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El Reflexocoaching, la disciplina que revolucionará tu vida por completo y para siempre en la medida que lo practiques, es el arte de observarte a ti mismo, de reinterpretar el mundo que te rodea y cambiarlo a través de la Reflexión y el Entrenamiento continuo, hasta que por fin te des cuenta de que este tu mundo, no es otra cosa que tu propia creación, que tú eres la causa de los efectos que experimentas en el mundo; y la gente que lo habita, son como múltiples espejos que te reflejan a ti mismo y a tu personalidad. Cada actitud y cada acto de los demás no son otra cosa que lo que tú ves reflejado en ellos de tu propia personalidad y por ende la única forma de cambiar aquello que ves en los demás y en el mundo (que es tu espejo) es cambiando lo que se refleja en él, o sea a ti mismo. Cambia tú y ¡tu entorno cambiará! El Reflexocoaching es el resultado de toda una vida, mi vida, es investigación y desarrollo, es la consecuencia de mi propia experiencia personal en la sanación de mi cuerpo y mente y como consecuencia el desarrollo de mi espiritualidad, es la conclusión de que todo en la vida es posible si tú lo deseas desde lo más profundo de tu corazón y si te pones en acción hacia la consecución de esos deseos, si practicas, eres paciente y perseveras en la acción, en el momento oportuno todo lo que deseas… llegará.
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Seitenzahl: 558
Veröffentlichungsjahr: 2024
Iván Rodolfo Barrera Rigazzi
Barrera Rigazzi, Iván Rodolfo Reflexocoaching : reflexión y entrenamiento para el desarrollo del potencial humano : rediseñar tu vida es posible / Iván Rodolfo Barrera Rigazzi. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-4803-0
1. Autoayuda. I. Título. CDD 158.1
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
CAPÍTULO 1 - ALUSIONES GENERALES
¿DE QUÉ VA ESO DE REDISEÑAR LA VIDA?
CAPÍTULO 2 - HISTORIA PERSONAL
MI DETERIORADA SALUD
CAPÍTULO 3 - LOS BENEFICIOS DE ESTA PRÁCTICA
DECIDÍ
CAPÍTULO 4 - AUTOBIOGRAFÍA, DE DÓNDE VENGO
PRIMER CAMBIO DE CASA
PRIMEROS TRABAJOS
PRIMERA GRAN MENTIRA
DESCUBRIMIENTO PREMATURO DE LA SEXUALIDAD
TÍOS RICOS
VIAJE A UNA NUEVA VIDA
APRENDER A ROBAR
AFICIÓN A LA LECTURA
OTROS TRABAJOS
COMPAÑEROS DE JUEGO
PELEAS EN EL COLE
PRIMEROS ENCUENTROS CON CHICAS
El VIAJE DE EGRESADOS DE LA PRIMARIA
DE VUELTA A LA POBREZA
CONSTRUIR NUESTRA CASA
LA RELIGIÓN
MI AMADA PROFESIÓN, LA ÓPTICA
SERVICIO MILITAR
UNA NUEVA VIDA LEJOS DE MIS PADRES
EL DÍA QUE ME DIERON POR MUERTO
EL LUGAR MÁS HOSTIL DONDE TRABAJÉ
Nuestro viaje al cono sur, la parte más austral del país
DE REGRESO A LA CIUDAD DE MENDOZA
MI SALUD SE DETERIORA CADA VEZ MÁS
UN NUEVO PROYECTO
UNA VIDA EN SOLITARIO
EMIGRAR AL VIEJO MUNDO
CAPÍTULO 5 - PRIMEROS PASOS COMO TERAPEUTA
TESTIMONIOS
CAPÍTULO 6 - MI VISIÓN Y MISIÓN
MIS PRINCIPIOS SON
LOS CINCO PRINCIPIOS DE REFLEXOCOACHING
CAPÍTULO 7 - CURSO DE REFLEXOCOACHING
¿QUÉ ES EL REFLEXOCOACHING Y QUÉ PUEDE HACER POR TI?
REFLEXOLOGÍA PODAL
COACHING ONTOLÓGICO
DIAGNOSIS ORIENTAL
MARMATERAPIA
CAPÍTULO 8 - MÁS SOBRE REFLEXOLOGÍA PODAL
La Intuición, nuestro sexto sentido
METÁFORA
DECLARACIONES VS AFIRMACIONES Y DECRETOS
CAPÍTULO 9 - LOS PIES
ESTRUCTURA DE LOS PIES
CÓMO LEER LOS PIES
EL TACTO
CAPÍTULO 10 - LAS PANTORRILLAS
LAS PANTORRILLAS
LA PIEL, COLOR Y textura
LOS CALLOS
LAS UÑAS
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12 - CIRCUITO COMPLETO
TÉCNICA DEL TRATAMIENTO
CAPÍTULO 13 - DIAGNOSIS ORIENTAL
NUESTRO MANUAL DE FUNCIONAMIENTO
EL CABELLO
LA LENGUA
CAPÍTULO 14 - MARMATERAPIA
PRUEBA DE KINESIOLOGÍA
IMPOSICIÓN DE MANOS
CONSEJOS PRÁCTICOS PARA TRATAR DIVERSAS DOLENCIAS MEDIANTE LOS CHAKRAS
HO’OPONOPONO. Oración y breve historia
CAPÍTULO 15 - COACHING ONTOLÓGICO
¿QUÉ ES UN COACH?
CAPÍTULO 16 - ¿QUÉ ES ESO A LO QUE LLAMAMOS MENTE?
LOS ACTOS DEL HABLA
APRENDER A APRENDER
CAPÍTULO 17 - LOS ENEMIGOS DEL APRENDIZAJE
LOS ACTOS DEL HABLA
LAS DECLARACIONES
PEDIDOS, OFERTAS Y COMPROMISOS:
COMPROMISO
LOS JUICIOS
LOS ACTOS DEL HABLA (COMPROMISOS)
EL ESCUCHAR: EL LADO OCULTO DEL LENGUAJE
CONVERSACIONES
HÁBITOS PARA UNA BUENA COMUNICACIÓN
EMOCIONES Y ESTADOS DE ÁNIMO
ESTADOS DE ÁNIMO
CAPÍTULO 18 - APRENDIZAJE
APRENDIZAJE
YO Y EL APRENDIZAJE
NIVELES DE COMPETENCIA
METÁFORA
CAPÍTULO ÚLTIMO - GUÍA DE SESIONES EN FORMA ORDENADA
EL ACTO DE PERDÓN Y LA GRATITUD
EL KARMA
CONCLUSIONES
El universo es mental. Este principio encierra la verdad de que “todo es Mente” y explica que el Todo o Principio único es la realidad sustancial que está detrás de todas las manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los términos de universo material, fenómenos de la vida, materia y todo lo sensible a nuestros sentidos materiales y no materiales, es energía y detrás de todo ello está el ESPÍRITU.
Todo, absolutamente todo es una creación mental de este Principio único en cuya mente vivimos y tenemos nuestro SER. Nuestro universo es mental y solo a través del pensamiento podremos influir en él. El que comprenda esto perfectamente posee la clave, la llave maestra para abrir las puertas del conocimiento, el entendimiento y el amor, lo cual le permitirá realizar una evolución y una elevación consciente.
El Kibalión.
Bienvenidos a este proceso de aprendizaje y transformación personal desde la perspectiva del Reflexocoaching. Este manual tiene el propósito de brindarte una síntesis sencilla de las distinciones básicas aprendidas a través de las experiencias compartidas en el marco del programa de rediseñar la vida a través del Reflexocoaching.
