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Un psiquiatra con una experiencia de más de 50 años de carrera se interesa en psicoanalizar la actualidad informativa de la sociedad partiendo de nuestra realidad política, informativa y cotidiana, pero siempre con una perspectiva clínica e histórica. Un psicoanálisis de la España del descontento, superviviente, silenciosa, sin perdón, edípica; de la Catalunya española y de la España catalana; de la España de los tres demasiados. Sitúa la actualidad en el diván y la psicoanaliza con la ayuda de grandes pensadores y psicoanalistas, especialmente con el referente de la España invertebrada de Ortega y Gasset y con las enseñanzas de Sigmund Freud. Sus escritos se adentran en el mundo del periodismo para someterlo también a ese diván del psicoanálisis, donde no se le escapa ningún detalle y donde parece que siempre hay una explicación razonable para todo lo que sucede a nuestro alrededor. El análisis clínico al que somete los hechos aporta luz y claridad sobre una vorágine informativa que en España parece no perder nunca fuerza, sobre todo, en el campo de la política. Someterse a este Psicoanálisis de la España disfuncional es observar como lector la evolución de nuestra sociedad en su conjunto, pero también es una invitación a reflexionar sobre nuestros comportamientos personales que, sumados, nos llevan a vivir en un país que tiene unas patologías y unos síntomas, que el doctor Ramon Andreu Anglada ayuda a detectar y, quién sabe, a solucionar. Toni Ayala
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Seitenzahl: 253
Veröffentlichungsjahr: 2025
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RAMON ANDREU ANGLADA
Créditos
Título original:
Psicoanálisis de la España disfuncional
© Ramon Andreu Anglada
© De esta edición: Pensódromo SL, 2023
Esta obra se publica bajo el sello de Pensódromo [21]
Diseño de cubierta:
María Villaró Lupón - Pensódromo
Editor: Henry Odell
e–mail: [email protected]
ISBN ebook: 979-13-990500-9-7
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.
La actualidad en el diván por Toni Ayala
Prólogo por Joan Pallarés-Personat
A los lectores
Parte primera - El pasado remoto
Capítulo I
Los orígenes. La gestación.
La España disfuncional
Capítulo II
La España trágica. El secesionismo.
La España de los tres demasiados. La España adicta
Parte segunda - El pasado reciente-presente
Capítulo III
Fases del desarrollo, en el individuo y en la familia nacional
Las explosiones anales
El período de preguerra civil
Posguerra inmediata
Posguerra tardía
Los duelos pendientes
Sin perdón
Capítulo IV
La España edípica
La España amenazada
Capítulo V
Anatomía del psiquismo
Efectos colaterales del estancamiento patológico en la fase anal. La corrupción
La imposibilidad de España. El síndrome de Quirós y Velasco
La España nostálgica
La España que fracasa al triunfar
El complejo del superviviente
Complejo del superviviente y «mayoría silenciosa»
La pandemia
La España docente
La España catalana
La Catalunya española
Parte tercera - El futuro
Capítulo VI
La España futura
El futuro que perdimos. La España que hubiera podido ser
Epílogo
Psicoanálisis de la España perdonable
Agradecimientos
Bibliografía citada en el texto
Acerca del autor
A mis padres, victimas heroicas de la España trágica
A mi familia
Un día llegó a mi correo de La Vanguardia un artículo del doctor Ramon Andreu Anglada. Me lo había reenviado el director Jordi Juan, que dejaba a mi criterio su publicación. Por entonces estaba enfrascado en dar un impulso a la comunidad de lectores del diario y habíamos creado un apartado especial para difundir los artículos de especialistas en diferentes campos del conocimiento: Lectores Expertos.
Me leí el escrito y en seguida me llamó la atención la originalidad del planteamiento. Un psiquiatra con una experiencia de más de 50 años de carrera que tenía el interés de psicoanalizar la actualidad informativa. Hablaba del concepto de familia en referencia al «Pacto Fundacional del Estado español» remontándose a los Reyes Católicos.
España ha sido siempre una familia disfuncional. Clínicamente, es la que no atina a posibilitar el crecimiento y pleno desarrollo de los hijos,
sentenciaba el doctor. No solo decidí que publicaríamos aquel artículo, sino que vi claro el título: «Psicoanálisis de la España disfuncional».
