Primero soy yo - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

Primero soy yo E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

Primero soy yo es una de las comedias teatrales de Pedro Calderón de la Barca, uno de los géneros dramáticos que más cultivó el autor, por detrás de los autos sacramentales. En ellas se suelen mezclar los enredos amorosos y familiares con los equívocos y las situaciones humorísticas.

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Seitenzahl: 86

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Pedro Calderón de la Barca

Primero soy yo

 

Saga

Primero soy yoCover image: Shutterstock Copyright © 1650, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726499872

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS.

Don Gutierre . Don alvaro. Don Vicente. Lisardo , viejo. Gonzalo , gracioso. Fadrique , bandolero. Laura. Doña hipólita. Juana criadasInes criadasBandoleros.

________________

Jornada I.

Selen por una parteDon Gutibrre, Fadriqur y bandoleros, y por otraGonzalo.

 

Gut. Quedan ya en la quinta?

Gonz. Aun no;

Y ya en vano los aguardas.

Gut. ¿Pues quién era quien venia

En la carroza?

Gonz. Su hermana.

Gut. ¿Luego ya su hermana está

Con ellos?

Gons. Una criada,

Con quien, antes de servirte,

Tuve no sé qué barajas,

De paso me dijo ahora,

Llegándome á una ventana

Á mirar quien habia entrado,

Que Doña Hipólita, á causa

De una grave enfermedad,

Dejó el convento en que estaba

Seglar desde niña, y vino

Á convalecer á casa

De sus hermanos; y como

Es preciso, á fuer de dama,

Ser su mal melancolía,

Solicitando aliviarla,

Salió esta tarde á la quinta.

Gut. Segun eso mi esperanza,

Hasta otra ocasion, es fuerza

Suspenderla y dilatarla.

Gonz. Antes pienso, que á las manos

Se ha venido.

Gut. Cómo?

Gons. Aguarda.

Pues di, ¿qué venganza puedes

Tomar, de los que te agravian,

Mayor, que en su honor? Y puesto

Que aqui estás con gente y armas,

Y que tienes á la quinta,

Por donde sabes, entrada,

Á tiempo que tienen ellos

Donde no sabes á Laura,

Qué esperas? Su hermana está

Sota en ella, y……

Gut. Calla, calla,

Villano; que, vive el cielo,

Que te mate, si me hablas

En tan infame accion, como

Fuera atreverme á las aras

Del honor de mi enemigo;

Porque, si bien se repara,

Tener mi enemigo honor,

Es tener honor mi fama.

Y asi, Fadrique, podrás

Con tu gente á la campaña

Volverte; que yo, en habiendo

Otra ocasion mas hidalga,

Te avisaré.

Fad. Aunque yo siempre

Deudor de aquella pasada

Ocasion, en que me diste

Vida y honor, cuando Italia

Nos vió en mas nobles empresas

Manejar mas nobles armas,

Vengo á tu órden, cumpliendo

Con la puntosa ignorancia,

Con la necia ley del duelo,

Que dice, que al que se valga

De mí, nada le pregunte;

Con todo eso, dispensada

Su severidad, pues quien

La alega, no la quebranta,

Te he de pedir, que me des

Licencia, para que salga

De una duda.

Gut. Sí doy.

Fad. Pues,

Aunque no ignoro, que andas

Desterrado de Valencia,

Por reconocer ventajas

Al bando de tus contrarios,

Siendo una desierta casa

De monte sagrado tuyo,

Ignoro, qué es lo que trazas,

Llamándome á aqueste bosque

Con todos mis camaradas;

Y asi te pido me digas,

(Porque, entendida la causa,

Mejor acuda á su efecto)

Á qué vengo.

