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Con más de 2.000 referencias bibliográficas, entre revistas científicas, libros, y artículos de prensa, este libro comprende buena parte de la evidencia de más de un siglo de psicología y psicoterapia. Paralelamente, el libro busca guiar al lector a través de sus páginas de manera amena y motivante, con cercanía conversacional y fluidez de escritura. Una lectura de la mayor importancia para la psicoterapia contemporánea. En "Psicoterapia Integrativa EIS: Profundizando la Comprensión, Potenciando el Cambio" el psicólogo chileno Roberto Opazo (Premio Sigmund Freud, 2005) propone un enfoque integrativo de la psicoterapia, fundamentado desde una extensa sistematización de datos empíricos. Como su título señala, este proyecto tiene como fundamental propósito aumentar las probabilidades de generar cambios terapéuticos significativos en los pacientes, a la vez de aumentar nuestro entendimiento de las problemáticas que los aquejan. En la búsqueda por establecer los lineamientos de su Psicoterapia Integrativa, Opazo estructura su propuesta entorno a cinco grandes desafíos. En primer lugar, busca desarrollar una nueva teoría, global, unificadora, capaz de explicar la dinámica psicológica: una "teoría práctica", que aporte lineamientos para la práctica clínica, y que sea compatible también con los datos válidos existentes; capaz de acogerlos y sistematizarlos, libre de reduccionismos. En segundo lugar, el autor busca "humanizar" el principio de causalidad, identificando factores reguladores, o "principios de influencia" que afectan el funcionamiento y el significado que las personas le dan a su experiencia, y que aumentan nuestras capacidades de predicción. En tercer lugar, la propuesta busca aportar una guía para la investigación y la generación de conocimiento, que permita superar el "allegiance effect", la tendencia de los clínicos a encontrar "evidencias" en favor de su propio enfoque. Como cuarto desafío, Opazo propone una forma de identificar, seleccionar y clasificar el conocimiento válido en psicoterapia, posibilitando su acumulación organizada y funcional. Finalmente, y como culminación de todo lo anterior, la propuesta busca romper finalmente con el empate entre los distintos enfoques, aquello conocido como "veredicto del Dodo" en la literatura psicoterapéutica.
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Seitenzahl: 3332
Veröffentlichungsjahr: 2017
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Todos los derechos son reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida en ninguna forma y por ningún medio.
Departamento de Derechos Intelectuales DIBAMNº A-283416
ISBN edición impresa 978-956-393-118-1ISBN edición digital 978-956-9946-64-6
© Noviembre, 2017, Psicoterapia Integrativa EIS, Profundizando la Comprensión Potenciando el Cambio.
Este libro puede ser adquirido en el Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa (ICPSI), En Marchant Pereira 446, Providencia, Santiago, Chile.Ejemplares pueden ser adquiridos, también, por vía electrónica y/o telefónica.
[email protected]: +56 22-2257601
*Pedidos desde el extranjero solo tendrán como recargo el valor correspondiente al envío.
Diseño Julie CarlesAntonia Necochea
Corrector de estiloEdison Pérez
Diagramación digital: ebooks [email protected]
Para mi esposa, Verónica Bagladi Letelier.Mujer excepcional, psicóloga brillante.Presente… en cada página de este libro.En mi vida… lo máximo.
Roberto
Florencia Pozo. Artista Visual Licenciada en Artes Plásticas en la Universidad de Chile. Se destaca su premiación con el Tercer lugar en el "Concurso Internacional de Pintura Realista Teraike". Su Premio lo obtuvo por su obra "Transmutación de lo Perpetuo", la cual sirvió como inspiración para la portada del presente libro.
Roberto Opazo Castro (Ph.D.)Psicólogo, titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Doctor en Psicología de la Universidad Nacional de San Luis, República Argentina. Co-fundador del Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa (ICPSI), del cual actualmente es su director. En la actualidad es el director del Programa de Maestría en Psicoterapia Integrativa de la Universidad Adolfo Ibáñez. Es autor del Supraparadigma Integrativo (1983), "Macro-Teoría" que dirige el quehacer del ICPSI. Junto a Verónica Bagladi, es co-autor de la "Psicoterapia Integrativa EIS". Entre sus múltiples publicaciones destacan el artículo "In the Hurricane's Eye: A Supraparadigmatic Integrative Model"(autor, 1997). Y los libros Los Afectos en la Práctica Clínica (editor y coautor, 1988), Integración en Psicoterapia (editor y coautor, 1992), "Integración en Psicoterapia: Manual Práctico (editor y coautor, 2004), Psicoterapia Integrativa: Delimitación Clínica (autor, 2001), Historia del Modelo Integrativo en Chile (coautor, 2009), Biblioterapia para el Desarrollo Asertivo (autor, 2004), Cuando Vivir No Basta (autor, 2012) y Psicoterapia Integrativa EIS, Profundizando la Comprensión... Potenciando el Cambio (autor, 2017).
W. Edward Craighead (Ph.D.).Psicólogo y Doctor en Psicología de la University of Illinois. Ha sido presidente de la Association of Advancement of Behavior Therapy (AABT). Ha sido presidente de la División 12 de la Society of Clinical Psychology (APA). Entre sus múltiples publicaciones destacan "Behavior Modification: Principles, Issues and Applications" (1981), "Cognitive and Behavioral Interventions: An Empirical Approach to Mental Health Problems" (1994), "Psychopathology: History, Diagnosis and Empirical Foundation" (2017). Recientemente ha participado en investigaciones y publicaciones en el ámbito de la psicoterapia y las neurociencias, relacionadas con el rol predictivo del Sistema Límbico en los resultados de la Psicofarmacoterapia y de la Psicoterapia.
John C. Norcross (Ph.D.).Psicólogo de la Rutgers University. Doctor en Psicología de la University of Rhode Island. Ha sido presidente de la "Society of Clinical Psychology" (APA). Ha sido presidente de la Society for the Exploration of Psychotherapy Integration (sepi). Entre sus publicaciones destacan: "Handbook of Psychotherapy Integration" (2005); "Systems of Psychotherapy: A Transtheoretical Analysis" (2013); "Psychotherapy Relationships that Work" (2011); "Psychologist Desk Reference" (2013). Entre sus múltiples Premios destacan Distinguished University Fellow de la Universidad de Scranton, el Premio por contribuciones distinguidas a la Educación y el Entrenamiento de la American Psychological Association.