Este programa te propone el desafío de explorarte y cuestionar tus valores más profundamente arraigados, los supuestos y creencias que condicionan la manera en que te enfrentas a las situaciones de tu diario vivir.
Contiene valiosos conocimientos que han sido perfectamente estudiados y comprobados en la experiencia diaria con miles de personas.
A través de la práctica de sencillos ejercicios y metáforas que iremos desarrollando al cursar la experiencia del Reflexocoaching, aprenderás a reconocer tus creencias ocultas y a hacerte cargo de tus pensamientos, palabras, juicios y emociones para que de esta forma puedas construir nuevas formas y alternativas para tus asuntos y tus relaciones personales y así poder rediseñar tu vida.
Con Reflexocoaching se hace posible crear un espacio de reflexión y de práctica logrando un aprendizaje permanente. El propósito de este proceso es incrementar tu capacidad de comprender y entender quién realmente eres para predisponerte a aprender de tus propias experiencias con armonía, liviandad, alegría y capacitarte en el arte de rediseñar tu vida a través del entrenamiento que te proponemos.
Es importante destacar que este manual no promete soluciones y cambios mágicos ni es sustituto de tu médico, las técnicas aquí expuestas son complementarias con cualquier forma de terapia o tratamiento que estés haciendo con tu médico de cabecera.
Cualquier persona que lea, aplique y practique las técnicas aquí expuestas puede encontrar las respuestas para un cambio radical en su vida cotidiana.
Iván R. Barrera Ragazzi,
Inca, Islas Baleares, España
Casi toda mi vida, durante más de treinta años, me he dedicado a la profesión de la óptica.
Trabajo desde muy pequeño, comencé como vendedor de frutas a los siete años pasando por expendedor de combustible, vendedor de periódicos y otros menesteres hasta casi los once años cuando me inicié en el mundo de las gafas.
Empecé como aprendiz en una fábrica de gafas de sol que estaba junto a mi casa en la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Allí aprendí además de a manipular herramientas y monturas, a prestar atención a lo que hacía. Recuerdo a don Salvador, padre de uno de los dueños, siempre me decía: ven Iván, mira y presta atención a lo que hacen los demás, que mirando se aprende. Y yo miré, miré y aprendí, eso me quedó como hábito, todo lo que veo queda en mi memoria.
Mi agudeza como observador me llevó a poder aprender casi cualquier cosa que me proponía. Además, me volví especialista en fabricación de cristales ópticos, control de calidad y montaje de estos (ya que lo hice desde los catorce años cuando entré a trabajar en una óptica donde se fabricaban cristales graduados de forma artesanal) e incluso fui encargado de esa sección y un poco más adelante solo con un poco más de quince años realizaba prácticamente todas las tareas técnicas de la óptica.
Fui fotógrafo, ayudante de carpintero, de pintor, de tapicero, me recibí de electricista de obra con diecisiete años, aprendí electrónica y a reparar aparatos de precisión y máquinas fotográficas, aprendí a soldar cosas pequeñas como gafas y joyería, fabriqué bisutería, cerámica artesanal y otras artesanías más.
A los veintidós años puse mi primer negocio al público (un taller de óptica) donde trabajaba para otras ópticas, unos veinte clientes, montaba gafas y las reparaba. Por ese tiempo fui uno de los primeros que fabricó cristales de relojes en forma artesanal, empleando a siete personas, seis de ellos de mi familia, llegando a fabricar unos cien mil cristales en cinco años, para más de ciento cincuenta tiendas de relojerías.
A los treinta años monté mi primera óptica y hasta los cuarenta y cinco fui mi propio jefe, a excepción de un par de años que trabajé como encargado de óptica en Mendoza Argentina y dos años más cuando llegué a Mallorca que fui director de una importante fábrica de una cadena de ópticas de la isla, donde en primera instancia mi esposa Alejandra y yo vinimos de vacaciones por solo quince días y nos quedamos quince años disfrutando de la isla. Después de la excelente experiencia como director y asesor de esta empresa mallorquina, volví a montar nuevamente mi tienda de óptica trabajando no solo para mí sino para otros colegas.
Gracias al hábito de aprender por la observación, para ese entonces hacía varios años que venía leyendo e investigando todo lo que podía sobre la mente y la salud practicando todo lo referido a esos temas y en este periodo de tiempo en las islas pude dedicarle más tiempo.
Mi salud era el tema principal ya que, como contaré más adelante, estuve enfermo desde niño y por mucho tiempo, justamente fueron los problemas de salud que me aquejaban los que me impulsaron a la investigación y a llegar a esto que contaré a continuación.
En mi eslogan aseguro que con Reflexocoaching, RE-DISEÑAR TU VIDA ES POSIBLE, quizá te estés preguntando: ¿Qué es el Reflexocoaching?, ¿de qué va eso de rediseñar la vida?
Bien, te pongo en situación. El Reflexocoaching es un arte, una disciplina que revolucionará tu vida por completo y para siempre en la medida que lo practiques, es el arte de observarte a ti mismo, de reinterpretar el mundo que te rodea y cambiarlo a través de la reflexión y el entrenamientocontinuo, hasta que por fin te des cuenta de que este mundo no es otra cosa que tu propia creación, tú eres la causa de los efectos que experimentas en el mundo; y la gente que lo habita, son como múltiples espejos que te reflejan a ti mismo y a tu personalidad.
Cada actitud y cada acto de los demás no son otra cosa que lo que tú ves reflejado en ellos de tu propia personalidad y por ende la única forma de cambiar aquello que ves en los demás y en el mundo (que es tu espejo) es cambiando lo que se refleja en él, o sea a ti mismo. ¡Cambia tú y tu entorno cambiará!
El Reflexocoaching es el resultado de toda una vida, mi vida, es investigación y desarrollo, es la consecuencia de mi propia experiencia personal, es la conclusión de que todo en la vida es posible si tú lo deseas desde lo más profundo de tu corazón y si te pones en acción hacia la consecución de esos deseos, si prácticas, eres paciente y perseveras en la acción, en el momento oportuno todo lo que deseas… llegará.
Como te contaré un poco más adelante, mi vida fue un desastre durante mucho tiempo. Un día, cansado de sufrir, decidí que no podía continuar así, comencé a reflexionar sobre mi vida y sobre qué hacer con ella, anteriormente me había planteado si no era mejor terminar de una vez y por todas con ella y dejar de sufrir, pero después de darle muchas vueltas decidí que eso no sería para mí ni por asomo una opción viable, así que tenía que hacer algo pronto y lo hice.
Pensé, medité, volví a pensar, reflexioné y me hice un montón de preguntas, al principio me pregunté: ¿Por qué me pasan estas cosas a mí, por qué esto y por qué lo otro?, pronto me di cuenta de que esa no era la pregunta correcta y cambié el por qué, por el cómo y el para qué ¿Cómo hago para lograr superar toda esta mala vida que llevo? ¿Qué puedo hacer para cambiar?, me hice esta y otras muchas preguntas, hasta que llegué a una conclusión: decidí que tenía que reinventar mi vida, comencé a hacer recuento de mis experiencias pasadas y los resultados vividos, créanme que no me gustó para nada lo que recordaba, había que hacer cambios urgentes.
