¿Qué podría salir mal? - Carlos Seoane Noroña - E-Book

¿Qué podría salir mal? E-Book

Carlos Seoane Noroña

0,0

Beschreibung

Sin importar a qué se dedique tu organización, de qué tamaño sea o dónde se localice, en algún momento de su vida corporativa enfrentará una crisis. Te lo aseguro. La diferencia estriba en la forma en que ésta sea gestionada, ese será, en última instancia, el factor decisivo en cuanto al daño resultante, su tiempo de recuperación, las pérdidas económicas e inclusive, su supervivencia. Debes saber que las empresas son propensas a una gran variedad de amenazas que pueden materializarse desde diferentes ángulos. Por lo que resulta de suma importancia contar con un equipo preparado para anticipar y prevenir escenarios negativos, al igual que para proteger y preservar la continuidad operativa del negocio y el impacto en su reputación mientras la amenaza se sigue desenvolviendo. ¿Cómo poder identificar las vulnerabilidades y los riesgos existentes?¿Cuál es la forma más eficaz de manejar una crisis? ¿Cómo se pueden evitar las crisis en el futuro? Gracias a un enfoque holístico de 360° y la mezcla perfecta de la experiencia con lo académico de uno de los expertos en seguridad y crisis más reconocidos en México, encontrarás las respuestas a estas preguntas y muchas más. El autor te guiará a través de un marco de gestión de crisis consistente en siete fases: 1. Previsión. 2. Prevención. 3. Preparación. 4. Protección. 5. Preservación. 6. Protección propia (comunicación). 7. Publicitación (redes sociales). Explorando una amplia gama de casos que demuestran eventos de crisis del mundo real, sus aciertos y sus fallas, este libro es ideal, tanto para líderes de negocio, como para gerentes o directores interesados en aprender más sobre planificación y preparación para crisis, al igual que para estudiantes en cursos de gestión estratégica y contingencias que busquen expandir sus habilidades o ampliar su base de conocimientos.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 206

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



COPYRIGHT / DERECHOS DE AUTOR

[¿Qué podría salir mal?]

Copyright © 2021 por Carlos Seoane Noroña

Registro: 2111119774183

ISBN: 978-607-99576-0-5

Todos los derechos reservados.

Sin limitar los derechos de autor reservados anteriormente, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o introducida en un sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación, escaneo u otro), sin el previo permiso por escrito del propietario de los derechos de autor de este libro. La exploración, duplicación y distribución de este libro a través de Internet, o por cualquier otro medio sin el permiso del autor es ilegal y punible por la ley. Por favor, compre sólo las ediciones electrónicas autorizadas y no participe ni aliente la piratería electrónica de los materiales protegidos por derechos de autor. Se agradece su apoyo a los derechos del autor. El editor no tiene ningún control y no asume ninguna responsabilidad por los sitios web de terceros o sus contenidos.

Dedicatoria

Para Ana María, Andrés y Valeria. Mi más profundo y eterno amor. Con ustedes todo, sin ustedes nada.

Para mi hermano Víctor. La historia en aquellos años de tragedia la caminamos paralelamente, fuimos sobrevivientes.

A la memoria amorosa de Manuel y Susana (mis padres), es en ocasiones como esta que me doy cuenta de lo mucho que los extraño.

Por último, mi respeto, estima y admiración a todas aquellas víctimas y sus familias que se han cruzado conmigo en sus momentos más oscuros en busca de una luz que los guíe, por ustedes es que quiero y debo ser mejor.

Prólogo

Ha nacido una verdadera estrella para el mundo empresarial. ¿Qué podría salir mal? Una obra que habla de prevención, gestión y recuperación ante una crisis empresarial, es verdaderamente interesante para las empresas y para los empresarios; también para cualquiera de nosotros que, en determinado momento, puede ser que tengamos que enfrentar una crisis.

