Panorama del papel como principal soporte documental - Adriana Gómez Llorente - E-Book

Panorama del papel como principal soporte documental E-Book

Adriana Gómez Llorente

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En los últimos veinte años, los estudios en América Latina sobre el libro, la edición y la lectura han tenido un avance significativo. La consolidación de grupos de trabajo y de líneas de investigación en distintas instituciones y espacios educativos, más la consecuente aparición de un importante conjunto de tesis centradas en temas y problemas de diversas manifestaciones de la cultura escrita, han permitido que este campo cobre un renovado dinamismo y una gran vitalidad. A esto se han sumado una variedad de foros académicos —como congresos, encuentros y coloquios— y también la publicación de numerosos artículos en revistas de todo tipo. De forma paralela a la educación y la difusión, en varios países de la región han florecido colecciones especializadas en "libros sobre libros" que han contribuido a fortalecer el campo en sus cruces con otras disciplinas como la historia, la sociología, la filología, la antropología, la literatura, el diseño y la comunicación visual, por mencionar algunas. Sin embargo, ese énfasis editorial no ha estimulado una vertiente de divulgación, lo que deriva en una carencia de obras y colecciones pensadas para el público general y el estudiantil.

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Contenido

Presentación de la Breve Biblioteca de Bibliología

Presentación de la Breve Biblioteca de Bibliología

La escritura, como una necesidad del ser humano de expresarse, dejar registro y comunicarse, ha evolucionado a la par de los soportes utilizados para su manifestación. Antes del papel o de los soporte...

Historia y evolución técnica del papel

Características del papel

Procesos de deterioro del papel

Medidas básicas de conservación para documentos con soporte de papel

El papel es el soporte documental que sustenta la mayor parte de la historia social, política, económica, religiosa y cultural de la humanidad, y su estudio como evidencia material también contribuye ...

Asunción, Josep. El papel. Técnicas y métodos tradicionales de elaboración. Barcelona: Parramón Ediciones S. A., 2006.

Presentación de la Breve Biblioteca de Bibliología

Marina Garone Gravier

Antecedentes

Capítulo i

Historia y evolución técnica del papel

El papel en Oriente

El papel en Occidente

El papel en México

El papel industrial

Capítulo ii

Características del papel

Por el origen de sus fibras o materia prima

Por la orientación de sus fibras o dirección de grano

Por las marcas de producción

Por el batido de sus fibras

Por la presencia de encolantes

Por la presencia de cargas

Por sus acabados

Por sus defectos de manufactura

Capítulo iii

Procesos de deterioro del papel

Causas de deterioro

Mecanismos de deterioro

Efectos de deterioro

Capítulo iv

Medidas básicas de conservación para documentos con soporte de papel

Medidas de conservación preventiva

Acciones de estabilización

Epílogo

Bibliografía

Presentación de la Breve Biblioteca de Bibliología

En los últimos veinte años, los estudios en América Latina sobre el libro, la edición y la lectura han tenido un avance significativo. La consolidación de grupos de trabajo y de líneas de investigación en distintas instituciones y espacios educativos, más la consecuente aparición de un importante conjunto de tesis centradas en temas y problemas de diversas manifestaciones de la cultura escrita, han permitido que este campo cobre un renovado dinamismo y una gran vitalidad. A esto se han sumado una variedad de foros académicos —como congresos, encuentros y coloquios— y también la publicación de numerosos artículos en revistas de todo tipo. De forma paralela a la educación y la difusión, en varios países de la región han florecido colecciones especializadas en “libros sobre libros” que han contribuido a fortalecer el campo en sus cruces con otras disciplinas como la historia, la sociología, la filología, la antropología, la literatura, el diseño y la comunicación visual, por mencionar algunas. Sin embargo, ese énfasis editorial no ha estimulado una vertiente de divulgación, lo que deriva en una carencia de obras y colecciones pensadas para el público general y el estudiantil.

Fue así que surgió el interés por concebir una serie de monografías con enfoques multidisciplinarios y orientación latinoamericana, que permita al lector formarse un panorama general de la bibliología, integrada por obras que puedan ser de utilidad en carreras universitarias de ciencias sociales y humanidades como historia, literatura, arte, diseño, edición y biblioteconomía, entre otras. En su sentido etimológico más estricto, la bibliología es la “ciencia del libro”. Los primeros registros del término se remontan a inicios del siglo xix, y aunque su ejercicio es muy antiguo, no fue sino hasta la década de 1930 que Paul Otlet la propuso como una suerte de ciencia madre de la que se desprendían las demás disciplinas particulares del libro, como, por ejemplo, la bibliografía1. La bibliología ha tenido una evolución desigual en distintas latitudes; en América Latina ha habido notables personajes que la han desarrollado, ejercido y enseñado y que han escrito sobre ella. En términos cronológicos, entre las primeras obras se encuentra la de los bibliotecarios argentinos J. Frederic Finó y Luis A. Hourcade, Tratado de bibliología: historia y técnica de producción de los documentos2, publicada en 1954 en la Serie Bibliotecológica de Editorial Castellvi, en la que aparecieron también libros de Domingo Buonocore, como el Vocabulario bibliográfico (1952) y Elementos de bibliotecología (1953)3. A aquellos autores es posible sumar los trabajos del mexicano Juan Bautista Iguíniz, en especial su Léxico bibliográfico (1959), en el que planteó su propia definición de bibliología como “La ciencia que se ocupa del estudio general del libro en sus distintos aspectos, material, intelectual, etc.”4, y como “la parte teórica de la bibliografía que trata de las reglas y los términos de esta ciencia y que le sirve de preliminar”5. Además, incorporó el concepto de bibliología tecnológica como aquella “ciencia que estudia las relaciones del libro con los medios materiales de reproducirlos y multiplicarlos”6.

