Pensar y enseñar el periodismo. La mutación de contar historias de la realidad - Omar Rincón - E-Book

Pensar y enseñar el periodismo. La mutación de contar historias de la realidad E-Book

Omar Rincón

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Beschreibung

Las teorías del periodismo se basan en tres conceptos: la libertad de expresión (para molestar al poder); (el poder de) sus historias, agendas, visibilidades y encuadres; sus modos, formatos y estructuras de narrar y contar la realidad. En el siglo xxi estos tres conceptos entraron en mutación; por eso, hay que pensar de nuevo al periodismo y, por tanto, hacerlo y enseñarlo en otras perspectivas. Este libro abre la cancha para pensar y jugar distinto eso que llamábamos periodismo.

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CEPER | CUADERNOS DE PERIODISMO

CEPER | CUADERNOS DE PERIODISMO

PENSAR Y ENSEÑAR EL PERIODISMO

LA MUTACIÓN DE CONTAR HISTORIAS DE LA REALIDAD

OMAR RINCÓN

Compilador

Pensar y enseñar el periodismo: la mutación de contar historias de la realidad / Omar Rincón, compilador. – Bogotá: Universidad de los Andes, Centro de Estudios de Periodismo (Ceper), Ediciones Uniandes, 2018.

– (Cuadernos de periodismo; 1)

Otros autores: Martín Caparrós, Ángela Rivera, Jorge Carrión, Roberto Herrscher, Cristian Alarcón.

ISBN 978-958-774-746-1

1. Periodismo – Enseñanza – Ensayos, conferencias, etc. I. Rincón Rodríguez, Omar Gerardo II. Universidad de los Andes (Colombia). Ceper

cdd 070.0711

sbua

Primera edición: noviembre del 2018

© Omar Rincón, autor compilador

© Universidad de los Andes, Facultad de Artes y Humanidades, Centro de Estudios en Periodismo - Ceper

Ediciones Uniandes

Calle 19 núm. 3 -10, oficina 1401

Bogotá, D. C., Colombia

Teléfono: 339 4949, ext. 2133

http://ediciones.uniandes.edu.co

[email protected]

ISBN: 978-958-774-746-1

ISBN e-book: 978-958-774-747-8

Coordinador de la colección:

Lorenzo Morales R.

Corrección de estilo: Nicolás Pernett

Diseño de maqueta y diagramación

cubierta: Neftalí Vanegas

Diagramación interna: Vicky Mora

Imagen cubierta: dominio público

Fuente: https://pxhere.com/en/photo/912888

Conversión ePub: Lápiz Blanco S.A.S.

Hecho en Colombia

Made in Colombia

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en su todo ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

Universidad de los Andes | Vigilada Mineducación.

Reconocimiento como universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964.

Reconocimiento de personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949, Minjusticia.

Acreditación institucional de alta calidad, 10 años: Resolución 582 del 9 de enero del 2015, Mineducación.

CONTENIDO

Introducción

Esa especie mutante llamada periodismo

Omar Rincón

El año en que chocamos con nosotros mismos

Martín Caparrós

Master class de Martín Caparrós: hacia el periodismo mutante

Omar Rincón y Ángela Rivera

De la muerte del periodismo y el periodismo domesticado al periodismo hacker, bastardo y DJ

Omar Rincón

Diez razones por las que vale la pena estudiar periodismo

Jorge Carrión

Enseñar periodismo: el primer día de clase

Roberto Herrscher

Círculo dinámico de la información y periodismo narrativo

Cristian Alarcón

INTRODUCCIÓN

Esa especiemutantellamada periodismo

Omar Rincón*

El periodismo es mutante y toma la forma de su época porque es el relato del presente. Nuestro tiempo está estallado por la sociedad interconectada (internet, celular, aplicaciones, redes), la subjetividad de las “extimidades” (intimidades públicas) (Sibilia, 2008), las emocionalidades precarias (clics, likes, trendings) y la sociedad sin narrativa en la que triunfan la secuencia, el fragmento y la posverdad sobre la coherencia y veracidad del relato1. La posverdad es “una mentira asumida como verdad o incluso una mentira asumida mentira, pero reforzada como creencia o como hecho compartido en una sociedad. Estamos en tiempos de posverdades por la proliferación de las teorías de la conspiración” (Amon, 2016). En esta actualidad mutante el periodismo es un significante vacío que ya no nombra nada: ha dejado de existir porque ha perdido su capacidad de leer, comprender, explicar y narrar la vida. Y este hecho ha llevado a una crisis comunicacional que ha determinado que los dinosaurios de nuestro tiempo sean los medios y el periodismo. En este contexto hay tres asuntos que corresponde enfrentar críticamente: el oficio del periodismo, el negocio de los medios y la formación de periodistas.

El periodismo. El periodismo sigue siendo muy importante para la política y la sociedad (¡sin libertad de expresión y periodismo de calidad no hay democracia!), pero le va muy mal en la legitimidad y credibilidad públicas; tanto así que anda en crisis de relato y sentido. Y todo porque el periodismo se desconectó de las ciudadanías. Y esta desconexión se debe a que las “cinco W”2 ya no sirven como eje del relato; los modos narrativos obligan al dato, la transmedia y los universos digitales. Los viejos modos del periodismo que requieren tiempo y espacio son material gourmet; las viejas agendas de la economía, la política, la justicia y la cultura no dicen nada, ya que hoy tenemos agendas transversales del poder como la minería, la paz y el medio ambiente, que cuentan de otro modo el mundo.