Aquí vino en mi ayuda lo que había aprendido desde niño. Uno de los trabajos que realicé de pequeño (cuando tenía unos diez años) fue vender periódicos y atender un kiosco de revistas, en las horas de poco trabajo me encantaba leer cómics y revistas de aventuras e historias, además de la biblia que era una especie de obligación en mi casa.
Había aprendido a prestar atención a las cosas, descubrí para mi sorpresa que muchos personajes de las historias que leía en esas revistas, reales o ficticios, habían vivido cosas más terribles que las mías y pudieron superarlas, me pregunté ¿Y por qué no yo? Al principio no me di cuenta de muchas cosas, mi mente estaba embotada, veía al mundo como algo hostil hacia mí, lleno de necesidades y me refugié en el trabajo. Solo me importaba trabajar y trabajar, creía que era responsable del bienestar de mis padres, hermanos y del mundo entero.
Mi padre me decía que todos mis hermanos se habían pasado uno al otro la primogenitura, “ser el primer hijo”, ninguno la quiso y me la habían pasado a mí y yo la tenía que aceptar... para mí, eso fue como una sentencia, debía ser el niño/hombre responsable de toda mi familia y mantener el talante pasara lo que pasara, esto me hizo un chico siempre malhumorado y con mucha rabia interior.
¿Por qué debía hacerme cargo de una responsabilidad tan grande que no era mía? Pero la asumí en silencio, aunque también con mucho resentimiento ya que no podía aceptar que mis hermanos fueran tan “malos” y me hubiesen dejado solo con tanta responsabilidad y mi padre ahora quería que yo la asumiera sin chistar. Pronto me di cuenta de por qué se habían marchado todos de casa.
Comencé a leer todo lo que llegaba a mis manos sobre la salud, superación personal, control mental, filosofía oriental, de Grecia y Egipto, y otras religiones aparte de la que me había educado, hice cursos y talleres de todo lo que pudiera ayudarme a cambiar mi conducta y practiqué todo lo que me recomendaban libros y maestros. Los libros que más influyeron y repercutieron en mi vida son El Kibalión de autor desconocido, Hata Yoga del Yogui Ramacharaka y A los pies del Maestro de Krishnamurti, de los cuales hago alusión en varias partes de este manual; además de varios centenares más de libros, pero estos fueron los que realmente dieron rumbo a mi filosofía de vida. Con el primero recordé que todo en el universo se rige por leyes inamovibles y que, si las aprendía y utilizaba con sabiduría, podían jugar a mi favor. De lo contrario solo sería un títere de los elementos, echándole la culpa al diablo, a la mala suerte o a los demás de mis desgracias, o haciendo cargo a Dios de mis aciertos y mis triunfos.
Lo más excepcional fue descubrir que hay otra, “LA LEY”, una ley espiritual superior que podríamos decir que al conocerla y usarla cumple con todas las demás y que montado sobre ella se pueden lograr cosas increíbles para el ser humano común.
Esta LEY estará presente en todo lo referente a este manual, es la que al final te permitirá navegar por la vida de una forma diferente, esta LEY es el AMOR y su accionar es el PERDÓN.
El segundo, el Hata Yoga de Yogui Ramacharaka me enseñó de una forma clara y sencilla cómo mi cuerpo, mis emociones y mi mente están íntimamente relacionados y que mantener sano uno significaba estar sano en el todo, dándome lecciones magistrales de cada parte de mi cuerpo y cómo mantenerlas limpias y saludables.
Con el último, A los Pies del Maestro, aprendí que el amor es el único camino de la realización y mi propia integración con el entorno, él dice al principio:
“Son cuatro las cualidades para andar en el sendero de la vida, discernimiento, carencia de deseos, buena conducta y amor. De estas cualidades la más importante de todas es el amor, porque si el amor está suficientemente desarrollado en un SER, le obliga a adquirir todas las demás, que jamás serán suficientes sin el AMOR”.
Este libro, según me enteré más adelante,fue el único escrito de puño y letra por Krishnamurti y lo escribió con solo siete años.
Descubrí que mi vida era el resultado de las cosas que me habían metido mis padres y mi entorno dentro de la cabeza en mis primeros años de vida, que estas cosas estaban implantadas a fuego como patrones de conducta en ella y de forma totalmente inconsciente para mí.
Lo poco vivido me decía que los patrones que había dentro de mi mente no me gustaban para nada y si quería cambiar mi vida debía encontrar cómo reimplantar unos nuevos que me permitieran realizar nuevas acciones y así obtener otros resultados.
Comprendí que en nosotros los seres humanos habitan todas las posibilidades habidas y por haber, ¡sí!, podemos ser todo lo que nos propongamos si desarrollamos las cualidades y aptitudes necesarias; y si yo quería otros resultados, debía programar mi mente con información diferente a la que llevaba en la cabeza, para descubrir nuevas y diferentes posibilidades y desarrollar las cualidades que necesitaba, comprendí que debía ponerle una gran actitud y así cambiar mi forma de ver e interpretar el mundo para así cambiar mi vida.
Cuando me di cuenta de estas cosas, reflexioné a la luz de mi consciencia, que al principio como digo estaba embotada, luego fueron llegando haces de luz que me fueron permitiendo ampliar mi consciencia, fue allí realmente cuando comenzó mi vida, ya que lo que había vivido hasta ese momento era el resultado de lo que mis padres y mi entorno querían para mí, sobre todo la religión, pero no lo que yo deseaba, resulta que nadie me había consultado si yo estaba de acuerdo o no con todos esos valores que me habían inculcado, por supuesto que aunque lo hubieran hecho yo no tenía el entendimiento suficiente para decidir; justamente para eso deberían estar los padres, para decidir por sus hijos en sus primeros años de vida, para mostrarles cómo desarrollar todo su potencial y desplegar sus alas y no cortárselas continuamente como yo creía lo habían hecho conmigo, tratando de que sus hijos realicen lo que ellos nunca pudieron, en el mejor de los casos, y en muchos otros explotándolos hasta llegar al abuso.
Así que dije basta ya, y comencé a rediseñar lo que sería mi nueva vida, recopilé todos los datos que me parecían diferentes y buenos comparado con mis vivencias anteriores y los puse en práctica, el resultado me pareció sorprendente y fabuloso, ese día me reinventé.
También quise saber qué decía la ciencia sobre este asunto, así que me sumergí a investigar y descubrí que un científico, un tal doctor Bruce Lipton (premio de ciencias por su descubrimiento), dice que desde el momento que mis padres se unieron sexualmente para concebirme, desde ese mismo instante, traigo en mí la emocionalidad que ellos tenían cuando me engendraron.
Además de las circunstancias históricas de ese momento y que desde allí hasta el nacimiento (o sea en los nueve meses de gestación) se habrían grabado en mi sistema operativo el 50% de los patrones que determinarían lo que sucedería conmigo el resto de mi vida, y el otro 50 % fue grabado hasta, según él, los seis años.
Esto que allí fue impreso como si a fuego se tratara determinaría todo lo que experimentaría el resto de mi vida en todos sus aspectos, pero también dice que eso no es determinante y se puede cambiar con el conocimiento y el esfuerzo necesario, y yo, estaba totalmente dispuesto a hacer lo que fuera para mejorar mi salud y mi vida. Cabe destacar que esto mismo se repite en muchos libros antiguos como los Vedas que datan de miles de años, la única diferencia es que ellos ponen los siete años como tope en donde se imprimen esos patrones de conducta.
Mi historia personal te puede aclarar algo de lo que estoy hablando, ya que todo esto como he comentado es el resultado de mi propia experiencia y superación personal.