Paul Wachtel (Ph.D.).Psicólogo titulado en la University of Columbia. Doctor en Psicología titulado en Yale University. Entre sus muchos libros destacan "Action and Insight" (1987); "Relational Theory and the Practice of Psychotherapy" (2008); "Inside the Session" (2011); "Therapeutic Communication; Psychoanalysis, Behavior Therapy, and the Relational Word" (2012). Muchos de sus libros han sido descritos como clásicos de la disciplina y han sido traducidos a los más diversos idiomas. Entre sus distinciones destacan el "Hans Strupp Award" y el "Distinguished Psychologist Award" otorgado por la División 29 de APA. Fue el co-fundador de la "Society for the Exploration of Psychotherapy Integration" (SEPI); y fue presidente de esa misma Institución.
Una teoría ‘superficial’ pero acertada, pasa a ser más profunda que una teoría ‘profunda’ pero equivocada. Como lo he señalado antes, hablar de cosas profundas, no es lo mismo que hablar profundamente de las cosas.Roberto Opazo Castro, Psicoterapia Integrativa EIS
Hay que aprender, en el diluvio de las razones psicopatológicas, lo que se sabe y lo que no se sabe, cómo y en qué sentido y en qué límites se sabe algo, con qué medios es adquirido y cementado este saber. Porque la ciencia no es un frasco liso de exactitudes equivalentes e iguales, sino un ordenamiento estructurado de especies muy distintas de validez, de importancia y de esencialidad.Karl Jaspers, Psicopatología General
Al nacer lo que hoy normalmente se considera la psicoterapia moderna, a fines del 1800, algunas creaciones como la hipnosis y el psicoanálisis produjeron un optimismo intenso. Pero luego ambos fueron no solo criticados, sino incluso rechazados o abandonados, o antitéticamente idealizados. El conductismo produjo otra ola de optimismo, poco después los humanismos otra aun, a mitad de siglo.
Así llegamos al siglo xxi, con hasta trescientas corrientes psicoterapéuticas en pugna teórica y práctica, con frecuentes espíritus estrechos de sectas como diversos partidos políticos o religiones (de "re-ligare") que no religan nada.
A Roberto Opazo Castro esta situación de conflictos puberales entre tales escuelas o paradigmas le parece mal, a mí también. Pero a él no solo le parece mal desde hace décadas, cuando editó su primer libro Los Afectos en la Práctica Clínica en Santiago, en 1988, sino que desde la década de los setenta, cuando creó el Centro Científico de Desarrollo Psicológico – cecidep – hasta el actual 2017 en que publica este último libro; a diferencia del primero, como único autor. En estos años él ha trabajado, investigado, leído, escrito, terapeutizado, enseñado, dialogado, divulgado y perfeccionado el estatus de la Psicoterapia no solo en Chile, sino – excepcionalmente – en el mundo. Después él y su equipo crearon el actual icpsi, el año 2000: su creatividad y esfuerzo, su inspiración y transpiración, su sensibilidad científica y semiartística, su "rigor e imaginación" (G. Bateson) lo hicieron ganar el Premio internacional Sigmund Freud (2004), otorgado por la Ciudad de Viena en coordinación con el World Council for Psychotherapy.
Hasta hoy (!) en las escuelas de psicología de occidente los profesores y alumnos se preguntan "¿de qué corriente eres tú?". Cuando ellos mismos quieren hacerse psicoterapia suelen pedir "la escuela mejor, o mejor para mí". La evidencia científica, desde hace décadas, es que no hay algunas escuelas o corrientes psicoterapéuticas buenas y otras malas; es que todas tienen virtudes y limitaciones, y al evaluar con rigor los resultados de éxitos y fracasos de las terapias, las escuelas tienden a tener porcentajes semejantes.
Esto llevó a que Lazarus pragmáticamente publicara su libro Terapia Multimodal, invitando a un "eclecticismo técnico"; las últimas décadas del siglo xx los autores y/o terapeutas no ortodoxos se pasaron en masa a tal eclecticismo.
Opazo demuestra en éste, su último y más importante libro, que la "integración" en psicoterapia trasciende epistemológica, teórica y prácticamente a las heterogéneas y confusas formas de eclecticismos. En breve, éstos reconocen que no hay corrientes buenas y malas, o sea, superan el splitting precedente. Toman, pues, aspectos de diversas escuelas, tanto teóricos como técnicos, pero sin rigor. Lo adecúan a su parcial formación y a sus gustos, de modo arbitrario e ingenuo, dependiendo unilateral y muy predominantemente de aquella escuela que por azar conocen algo mejor.
En las formaciones y deformaciones de postítulos y posgrados, los institutos y universidades compiten entre sí en casi todo el mundo, con objetivos predominantemente mercantiles. Para asegurar a sus clientelas, y controlar sus ortodoxias, enseñan poco o nada de matices y paradigmas diversos, enfatizando los errores y limitaciones de las corrientes alternativas. En las universidades unilaterales se dan dos o más semestres, o años, a las preferencias de la dirección; y uno o cero semestres a las perspectivas y autores diferentes.
El doctor Opazo supera tales "ilusiones de alternativas" (Watzlawick et al.), buscando la integración a través de la evaluación y síntesis crítica de diversas corrientes y paradigmas. Ello lo lleva a afirmar por ejemplo que: "Para valorar algunos aportes de la aproximación sistémica, no necesitamos renunciar de plano a los condicionamientos clásicos. Y para valorar el condicionamiento clásico, no necesitamos rechazar de plano cualquier tipo de aproximación sistémica" (en 2.2: Integrar sin reducir).
Y agrega más adelante: "En un sentido profundo, enfrentamos una disyuntiva no menor: o nos interesa el ‘ganarle’ a tal enfoque y/o el ‘ganar adeptos’ en el aquí y ahora, o nos interesa el trascender en el conocimiento" (en 2.0: El paradigma afectivo).
Así, evitando lo mejor posible las unilateralidades, discriminando en la ciencia lo que es tal de lo que no, el autor se rige por el mandato de Sartre: "Tenemos que aprender a pensar contra nosotros mismos". Se trata de aproximarse a la Verdad, sabiendo que ella es siempre huidiza, que no es posible evitar nuestra parcial perspectiva, y que toda ciencia y toda persona es y está en la historia.
En el punto 2.3: "Fundamentos epistemológicos del Supraparadigma Integrativo", el autor muestra la oscilación entre el constructivismo radical y el realismo ingenuo. Él se presenta partidario del constructivismo moderado, después de una larga y brillante discusión. Con acierto irónico anota, luego del análisis, que "no se puede apagar el incendio psicoterapéutico con bencina epistemológica" y en el Recuadro 5 cierra con un esquema gráfico notable.