Gut. Si me hallas

Á la vista desta quinta,

Bien como serpiente cauta,

Si ves, que envio á saber

Á quien la carroza traiga,

Y que, no siendo ellos, digo,

Que te vuelvas, ¿cómo extrañas,

Que si fueran ellos, fuera

Tu venida á que acabara

De una vez con todos? puesto

Que, siendo su plaza de armas

Esa casa de placer,

Donde, para que no hagan

Escándalo en la ciudad

Sus juntas, por partes varias

Deudos y amigos concurren

Mil tardes, y donde tratan

De solo acabar conmigo,

¿Qué duda hay de que te traiga

Á acabar con ellos yo?

Y para que no te haga

Dificultad la osadía

De embestir dentro en su casa

Á tantos, tan prevenidos,

Como se sabe que andan,

Sabrás…… Pero para esto

Retirar tu gente manda.

Fad. Idos todos, y esperad

De aquese monte en la falda.

[Vanse los bandoleros.

Gut. Sabrás, que esa quinta tuvo

Para conductos del agua

Una mina, que ya ciega

El tiempo en sus ruinas guarda.

Esta pues reconocida

De mí, haciendo confianza

De un ingeniero, dispuse,

Que de noche trabajara

En aclararla, siguiendo

Las veredas de la zanja,

Siempre cubierta la tez

Del légamo y de la lama.

Hízolo asi, y vino á dar

La luz de un resquicio clara

Vista á la deshecha obra

De una fuente, que, tapada

De verdes hiedras, desmiente

La sospecha de que haya

Quiebra en ella; de manera

Que, teniendo yo hecha entrada

Por donde sobre seguro

Los asalte, cosa es clara,

Guardándome tú las puertas,

Que nadie con vida salga.

Solo una dificultad

Resta ahora, y es, que hagas

Concepto, viéndome hacer

Diligencias tan extrañas,

De que es la nueva ocasion,

Que á tanto empeño me arrastra,

Segundo trance de honor;

Pues no, Fadrique, te engañas,

Si lo piensas. De amor es,

No de honor. ¿Mas qué le falta,

Si es de amor, para que sea

De honor? que en duelos del alma,

El que me agravia en el gusto,

Casi en el honor me agravia;

Mayormente cuando son

Mis zelos de tan villana

Calidad, como pensar,

Que me han robado una dama,

Sin saber viva ni muerta

Della, desde que una infausta

Noche…... Pero aquesto es ir

Tocando noticias varias;

Y pues, perdida la tarde,

Unas á otras se enlazan

Las memorias, por tu vida

Que des licencia, que salgan

Á desahogarse, no solo

Desde donde tú no alcanzas,

Mas aun desde donde sabes;

Porque quieren ver mis ansias,

Ya que afligen padecidas,

Si referidas descansan.

Bien te acordarás de aquel

Suceso, que de mi patria

Me desterró en mis primeros

Años; que no es menos larga

Mi vida, que mi desdicha;

Pues desdicha y vida hermanas

Del vientre de mi fortuna

Nacieron de un parto entrambas.

Bien te acordarás, que fue

De mi destierro la causa,

Seguir mi ofendido honor.

Permíteme aqui hacer pausa;

Que, aunque á decirlo voy todo,

Para esto el valor me falta;

Que no hay valor, que repita,

Aun vengado, una desgracia

Tan casual, como fue

Antes de ceñir espada

Tratarme como muchacho,

Porque arrojando la pala

En la pelota, no quise

Pasar por no sé qué falta.

En fin en busca (ay de mí!)

De Don Gerónimo de Ansa,

Primero enemigo mio,

Ya lo sabes, pasé á Italia,

Donde, en una compañía,

Siendo los dos camaradas

Me debiste la fineza,

Que yo olvido, y que tú guardas.

No hallando aqui á mi enemigo,

Tras él pasando á Alemania,

Llegué al Álbis, á ocasion

Que la Magestad cesárea

De Cárlos, de cuyo sol

Es primera luz del alba,

Tenia su ejército contra

El de Saxonia en campaña.

En tercio de Don Fadrique

De Toledo senté plaza.