El lector se adentrará en su texto y será tan fascinante el discurrir en su lectura que, sin duda, el tiempo se quedará corto, pero el anhelo de continuar será inmenso. Analizar y percibir su contenido es una verdadera enseñanza, un cúmulo de creación de ideas y sobre todo, un sentimiento de inmensa gratitud hacia el autor quien, con tanta generosidad, deja a la comunidad empresarial y a todos, un verdadero obsequio por sus conceptos sólidos, profundos y reales.

Carlos Seoane Noroña, quien es sumamente conocido en el sector y profundo conocedor de la seguridad, con más de 35 años de experiencia en consultoría de seguridad, Licenciado y Maestro, Profesor, Docente en prestigiosas instituciones y Coordinador Académico de diversas ofertas en el ámbito académico, nos deja este gran legado.

Lo que hay que manifestar, debe decirse pronto y bien dicho. Esta obra no debe faltar en el escritorio de aquella persona que dirige los destinos de una empresa o que sea el responsable de la seguridad de la misma, o mejor dicho de ambos. Si en mis altas responsabilidades empresariales durante muchos años, hubiera contado con ella, conteniendo tantos y tan profundos conceptos sobre prevención, gestión y recuperación ante una crisis empresarial, todo hubiera sido más fácil para mí y para cuantos me rodeaban, los equipos de trabajo.

Tuvimos que hacer acopio de nuestra inventiva para establecer comités de crisis y conducirnos de un modo seguro dentro de nuestra organización empresarial. Lo logramos, sí, pero con muchos sobresaltos y sin conceptos muy claros de lo que eran estas ideas que hoy, el autor, pone a nuestra disposición, lo que le honra y es consecuente con lo que transmite en uno de los textos finales cuando manifiesta “mi hambre por impartir cátedra y enseñar hoy en día, surgió a partir del diplomado de la Universidad Pontificia de Comillas y de otras tantas experiencias docentes que hemos compartido”.

Quizá sus ideas de compartir conceptos que sean aprovechados por aquellos que los precisen, puede partir de la misma historia personal y lo que el autor ha aprendido desde muy joven, cuando tuvo que asumir tristes noticias y tomar decisiones que forjaron su espíritu con notable fortaleza. Tal como comenta el mismo autor “algo se rompió dentro de mí”, cuando tuvo vivencias difíciles de digerir por un joven de 21 años. O cuando afirma tajantemente “en ese instante, mi vida, como yo la conocía, se fue para nunca regresar”. Y al igual que él manifiesta que “las semanas que siguieron a ese oscuro día son fáciles de vislumbrar, dando tumbos por todos lados, tratando de retomar el control que había perdido en su totalidad”, así ocurre en el mundo empresarial cuando hay días que parecen noches, cuando hay circunstancias tan complejas y difíciles de resolver que parece que nunca se va a ver la luz, la claridad con la que los hombres de empresa debemos ver cada día en y a nuestra organización.

Efectivamente, el autor, como él mismo lo reconoce “fue preparado por la vida para lo que se convirtió en su profesión y objetivo de la vida misma”.

Existen circunstancias en los tiempos (familiares, guerras, destinos, adversidades) que cambian o modifican los objetivos finales de la vida, y hemos de dedicarnos a ellos y alcanzarlos. No por ser diferentes, son peores que los otros que se tenían preliminarmente. Lo interesante es servir a la comunidad y servir correctamente, haciendo las cosas bien desde la primera vez y para siempre.

Hay premisas en la obra que deben ser tenidas en cuenta por los empresarios que lean la misma. Son muy concluyentes y totalmente reales y quienes hemos vivido el mundo empresarial tan intensamente como el que suscribe, podemos testimoniar la coincidencia plena con el autor cuando afirma “que no hay persona u organización alguna exenta de atravesar una crisis” y también “no hay forma de atravesar un proceso como estos sin salir raspado, magullado abollado, desgarrado, herido, fracturado, mutilado, quemado”. Yo agregaría que muy cansado y con grandes aprendizajes. Eso es, sencillamente, lo que el autor nos está transmitiendo a través de este fascinante libro, aprendizajes.

