaborada por el imperialismo.
Ninguno de los actores que quisieron desintegrar esa nación africana, mantener elapartheidy elstatusquoen Namibia —vale decir, el presidente de Estados Unidos Ronald Reagan, su secretario de Estado, los servicios de inteligencia de esa nación y el gobierno de la Sudáfrica racista—, imaginaron que un país tercermundista como Cuba, situado a miles de kilómetros de distancia de las costas angoleñas habría hecho suyo y actuado en consecuencia en el conflicto militar para rechazar la agresión que se llevaba a cabo.
El empecinamiento de ambos gobiernos, Estados Unidos y Sudáfrica en su aventura angoleña, hicieron que centenares de centenares de miles de internacionalistas cubanos estuvieran en ese país, relevándose durante alrededor de quince años, en tanto que se incrementaba la lucha de los pueblos de Sudáfrica, Zimbabwe y Namibia a los que Cuba también prestó su ayuda desinteresada.
Ahora, con la lectura de este libro de Milton Díaz-Cánter que recoge los testimonios de internacionalistas cubanos en Angola, quienes anteriormente nos emocionaron en la serie ofrecida por la Televisión cubana, volvemos a rememorar aquellos días gloriosos en que nuestro pueblo demostró hasta dónde podía llegar en cumplimiento de los nobles ideales transfundidos en nuestra sangre por Fidel y la Revolución cubana.
Una frase de nuestro Comandante en Jefe, en el aniversario treinta de esa epopeya, resume nuestro criterio de otra praxis demostrada en Angola: “Un pueblo capaz de esta proeza, ¡qué no haría si llegara el momento de defender su propia tierra!”.
Ariel Larramendi Villafañe
1 Nombre con que el alto mando de las FAR nominó a la operación militar que brindaría ayuda solidaria al pueblo angoleño, tras la solicitud del MPLA. Es un homenaje a la esclava de origen lucumí que, junto a Eduardo, otro esclavo, lidereó la rebelión que comenzó el 11.11.1843 en el ingenio Triunvirato, en Matanzas. Machete en mano, se lanzaron contra mayorales e incendiaron la casa vivienda y partes del central y bohíos del batey. Luego se dirigió a otros ingenios, así como a cafetales y fincas ganaderas, liberó a las dotaciones. A finales de 1843, en el ingenio San Rafael, cayó en el más vil y sangriento encuentro.
Rememorar la campaña solidaria de Cuba en África, en este caso la de Angola, persigue el rescate de su memoria histórica, para que las nuevas generaciones tengan conocimiento —mediante la presentación de distintas circunstancias bélicas y relatos directos de sus protagonistas— de lo que fue capaz e hizo nuestra pequeña isla por la causa de los africanos.
Tanteamos en la participación de nuestra gente: abuelos, padres, tíos, hermanos, amigos, vecinos… en la lucha por la emancipación de pueblos y tierras de las que, siglos atrás, vinieron aquellos esclavos que, con tanto orgullo, mostramos almundo como componente básico de nuestra nacionalidad.
Buscamos revivir ese momento y espacio, inigualable oportunidad que tuvo nuestro pueblo, en la lucha final contra el colonialismo y el apartheiden África. Pero por encima de todo, dirigimos nuestra modesta labor a rendir permanente homenaje a aquellos más de dos mil cubanos que desde entonces faltan en sus hogares y que, con el sacrificio de sus vidas, cada día corroboran nuestro rumbo correcto.
Los compañeros de la Casa Editorial Verde Olivo, por idea de uno de sus trabajadores: la editora Olivia Diago Izquierdo, me sugirieron la trascripción de los testimonios de cubanos que combatieron en Angola y que, en forma de cápsulas, difundió la Televisión cubana bajo el título de “OPERACIÓN CARLOTA”, a finales de 2005.
Agradezco la gentileza e iniciativa de estos colegas y ahora pongo al alcance del lector, las reflexiones aparecidas en la pequeña pantalla, con motivo del aniversario treinta del inicio de la más brillante página de ayuda solidaria que ha escrito nuestro pueblo. En esta nueva publicación, 2012, he incluido otros relatos y la presentación de las circunstancias en que sucedieron la mayor parte de estas vivencias. Para su mejor comprensión aparecen aclaraciones necesarias, que faciliten la ubicación en lugares y momentos de los hechos que se narran.
El tema Angola: la participación de internacionalistas cubanos junto a los mejores hijos de aquel país, y sus implicaciones en el ulterior reordenamiento del mapa político de la parte austral del continente africano, ha sido explotado relativamente con baja intensidad, por parte de los medios de comunicación masiva y, algunos de estos, con liderazgo mundial, de forma intencionada.