El libro comienza diciéndonos que la "psicoterapia integrativa" es posible, es necesaria y es una tarea urgente teórica y prácticamente. Es así para la ciencia, para los terapeutas y para los pacientes, todos nosotros. No obstante, aún está por hacerse, y el autor confía en que ésta será una colaboración importante para esta deuda de la psicoterapia.
El desarrollo del libro muestra amplia y cuidadosamente que esta confianza es justificada. El autor "teje" y relaciona con fecundidad, de un modo eficazmente creativo a la vez que empírico, los distintos niveles y problemas en que estuvo y está la psicoterapia. Así el autor conoce y respeta las principales escuelas o paradigmas de la psicoterapia occidental en su historia: el paradigma Biológico, el paradigma Cognitivo, el paradigma Afectivo, el paradigma Inconsciente, el paradigma Ambiental-Conductual y el paradigma Sistémico.
Revisando el estado actual de la psicoterapia, en cada uno de los seis paradigmas, el autor los considera a todos no solo importantes, sino imprescindibles; y, a la vez, a todos insuficientes por sí solos. El "tejido" entre los seis paradigmas es sutil y polifacético: oscila entre diferentes niveles de abstracción, desde lo epistemológico hasta "potenciar el cambio". Esta inclusión me parece "completa", como dice el autor, rica y satisfactoria. Por supuesto, cada uno de los paradigmas tiene múltiples divisiones, y subvariaciones, que el autor estudió y cita profusamente. Sin embargo, veo aquí algunas limitaciones parciales (y comprensibles). Por una parte faltan las psicoterapias asiáticas, ya presentes en la psicoterapia transpersonal.
Por otra, en el paradigma Ambiental-conductual (2.6) la mayoría de lo ambiental es cultural, incluso con ejemplos de países, y en cuanto tal debería contextualizar a los seis paradigmas.
Además, la alusión a Prochaska y Norcross de la psicoterapia existencial como más filosófica que terapéutica, no considera los relevantes libros Psicosíntesis de Roberto Assaggioli, Psicoterapia existencial de I. Yalom, ni El Don de la terapia del mismo autor.
Uno de los méritos del libro es su diferenciación analítica entre capítulos y problemas fundamentales diversos en la psicoterapia: Epistemología, Metodología, Teorías de las escuelas terapéuticas, Teoría del Self, Teoría y técnicas del cambio.
En cada parte se analiza y revisa la literatura mundial ad hoc, distinguiendo el conocimiento científicamente válido en cualquier nivel, teoría, escuela, paradigma o autor, e integrando tal conocimiento en el supra paradigma en cuanto tal. Dice el autor: "La respuesta integrativa que este libro propone es a la vez realista y optimista. Realista, en el sentido que tal vez no podremos llegar adonde alguna vez soñamos. Optimista, al creer que podremos llegar mucho más lejos que donde nos encontramos" (p. 87).
Este párrafo me recuerda la frase de Gramsci de hace un siglo: "Es necesario trabajar con el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad". Análogamente, en el último congreso de la Sociedad Interamericana de Psicología (sip, Mérida, julio de 2017) me decía el famoso psicólogo comunitario Eduardo Almeida1, a propósito de las dificultades del bienestar psicosocial: "Yo soy un optimista…sombrío". Y agregaba: "Mi esposa, María Eugenia Sánchez es una pesimista jovial".
El libro desarrolla un Supraparadigma Integrativo en diferentes niveles, cuyo análisis estimulará, requerirá y fomentará nueva investigación y nuevos libros. Así, se analiza y crea un supraparadigma epistemológico, desde aquí se esboza lo que profundizará en todo el libro: cada paradigma es necesario pero no suficiente, y en cada paradigma hay que diferenciar la ciencia sólida y el conocimiento válido, documentado, de las hipótesis, errores o sobregeneralizaciones. Esta creación exige una lectura crítica de la bibliografía, una interpretación proteica de los datos, un evitar los reduccionismos en que han caído los seis paradigmas mayores y sus variaciones menores, y un controlar la tendencia frecuente en la ciencia al "allegiance effect": "Las investigaciones en el allegiance effect muestran que el mejor predictor de los resultados que una investigación arrojará… es la orientación teórica del investigador".
En otra parte agrega el doctor Opazo: "Cada enfoque existente está compuesto por algunos aciertos y muchos desaciertos, esto, a la luz de la investigación […] ¿Qué autor o qué enfoque ha acertado en todo y no se ha equivocado en nada? ¿Qué autor o qué enfoque se ha equivocado en todo y no ha acertado en nada?" (p. 19).
Los esquemas con que el libro grafica múltiples tesis creadas son didácticos, ilustrativos y frecuentemente relevantes.
Sistematizando y rescatando lo "científicamente válido", el autor crítica y supera los reduccionismos de cualquier escuela, autor, variable o "causa" (ver Recuadro 50 en iv: Desafío 1, sobre Reduccionismos). En los apartados sobre las "evidencias y límites", de cada paradigma, la información (y formación) científica y técnica es de muy alto valor. Así se van mostrando luces y sombras de los seis paradigmas, superando los reduccionismos biologistas, sociólogistas y psicológistas en todos ellos. Vemos aquí pros y contras de la gestalt y el counseling, del psicoanálisis y la sistémica, del cognitivismo y conductismo, de la imaginería, comunicación verbal y no verbal. Se matizan las interpretaciones desde lo "alto" y "complejo" o desde lo "bajo" y "simple", rechazando ambas. Análogamente se hace, con diversos autores particulares relevantes. Sin embargo en el paradigma inconsciente y psicoanalítico, es probable que la no valoración de Adler y Jung sea demasiado rápida, discípulos mayores del primero son O. Ruhle, K. Horney, F. Kunkel y Sergio Ramos; del segundo E. Neumann, J. Hillman y T. Moore.
Con respecto a Freud, no se le hace justicia al no referir su mirada clínica según Foucault: la historia, la escucha, la comunicación verbal y no verbal. Por otra parte su influencia multidisciplinaria y multicultural hasta hoy no se considera, pero no era parte de este libro. Así, no se alude al Freud de Ricoeur, Marcuse, Fromm, Sartre, Octavio Paz y otros, pero esto no lo debemos exigir porque ya no es Psicoterapia integrativa.