Él afirma “encontré la mezcla mágica de pasión, deber y gozo que llevo recorriendo desde hace años”. Y quienes en esta obra profundicen y lleguen a analizar los conceptos tan interesantes que posee, podrán afirmar que han encontrado un verdadero tesoro que los apoyará en todas sus decisiones en materia de riesgos y en solución de las crisis empresariales tan comunes en este mundo y tan recurrentes como lo venimos visualizando. Estoy totalmente de acuerdo en esto: “Te aseguro que lo encontrarás útil tanto para tu organización como para tu vida personal”; reconoce errores, pero también aciertos. Soy concordante cuando afirma que “se aprende más de los errores que de los éxitos”.

En el mundo empresarial, la previsión es fundamental y aunque parezca que prevenir es un gasto, siempre consideré que era una inversión pues en materia de crisis “si se previene puede que no acontezca”; y digo de crisis porque, sin embargo en materia de planeación “si se previene acontece”. De ahí el valor tan inmenso, tan profundo y tan verdaderamente impresionante de esta obra, que nos pone alertas sobre la necesidad de prepararnos para las crisis.

Tal como el mundo se halla en este momento, las crisis son recurrentes, los empresarios debemos enfrentarlas y solucionarlas por el bien de la organización y es así que, los pensamientos expresados en esta genial obra sobre la preparación para la crisis son fundamentales.

Es excelente la exposición sobre los momentos de una crisis cuando lo describe como “la zona cero”. Quienes hemos dirigido empresas hemos tenido tantas “zonas cero” que prácticamente no podríamos recordar y además, no queremos recordarlas por el hecho de que han sido tristes acontecimientos, sino porque nuestro ánimo empresarial debe ir fundamentalmente orientado a recordar las cosas bien realizadas y, sobre todo, repetirlas para el crecimiento de la empresa a la que se sirve y, por qué no, para lograr también el éxito personal que, como empresario, siempre persigues.

La descripción de la metodología de manejo de crisis está basada en hechos reales, en acciones de la vida misma, en lo que acontece en la cotidianidad. Me he encontrado en multitud de ocasiones con personajes que dicen ser manejadores de crisis, que hablan con frases puramente académicas, pero sin fundamentos de la vida real; ello origina que los hombres de las empresas entiendan muy poco, pero se pague mucho por decirte aquello que generalmente ya conoces. Con los pensamientos aquí expresados, se pueden aplicar esos con meticulosidad y con la obtención de grandes resultados. Gracias al autor, porque de una manera ágil, de un modo real, de una forma humana, describe cómo son las crisis.

Habla claramente de lo que ocurre en el proceso de una crisis. Y realmente, aun con otras palabras, pero en el mismo sentido, es totalmente convincente y consecuente con el contenido del denominado círculo de Deming cuando determina que hay que “planear, hacer, estudiar, y actuar”. Además de las crisis que el autor describe, como empresario viví y tuve que solucionar otras. Afirma bien, “procurando siempre preservar la reputación de la organización, pero sobre todo reparar los daños provocados si es que los hubiera habido”.

Es por ello por lo que manifiesto abiertamente que este libro es una joya para los hombres de empresa en el orbe.

En ocasiones, en el mundo empresarial, no se quiere reconocer una crisis porque nunca ha ocurrido y entonces aparecen los llamados modelos mentales, negacionistas de la prevención, esa que magistralmente define el autor.

Estoy, como sin duda lo estarán los lectores, verdaderamente emocionado, sumamente complacido, y fascinado por la aparición de esta obra con contenidos y fundamentos sobre la crisis, especialmente especiales. ¡Cuánto me hubiera gustado tener este libro en mi poder en momentos en que tanto lo necesité!