Tocóme en la marcha un dia

La hilera de la vanguardia;

Y haciendo alto á no sé qué

Rotas fuertes barbacanas

De la artillería, que iba

En el cuerpo de batalla,

Bordoneándome la pica,

Á ella me arrimé, con gana

De que me hallase indefenso

Alguna de muchas balas,

Que ya de las baterías

Del enemigo alcanzaban

Nuestros escuadrones, cuando

Siento, que á un costado avanzan

Tropas de caballería,

Que iban cubriendo la marcha.

Volví el rostro, mas al ruido

De las bridas y corazas,

Que en desordenado son

Unas crujen, y otras tascan,

Que al de la curiosidad

De ver, qué escolta nos guarda,

Cuando veo, que el primero

Batallon le gobernaba,

Capitan dél, mi enemigo.

Y sin reparar en nada,

(¿Pero cuándo en viles riesgos,

Nobles cóleras reparan?)

Saliéndome de la hilera,

Contra él la pica calada,

Le dije, porque llevase

Sabido quien le quitaba

La vida, que este consuelo

Aun no perdoné á mi rabia;

Muere, traidor! Él entonces,

Batiendo al bridon la ijada,

Caló el can á la pistola.

No dió lumbre al dispararla;

Con que de caballo y pica

Unidas las dos contrarias

Violencias, al primer bote,

Falseando el arnes, la falda

De la greva, entre el arzon

Y el borren, salió á la espalda

Sangriento el hierro, cayendo

Por encima de las ancas.

Pedazos me hicieran todos,

Claro está, si no llegara

En esta ocasion el Duque,

Que distribuyendo andaba

Las órdenes, para que

El ejército esguazara

El Álbis; bien que impedian

El esguazo siete barcas,

Que al continuado teson

De las repetidas cargas

Eran sobre la corriente

Siete volcanes del agua,

Que, á pesar del nuevo centro,

Fuego escupen, humo exhalan.

Apenas oyo el suceso,

Cuando, conclusa la causa,

Mandó, que á un árbol me ahorquen;

Que no tienen mas demandas

En la provincia de Marte

Los procesos de campaña.

Mas desasido de todos,

Pude arrojarme á sus plantas,

No pidiéndole la vida,

Sino solo, que otorgara,

Diciendo quien era, que

Un cuchillo mi garganta

Dividiese; porque fuera

Infelice circunstancia

Morir, perdiendo la honra,

Quien moria por cobrarla.

Púsole en estimacion

La desesperacion vana

De morir noble, y queriendo

Saber de paso la causa,

Se la dije tan aprisa,

Que, sin costa de palabras,

La cara le enseñé solo,

Descolorida la cara,

Como quien dice: ya della

El postizo color falta.

Las cejas arqueó, y tomando

Por achaque de su clara

Piedad, qué linage habia

De darme de muerte, manda

Á una escuadra, que me vuelva

Preso á los cuerpos de guardia.

No sé yo, qué órden llevó

Secreta; pero la escuadra

Sé, que no tuvo conmigo

El cuidado, que se encarga

En semejantes prisiones;

Pues divertida con maña,

Me dró escape, y cuando todos

Pensaron que le lograra

Puesto en fuga, volví á frente

De banderas, donde en altas

Voces dije: ¡ea, Españoles,

Hoy es dia, que la fama

Nos elija por asunto

De la victoria mas alta!

Siete, barcas el esguazo

Del Álbis nos embarazan,

En cuyo pasage estriba

Fijar nuestro gran Monarca

En sus sienes la corona.

¿Pues qué espera, pues qué aguarda

Vuestro no imitado heróico

Valor? Y echándome al agua,

Tras mí otros seis Españoles

Se echaron con las espadas

En las bocas, y abordando

Uno á cada una, tanta

Fue la confusion, que, puestos

En desórden los que estaban

De guarnicion, presumiendo,