A partir de aquel momento, el psiquiatra Ramon Andreu Anglada empezó una colaboración, de periodicidad mensual, en la que psicoanalizaba nuestra sociedad partiendo de nuestra realidad política, informativa y cotidiana, pero siempre con una perspectiva clínica e histórica. Todo ello, teniendo en cuenta que, como él afirma, «el terapeuta es una persona que antes ha sido paciente».
De esta forma, hace un psicoanálisis de la España del descontento, un psicoanálisis de la España superviviente, un psicoanálisis de la Catalunya española (y de la España catalana), un psicoanálisis de la España silenciosa, un psicoanálisis de la España sin perdón, un psicoanálisis de la España del Oso Cavernario rojo, un psicoanálisis de la España edípica, un psicoanálisis de la España de los tres demasiados, un psicoanálisis de la España adicta y aún muchos más. Es así como el doctor sitúa la actualidad en el diván del psiquiatra y la psicoanaliza con la ayuda de grandes pensadores y psicoanalistas, especialmente, con el referente de la España invertebrada de Ortega y Gasset y con todas las enseñanzas de Sigmund Freud.
A través de conceptos como la «identificación tanática primaria a la madre filicida», el «complejo del superviviente», el «complejo de Edipo», el «superyó engañador tanático», el «síndrome del hijo preferido» y el «síndrome del hijo abandonado», la «depresión paradójica» y la «depresión del éxito» o el «trastorno borderline (fronterizo) de la personalidad», de forma muy didáctica nos da claves para entender dónde está hoy España, de dónde viene y hacia dónde se dirige. Pero no solo bebe de la fuente de los grandes maestros del psicoanálisis, sino que muchas veces toma como punto de partida los escritos de los principales articulistas de opinión de La Vanguardia, como Enric Juliana, Jordi Juan, Juan José López Burniol o Antoni Puigvert.
En este sentido, si bien los periodistas contrastan sus informaciones buscando las aportaciones de los expertos, en este caso, el doctor Ramon Andreu Anglada hace el proceso a la inversa. Pero, siempre, con el psicoanálisis como gran herramienta para interpretar la actualidad.
A través de sus artículos, el psiquiatra deja claro que se siente cómodo en el medio periodístico. Curiosamente, todo lo contrario que el gran maestro del psicoanálisis, Sigmund Freud, quien, al parecer, odiaba a los periodistas «porque todos solían reírse de él». Así lo explica el cineasta Billy Wilder, también de origen judío y austríaco, en el libro Conversaciones con Billy Wilder de Cameron Crowe. En sus inicios, el seis veces ganador del Óscar fue periodista y un día se presentó en casa de Freud para entrevistarle, y lo relata así:
Me preguntó: ‘¿Periodista?' Yo dije: ‘Sí, me gustaría hacerle unas preguntas'. Replicó: ‘Ahí está la puerta'. Me echó,
El doctor Ramon Andreu Anglada es todo lo contrario a Freud. Sus escritos se adentran en el mundo del periodismo para someterlo también a ese diván del psicoanálisis, donde no se le escapa ningún detalle y donde parece que siempre hay una explicación razonable para todo lo que sucede a nuestro alrededor. Todo comportamiento y todo acontecimiento tiene una causa-efecto. Si bien en sus artículos hay puntos de vista, con los que el lector puede estar o no de acuerdo, el análisis clínico al que somete los hechos aporta luz, claridad, sobre una vorágine informativa que en España parece no perder nunca fuerza, sobre todo, en el campo de la política.
Someterse a este Psicoanálisis de la España disfuncional es observar como lector la evolución de nuestra sociedad en su conjunto, pero también es una invitación a reflexionar sobre nuestros comportamientos personales que, sumados, nos llevan a vivir en un país que tiene unas patologías, unos síntomas, que el doctor Ramon Andreu Anglada ayuda a detectar y, quién sabe, a solucionar. Como acostumbra a decir al final de sus escritos el psiquiatra:
Brindemos por ello. Mirando al cielo. Porque un brindis mirando al cielo, es una oración.