Todo el entorno social, político, cultural, incide en las organizaciones, aunque ello pareciera que no es cierto. Las crisis, abaten seriamente a las empresas y neutralizan, ya no solamente su productividad, sino también su competitividad puesto que diversos factores, que son simples para algunos, afectan notablemente a los productos de las empresas en todos los sectores. Se describen las grandes categorías de crisis que pueden afectar a las empresas y el autor lo hace con una gran pulcritud y objetividad, separando claramente los conceptos que es lo que le interesa profundamente al empresario y no hacer mezcolanza, como en algunas ocasiones hacen grandes corporaciones u otros consultores. Es sensacional esta forma de describirlo.

Reitero la percepción sobre la obra: Cuánto me hubiera encantado disponer de ella pues, hubiéramos podido identificar las crisis progresivas que se van dando y que ahora el autor describe magistralmente.

Y el decálogo de preguntas sobre la crisis es simplemente fantástico. Si se conocen las respuestas de esas preguntas, sencillamente se estará conociendo el final de una crisis, que siempre será positivo para la organización.

Gracias autor, porque verdaderamente pone en manos de los empresarios una serie de herramientas tan geniales, peculiares, sensacionales, que convierte a esta obra en un libro magistral. Nunca gustan los empresarios hablar de las afectaciones que una crisis puede provocar, pero en el contenido de este libro están descritas con intachable precisión. Me ha llamado mucho la atención la inclusión entre los afectados por la crisis a los denominados “grupos de interés”, lo cual habla de un profundo conocimiento también del tema empresarial del propio autor.

Poco antes del intermedio de la obra se describe con profunda naturalidad y objetividad la maquinaria esencial en el manejo de crisis. Quienes hemos tenido la necesidad ya de poner en marcha esta maquinaria, hubiéramos deseado contar con conceptos tan claros, tan nítidos, tan precisos, tan concretos y reales como estos que se describe en esta obra.

¡Cuán importante es hablar del liderazgo en el mundo empresarial! Líder que pone flechas indicadoras, que provoca los cambios y que participa activamente en ellos, con lealtad a sus subordinados, con objetividad, estableciendo claramente una Visión, una Misión, objetivos y competencias; hoy las empresas se dirigen por los liderazgos, no por las jefaturas. Es descrito algún ejemplo de este liderazgo y de qué forma el líder se adueña de las crisis. Tal como debe ser.

Qué generosidad la del autor cuando reconoce como “no hacer nada no era una opción”. “Tomé decisiones como Dios me dio a entender, tal vez equivocándome más de lo que acertaba, pero aprendiendo lecciones de oro cuando cometía errores”. Son precisamente esas lecciones de oro las que ahora se convierten para el lector en un gran patrimonio, puesto que el autor dice cosas, narra hechos acaecidos en la realidad y esa narrativa es experiencia en su máxima expresión.

Seguir transitando por los caminos de esta sensacional obra, nos permite ir acumulando conceptos y conocimientos sobre el tema tan importante que el propio libro describe.

Aunque la obra está escrita por un hombre profundamente experto en conceptos de seguridad, hace gala de acentuados conocimientos también de tipo empresarial cuando habla de la ética y los valores, el humanitarismo y la responsabilidad, la evaluación del desempeño, aspectos tan fundamentales en las empresas de hoy.

Conocer modelos que estudian las vulnerabilidades de las organizaciones empresariales, es contar con una gran herramienta para quienes tienen la función de dirigir empresas. Y cuando esas vulnerabilidades se convierten en una realidad, hay que dejar plasmado todo lo acontecido para que las futuras generaciones puedan determinar qué hacer en una situación de crisis. Por ello es importante el concepto “escribe lo que haces, haz lo que escribes y demuéstralo”.

Verdadera fuente del saber y de conocimientos son los consejos para mantener la reputación. Y uno de esos consejos es el de decir la verdad. Puede manifestarse que “la verdad es un valor vinculado a la honestidad”. Vivir en y con la verdad es tranquilizante en el mundo de las empresas, pero más fundamental es edificante para quienes conforman esa institución empresarial. En situaciones de crisis, no mentir es fundamental como bien comenta el autor “las mentiras siempre se descubren y el precio a pagar suele ser exorbitante”.

