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Entre las líneas de esta interesante obra, encontrarás la narración testimonial de las vivencias de un grupo amplio y heterogéneo de jóvenes combatientes y oficiales de las FAR que participaron en el aseguramiento de las comunicaciones durante la guerra de liberación. En estas experiencias, narradas en un lenguaje sencillo, ameno y criollo, las nuevas generaciones conocerán el papel que desempeñaban las comunicaciones y el extraordinario valor que tenían en la historia de aquella época. Conocimientos que, si bien saben aprovechar los comunicadores de hoy, les ayudará en su formación para continuar perfeccionando esta especialidad que sigue siendo de gran importancia para nuestro país. Esa es la intención que tiene que tiene el autor de Páginas inéditas.
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Seitenzahl: 620
Veröffentlichungsjahr: 2025
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España. Este y otros ebook los puede adquirir en http://ruthtienda.com
Edición:Yuliet Caballero López
Diseño de cubierta:Víctor M. Falcón
Diseño interior:Sarai Rodríguez Liranza
Realización:Víctor M. Falcón
Corrección:Catalina Díaz Martínez
Revisión técnica:Sarai Rodríguez Liranza
Fotos:Cortesía del autor y Archivo Verde Olivo
Cuidado de la edición:Tte. cor. Ana Dayamín Montero Díaz
Conversión a ebook:Grupo Creativo RUTH Casa Editorial
© Lino Rodríguez Pérez, 2023
© Sobre la presente edición:
Casa Editorial Verde Olivo, 2024
ISBN: 9789592247314
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, en ningún soporte sin la autorización por escrito de la editorial.
Casa Editorial Verde Olivo
Avenida de Independencia y San Pedro
Apartado 6916. CP 10600
Plaza de la Revolución, La Habana
A todos los compañeros de la Dirección de Comunicaciones del Minfar, especialmente a su jefatura y a los del Departamento de Comunicaciones, por haberme recibido como un miembro más del colectivo.
A los trabajadores del Departamento de Registro y Control de la Dirección de Cuadros de las FAR y a su jefe, el teniente coronel (r) Manuel Fernández García, por su valiosa e incondicional cooperación.
A todos los compañeros del Departamento del Régimen Especial de Seguridad de la jefatura de la Contrainteligencia Militar, específicamente a los coroneles (r) Eduardo Quetglas Rodríguez y Pablo Domínguez Vázquez.
A todas las compañeras de la jefatura del Centro deInformación para la Defensa por su apoyo en el logro dela presente obra.
A todos los integrantes del Centro de Aseguramiento de Actividades Principales del Centro Principal de Automatización, en particular a su jefa, la teniente coronel Tania Fernández del Pino.
A los compañeros que gentilmente sacrificaron una parte de su precioso tiempo para ser entrevistados.
Al general de cuerpo de ejército Leopoldo Cintra Frías, por su recomendación para que publicaraPáginas inéditas.
El presente trabajo contiene la narración testimonial de un amplio y heterogéneo grupo de oficiales partícipes de la historia militar de las comunicaciones, quienes nos ayudan a comprender mejor el valor extraordinario del papel que desempeñaron en la construcción de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Estas experiencias, vividas durante su prestación de servicio, son un aporte importante a las presentes y futuras generaciones.
La diversa procedencia social de los protagonistas, su edad, nivel cultural y vivencia acumulada suman una mezcla de cualidades y rasgos que identifican a dignos representantes de nuestro pueblo. A ellodebemos agregar que los entrevistados no solo tienen en común el honor de ser iniciadores de una especialidad importante, sino que también son personas modestas, sencillas, y, sobre todo, fieles a la patria, a la Revolución, a Fidel y Raúl.
Aparecen juntos en este material, demostrando la unidad entre las diversas generaciones de combatientes, los veteranos de la Sierra Maestra y de la lucha clandestina, y jóvenes rebeldes que siendo aún adolescentes se sumaron a la defensa y se convirtieron en combatientes de la Lucha Contrabandidos y de Playa Girón, fundadores todos, de las comunicaciones y las misiones internacionalistas.
La necesidad de su conocimiento y el valor de los presentes testimonios lo vemos reflejados en las certeras palabras de quien primero nos enseñó el camino en la formación política y militar de todos los que han expuesto sus vivencias a las nuevas generaciones: el general de ejército Raúl Castro Ruz, quien ha asumido la dirección de la continuidad histórica de la Revolución.
En su discurso del 1.ode enero del 2014 en Santiago de Cuba, expresó:
En nuestro caso, como sucede en varias regiones del mundo, se perciben intentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial, enfiladascontra las esencias mismas de la Revolución Socialista a partir deuna manipulación premeditada de la historia y de la situación actual de crisis general del sistema capitalista, en menoscabo de los valores, la identidad y la cultura nacionales, favoreciendo el individualismo, el egoísmo y el interés mercantilista por encima de la moral.
En resumen, se afanan engañosamente en vender a los más jóvenes las supuestas ventajas de prescindir de ideologías y conciencia social, como si esos preceptos no representaran cabalmente los intereses de la clase dominante en el mundo capitalista. Con ello pretenden, además, inducir la ruptura entre la dirección histórica de la Revolución y las nuevas generaciones y promover incertidumbre y pesimismo de cara al futuro, todo ello con el marcado fin de desmantelar desde adentro el socialismo en Cuba.1
Estoy seguro que para nuestro pueblo resultará de un inestimable valor conocer muchos de los pasajes aquí narrados, pues una gran parte de los lectores eran muy pequeños en el momento en que ocurrieron y otros muchos no habían nacido. Esta experiencia les enseña a las nuevas generaciones que la libertad y la independencia no se logran solo con la decisión de combatir con las armas en la mano. Desde hace muchos años Martí y Fidel nos enseñaron el valor de las ideas y todos debemos de estar preparados para participar en la batalla de ideas que hoy se libra contra los ataques del imperialismo hacia nuestro país.
A los ataques mediáticos cotidiano de los medios imperiales y los blogueros contrarrevolucionarios, se unen ahora los de intelectuales –cubanos y extranjeros– enemigos de nuestra Revolución enfrascados en «cambiar la historia», en demostrar verdades que no son, y argumentar un pasado edulcorado, que solo existe en mentes impregnadas de la ideología de una clase burguesa derrotada por la Revolución desde 1959.
A partir del 17 de diciembre del 2014 vivimos una etapa de «distensión», no obstante, el enemigo aún se niega a eliminar el bloqueo y de esa forma poner fin a un enfrentamiento que dura ya más de cincuenta años. Según ha dicho el propio presidente Obama y algunos de sus más cercanos colaboradores, el objetivo que ha primado en sus relaciones durante todos estos años, se mantiene, es decir, eliminar nuestro sistema social y apoderarse de nuestro país, algo que no es nuevo, pues su origen se remonta a los padres fundadores de los Estados Unidos, que desde entonces han pretendido apoderarse de Cuba.
Teniendo en cuenta todo lo anteriormente expresado es que consideramos de suma importancia lo aquí expresado, pues en la presente obra se describen de forma amena y anecdótica, momentos de tristeza, felicidad, seguridad, inseguridad y otras tantas emociones de cada uno de los entrevistados, de forma tal que el lector se sienta parte de la descripción que se hace.