1. Periodista.
De sabios es percatarse de que la historia que nos cuentan no es más que una interpretación interesada de los acontecimientos.
Nuestra sociedad acepta con júbilo los avances de la ciencia, los celebra con entusiasmo, valora el progreso en todos los campos, pero concerniente a la historia que le explicaron de niño en la escuela, se indigna si se modifica de ella una simple coma.
Polemizar, matizar, rectificar con pruebas y documentos un hecho narrado e interpretado erróneamente, fuera del campo de los propios historiadores, es un escándalo y está considerado casi como un delito.
En cambio a nadie se le ocurriría insistirle a un médico que siguiese aplicando una terapia demostrada como errónea o a un ingeniero un método obsoleto, al contrario, constantemente se le exige que aplique de inmediato lo más moderno y reciente descubierto.
Hoy los científicos ya no viven aislados del mundo, solos en oscuros laboratorios, hoy cualquier rama del conocimiento exige un equipo multidisciplinar, con especialistasen campos que, a simple vista, son muy lejanos, pero que complementan y apoyan las investigaciones; también en la historia y cada día más.
El Dr. Ramón Andreu es un enamorado de la historia, la conoce perfectamente en sus tres dimensiones: un profundo y sólido saber del pasado, le permite cribar lo esencial de lo superfluo al analizar el presente y, a su vez, proyectar el futuro, que generalmente suele ser una repetición del pasado.
También el Dr. Ramón Andreu, al analizar el pasado y situarse en una encrucijada, este conocimiento histórico, bagaje de muchos años, le permite trazar ucronías sobre aquel pasado que no fue o el futuro que nunca llegó.
Como la mayoría de los historiadores, vive el presente y lo compara constantemente con el pasado. Lector infatigable de prensa, a todo hecho actual le encuentra la pieza de puzle histórica que encaja la situación con el pasado, como en el Libro de la Sabiduría, el Eclesiastés, que pone en boca de Salomón las palabras:
Lo que fue, eso será; lo que se hizo, eso se hará. Nada nuevo hay bajo el sol2.
Sin duda que el Dr. Ramón Andreu, de haber cursado historia y haberse dedicado académicamente a la disciplina, hubiera destacado en la especialidad. Pero, junto a la histórica, llevaba dentro otra vocación, la medicina, de la cual y en su familia había tradición, y fuera por lo que fuese, terminó acogiéndose en los brazos de Higía y no en los de Clío, siguiendo los pasos de Galeno en lugar de los de Heródoto.
Médico psiquiatra con la friolera experiencia de seis décadas en activo, continúa al pie del cañón, testigo silencioso de cientos de conflictos personales, espectador de situaciones que abarcan el cromatismo de la escala más abigarrada de colores. Aquí, en este Psicoanálisis de la España disfuncional, aborda la historia de España como si de un paciente se tratara y la psicoanaliza en toda su profundad y con sus experimentados conocimientos.
El Dr. Ramón Andreu toma como punto de partida lahistoria oficial, la que «nos explicaron», la que llega al gran público, no sin incluir en muchos casos los matices que requiere la realidad o que es necesario puntualizar.
Personaliza España, Castilla, Cataluña, Madrid, los Borbones, la Dictadura, analiza sus reacciones y comportamientos a escala humana, a veces nos descubre traumas infantiles, otras complejas y edípicas relaciones familiares, la violencia gestacional, la explosiones anales, complejos de inferioridad, las causas psíquicas de la corrupción, la España derrotada, el patrioterismo de «charanga y pandereta» y situaciones calientes y actuales como la pandemia, los «gulags» pensionistas, la España superviviente.
Un libro de historia, de psiquiatría y de actualidad social a simple vista, y en una sociedad proclive a la ligereza, a muchos les puede parecer un hueso imposible de roer. Pero, resulta todo lo contrario; la forma de narrarlos del Dr. Ramón Andreu, la manera clínica de presentarlos «dorando la píldora» despojándola de amargura, la manera de presentar los temas, introduciéndolos progresivamente, lo convierte en un libro difícil de soltar. Nos hace ir de sorpresa en sorpresa entendiendo, al explicarlos de manera simple, un conjunto de conceptos clínicos que, verlos reflejados en ejemplos claros, es la clave de la comprensión.