Los medios. Los medios de comunicación tienen problemas de modelo de negocio, modos de narrar y ecosistema tecnológico; por eso han huido de lo importante en la sociedad para refugiarse en el deporte, la farándula y el sensacionalismo.

La formación. A las universidades les va muy bien en su negocio de recibir estudiantes y graduarlos de comunicadores-periodistas. Cada vez hay más facultades y carreras de comunicación, y más estudiantes, pero menos puestos de trabajo. Los modos de formar periodistas no están dando cuenta de las mutaciones de la comunicación pública.

El periodismo nunca se había estudiado, se llegaba a él por la pasión de molestar a los poderes y las ganas de contar la realidad. Servía cualquier formación que enseñara a escuchar, a mirar, a preguntar, a sentir, a contar el mundo con conciencia de humanidad. Pero el periodismo se convirtió en campo académico y en profesión. Una profesión que habita la libertad de expresión, define la democracia, encarna la obsesión narrativa y usa las tecnologías para contar de cada época. Un oficio que fue absorbido, en América Latina, por la comunicación social.

La comunicación social es una carrera a la que uno sabe por qué ingresa (ser periodista, narrador deportivo, presentador de TV, famoso de pantalla), pero que, cuando termina, uno no sabe qué es. Al salir se puede ser más o menos cualquier cosa, depende del destino que le tocó en suerte. Puede ser publicista, periodista, presentador, locutor, opinador, relacionista público, “marketinero”, organizacional, educativo, para el cambio social, profesor, ambientalista, funcionario público, asesor de comunicaciones, community manager, gestor digital… Una profesión adaptable que sirve para todo. Y es muy bueno servir para todo en estos tiempos de lo móvil, el flujo, lo líquido.

Pero, ante todo, el comunicador social sale graduado de crítico de medios. Las diversas clases de estudio lo convierten en implacable y potente juez de “la calidad” mediática. La paradoja es que, al terminar los estudios, la mayoría quiere trabajar en esos medios que basurean a todos los profesores y a los textos de referencia. De nada sirve tanta crítica, porque la seducción mediática triunfa. Paradójicamente, los medios de comunicación que ahora están habitados por egresados de las escuelas de comunicación, cada vez demuestran un peor ejercicio del periodismo. Parece que el egresado es exitoso como profesional adaptable y crítico de medios, pero fracasa como periodista.

En este contexto se hace urgente una reinvención del periodismo como oficio, como cuestión de los medios y como formación profesional. Es importante asumir cuatro asuntos en la formación de periodistas para participar de la reinvención del periodismo:

La cabeza. Hay que asumir que para ser buen periodista se necesita pensar con la propia cabeza y tener una mirada propia. Y para pensar con la propia cabeza hay que formarla en ciencias humanas y llevar a que cada profesional desarrolle una mirada sobre los mundos de la vida y del poder. En este sentido, en la Universidad de los Andes optamos por no tener una carrera de grado, sino diseñar un proyecto de formación de posgrado en maestría y un ciclo de master classes con grandes maestros del periodismo; un programa que parte de que los estudiantes ya tienen una mirada propia (su profesión) y que nosotros les podemos enseñar el oficio del periodismo para que hagan de esa mirada la base de sus relatos. Obviamente, no es el único camino; en el mismo sentido, el profesional de la comunicación o periodismo debería buscar programas de posgrados que le lleven a formar su cabeza y a desarrollar una mirada propia.

La narración. El periodismo es un modo de pensar y producir conocimiento “narrando”, contando historias: somos los narradores sociales por excelencia. Pero los modos del narrar (géneros y formatos) del siglo XX ya no están sirviendo para conectar la información con los ciudadanos, ni para poner a conversar a una sociedad, ni mucho menos para generar emoción en la vida pública y entretener los mundos cotidianos. Por eso se hace necesario buscar otros modos de narrar, más orgánicos con los contextos tecnológicos de la convergencia transmedial y con las mutaciones culturales que diluyen la civilización ilustrada, letrada y moderna, y nos llevan a habitar la experiencia de la secuencia y el flujo de relatos. El reto para el periodismo está en “tomar” nuevas formas para generar la conexión con su sociedad. Un primer paso sería pasar del estudio del mensaje, las audiencias y las teorías de comunicación a pensar, experimentar e intervenir los modos de producción y enunciación del mensaje.

La política. Se hace periodismo para molestar al poder y defender las libertades, los derechos y la democracia. Por eso, la teoría del periodismo tiene como eje la libertad de expresión. Así mismo, formar para el periodismo consiste en practicar intensamente la libertad de expresión como valor democrático. Por lo tanto, hay que incentivar que los periodistas estén en otra parte del poder y los amos, pues no son los amantes vergonzantes de los poderes sino ese molesto contrapoder que hace que los empresarios, políticos, funcionarios públicos y ciudadanos den cuenta de sus actos y sus decisiones. Ya que, como dice Martín Caparrós (2006, p. 50), el periodismo es “una forma de pararse frente a la información y su política del mundo: una manera de decir el mundo que también puede ser otro. La crónica es política […] y es política: porque escribe, porque se hace cargo de que es un relato”. Es imposible hacer periodismo sin democracia, sin tener una actitud crítica frente al poder, sin escribir, sin narrar, sin pasión… y eso es muy político. El gran desafío es que el estudiante viva el contacto con la vida real, con el territorio y experimente pensar con la propia cabeza, escuchar al mundo y narrar conectado con su comunidad. Por eso, en la formación del periodismo se requiere un mayor contacto con los procesos sociales, culturales y políticos del presente.

La tecnología.