Me han preguntado el por qué y con qué sentido contar experiencias traumáticas de mi vida en este libro, contesté que creía que muchas personas se podrían reconocer en mis experiencias de vida y saber que si yo pude superarlas ellos también podrían lograrlo.
Te cuento que hoy en día mi nivel de vida es desde todos los puntos de vista de muy buena calidad, mi salud es satisfactoria, soy un hombre sano, me dedico a lo que amo ya que soy el autor y creador de lo que estoy haciendo, mis relaciones me aportan bienestar y felicidad.
Mi economía está ordenada ya que mi trabajo me aporta el dinero suficiente para vivir, aprendí a decir NO a lo quenome apetece y SÍ a aquello que trae bienestar y felicidad a mi vida, me siento realizado ya que me declaro el único responsable al 100% de mi vida y de las experiencias vividas en ella, comprendí que nadie puede cubrir mis expectativas y que yo tampoco puedo cumplir las de los demás.
Pero no siempre fue así
Nací el veintiséis de julio de mil novecientos sesenta y uno, en el seno de una familia numerosa y conflictiva, soy el noveno de once hermanos, siempre pensé que había pasado desapercibido entre tanta gente, soy de esa generación de niños trabajadores, comencé a ganarme el sustento desde los siete años, fui un chico introvertido, muy enojado con la vida, pensaba que la buena vida era solo para los otros y no para mí, de grande descubrí que esa era la prédica de padre, “o dios o el dinero”. También descubrí que, sin saberlo, por aquellos tiempos fui un niño disléxico e hiperactivo, en aquella época no se lo denominaba “síndrome” como lo llaman ahora, decían que era un “burro” y que tenía “hormigas” en el trasero.
No me gustaba ir al colegio y era casi imposible estarme quieto en un lugar, especialmente en la escuela, sin embargo y paradójicamente el trabajo manual me permitía mantenerme atento, centrado y poder expresar mis talentos. Pasados los diez años comencé a trabajar en el mundo de los anteojos, además de vender periódicos y trabajar en una gasolinera expendiendo combustible por la propina, también comencé como aprendiz en una fábrica de monturas y gafas de sol, donde iba y venía, ya que a veces me comportaba como lo que era, un niño, hacía algunas travesuras y me mandaban a casa, luego al poco tiempo volvía.
A los catorce después de oficiar como ayudante de pintor, de tapicero, de restaurador de muebles y otras hierbas, pasé al mundo de la óptica dedicándole toda mi vida hasta la creación de Reflexocoaching a los cuarenta y cinco años.
Comencé a tener problemas de salud desde muy pequeño, sufría migrañas terribles, con solo ocho o nueve años recuerdo a mi hermana mayor Vicky consolándome y poniéndome paños fríos en la frente para aliviar el dolor, tenía estreñimiento crónico y acidosis por reflujo que me hacían llorar de dolor, a los quince años tuve cólicos renales, a los veintiuno un accidente en el que en primera instancia me dieron por muerto, a los veintitrés un ataque, (Los médicos no supieron de qué) que casi me lleva a la muerte, a los veintisiete me diagnosticaron problemas graves de hígado, me daban no más de cinco años de vida.
Por aquellos tiempos en mi país de origen, la República Argentina, no se decía al paciente de forma clara que tenía cáncer, a los treinta y dos años me atacó una alergia desconocida que me obligó a depender de fármacos muy potentes durante muchos años, pero sin solución a la vista, he tomado pastillas y usado inhaladores bucales y nasales a diario durante un periodo demasiado largo, me había transformado en adicto a los fármacos, legales, pero adicto al fin.
Sin entrar en detalles por ahora sobre mis problemas emocionales, mi comportamiento era errático e iracundo, mi rabia e ira me hacían sentir culpabilidad por todo lo que hacía, mi autoestima estaba en lo más bajo de la escala. Todos estos problemas fueron responsables de mi fracaso matrimonial y de varios reveses como empresario en el mundo de la óptica, ya que cinco veces monté negocios fracasando una y otra vez sin llegar a la meta que me había propuesto, pero nunca me di por vencido.
No fue hasta que creé y puse en práctica el Reflexocoaching que comencé a mejorar de forma importante. En el año 2006 decidí darle un giro total a mi vida dedicándome de lleno y exclusivamente a transmitir esta disciplina revolucionaria que cambió mi vida por completo y para siempre.
Hoy la pongo en tus manos para que, si realmente estás dispuesto a coger las riendas de tu vida, puedas lograr ser feliz y tanto yo como mi equipo te ayudaremos a lograrlo, haremos REFLEXOCOACHING contigo. En esta práctica si sigues las pautas recomendadas el resultado es ineludible, el bienestar y la felicidad ocurren en ti, no existe otra posibilidad. Solo existen un par de requisitos, QUERER CAMBIAR Y PERSEVERAR EN LA PRÁCTICA.
En mi búsqueda de mejorar mi salud y mi vida, me di cuenta de que también me había hecho adicto a las terapias, buscaba “el maestro” que solucionara todos mis problemas, yo quería y tenía la necesidad de que alguien me ayudara, que me dijera de una vez por todas qué me sanaría. Esa conducta venía desde la prédica de mis padres, ¡pídele a dios que él te va a arreglar todos tus problemas!, yo nunca vi que ellos mismos a pesar de pedir y pedir pudieran hacerlo.
Salí de la religión familiar para incursionar en otras, budismo, taoísmo, Zen etc., contacté con “gurús” filósofos, terapeutas, psicólogos, regresiones, terapias holísticas, control mental y otras cosas solo para llegar a la conclusión de que no soy seguidor de nada ni de nadie, comprendí que todo lo que buscaba ya existía en mi interior. El Reflexocoaching me enseñó que solo yo puedo salvarme, curarme y sanarme de verdad de todas mis dolencias físicas, mentales y emocionales, ya que fui yo quien las había creado consciente o inconscientemente.
Solo yo podría cambiarlas, comprendí que “Dios” ya había puesto en mi interior todas las posibilidades, solo que las había puesto como semillas y que de mí dependía qué semillas plantar y que cualidades desarrollar; entonces dejé de pedir y puse manos a la obra, entendí también que toda causa creada tiene un efecto, deseado o no, y yo quería nuevos efectos en mi vida, por lo tanto, tenía que generar nuevas causas.
Ciertamente desde que creé esta disciplina de sanación ha evolucionado de formas que ni siquiera imaginaba y por supuesto para hacer honor a la verdad, no dudes que también he cometido muchos errores de juicio y en mis acciones.
Entiendo como lo debes entender tú, que eso es parte del juego de la vida y de aprender. Por supuesto, primero no hubo intención en ello y cuando lo creí necesario pedí perdón por si había ofendido o lastimado a alguien. Segundo, lo sabio es no volver a repetirlos, y esto solo puedes hacerlo después de crear consciencia del error y cada vez que consideré me había equivocado realicé las correcciones necesarias según mi reflexión y mi consciencia.
Lo verdaderamente importante es que hoy en día se ha transformado en la herramienta de cambio más poderosa que he conocido en mi vida, basta practicarla para comprobarlo, años de trabajo personal, miles de horas de estudio y más de veinticinco mil horas en el campo práctico con más de seis mil personas hasta este momento y unas dos mil horas formando a alumnas me otorgan la autoridad para asegurar que, si nos dejas ayudarte, tu vida cambiará totalmente y para siempre.