Sin enumerarlas todas, una de la cuestiones abordadas en la que del Dr. Andreu denomina como el «Síndrome de Quirós y Velasco», empieza diciendo: «La España imposible, hoy por hoy, es la del diálogo».
Los Quirós y los Velasco podían ser los Saavedra o los Quiroga, los Pérez o los García, el apellido es lo de menos, pero el orgullo, siendo nada, creerse el todo. El lodo, arrastrado por los torrentes en malos aguaceros, fango que aquí llaman hidalguía, pesa tanto, que en esta país hay miles de personas dispuestas a morir en silencio solo por no abrir su boca para pedir auxilio y que los demás adviertan que no sabían nadar.
Finalmente siempre hay lugar para la esperanza, el Dr. Ramón Andreu también recoge testimonios de docenas de voces lúcidas, luceros en la noche, como al final la de Manuel Azaña quien en los últimos momentos de la guerra civil del siglo XX, clamaba en el desierto cuando ya nadie le escuchaba.
Azaña murió en el exilio francés poco después de Antonio Machado, el que decía que si cada español hablase solo de lo que entiende, habría un gran silencio… tal vez entonces podríamos escucharnos más.
Gracias Dr. Ramón Andreu por darnos esta lección, de psiquiatría y de historia, desde ahora podemos mirar al pasado con lentes distintas, con un enfoque nuevo y entender que sus protagonistas, como los dioses mitológicos, tienen reacciones y comportamientos humanos.
1. Historiador, escritor con una larga trayectoria como colaborador habitual en prensa y radio.
2. Eclesiastés 1:9, Biblia de Jerusalén, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1978.
Ante todo, gracias por estar ahí.
Permitidme que os explique de que va este libro. Pero antes, por respeto a vosotros, me siento en la necesidad de hacer una
Declaración de intenciones
Mi objetivo como terapeuta ubicado en el sector de la psiquiatría psicodinámica o psicoanalítica, ha sido siempre activar en la persona que consulta, el circuito terapéutico descrito por William James:
Entender-Pensar diferente (al entender lo que no se entendía, o entenderlo de otra manera).
Sentir diferente (al pensar diferente por haber entendido).
Actuar diferente (al sentirse diferente por haber pensado distinto tras haber entendido).
Actuar diferente significa cambios en nuestra forma de hacer, o sea, de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás, que es el carácter. Esto es lo que podemos cambiar. La forma de ser, que es la personalidad, no se cambia.
Los escritos que componen este libro son un mensaje que pretende llegar al sector de población más extenso posible para que entienda lo que está pasando en nuestro país y el porqué. Y al entender, piense diferente, cosas que quizás no ha pensado nunca. Y entonces se sienta diferente, y esto le permita actuar diferente. «Hacer» de manera diferente. Porque si no aprendemos a hacer diferente, si seguimos actuando igual que ahora, nada cambiará, como no sea a peor.
Afortunadamente, no toda la población necesita hacer este cambio. Pero un sector muy extenso, sí. Si este no logra hacer este cambio, el rumbo actual conducirá directamente al abismo. Como lectores, os preguntareis: ¿entonces, cuál es la forma conveniente de hacer? A esta pregunta trato de responder al describir la «familia normofuncional», las «reglas del juego» y el «principio fundamental», que hacen posible su buen funcionamiento en un clima de salud mental. Esto trato de explicar en estas páginas.
Sobre el libro
Permítanme aclarar el significado del título. En estas páginas trato de explicar que una Nación-Estado es una familia que tiene su origen en unos padres fundadores. Ahora bien: en la concepción psicoanalítica de la familia, la interacción que sus componentes establecen entre sí es un complicado juego (o fuego) cruzado, de instintos y pasiones. Para que las necesidades dictadas por el instinto alcancen la categoría de deseos compatibles con los de los demás y las pasiones evolucionen a una afectividad que haga posible una autentica convivencia y no una simple coexistencia, este interactuar entre sí no puede ser anárquico o caprichoso si no que debe regirse por unas reglas básicas y un principio fundamental. Aquí se explica cuál es este principio, y cuáles son las reglas del juego. Partimos de la base de que la Nación-Estado es una gran familia, que se rige por las mismas reglas y el mismo principio.