Lector admirado, será sumamente interesante penetrar en el último de los capítulos que trata sobre redes sociales. Con profusión de datos, conceptos, descripciones y análisis, el autor nos deja muy clara la importancia en nuestro mundo de las redes sociales y las posibilidades de su utilización para la resolución de crisis.

Qué serenos y reales mensajes y consejos brinda el autor:

“No hay nada como la escuela de la vida corporativa para auxiliar en la detección de los riesgos y las vulnerabilidades que se pasaron por alto”.

“La sabiduría de aprender de los errores, las fallas y el fracaso es incontrovertible”.

“La gente puede no conocer ni recordar los detalles de una crisis en específico pero lo que sí recordarán para siempre, es como se comportó la empresa”.

“Saber ofrecer una disculpa efectiva es uno de los principales apartados en la comunicación de crisis y en redes sociales; esta será efectiva en tanto exista franqueza honestidad, remordimiento, y compromiso de cambio”.

“Nadie quiere enfrentar las crisis, nadie quiere vivirlas, pero ninguna organización es inmune a ellas (al igual que ninguna persona) por lo que deben hacer todo lo posible para entenderlas y aprender de ellas una vez que hayan finalizado”.

Al igual que ocurre en la obra cuando se habla del modelo de crisis para la toma de decisiones, concretar una publicación como esta, implica un enorme esfuerzo, pero a la vez el gran deseo de ser útil a los demás, de trascender y de dejar un testimonio escrito de lo mucho que el autor puede entregar a esta y a las generaciones venideras. Como bien dice, “mi querido motor de vida”.

El autor deja un legado inestimable.

Gracias, autor.

Muchas gracias, Carlos Seoane Noroña.

Camilo García Marcos

Ex Director Ejecutivo de Grupo Modelo.

Presidente del Consejo Latinoamericano de Calidad Humana y Responsabilidad Social.

Doctor Honoris Causa del Instituto Mexicano de Líderes de Excelencia.

Hombre de bien que ama profundamente a México y que anhela contribuir a su progreso y a la consolidación de un mundo mejor.

Cuando yo tenía 21 años, mi padre se sometió a una intervención quirúrgica (aparentemente de rutina), debido a lo que parecía ser un absceso intestinal que tendría que ser drenado. Por alguna razón que no recuerdo, yo estaba solo en el hospital el día de la cirugía, sin que nadie me acompañara. Mi familia era pequeña en ese entonces y tampoco había muchas opciones pero, al final del día, estaba solo.

Mientras corría el procedimiento en el quirófano, decidí bajar a desayunar a la cafetería del hospital, ubicado en la Colonia Roma de la Ciudad de México. Estaba a punto de terminar mi desayuno cuando, a través del sistema de audio público, vocearon mi nombre, solicitando mi presencia.

Escuchar mi nombre no me sorprendió: “Señor Carlos Seoane… Señor Carlos Seoane… por favor, presentarse en la sala de operaciones”. Previamente, el doctor me había comentado que, en caso de necesitar donación de sangre, me avisaría y que no me preocupara si se presentaba el caso. Al llegar a una pequeña recepción adyacente a los vestidores del personal médico, y a la entrada del área de quirófanos, el doctor me interceptó y me dio la noticia que nadie quiere escuchar durante un proceso quirúrgico: “Necesito que te cambies y que entres conmigo, para explicarte por qué no puedo operar a tu papá”. Cuando estaba a punto de preguntarle el porqué, él remató, diciendo: “Tiene un tumor maligno en el colon y está muy avanzado”.

En alguna consulta previa con el equipo médico, yo había mencionado que era cadete en la escuela de socorristas y paramédicos de la Cruz Roja Mexicana. Asumo que esa credencial fue suficiente para que creyeran que yo podría recibir una lección de anatomía en vivo y resistir la imagen sin desmayarme en ese instante.