Otro mérito del libro son sus conceptos originales: "Cognición afectivo-dependiente", "Usos no comunes" de los factores comunes a toda psicoterapia (relevado por J. Frank y reconfirmado científicamente el 2015 por Wampold), "Self diádico", "Ambiente y conducta patodistónica", "Perdedor puntual… ganador existencial", el diagnostico fino ligado al self y a los seis paradigmas.
Más allá de esto el libro logra "una teoría global unificadora capaz de integrar el conocimiento válido". A mi juicio lo logra en todos los niveles, pero mejor aún: los integra y dialectiza. El libro construye una Teoría de teorías, un Diagnóstico de diagnósticos y una Técnica de técnicas. Integra los seis paradigmas, los "factores comunes", el pasado-presente-futuro, lo general, particular y singular, la ciencia abstracta y el instante artístico-terapéutico-singular.
Se explicitan los desafíos de la psicoterapia del siglo xxi y se los enfrenta. El autor oscila entre lo nomotético y lo idiosincrásico sin descuidar nada… ni a nadie. Menciona más de doscientos "principios de influencia" que no alcanzan a entrar en este libro. El autor logra "humanizar la causalidad".
Creo que es el mejor libro de psicoterapia que haya leído en mi vida, y uno de los mejores de psicología. Roberto Opazo Castro hizo un libro digno de compararse con el de Jaspers, citado en el epígrafe.
PS. JORGE CARLOS GISSI BUSTOSPsicólogo, Pontificia Universidad Católica de ChilePh.D., Università Gregoriana di Roma
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1 Se trata de dos autores premiados en México, EUA y Francia, creadores de varios libros, organizaciones comunitarias y muchos artículos.
En su Psicoterapia Integrativa EIS: Profundizando la Comprensión… Potenciando el Cambio, Roberto Opazo Castro presenta la culminación de un largo desarrollo – a través de su carrera profesional – de su Supraparadigma Integrativo para la psicoterapia. Aun cuando algunos puntos específicos podrían ser discutidos (y el autor alienta a hacerlo), el cuadro general que emerge es uno de pensamiento profundo y de guía sensible para cualquier conductor de psicoterapia. El autor argumenta que los significados del paciente son centrales en el proceso terapéutico; y que los significados combinados (integrados) con las mejores contribuciones desde la investigación, posibilitarán la terapia más efectiva. Los significados del paciente son, a la vez, esenciales, y fortalecedores del proceso terapéutico; por lo que focalizar la terapia en fortalecer los significados del paciente, y en el procesamiento de las contribuciones de la investigación, es central para el mecanismo de cambio terapéutico. Y muy importante para la traducción de los mensajes terapéuticos.
El libro enfatiza la relevancia de rescatar lo mejor de las teorías acerca del cambio terapéutico, y la relevancia de rescatar evidencia empírica relacionada con la psicopatología y con los resultados de la psicoterapia. El modelo procura que lo mejor de los tópicos precedentes sea integrado en una totalidad Supraparadigmática. Esto requiere de una mente inquisitiva, capaz de ir determinando qué es "lo mejor" en cada caso; sin embargo, el autor ha hecho gran parte del trabajo del lector… en relación a ir determinando qué constituye lo mejor. Él describe estos modelos y los hallazgos – sorprendentes – con excepcional precisión, aportando al lector una notable revisión de la ciencia, de la práctica y de la teoría clínica. Luego traduce, toda esta información, en una totalidad integrada al interior de su Modelo Supraparadigmático.
En suma, Roberto Opazo Castro, uno de los grandes líderes del pensamiento en psicoterapia en el mundo, le está aportando a la disciplina un libro de la máxima influencia: "Psicoterapia Integrativa EIS". El autor ha recibido previamente significativos premios y distinciones por la presentación de sus ideas y pensamientos. Y sus enseñanzas, y este libro, validan aquellas evaluaciones previas. Estamos hablando de un libro oportuno, y excelentemente escrito, el cual influirá en la psicoterapia a través del mundo, y por el largo tiempo que vendrá.
W. EDWARD CRAIGHEAD, PH.D., ABPPProfessorDepartment of Psychiatry and Behavioral SciencesDepartment of Psychology, Emory University
La integración en psicoterapia se ha venido transformando en un movimiento internacional renovador, el cual promete aportar caminos menos estrechos y más efectivos a la práctica clínica. El seguir un modelo de integración sistemático, y basado en las evidencias, genera mejores resultados para nuestros clientes, y mejores habilidades para nosotros mismos, los psicoterapeutas. Estos son tiempos excitantes para la integración clínica a través del mundo.
He disfrutado de los enormes privilegios (y he tolerado los dolores lumbares) asociados con viajes a diferentes centros de integración en psicoterapia alrededor del mundo. Uno de los más impresionantes centros integrativos que he visitado ha sido el Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa (icpsi), ubicado en Chile, a los pies de los magníficos Andes. Y la principal voz de la integración en Chile ha sido el líder y fundador del icpsi, el doctor Roberto Opazo Castro. Mi librero, en mi escritorio, exhibe con orgullo la insignia que el Instituto me entregó luego de haber conducido diversos talleres allí.
Roberto es una figura muy reconocida y admirada en la integración en psicoterapia, y en la Sociedad para la Exploración de la Integración en Psicoterapia (sepi). Ahora, nos presenta su "obra magna", producto de una docena de años de investigación, estudios y sacrificio. La conclusión predominante que extraemos de la primera sección del libro – que la psicoterapia integrativa constituye una exigencia de los tiempos – aporta un trasfondo imponente para las secciones siguientes. Es así que la Psicoterapia Integrativa eis logra, como es sugerido en el subtítulo del libro, profundizar la comprensión humana y potenciar el cambio psicológico. Enraizados en una teoría integrativa inclusiva, e ilustrados por más de cien ejemplos clínicos, el psicodiagnóstico integrativo y el Supraparadigma Integrativo que se aportan en el libro, involucran contribuciones significativas en el proceso de cambio.