Todo ello, de principio a fin, procuro explicarlo desde la óptica psicoanalítica por dos razones. La primera, es que mi formación como médico psiquiatra me ha hecho ser un estudioso del psicoanálisis hasta nuestros días. La segunda, que la óptica psicoanalítica permite ver motivaciones ocultas de las conductas y de los acontecimientos, unas veces por ser patrimonio del inconsciente individual, y otras, por serlo del inconsciente colectivo. Como el lenguaje psicoanalítico, al igual que el lenguaje médico, tiene un vocabulario propio distinto del lenguaje coloquial habitual, y sus términos no son conocidos por el público en general, iré explicando sobre la marcha el significado de los términos que utilicemos.
No debe confundirse carácter con personalidad. El carácter es la «forma de hacer», consigo mismo y con los demás. Admite cambios si hay nuevos aprendizajes; una psicoterapia, por ejemplo. La personalidad es la «forma de ser». No admite cambios, porque tiene una base genética biológica que desconocemos. Si hay un trastorno de la personalidad, puede surgir la enfermedad mental y entonces se habla de psicosis, o bien si el trastorno no es del máximo grado, puede devenir en lo que se llama «personalidad límite» o «borderline». Significa que es fronteriza entre la neurosis y la psicosis. Entre estas personas, las habrá de predominio neurótico, y otras, de predominio psicótico.
En estas páginas veremos España a través del microscopio psicoanalítico y este nos revelará que la familia nacional española es una familia disfuncional desde sus orígenes y lo sigue siendo en nuestros días. Que su disfuncionalidad, es decir, su patología, empezó ya en el período de gestación previo al nacimiento que se produciría en 1492 tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos.
Veremos asimismo que la dinámica intrafamiliar se asienta sobre una base fundamental: el complejo de Edipo. Y, que de la forma en que se resuelva o no, depende el futuro de la familia y de los miembros que la componen. Explicaremos en qué consiste, y cuáles son sus derivados patológicos, y analizaremos el complejo de Edipo en la familia nacional española.
Dividiremos estas páginas en tres secciones: pasado remoto, pasado reciente–presente y futuro.
En la sección del pasado remoto (parte primera) nos remontaremos a los orígenes y a la gestación previa al nacimiento de España como nación y seguiremos su desarrollo. Expondremos los hechos históricos fundamentales de forma somera y sucinta —ya que estas páginas no pretenden ser un manual ni un tratado de historia— y elaboraremos una interpretación de los mismos desde el punto de vista psicoanalítico.
Veremos las dramáticas consecuencias de la disfuncionalidad. Las describiremos explicándolas desde la óptica psicoanalítica, en dos capítulos: en el primero, la España originalmente disfuncional: sus orígenes, gestación, y nacimiento; desarrollaremos el concepto psicoanalítico de familia disfuncional. En el segundo, veremos la España trágica que alumbra el secesionismo, y que configurará la España de «los tres demasiados».
La sección del pasado reciente-presente (parte segunda) contendrá los capítulos III, IV y V.
En el tercero se explicarán las fases del desarrollo de la persona (desde el punto de vista del psicoanálisis). Haremos la traslación a la familia nacional, entendida así como una individualidad histórica. Precisaremos en qué fase estamos, explicándola detalladamente. Desarrollaremos el concepto psicoanalítico de «explosión anal».
En el cuarto, se llegará a un diagnóstico psicoanalítico o psicodinámico (La España edípica. La España amenazada).
En el quinto, para una mejor comprensión psicoanalítica, empezaremos dando unas nociones elementales de la anatomía del psiquismo, del mismo modo que en el capítulo III explicábamos las fases del desarrollo del individuo, extrapolables a las de la nación.
Se describirán los efectos colaterales de la patología nacional. La corrupción; la España imposible; la España nostálgica; la España que fracasa al triunfar; un apunte sobre la España pandémica, y la España pospandémica; el complejo del superviviente y la «mayoría silenciosa»; la docencia en España; la cuestión, nunca resuelta, de la España catalana y la Cataluña española.
