Plazas que cantan a la Revolución - María Luisa García Moreno - E-Book

Plazas que cantan a la Revolución E-Book

María Luisa García Moreno

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Beschreibung

Plazas que cantan a la Revolución te cuenta cómo surgió la primera de ellas —la de Bayamo—, cómo y en qué circunstancias el nombre se extendió y otras plazas florecieron en nuestro país para cantar y defender una revolución que comenzó el 10 de octubre de 1868, y sobre todo, te describe la riqueza patriótica y patrimonial de estas construcciones monumentarias. Sus autores te guían en una vista imaginaria que no olvidarás.

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Seitenzahl: 81

Veröffentlichungsjahr: 2024

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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

Edición: María Luisa García Moreno

Diseño y realización: José Ramón Lozano Fundora

Fotografía: Boris González Abreut, Boris Fernández Atiénzar, José R. Lozano Fundora, Yaíma García Vizcaíno, cortesía de Flor de Paz, archivo Casa Editorial Verde Olivo.

Ilustraciones: Luis Bestard Cruz

Corrección: Magda Dot Rodríguez

Cuidado de la edición: Tte. Cor. Ana Dayamín Montero Díaz

© María Luisa García Moreno, 2019

© Boris E. González Abreut, 2019

© Sobre la presente edición:

Casa Editorial Verde Olivo, 2019

ISBN 9789592244399

Todos los derechos reservados. Esta publicación

no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte,

en ningún soporte sin la autorización por escrito

de la editorial.

Casa Editorial Verde Olivo

Avenida de Independencia y San Pedro

Apartado 6916. CP 10600

Plaza de la Revolución, La Habana

[email protected]

Nuestra gratitud a todos los que nos apoyaron en este empeño

con la foto o la información oportuna, que acortó distancias:

A Sara González Obregón, directora de la Plaza de la Patria, en Bayamo;

Aldo Daniel Naranjo Tamayo, presidente de la filial de la Unión de Historiadores, en Granma,

y al intelectual espirituano Pedro de Jesús por sus informaciones.

A los colaboradores de Manzanillo por su preocupación:

Lidia Solano López y su equipo de especialistas de la plaza Celia Sánchez;

a Marleny Núñez Zamora y Ariadna Alcalá Hernández, instructoras del Joven Club I.

A Yanet González Leiva, promotora cultural del Memorial de la Denuncia, y a Julio Cubria,

subdirector de la editorial Capitán San Luis, por el tiempo dedicado a la búsqueda de imágenes.

A Sixto Espinosa Dorta, presidente de la Unhic en Ciego de Ávila, y a todos los especialistas

e historiadores que nos atendieron; a Abilio Placencia Companioni, funcionario del Departamento Ideológico del Partido en esta provincia, por los datos suministrados.

A Boris Fernández Atiénzar y José Ramón Lozano, por sus magníficas instantáneas.

A Flor de Paz, periodista y responsable del Departamento de Comunicación de la Unión de Periodistas de Cuba, que puso en nuestras manos material fotográfico.

A Luis Naranjo, periodista de la televisión camagüeyana, por convertirse en nuestros ojos.

A Mabel Trujillo González y Ania León León, por la atención brindada.

A todos los que dijeron sí en cada momento.

A los cubanos todos,

que en estas plazas hemos sembrado amor a la Patria y a sus héroes,

y hemos mostrado al mundo nuestro apoyo a la Revolución,

a sus líderes y en particular, a Fidel.

Table of Contents
Portada
Página legal
Agradecimientos
Un canto a la Revolución
Plaza de la Revolución, Bayamo
Plaza de la Revolución José Martí
Plaza de la Revolución Mayor General Calixto García Íñiguez
Plaza de la RevoluciónMayor General Serafín Sánchez Valdivia
Plaza de la Patria,Bayamo
Plaza de la Revolución Mariana Grajales
Complejo Escultórico Ernesto Che Guevara
Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte
Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales
Plaza de la Revolución Mayor General Vicente García González
Plaza de la Revolución Celia Sánchez Manduley
Plaza de la Revolución Máximo Gómez Báez
Bibliografía

Un canto a la Revolución

Tras el alzamiento del 10 de Octubre y el fracaso de Yara, el mando de la insurrección decidió dar a conocer al mundo que Cuba había iniciado su guerra de emancipación; para ello se propuso tomar Bayamo, importante plaza con alrededor de diez mil habitantes, defendida por unos cuatrocientos soldados regulares y voluntarios.

Carlos Manuel de Céspedes, con más de un millar de hombres, se presentó frente a la ciudad y a las nueve de la mañana del 18 de octubre, inició el ataque.

El jefe militar de la plaza, teniente coronel Julián Udaeta, había preparado la defensa; pero sus planes fallaron, pues gran número de milicianos y bomberos de color saltaron las barricadas y se sumaron a las filas de la revolución.

No obstante, la tenaz resistencia española obligó a los cubanos a luchar hasta el día 20, cuando al fin Udaeta capituló. Mientras lo hacía, escuchaba tararear aquella marcha guerrera —“La Bayamesa”—, que ya oyera en el Te Deum, que había puesto fin a las festividades del Corpus Christie. Entonces, llamado a su presencia, Pedro Figueredo, Perucho, había afirmado con energía: “Usted no puede determinar que este es un canto de guerra, puesto que no es músico”.