Al igual que la evolución de la disciplina, el ritmo de publicación de obras de estas materias también ha tenido notables variaciones y no pocas discontinuidades. Si bien en algunos centros latinoamericanos se hicieron a lo largo del tiempo proyectos y obras de corte bibliológico, no fue sino hasta junio del 2012 que se formó un núcleo de estudios específico sobre este tema, el Seminario Interdisciplinario de Bibliología del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (sib-iib-unam)7. Dicho espacio ha tenido entre sus objetivos “el desarrollo de líneas de investigación, docencia y divulgación desde una perspectiva interdisciplinaria y amplia que permita estar a la vanguardia en las posturas teóricas y metodológicas para los estudios estéticos, visuales, técnicos, materiales y productivos del patrimonio bibliográfico y documental, en sus diversas modalidades, a lo largo de la historia”8. Así, siguiendo los objetivos originalmente planteados, al conjunto de libros especializados que ya se han publicado, sumamos ahora la Breve Biblioteca de Bibliología (bbb).

La colección consiste en un repertorio básico de lecturas para el público general, que podrá usarse también como complemento en la formación de profesionales en las diversas áreas vinculadas con el mundo del libro, en especial por quienes se desempeñan en archivos, acervos y bibliotecas. La bbb está compuesta por seis títulos, escritos por nueve expertos de Brasil y México, que abordan una parte medular de los temas de la bibliología: el papel, la encuadernación, las técnicas de estampación e impresión de imágenes; la tipografía y la configuración visual de los impresos, especialmente de los antiguos; el tránsito de lo impreso a lo digital, y una introducción a la historia del libro y la bibliografía.

Desde la consciencia plena de que la bibliología es un campo en crecimiento y evolución, hemos querido contribuir a su difusión y conocimiento mediante la creación de la primera biblioteca sobre esta temática surgida en América Latina y escrita por autores de la región desde una perspectiva interdisciplinaria.

Marina Garone Gravier

Directora de la bbb

1Véase Paul Otlet, El tratado de documentación. El libro sobre el libro: teoría y práctica, segunda edición. Traducción de María Dolores Ayuso García (Murcia: Universidad de Murcia, Servicio de Publicaciones, 2007).

2J. Frederic Finó y Luis A. Hourcade, Tratado de bibliología: historia y técnica de producción de los documentos (Buenos Aires: Castellvi, 1954).

3Domingo Buonocore, Vocabulario bibliográfico. Términos relativos al libro, al documento, a la biblioteca y a la imprenta, para uso de escritores, bibliógrafos, bibliófilos, bibliotecarios, archivistas, libreros, editores, encuadernadores y tipógrafos (Buenos Aires: Castellvi, 1952), y Domingo Buonocore, Elementos de bibliotecología (Buenos Aires: Castellvi, 1953).

4Juan Bautista Iguíniz, Léxico bibliográfico (México: Instituto Bibliográfico Mexicano, 1959), 42.

5Ibid.

6Ibid.

7En el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la unam, la bibliología ha sido definida como la disciplina que “estudia el libro como objeto, en sus aspectos histórico y técnico; considera, en la historia, los materiales con que el libro ha sido confeccionado, su tipo de encuadernación, su caligrafía o tipografía y sus ilustraciones. Analiza, asimismo, aspectos como la cantidad de ejemplares manuscritos o impresos en diferentes épocas, su distribución y sus destinatarios, así como la industrialización y comercialización del libro”.

8Seminario Interdisciplinario de Bibliología, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Universidad Nacional Autónoma de México, www.sib.iib.unam.mx.

La escritura, como una necesidad del ser humano de expresarse, dejar registro y comunicarse, ha evolucionado a la par de los soportes utilizados para su manifestación. Antes del papel o de los soportes flexibles que lo antecedieron, ya se contaba con diversas expresiones plasmadas en arcilla, piezas cerámicas, piedra, muros de cuevas, hueso, madera o cera que cumplían con su función de registro, pero cuyo transporte y conservación solían ser complicados.