Diferentes aspectos de este notable trabajo exigen de un especial reconocimiento. El libro incluye más de 2 mil referencias bibliográficas, y está nutrido por cientos de resultados provenientes de estudios de investigación. ¿Quién entre nosotros – además de Roberto – ha siquiera leído 2 mil estudios? El libro cosecha los frutos de la investigación y constantemente promueve la influencia recíproca entre la investigación y la práctica clínica. La teoría integrativa propuesta emerge desde la investigación, para luego guiar la nueva investigación, en un perpetuo círculo virtuoso. Roberto evita cuidadosamente los reduccionismos; humaniza el proceso de cambio conductual y captura la complejidad de la condición humana en su Supraparadigma. De una manera impresionante, logra tejer un todo armónico en medio de sistemas de psicoterapia en competencia. Una frase que vino con frecuencia a mi mente al leer este libro fue "más allá de categoría", una notable forma de alabanza que Duke Ellington otorgaba a aquellos artistas que trascendían las ataduras teóricas habituales.
Para escribir este comentario he dispuesto de material significativo del libro traducido al inglés. A lo que quisiera agregar que uno de mis arrepentimientos existenciales es que nunca aprendí el español, idioma en el cual este libro aparece por primera vez. Este es un fracaso mutuo tanto mío como del sistema educativo de los Estados Unidos, famoso por no producir graduados políglotas. Recuerdo dolorosamente esto, en la medida que trato de digerir la totalidad de este volumen con mis tan limitadas habilidades en español. Estoy cierto que mis comentarios habrían sido más detallados e incluso más elogiosos si hubiera aprendido el idioma original.
Ambicioso en su mirada, con autoridad en sus logros, y anclado en la práctica, la "Psicoterapia Integrativa eis" es una gema brillante. Disfrútenla y absorban su brillo. Y únanse a mí en felicitar al Dr. Roberto Opazo Castro por extraer y pulir esta joya de la integración.
JOHN C. NORCROSS, PH.D., ABPPDistinguished Professor of PsychologyUniversity of Scranton
Más allá de los silos:Hacia un fundamento más amplio de la teoría y práctica psicoterapéutica
Con el objeto de utilizar una metáfora prominente en el discurso contemporáneo, la integración en la psicoterapia se preocupa del problema de los "silos". Teóricos y terapeutas de distintas corrientes trabajan dentro de su propio silo. Leen el material de otros con su misma orientación (teórico-práctica), observan lo que puede observarse dentro de esa orientación, evalúan la evidencia con los criterios y herramientas de esa orientación. Roberto Opazo busca movernos más allá de esos silos, que trascendamos esos silos. De hecho, busca desmantelar esos silos, derribarlos de manera que ya no sean obstáculos. No busca agrupar el "psicoanálisis", la "terapia cognitivo-conductual (tcc)" o la "teoría de sistemas" y así sucesivamente. En su lugar, busca unir lo que el psicoanálisis, la tcc, la teoría de sistemas y otras perspectivas y disciplinas han observado. Intenta rescatar desde sus raíces y contexto original las observaciones y el conocimiento y los compara entre sí,de manera que puedan ser reordenados en una forma que sea más coherente, amplia y más verdadera respecto a cómo se vive la vida.
Este es un proyecto bastante ambicioso, y el tamaño de este volumen (así como la cantidad de años que Opazo ha trabajado en él) refleja su alcance. Opazo se preocupa de cómo las teorías y prácticas actuales que dominan nuestro campo profesional operan de manera reduccionista y limitan nuestra visión, e intenta de manera explícita lograr una síntesis no-reduccionista de sus fortalezas. Cada lector podrá evaluar el grado en que logra este cometido, pero ninguno fallará en notar el admirable trabajo y desafío que este proyecto representa.
El libro apunta a fundamentar el trabajo terapéutico sobre la teoría. No es una sencilla mezcla ecléctica, que toma por hecho los hallazgos empíricos y simplemente une lo que funciona. Opazo respeta la teoría, el pensamiento, el esfuerzo cuidadoso de reconciliar descubrimientos y métodos que parecen estar en pugna entre sí. Busca un marco teórico inclusivo y argumenta enfáticamente que sin una teoría bien fundamentada y coherente, la práctica de la psicoterapia tiene pocas probabilidades de ser efectiva.
El esfuerzo integrativo de Opazo está enraizado en una investigación empírica sistemática, pero también apunta a incluir observaciones derivadas de la práctica clínica y los insights provenientes de la atención a la experiencia misma de vivir. Mucho de lo que hoy sabemos sobre la personalidad, así como lo que sabemos de la vida, viene del acto de vivir, y Opazo busca una teoría viviente, una teoría rigurosa y basada en la evidencia, pero también impregnada en el conocimiento que tenemos sobre nosotros mismos, que es distinto al conocimiento que tenemos sobre las rocas o los árboles. Por esta razón, el sentido se encuentra en el centro de estos esfuerzos teóricos y terapéuticos. Desde su punto de vista,las cosas que enfrentamos en el diario vivir y en la sesión terapéutica no son meramente ambientes o estímulos, sino que son experiencias; experiencias que, para que sean relevantes en el trabajo terapéutico, tienen sentido. De esta manera, además de esforzarse por integrar las ideas y observaciones clave derivadas de los distintos paradigmas dominantes en nuestra profesión, intenta integrar el rigor empírico con la acuciosidad fenomenológica. Teoriza acerca de seres humanos activos, capaces de sentir y de significar, y no sobre organismos que son simplemente el nexo de fuerzas externas que actúan sobre ellos, si bien tampoco ignora las observaciones derivadas de perspectivas que no consideran del todo esta capacidad de significar. Considera cómo el mundo es visto desde la perspectiva de cada una de las teorías parciales que utiliza, pero le da un vuelco a cada una. En el origen de sus propios esfuerzos de integración, las distintas teorías son respetadas, pero no los límites que existen entre ellas.
Busca construir su teoría, como él dice, "entre las leyes y el caos", con el fin de encontrar regularidades que nos permitan comprender, predecir e intervenir sin encerrar a las personas dentro de un marco determinista en donde los significados, metas e interpretaciones personales se disuelven en un marco "objetivo" que hace que las personas desaparezcan. Las regularidades que busca son de carácter probabilístico, no leyes invariables. En esto, al acoger al humanista, no descarta las responsabilidades del científico. Al contrario, intenta encontrar la esencia de lo que hace la ciencia cuando ofrece sus predicciones. Podemos recordar que en la psicología, la mayoría de los estudios que componen nuestra base empírica son estudios cuyas conclusiones son probabilísticas. Pueden expresarse en un estilo dogmático, pero la gran mayoría de las investigaciones psicológicas reportan diferencias que poseen "valores p", diferencias que tienen una determinada probabilidad de ser errores de muestreo y que poseen cierta probabilidad de ser replicadas. Por ejemplo, incluso en estudios sobre los efectos de los medicamentos, que bajo la mirada de algunos son vistos como más "científicos" o "rigurosos" que las investigaciones en psicoterapia, todo lo que generalmente se informa es que, con todo, aquellos que toman el medicamento tienen una mayor probabilidad de mejorar que aquellos que no toman el medicamento; no dicen que si tú tomas este fármaco la evidencia científica demuestra que con toda certeza mejorarás, y que si tú no lo tomas ciertamente no lo harás.