Esperamos que la lectura de este libro les permita conocer a las presentes y futuras generaciones, todo lo que un numeroso grupo de jóvenes fue capaz de realizar por afianzar el triunfo revolucionario.
Ulises Rosales del Toro
General de división (r)
Héroe de la República de Cuba
1Raúl Castro Ruz: Discurso pronunciado en el acto de conmemoración del 55 Aniversario del triunfo de la Revolución en el parque Carlos Manuel de Céspedes, Santiago de Cuba, 1.ode enero, 2014.
En alguna medida ya era conocido el papel que desempeñaban las comunicaciones y el valor extraordinario que tenían en las FAR, ya que el autor de esta obra, desde hacía ya algún tiempo, había entrevistado a algunos líderes y combatientes que participaron en el aseguramiento de las comunicaciones en los diferentes frentes guerrilleros que se formaron durante la Guerra de Liberación. Estas entrevistas fueron publicadas en el libro Revelaciones inéditas.
Años más tarde, sumergido en la vorágine de su labor como profesor de la Cátedra de Comunicaciones de la Academia de las FAR valoró la posibilidad de realizar otras entrevistas a otros jefes de las FAR que se habían vinculado también con las comunicaciones, las cuales están recogidas en las páginas de esta obra que se pone a disposición de las nuevas generaciones de comunicadores. Estaba totalmente convencido que el encuentro con dichos veteranos sería muy bien acogido por los lectores y que era una forma de reconocer la labor desempeñada por ellos en desarrollar la especialidad de Comunicaciones para que pudiera alcanzar el prestigio que hoy tiene.
Durante la lectura de Páginas inéditas los lectores podrán conocer el origen humilde de aquellos que, en los diferentes frentes guerrilleros del Ejército Rebelde, hicieron posible el surgimiento, la estabilidad y vitalidad de las comunicaciones. De cómo fueron capaces de vencer múltiples obstáculos, del gran esfuerzo realizado para alcanzar y elevar los conocimientos culturales, técnicos y militares que les permitieran dirigir las comunicaciones en las FAR y en el país. Así como, lo que significó para el coronel (r) Reinaldo Rufin Álvarez, la visita que le hubo de realizar el Comandante en Jefe mientras se encontraba convaleciente producto de las heridas recibidas, cuando el vehículo en el que se trasladaba junto al hoy general de cuerpo de ejército Ramón Espinosa Martín impactó con una mina en Cabinda.
Sumamente interesante será conocer también, las relaciones establecidas entre el combatiente clandestino Noel Pérez Batista yla compañera Vilma Espín Guillois y Haydée Santamaría Cuadrado.De cómo fue que pudo informar, en tiempo real al pueblo santiaguero, lo que estaba pasando el 30 de noviembre de 1956, yde los tropiezos que tuvo con nuestro Comandante en Jefe el 1.ode enero de 1959 en Santiago de Cuba, así como de las afectivas relaciones establecidas con el comandante Raúl Castro Ruz durante su permanencia en la capital oriental después del triunfo de la Revolución.
Otro de los aspectos interesantes que se recogen en estas páginas son las relaciones que hubo de tener el coronel (r) Ciro Arturo del Río Guerra con el Che durante la guerra y después del triunfo de la Revolución. De sus vínculos con el Comandante en Jefe, así como de la sencillez y modestia de Fidel, al hacer que Ciro incumpliera una orden de su jefe inmediato superior.
El relato del coronel (r) Pedro Guelmes González que llevará de la mano a los lectores por un grupo de hechos inéditos donde conocerán lo sucedido cuando un día decidió realizar, sin autorización, una breve prueba con el Plan Titán y nuestras estaciones de radio inundaron el éter en la ciudad de Boston y del análisis de este hecho con el Comandante en Jefe, así como las interesantes incidencias relacionadas con la construcción, habilitación e inauguración de la estación terrena Caribe.
También es necesario destacar que, en la elaboración de la presente obra, el autor ha respetado el lenguaje sencillo y criollo de los entrevistados con el objetivo de lograr una lectura lo más amena posible y consideró, además, que no fue necesario citar otras anécdotas, pues con las aquí expuestas eran suficientes para que los lectores tuvieran una idea más certera de lo que se relataba en estas páginas.
¿Dígame la fecha y el lugar de nacimiento? Hábleme algo de su infancia.
Nací el 17 de septiembre de 1933, pero mi padre me inscribió tres años después, por lo tanto, oficialmente tengo 75 años. Yo vengo al mundo en Río Seco, Banes, en la provincia de Holguín. Después nos trasladamos para un central que se encuentra cerca de Guantánamo.
Nosotros somos de origen campesino, por lo que tuve una infancia normal. Alcancé el sexto grado en una escuela pública, pero no puedo decir que tuviéramos miseria.
¿Cuál fue la composición del núcleo familiar donde se crio?
Nosotros éramos nueve hermanos, seis hembras y tres varones, además de papá y mi mamá, por lo que en total éramos 11. Mi papá, en un momento determinado fue algo así como capataz, pero mi mamá era ama de casa y cuando mi padre se quedó sin trabajo vinimos para el central Ermita cerca de Guantánamo.
¿Cuál fue su primer trabajo?
Mi primer trabajo oficial fue mensajero del central, pero, antes de eso, como yo estudiaba técnico de radio por correspondencia, estuve un tiempo en un pequeño taller reparando radios.
¿Por qué escogió la carrera militar?
Con todo el respeto que usted se merece, debo decir que a mí nunca me gustó el ejército, eso del ordeno y mando nunca meha gustado, pero cuando se acaba la guerra pido incorporarme a mi casa y me dijeron que si yo estaba loco y entonces fue cuando vine para La Habana el 6 de enero de 1959.
Estuve en la policía después que sale el comandante Efigenio Ameijeiras Delgado y cuando vino el comandante Ramiro Valdés Menéndez, le pido una licencia sin sueldo para trabajar en la ensambladora de radios y este me dijo que no, que por orden del Comandante en Jefe no se podía dar licencia sin sueldo, entonces, le dije que me diera la baja y me la dieron.
Al poco tiempo cuando el capitán Pedro Guelmes González viene para La Habana como jefe de la Dirección de Comunicaciones, habló conmigo y me restituyen los grados de primer teniente, entonces, trabajé desde el año 1963 hasta 1969.
¿Cuándo y cómo comienza en la especialidad de Comunicaciones?
Yo vengo al ejército siendo técnico de radio, después, realmente me incorporo a la especialidad, cuando el capitán Pedro Guelmes González habla conmigo.
¿Dónde estudió Comunicaciones?
Pasé el cuarto curso básico de Comunicaciones en Ceiba del Agua entre los años 1964 y 1965.
¿Cuáles son los cargos ocupados en la especialidad?
El 15 de mayo de 1958, el comandante Raúl Castro Ruz me lleva para la comandancia del Segundo Frente Oriental Frank País, donde se empezaban a organizar las comunicaciones. Allí trabajé en la planta de radio tirando líneas de comunicaciones, después estuve trabajando con Guelmes en los talleres de Mayarí y, posteriormente, paso a la Columna 6 como jefe de la planta de radio, ahí terminé la guerra.
¿Ha trabajado cerca de alguno de nuestros principales jefes?
