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Rachel Carson E-Book

Rachel Carson

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Beschreibung

Una brevísima muestra de distintos momentos de la prosa de esta bióloga y escritora imbatible, quien decidió narrar el mundo desde su observación y abrir sus páginas amorosamente a las voces del mar, de la naturaleza y dedicar su escucha y su escritura a lo viviente. Rachel Carson fue una de las primeras mujeres en consagrar su vida a la ciencia al producir importantes trabajos de investigación y divulgación. Hacia el final de su vida, libró una ardua lucha contra el cáncer y contra las compañías de agroquímicos que inescrupulosamente defendían el letal DDT.

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Índice

Nota introductoria

Mónica Nepote

Encuentros árticos

Cuatro fragmentos de los cuadernos de campo de Rachel Carson

Sábado

Perrito

Isla de Saint Simon, Georgia (1952)

Dunas

Una fábula para mañana

Carta a Dorothy Freeman

Notas al pie

Aviso legal

Nota introductoria

Mónica Nepote

El paso de Rachel Carson por este planeta fue breve pero contundente, si pensamos su transitar como la onda que se traza entre la potencia de su escritura y la lentitud que ella misma decía requerir para expresar la voz de la naturaleza a través de una prosa nítida y acuciosa. Dicha escritura se condensa en cuatro libros publicados en vida y uno más, inconcluso, publicado luego de su muerte, así como en los muchos textos dispersos publicados en revistas e incluso en su trabajo como guionista o en su vasta correspondencia con su amiga Dorothy Freeman.

Carson nació en una pequeña población de Pensilvania, en 1907. Fue la tercera hija de en una familia que vivió entre los siglos XIX y XX, marcada por los sucesos de la época: la crisis económica de principios del siglo XX y las guerras mundiales. Rachel creció en medio del bosque, en la granja de su familia, anclada en 26 hectáreas de un terreno poblado de vida: riachuelos, pájaros, plantas, musgos y líquenes, además de la poderosa presencia de otros animales, quienes fueron sus primeros compañeros de vida. Las enseñanzas iniciales del mundo fueron un compendio de esta biblioteca viviente desplegada en las lecciones de su madre, quien estuvo a cargo de la educación básica de Rachel en su infancia.

Cuando más grande comenzó a asistir a la escuela, a kilómetros de distancia, Rachel permaneció como una alumna sensible y tímida, un poco alejada del mundo social de sus condiscípulas debido a los escasos recursos de la familia y a su propia personalidad reservada. Pero fue también en esa escuela donde sobresalió como escritora precoz. En algún momento uno de sus maestros destacó una cualidad que ejercitó a lo largo de su vida: explicar conceptos complejos en un lenguaje accesible y poético.

Con esta historia previa, con la amplitud de su vocabulario para nombrar el bosque o su fascinación por las clases de ciencias naturales, su decisión por los estudios de Biología podría no ser sorprendente, pero según sus biógrafas, la elección causó más de un sentimiento de contrariedad entre sus profesores. Que las mujeres se dedicaran a la ciencia no era un hecho social aceptado y común, pero la férrea determinación de Rachel, la llevó no sólo a terminar la carrera y a continuar con estudios de posgrado sino a interesarse por un hábitat que le era desconocido: el mar. Se dice que su encuentro con un fósil y descubrir que esos bosques conocidos habían sido, millones de años atrás, un océano, fue lo que la llevó a cambiar de biorregión.