En nuestro caso en particular, es posible queconverjan dos situaciones ajenas por completo. Porun lado, a pesar del amplio conocimiento de los cubanos sobre el surgimiento de Angola como nación independiente, no es usual profundizar en temas relacionados con lo que desinteresadamente hahecho nuestro país por otros pueblos. El otro,que pudiera incidir tiene que ver con las pretensiones de los “dueños” del mundo globalizado. Simplemente les conviene que de estos fenómenos se conozca lo menos posible y sea el tiempo el que se encargue de diluir; de borrar acontecimientos que cambiaron rumbos y marcaron pautas en su época. Angola es uno de estos casos.
Sin embargo, a pesar de los caprichos de quienes pretenden controlar hasta la propia historia, la revolución angoleña jamás fue un fenómeno ajeno para los cubanos. En nuestra isla, separada por el océano Atlántico, a más de catorce mil kilómetros de distancia, Angola se convirtió en todo un hecho de amplia participación popular. La célebre frase de Camilo que definió a nuestras fuerzas armadas como “el pueblo uniformado” cobró vigor con la histórica gesta del contingente internacionalista cubano en aquella nación africana.
En Angola, una amplia representación de los diez millones de cubanos de entonces, protagonizaron brillantes páginas de solidaridad. Coronaron la vocación internacionalista de nuestro pueblo, con una participación directa en la lucha contra el colonialismo y elapartheid, que seextendió por más de un cuarto de siglo, en diferentes puntos de África.
Angola fue una sólida prueba de las decisiones soberanas que han caracterizado a la Revolución cubana; de su ejercicio pleno del internacionalismo proletario; de la globalización —por usar ese término de moda— resuelta de los cubanos de asistir a quienes más lo necesiten y en los momentos más difíciles.
Para angoleños y cubanos reviste un interés particular el tema, consolidado al fragor del combate, por los más elementales derechos a la vida. La contienda de Angola fue una muestra fehaciente de la inigualable interrrelación entre auténticos líderes y sus respectivos pueblos.
Agostinho Neto cultivó el sentimiento de su pueblo en función de la necesaria unidad nacional, ante una inminente independencia del colonialismo portugués que ya se avizoraba en 1974.
La probada solidaridad cubana ha tenido su máximo escalón en Angola, independientementede los atributos del combatiente internacionalistacubano, fue gracias a Fidel, a su dirección permanente en el complicado fenómeno, desde que se movieron los primeros hombres a Luanda, hasta el regreso de los últimos compatriotas, con la misión cumplida, quince años después.
Las misiones planteadas por el propio Comandante en Jefe, al corresponder a la ayuda solidaria solicitada por el MPLA, primero, y gobierno legítimo después, decidieron siempre a favor de los intereses del pueblo angoleño.
Fue así que los hijos de esta tierra inscribieron sus nombres con letras doradas durante los combates de Quifangondo, Cabinda, Carmona o al sur de Quibala donde participaron y decidieron en los respectivos cursos de aquellas memorables acciones que tuvieron lugar en ese mismo año 1975.
En todos estos acontecimientos, al igual que en la Sierra, se sintió la presencia de Fidel. Tal vezcon mayor peso aún, por el lógico y coherente impedimento de poder compartir físicamente la trinchera de combate con sus hermanos angoleños y cubanos en esta excepcional oportunidad.
Sus vibrantes mensajes cuando Cangamba y Sumbe, en 1983 y 1984, o su atinada y precisa dirección de las acciones definitorias de Cuito Cuanavale y de Calueque, en 1988, desde el puesto de mando especial en el edificio del Minfar, garantizaron y distinguieron los aportes de Cubaen la conducción de esta etapa decisivade la lucha de los africanos por la erradicación del colonialismo y el apartheid.
Quiero dejar constancia de mi eterna gratitud a mi país y a la Revolución por haberme permitido ser parte de los más de cuatrocientos mil internacionalistas cubanos que pasaron por África durante el final del siglo pasado.
A más de treinta años del comienzo de la epopeya de Angola, agradezco a los organismos e instituciones del Estado, en particular, al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y al Instituto Cubano de Radio y Televisión, la confianza en este proyecto. Especial gratitud expresamos a los combatientes y demás internacionalistas, quienes nos dedicaron tiempo y, con la mayor modestia, narraron sus vivencias.
Para nuestro equipo de trabajo ha sido, sin duda, esa gran oportunidad, la del privilegio excepcional que nos acercó a auténticos protagonistas de pasajes de la lucha por ese mundo mejor.
El Autor
La situación que envolvía a Angola, meses antes de su independencia y los primeros contactosen la capital de Tanzania, a finales de 1974 y principios de 1975; así como la relación entre el presidente del Movimiento Para la Liberación de Angola (MPLA), doctor Antonio Agostinho Neto y funcionarios cubanos, para coordinar y definir la ayuda militar solicitada, figuran entre los primeros relatos de los protagonistas.
Corresponde a este período la avanzada del primer comandante Raúl Díaz-Argüelles García, en el mes de agosto de 1975; del personal de loscuatro Centros de Instrucción Revolucionaria (CIR)