Trabajé en la Columna 6 con los comandantes Efigenio Ameijeiras Delgado y Samuel Rodiles Planas, y en la Agrupación deTropas de Defensa de La Habana con los comandantes FlavioBravo Pardo y Universo Sánchez Álvarez.
Con Raúl estuve dos meses desayunando, almorzando y comiendo, eso fue cuando yo estaba en la planta de radio del Segundo Frente.
¿Cuál ha sido el momento más feliz durante su trabajo en comunicaciones?
Haber aprobado el cuarto curso básico de oficiales.
¿Y el más difícil?
Yo en realidad nunca tuve un momento difícil.
¿Participó en la lucha clandestina?
Yo soy combatiente del 30 de noviembre y junto al comandante Julio Camacho Aguilera vendí bonos, hice trasiego de armas del central Ermita para Santiago de Cuba, tiré cadenas para interrumpir el servicio eléctrico, entre otras acciones.
¿En esta etapa del clandestinaje todo fue por convicción o hubo una dosis de aventura?
Yo pienso que más que aventura, lo que hubo fue atrevimiento, pero no dejo de pensar que también hubo aventura, pues yo solo tenía 22 o 23 años.
¿En qué momento y lugar se alzó con el Ejército Rebelde?
Yo me alzo el primero de marzo de 1958 en unión de cuatro compañeros.
¿En qué columna se alza?
Yo no me alzo en ninguna columna, todavía no existía el Segundo Frente Oriental, pues Raúl llega el 11 de marzo y yo el día primero.
¿A qué parte de lo que después sería el Segundo Frente llega usted?
Yo llego a un lugar conocido por La Caridad, en Realengo 18, donde un grupo de nosotros vimos cuando Raúl venía subiendo y llega a la vivienda de los Casas (familia de los Casas Regueiro).
Cuando se alza, ¿quién era su jefe directo?
Me alzo el primero de marzo de 1958. Mi jefe directo era el compañero Joaquín González, ya fallecido.
¿Perteneció a algún partido político?
No, partido no, pero quiero decir algo, yo construí un trasmisor y un día viene un compañero que estaba en la Organización Auténtica (OA) de Aureliano Sánchez Arango y me dijo: «Préstame el trasmisor para hacer propaganda subversiva», a quien le respondí: «Préstamelo no, habla para yo meterme en la organización y yo lo manipulo». Después estuve en dicha organización hasta que nos abandonan después del Moncada, el compañero Julio Camacho Aguilera nos recogió a todos y entramos al Movimiento 26 de Julio.
¿Qué hizo al triunfar la Revolución?
Estábamos tomando el cuartel de Guantánamo, cuando finalmente se entregan el 2 de enero.
¿En qué fecha se retira de las FAR?
Me retiro en mayo de 1969 por un problema que tuve con un jefe.
¿Considera que nosotros solo debemos depender de las nuevas tecnologías para asegurar las comunicaciones, es decir, desechar la técnica analógica?
Yo creo que sería un error. Mira, nosotros hicimos más de lo que podíamos, quizás por conocimiento o atrevimiento. A lo mejor con la técnica moderna se le va un detalle a alguien y falla, pero la analógica siempre está presente, por lo tanto, no se puede prescindir de ella.
Primero debemos emplear la moderna, pero debemos dejar la otra de reserva para cualquier cosa que pase, nunca debemos desecharla, incluso, ni en las condiciones más adversas. Bajo la lluvia, usted le pone un nailon y sigue trabajando, pero a la técnica moderna le cae una gota de agua y no trabaja, porque es más sensible; a la tecnología vieja le falla una resistencia y tú le pones una más o menos y trabaja, pero con la nueva, si no le pones la precisa, la que lleva, no trabaja y por muchos almacenes que tengamos, nosotros no tenemos todas las piezas de repuesto que necesitamos. Recuerda que anteriormente teníamos a la Unión Soviética que nos suministraba todo lo que necesitábamos, pero ese no es el caso hoy.
Además de lo ya expuesto, ¿tuvo alguna otra experiencia donde los medios de comunicaciones aseguraran las acciones combativas?
Cuando Playa Girón yo me presento para salir con las tropas, entonces el comandante Efigenio me dice: «¿Qué tú haces aquí?», y le digo: «Si salen ustedes por qué yo no voy a salir», entonces me dice: «Tú misión es buscar una casa, fundamentalmente en el Vedado, para que instales la planta auxiliar de la policía, por si acaso bombardean La Habana, los carros patrulleros sepan que estamos vivos y que las órdenes se siguen dando», eso lo cumplimos.
Fui para un apartamento en bajos en 23 y 14, propiedad de un compañero que tenía un locutor de la planta. Allí estuve con ese compañero todo el tiempo que duraron los combates de Girón.
¿Qué ha significado para usted ser fundador de las comunicaciones?
A nosotros nos reconocieron como fundadores de las Comunicaciones cuando Radio Rebelde tenía 37 años y fue en ese momento que el director de Radio Rebelde nos reunió en el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), a un grupo de compañeros donde estaban: Eduardo Fernández Rodríguez, Ricardo Martínez Victores, Renato Costa, Hiram Prats Labrada, Olimpio Falcón Suárez y otros. Entonces yo pregunté: «¿A qué se debe esta reunión?» y me dice el director (que por cierto traicionó a la Revolución): «Bueno porque se llegó al consenso de que a todos ustedes, que participaron en los distintos frentes, debíamos considerarlos fundadores» y es cuando yo pido la palabra y digo: «Radio Rebelde es como una madre, que después de vieja abandonó a sus hijos y ahora los quiere recoger para tenerlos al lado de ella». Yo dije eso porque ya se habían muerto la mitad de los compañeros de Radio Rebelde.
2011
¿Podría decirnos la fecha y el lugar de nacimiento?
Nací el 3 de abril de 1935 en la ciudad de Santiago de Cuba.
¿Cómo fue su infancia?
Mi infancia fue como la de la mayoría de los niños de aquella época, no teníamos esperanza de nada. Pasé mucho trabajo, pues desde muy niño tuve que empezar a trabajar.
Estudié en una escuela pública hasta sexto grado. Me gustaba estudiar, aprovechaba los estudios, fui un buen estudiante, lo que pasa es que no pude continuar. Era un niño maldito, tenía un carácter algo explosivo, siempre estaba fajado.
¿Cuál fue la composición del núcleo familiar donde se crio?
Nosotros éramos seis hermanos, tres hembras y tres varones, yo soy el tercero de los hijos. También estaban, además de mis padres, mi abuela y algunos tíos, en total éramos 12 personas. Mi papá trabajaba de forma eventual en la fábrica Bacardí, el resto del tiempo como albañil o lo que apareciera. Mi mamá siempre fue ama de casa.
¿Cuál fue su primer trabajo?
Cuando niño tuve que empezar a trabajar de peón en diferentes oficios, pero eso no era algo serio, hasta que un tío decidió enseñarme el oficio de zapatero y gracias a ello recibí mi primer salario. Fui un buen productor de zapatos, ganaba de acuerdo a lo que produjera. Eso era como con 13 o 14 años.
¿Participó en la lucha clandestina?
Lo hice a través de una hermana mía que luchaba en la clandestinidad, estaba rodeado de luchadores destacados, entre ellos, el compañero Furry (Abelardo Colomé Ibarra).