La sección del futuro (parte tercera) contiene el sexto capítulo: La España futura. En él analizaremos las inmensas posibilidades de crecimiento y desarrollo que se abren ante nosotros. Trataremos sobre futuro que perdimos; del que aún podríamos tener y de la familia normofuncional, que quizá podamos ser algún día.
Así como en la sección del pasado utilizaremos hechos sacados del archivo histórico, en las secciones del presente y futuro, utilizaremos hechos de la actualidad narrados por periodistas y columnistas de La Vanguardia, cuyo magisterio, como historiadores de la actualidad, queda reconocido en el apartado de «Agradecimientos» y están consignados en la «Bibliografía».
Por último, en el Epílogo, visualizaremos en La España perdonable, la única salida posible a su dilema hamletiano: su To be or not to be; su «ser o no ser», que no es «monarquía o república» sino «diálogo o confrontación».
Terminaremos, con el último discurso de Manuel Azaña, Presidente de la Segunda República Española, pronunciado el 18 de Julio de 1938 en el Ayuntamiento de Barcelona: una herencia que desgraciadamente fue repudiada, pero que es urgente recuperar y aceptar.
Empezaremos describiendo someramente los hechos, y luego los examinaremos con el microscopio psicoanalítico.
La familia nacional española nace de un matrimonio. La madre (Castilla-León) y el padre (Aragón-Cataluña), personificados en Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Pero, ¿cómo es que se casan Isabel y Fernando? Enrique IV de Castilla, medio hermano de Isabel por parte de padre, había accedido a nombrarla sucesora suya solo con la condición de elegir a su esposo. Pero Isabel traicionó al rey quebrantando el pacto casándose clandestinamente con Fernando de Aragón. ¿Por qué? Porque Juan I de Aragón quería más poder para su hijo Fernando e intrigó promoviendo su matrimonio con Isabel a cambio de apoyar las aspiraciones de ella al trono, a las que se oponían Enrique IV, Portugal y Francia.
¿Por qué la clandestinidad? Porque estaba prohibido por la Iglesia debido a la consanguinidad de los cónyuges. Eran primos lejanos por ser ambos biznietos de Juan I de Castilla y Leonor de Aragón. El matrimonio era incestuoso; para autorizarlo, habría sido necesaria una bula papal, pero el papa Paulo II se negó a concedérsela. Salvaron el obstáculo mediante una bula falsificada por el Nuncio Apostólico Antonio Jacobo de Véneris. La falsificación consistió en estampar en el documento pontificio, la firma del papa Pío II que había muerto cinco años antes. Supuestamente, este pontífice permitía el matrimonio entre primos hasta el tercer grado. Así se casaron los Reyes Católicos, el 19 de octubre de 1469 en Valladolid.
Pero al descubrirse el engaño, Isabel y Fernando fueron excomulgados por el papa Paulo II. Estuvieron excomulgados durante dos años.
Al papa Paulo II le sucedió el papa Sixto IV.
En 1471, dos años después de casados, el papa Sixto IV envió al cardenal Rodrigo Borgia como legado pontificio. Hizo un trato con Isabel y Fernando: les entregaría una bula que legitimara su matrimonio a cambio de que estos, si conseguían el trono, concedieran la ciudad de Gandía y el título de duque a su primogénito, Pedro Luis Borgia.
Rodrigo Borgia se convertiría a su vez en papa en 1492, con el nombre de Alejandro VI.
La bula de Simancas, como así fue llamada, ponía fin a dos años de escándalo y legitimaba un matrimonio que ya era un hecho.
Al verse burlado, Enrique IV nombra sucesora a su hija Juana de Trastamara, a la que un sector de la nobleza denigró atribuyéndole ser hija de un valido del rey, Beltrán de la Cueva, por lo que la apodaron «Juana la Beltraneja», sobrenombre con el que ha pasado a la historia.