Como terapia alternativa y de superación personal es la posibilidad de generar un cambio permanente y extraordinario en quien esté dispuesto a seguir sus pautas. Es tan sencillo practicarla y sus resultados son tan abrumadores que a veces yo mismo no me doy cuenta de lo poderosa que ha resultado esta creación, pensar que hace nada, solo unos años atrás como ya te he contado, mi vida era un desastre, mi salud estuvo a punto de llevarme a la muerte, mis emociones controlaban y guiaban mi vida, y te aseguro que no lo hacían hacia el paraíso.
Mi mente era un torbellino de ideas y pensamientos desordenados que prometían llevarme a la locura de la cual estuve muy cerca. Hoy después de haber creado y practicado el Reflexocoaching mi salud física tiene un alto grado de satisfacción, mis emociones están a mi servicio, soy yo quien las controla, mi mente está ordenada y entrenada en el Conocimiento, el Entendimiento y el Amor, para el logro de paz, amor, armonía, abundancia y felicidad.
Tú también puedes lograrlo, ¿hasta cuándo vas a esperar?, el tiempo es tu más valioso tesoro, no lo desperdicies y comienza ahora mismo a cambiar.
Ahora haré un paréntesis en mi historia porque quiero contarte un poco más sobre los beneficios que puedes esperar aprendiendo y practicando Reflexocoaching.
En primer lugar te liberarás de todos tus dolores físicos, problemas relacionados a la columna vertebral y con las articulaciones, con los pulmones, con el sistema digestivo y excretor, con el sistema nervioso central y periférico, con el sistema linfático, con el sistema inmunológico, con el sistema endocrino, y cualquier otro problema de salud física, emocional y mental que estés padeciendo tanto sea muscular, óseo, de piel o problemas sexuales; no importa desde cuándo, si los padeces hace poco o ya te los diagnosticaron como crónicos.
Si te estás recuperando de una operación, algún accidente o de problemas que los médicos llaman enfermedades raras o genéticas y esos que no tienen aparente solución para la medicina tradicional, ¡también! La única diferencia para que ocurra la autosanación será el tiempo y tu dedicación. Algunos problemas irán remitiendo al poco de comenzar la práctica, otros te demandarán más atención y persistencia, pero el éxito está asegurado y garantizado si como decimos, sigues las pautas que a continuación te recomendamos y eres persistente en la acción.
En segundo lugar, podrás liberarte de tus temores y tus culpas, que en realidad son los verdaderos responsables, las raíces que junto a las emociones enfermas son las que no te permiten disfrutar de una vida plena y en armonía con tu entorno, no importa si es con tus relaciones personales, con la familia, con la pareja, en el trabajo, en la escuela o cualquier otro que sea que te esté haciendo sufrir en estos momentos: ansiedad, anorexia, obesidad, depresión, baja autoestima, vergüenza, impotencia ante la vida, impotencia sexual, frigidez, creer que ya no hay salida o cualquier otro problema que aquí no describamos.
Como colofón o broche de oro encontrarás los mecanismos mentales que ya están en ti que te permitirán Re-diseñar tu vida por completo y a tu antojo. Esto es muy importante ya que si no logras cambiar tus patrones de conducta o los juicios maestros que te legaron tus mayores, cualquier cambio será solo pasajero y en poco tiempo volverán a molestarte los mismos problemas que aparentemente tenías como resueltos.
Los patrones, como digo al principio, son aquellos valores que te inculcaron tus padres, tu entorno familiar y sobre todo la religión desde la niñez y que son los responsables de todas las experiencias “buenas y malas” que has vivido, las que estás viviendo ahora y las que vivirás en el futuro si no haces los ajustes necesarios, estos patrones también son las bases de eso que todos llamamos “mi forma de ser”, o sea, tu personalidad.
Sé que parece muy presuntuoso de mi parte aseverar esto, ya que quizás a muchas personas que lean esto, es probable que les dijeran que ya no habría solución. Mis experiencias personales como ya he contado y el haber superado problemas aparentemente irresolubles, las experiencias vividas como terapeuta con miles de personas, los resultados que han obtenido todas ellas y nuestras alumnas, con la práctica de estos principios, me permiten lanzarte este desafío:
¡Hazte cargo de tu propia salud!, ella, tu salud, ha estado siempre en ti, al igual que la enfermedad, y solo tú, nadie más que tú puedes sanarte, ¡la diferencia solo radica en dónde enfocas tu atención! Aquí pongo en tus manos las herramientas más sencillas que existen para lograrlo.
Y así, después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar…
Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas,
decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución, decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis, decidí ver cada noche como un misterio a resolver,
decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en estas, mis debilidades, está la única y mejor forma de superarme.
Aquel día dejé de temer a perder y empecé a pensar en que podía ganar.
Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui.
Me dejó de importar quién ganara o perdiera, ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino que el desafío es mantenerme allí.
Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien “Amigo”.
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento: “el amor es una filosofía de vida”.
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados
y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente.
Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas…
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar…
ahora simplemente duermo para soñar.
Walt Disney
Como he dicho nací en el seno de una familia numerosa, mis padres eran de origen chileno. En el caso de mi madre, mi bisabuelo tengo entendido que emigró de Italia y su padre nació en Argentina. De mi abuelo paterno poco se sabe, ya que mi padre nos negó totalmente la historia de su familia.
Por averiguaciones después de su muerte nos enteramos de que mi bisabuelo dejó la Alemania después de perder a toda su familia y ser perseguido, parece que por ser judío y pertenecer a la logia Masónica; no sabemos si por efecto de la primera guerra o bien por sus ideales sobre el judaísmo o la francmasonería emigró... aparentemente en principio a España adoptando el apellido Barrera por el cual hoy llevamos su estirpe y luego a Sudamérica, a Chile, donde nació mi abuelo.
Digo que no sabemos nada ya que mi padre jamás nombró a sus padres, ni nos dijo nada a mí o a mis hermanos y menos aún de sus abuelos, negándonos saber todo lo referente a nuestras raíces. Mi padre al parecer peleado con el suyo a quien odiaba por alguna razón que no ha llegado a nosotros y negado a la tradición familiar decidió después pertenecer, según me entere por mi madre, al Partido Comunista en Chile, dedicarse a la religión y hacerse predicador evangelista.
Según se, mi padre en su juventud había oficiado de profesor de matemáticas de la Universidad de Chile y mi madre había estudiado para secretaria, ya que cuando nací mi madre trabajaba de secretaria de un escribano; seguro que a estas alturas se preguntarán: ¿Cómo con esos antecedentes llegaron a vivir de la manera en que vivieron? Yo también me lo he preguntado sin encontrar respuesta alguna.
Sobre mis abuelas personalmente sé muy poca cosa, mi abuela paterna se llamaba Virginia porque mi hermana mayor lo lleva como segundo nombre. Murió al poco tiempo de que mis padres contrajeran matrimonio después de una larga enfermedad. Parte del odio de mi padre por el suyo al parecer venía porque mi abuelo ya tenía otra mujer mucho antes de que mi abuela falleciera.
Es probable que parte de sus resentimientos vinieran de allí, pero como sabemos en Reflexocoaching que todo proviene de la temprana niñez, si bien mi padre fue educado en los mejores colegios y con una vida económicamente buena, hoy entiendo que su vida de niño debió ser muy difícil y debe haber vivido experiencias sumamente traumáticas que lo llevaron a tal comportamiento.