Sobra decir que escuchar esas palabras produjo un ¡CRAC! Algo se rompió dentro de mí. No supe qué sentir o qué pensar en ese momento; solo obedecí, me cambié, uniformándome con el clásico ropaje médico de color azul, y seguí las indicaciones para llegar a donde estaba mi padre. Al entrar al quirófano, la siguiente escena se grabó en mi memoria, como la marca de un hierro al rojo vivo. Ahí yacía, con su rostro apacible, durmiendo por efecto de la anestesia, y a unos centímetros, estaba su vientre abierto de par en par, con un cirujano ávido por explicarme las características del enorme tumor primario adherido a su colon, mientras me mostraba las múltiples metástasis que habían invadido otros órganos, las paredes abdominales y el piso pélvico. Básicamente, me dijo, sin decírmelo, que mi papá estaba condenado y que no podía hacer nada por él.

En ese instante, mi vida, como yo la conocía, se fue para nunca regresar. Las semanas que siguieron a ese oscuro día son fáciles de vislumbrar, dando tumbos por todos lados, tratando de retomar el control que había perdido en su totalidad. Luego de una segunda cirugía y de varias sesiones de quimioterapia, mi padre murió casi año y medio después, consumido por la enfermedad. Creyendo haber vivido una experiencia que solo puede ocurrirte una vez en la vida, tres años después, mi madre fue diagnosticada con cáncer de mama. ¡CRAC! El mismo padecimiento que le arrebató la vida posteriormente en un proceso menos cruel, pero igualmente devastador que el descrito previamente.

Mientras lidiaba con la enfermedad de mi mamá, pude ver que el proceso de mi padre me ayudaba a sobrellevarla con mayor entereza. Esa brutal primera experiencia, en la cual cometí errores garrafales (que hoy no describiré), debido a mi juventud y obvia inexperiencia en un tema tan complicado, contribuyó inherentemente a que, por terribles que fueran las cosas, yo lograra tener un relativo control con mi mamá en medio de la tormenta, mientras que con la enfermedad de mi papá nunca lo logré. Siempre fui azotado por la marea. Después de la muerte de mis padres, asumí que mi dosis de crisis y drama en esta vida estaban más que cumplidas y palomeadas pero, a veces, el destino tiene un sentido del humor muy negro.

Es claro que lo que no te mata te hace más fuerte en todos los sentidos. Y fuerza fue lo que necesité para lo que yo denomino “la madre de todas las batallas”. Años después, mi esposa fue diagnosticada de cáncer renal. Nuevamente, ¡CRAC! Dudo haber estado más aterrado en toda mi vida que el día que recibí ese diagnóstico, pero también estaba con plena conciencia de que no hubiera habido forma de enfrentar esa nueva pelea, que seguimos peleando, de no haber recorrido el camino pasado.

Hoy por hoy y con varios lustros recorridos entre aquel primer quirófano a mis 21 años y el presente, que no nos deja salir de la pandemia del Covid-19, todavía, puedo ver claramente que la vida me preparó para lo que se convirtió en mi profesión y objetivo de vida. Nunca hubiera elegido vivir lo que viví, pero así me tocó; no hay reclamos ni arrepentimientos. En ese entonces, lo único que quería era salir corriendo lejos de la crisis. Ahora, profesionalmente, corro hacia ella. Pero no solo he sido un fiel escudero con mi familia amada. De un instante a otro (literalmente), fui protagonista de mi crisis por primera vez: irónicamente, tuve que someterme a dos neurocirugías en un período de 12 meses. A Dios gracias, estoy bien y no cabe duda de que el diablo sabe más por viejo que por diablo. Puse en práctica todo lo aprendido; solo que ahora fue en primerísima persona. Mis aciertos, ahora sí, sobrepasaron las fallas (que, nuevamente, hoy no describiré); si no, no estaría escribiendo este libro.

¿Existe alguna lección en estas primeras líneas? Por supuesto. La primera es que no hay persona u organización alguna exenta de atravesar una crisis. De hecho, todos viviremos varias en nuestra vida personal y profesional, ya sea que esta venga del exterior o que la provoquemos desde el interior. La segunda: no hay forma de atravesar un proceso como estos sin salir raspado, magullado, abollado, desgarrado, herido, fracturado, mutilado, quemado o cualquier otro calificativo similar que quieras usar.