Y, ¿cómo llega Isabel a ser reina de Castilla? Con sangre y sufrimiento. Del pueblo, naturalmente. La nobleza se dividió en dos bandos que apoyaban a una u otra aspirante, y estalló la guerra civil sucesoria castellana cuatro años después: de 1475a 1479. La ganó la facción isabelina y así llegó Isabel a ser reina de Castilla: con el dolor y la sangre del pueblo. Este pueblo aún no era España, que nacerá en 1492.
El pacto al que se llegó, materializado en el Tratado de Alcáçovas, daba seguridad a ambos bandos: Isabel y Fernando renunciaban a cualquier aspiración al trono portugués —sobre el que Isabel podía tener algún derecho, aunque remoto, por parte de su madre—, mientras que Alfonso renunciaba al de Castilla para él y sus sucesores, asegurando de facto la consolidación de Castilla y Aragón para los descendientes de los Reyes Católicos.
Más importante aún para Portugal fue obtener la tan anhelada supremacía en el Atlántico, garantizando su acceso a la costa de Guinea, donde conseguía oro y esclavos; mientras que solo las islas Canarias quedaron bajo control castellano.
Visión psicoanalítica
Intrigas, traiciones, guerra, dolor y sangre impregnan y conforman el período de la gestación de España previo a su nacimiento, que no ocurriría hasta 1492 con la toma de Granada. Podemos hablar, en sentido metafórico, de un verdadero «sufrimiento fetal». Esto tiene una importancia determinante en el nacimiento de España y su inmediato desarrollo. Más adelante veremos que este sufrimiento es el que yo he denominado —traduciendo a Freud al lenguaje coloquial—, «el sufrimiento de los tres demasiados»: desde demasiado pronto, demasiado fuerte, demasiado tiempo seguido. Veremos en páginas subsiguientes cómo este sufrimiento conforma el carácter de una persona, y también el de una nación. También, cómo determina y condiciona su destino, al impregnar en la persona su inconsciente, y en la nación, el inconsciente colectivo.
Nacimiento
«Legitimado» el matrimonio en 1471, y coronada Isabel reina de Castilla al ganar la guerra en 1479, siendo ya Fernando rey de Aragón-Cataluña, empieza el reinado de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, que pasan a la posteridad como los Reyes Católicos. Faltan aún 13 años, para que nazca España en 1492 tras la toma de Granada.
Pero el sufrimiento fetal, continúa.
Los Reyes Católicos fundan el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, versión española de la Inquisición promulgada por el Vaticano, en el marco del movimiento político-religioso denominado Contrarreforma, para contrarrestar la Reforma promovida por Martín Lutero. El reinado del terror, duró 356 años, hasta 1834.
Recién nacida en 1492, el 31 de marzo de ese año, tiene lugar la expulsión de los judíos. Los historiadores están de acuerdo que se debió a presiones del Vaticano, con quien ya hemos visto que había una estrecha relación. Miles de judíos españoles son expulsados de su patria. ¿Cabe imaginar tamaña crueldad hacia los gobernados? Para poder quedarse en España, tienen que convertirse al cristianismo.
Desde el punto de vista psicoanalítico este hecho es una violación incestuosa en toda regla. Este hecho traumático, impregna el inconsciente colectivo. Esta violación no será la única. Está en el ADN de los orígenes, como hemos visto.
La fundación del estado español mediante la unión de los reinos de Castilla-León (Isabel de Castilla) y Cataluña-Aragón (Fernando de Aragón) descansa sobre un pacto.
El Pacto Fundacional del Estado Español
Explicado y resumido en términos coloquiales, es el conocido lema, «tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando». Su significado es de enorme trascendencia. Los dos socios cofundadores del estado español se comprometen a dirigir el Estado ejerciendo el poder conjuntamente sin que uno mande o signifique más que el otro. Esto quiere decir con total armonía, compenetración y entendimiento, o sea, en un clima de igualdad y diálogo permanente.