A partir del momento en que se buscó conservar los registros de comercio, agricultura y sucesos importantes, fue evidente que los materiales que habían sido utilizados hasta entonces no resultaban prácticos. Fue así que los egipcios desarrollaron un soporte de escritura flexible y ligero, utilizando la corteza interna de la planta conocida como papiro, que rápidamente fue difundido por el mundo mediterráneo antiguo9. Desde entonces, los soportes de escritura han buscado satisfacer las necesidades del hombre, así como plasmar sus expresiones culturales, sociales y religiosas —entre otras—, mediante respuestas tecnológicas y de disponibilidad de recursos locales que han dado lugar a los soportes más adecuados para el registro, transmisión y perdurabilidad de la memoria escrita. El papel ha sido, y continúa siendo, parte imprescindible del desarrollo y la expansión del conocimiento en la historia del ser humano; ha obedecido a las demandas y posibilidades de cada época y región, y hoy en día permite la conservación y difusión de nuestra memoria gráfica y escrita.

Es ampliamente conocido que uno de los principales antecedentes del papel fue el papiro, el cual era obtenido a partir del prensado del tejido medular del junco Cyperus papyrus —una planta común en las orillas de los ríos africanos—. Este fue utilizado en Egipto desde el año 3500 a. C. como soporte de escritura y también era útil para otros fines como la medicina, la vestimenta, la nutrición y la ornamentación sagrada10. De este material deriva el término actual de papel11, aunque como se explicará, su técnica de elaboración dista de la de los soportes de papel que se desarrollaron posteriormente. Su uso disminuyó con la introducción del pergamino como soporte para la escritura, aunque se mantuvo hasta el siglo x, cuando la producción de papel ya superaba la de su antecesor y la del pergamino12.

La hoja de papiro se elaboraba de la siguiente forma13: se eliminaba la corteza externa de color verde del tallo de la planta, en tanto que la corteza interna se cortaba en capas muy delgadas que se mojaban y se ponían de manera transversal sobre una superficie plana. Posteriormente, las fibras se iban golpeando y extendiendo hasta unirlas y lograr una hoja homogénea. En ocasiones, durante la formación de la hoja se aplicaba un encolante, es decir, un adhesivo muy diluido de almidón, o se aprovechaban los jugos de la planta que favorecían la unión de las fibras. Una vez seca la hoja, se pulía con piedras u objetos similares con el fin de alisarla y mejorar la superficie para la escritura. Las hojas de papiro medían alrededor de 30 a 50 cm de largo por 30 cm de ancho, y solían unirse varias entre sí que luego se almacenaban enrolladas aprovechando su flexibilidad14.

Si se observa una hoja de papiro a contraluz, es posible ver la superposición de las fibras dispuestas de forma transversal unas sobre otras, a diferencia de los soportes de fibras vegetales dispersas en agua, desarrollados posteriormente en Oriente y Occidente. El papel indígena o mesoamericano, como se mencionará, seguía una técnica de manufactura más similar a la del papiro.

Como será común en la historia del papel, al comenzar a agotarse el suministro de materia prima, en este caso del papiro, se buscó un sustituto como soporte de escritura. El pergamino fue el más utilizado durante los siguientes siglos. Se dice que su producción inició en los pueblos nómadas de Pérgamo, en la región de Asia Menor, en el siglo i a. C.15.

El pergamino era un material proteico elaborado a partir de la preparación de pieles de cabras, ovejas y terneros, principalmente, y fue el soporte de escritura más utilizado hasta el siglo xi, cuando el papel fue introducido en Occidente16. Una de las principales desventajas del pergamino era el abastecimiento, ya que se requería una gran cantidad de ganado para responder a la demanda de dicho soporte17. Para su preparación, la piel se lavaba con agua, posteriormente se introducía en agua de cal y luego se eliminaba el pelo mediante el raspado. Después, era tensado en un bastidor y nuevamente raspado y pulido con marfil o piedras de ágata. El pergamino es un material sumamente resistente, aunque muy sensible a las condiciones ambientales, en especial a los cambios de humedad relativa, lo que ocasiona que presente deformaciones con facilidad.

El uso del pergamino contribuyó a que el formato de los libros pasara del rollo de papiro al formato de códice o encuadernado18, que posteriormente se mantuvo con el papel como soporte y ha llegado hasta nuestros días.

9Véase Karen Brookfield, La escritura (México: Santillana, 1994), 20.

10Véanse Gary D. McGinnis y F. Shafizadeh, “Celulosa y hemicelulosa”, en Pulpa y papel. Química y tecnología química,compilado por James P. Casey (México: Limusa, 1991), 29; Karl Keim, El papel, traducido por Heinrich W. Bauer (Madrid: Asociación de investigación técnica de la industria papelera española, 1966), 26, y Nicholas Basbanes, De papel. En torno a sus dos mil años de historia, traducido por Ignacio Padilla Suárez (México: Fondo de Cultura Económica, 2014), 21.

11Véase Keim, El papel, 2.

12Véase Josep Asunción, El papel. Técnicas y métodos tradicionales de elaboración (Barcelona: Parramón Ediciones S. A., 2006), 11.

13Véanse Brookfield, La escritura, 20; Keim, El papel, 25; Asunción, El papel. Técnicas, 11, y Basbanes, De papel, 24.

14Véase Asunción, El papel. Técnicas, 11.

15Véanse Asunción, El papel. Técnicas, 12, y Basbanes, De papel, 25.

16Véase Brookfield, La escritura, 20-21.

17Véase Asunción, El papel. Técnicas, 12.

18Ibid, 11.