Pude conocer a través de mi tío a varios compañeros y lugares, como a Ramón Doblebe la Fuente; la casa de la abuela María Lara Riera, que era la casa principal de los conspiradores y a Reinaldo Ínsula Vega, quien después llegó a ser escolta de Fidel.
Las primeras tareas cumplidas fueron las ventas de bonos del Movimiento 26 de Julio y el traslado de diferentes mandados. Participé también, en algunas acciones de la huelga del 9 de abril, regábamos propaganda.
Un día nos dieron la tarea a un hermano mío y a mí de velar la casa donde vivían un cabo y un casquito del ejército de la dictadura. En cierta ocasión se apareció un compañero al que le decían el Chino y nos dijo que nos fuéramos de allí que iba a matar a esos esbirros. Nosotros le dijimos que no se metiera en eso, porque teníamos la tarea de la abuela María Lara Riera de velar la casa, ya que allí había un fusil Garand y una San Cristóbal. Entonces él nos dijo: «Los voy a matar porque yo tengo la orden de matarlos», se recuesta a la baranda, le tira unos tiros al cabo y entra a buscar las armas, en eso, la mujer del cabo, que era una mulata como de seis pies, se faja con él y este trata de quitársela de arriba y huye. En esa huida perdió el revólver que llevaba. El cabo, producto de las heridas recibidas muere después.
¿Cómo se produce su alzamiento con el Ejército Rebelde?
Después de la muerte del cabo se produce una búsqueda como si nosotros fuéramos los autores de dicho suceso, y es cuando la abuela María, me llama y me dice que me iban a venir a buscar para que me alzara. Entonces, le digo que yo no tengo necesidad de que me vengan a buscar, que conozco todos los caminos para llegar a la Sierra.
En los primeros días de julio de 1958 mi hermano y yo nos vamos para la Sierra Maestra. En el viaje no tuvimos problemas, ya que conocíamos donde se encontraban las tropas del ejército. Llegamos a un campamento donde su jefe se llamaba Oscar Antonio y le decían Ñico (quien resultó ser un traidor). Luego nos mandaron para la Loma del Gato, donde nos recibió un tal teniente Arnaldo Rivero Riverí, que después llegó a ser capitán. Este fue miembro del ejército de la dictadura y era el que nos daba clases militares.
Con posterioridad fuimos enviados para el grupo de Ares Garcés García, pero el jefe de la Columna 10 era René de los Santos Ponce y siempre nos utilizaban como enlaces llevando y trayendo informaciones.
¿Dónde lo sorprende a usted el triunfo de la Revolución?
Estaba en el campamento con el compañero, Ares Garcés, ese mismo día, cuando bajamos a Santiago de Cuba con el compañero Reinaldo Ínsula Vega, a una estación de policía.
Unos días después me reintegro a mi trabajo, hasta que llega una indicación de la compañera Celia Sánchez Manduley para recoger cerca de 50 compañeros de Santiago de Cuba, ya que el comandante Guillermo García Frías nos iba a ir a buscar para traernos para La Habana y en ese grupo me enrolé. Al llegar a La Habana nos emplantillaron en una unidad que se llamaba La Cuarta Especial, radicaba en Cojímar. Nos pusieron a vivir en tres hoteles: El Regente, San Luis y Madrid, los cuales estaban a menos de tres cuadras de distancia.
Nuestra misión era buscar el personal que estaba huyendo de Santiago de Cuba aquí en La Habana. Esa labor la realizábamos por la noche y por el día descansábamos, puedo asegurarte que hicimos una gran limpieza. En esta actividad estuvimos como seis meses.
¿Cuándo y cómo comienza en la especialidad de Comunicaciones?
A mediados del año 1959 nos van a ver y nos preguntan quiénes querían ir para tanques y para comunicaciones, y yo decido ir para esta última especialidad, donde voy a trabajar con el compañero capitán Luis Núñez Roger en Managua. Allí estaba también el compañero primer teniente Ulises Rosales del Toro y me ubicaron como operador de las plantas trasmisoras.
Pasado algún tiempo fui seleccionado para el primer curso de Comunicaciones que se realiza en Loyola. Al concluir el curso me designan para un batallón contra desembarco que se encontraba en El Guatao. Varios meses después me mandan a buscar y me dan la misión de sustituir al compañero que se encontraba de jefe de Comunicaciones en Pinar del Río, allí pasé la Crisis de Octubre. Después voy a un curso en Leningrado por 18 meses.
¿Ha trabajado cerca de alguno de nuestros principales jefes?
Trabajé con el comandante Leopoldo Cintra Frías en laUM 1448, con el comandante Lino Carreras Rodríguez en elCuerpo de Ejército Blindado, con los comandantes Samuel Rodiles Planas, Pedro García Peláez y Antonio Enrique Lussón Batlle, en otros mandos y con el Che en Pinar del Río.
¿Cuál de estos jefes influyó más en usted?
El que más influyó fue el compañero Lussón por su forma de tratar a los compañeros y sus enseñanzas, para mí ha sido el mejor jefe que tuve.
¿Cuál fue el momento más feliz durante su paso por las FAR?
He tenido muchos momentos felices, uno de ellos fue cuando me designaron para ir al curso en la Unión Soviética. Otro momento de felicidad cuando me entregan el carné de militante del Partido y también, cuando me entregan el documento como fundador del Partido.
¿Cuál fue el momento más difícil?
Cuando la Crisis de Octubre tuve una reunión con el Che en la cueva Los Portales en Pinar del Río. Me preguntó por los medios que disponía para asegurarle las comunicaciones, realmente, en ese momento había pocos medios allí, por lo cual le informé la situación que teníamos, pero, aun así, puse a su disposición varios vehículos que tenían medios de comunicación. Él ordenó que nadie podía tocar ninguno de esos equipos, ya que serían utilizados una vez que diera su orden, es decir, cuando fuera necesario.
Dada la situación que teníamos con la falta de equipos, se decidió utilizar los medios de la economía. Fuimos y recogimos los equipos que nos hacían falta y los pusimos al servicio de las FAR. Recuerdo que llevé encima de un camión una pizarra grande de luces y la instalé cerca de la cueva. Tuvimos comunicación a través de esta pizarra y en muchas ocasiones el Che salía y venía al camión a conversar por teléfono. La última vez que conversé con el Che, me pidió que le pusiera una línea directa con el presidente Osvaldo DorticósTorrado, le dije como se podía hacer y me dijo que de esa forma no.
Pienso que, en mi vida de militar, el momento de más tensión fue asegurarle las comunicaciones al Che en medio de una situación tan compleja como fue la Crisis de Octubre.
¿Ha cometido algún error que para su conocimiento pueda ser educativo?
Pienso que haya cometido bastantes errores, era muy exigente, los jefes me enseñaron a ser así, creo haber sido injusto más de una vez, pero lo hacía con vistas a tener los mejores resultados.
En cierta ocasión, el comandante Enrique Acevedo González me llamó fuertemente la atención por una indisciplina que cometí. Estábamos en la UM 1448, donde yo era el jefe de Comunicaciones, y salí de pase y no entré a la hora prevista, fue entonces que me aclaró lo que significaba el ejemplo personal. Para mí fue educativo, porque de no ser así no tendría moral para llamarle la atención a mis subordinados.