De mi abuela materna sé también entre poco y nada, la conocí de muy pequeño, luego no tengo casi recuerdos de ella, aunque creo recordar vagamente que como a los ocho años la vi al igual que a mi abuelo que estaban no muy bien y al poco tiempo fallecieron.
Mi padre solo tuvo un hermano llamado Arnaldo, él murió muy joven y sin descendencia conocida. Por otro lado, mi madre tuvo una hermana mayor, hija solo de mi abuelo y cinco hermanos más pequeños que ella. Mi tía, su hermana mayor, creo que tuvo catorce hijos, aunque solo conocí a cuatro de ellos. A los otros primos hijos de mis otros tíos los conocí cerca de los veinte años exceptuando a tres de ellos, hijos del hermano menor de mi madre que conocí cerca de los siete.
El año en que nací, mis padres habían recorrido parte de la Argentina, unos diez años antes dejaron Chile donde contrajeron nupcias y tuvieron a mis hermanos mayores: Silvia Virginia y Sergio Vladimiro, se instalaron en la provincia de Mendoza, Argentina, donde nacieron otros cinco de mis hermanos, Patricio Hernán, Gladys Verónica, Noemí Ruth, David Oscar y Claudio Arnaldo; a posterior ya en la provincia de Córdoba nació Germán Daniel.
Al año siguiente nací yo, pero ya en la provincia de Chaco, donde también nació Ricardo Samuel, que falleció poco antes de cumplir el año, yo al poco tiempo cumpliría los tres. El fallecimiento de Ricardito fue uno de los episodios más fuertes de mi niñez. A raíz de esto, se originaron una serie de episodios que ahora considero responsables de muchos rencores y odios familiares.
Como dije, Ricardo, mi hermano menor cumpliría un año poco antes de morir. Su muerte sucedió un día donde los demás chicos jugábamos ceca de la vivienda. A Ricardo le encantaba el agua, según recuerdo, y además por lo que decían mis hermanos cuando lo ponían en el agua se reía a carcajadas.
Había llovido el día anterior formándose pequeños charcos y lagunitas cerca de casa, “en la provincia de Chaco las lluvias son bastante frecuentes”, no sé quién era la encargada de velar por nosotros y por él, la cuestión es que de repente mi madre pregunta dónde está el niño, que no estaba a la vista, lo buscan un largo rato y lo encuentran con la carita dentro de uno de los charcos, ahogado. Al parecer, gateó hasta el agua y no pudo salir. Para ese tiempo vivíamos en las afueras de una ciudad llamada Villa Ángela (la segunda ciudad de importancia de la provincia de Chaco), según las estadísticas de ese tiempo, la más pobre del país.
Nuestra casa fue una tapera, casa muy modesta, construida de barro y pajas, como puertas y ventanas unas bolsas de arpillera, allí, en un espacio de no más de cincuenta o sesenta metros cuadrados (según creo reconocer ahora), vivíamos doce personas. Nuestro jardín y patio de juego era el monte chaqueño donde cerca había un río, creo era el río Negro, donde solíamos jugar y bañarnos.
Recuerdo que cerca de mi “casa” realizaron obras para hacer una represa hídrica ya que llovía mucho y los ríos se desbordaban continuamente. En el año de mi nacimiento el agua se había llevado casi todo por delante. En el año 66 otra vez llovió demasiado, la represa no bastó y hubo una gran inundación que nos obligó a dejar la vivienda, o lo que quedaba de ella, no recuerdo si a consecuencia de eso mis padres decidieron emigrar nuevamente.
Aquella represa fue un lugar de juegos para los más chicos, pero también un lugar prohibido, mi padre no nos dejaba ir, aunque nosotros no hacíamos caso ya que como recuerdo recibimos varias palizas por desobedecer, el que más castigos recibía según puedo recordar era mi hermano David, ya que era el más grande de la banda, y tenía cerca de los nueve años, yo unos cuatro años menor, entre medio Claudio y Germán. Una de las más grandes palizas para todos fue en una oportunidad en que me tiré de cabeza al agua y me rompí la crisma con una piedra del fondo. Me sacaron medio ahogado... tenía unos cinco años. Después de eso nunca más nadé en un río.
Al contar yo con seis años nos marchamos a la ciudad de Rosario en la provincia de Santa Fe. No recuerdo el mes, solo que no pude comenzar la escuela cuando llegamos porque todavía no cumplía los siete y tuve que esperar un año más. Comenzaría primer grado con casi ocho años. Ese año que nos cambiamos nació el último de mis hermanos, Víctor Hugo. Para mí dejar mi lugar de nacimiento era solo una aventura, como no conocía otra cosa, siempre estaba con mi familia y si ellos estaban conmigo todo estaría bien.
Lo único que empañó esa aventura fue que desde que recordaba mis compañeros de juegos, aparte de mi hermano Germán, fueron dos perros, Toki y Bonzo. Especialmente el primero que consideraba mi perro, donde yo estaba, estaba él, el entorno de mi casa era monte, así que había muchos animales y serpientes y él era mi guardián personal. Me sentía muy seguro con Toki a mi lado, uno de mis recuerdos es verlo cogiendo una serpiente que estaba muy cerca mío y sacudirla hasta matarla.
Un tiempo antes de que viajáramos, mi madre me dijo que a Toki lo habían matado de un tiro, la verdad es que no recuerdo mi reacción, supongo que fue de gran tristeza como le hubiera sucedido a cualquier niño.
El asunto es que el día del viaje sentado en las faldas de mi madre mirando por la ventanilla del tren de repente veo a mi perro Toki... ¡Era inconfundible! Ya que era de raza Collie, cosa que me enteraría más tarde cuando apareció la serie de televisión Lassie, tenía un hermoso pelaje marrón y en el cuello una gran mancha muy blanca como si tuviera una bufanda.
Lo recuerdo mirándome fijamente a la cara y yo le decía a mi madre, mamá ese es Toki, y ella me decía que no, que debía ser un perro parecido, la cuestión fue que el tren comenzó a moverse y el perro corría al lado de nuestro vagón hasta que ya no pudo más, según parece me quedé con la versión de mi madre hasta muy grande, cerca de los cuarenta y cinco años, que hice una terapia de regresión y descubrí que me habían mentido, digo me “habían” porque recordé que mis hermanos mayores habían colaborado en la mentira.
Supongo que fue porque no podían llevar al perro en el viaje, la cuestión es que ese recuerdo, el del perro corriendo al lado del tren me quedó grabado para siempre y que al fin y al cabo lo de mi madre fue una mentira, piadosa como suelen decir, pero una mentira al fin. En esta ciudad de mucha más importancia, decían que era la segunda en el país, nuestra casa ya contaba con paredes de ladrillos, escuché que a ese barrio le llamaban “la villa”, para mí no significaba nada ese término hasta que conocí lo que era un barrio de verdad.
Pero seguíamos viviendo en un lugar muy reducido para tanta gente, entonces a mis hermanos Claudio y Germán los pusieron en una escuela hogar donde pasaban toda la semana y solo los veía el fin de semana, me había quedado solo sin mis compañeros habituales de juego, por supuesto había otros niños en el barrio, pero a mí no se me daba bien eso de comunicarme con la gente, era un niño muy introvertido.
Al tiempo de llegar a esta ciudad, recuerdo que a mis otros hermanos varones, David y Patricio, mi padre se los llevó a trabajar a Buenos Aires, creo que también Vicky fue con ellos, donde nos trasladaríamos más tarde, como al año o año y medio.