En su énfasis probabilístico, Opazo no se aleja del rigor, más bien lo manifiesta. Porque cuando nublamos la naturaleza probabilística de muchos de nuestros conocimientos nos alejamos del rigor, no cuando la reconocemos francamente y construimos a partir de ella. En este sentido es interesante que la mecánica cuántica, uno de los logros más rigurosos y destacados en el mundo del pensamiento, plantea que en cierta medida la misma subestructura del universo es probabilística. Sin embargo, esto no impide que los conceptos y ecuaciones de la mecánica cuántica nos permitan desarrollar transistores, lasers, computadores superpoderosos o microscopios con resoluciones previamente consideradas imposibles.
Opazo toma seriamente y busca trascender los hallazgos del "veredicto del dodo" bajo el que todas las aproximaciones teóricas logran casi los mismos resultados y la perspectiva de los "factores comunes" que intenta explicar este fenómeno. Por un lado, intenta investigar la naturaleza de estos factores comunes para encontrar formas de aplicarlos y lograr un mejor efecto terapéutico. Por otro lado, también busca determinar qué ideas y métodos derivados de teorías particulares poseen un valor terapéutico específico y único, incluir estos factores específicos, y desarrollar un abordaje terapéutico más integral. Nuevamente, asume esta meta no sólo desde la perspectiva del eclecticismo técnico, respetando democráticamente a todos, sino que desde la perspectiva de un verdadero integrador, tomando seriamente los hallazgos y opiniones, pero buscando desarrollar una teoría amplia que pueda abarcarlos. Es un verdadero partidario del lema de Kurt Lewin de que "no hay nada más práctico que una buena teoría".
El tipo de teoría que Opazo busca es una teoría rigurosa pero abierta, una teoría sin ataduras a las agrupaciones políticas que caracterizan nuestro campo profesional, a las "tribus" del psicoanálisis, tcc, terapia humanista-existencial, etc. o a sus subtribus o clanes. Se enfoca en encontrar una teoría abierta a datos nuevos y un abordaje que acoja datos nuevos, especialmente los que requieren que cambiemos nuestra teoría.
Una de las claves para perseguir esta meta, y para el desarrollo de una teoría completamente abarcadora es, como él lo pone, "darse la mano entre la realidad y la subjetividad." Interpreto esto como que busca moverse más allá de los debates sobre si nuestro entendimiento terapéutico debiera ser "objetivo" o "subjetivo," como si estas fueran posturas opuestas entre las que una sola debe ganar sobre la otra. La psicoterapia que no se fundamente sobre la experiencia subjetiva del paciente o cliente pierde la razón de por qué, en primer lugar, la mayoría de las personas acude a terapia. Desean sentirse mejor, encontrar más sentido y satisfacción en sus vidas, experimentar menos ansiedad o desesperanza. Estos son objetivos puramente subjetivos. Pero al mismo tiempo, si este punto de vista subjetivo se sostiene excluyendo la perspectiva fuera de esa subjetividad, es poco probable que se logren las metas que el paciente desea alcanzar.
Incluso desde el punto de vista de la empatía, si el terapeuta únicamente ve el mundo mediante los ojos del paciente, su capacidad de ayudarlo se ve afectada. Si se encuentra totalmente inmerso en cómo el mundo se ve para el paciente, las únicas opciones que será capaz de ver son aquellas que el paciente ya ve por sí mismo, el único curso de acción posible será el que el paciente ya escogió por sí mismo, la única forma de sentir en torno a los acontecimientos será exactamente la forma en que el paciente se siente. En este sentido, la empatía perfecta es un terreno de arenas movedizas; el terapeuta, al igual que el paciente, no visualiza otras opciones aparte de las que ya existen, y por lo tanto no puede ayudar al paciente a ver las cosas de manera distinta, ver otras opciones.
Seguramente, el terapeuta que no entienda muy bien cómo el paciente se siente o cómo experimenta o interpreta los eventos o interacciones con otros (incluyendo las interacciones con el mismo terapeuta o el significado o relevancia de lo que dice el terapeuta) tendrá pocas posibilidades de ser de mucha ayuda. Pero tomar la experiencia del paciente como la verdad, ver el mundo sólo a través de los ojos del paciente, es condenar al paciente a continuar de manera indefinida por un camino que le ha causado dolor y pesar. Cuando el paciente no entiende, por ejemplo, cómo su comportamiento afecta las vidas y experiencias de aquellas personas con las que interactúa – y ninguno de nosotros comprende esto completamente ya que todos necesitamos cierta cuota de ayuda para salir de nosotros mismos en este aspecto – siempre se verá desconcertado por la manera en que los otros responden a él de esa forma y puede seguir "pisándose" a sí mismo al tiempo que se queja de que los demás son torpes.
Cómo nos sentimos no sólo está determinado por lo que pasa en el "interior". Vivimos dentro de un mundo social y relacional en el que el comportamiento de los demás – cómo nos ven, cómo nos tratan, cómo nos entienden (o no) – es un elemento crucial de nuestra propia experiencia subjetiva. Por lo tanto, una subjetividad que mire solamente hacia las fuerzas "interiores" que modelan la experiencia de una persona es poco probable que ofrezca al paciente el tipo de comprensión que necesita. Incluso dentro del ámbito de la subjetividad, la inter-subjetividad o la otra subjetividad que va más allá o afuera de la experiencia directa del paciente mismo es un complemento esencial. Los pacientes que se benefician de la psicoterapia no sólo terminan entendiéndose mejor a ellos mismos, sino que también a los demás, y entienden el impacto que tienen sobre ellos.