Las crisis son problemas de dimensiones superlativas que rebasan, y por mucho, los mecanismos de afrontamiento del día a día. El objetivo es salir adelante con el menor daño resultante (sin daño, es imposible) y que el problema no termine (literalmente) con nosotros o con nuestra organización. Así es que el día que tuve que enfrentar, profesionalmente y por azares del destino, un proceso de gestión de crisis por secuestro, todo conectó en mi interior, todo hizo ¡CLIC!, para poder brindarle la ayuda necesaria a una familia en desgracia, y para poder surfear por aguas peligrosas, evitando ser mordido por los tiburones. A partir de ese entonces, encontré la mezcla mágica de pasión, deber y gozo que llevo recorriendo desde hace años.

Y de un caso de secuestro, pasé a 10… 20… 40… 80…160 y contando. Derivado de esto, y al estar yo trabajando para una gran empresa transnacional de seguridad privada con presencia nacional en México, cada vez que uno de nuestros clientes tenía una llamada extorsiva o un proceso de amenaza, todo derivaba en un embudo virtual donde yo era el depositario final, ya que mis compañeros sabían de mi “afición” a las crisis, y si ya sabía de secuestros, ¿por qué no de extorsiones? Los casos se acumularon por centenares en unos cuantos años. Cada vez que alguien tenía una situación difícil de descifrar, la respuesta de mis compañeros, amigos y clientes era: “Yo conozco a alguien que puede ayudarte”. Paso a paso, me convertí en lo que los americanos llaman un “problem solver”. De casos de secuestro, pasé a casos de extorsión, amenazas, accidentes con fatalidades, campañas de desprestigio, filtraciones de información confidencial, delitos de cuello blanco… En fin, crisis de todos los colores han pasado frente a mí.

Desde muy joven, tuve que enfrentar procesos críticos para los cuales no estaba ni remotamente preparado, tomando decisiones como Dios iba dándome a entender. A veces, acerté y, en muchas otras, me equivoqué.

Pero poder ver a la distancia lo que hice bien y lo que hice mal, aunado a la escuela de la vida, me permitió trazar la ruta que me llevó a escribir este libro para ti, para presentarte las 7P´s (previsión, prevención, preparación, protección, preservación, protección propia y publicitación), que construyen un marco de operación y brindan un enfoque holístico para esta disciplina.

Soy un consultor en seguridad y crisis, nacido en las trincheras, que ha caminado tanto por el camino empírico como el académico. Soy egresado de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México. Cuento con dos certificaciones internacionales como profesional de seguridad, seis diplomados y una maestría en psicología forense e investigación criminal de la Universidad de Liverpool. Soy profesor en materia de crisis para tres universidades. Trabajo con uno de los grupos internacionales más grandes de respuesta a crisis con base en Londres. Mi experiencia profesional en crisis comprende poco más de mil casos de extorsión, amenazas y secuestro, al igual que la atención a crisis de origen corporativo con empresas nacionales e internacionales pertenecientes al selecto grupo del Fortune 500. He impartido cientos de cursos, pláticas y seminarios tanto en México como en el extranjero.

De ahí el valor en lo que voy a compartir contigo. Te aseguro que lo encontrarás útil tanto para tu organización como para tu vida personal. El aprendizaje aquí reflejado deriva de largas horas de trabajo, de aciertos, pero también de errores, y todos sabemos que aprendemos más de las fallas que de los éxitos.

P.D. Cuando mi primer hijo nació, padeció una depresión respiratoria aguda que lo mantuvo en terapia intensiva y al filo de la muerte durante varios días. Te digo: el destino a veces tiene un sentido del humor incomprensible. Sin embargo, la vida es maravillosa y la mía lo ha sido.

Podrás perdonarte una derrota, pero no el no haberlo intentado o dado lo mejor de ti.

Carlos Seoane

T