Al otro de mis hermanos varones, el mayor de los hombres, Sergio, mi padre le había prohibido venir a casa por sus constantes peleas con él, ya que Sergio, según mi padre, cuestionaba su autoridad. Para ese tiempo, él tendría alrededor de dieciocho años y por lo que a mí respecta, el recuerdo que llevo desde niño es ver a mi hermano y a mi padre peleándose hasta el punto de que Sergio una vez le tiraba piedras a mi padre lastimándolo y mi padre sangraba. Yo tendría no más de cuatro años.
Mis otras hermanas para ese tiempo adolescentes, sobre todo la más chica, habían comenzado a noviar y mi tarea cuando no trabajaba o iba a la escuela era acompañarlas tipo vigía, ya que si no salían conmigo no la dejaban salir, mi hermana Gladys, la del medio de las tres, era la más alegre de todas.
Por alguna razón, que no compartieron conmigo, había estado viviendo en Mendoza con una de las hermanas de mi madre al igual que Patricio y ya estaban de regreso. Ella, un poco mayor que Ruth, ya estaba de novia.
Mi hermana Vicky, como le decimos a la más grande, ya que se llama Silvia como mi madre, fue como una madre para mí, ella me atendía en todos los problemas, ya que nuestra madre ahora con mi hermano recién nacido le dedicaba todo su tiempo a él, antes se lo dedicaba a Ricardo, mi hermano fallecido, supongo que por el sufrimiento de la pérdida se refugiaba en su nuevo hijo; la cuestión fue que Vicky me llevaba a la escuela y se ocupaba de mí cuando me enfermaba o me lastimaba en mis juegos o bien me castigaba ante un mal comportamiento.
Aquí en esta ciudad, Rosario, fue que comencé a ganarme el sustento. Todavía no había cumplido siete años cuando nació mi hermano Víctor Hugo. Él nació en diciembre y yo los cumplía siete en julio, recuerdo que una vecina que criaba gallinas me pedía que le trajera hierbas del campo y por el trabajo me daba dos huevos, cosa que hacía cada día, los dos huevos que me daba constituían la dieta de mi hermanito que ya comenzaba a comer sólidos.
Al poco tiempo comencé a ayudar al verdulero del barrio a acomodar las frutas en los escaparates y al finalizar la tarea me daba cinco pesos, con los cuales mi madre me mandaba a la carnicería a comprar un filete de lomo de ternera que también constituía la dieta de Víctor Hugo y no la mía.
Hay un hecho en mi niñez que siempre recordaré con satisfacción y orgullo, resulta que el papá de uno de mis vecinos, compañero de juegos, era camionero y en esa ocasión traía un tráiler completo de cachos de bananas de Brasil, por alguna razón que no me enteré no las pudo vender en el mercado y debía venderlas de alguna manera ya que no durarían mucho tiempo antes de que maduren demasiado, la cuestión fue que le propuso a los niños del barrio vender bananas.
La mayoría eran más grande que yo, que ya tenía siete años y poco, por supuesto yo quería participar, me dijeron que no, yo era muy pequeño, insistí tanto que pedí al señor del camión que hablara con mi madre para dejarme ir con él, mi madre accedió, mi padre como era costumbre no estaba en casa así que no había que preguntarle. A la mañana siguiente muy temprano, todavía no amanecía, fui con ellos a la gran ciudad a vender bananas, esa fue la primera vez que estuve en una ciudad tan grande.
Todo era inmenso, el camión estaba estacionado cerca del Monumento a la Bandera, de más grande supe que ese lugar se llama San Lorenzo, donde transcurrió una importante lucha por la patria, la Batalla de San Lorenzo. Había muchísima gente por las calles y yo tenía un entusiasmo inmenso por todo lo nuevo que eso fue para mí. Desde el camión salían los cachos de banana los cuales cortábamos directamente para poner en bolsas y vender a los transeúntes.
De repente se hizo de noche, regresábamos de vuelta al barrio, no me había dado cuenta de la hora, tampoco me importaba, estaba viviendo mi gran aventura. Una vez en casa, mi madre estaba loca de preocupación, había mandado a mis hermanas a la policía porque ya era muy tarde, algo así como la una de la mañana del día siguiente y yo no había regresado. Habíamos salido como a las cinco o seis de la mañana anterior. La cuestión fue (y aquí viene lo más lindo de mi recuerdo) que el señor del camión nos juntó a todos, uno seis o siete chicos.
Era la hora del pago, uno por uno fuimos pasando y se nos fue pagando, creo que nos dio a todos por igual, una cantidad que para mí era como una fortuna, había billetes a montones, de cinco, de diez y creo que algunos de veinte (el verdulero me daba uno de cinco pesos por unas horas de ayuda).
Aquí había alrededor de cien pesos, era la mayor cantidad de dinero que tuve jamás en mis manos de niño, mientras iba contando mi pequeña fortuna el señor del camión me vuelve a llamar y me dice: Iván, ven, me llevó un poco aparte y me volvió a dar una cantidad similar a la anterior y me dijo: “toma, te lo has ganado”.
En esa ciudad vivimos casi dos años, poco tiempo pero de grandes experiencias para mí, en ese lugar como digo comencé a ganarme el sustento de cada día, además de lo de las gallinas y del verdulero, en la época en que los higos maduraban, los cosechábamos en una finca muy grande con casi trescientas plantas de higos, donde mi hermano David había llegado a un acuerdo con el dueño de que venderíamos el resultado de la cosecha y repartiríamos las ganancias, así que, cada día cogía dos canastos llenos de higos y salía a venderlos por el barrio haciendo varias reposiciones al día.
Para ese tiempo, año 1969, creo que ya iba a la escuela, fue cuando dije una de las mentiras más grandes que recuerdo, estábamos en los carnavales, los chicos nos lanzábamos agua con lo que encontrábamos, yo había cogido un tarro de leche vacío, ese era mi recipiente para tirar agua, de repente me resbalé y caí de boca sobre el tarro haciéndome un tremendo corte en el labio inferior, lo tenía cortado por la mitad, todo ensangrentado llego a mi casa, mi madre al verme, a la vez que decía, “por la sangre del señor” cayó redondita desmayada.
Cuando me preguntaron qué había pasado, no sé por qué, quizás inconscientemente les devolvía la gran mentira que ellos me dijeron con lo de mi perro, o quizás por temor a ser reprimido o no sé por qué, le eché la culpa a una niña que jugaba conmigo.
Por supuesto mi hermana fue la encargada de ocuparse de mí y de todo lo referido a mi curación, ella inmediatamente me llevó al hospital a que me cosieran la boca, nueve puntos en el labio, fue tan grande mi dolor y el miedo cuando me quisieron inyectar anestesia que no me quedé quieto ni un segundo, al final me cogieron de las manos y sujetaron mi cabeza y zas comenzaron con la costura sin anestesia; sentía pasar el hilo por el interior de mi labio inferior.
Así quedó el asunto, esa “chinita” como le decía mi madre (a la niña a la que culpé) me había lastimado. Hasta veintiún años después (yo tenía veintiocho años para ese entonces) había buscado ayuda psicológica por mis problemas y al no solucionar nada, comencé a hacer un curso de control mental. Como parte del programa se trataba el tema de la verdad y los beneficios que ella traía a la paz interior de quien la practicara.