Pero incluso más allá de esta extensión de la subjetividad hacia la intersubjetividad u otra-subjetividad existe la necesidad, tanto en la teoría como en la práctica, de considerar lo que se encuentra fuera del ámbito de la subjetividad pero que tiene un impacto sobre la subjetividad. Un elemento clave de esto es la biología, a la cual Opazo presta bastante atención. Somos seres biológicos, y las hormonas, neurotransmisores y otras sustancias químicas que son sintetizadas y transportadas por nuestro cuerpo tienen un impacto poderoso sobre nuestra experiencia subjetiva y la forma en que percibimos el mundo. Los estudios que hacen uso de accidentes e incluso tragedias de la naturaleza para dar luces sobre la importancia de ciertas regiones del cerebro sobre determinadas experiencias y habilidades, introducen una perspectiva que resulta un complemento esencial de lo subjetivo o fenomenológico. Por qué estamos felices o tristes o confundidos reside tanto en nuestros cerebros como en las razones que utilizamos para explicarnos a nosotros mismos el origen de la experiencia. Los pacientes que han sufrido daños en regiones cerebrales particulares se explican a sí mismos su experiencia, pero frecuentemente esas explicaciones dejan de lado un elemento crucial. En el famoso caso de Édouard Claparède, una paciente que sufrió un daño cerebral y perdió su capacidad para crear nuevas memorias declarativas de sus experiencias, y cada vez que Claparède ingresaba a la sala para entrevistarla, él debía presentarse nuevamente porque ella no conservaba ningún recuerdo de él. El ritual siempre incluía darle la mano, ante lo cual ella respondía diligentemente. Pero una vez, en un experimento, él puso una tachuela en su mano y ella se pinchó con la tachuela al darle la suya, frente a lo cual la retiró debido al dolor y desde ese momento, cuando él volvió a visitarla ella no quiso darle la mano, incluso cuando su experiencia subjetiva era que nunca lo había visto antes. Ella "no sabía" por qué no quería darle la mano porque no recordaba conocerlo; pero de otra manera ella sí sabía que este hombre fue quien le jugó una mala broma en el pasado, incluso cuando su experiencia subjetiva era que no lo conocía. Le daba la mano a otras personas cuando se encontraba con ellas, pero a él no. Las explicaciones que se dio a sí misma y a otros de por qué no le daba la mano podrían parecer subjetivamente convincentes, pero eran pseudo-narrativas, pseudo-explicaciones. Sin considerar su cerebro dañado, no podemos entender adecuadamente todas las causas de su comportamiento.
Además del impacto causal de los procesos biológicos o el daño biológico sobre nuestra experiencia subjetiva, existe una multitud de otros procesos y regularidades observadas que se encuentran fuera del ámbito de la perspectiva estrictamente subjetiva que deben ser incluidas en una buena teoría y práctica de la psicoterapia. En cierta medida, los éxitos o fracasos, las circunstancias sociales, económicas y políticas, los rechazos y acogidas de otros pueden ser filtrados por nuestras proclividades subjetivas, pero también tienen un impacto que deber ser explicado fuera del foco exclusivo de la subjetividad. La investigación revela regularidades poderosas entre los eventos y la conducta y la experiencia subjetiva que va asociada. Aquí otra vez nos encontramos con lo que Opazo denomina "la realidad" y "la subjetividad". La gran cantidad de estudios sobre, por ejemplo, las contingencias de refuerzo, necesita ser parte de nuestro entendimiento, complementando el conocimiento obtenido mediante un punto de vista empático o subjetivo. Al igual que con la paciente de Claparede, a veces hacemos cosas debido a razones que son distintas a nuestra explicación subjetiva de nuestro comportamiento o experiencia. Asimismo, al intentar superar la ansiedad asociada a una circunstancia o experiencia particular, la comprensión de la dinámica de la exposición necesita complementarse con la inmersión empática o el esfuerzo por explorar la construcción subjetiva de la experiencia. De manera similar, aludiendo a la importancia de un punto de vista "externo" o más "objetivo" para complementar lo interno o la subjetividad, la investigación discutida por Dollard y Miller y otros sobre la dinámica de los conflictos de aproximación-evitación, los gradientes de ansiedad o temas similares, entrega un significado y una ventaja a formulaciones desarrolladas originalmente desde puntos de vista distintos. Tal como discute Opazo, existe un gran cuerpo de investigaciones sistemáticas que complementan bastante la inmersión empática al facilitar nuestros esfuerzos por construir una teoría efectiva y concebir las intervenciones terapéuticas más efectivas. No prestar atención a la evidencia sistemática sobre cuándo y cómo los eventos presentes impactan nuestra experiencia subjetiva o de cómo son en parte un producto de procesos impersonales característicos de nuestra especie, o incluso compartidos con otras especies, es ser injustos con la misma experiencia subjetiva. Y, desde el punto de vista de Opazo, es también fallar en ser suficientemente integrativo.
Al desarrollar el concepto tanto de la subjetividad como también de los factores que tienen un impacto sobre la subjetividad, Opazo presta bastante atención a la cognición y a los afectos. Somos seres pensantes y sintientes, y en el trabajo de Opazo la cognición y el afecto figuran de manera prominente, sin que ninguno se reduzca a la causa primaria o secundaria, tal como aparentemente algunos teóricos sugieren. Al elaborar sobre la dinámica compleja y multifacética de la personalidad y de la personalidad en relación a cuerpo y el contexto, Opazo no se restringe a lo que está inmediatamente disponible a la consciencia (y por ende de fácil acceso mediante los paradigmas de investigación más "convenientes" que facilitan la vida del investigador pero limitan la trascendencia de sus investigaciones). La experiencia consciente es la punta del iceberg del funcionamiento psicológico, y Opazo le presta bastante atención a los procesos no-conscientes, desde aquellos que simplemente denomina "no conscientes" a los que llama inconscientes subliminales, a lo inconsciente reprimido que ha sido un fundamento clave de la psicoterapia moderna desde sus primeros años. Al evaluar e integrar estas distintas dimensiones no-conscientes, se mueve desde las fuentes tradicionales de evidencia e ideas clínicas, pasando por los fenómenos de la hipnosis, la neurociencia cognitiva y una gama de otras perspectivas y paradigmas de investigación en esta área.
Opazo mantiene un foco considerable en la experiencia de la individualidad y la identidad. Con esto, ofrece un planteamiento innovador, distinguiendo seis dimensiones diferentes de la identidad personal; relacionando la identidad personal a la biología, cognición, afecto, procesos inconscientes, ambiente y el sistema familiar. Ciertamente, estas seis dimensiones se traslapan. No son seis dimensiones ortogonales. Sin embargo, son formas de mirar la identidad y cada una aporta algo importante, y Opazo está en lo cierto de que muchas discusiones sobre la identidad no incluyen completamente estas seis perspectivas.