Al principio, el pacto funcionó. Pero en 1503 tiene lugar un acontecimiento que marca dramáticamente el destino de la España recién fundada haciéndola rozar, en ocasiones, la tragedia de la desmembración y la ruptura. Se trata de
La ruptura del pacto fundacional
En 1503, los Reyes Católicos crean la Casa de Contratación de Indias en Sevilla que controlaba todo el tráfico comercial con las Indias (como se denominaba entonces a la recién descubierta América, por Cristóbal Colón). Hasta aquí, nada de particular. Pero lo terrible fue, que en el acto fundacional, se declaró a las Indias, mercado reservado de Castilla. Es decir, monopolio de la Corona castellana. La Corona catalano-aragonesa quedaba formalmente excluida de esta actividad comercial tan importante por su enorme volumen, envergadura, y trascendencia económica, pero, sobre todo, política Esta actividad le fue expresamente prohibida, al socio cofundador del estado español. No era la primera vez que Isabel rompía un pacto. Era la segunda. Recordemos la primera: la traición a Enrique IV de Castilla que dio lugar a la guerra de sucesión castellana.
El pacto fundacional quedaba roto para siempre. Ya no regía el «tanto monta-monta tanto…». Simplemente, uno montaba y el otro «era montado». No se trataba de las personas, si no de lo que representaban. El socio cofundador del Estado es despojado de su rango, y reducido a simple subalterno. Un comparsa. Toda una parte de España, era discriminada. Esta prohibición, verdadero ultraje, se prolongó durante 275 años: de 1503a 1778. Prácticamente ¡tres siglos!
¿Fue idea de Isabel, que se impuso a Fernando? Isabel murió el año siguiente, en 1504. Fernando asumió la regencia hasta 1516, año de su fallecimiento. Si hubiera sido así, al enviudar, hubiera cambiado las cosas, pero no lo hizo. ¿Fue idea de Fernando, que se impuso a Isabel? ¿Fue idea de ambos? Lo más probable es que fuera idea de un sector de la nobleza castellana. Quizás los historiadores nos lo puedan contar. Sea como sea, Fernando representaba a Cataluña-Aragón. «Era» Cataluña-Aragón.
Perpetrando el ultraje, las traicionó.
Los sucesores de los Reyes Católicos siguieron el camino trazado por Fernando y el pacto fundacional siguió roto. Nunca más, en la historia de España, lo reconstruyó nadie, ni mucho menos lo amplió o lo puso al día. La política excluyente de Castilla ha seguido hasta nuestros días. Y esto ha sido y sigue siendo un cáncer que ya ha amenazado varias veces con destruir España, desmembrándola.
Al morir Isabel la Católica en 1504 se abre una crisis dinástica que acaba de romper del todo el pacto fundacional. De roto, pasa a estar hecho trizas. Felipe de Habsburgo (alias Felipe el Hermoso) marido de Juana de Castilla (alias Juana La Loca) hija de los Reyes Católicos, pugna por el trono con Fernando y, aliado con la nobleza castellana, logra arrinconarle en su feudo de Aragón. Reina pocos meses porque muere a causa de la peste, y Fernando vuelve a reinar, con ayuda del cardenal Cisneros. Muere en 1516 y le sucede Carlos V de Alemania, que pasa a ser y I de España.
Juana de Castilla, hija de Isabel y Fernando, los Reyes Católicos, fue calumniada y difamada por la nobleza castellana, que la hizo pasar a la posteridad como Juana la Loca. Nunca estuvo loca. Fue una mujer depresiva y atormentada por los celos, que no tenían nada de patológicos, puesto que su marido, Felipe de Habsburgo, era un auténtico obseso sexual incapaz de fidelidad.
La liberalización del comercio con América, en 1778, la lleva a cabo Carlos III de la Casa de Borbón. Pero la falta de inteligencia política, el primitivismo atávico y la carencia de un sentido moderno de Estado, hicieron que esto no sirviera para corregir el tremendo error histórico cometido por los Reyes Católicos. Se perdió otra oportunidad de reconstruir el pacto fundacional, curar la herida, y cerrar la grieta abierta en el Estado, que no ha hecho más que agrandarse a través de los años, como veremos a continuación.
La decisión de Carlos III fue acertada. Pero llegó tarde y mal. Y no fue debidamente aprovechada y utilizada para lo que hubiera tenido que servir: para reparar un daño de incalculables consecuencias, que aún hoy estamos padeciendo.
Consecuencias de la ruptura del pacto fundacional.