A pesar de la firme respuesta, el español había quedado con dudas, que la vida se encargaría de disipar al darle la razón ese 20 de octubre, cuando, derrotado, tuvo que entregar la ciudad de Bayamo a los insurrectos.

Ese día, la alegría fue inmensa: combatientes y pueblo se fundieron en un abrazo. La gente tarareaba la música de aquella vibrante marcha guerrera que ya sabían de memoria y, enardecido, el pueblo reclamó a Perucho la letra de la composición. También estaba lista. Desde que a Figueredo le habían dicho: “Ahora te toca a ti, que eres músico, componer nuestra Marsellesa”, Perucho, que era famoso por su talento al piano, empezó a componer el himno con la ayuda de su esposa poetisa y, el 14 de agosto de 1867, “[…] se abrazaron en apretado silencio cuando él terminó de interpretar aquella melodía subversiva y revoltosa que habían creado. Esa noche, los cerca de 70 patriotas que acudieron a la cita secreta en su casa para fundar el Comité Revolucionario de Bayamo, la escucharon conmovidos”.*

Casi un año después, entre el 18 y el 20 de octubre de 1868, cuando Bayamo se convertía en la primera ciudad libre de Cuba, a solicitud de la entusiasta multitud, Perucho reprodujo de memoria aquellos versos que fueron pasando de mano en mano…

En esos días, la Plaza de Armas de Bayamo cambió su denominación: en medio del júbilo popular, Céspedes la bautizó Plaza de la Revolución. Luego lo haría Calixto García en 1898 y, el 1.o de noviembre de 1899, el Ayuntamiento de Bayamo lo acordaría oficialmente.

Cuando mucho, mucho después, el 2 de enero de 1959, Fidel habló a los enardecidos bayameses, tomó la idea, que trasladaría a la Plaza de la Revolución José Martí, en La Habana. Con el tiempo, el nombre se extendería y otras plazas florecerían en nuestro archipiélago.

No todas las provincias del país, a causa de las limitaciones económicas que enfrentamos, han podido construir su plaza. Un ejemplo de ello, es la Juan Gualberto Gómez, de Matanzas, que, por ahora, ha quedado en el proyecto, o la de Pinar del Río, un espacio provisional. Por el contrario, un municipio —el de Manzanillo— pudo edificar su plaza, la Celia Sánchez Manduley. Algún día cada territorio podrá mostrar en una construcción de este tipo un pedacito de su historia, que es la historia de todos.

El proyecto, aunque inacabado, reúne importantes valores patrimoniales y, lo más importante, en cada una de estas plazas, una y otra vez, se canta y defiende una Revolución que comenzó el 10 de Octubre de 1868 y continúa...

Los autores

* Ernesto Limia: Cuba Libre: la utopía secuestrada, p. 185.

Plaza de la Revolución, Bayamo

Construida por los españoles sobre el espacio que antes ocupaba un antiguo poblado aborigen, ha sufrido modificaciones y cambios de nombre a lo largo de su historia.

En este lugar se firmó la capitulación española el 20 de octubre de 1868.

Fue la primera en llevar el nombre de Plaza de la Revolución.

Surgió como Plaza Real, de Armas o de Martes (donde se realizaban ejercicios militares y reuniones del cabildo). Cambió su denominación por Plaza de la Constitución en 1837, durante la Lorenzada;1 pero recuperó la original dos o tres meses después. Cuando subió al trono español Isabel II, adoptó el nombre de esta reina.

El 19 de octubre de 1868, Céspedes la bautizó Plaza de la Revolución. Al caer Bayamo en manos españolas, luego del incendio, según cuenta Eusebio Leal, los españoles:

[...] penetran en la ciudad desierta, haciendo todo género de conjeturas sobre sus moradores por no hallar ninguno; atraviesan las calles desoladas entre derrumbes y humaredas para detenerse en la que otrora fuera la Plaza de Armas, y encontrar en ella un letrero fijado en lugar visible: Plaza de la Revolución.2

Luego, Valmaseda le daría su propio nombre.

En abril de 1898, Calixto García la rebautizó como Plaza de la Revolución.

Terminada la guerra, el 1.o de noviembre de 1899, el Ayuntamiento de Bayamo acordó oficialmente retomar el nombre de Plaza de la Revolución; pero esta decisión no se hizo realidad hasta 1905.

Esa denominación quedó ratificada por la historia el 2 de enero de 1959, cuando Fidel, desde uno de los balcones del Ayuntamiento, les habló a los más de quince mil bayameses congregados en la zona. Luego, el nombre se extendería a otras plazas del país.

1 Pronunciamiento constitucionalista protagonizado por el gobernador de Santiago, general Manuel Lorenzo, y aplastado por el capitán general Miguel Tacón, el cual demostró a los criollos que las libertades constitucionales promulgadas en España no se aplicaban en Cuba.

2 Eusebio Leal: Carlos Manuel de Céspedes. El diario perdido, p. 41.

Se halla ubicada en el centro urbano de Bayamo, en la calle General Calixto García entre Canducha Figueredo, Libertad y Maceo.

Cuenta con una extensión de 50 por 120 m² y posee forma rectangular; su piso es de granito pulido y tiene largos bancos de mármol con espaldares y brazos de hierro.