¿En qué fecha se retira de las FAR?
En el año 1992.
¿Han venido a verlo para aprovechar su experiencia en las FAR?
Considero que debemos aprovechar más los conocimientos de los oficiales que salen de las FAR.
2014
Hábleme algo de su infancia, fecha y lugar de nacimiento.
Yo soy de Santiago de Cuba, la Ciudad Heroína, estoy inscrito en el registro civil de El Caney de esa provincia, no en el de Las Mercedes, el 2 de julio de 1941. Siendo yo pequeño, mi familia se traslada para La Risueña, este es un barrio muy humilde. Mi papá era barbero y mi mamá conserje en una escuela rural a dos kilómetros de Santiago de Cuba, es decir, que se encontraba en la periferia de Santiago de Cuba.
Mi infancia se caracterizó por la pobreza, pues la entrada de mi casa dependía del uso que le diera mi padre a la tijera, es decir, cuando apareciera un cliente. Si él lograba hacer un peso por la mañana, es que se podía almorzar y comer. Como sabrás, así era en esos tiempos. Él se encontraba trabajando lejos, a dos kilómetros de la casa y cuando se acercaba comenzaba a silbar, entonces ya nosotros sabíamos que venía con su jabita de mandados, eso era diario.
¿Cuál fue la composición del núcleo familiar en el que creció?
Éramos cuatro, mi papá, mi mamá, mi hermana y yo, mi hermana era mayor que yo. Después criamos a un niño que era primo hermano de nosotros, es decir, que en total éramos cinco. Yo, desde muy pequeño, veía los trabajos que se pasaba en la casa para poder comer, esas cosas que hoy son difíciles de entender y que eran así. Mi padre era medio hermano de Miguel Matamoros, muchas de las canciones que él cantaba se las compuso mi padre, aunque no se encuentren registradas oficialmente, pero los viejos historiadores de la música en Santiago de Cuba conocen esto, saben que eso fue así, que muchas de las canciones de Miguel Matamoros se las compuso mi papá, Ignacio Falcón Matamoros.
¿Cuál fue su primer trabajo?
Yo comienzo como a los 14 años de aprendiz en un taller de radio que era propiedad de René Sollet, quien era radioaficionado, y mientras hacía esto estudiaba radio en un curso por correspondencia.
Dada su corta edad, pienso que ese no pueda haber sido su primer trabajo registrado oficialmente.
Sí, yo aparezco registrado en los libros de ese taller como aprendiz, lo que pasa es que al pasar el tiempo, cuando ya soy capaz de reparar planchas y algunos radios, el técnico que había en el taller se opuso a que a me dieran unos centavos por el trabajo que comenzaba a realizar –podrás imaginarte lo que eso significaba en ese entonces–, él consideró que yo le estaba restando dinero, entonces, previendo esto, me voy de ese lugar.
Hablo con un amigo y me voy para el aeropuerto, ahí es donde empiezo a aprender algo de comunicaciones. Al cabo de un año, el jefe de radio le dice al técnico que me había admitido en ese taller para que yo aprendiera las comunicaciones de los aviones, que no podía seguir estando allí, porque yo no tenía edad, y si sucedía algo con los equipos trasmisores del radiofaro del aeropuerto y me pasaba algo, él tendría problemas con el trabajo, entonces, me prohibió estar en el aeropuerto. Perdí la oportunidad de tener un trabajo de primera allí, ese era un lugar codiciado, ya yo me desempeñaba con esa edad como técnico, pero me lo negó, tuve que irme para no afectar al compañero que me dio la oportunidad de estar ahí.
En noviembre de 1957 comienzo a trabajar en un taller de electrónica, ese sí puede considerarse mi primer trabajo oficial.
¿En qué fecha ingresa usted a las FAR?
En junio de 1958.
¿Por qué escogió la carrera militar?
Yo no escogí la carrera militar, eso estaba dentro de mí, ya eso era una cosa que existía en mí y en la inmensa mayoría de los que hemos sido fieles a la Revolución, y le seremos fieles hasta el final, hasta después de muertos.
¿Cuándo y cómo comienza en la especialidad de Comunicaciones?
Yo comienzo en las comunicaciones antes de entrar al Movimiento 26 de Julio, recuerda que en esa época ya estoy en el aeropuerto en el sector de las Comunicaciones, debe haber sido después del alzamiento del 30 de noviembre en Santiago de Cuba; no lo hice por cuestiones políticas, lo hice por cuestiones técnicas, pues mi afán, como lo tiene cualquier joven, era conocer más cada día: ese es mi comienzo en la rama de las Comunicaciones.
¿Qué cargos ocupó en la especialidad?
El primer cargo fue el de operador de la planta 8-J-M (8 Jóvenes Mártires) en el Tercer Frente Oriental, bajo las órdenes directas del comandante Juan Almeida Bosque.
Después, en el año 1959 o 1960 me designan como jefe de los almacenes del Ministerio de Comunicaciones. Allí, los compañeros de la Seguridad del Estado, al observar mi entrega y dedicación a la Revolución, me seleccionaron como jefe para organizar las comunicaciones confidenciales de la naciente policía. También, atendía las comunicaciones de la Seguridad del Estado y la red nacional costera, lo mismo estaba en Caibarién, que en Cienfuegos y en Guane. Después de esto me mandan para el Minint y me envían para R-60.
¿Qué es R-60?
R-60 es la unidad de Servicio de Comunicaciones del Ministerio del Interior, que estaba ubicada en 19 y 60. Al año de estar ahí me pasaron a atender la red de radioteléfonos de los dirigentes, la cual modifiqué y la hice transistorizada. Era una red que atendía el G-2 y en esa época se encontraba instalada en la azotea del Minfar. Estuvo allí durante años y ahora lo atiende la Dirección de Comunicaciones del Minfar, pero en un principio era del Minint. Ahí se encontraba instalada la repetidora de las comunicaciones de Fidel y demás dirigentes.
¿Podría relatar el vínculo que ha tenido con los principales jefes?
Mi principal vínculo fue con el comandante Juan Almeida Bosque quien era para mí, una persona muy allegada. Siempre estuve a su lado, en la Sierra, en la limpia del Escambray, no sé por qué coincidíamos. Cuando él iba a Moscú, yo salía a su encuentro o me mandaban a buscar para que lo viera.
Trabajé, además, con los comandantes René de los Santos Ponce, Raúl Curbelo Morales, Guillermo García Frías, Sergio del Valle Jiménez, el compañero Jesús Montané Oropesa y Melba Hernández Rodríguez del Rey. A otro jefe que admiro mucho es al hoy comandante de la Revolución, Ramiro Valdés Menéndez, pues trabajé directamente con él en los primeros años de la Revolución y después en las dos ocasiones en que fue ministro del Ministerio del Interior. La última vez que lo vi fue cuando Fidel nos reunió en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, para hablar sobre el libroLa contraofensiva estratégica, eso fue el 10 de septiembre de 2010. Con los que menos vínculo tuve fue con el Che y con Camilo.
¿Cuál ha sido el momento más difícil que ha afrontado en el trabajo en la especialidad de Comunicaciones?