Hacia los años cuarenta, luego de la muerte de su padre, Rachel Carson se convirtió en el pilar económico de su familia. Su madre, su hermana y los hijos de ésta dependían a partir de ese momento de Rachel, por lo que dejó los estudios de posgrado para trabajar en el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos, el director de esa instancia buscaba afanosamente quien tuviera la sensibilidad para escribir guiones acerca de la vida marina y Rachel vino a cumplir esa función como anillo al dedo. Más tarde le fue comisionada la escritura de un panfleto informativo, pero cuando el director leyó el texto que Rachel puso en sus manos su conclusión fue que el texto merecía una publicación más digna que un panfleto gubernamental con fines informativos. Fue él quien la animó a mandar artículos a la famosa revista Atlantic Monthly. Esa primera versión de lo que llegaría a ser su primer libro, Bajo el viento oceánico, interesó a los editores y al público; el relato centrado en los habitantes del mar, la prosa nítida y entusiasta, la construcción de metáforas que apelaban a la sensibilidad y el gran sentido de observación le mostraron por dónde podría seguir la escritura de esa ópera prima que para ella siempre fue su favorita. Más tarde vendría El mar que nos rodea, el cual se convirtió en un best seller que trajo consigo una relativa prosperidad económica que le permitió dejar el trabajo gubernamental para dedicarse de lleno y comprometidamente a investigar y escribir.

Rachel se sumergió en el mar, metafórica y literalmente, abordó barcos y estudió las redes de los pescadores, les convenció de aceptar su presencia puesto que, como dicta la superstición de altamar, las mujeres daban mala suerte a un navío que se internaba mar adentro. En el mar, Rachel supo reconstruir la historia de los orígenes de la vida y al mismo tiempo hacer énfasis en las vidas de los pequeños organismos para enfatizar los emblemáticos relatos de existencia que podían abrevarse desde esos pequeños cuerpos. La luz, los vientos, las nubes, las corrientes, los ciclos meteorológicos así como la dinámica en la que todos los seres de este planeta estamos entretejidos: la de vidamuerte, palpitan en sus páginas y llama la atención la escasa presencia humana en este tejido narrativo.

Pero mientras se consolidaba como escritora, el relato del progreso dirigía el desarrollo científico-tecnológico. Este fue, por ejemplo, el caso de los pesticidas, en un principio usados para prevenir enfermedades entre los soldados durante las guerras mundiales. Una vez terminada la Segunda Guerra, el DDT se volvió muy popular en el ámbito rural: la idea de lograr cultivos libres de insectos y plagas significaba el “triunfo” del hombre sobre la naturaleza. Se hablaba de una época de prosperidad, producción y crecimiento económico, sin embargo, desde el mismo campo, quienes trabajaban en santuarios de animales comenzaron a observar otros fenómenos como la muerte masiva de aves, zorros y conejos. En el año de 1958 y con el tiempo en contra, pues un tumor tratado años atrás había regresado de manera más invasiva, Rachel fue diagnosticada con cáncer y aún así, desde la vulnerabilidad, se dedicó a investigar los efectos del DDT. Estas investigaciones la llevaron a publicar un libro paradigmático en la historia del ambientalismo: Primavera silenciosa, donde describe y denuncia la ola de muerte que provocaba el uso indiscriminado de pesticidas. 1962 fue el año de aparición de este título. Una campaña de desprestigio se echó a andar en su contra, la industria de agroquímicos la llamó comunista, solterona, prejuiciosa, dudaron de su profesionalismo académico y de su calidad como científica, y sin embargo Rachel enfrentó al gran monstruo. Con tranquilidad y tesón, participó en debates públicos, en televisoras y en espacios como el Senado, Rachel Carson se sostuvo firme en su crítica y su empeño para detener el uso generalizado de pesticidas en los cultivos. Esta labor, este involucramiento y compromiso social la convirtieron en una de las pioneras del movimiento ambientalista que comenzó en la segunda mitad del siglo XX. Poco después de librar esa batalla contra la descalificación y los intereses económicos de la agroindustria, luego de impactar incluso a John F. Kennedy, entonces presidente de los Estados Unidos, Rachel murió el 14 de abril de 1964. Tras su muerte se crearon leyes que controlaban el uso de agroquímicos en los cultivos.

Rachel Carson es un ejemplo de lo que puede provocar un libro: un cambio de paradigma. No fue fácil ni rotundo, pues aunque el uso del DDT