A lo largo de este libro, Opazo presta particular atención al sentido. En comparación a otros autores integrativos, se apoya bastante en el trabajo de Viktor Frankl, y le presta un grado considerable de atención, no solo a lo que significa una experiencia particular (el vínculo entre los eventos "externos" y los fenómenos y experiencias "internas" o subjetivas), sino que también a las importantes dimensiones del sentido y la falta de sentido. De esta forma, ofrece un puente entre los fenómenos sociales y culturales que influyen tan profundamente en nuestras vidas y la individualidad, que es el foco principal del terapeuta cuando trabaja con personas (o, en una escala un poco mayor – pero aun así una escala de un orden diferente de la cultura y la sociedad – con parejas, familias o grupos). Los fenómenos culturales no operan sobre receptores pasivos del mensaje cultural. Afectan probabilísticamente a la gente, en la medida en que son filtrados por la subjetividad y la elaboración de sentido de los individuos que viven en la cultura. Este es un punto que Opazo destaca repetidamente.
En este libro, Opazo revisa las ideas y fenómenos clave, siempre desde un ángulo ligeramente distinto, cada vez agregando un elemento más de complejidad. Utilizando un conjunto de visiones características pero que se superponen, observa desde una perspectiva y luego desde otra. Su propósito, en cada una de estos sondeos, no es aditivo sino integrativo. La teoría y la elaboración de la teoría toman un rol central. El lienzo de Opazo es amplio, pero su foco es agudo y detallado. Cada nueva observación, cada nuevo insight requiere de una modificación de una perspectiva en evolución. El lector está a punto de embarcarse en un viaje con un guía que busca ver todo. Puede terminar cansado de este viaje, pero ciertamente no se aburrirá.
PAUL L. WACHTELPsychologist, University of ColumbiaPh.D., Yale University
Este libro estuvo a punto de no existir. A través de los años, fueron muchas las veces en las que me vi tentado de abandonarlo.
¿Por qué?
Simplemente porque el esfuerzo era demasiado. El escribir este libro me ha tomado más de 12 años. En horas, son literalmente miles; porque suman miles las horas de trabajo invertidas en lecturas de artículos, de libros, de fichas clínicas, de apuntes, en reflexiones, en redacción… Esto, sin contar mi trabajo clínico cotidiano, el cual he ido volcando – al menos parcialmente – en el libro que presento ahora. Esfuerzos, todos, trasladados finalmente al computador. Si el lector constata solamente la extensión del libro – y la amplitud de la bibliografía revisada – coincidirá conmigo en concluir que el esfuerzo no ha sido menor.
Desafortunadamente, los esfuerzos desplegados no garantizan en modo alguno la calidad de una obra. Bastaría un operar "con las tintas cargadas", para que los sesgos comiencen a cercenar el valor de los esfuerzos.
Adicionalmente, fueron muchas las veces en las que me pregunté por el sentido de tanto esfuerzo… cuando el autor de estas líneas peina canas hace ya algunas lunas.
La pregunta, acerca del sentido de todo esto, tiene sus fundamentos. Cuando cada vez se lee menos, yo presento una obra de 1436 páginas. Cuando los estudiantes buscan "el resumen del resumen", yo les presento una obra muy extensa. Cuando los enfoques compiten por aportar terapias rápidas, fáciles, en línea con el "cómo aprender alemán en 10 días", yo presento una obra de 1500 páginas. Cuando las personas están buscando satisfacciones máximas – con esfuerzos mínimos – en línea con la "felicidad express", yo presento una obra extensa, cuya lectura demanda un esfuerzo no menor.
Como si lo anterior fuera poco, el valor del conocimiento válido tiende a transarse a bajo precio en nuestros territorios psicoterapéuticos.
Es así que, para algunos, la realidad es multiversa; no hay "una" versión más válida de la realidad. No hay "una" versión mejor de las cosas. Los "observadores" son constructores de realidades… más que descubridores. Por lo tanto, observadores – y observados – se mueven en un contexto de relativismos múltiples. Unos y otros van generando, en sí mismos, caleidoscopios cambiantes… cuyo "valor de verdad" es demasiado escaso. En este contexto, más relevante es el respetar la "verdad" de cada cual, aun cuando de "verdad" tenga muy poco… y aunque no vayamos acumulando conocimiento alguno. Es así que cada caleidoscopio muestra lo suyo; y, "lo suyo", pasa a ser respetable "per se"… por respeto a las personas, no por su validez.
Obviamente, si no tenemos acceso a "verdad" alguna, y si no tenemos acceso a conocimiento válido alguno… ¿para qué tomarse la molestia de escribir un libro de 1500 páginas?
A partir de estos considerandos, este libro – que en sus contenidos pretende ir de la mano de los tiempos – podría estar epistemológicamente "fuera de época". Adicionalmente, por su extensión, pareciera estar formalmente desubicado, y fuera de "timing". En el contexto sociológico actual, los potenciales lectores parecieran brillar por su ausencia.
De este modo, cuando el esfuerzo es tanto y los lectores pueden ser pocos, el sentido de perseverar escribiendo el libro se empieza a desvanecer.
Si lo anterior fuera todo, simplemente no habría libro. Todo habría terminado antes de comenzar. Sin embargo… lo anterior no lo es todo.
Más allá de los múltiples "peros", el escribir el libro sí tiene sentido. Tanto sentido tiene… que terminé escribiéndolo. Tanto sentido tiene que, desde mi óptica – poco imparcial – considero que es uno de esos libros que realmente vale la pena de ser leído. ¿Opinión fundamentada?... habrá que ver.
Exploremos brevemente los territorios que, en mi opinión, le dan sentido al libro. Por ahora, dejaremos fuera la temática epistemológica, la cual es abordada amplia y directamente al interior del libro.
Si me preguntan por las fortalezas que han venido mostrando los psicoterapeutas – a través del tiempo – mencionaría principalmente tres: la vocación de ayuda, los esfuerzos por ayudar, y… la creatividad. A estas fortalezas, por supuesto, es posible agregar muchas otras.
A través de los años, desde el recién explicitado trasfondo de vocación, de esfuerzos, y de talento creativo, han venido emergiendo un Sigmund Freud, un Ilich Pavlov, un B. F. Skinner, un Carl Rogers, un Gregory Bateson, un Albert Bandura, un Viktor Frankl, etc. A todos ellos – y a muchos otros – los valoro mucho. Aún más, a todos los recién mencionados los admiro. Y a todos ellos, y a muchos otros, les agradezco… aquello en lo cual nos han aportado realmente.