Para mí el momento más difícil fue garantizarle las comunicaciones al Comandante en Jefe por teletipo desde el barcoJosé Martíen marcha hacía Jamaica. Hubo que realizar un gran trabajo, yo no tenía experiencia al respecto. Subí al barco en Cienfuegos y me presentaron ante el comandante Abelardo Colomé Ibarra, y a pesar de que había una opinión generalizada de que no se podían garantizar dichas comunicaciones, después de mucho esfuerzo se lograron. Entonces mandamos un mensaje cifrado a la Dirección de Cifras del Minint y pedimos que nos dieran respuesta, la cual yo recibí. Esta estaba firmada por el coronel Argelio Pérez Castillo, que era el jefe de nuestra dirección, y con posterioridad se la llevamos al ministro del Interior y al general de división Abelardo Colomé Ibarra: ese fue el aprieto más grande que yo pasé.
¿Cuál ha sido el momento más feliz que ha tenido en su vida de comunicador?
Fue el triunfo de la Revolución, sin lugar a dudas, fue el triunfo de la Revolución. Otro momento feliz fue haber logrado establecer comunicaciones directas con Granada cuando la invasión estadounidense a ese país. En ese momento había un problema, se estaban demorando mucho las comunicaciones,pues Granada estaba trasmitiendo los mensajes cifrados a Argelia y de ahí para Cuba, esa era la causa de la demora. Entonces, con la ayuda de dos telegrafistas, Orlando Payret Trujillo,quien había estado en la Columna 1 con Fidel en la Sierra, yde otro compañero que se llamaba Adriano Blanzaco, a quien también se le localizó, por ser ambos los leones en el trabajo de radiotelegrafía, recibíamos la información de forma abierta, ya que no era necesario protegerla mucho, pues las tropas estadounidenses ya habían ocupado la isla.
Por las referencias que anteriormente me había hecho, ¿puede aseverarse que participó en la lucha clandestina?
Yo comienzo a realizar experimentos en mi casa, estábamos en noviembre de 1957 y ya habían asesinado a Frank País. Un día, cuando hacía un experimento con un receptor, descubrí la frecuencia de las microondas de la policía radiomotorizada, es decir, por donde ellos trasmitían, oigo que dicen: «Los carros tal y más cual diríjanse a tal lugar». Yo me sorprendí y se lo digo a mi papá a esa hora de la noche, serían como las nueve, entonces él me dice: «Ten cuidado mi hijo que eso es peligroso», imagínate, por tal de cuidar a su hijo…
Lo recogí todo, guardé el equipo y al otro día fui para el nuevo trabajo, un taller de radio, televisión y ventas de piezas, y le digo al dueño del negocio, quien era amigo mío: «Marcos,anoche me pasó esto, descubro las frecuencias de la policía radiomotorizada y los oigo hablando» y me dice: «¿Tú estás seguro Olimpio?» De inmediato me dice que a la hora de almuerzo lleve ese equipo a la casa y que se lo instale allí, entonces, le digo que sí y lo llevé en la bicicleta, de mi casa para la suya, lo instalé y regresé.
A las cuatro o cinco de la tarde se me apareció Marcos y me dice: «Oye allá arriba en mi oficina hay unos compañeros que quieren hablar contigo», efectivamente, había dos compañeros, uno de ellos me dice, que llevaban mucho tiempo detrás de eso que yo había descubierto y que si estaba dispuesto a colaborar con ellos. Figúrate, en aquella época estaba muy reciente la muerte de Frank País y todos los jóvenes querían pertenecer al Movimiento 26 de Julio y a partir de ese momento comienzo a colaborar.
El descubrimiento de la frecuencia de trabajo de la policía radiomotorizada fue una cosa muy rápida, si lo hubiera logrado seis meses antes, a Frank no lo hubieran matado, porque nos habríamos enterado de la encerrona, de la ratonera en que estaba metido.
Un día me mandan, porque subí muy rápido a los distintos niveles del Movimiento dada la trascendencia de lo que yo había descubierto, a instalarle un equipo en la cueva donde Vilma Espín Guillois permanecía oculta antes de alzarse, monté el equipo, se lo instalé y ella, inmediatamente se pone a oír. Era el asesino Rafael Salas Cañizares el que estaba hablando y le decía a los patrulleros: «Óiganme a los carros que están en servicio, cuando vean a los jóvenes, “atiéntenlos”». Allá en el lenguaje nuestro, eso quería decir que los provocaran, eso lo hacían con el fin de que uno se asustara, te mandaras a correr y te mataban, entonces, ese era un muerto justificado. En aquel momento lanzó una palabrota y yo bajé el volumen del equipo, y me dice Vilma: «Déjalo, déjalo, no te preocupes ponlo, ponlo».
Un día me encontré a Vilma en México, yo no recuerdo si fue en la embajada o el aeropuerto, le pregunto si no se acordaba de mí y le recuerdo aquel incidente y, me dice: «¿Por qué tú no escribes sobre eso?, escribe, hay muchas cosas que escribir. Eso que tú descubriste en Santiago de Cuba salvó a René Ramos Latour, de que lo cogieran y lo mataran», y le respondí que era verdad. Mira lo que son las cosas, creo que esa fue la última vez que yo hablé con Vilma.
¿Su entrada a la lucha clandestina fue por convicción o por afán de aventuras?
No pudo ser por aventura, porque lo que prevalecía en la juventud de Santiago de Cuba en aquella época, era la motivación por pertenecer a la lucha revolucionaria, es decir, lo que trataban era de hallar la forma de entrar al Movimiento 26 de Julio; por eso, cuando hago este descubrimiento, yo se lo digo al dueño del negocio, que al parecer era colaborador del Movimiento. Cuando yo le instalé el equipo en su casa, él llamó a sus compañeros dada la importancia del hecho, se les comunicó y fueron a verme rápido. Date cuenta que todo esto sucede en un mismo día, pues había convicción y deseos de luchar.
¿Qué hizo al triunfar la Revolución?
Arrancar para Santiago de Cuba con Miguel Espinosa Cabrera. Bajamos directo para el cuartel Moncada porque teníamos deseos de verlo, bajamos por la costa con la columna de René de los Santos Ponce y entramos al Moncada por el mediodía, yo no recuerdo ahora si fue el primero o el 2 de enero.
Un hecho que me llamó la atención, es cuando yo estoy con Miguel en la parte de abajo del cuartel y empiezan a tirar tiros desde el reparto Sueño, decían que eran los masferreristas. En esos momentos los casquitos empiezan a poner sacos de arena y con los fusiles Garand comienzan a disparar hacia el reparto, es decir, ellos estaban protegiéndonos a nosotros allí, eso fue lo que me llamó la atención.
¿En qué fecha se retira del Minint?
Me retiro en 1988, pero me quedé algún tiempo colaborando en la radio de la Contrainteligencia.
¿Piensa que debemos depender solamente de la alta tecnología y que podemos prescindir de los medios analógicos? ¿Podría darnos sus consideraciones al respecto?
Parecemos un país del primer mundo cuando se observa la cantidad de medios modernos que se botan. Hay que ver los cementerios de computadoras, repito, parecemos un país superdesarrollado botando técnica moderna. Pienso que mucha de esa tecnología la podemos aplicar en otros lugares que lo necesitan, eso está pasando en muchos sectores de nuestro país, lo más fácil es decir, este medio está de baja.