Ese mismo día decidí comenzar a decir la verdad y lo primero que hice fue ir a ver a mi madre y decirle que le había mentido sobre que fue mi vecina quien me había lastimado, que en realidad fue que me resbalé y di con la boca en el tarro, mi madre me discutió por un buen rato que yo estaba equivocado, cómo iba a decir eso si ella estaba segura de que fue la chinita esa…
Como yo fui a hacer lo que me había propuesto (decir la verdad) no me importó mucho si lo aceptó o no. Me fui muy feliz por haber cumplido con mi cometido. Quedaba otra gran mentira que había que reparar, cuando trabajaba con mis hermanos en el kiosco de revistas, un día se me ocurrió sacar dinero de la caja, quería ir al cine o algo así, y no se me ocurrió otra cosa que robarlo, fue tan grande mi miedo que escondí el dinero en un lote baldío cerca del kiosco que después no supe donde lo había puesto.
Al otro día por supuesto el dueño se había dado cuenta, y como solo mis hermanos y yo lo atendíamos aparte de él, Miguel Ángel (como se llamaba el dueño, era muy amigo de mi hermana Vicky) a nosotros no nos dijo nada y se lo contó a ella, mi hermana nos reunió y nos preguntó sobre el dinero, yo había dicho, ¡yo no fui!
Tenía que reparar de alguna manera esa mentira, pero de Miguel Ángel, no tenía ni idea de dónde estaba y Vicky vivía en Europa. No sabía qué hacer. Un buen día busqué su teléfono y la llamé (en aquel tiempo no era fácil una llamada de ese tipo) y le conté sobre el tema, recuerdo que ella llorando me preguntó por qué lo hacía después de tantos años, yo le respondí que había prometido decir la verdad y que estaba cumpliendo mi promesa y esa era una de las mentiras más gordas que había dicho.
Ese mismo año descubrí inocentemente lo que más tarde sabría, a lo que se le decía tener sexo, ¡sí, sexo! con solo siete años, yo y mi compañera, una vecina de unos ocho años. Después fuimos compañeros de clase.
Nos escapábamos a la finca donde cosechábamos higos, en un rincón donde los chicos habíamos hecho una especie de casa de juegos, allí teníamos relaciones.
Siempre me he preguntado cómo fue que sucedió, hoy en día todavía no puedo responderme, no sé cómo comenzó todo, hoy sé por mis investigaciones y mi trabajo que uno o los dos tiene que haber visto cómo realizaban el acto sexual alguno de nuestros mayores.
Hoy por mis investigaciones sé también que es muy probable que en algún momento de nuestra niñez hubiéramos observado a nuestros padres en el acto sexual o bien como recuerdo inconsciente de cuando ellos tenían sexo y no tenían en cuenta que nosotros, los niños, estábamos allí, o bien recuerdos de vidas anteriores. También por mis investigaciones sé que es un tema para seguir trabajando
Un día la niña llegó a su casa y sangraba, tampoco recuerdo por qué, ya que lo habíamos hecho varias veces anteriormente y nunca pasó nada. Su hermanito menor que a veces nos seguía contó lo que hacíamos, su madre vino a mi casa como una furia y le dijo a mi madre lo que hacíamos, claro, yo no tuve la oportunidad de decir nada, no se me permitió hablar y mi madre decía que su hijo no podía hacer eso... la cosa aparentemente se quedó allí.
No se habló más del asunto. Yo tenía mucho miedo, sabía que su padre era policía y bebía mucho; siempre tenían peleas, gritos y golpes en su casa, tanto con su madre como con ella y su hermanito. Yo temía a ese hombre que siempre andaba en una gran moto con un carro adosado al cual le decían sidecar y armado con pistolas.
Lo pasé muy mal ese tiempo ya que mis amigos se enteraron y cada vez que me veían me recordaban el suceso, fue todo un trauma para mí. Me encerré en mí mismo, era un chico bastante inquieto, pero me costaba mucho compartir con mis amigos. Después de ese incidente se burlaban de mí, así que me refugié en los trabajos que hacía para mi vecina, el verdulero y la venta de higos.
Creo que de allí viene que siempre de niño me resultó mucho más fácil relacionarme con gente grande que con los de mi edad. Con el tiempo quise hablar con mi madre para decirle lo que de verdad había pasado, pero no me pareció necesario decirle la verdad sobre esto ya que no había aceptado nada sobre el corte del labio y mucho menos aceptaría esta nueva versión sobre este asunto, y por respeto a la niña tampoco dije nada.
Ya era una mujer cuando nos volvimos a encontrar y nada se dijo de ese tema, quizás ella lo había borrado de sus recuerdos y yo no era quien para recordárselo, me conformé con reconocerme a mí mismo las mentiras y hacer mi acto de perdón por ello.
Otra de las anécdotas muy importantes en esa época de mi vida fue que teníamos un tío al otro lado de la ciudad, todo un contraste de donde nosotros vivíamos, el hermano menor de mi madre vivía en un barrio de gente rica, la verdad no sabía si lo eran o no, a mí por la diferencia me lo parecía.
Tenían una camioneta, mis primos andaban en moto y en bicicletas, yo aprendí a subir en bici recién a los doce y en la de un compañero, además era el gerente de una fábrica de vidrio y vivían en un chalé muy bonito con jardín al frente y un gran terreno detrás donde criaban conejos de raza y perros dóberman.
En una oportunidad me invitaron a pasar unos días en su casa, allí descubrí lo que era un cepillo de dientes, cuando vi que mi primo se pasaba una cosa rara por los dientes y hacia espuma, recuerdo que le pregunté a mi tía Elsa, su madre, qué era lo que Willy hacía.
Ella con la delicadeza y cariño que la caracterizaba me explicó y por supuesto me compró un cepillo y me enseñó qué era, para qué servía y cómo hacerlo, yo tenía ocho años, ese mismo día vi por primera vez lo que era un baño de verdad y la utilidad de esas dos cosas como sillas sin respaldos y con agujeros, el bidé y el inodoro, tuve que preguntar qué era y para qué se usaba cada uno.
Era hermoso visitarlos, la pasaba tan bien que volver a casa se hacía difícil, teníamos que cruzar toda la ciudad para verlos, la hora y media o dos de ida se hacían largas por la ansiedad de llegar y las de vuelta todavía más por tener que volver.
En una de las visitas mi tío me invitó a ver la fábrica de vidrios donde él trabajaba como gerente encargado de la producción de los hornos, ¡qué pasada!, me mostró todo el proceso desde cómo se mezclan las distintas arenas para obtener color y calidad, hasta cómo se fundía el cristal dentro del horno, hacía un calor y un ruido infernal.
Ruidosas cintas rotativas llenas de botellas al rojo vivo, enormes ventiladores soplaban aire para hacer el lugar más soportable, debíamos ir con sordinas y gafas especiales, en este momento, viene a mi memoria ver a mi hermano Patricio que allí trabajaba, cómo hacía caer una gota de cristal blanco transparente en un trozo de amianto y echar unos trozos de cristal rojo que se abrieron como flores al derretirse al contacto con el calor. Cogió unas pinzas e hizo una tortuga de cristal en un santiamén, me quedé boquiabierto de lo rápido que lo hizo y lo bonita que quedó la figura.
El jardín de la casa de mis tíos era precioso, o a mí me lo parecía, ese día que llegué mi hermano Patricio, mi tío y mis primos estaban colocando césped en grandes trozos que venían enrollados como alfombras, de inmediato me uní a la tarea, trabajamos hasta entrada la noche, al otro día contemplé el trabajo hecho.