Si eso lo hacemos con muchos medios modernos, qué podemos decir de los analógicos, esos los mandamos a enterrar o los convertimos en materia prima. No se puede prescindir de ninguno de los dos medios, todos serán necesarios.
¿Qué consejo les daría a nuestras nuevas generaciones de comunicadores?
A los nuevos especialistas les aconsejo que sean siemprerevolucionarios, que todo lo vean desde la óptica revolucionaria, ante todo, deben ser patriotas, honestos, tener conciencia y conocimientos. Puedo asegurar que el que decide enterrar medios porque están atrasados, lo hace por falta de conciencia y de conocimiento, porque si fuera un verdadero revolucionario instruido, haría todo lo posible porque esas cosas no pasaran, hoy es imposible saber cuánta técnica se ha enterrado en nuestro país.
Pasé mucho trabajo en mi juventud para comprar una resistencia, un diodo, un condensador, y como pasé ese trabajo para desarrollarme, sé lo que valen las cosas, ahí es donde está la conciencia. Ahora la Revolución te lo pone gratuitamente, la gente tiene que saber de dónde salen las cosas y lo que valen.
Es necesario querer a la patria por encima de todas las cosas. ¿Cuántas veces estuve yo en Estados Unidos? Es verdad que tanto en Washington como en Nueva York puedes ver un gran derroche de tecnología, pero eso es de ellos, nada de eso puede deslumbrarme, lo mío debe estar aquí, hecho por nosotros. Hay que tener amor por la patria, hay que tener la conciencia para valorar esas realidades, hay que querer a su patria y saber por qué uno la defiende. En un momento la lucha fue contra el gobierno de Batista, pero hoy es distinto, hoy luchamos contra el imperialismo yanqui.
2011
¿De dónde es?
Yo soy de Río Blanco en Sagua de Tánamo.
¿Cuál es la fecha de su nacimiento?
El 9 de septiembre de 1939.
Hábleme brevemente de su infancia.
Yo estuve en la finca de mi padre hasta los 17 años, pues tanto él como mis tíos eran herederos de 432 caballerías de tierra. Una parte de esas tierras fueron entregadas en usufructo a otros campesinos, a los cuales trataron de desalojar. A mi padre le quitaron la finca y finalmente, lo asesinaron, debido a eso fue que yo me alcé sin ser miembro del Movimiento 26 de Julio.
En aquel territorio no había maestro, fue por eso que mi padre contrató un maestro e hizo una escuela en la finca, de esa forma es que llegué hasta el tercer grado. Realmente no pasé hambre, yo no puedo decir que pasé miseria, nosotros teníamos un nivel de vida por encima de los demás campesinos, trabajábamos la tierra mucho más de lo que se trabaja ahora. Desde pequeño tuve que trabajar la tierra y estudiábamos por la noche, pero realmente nunca pasamos necesidades.
En aquel entonces los niños eran muy educados, hacíamos lo que nos decían nuestros padres, en resumen, era distinto a lo que ocurre ahora. Uno de mis hermanos y yo éramos los que más nos destacábamos en las ideas, por eso mi sueño era estudiar, que mi padre me mandara para Guantánamo o Santiago de Cuba, pero realmente él no pensaba en eso y no pude estudiar, aunque en aquel entonces, con solo tercer grado, yo era allí, un intelectual, pues casi todo el mundo era analfabeto.
¿Cuál fue la composición del núcleo familiar en el que se crio?
Éramos mi papá, mi mamá y doce hermanos, tres hembras y nueve varones, yo era el sexto dentro de los varones.
¿Cuál fue su primer trabajo?
Mi primer trabajo fue en el campo, limpiando y recogiendo café. Mi padre no nos pagaba nada por ello, solo nos mantenía y fue solo después del triunfo de la Revolución que yo recibí dinero por lo que hacía.
¿Por qué escogió la carrera militar?
Yo realmente no escogí la carrera militar, me alcé en la Sierra Maestra porque asesinaron a mi padre para quitarle las tierras, lo hice por sed de justicia. Cuando llegamos a La Habana, el 8 de enero de 1959, yo no quería seguir en lo militar, quería volver a la finca de mi padre. Estábamos en Managua, cuando Fidel se reunió con nosotros y nos dijo que a quién le íbamos a dejar aquello, pues se lo habíamos quitado a la dictadura y no podíamos dejar que los soldados de Batista fueran quienes lo dirigieran, entonces, tuvimos que quedarnos y lo entendimos. Los compañeros del Segundo Frente Oriental éramos disciplinados, por ello seguí en la carrera militar.
¿Qué edad tenía cuando asesinaron a su papá?
Yo había acabado de cumplir los 17 años.
¿Cuántas caballerías de tierra tenía cuando lo asesinaron?
Cuando eso ocurrió, ya la finca se había reducido, tenía como ocho caballerías, las tierras las quería la compañía Gómez.
¿Puede narrarnos cómo fue que sucedió el asesinato de su padre?
Fueron a desalojarlo siete representantes armados de dicha compañía, todo esto fue en contubernio con el ejército. Llegaron y empezaron a botar todas las cosas de la casa para afuera, mi padre cogió un machete y fue para arriba de ellos, vino uno por la espalda y le dio cinco tiros; lo asesinaron delante de mis ojos, yo mismo fui a hacer la denuncia y entonces, dijeron que eso lo habían hecho los alzados que se encontraban por esos lugares.
Cuando llevábamos más de veinte kilómetros caminando para enterrar a mi padre, allí mismo nos cogieron presos, eso sucedió en la puerta del cementerio, yo no vi dónde enterraron a mi padre. Ese fue el colmo de la injusticia, después que lo asesinaron dijeron que habían sido los rebeldes.
¿Participó en la lucha clandestina?
Yo no participé en la lucha clandestina.
¿En qué momento y lugar se incorporó al Ejército Rebelde?
Yo me incorporo al Ejército Rebelde el 27 de noviembre de 1957, cuando todavía no había columna, en lo que después sería el Segundo Frente Oriental Frank País. Lo hice con un pequeño grupo del cual estaba al frente un primo mío y fue por el territorio perteneciente al municipio de Sagua de Tánamo. Después, nos mandan para cerca de Mayarí Arriba, tomamos el cuartel de esa localidad el 5 de marzo y Raúl Castro llegó el 11 de marzo de 1958, es decir, que las fuerzas al mando del compañero Raúl Menéndez Tomassevich habían liberado dicha localidad antes de la llegada del comandante Raúl Castro Ruz.
¿Usted se alza por convicción o por ansias de aventura?
Yo oía mucho a Eduardo Chibás, también estaba al tanto de las luchas campesinas por la tierra, vi el abuso y a la gente morirse por cualquier cosa, eso a uno lo marcaba; además, cuando asesinan a mi padre, digo: «Aquí no hay otra cosa que hacer que alzarse».
Hay una anécdota que quiero compartir: Un día vi vestido de verde a un pelotón del ejército de la dictadura y por poco le digo que me alzaba con ellos, la suerte fue que el bodeguero me hizo una seña, de lo contrario, me hubieran matado.
Yo me alzo para luchar contra la injusticia, pues al campesino se le trataba como a un perro, al obrero igual, con los estudiantes era a palo limpio, por eso, cuando aquello, todo el mundo tenía motivos para hacer la Revolución, por ello tuvo el apoyo tan masivo de las clases más humildes, desde el mismo inicio de la lucha. Eso fue lo que hizo que yo tuviera la más firme convicción de que había que alzarse.
¿Qué hizo al triunfar la Revolución?
En esos momentos yo me encontraba en la móvil de Furry (Abelardo Colomé Ibarra) –esa era la fuerza principal de choque– y ya todo el territorio había sido liberado, solo quedaba Holguín. Recuerdo que el día primero o el 2 de enero íbamos a atacar a Holguín y en eso nos sorprende la huida del tirano Batista.
El día primero sube un capitán del ejército a parlamentar con Furry y este baja con dos compañeros más y el capitán en un yipi. Después fuimos para el Regimiento, recogimos todo el armamento de infantería que allí tenían y lo llevamos para un monte cercano, entonces, cuando pasó Fidel por Santiago, lo acompañamos en la Caravana de la Libertad.
¿Considera haber cometido errores en la conducción de las comunicaciones? Coménteme al respecto.
A veces hay cosas que uno las hace, casi todos lo hacemos y en momentos determinados uno tiene que centralizar las tareas y ponerse al frente de ellas. Eso me pasó en Pinar del Río, siendo jefe de Comunicaciones del cuerpo de ejército, cuando me mandaron a ponerle una línea directa a Fidel desde San Andrés de Caiguanabo hasta Pinar del Río. Para ello, había que dar la vuelta por Viñales y La Palma hasta llegar a San Andrés. Esa tarea, como era para el Comandante en Jefe, la asumí directamente sin darme cuenta de que mi función como jefe era dirigir y controlar, y que uno tiene que descentralizar y controlar, pero esta la centralicé y dejé al mando a mi segundo, dejando de cumplir las demás tareas.
En Venezuela tuve un problema con las comunicaciones. Cuando yo salí de aquí no me entregaron las frecuencias y los datos de radio me los mandaron, pero me cambiaron las frecuencias y los datos. Allá me buscaron un equipo Ranger y una planta eléctrica con los que me comunicaba y recibía muy bien, entonces, me preguntaba por qué no podía descifrar los mensajes, si yo dominaba bien el trabajo con las cifras, el inconveniente era que yo no estaba comunicando con Cuba, estaba comunicando con Caracas. El problema es que el jefe de la guerrilla era Douglas Bravo y a él no le convenía que nosotros comunicáramos con La Habana, él lo que quería era que yo le enseñara las claves, le dije: «No, usted se equivocó».
El 24 de diciembre de 1966 descubrí que no estábamos comunicando con Cuba. Me habían enseñado que cuando yo llamara pidiera que me pusieran a Eddy, y cuando llamaba nadie conocía a Eddy, entonces hablé con el coronel Enrique Oropesa y le dije que había traición, pues acababa de llamar y nadie conocía a Eddy, no lo conocían. Era para que en alguna ocasión yo comunicara con dificultad y estaba comunicando con gran nitidez todos los mensajes, estaba comunicando con Caracas.
Después de eso, cambiamos el campamento, tuvimos que esconder los equipos porque nos habían puesto en unos potreros, al final perdí los equipos. Uno de los que me ayudó a esconder los equipos y la planta era del enemigo, un traidor, lo perdí todo, perdí hasta las cifras, las tenía en la mochila.
Cuando regresamos de allá, con el primero que hablé fue con Raúl Castro Ruz, le pido permiso para cambiarme de especialidad y regresar de nuevo para los tanques. El compañero comandante Pedro Guelmes González, que en esos momentos era el jefe de la Dirección de Comunicaciones, habló conmigo para ubicarme, entonces le dije que no, que ya yo había hablado con Raúl para no seguir en Comunicaciones, que aquello me había impactado mucho, y me dijo que no había ningún problema, pues las FAR no tuvo nada que ver conmigo en la misión.
¿Podría precisar, en qué fecha se retira usted de las FAR?
Yo me retiré en mayo de 1988 siendo jefe de regimiento y cumplí cuatro misiones: Venezuela, Yemen, Angola y Etiopía.
¿Qué ventajas le ve a los modernos Sistemas de Comunicaciones en relación con los que había anteriormente?
Las ventajas son incomparables, hoy una línea tiene quinientos pares, o sea, quinientos teléfonos, una pequeña pizarra puede tener mil teléfonos, es decir, que la tecnología ha cambiado mucho, además, todo eso se integra a los sistemas computarizados. Las comunicaciones han evolucionado mucho, gracias a la ciencia y la tecnología, y cuando pienso en ello, veo que nosotros no estamos rezagados, que en la actualidad no somos los mismos guajiritos que bajamos de la Sierra Maestra. Hoy tenemos ingenieros altamente preparados, algunos estudiaron en la antigua Unión Soviética, otros, en diferentes lugares, además, hoy existe la experiencia de los que aun, sin ser ingenieros, tienen los conocimientos que le dan los años de labor. Por eso pienso que las comunicaciones actualmente son más fáciles.
¿Usted considera que los medios analógicos deben destruirse, que todo debemos fiarlo a los modernos medios digitales o que deben estar presentes los dos para garantizar el mando?
Yo pienso que si lo viejo hay que descartarlo, a usted y a míhabríaque matarnos. Considero que siempre lo viejo puede desempeñar su papel, que tiene un lugar para desempeñarlo, digo esto porque lo que no sirve para una unidad regular de las FAR, puede servir para una zona de defensa, entonces, nada se debe botar.
¿Dónde estudió Comunicaciones?
El primer curso es el que acabo de explicar. Después pasé el primer curso básico de Comunicaciones en la escuela de cadetes, en Ceiba del Agua, luego, pasé un curso especial en el Minint para cumplir una misión internacionalista en Venezuela. Esto fue en el año 1966. Allí recibí una preparación en un grupo de materias que yo no conocía, es decir, hablo de escritura secreta, claves y códigos, etc., esos fueron todos los cursos que pasé.
¿Ha trabajado cerca de nuestros principales jefes?
He trabajado con los generales Raúl Menéndez Tomassevich,Abelardo Colomé Ibarra, Samuel Rodiles Planas, Joaquín Quintas Solá, Ramón Pardo Guerra. Tuve también, la oportunidad de que Raúl Castro me entrevistara en una ocasión para saber mi disposición ante el cumplimiento de una misión –yo pensé que tenía que ir a Miami–, pero después nos despidió y a mi regreso tuve la ocasión de volverme a entrevistar con él. Fidel fue el que nos entrenó en el tiro y en los desembarcos.
¿Cuál ha sido para usted el momento más difícil en la especialidad?
Yo considero que fue el cumplimiento de la misión en Venezuela.
Le dejo la libertad para que usted diga lo que desee, que hable sobre cualquier tema que considere útil.
Es la primera vez que yo hablo de este tema en este contexto. Recuerdo que en una reunión que tuvimos un grupo de guerrilleros con Raúl, nos dijo: «Hemos sido capaces de hacer la historia y no hemos sido capaces de escribirla», esas fueron sus palabras textuales. Esta es la primera vez que me entrevistan y creo que es muy positivo que se escriba sobre las comunicaciones, sobre la historia de las comunicaciones, sobre la historia de las FAR; deben hablar con el compañero general Ulises Rosales del Toro, él era jefe de una compañía de comunicaciones en Managua.